A dónde conduce el nacionalismo del grupo de Tito en Yugoslavia; Stalin, 1948
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El presente artículo esta extraído de la versión en castellano publicada en «Mundo Obrero», periódico del Partido Comunista de España. El artículo fue publicado en «Pravda» el 8 de septiembre de 1948 y la autoría de Stalin solo fue descubierta a su muerte, sabiéndose que dicho artículo iba a incluirse en su tomo 15 de obras escogidas pero finalmente fue puesto en el tomo 18, el cual no vería jamás la luz en castellano.
El contenido del artículo se basa en recalcar la vía nacionalista y burguesa adoptada por el Partido Comunista de Yugoslavia bajo la dirección de Tito, Ranković, Đilas, Kardelj, Popović, etc. En especial se hace mención a varios factores que sostienen a esta tendencia y la hacen posible:
1) La incapacidad para hacer autocrítica de sus errores señalados en las cartas entre el Comité Central del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética y el Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia –entre marzo y mayo de 1948–, la resolución de la Kominform sobre la situación en el Partido Comunista de Yugoslavia –de junio de 1948– y las sucesivas críticas de todos los marxista-leninistas y partidos comunistas del mundo:
«En lugar de reconocer honradamente esta crítica y de utilizar la vía de la corrección bolchevique de los de los errores cometidos, los dirigentes del Partido Comunista de Yugoslavia, poseídos por una ambición sin límites de arrogancia y presunción, han acogido la crítica con animosidad, han manifestado hostilidad hacia ella y se han lanzado por una vía antipartido, negando completamente sus errores, infringiendo la teoría marxista-leninista relativa a la posición de un partido político respecto a sus errores; agravando así sus errores contra el partido». (Kominform; Resolución: Sobre la situación en el Partido Comunista de Yugoslavia, 22 de junio de 1948)
2) La actitud chovinista y provocativa sobre territorios de las circundantes democracias populares ante las cuestiones de reivindicaciones territoriales:
«En sus discursos Tito, Đilas, Tempo, Kulishevsky, y Vlahov escupieron su veneno chovinista contra Bulgaria apuntando siempre concretamente y para que no hubiera dudas contra nuestro partido, cuyo defecto, según les parece, es nuestro rechazo de dejarles que se apoderen del distrito Pirin y que condenemos su traición. (...) Para nosotros estaba claro que tales difamaciones pueden tener sólo un objetivo: enojar a los pueblos yugoslavos contra el pueblo búlgaro, crear un abismo entre los dos pueblos vecinos y proporcionar propaganda gratuita a los imperialistas que se usaría como arma para amontonar un nuevo cúmulo de mentiras y difamaciones sobre Bulgaria. (...) La política nacionalista y chovinista de Tito y Kulishevsky, que no es sino el otro lado de la moneda de su ya vista alineación antisoviética, no sólo es dirigida contra Bulgaria y los búlgaros, sino también contra los macedonios. Esta política ha tomado prestado los métodos de los nacionalistas búlgaros y serbios, la cual siembra el odio entre los macedonios, incitando a una parte contra la otra, recurriendo al terror y la persecución contra los que desaprueban del curso oficial de los presentes líderes yugoslavos. De este modo la realización del sueño histórico de los macedonios –su unificación nacional–, está siendo artificialmente retrasada. La gente del distrito Pirin, sin embargo, rechaza enamorarse de esta propaganda antibúlgara que pretende quebrantar la unidad entre macedonios. Ellos se oponen a la inclusión de su tierra en Yugoslavia antes de la realización de una federación entre Yugoslavia y Bulgaria, porque a partir de tiempos inmemoriales ellos se han considerado económicamente, políticamente y culturalmente atados a los búlgaros y no desean por el momento que esto cambie. Además, entre ellos están todavía vivas las tradiciones del movimiento macedonio revolucionario y, en particular, de su ala en Serres, encabezada por Yane Sandansky, que siempre abogaba por la federación como la única solución correcta a la famosa cuestión macedonia». (Georgi Dimitrov; Informe al Vº Congreso del Partido Obrero (comunista) Búlgaro, 1948)
3) La falta de democracia interna de sus miembros, por la presencia en el Comité Central de miembros cooptados y no elegidos democráticamente, y sobre todo por la incapacidad interna para exponer a su rechazo o solidaridad en las polémicas, recompensando a quién se atreviera a juzgar la política interior y exterior titoista con la mordaza y la represión bajo la etiqueta de «kominformistas», como muestran los casos de Arso Jovanović, Sreten Žujović y Andrija Hebrang, etc., situación permitida y promovida por Tito por el hecho de dejar que el Ministro de Seguridad del Estado –Aleksandar Ranković– fuera a la vez el Secretario del Comité Central del partido:
«Es característico el hecho de que el secretario de organización del Comité Central del partido es el Ministro de Seguridad del Estado. En otros términos, los cuadros del partido se someten de hecho a la vigilancia del Ministro de Seguridad del Estado. Según la teoría marxista, el partido debe controlar todos los órganos del Estado, incluido también el Ministerio de Seguridad del Estado, mientras que en Yugoslavia ocurre lo contrario, siendo el partido controlado de hecho por el Ministerio de Seguridad del Estado. Como se ve, esto explica que la iniciativa de las masas del partido en Yugoslavia no esté al nivel requerido. Se comprende que no podemos considerar marxista-leninista y bolchevique tal forma de organización del partido comunista». (Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética; Carta del Comité Central del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética al Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia, 27 de marzo de 1948)
4) La continuación de la vieja teoría de la especificidad nacional, para justificar presuntamente que en Yugoslavia existen condiciones especiales para que las clases explotadoras se integren «pacíficamente» en el proyecto del socialismo:
«En el Partido Comunista de Yugoslavia el espíritu de la política de la lucha de clases está ausente. El aumento del número de los elementos capitalistas tanto en el campo como en la ciudad prosigue rápidamente, y la dirección del Partido no toma medidas para limitar a estos elementos. El Partido Comunista de Yugoslavia se adormece con la podrida teoría oportunista de la integración pacífica de los elementos capitalistas en el socialismo, tomada prestado de Bernstein, Folmar, Bujarin». (Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética; Carta del Comité Central del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética al Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia, 27 de marzo de 1948)
5) El rechazo de participar en sesiones conjuntas con el resto de los partidos comunistas para evaluar la situación creada en el Partido Comunista de Yugoslavia, derecho a ejercer la autocrítica que los yugoslavos sí ejercieron en el pasado con otros partidos hermanos:
«La famosa resolución [de la Kominform] dejó bien claro que el Partido Comunista de Yugoslavia no fue expulsado de la Kominform debido a sus errores y política incorrecta. Cualquier individuo comunista, Comité del Partido Comunista o Comité Central del mismo puede cometer errores. Ni siquiera fue expulsada porque no quiso aceptar las críticas. A menudo se debe tomar tiempo, un período prolongado de discusión profunda para que una organización del partido o miembro individual pueda llegar a comprender y corregir una política equivocada. Pero al negarse a discutir las críticas hechas por algunos de los comunistas más destacados y con experiencia en el mundo, sobre todo partiendo dichas críticas también del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, el hecho de rechazar discutir esas críticas de los miembros de dichos Partidos, negarse a venir y reunirse con los representantes de los otros ocho partidos comunistas, era una acción despectiva que no podía sino colocar el líder comunista yugoslavo fuera de la familia de los partidos comunistas. (…) La lógica de la historia era ineludible. Entre el campo de la paz y el campo de guerra no hay tercer camino. Y la política nacionalista de la banda de Tito llevó directamente al campo de la reacción a Yugoslavia.». (James Klugmann; De Tito a Trotski, 1951)
6) Esta lucha no solo tocaba de lleno al Partido Comunista de Yugoslavia, sino que al haber sido parte de la Komintern y después participe de la Kominform, se quisiera o no las desviaciones de un partido de tales características tocaba de lleno al resto de partidos comunistas, por lo que la desviación nacionalista-derechista del grupo de Tito redundó en una crítica y autocrítica generalizada de todos los partidos comunistas para liberarse de concepciones iguales o similares, o para evitar precisamente la aparición de dichas desviaciones en su casa, y para tal camino era necesario comprender que los errores de los yugoslavos no eran casualidades ni un par de errores, sino errores de gran calado que suponían un completo abandono de los principios más elementales del marxismo-leninismo:
«La cuestión sobre la situación en el Partido Comunista de Yugoslavia no puede ser reducida a un malentendido o a una información inexacta, como los líderes del Partido Comunista de Yugoslavia reclaman: cuando lo cierto es que se trata de unas serias diferencias de principios. Los líderes del Partido Comunista de Yugoslavia han tomado el camino del nacionalismo burgués. Su teoría de que el programa del Frente Popular y el programa del Partido Comunista son uno y el mismo conduce a la liquidación del partido. Su teoría del crecimiento pacífico de los elementos capitalistas en el socialismo, in el periodo de transición entre el capitalismo y el socialismo, no está acorde con la teoría marxista-leninista. E incompatible con el espíritu del marxismo-leninismo es la declaración de los líderes del Partido Comunista de Yugoslavia de que los campesinos son la fuerza básica, decisiva y líder, por el cual radicalmente se niega la hegemonía del proletariado. Los líderes del Partido Comunista de Yugoslavia ha renunciado a los principios marxista-leninistas de crítica y autocríticas y han burlado las reglas elementarles de la democracia interna». (Mátyás Rákosi; Discurso en la IIº Conferencia de la Kominform, 21 de junio de 1948)
Y a la vez, todos estos síntomas desviaciones, confirmados antes, durante, y después de la polémica, fueron el caldo de cultivo para la solidificación y constitución de esta rama del revisionismo moderno.
***
Por ello, todas estas actitudes nacionalistas, hacían que como justamente sentenció poco después Vulko Chervenkov, se dijera que:
«El nacionalismo es la ideología de la traición al campo de la paz, la democracia y el socialismo, la constatación de la salida de este campamento y transferencia al campo del imperialismo, de la restauración, de la contrarrevolución bonapartista». (Vulko Chervenkov; Georgi Dimitrov y la lucha contra el titoismo en Bulgaria, 1950)
Estamos de acuerdo por tanto, en que:
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El presente artículo esta extraído de la versión en castellano publicada en «Mundo Obrero», periódico del Partido Comunista de España. El artículo fue publicado en «Pravda» el 8 de septiembre de 1948 y la autoría de Stalin solo fue descubierta a su muerte, sabiéndose que dicho artículo iba a incluirse en su tomo 15 de obras escogidas pero finalmente fue puesto en el tomo 18, el cual no vería jamás la luz en castellano.
El contenido del artículo se basa en recalcar la vía nacionalista y burguesa adoptada por el Partido Comunista de Yugoslavia bajo la dirección de Tito, Ranković, Đilas, Kardelj, Popović, etc. En especial se hace mención a varios factores que sostienen a esta tendencia y la hacen posible:
1) La incapacidad para hacer autocrítica de sus errores señalados en las cartas entre el Comité Central del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética y el Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia –entre marzo y mayo de 1948–, la resolución de la Kominform sobre la situación en el Partido Comunista de Yugoslavia –de junio de 1948– y las sucesivas críticas de todos los marxista-leninistas y partidos comunistas del mundo:
«En lugar de reconocer honradamente esta crítica y de utilizar la vía de la corrección bolchevique de los de los errores cometidos, los dirigentes del Partido Comunista de Yugoslavia, poseídos por una ambición sin límites de arrogancia y presunción, han acogido la crítica con animosidad, han manifestado hostilidad hacia ella y se han lanzado por una vía antipartido, negando completamente sus errores, infringiendo la teoría marxista-leninista relativa a la posición de un partido político respecto a sus errores; agravando así sus errores contra el partido». (Kominform; Resolución: Sobre la situación en el Partido Comunista de Yugoslavia, 22 de junio de 1948)
2) La actitud chovinista y provocativa sobre territorios de las circundantes democracias populares ante las cuestiones de reivindicaciones territoriales:
«En sus discursos Tito, Đilas, Tempo, Kulishevsky, y Vlahov escupieron su veneno chovinista contra Bulgaria apuntando siempre concretamente y para que no hubiera dudas contra nuestro partido, cuyo defecto, según les parece, es nuestro rechazo de dejarles que se apoderen del distrito Pirin y que condenemos su traición. (...) Para nosotros estaba claro que tales difamaciones pueden tener sólo un objetivo: enojar a los pueblos yugoslavos contra el pueblo búlgaro, crear un abismo entre los dos pueblos vecinos y proporcionar propaganda gratuita a los imperialistas que se usaría como arma para amontonar un nuevo cúmulo de mentiras y difamaciones sobre Bulgaria. (...) La política nacionalista y chovinista de Tito y Kulishevsky, que no es sino el otro lado de la moneda de su ya vista alineación antisoviética, no sólo es dirigida contra Bulgaria y los búlgaros, sino también contra los macedonios. Esta política ha tomado prestado los métodos de los nacionalistas búlgaros y serbios, la cual siembra el odio entre los macedonios, incitando a una parte contra la otra, recurriendo al terror y la persecución contra los que desaprueban del curso oficial de los presentes líderes yugoslavos. De este modo la realización del sueño histórico de los macedonios –su unificación nacional–, está siendo artificialmente retrasada. La gente del distrito Pirin, sin embargo, rechaza enamorarse de esta propaganda antibúlgara que pretende quebrantar la unidad entre macedonios. Ellos se oponen a la inclusión de su tierra en Yugoslavia antes de la realización de una federación entre Yugoslavia y Bulgaria, porque a partir de tiempos inmemoriales ellos se han considerado económicamente, políticamente y culturalmente atados a los búlgaros y no desean por el momento que esto cambie. Además, entre ellos están todavía vivas las tradiciones del movimiento macedonio revolucionario y, en particular, de su ala en Serres, encabezada por Yane Sandansky, que siempre abogaba por la federación como la única solución correcta a la famosa cuestión macedonia». (Georgi Dimitrov; Informe al Vº Congreso del Partido Obrero (comunista) Búlgaro, 1948)
3) La falta de democracia interna de sus miembros, por la presencia en el Comité Central de miembros cooptados y no elegidos democráticamente, y sobre todo por la incapacidad interna para exponer a su rechazo o solidaridad en las polémicas, recompensando a quién se atreviera a juzgar la política interior y exterior titoista con la mordaza y la represión bajo la etiqueta de «kominformistas», como muestran los casos de Arso Jovanović, Sreten Žujović y Andrija Hebrang, etc., situación permitida y promovida por Tito por el hecho de dejar que el Ministro de Seguridad del Estado –Aleksandar Ranković– fuera a la vez el Secretario del Comité Central del partido:
«Es característico el hecho de que el secretario de organización del Comité Central del partido es el Ministro de Seguridad del Estado. En otros términos, los cuadros del partido se someten de hecho a la vigilancia del Ministro de Seguridad del Estado. Según la teoría marxista, el partido debe controlar todos los órganos del Estado, incluido también el Ministerio de Seguridad del Estado, mientras que en Yugoslavia ocurre lo contrario, siendo el partido controlado de hecho por el Ministerio de Seguridad del Estado. Como se ve, esto explica que la iniciativa de las masas del partido en Yugoslavia no esté al nivel requerido. Se comprende que no podemos considerar marxista-leninista y bolchevique tal forma de organización del partido comunista». (Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética; Carta del Comité Central del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética al Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia, 27 de marzo de 1948)
4) La continuación de la vieja teoría de la especificidad nacional, para justificar presuntamente que en Yugoslavia existen condiciones especiales para que las clases explotadoras se integren «pacíficamente» en el proyecto del socialismo:
«En el Partido Comunista de Yugoslavia el espíritu de la política de la lucha de clases está ausente. El aumento del número de los elementos capitalistas tanto en el campo como en la ciudad prosigue rápidamente, y la dirección del Partido no toma medidas para limitar a estos elementos. El Partido Comunista de Yugoslavia se adormece con la podrida teoría oportunista de la integración pacífica de los elementos capitalistas en el socialismo, tomada prestado de Bernstein, Folmar, Bujarin». (Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética; Carta del Comité Central del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética al Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia, 27 de marzo de 1948)
5) El rechazo de participar en sesiones conjuntas con el resto de los partidos comunistas para evaluar la situación creada en el Partido Comunista de Yugoslavia, derecho a ejercer la autocrítica que los yugoslavos sí ejercieron en el pasado con otros partidos hermanos:
«La famosa resolución [de la Kominform] dejó bien claro que el Partido Comunista de Yugoslavia no fue expulsado de la Kominform debido a sus errores y política incorrecta. Cualquier individuo comunista, Comité del Partido Comunista o Comité Central del mismo puede cometer errores. Ni siquiera fue expulsada porque no quiso aceptar las críticas. A menudo se debe tomar tiempo, un período prolongado de discusión profunda para que una organización del partido o miembro individual pueda llegar a comprender y corregir una política equivocada. Pero al negarse a discutir las críticas hechas por algunos de los comunistas más destacados y con experiencia en el mundo, sobre todo partiendo dichas críticas también del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, el hecho de rechazar discutir esas críticas de los miembros de dichos Partidos, negarse a venir y reunirse con los representantes de los otros ocho partidos comunistas, era una acción despectiva que no podía sino colocar el líder comunista yugoslavo fuera de la familia de los partidos comunistas. (…) La lógica de la historia era ineludible. Entre el campo de la paz y el campo de guerra no hay tercer camino. Y la política nacionalista de la banda de Tito llevó directamente al campo de la reacción a Yugoslavia.». (James Klugmann; De Tito a Trotski, 1951)
6) Esta lucha no solo tocaba de lleno al Partido Comunista de Yugoslavia, sino que al haber sido parte de la Komintern y después participe de la Kominform, se quisiera o no las desviaciones de un partido de tales características tocaba de lleno al resto de partidos comunistas, por lo que la desviación nacionalista-derechista del grupo de Tito redundó en una crítica y autocrítica generalizada de todos los partidos comunistas para liberarse de concepciones iguales o similares, o para evitar precisamente la aparición de dichas desviaciones en su casa, y para tal camino era necesario comprender que los errores de los yugoslavos no eran casualidades ni un par de errores, sino errores de gran calado que suponían un completo abandono de los principios más elementales del marxismo-leninismo:
«La cuestión sobre la situación en el Partido Comunista de Yugoslavia no puede ser reducida a un malentendido o a una información inexacta, como los líderes del Partido Comunista de Yugoslavia reclaman: cuando lo cierto es que se trata de unas serias diferencias de principios. Los líderes del Partido Comunista de Yugoslavia han tomado el camino del nacionalismo burgués. Su teoría de que el programa del Frente Popular y el programa del Partido Comunista son uno y el mismo conduce a la liquidación del partido. Su teoría del crecimiento pacífico de los elementos capitalistas en el socialismo, in el periodo de transición entre el capitalismo y el socialismo, no está acorde con la teoría marxista-leninista. E incompatible con el espíritu del marxismo-leninismo es la declaración de los líderes del Partido Comunista de Yugoslavia de que los campesinos son la fuerza básica, decisiva y líder, por el cual radicalmente se niega la hegemonía del proletariado. Los líderes del Partido Comunista de Yugoslavia ha renunciado a los principios marxista-leninistas de crítica y autocríticas y han burlado las reglas elementarles de la democracia interna». (Mátyás Rákosi; Discurso en la IIº Conferencia de la Kominform, 21 de junio de 1948)
Y a la vez, todos estos síntomas desviaciones, confirmados antes, durante, y después de la polémica, fueron el caldo de cultivo para la solidificación y constitución de esta rama del revisionismo moderno.
***
Por ello, todas estas actitudes nacionalistas, hacían que como justamente sentenció poco después Vulko Chervenkov, se dijera que:
«El nacionalismo es la ideología de la traición al campo de la paz, la democracia y el socialismo, la constatación de la salida de este campamento y transferencia al campo del imperialismo, de la restauración, de la contrarrevolución bonapartista». (Vulko Chervenkov; Georgi Dimitrov y la lucha contra el titoismo en Bulgaria, 1950)
Estamos de acuerdo por tanto, en que: