- El proyecto bolivariano se agota: la aventura conjunta de burguesía nacional, clase obrera y capas populares de la población para librarse del dominio de la oligarquía financiera occidental ya no tiene más recorrido conjunto.
- La fuerte lucha obrera y popular han inclinado más a la izquierda este proceso que el del resto de proyectos de izquierda latinoamericana, dando grandes pasos, pero en ningún momento la clase obrera ha contado con un destacamento político que marcase o influyese demasiado la agenda política. El PSUV, un partido interclasista con base obrera, ha sido el principal dirigente de este proceso.
- Ahora, con un desarrollo productivo mayor, sufragado a base de negociar con China, Rusia y EEUU (principal comprador de petróleo venezolano), el empresariado venezolano ya cuenta con una cierta independencia e infraestructura y bloquea más abiertamente el proceso con políticas de acaparamiento, a la vez que la oposición de Capriles se reformula como menos inclinada que antes a la venta completa de Venezuela a las multinacionales estadounidenses.
- Absorbidos por la gestión de las instituciones, el PSUV confía en que su política de intento de encauzar a la burguesía en sus negocios siga funcionando, pero, más allá de los sabotajes conscientes de parte de la burguesía venezolana, es la situación económica de agotamiento del proyecto burgués nacional lo que ahoga a Venezuela, de modo que se abren dos caminos: la vuelta a ser un país a merced de la voluntad imperialista, aunque sea con un esquema productivo o de dependencia internacional distinto, o dar un paso adelante en la revolución democrática y antiimperialista, seguida de inmediato por una revolución socialista que sea capaz de satisfacer las aspiraciones populares venezolanas y termine con la inflación, el desabastecimiento, la inseguridad, el acaparamiento de mercancías de primera necesidad, etc.
- Ante esta situación, el PSUV elige no tomar ninguno de los dos caminos, alargar la agonía y tratar de dar un toque de corneta que ponga bajo su mando a todo el movimiento popular para que “no moleste”. En este sentido, algunas instituciones creadas por las masas en su lucha y que gestionan su día a día están queriendo ser sustituidas por organismos institucionales del Estado, haciendo cómplices a las masas en lucha de la incapacidad de sus dirigentes.
- En ese proceso se entiende la amenaza de ilegalización que pende sobre el Partido Comunista de Venezuela, que viene apoyando críticamente la revolución con más o menos éxito desde hace años. Se le exige que entregue el censo de su militancia para publicarlo, a sabiendas de las consecuencias nefastas que esto tendría para su militancia, entre otras medidas de intervención inadmisible del Estado venezolano en la vida de una organización política.
Por todo esto, desde Revolución mandamos un mensaje de solidaridad con el Partido Comunista de Venezuela y ánimo para continuar la lucha y apretar el acelerador para conseguir que la clase obrera camine hacia el objetivo que le lleve al poder, la revolución socialista.