Sobre el papel del aliado en la lucha feminista
A día de hoy, uno de los grandes temas de conflicto en el movimiento feminista internacional el papel de aliado feminista (un hombre que por los motivos que sean está de acuerdo con la ideología feminista y desea aportar todo lo que pueda a la lucha). Es aceptado generalmente que el papel de los aliados debe ser pasivo con respecto al de la mujer. Su rol es el de un militante, y nunca un dirigente; debe escuchar, y dejar hablar. Esto se apoya con argumentos que llevan mucha certeza, pero no justifican este tipo de comportamiento asignado.
Se habla de que el hombre invisibiliza a la mujer en la sociedad, y que eso se debe evitar en el movimiento femimista; la primera parte es completamente cierta, pero, sin embargo, si alguien participa en un movimiento, lo lógico es que su opinión sea escuchada.
Se habla de que los hombres no sufren la explotación del patriarcado (falso, pues los roles de género afectan y dañan a toda la sociedad, y además cualquier proletarie sufre la explotación capitalista, que está alimentada por la opresión patriarcal) o que no la sufren con la misma intensidad y dureza que las mujeres (completamente cierto). Por esta razón, se dice, un hombre no debería poder liderar el movimiento: porque no sabe como se siente, y nunca llegará a sentirlo. Volveremos a este importantísimo punto más adelante.
El anterior argumento puede llevar a otra afirmación usada para oponerse al liderazgo masculino: un hombre, por muy feminista que sea, como es hombre, seguirá teniendo privilegios involuntarios e inevitables, y seguirá teniéndolos hasta que el patriarcado sea eliminado. Esta es otra afirmación acertada que se debe tener en cuenta, pero, al mismo tiempo, que se debe atacar? A la persona o al argumento? La respuesta es a los dos elementos, pero por separado. Es completamente legítimo criticar a una persona por, por ejemplo, formular una idea o argumento y luego actuar de forma completamente contraria. Pero por el otro lado, da igual quien sea la persona, no todo lo que dice es necesariamente malo; se debe analizar su argumento y, si es necesario, desmontarlo de una forma lógica. Por lo tanto, por muy opresor que alguien sea, sigue podiendo tener razón.
Como se menciona anteriormente, uno de los argumentos clave es que un hombre nunca sabrá como se siente una mujer, ya que nunca sufrirá la opresión de la misma forma que ella. Analicemos esta afirmación. No saber lo que siente una mujer priva de la experiencia subjetiva que ella posee. Lo más probable es que un hombre nunca sepa lo que es cobrar un 20% menos simplemente por lo que es, y seguramente nunca sentirá miedo de ser violado cuando oiga a una mujer caminar por detrás suya en una calle oscura a altas horas de la mañana. Esto es la experiencia subjetiva que las mujeres tienen. Pero, acaso todas las mujeres tienen esta experiencia subjetiva? Absolutamente todas y cada una de las mujeres cobran menos que sus compañeros por el mismo trabajo? Incluidas las feministas adolescentes que nunca han cobrado un salario? Todas las mujeres han sido maltratadas? No. No todas. Quiere esto decir que una mujer que no ha sufrido la opresión patriarcal en todas y cada una de sus formas no puede ser líder del movimiento feminista? Pues obviamente que no, porque el feminismo no va sobre Matilde Teresa de Castro Hernández, primera víctima de feminicidio en España en 2017. No va sobre Irma Ferreyra da Rocha, argentina violada, empalada y asesinada. Tampoco va sobre Rosalin Franklin, investigadora clave en el descubrimiento del ADN, siempre ignorada en los libros de historia y biología. El feminismo va sobre todo el colectivo que sufre la opresión patriarcal, y especialmente sobre las mujeres, quienes con mucha claridad se llevan la peor parte.
Una vez aclarado que el feminismo no va sobre individues, si no sobre colectivos, que significa esto de cara al problema a tratar (el papel del aliado feminista en la lucha)? Para empezar, hay que definir que es el liderazgo. Que debe hacer une líder? Fácil. Liderar. O lo que es lo mismo, marcar el camino (las políticas, acciones, y líneas ideológicas) a seguir. Esto, obviamente, no debe hacerse a ojo de buen cubero: debe estar basado en un análisis. Y un análisis no objetivo, si no subjetivo, influenciado por las experiencias personales, no se puede aplicar nunca a un colectivo. El análisis debe ser objetivo y científico, y esto es algo que puede hacer tanto una mujer, como un hombre, como cualquier persona con el acceso a los datos necesarios y un conocimiento al menos aceptable de la teoría feminista. Que datos son estos? Datos objetivos, estadísticos. Está muy bien escuchar la experiencia personal de una mujer violada, maltratada, o de cualquier mujer, pues todas son oprimidas y afectadas por el machismo en algún punto de su vida, pero al ser relatos subjetivos no sirven para nada a la hora de elaborar un análisis objetivo. Por poner un ejemplo, estudiemos el argumento antifeminista de que la brecha salarial no existe: si las mujeres trabajasen lo mismo que los hombres, ganarían lo mismo. Si se intenta debatir este punto con datos subjetivos, se encontrarán casos de mujeres que en efecto trabajan menos que sus compañeros, y serán usados como instrumento contra las necesarias políticas diseñadas para reducir la desigualdad. Sin embargo, usando datos estadísticos (objetivos), se observa que el colectivo de las mujeres, en general, cobra un 20% menos que el colectivo de los hombres. Esto elimina factores individuales y nos deja en que esta brecha está causada por un motivo social o biológico (después de un muy breve estudio de la situación, resulta claro que la causa es social: el machismo). Estos datos objetivos se elaboran a partir de las experiencias y declaraciones personales de muchas mujeres, que, al alcanzar un número lo suficientemente grande, ven sus factores individuales eliminados, y se convierten en datos estadísticos (científicos). Estos datos pueden ser accedidos y usados tanto por hombres alienados, como por hombres deconstruídos, como por mujeres alienadas, como por mujeres deconstruídas. El sexo y la situación social no importan, pues se trabaja con datos científicos, objetivos, y lógicos.
Si para comprender el comportamiento de un grupo hay que pertenecer a el, sería imposible estudiar por que se produjo un acontecimiento histórico en concreto (ya no queda nadie vivo de la época romana, pero usando datos y argumentos lógicos se puede descubrir el motivo de guerras, rebueltas, migraciones y diversos movimientos sociales). Si esto no fuese así, la sociología, la historia o la antropología, por ejemplo, o no existirían, o verían sus contenidos severamente reducidos.
Queda claro después de esta argumentación que para hacer el análisis, la parte más importante del liderazgo, se deben usar datos objetivos y argumentos lógicos, y que estos no entienden de sexo, raza, clase o orientación sexual, por lo que tanto mujeres como hombres pueden ser capaces de liderar el movimiento feminista.
Por último, es necesario releer la última parte del anterior párrafo: tanto mujeres como hombres pueden ser capaces de liderar el movimiento feminista. En ningún momento del artículo se dice que los hombres tengan que liderar nada. De hecho, los hombres tienen más difícil adherirse a la lucha, deconstruírse y ser capaces de liderar, pero esto no quiere decir que no sean capaces de hacerlo. En que se traduce todo esto? Muy fácil: en que cuando se esté analizando un suceso, o proponiendo medidas o líneas ideológicas, si un hombre quiere aportar una idea, escucharlo como si fuese una compañera: ni mejor trato, ni peor. Y si eso suena razonable, también debería hacerlo la posibilidad de un líder masculino; el liderazgo (el análisis y las propuestas en base al análisis) se reduce, en su forma más simple, a proponer ideas.
En todo este artículo no se ha mencionado el sexo de le autore: quien lo lea no sabrá si lo escribió un hombre o una mujer, y tendrá que juzgar exclusivamente por el contenido del texto, y no por criterios subjetivos.
A día de hoy, uno de los grandes temas de conflicto en el movimiento feminista internacional el papel de aliado feminista (un hombre que por los motivos que sean está de acuerdo con la ideología feminista y desea aportar todo lo que pueda a la lucha). Es aceptado generalmente que el papel de los aliados debe ser pasivo con respecto al de la mujer. Su rol es el de un militante, y nunca un dirigente; debe escuchar, y dejar hablar. Esto se apoya con argumentos que llevan mucha certeza, pero no justifican este tipo de comportamiento asignado.
Se habla de que el hombre invisibiliza a la mujer en la sociedad, y que eso se debe evitar en el movimiento femimista; la primera parte es completamente cierta, pero, sin embargo, si alguien participa en un movimiento, lo lógico es que su opinión sea escuchada.
Se habla de que los hombres no sufren la explotación del patriarcado (falso, pues los roles de género afectan y dañan a toda la sociedad, y además cualquier proletarie sufre la explotación capitalista, que está alimentada por la opresión patriarcal) o que no la sufren con la misma intensidad y dureza que las mujeres (completamente cierto). Por esta razón, se dice, un hombre no debería poder liderar el movimiento: porque no sabe como se siente, y nunca llegará a sentirlo. Volveremos a este importantísimo punto más adelante.
El anterior argumento puede llevar a otra afirmación usada para oponerse al liderazgo masculino: un hombre, por muy feminista que sea, como es hombre, seguirá teniendo privilegios involuntarios e inevitables, y seguirá teniéndolos hasta que el patriarcado sea eliminado. Esta es otra afirmación acertada que se debe tener en cuenta, pero, al mismo tiempo, que se debe atacar? A la persona o al argumento? La respuesta es a los dos elementos, pero por separado. Es completamente legítimo criticar a una persona por, por ejemplo, formular una idea o argumento y luego actuar de forma completamente contraria. Pero por el otro lado, da igual quien sea la persona, no todo lo que dice es necesariamente malo; se debe analizar su argumento y, si es necesario, desmontarlo de una forma lógica. Por lo tanto, por muy opresor que alguien sea, sigue podiendo tener razón.
Como se menciona anteriormente, uno de los argumentos clave es que un hombre nunca sabrá como se siente una mujer, ya que nunca sufrirá la opresión de la misma forma que ella. Analicemos esta afirmación. No saber lo que siente una mujer priva de la experiencia subjetiva que ella posee. Lo más probable es que un hombre nunca sepa lo que es cobrar un 20% menos simplemente por lo que es, y seguramente nunca sentirá miedo de ser violado cuando oiga a una mujer caminar por detrás suya en una calle oscura a altas horas de la mañana. Esto es la experiencia subjetiva que las mujeres tienen. Pero, acaso todas las mujeres tienen esta experiencia subjetiva? Absolutamente todas y cada una de las mujeres cobran menos que sus compañeros por el mismo trabajo? Incluidas las feministas adolescentes que nunca han cobrado un salario? Todas las mujeres han sido maltratadas? No. No todas. Quiere esto decir que una mujer que no ha sufrido la opresión patriarcal en todas y cada una de sus formas no puede ser líder del movimiento feminista? Pues obviamente que no, porque el feminismo no va sobre Matilde Teresa de Castro Hernández, primera víctima de feminicidio en España en 2017. No va sobre Irma Ferreyra da Rocha, argentina violada, empalada y asesinada. Tampoco va sobre Rosalin Franklin, investigadora clave en el descubrimiento del ADN, siempre ignorada en los libros de historia y biología. El feminismo va sobre todo el colectivo que sufre la opresión patriarcal, y especialmente sobre las mujeres, quienes con mucha claridad se llevan la peor parte.
Una vez aclarado que el feminismo no va sobre individues, si no sobre colectivos, que significa esto de cara al problema a tratar (el papel del aliado feminista en la lucha)? Para empezar, hay que definir que es el liderazgo. Que debe hacer une líder? Fácil. Liderar. O lo que es lo mismo, marcar el camino (las políticas, acciones, y líneas ideológicas) a seguir. Esto, obviamente, no debe hacerse a ojo de buen cubero: debe estar basado en un análisis. Y un análisis no objetivo, si no subjetivo, influenciado por las experiencias personales, no se puede aplicar nunca a un colectivo. El análisis debe ser objetivo y científico, y esto es algo que puede hacer tanto una mujer, como un hombre, como cualquier persona con el acceso a los datos necesarios y un conocimiento al menos aceptable de la teoría feminista. Que datos son estos? Datos objetivos, estadísticos. Está muy bien escuchar la experiencia personal de una mujer violada, maltratada, o de cualquier mujer, pues todas son oprimidas y afectadas por el machismo en algún punto de su vida, pero al ser relatos subjetivos no sirven para nada a la hora de elaborar un análisis objetivo. Por poner un ejemplo, estudiemos el argumento antifeminista de que la brecha salarial no existe: si las mujeres trabajasen lo mismo que los hombres, ganarían lo mismo. Si se intenta debatir este punto con datos subjetivos, se encontrarán casos de mujeres que en efecto trabajan menos que sus compañeros, y serán usados como instrumento contra las necesarias políticas diseñadas para reducir la desigualdad. Sin embargo, usando datos estadísticos (objetivos), se observa que el colectivo de las mujeres, en general, cobra un 20% menos que el colectivo de los hombres. Esto elimina factores individuales y nos deja en que esta brecha está causada por un motivo social o biológico (después de un muy breve estudio de la situación, resulta claro que la causa es social: el machismo). Estos datos objetivos se elaboran a partir de las experiencias y declaraciones personales de muchas mujeres, que, al alcanzar un número lo suficientemente grande, ven sus factores individuales eliminados, y se convierten en datos estadísticos (científicos). Estos datos pueden ser accedidos y usados tanto por hombres alienados, como por hombres deconstruídos, como por mujeres alienadas, como por mujeres deconstruídas. El sexo y la situación social no importan, pues se trabaja con datos científicos, objetivos, y lógicos.
Si para comprender el comportamiento de un grupo hay que pertenecer a el, sería imposible estudiar por que se produjo un acontecimiento histórico en concreto (ya no queda nadie vivo de la época romana, pero usando datos y argumentos lógicos se puede descubrir el motivo de guerras, rebueltas, migraciones y diversos movimientos sociales). Si esto no fuese así, la sociología, la historia o la antropología, por ejemplo, o no existirían, o verían sus contenidos severamente reducidos.
Queda claro después de esta argumentación que para hacer el análisis, la parte más importante del liderazgo, se deben usar datos objetivos y argumentos lógicos, y que estos no entienden de sexo, raza, clase o orientación sexual, por lo que tanto mujeres como hombres pueden ser capaces de liderar el movimiento feminista.
Por último, es necesario releer la última parte del anterior párrafo: tanto mujeres como hombres pueden ser capaces de liderar el movimiento feminista. En ningún momento del artículo se dice que los hombres tengan que liderar nada. De hecho, los hombres tienen más difícil adherirse a la lucha, deconstruírse y ser capaces de liderar, pero esto no quiere decir que no sean capaces de hacerlo. En que se traduce todo esto? Muy fácil: en que cuando se esté analizando un suceso, o proponiendo medidas o líneas ideológicas, si un hombre quiere aportar una idea, escucharlo como si fuese una compañera: ni mejor trato, ni peor. Y si eso suena razonable, también debería hacerlo la posibilidad de un líder masculino; el liderazgo (el análisis y las propuestas en base al análisis) se reduce, en su forma más simple, a proponer ideas.
En todo este artículo no se ha mencionado el sexo de le autore: quien lo lea no sabrá si lo escribió un hombre o una mujer, y tendrá que juzgar exclusivamente por el contenido del texto, y no por criterios subjetivos.