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    Aniversario de la muerte de Federico Engels, por Vladimir Ilich Lenin

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    Aniversario de la muerte de Federico Engels, por Vladimir Ilich Lenin Empty Aniversario de la muerte de Federico Engels, por Vladimir Ilich Lenin

    Mensaje por Granma Lun Ago 06, 2012 1:02 pm

    "Qué antorcha de la razón se ha apagado!
    Qué gran corazón ha dejado de latir!"

    VLADIMIR LENIN[1]


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    El 5 de agosto del nuevo calendario (24 de julio) de 1895 falleció en Londres
    Federico Engels. Después de su amigo Carlos Marx (fallecido en 1883), Engels fue
    el más notable científico y maestro del proletariado contemporáneo de todo el
    mundo civilizado. Desde que el destino relacionó a Carlos Marx con Federico
    Engels, la obra a la que ambos amigos consagraron su vida se convirtió en común.
    Por eso, para comprender lo que Engels ha hecho por el proletariado es necesario
    entender claramente la importancia de la doctrina y actividad de Marx para el
    desarrollo del movimiento obrero contemporáneo. Marx y Engels fueron los
    primeros en demostrar que la clase obrera, con sus reivindicaciones, es el
    resultado necesario del sistema económico actual que, con la burguesía, crea y
    organiza inevitablemente al proletariado. Demostraron que la humanidad se verá
    liberada de las calamidades que la azotan actualmente, no por los esfuerzos
    bienintencionados de algunas nobles personalidades, sino por la lucha de clase
    del proletariado organizado. Marx y Engels fueron los primeros en esclarecer en
    sus obras científicas que el socialismo no es una invención de soñadores, sino
    la meta final y el resultado inevitable del desarrollo de las fuerias
    productivas dentro de la sociedad contemporánea. Toda la historia escrita hasta
    ahora es la historia de la lucha de clases, del cambio sucesivo en el dominio y
    en la victoria de una clase social sobre otra. Y esto continuará hasta que
    desaparezcan las bases de la lucha de clases y del dominio de clase: la
    propiedad privada y la producción social caótica. Los intereses del proletariado
    exigen que dichas bascs sean destruidas, por lo que la lucha de clases
    consciente de los obreros organizados debe ser dirigida contra ellas. Y toda
    lucha de clases es una lucha política.

    En nuestros días todo el proletariado en lucha por su emancipación ha hecho
    suyos estos conceptos de Marx y de Engels. Pero cuando los dos amigos
    colaboraban en la década del 40, en las publicaciones socialistas, y
    participaban en los movimientos sociales de su tiempo, estos puntos de vista
    eran completamente nuevos. A la sazón había muchos hombres con talento y otros
    sin él, muchos honestos y otros deshonestos, que en el ardor de la lucha por la
    libertad política, en la lucha contra la autocracia de los zares, de la policía
    y del clero, no percibían el antagonismo existente entre los intereses de la
    burguesía y los del proletariado. Esos hombres no admitían siquiera la idea de
    que los obreros actuasen como una fuerza social independiente. Por otra parte,
    hubo muchos soñadores, algunas veces geniales, que creían que bastaba convencer
    a los gobernantes y a las clases dominantes de la injusticia del régimen social
    existente para que resultara fácil implantar en el mundo la paz y el bienestar
    general. Soñaban con un socialismo sin lucha. Finalmente, casi todos los
    socialistas de aquella época, y en general los amigos de la clase obrera, sólo
    veían en el proletariado una lacra y contemplaban con horror cómo, a la
    par que crecía la indus tria, crecía también esa lacra. Por eso todos ellos
    pensaban cómo detener el desarrollo de la industria y del proletariado, detener
    “la rueda de la historia”. Contrariamente al miedo general ante el desarrollo
    del proletariado, Marx y Engels cifraban todas sus esperanzas en su continuo
    crecimiento. Cuantos más proletarios haya, tanto mayor será su fuerza como clase
    revolucionaria, y tanto más próximo y posible ser á el socialismo. Podrían
    expresarse en pocas palabras los servicios prestados por Marx y Engels a la
    clase obrera diciendo que le enseñaron a conocerse y a tomar conciencia de sí
    misma, y sustituyeron las quimeras por la ciencia.

    He ahí por qué el nombre y la vida de Engels deben ser conocidos por todo
    obrero; tal es el motivo de que incluyamos en nuestra recopilación — que como
    todo lo que editamos tiene por objeto despertar la conciencia de clase de los
    obreros rusos — un esbozo sobre la vida y la actividad de Federico Engels, uno
    de los dos grandes maestros del proletariado contemporáneo.

    Engels nació en 1820, en la ciudad de Barmen, provincia renana del reino de
    Prusia. Su padre era fabricante. En 1838, se vio obligado por motivos
    farniliares, antes de terminar los estudios secundarios, a emplearse como
    dependiente en una casa de comercio de Bremen. Este trabajo no le impidió
    ocuparse de su capacitación científica y política. Cuando era todavía estudiante
    secundario, llegó a odiar la autocracia y la arbitrariedad de los funcionarios.
    El estudio de la filosofía lo llevó aún más lejos. En aquella época predominaba
    en la filosofía alemana la doctrina de Hegel, de la que Engels se hizo
    partidario. A pesar de que el propio Hegel era admirador del Estado absolutista
    prusiano, a cuyo servicio se hallaba como profesor de la Universidad de Berlín,
    su doctrina era revolucionaria. La fe de Hegel en la razón humana y en los
    derechos de ésta, y la tesis fundamental de la filosofía hegeliana, según la
    cual existe en el mundo un constante proceso de cambio y desarrollo, condujeron
    a los discípulos del filósofo berlinés que no querían aceptar la realidad, a la
    idea de que la lucha contra esa realidad, la lucha contra la injusticia
    existente y el mal reinante procede también de la ley universal del desarrollo
    perpetuo. Si todo se desarrolla, si ciertas instituciones son remplazadas por
    otras, ¿por qué, entonces, deben perdurar eternamente el absolutismo del rey
    prusiano o del zar ruso, el enriquecimiento de una ínfima minoría a expensas de
    la inmensa mayoría, el dominio de la burguesía sobre el pueblo? La filosofía de
    Hegel hablaba del desarrollo del espíritu y de las ideas: era idealista. Del
    desarrollo del espíritu deducía el de la naturaleza, el del hombre y el de las
    relaciones entre los hombres en la sociedad. Marx y Engels conservaron la idea
    de Hegel sobre el perpetuo proceso de desarrollo *, y
    rechazaron su preconcebida concepción idealista; el estudio de la vida real les
    mostró que el desarrollo del espíritu no explica el de la naturaleza, sino que
    por el contrario conviene explicar el espíritu a partir de la naturaleza, de la
    materia. . . Contrariamente a Hegel y otros hegelianos, Marx y Engels eran
    materialistas. Enfocaron el mundo y la humanidad desde el punto de vista
    materialista, y comprobaron que, así como todos los fenómenos de la naturaleza
    tienen causas materiales, así también el desarrollo de la sociedad humana está
    condicionado por el de fuerzas materiales, las fuerzas productivas. Del
    desarrollo de estas últimas dependen las relaciones que se establecen entre los
    hombres en el proceso de producción de los objetos necesarios para satisfacer
    sus necesidades. Y son dichas relaciones las que explican todos los fenómenos de
    la vida social, las aspiraciones del hombre, sus ideas y sus leyes. El
    desarrollo de las fuerzas productivas crea las relaciones sociales, que se basan
    en la propiedad privada; pero hoy vemos también cómo ese mismo desarrollo de las
    fuerzas productivas priva a la mayoría de toda propiedad para concentrarla en
    manos de una ínfima minoría. Destruye la propiedad, base del régimen social
    contemporáneo, y tiende por sí mismo al mismo fin que se han planteado los
    socialistas. Estos sólo deben comprender cuál es la fuerza social que por su
    situación en la sociedad contemporánea está interesada en la realización del
    socialismo, e inculcar a esa fuerza la conciencia de sus intereses y de su
    misión histórica. Esta fuerza es el proletariado. Engels lo conoció en
    Inglaterra, en Manchester, centro de la industria inglesa, adonde se trasladó en
    1842 para trabajar en una firma comercial de la que su padre era accionista.
    Engels no se limitó a permanecer en la oficina de la fábrica, sino que recorrió
    los sórdidos barrios en los que se albergaban los obreros y vio con sus propios
    ojos su miseria y sufrimientos. No se limitó a observar personalmente; leyó todo
    lo que se había escrito hasta entonces sobre la situación de la clase obrera
    inglesa y estudió minuciosamente todos los documentos oficiales que estaban a su
    alcance. Como fruto de sus observaciones y estudios apareció en 1845 su libro
    La situación de la clase obrera en Inglaterra. Ya hemos señalado más
    arriba cuál fue el mérito principal de Engels como autor de dicho libro. Es
    cierto que antes que él muchos otros describieron los padecimientos del
    proletariado y señalaron la necesidad de ayudarlo. Pero Engels fue el
    primero en afirmar que el proletariado no es sólo una clase
    que sufre, sino que la vergonzosa situación económica en que se encuentra lo
    impulsa inconteniblemente hacia adelante y lo obliga a luchar por su
    emancipación definitiva. Y el proletariado en lucha se ayudará a sí
    mismo. El movimiento político de la clase obrera llevará ineludiblemente a
    los trabajadores a darse cuenta de que no les queda otra salida que el
    socialismo. A su vez, éste sólo será una fuerza cuando se convierta en el
    objetivo de la lucha política de la clase obrera. Estas son
    las ideas fundamentales del libro de Engels sobre la situación de la clase
    obrera en Inglaterra, ideas que todo el proletariado que piensa y lucha ha hecho
    suyas, pero que entonces eran completamente nuevas. Fueron expuestas en un libro
    cautivante en el que se describe del modo más fidedigno y patético las penurias
    que sufría el proletariado inglés. La obra constituía una terrible acusación
    contra el capitalismo y la burguesía. La impresión que produjo fue muy grande.
    En todas partes comenzaron a citar la obra como el cuadro que mejor representaba
    la situación del proletariado contemporáneo. Y en efecto, ni antes de 1845, ni
    después, ha aparecido una descripción tan brillante y veraz de los padecimientos
    de la clase obrera.

    Engels se hizo socialista sólo en Inglaterra. En Manchester se puso en
    contacto con militantes del movimiento obrero inglés y empezó a colaborar en las
    publicaciones socialistas inglesas. En 1844, al pasar por París de regreso a
    Alemania, conoció a Marx, con quien ya mantenía correspondencia. En París, bajo
    la influencia de los socialistas franceses y de la vida en Francia, Marx también
    se hizo socialista. Allí fue donde los dos amigos escribieron La sagrada
    familia, o crítica de la crítica crítica. Esta obra, escrita en su
    mayor parte por Marx, y que fue publicada un año antes de aparecer La
    situación de la clase obrera en Inglaterra, sienta las bases del socialismo
    materialista revolucionario, cuyas ideas principales hemos expuesto más arriba.
    La sagrada familia es un apodo irónico dado a dos filósofos, los
    hermanos Bauer, y a sus discípulos. Estos señores practicaban una crítica fuera
    de toda realidad, por encima de los partidos y de la política, que negaba toda
    actividad práctica y sólo contemplaba “críticamente” el mundo circundante y los
    sucesos que ocurrían en él. Los señores Bauer calificaban desdeñosamente al
    proletariado como una masa sin espíritu crítico. Marx y Engels protestaron
    enérgicamente contra esa tendencia absurda y nociva. En nombre de la verdadera
    personalidad humana, la del obrero pisoteado por las clases dominantes y por el
    Estado, exigieron, no una actitud contemplativa, sino la lucha por una mejor
    organización de la sociedad. Y, naturalmente, vieron en el proletariado la
    fuerza capaz de desarrollar esa lucha en la que está interesado. Antes de la
    aparición de La sagrada familia, Engels había publicado ya en la
    revista Anales franco-alemanes, editada por Marx y Ruge, su Estudio
    crítico sobre la economía politica, en el que analizaba, desde el punto de
    vista socialista, los fenómenos básicos del régimen económico contemporáneo,
    como consecuencia inevitable de la dominación de la propiedad privada. Sin duda,
    su vinculación con Engels contribuyó a que Marx decidiera ocuparse de la
    economía política, ciencia en la que sus obras produjeron toda una revolución.

    De 1845 a 1847 Engels vivió en Bruselas y en París, alternando los estudios
    científicos con las actividades prácticas entre los obreros alemanes residentes
    en dichas ciudades.

    Allí Engels y Marx se relacionaron con una asociación clandestina alemana, la
    “Liga de los Comunistas” que les encargó expusieran los principios fundamentales
    del socialismo elaborado por ellos. Así surgió el famoso Manifiesto del
    Partido Comunista de Marx y Engels, que apareció en 1848. Este librito vale
    por tomos enteros: inspira y anima, aún hoy, a todo el proletariado organizado y
    combatiente del mundo civilizado.

    La revolución de 1848, que estalló primero en Francia y se extendió después a
    otros países de Europa occidental determinó que Marx y Engels regresaran a su
    patria. Allí en la Prusia renana, asumieron la dirección de la Nueva Gaceta
    Renana, periódico democrático que aparecía en la ciudad de Colonia. Los dos
    amigos eran el alma de todas las aspiraciones democráticas revolucionarias de la
    Prusia renana. Ambos defendieron hasta sus últimas consecuencias los intereses
    del pueblo y de la libertad, contra las fuerzas de la reacción. Como se sabe,
    éstas triunfaron, Nueva Gaceta Renana fue prohibida, y Marx, que
    durante su emigración había perdido los derechos de súbdito prusiano, fue expul
    sado del país; en cuanto a Engels, participó en la insurrección armada del
    pueblo, combatió en tres batallas por la libertad, y una vez derrotados los
    insurgentes se refugió en Suiza, desde donde llegó a Londres.

    También Marx fue a vivir a Londres; Engels no tardó en emplearse de nuevo, y
    después se convirtió en socio de la misma casa de comercio de Manchester en la
    que había trabajado en la década del 40. Hasta 1870 vivió en Manchester, y Marx
    en Londres, lo cual no les impidió estar en estrecho contacto espiritual: se
    escribían casi a diario. En esta correspondencia los amigos intercambiaban sus
    opiniones y conocimientos, y continuaban elaborando en común el socialismo
    científico. En 1870, Engels se trasladó a Londres, y hasta 1883, año en que
    murió Marx, continuaron esa vida intelectual compartida, plena de intenso
    trabajo. Como fruto de la misma surgió, por parte de Marx, El Capital,
    la obra más grandiosa de nuestro siglo sobre economía política, y por parte de
    Engels, toda una serie de obras más o menos extensas. Marx trabajó en el
    análisis de los complejos fenómenos de la economía capitalista. Engels
    esclarecía en sus obras, escritas en un lenguaje muy ameno, polémico muchas
    veces, los problemas científicos más generales y los diversos fenómenos del
    pasado y el presente, inspirándose en la concepción materialista de la historia
    y en la doctrina económica de Marx. De estos trabajos de Engels citaremos la
    obra polémica contra Dühring (en ella el autor analiza los problemas más
    importantes de la filosofía, las ciencias naturales y la sociología)**, El origen de la familia, la propiedad
    privada y el Estado (traducida al ruso y editada en San Petersburgo, 3a ed.
    de 1895), Ludwig Feuerbach (traducción al ruso y notas de J. Plejánov,
    Ginebra, 1892)[2], un artículo sobre la política
    exterior del gobierno ruso (traducido al ruso y publicado en
    Sotsial-Demokrat, núms. 1 y 2, en Ginebra)[3],
    sus magníficos artículos sobre el problema de la vivienda[4], y finalmente, dos artículos, cortos pero muy valiosos, sobre el
    desarrollo económico de Rusia (Federico Engels sobre
    Rusia, traducción rusa de V. Zasúlich, Ginebra 1894)[5]. Marx murió sin haber podido terminar en forma definitiva su
    grandiosa obra sobre el capital. Sin embargo, estaba concluida en borrador, y
    después de la muerte de su amigo, Engels emprendió la ardua tarea de redactar y
    publicar los tomos II y III. En 1885 editó el II y en 1894 el III (no tuvo
    tiempo de redactar el IV[6]). Estos dos tomos le
    exigieron muchísimo trabajo. El socialdemócrata austríaco Adler observó conrazón
    que, con la edición de los tomos II y III de El Capital, Engels erigió
    a su genial amigo un monumento majestuoso en el cual, involuntariamente, grabó
    también con trazos indelebles su propio nombre. En efecto, esos dos tomos de
    El Capital son la obra de los dos, Marx y Engels. Las leyendas de la
    antiguedad relatan diversos ejemplos de emocionante amistad. El proletariado
    europeo puede decir que su ciencia fue creada por dos sabios y luchadores cuyas
    relaciones superan a todas las conmovedoras leyendas antiguas sobre la amistad
    entre los hombres. Siempre, y por supuesto, con toda justicia, Engels se
    posponía a Marx. “Al lado de Marx — escribió a un viejo amigo suyo — siempre
    toqué el segundo violín.”[7] Su afecto por Marx
    mientras vivió, y su veneración a la memoria del amigo desaparecido fueron
    infinitos. Este luchador austero y pensador profundo, tenía una gran
    sensibilidad.

    Durante su exilio, después del movimiento de 1848-1849, Marx y Engels se
    dedicaron no sólo a la labor científica. Marx fundó en 1864 la “Asociación
    Internacional de los obreros”[8] que dirigió durante un
    decenio. También Engels participó activamente en sus tareas. La actividad de la
    “Asociación Internacional” que, de acuerdo con las ideas de Marx, unía a los
    proletarios de todos los países, tuvo una enorme importancia para el desarrollo
    del movimiento obrero. Pero inclusive después de haber sido disuelta dicha
    asociación en la década del 70, el papel de Marx y Engels como unificadores de
    la clase obrera no cesó. Por el contrario, puede afirmarse que su importancia
    como dirigentes espirituales del movimiento obrero seguía creciendo
    constantemente, porque propio movimiento continuaba desarrollándose sin cesar.
    Después de la muerte de Marx, Engels siguió siendo el consejero y dirigente de
    los socialistas europeos. A él acudían en busca de consejos y directivas tanto
    los socialistas alemanes, cuyas fuerzas iban en constante y rápido aumento, a
    pesar de las persecuciones gubernamentales, como los representantes de países
    atrasados, por ejemplo españoles, rumanos, rusos, que se veían obligados a
    estudiar minuciosamente y medir con toda cautela sus primeros pasos. Todos ellos
    aprovechaban el riquísimo tesoro de conocimientos y experiencias del viejo
    Engels.

    Marx y Engels, que conocían el ruso y leían las obras aparecidas en ese
    idioma, se interesaban vivamente por Rusia, seguían con simpatía el movimiento
    revolucionario y mantenían relaciones con revolucionarios rusos. Antes de ser
    socialistas, los dos habían sido demócratas y el sentimiento
    democrático de odio a la arbitrariedad política estaba profundamente
    arraigado en ellos. Este sentido político innato, agregado a una profunda
    comprensión teórica del nexo existente entre la arbitrariedad política y la
    opresión económica, así como su riquísima experiencia de la vida, hicieron que
    Marx y Engels fueran extraordinariamente sensibles en el aspecto
    político. Por lo mismo, la heroica lucha sostenida por un puñado de
    revolucionarios rusos contra el poderoso gobierno zarista halló en el corazón de
    estos dos revolucionarios probados la más viva simpatía. Y por el contrario, era
    natural que la intención de volver la espalda a la tarea inmediata y más
    importante de los socialistas rusos — la conquista de la libertad política –,
    en aras de supuestas ventajas económicas, les pareciese sospechosa e incluso
    fuese considerada por ellos como una traición a la gran causa de la revolución
    social. “La emancipación del proletariado debe ser obra del proletariado mismo”,
    enseñaron siempre Marx y Engels. Y para luchar por su emancipación económica, el
    proletariado debe conquistar determinados derechos políticos. Además,
    Marx y Engels veían con toda claridad que una revolución política en Rusia
    tendría también una enorme importancia para el movimiento obrero de Europa
    occidental. La Rusia autocrática ha sido siempre el baluarte de toda la reacción
    europea. La situación internacional extraordinariamente ventajosa en que colocó
    a Rusia la guerra de 1870, que sembró por largo tiempo la discordia entre
    Alemania y Francia, no hizo, por supuesto, más que aumentar la importancia de la
    Rusia autocrática como fuerza reaccionaria. Sólo una Rusia libre, que no tuviese
    necesidad de oprimir a los polacos, finlandeses, alemanes, armenios y otros
    pueblos pequeños, ni de azuzar continuamente una contra otra a Francia y
    Alemania, daría a la Europa contemporánea la posibilidad de respirar aliviada
    del peso de las guerras, debilitaría a todos los reaccionarios de Europa y
    aumentaría las fuerzas de la clase obrera europea. Por lo mismo, Engels, deseó
    fervientemente la instauración de la libertad política en Rusia, pues también
    contribuiría al éxito del movimiento obrero en Occidente. Con su muerte los
    revolucionarios rusos han perdido al mejor de sus amigos.

    ¡Memoria eterna a Federico Engels, gran luchador y maestro del proletariado!


    * Señalaron más de una vez que, en gran parte,

    debían su desarrolío intelectual a los grandes Lilósofos alemanes, y en

    particular a Hegel. “Sin la filosofía alemana — dijo Engels — no existiría

    tampoco el socialismo cientifico.”[9]

    ** Es un libro admirablemente instructivo y de rico contenido[10]. Por desgracia sólo se ha traducido al ruso una

    pequeña parte de esta obra, que contiene un esbozo histórico del desarrollo del

    socialismo (Desarrollo del socialismo cientifico[11], 2a ed., de Ginebra, 1892).

    --------------------------------------------------------------------------------

    NOTAS

    1. Las palabras citadas en el epígrafe al
    artículo Federico Engels las tomó V. I. Lenin de la poesía del poeta ruso
    Nikolái Alexéievich Nekrásov En memoria de Dobroliúbov.
    2. Se refiere a la obra de F. Engels Ludwig Feuerbach y el fin
    de la filosofía clásica alemana.
    3. Se alude
    al artículo de F. Engels “La política exterior del zarismo ruso” (C. Marx y F.
    Engels, Obras Completas, t. XXlI), imprimido en los dos primeros
    números de la revista Sotsial-Demokrat de 1890 bajo el título “La
    politica exterior del Imperio Ruso”.
    Sotsial-Demokrat: revista
    literaria y politica editada por el grupo “Emancipación del Trabajo” en 1890 en
    Londres y en 1892 en Ginebra; en total se publicaron cuatro números.
    4. Lenin alude al artículo de F. Engels “Contribución al
    problema de la vivienda”. (C. Marx y F. Engels, Obras Completas, t.
    XXI.)
    5. Se alude al artículo de F. Engels, “Acerca
    de las cuestiones sociales en Rusia” y el epílogo a dicho artículo. (C. Marx y
    F. Engels, Obras Completas, t. XVIII y XXII.)
    6. En consonancia con una indicación de F. Engels, V. I. Lenin llama
    cuarto tomo de El Capital a la obra de C. Marx Teorías de la
    plusvalía. En el prefacio al segundo tomo de El Capital, Engels
    escribió: “Me reservo el derecho de publicar la parte crítica de este manuscrito
    en concepto de IV volumen de El Capital, con la particularidad de que
    se suprimirán de él numerosos pasajes, agotados en los tomos II y III”. Sin
    embargo, Engels no tuvo tiempo de preparar para la prensa el IV tomo de El
    Capital. Teorías de la plusvalía se publicaron por vez primera en
    alemán redactadas por K. Kautsky en 1905-1910.
    7.
    Se alude a la carta de F. Engels a I. Ph. Becker del 15 de octubre de 1884.

    8. Asociación Internacional de los Obreros (I
    Internacional): se trata de la primera organizacion internacional del
    proletariado fundada en Londres por Marx en otoño de 1864. La I Internacional
    encabezada por Marx y Engels dirigia la lucha económica y politica de los
    obreros de los diferentes paises, realizaba la lucha enconada contra la
    corriente antimarxista del proudhonismo, bakuninismo, tradeunionismo y
    lassalleanismo, fortaleciendo la solidaridad obrera internacional. La I
    Internacional dejó de existir en realidad en 1872 despues de la Conferencia de
    la Haya y fue disuelta oficialmente en 1876. Como lo señalaba Lenin, la I
    Internacional “sentó los fundamentos de la organización internacional de los
    trabajadores para preparar su ofensiva revolucionaria contra el capital”. (V. I.
    Lenin, Obras Completas, t. XXIX.)
    9. Véase
    F. Engels, “Prefacio a La guerra campesina en Alemania. (C. Marx y F.
    Engels, Obras Completas, t. XVIII.)
    10.
    Se alude a la obra de F. Engels Anti-Dühring.
    11. Con este título se publicó en la edición rusa de 1892 la obra
    de F. Engels Del socialismo utópico al socialismo científico, basada en
    tres capítulos del libro de F. Engels Anti-Dühring.
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    Aniversario de la muerte de Federico Engels, por Vladimir Ilich Lenin Empty Re: Aniversario de la muerte de Federico Engels, por Vladimir Ilich Lenin

    Mensaje por RioLena Vie Mayo 22, 2020 10:23 am

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