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    Analisis Internacional del PRT de Argentina (Julio - Agosto)

    Folk247
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    Analisis Internacional del PRT de Argentina (Julio - Agosto) Empty Analisis Internacional del PRT de Argentina (Julio - Agosto)

    Mensaje por Folk247 Vie Oct 19, 2018 6:21 am



    El Combatiente Nº 81 - Internacional


    La burguesía financiera imperialista está transitando el camino del ocaso, pero las amenazas no disminuyen, por el contrario, cuanto mayor sea su debilidad, más peligrosa se vuelve.

    Según algunos analistas, la guerra comercial desatada por la administración Trump contra China, la Unión Europea, Canadá y México no sólo afectará a las economías de esos países y regiones, sino a la economía mundial. El sueño del nuevo presidente de Estados Unidos expresado en “hacer grande” a su país usando amenazas, sanciones, aranceles y presiones diplomáticas sobre otros países a poco de andar se está desmoronando sin penas ni glorias. Parece que los estrategas norteamericanos se han saltado el abc de los elementos a tomar en cuenta para definir una estrategia, han obviado el análisis de las fuerzas contendientes o las han subestimado lastimosamente. Por otro lado, han sobrestimado la fuerza propia. Están tan creídos de su “excepcionalidad” y de que son “los enviados de dios” que no han podido despojarse de su arrogancia para analizar la realidad de un mundo que cambia aceleradamente pero, a diferencia de los plumíferos a sueldo de la burguesía financiera imperialista o los mal llamados “intelectuales orgánicos del sistema”, no creemos que esto sea patrimonio del nuevo títere o, mejor dicho, que este fenómeno comenzara con él. Para nosotros, el comienzo tiene una fecha definida: el domingo 15 de agosto de 1971, cuando Richard Nixon declaró la inconvertibilidad del dólar y enterró el tratado de Bretton Woods. Por tanto, podemos ver que Trump no es el primero ni será el último en estafar al mundo.

    Si escarbamos un poquito en la historia de Estados Unidos, encontraremos que tampoco es Nixon el primer estafador, sino que una costumbre estadounidense el no cumplir con pactos y tratados internacionales. Estados Unidos vive porque las burguesías de muchos países están asociadas a la burguesía norteamericana y cede gran parte de la plusvalía que les roba a sus proletariados a través de varios mecanismos y de sus endeudamientos con los organismos de crédito internacionales, que no por casualidad son norteamericanos, como el FMI, el Banco Mundial, etc. Lo que sucede actualmente se explica por el desarrollo desigual y combinado, devenido en la contradicción entre países con un desarrollo industrial tardío versus países que arribaron al estadio del capital financiero, cuyo país hegemónico, Estados Unidos, es el dueño de los organismos de crédito y su moneda, el dólar, es la moneda de intercambio internacional y de reserva de los Bancos Centrales. Su posición dominante es usada para presionar y chantajear al resto de los países y “sancionar” a los que no acatan sus dictados.

    El paso del tiempo, el crecimiento de China, el resurgimiento de Rusia después de la caída de la Unión Soviética y la consecuente desaparición del COMECON (el mercado de los países comunistas) acotaron la capacidad de movimiento de la burguesía financiera imperialista. La desesperada búsqueda de mayores ganancias se tradujo en una permanente carrera para bajar los costos de producción mediante dos elementos esenciales: por un lado, la introducción de nuevas tecnologías y, por otro, la conquista de mano de obra barata y medianamente organizada socialmente. Estados Unidos pasó de ser un país productor de mercancías, a ser un productor de servicios, principalmente. De ser un gran exportador, a ser un neto importador; de ser acreedor, a ser un gran deudor. La búsqueda de mano de obra barata se esconde tras el eufemismo denominado competitividad que es usado en todo el mundo. Lo hemos dicho con anterioridad, la introducción masiva de tecnología en la producción está cambiando la composición orgánica del capital, mejor dicho, aumenta el capital fijo, disminuye el capital variable y convierte a los otrora países industrializados en meros importadores de mercancías. También aparece, tal como lo predijo Don Carlos Marx, la tasa decreciente del capital, quien la definiera como “una tendencia histórica en el desarrollo del capital”. Pero lo más grave que le sucede a Estados Unidos es su desindustrialización que lo ha convertido en un importador neto de mercancías, principalmente de los países asiáticos. Justamente, por el volumen de importaciones de China, sus balanza comercial es negativa y ronda en los 566.000 millones de dólares. China es, también, su mayor acreedor sus reservas: posee alrededor de 1 billón 200.000 mil millones de dólares en bonos del Tesoro norteamericano. Por tanto, creemos que la “guerra comercial” desatada irá en perjuicio de la economía estadounidense y su ocaso depende de que los países llamados “emergentes” tengan la capacidad para reemplazar las caducas instituciones internacionales que ya no representan la realidad actual ni los intereses de esos países.

    La tarea es reemplazar las instituciones económicas OMC, FMI, Banco Mundial, etc. más las instituciones políticas, ONU y otras, y también las militares. Está claro que los representantes económicos, políticos y militares de la burguesía financiera imperialista ya no pueden imponer sus intereses y los países que se oponen ya no quieren seguir manteniendo el actual estado. Es evidente que en este fenómeno contradictorio se manifiestan tres grandes tendencias. a) Estados Unidos y su élite dominante se niega a aceptar la nueva realidad y acude a miles de artimañas e incluso a su brazo armado, la OTAN, y algunos aliados, fundamentalmente las viejas oligarquías de todos los países; b) Europa oscila entre apoyar a los norteamericanos o apoyar a China y Rusia, en este ítem debemos sumar a los países que esperan por la resolución de la contradicción; y c) China, Rusia, Irán, Siria, India, los países del BRICS y otros.

    Políticamente hablando, en muchos aspectos, Estados Unidos está siendo aislado. El reflejo de las votaciones en la Asamblea General de las Naciones Unidas son una demostración de ese aislamiento en los casos de Cuba y Palestina que fueron derrotas aplastantes para los norteamericanos; la condena internacional por la salida del tratado nuclear con Irán ha sido lapidaria, como también la decisión de apoyar al régimen sionista en la pretensión de reconocer a Jerusalén como su capital; y en toda la política criminal contra los palestinos ha recibido una condena aplastante por todos los países. Podemos afirmar que las amenazas son símbolos de la impotencia yanqui frente a una realidad aplastante que no puede ni podrá cambiar, lo que se ha convertido en una tendencia irreversible. Por ello creemos que dichas amenazas están destinados a mostrar una fuerza que ya no existe hacia el interior de Estados Unidos frente a voces que empiezan a dudar del real poderío del imperio yanqui. En el interior asoman grandes contradicciones reflejadas en la cantidad de Estados (provincias) norteamericanos que comienzan a plantearse la secesión, California es sólo uno de ellos. Desde el Poder Central se pretende dar la imagen de una unidad inmaculada, cuando en realidad ya no es así. La “guerra económica” trae aparejado el encarecimiento de la vida para toda la población, principalmente para los trabajadores y los pobres, para los explotados y oprimidos. El mundo es recorrido por cataratas de mentiras y medias verdades para ocultar que la clase dominante occidental cada vez es más pequeña en cantidad pero acumula la mayor parte de las riquezas y que los pobres son cada día más cantidad e inmensamente más pobres. La decisión tomada por los capitalistas al buscar mano de obra barata e introducir más tecnología en los procesos de producción ha generado una enorme masa de desocupados en los países desarrollados y en todos los demás países y una tendencia a bajar los costos de producción presionando sobre los trabajadores para lograr su dichosa competitividad. En pocas palabras, están logrando lo que Don Carlos Marx predijo: el empobrecimiento general.

    La política exterior de la administración estadounidense aparece como errática, contradictoria, aunque sospechamos que no es así: es una política largamente meditada que tiene objetivos claros y precisos pero, como dijimos más arriba, subestiman las fuerzas e inteligencias de sus enemigos y sobreestiman la fuerza propia. Sus objetivos son claros: evitar el crecimiento en todos los planos de sus enemigos porque saben o intuyen que es un proceso inevitable que acabará cuando esos “enemigos” terminen superándolo, pero… mientras tanto, se ensayan guerras tercerizadas usando mercenarios terroristas, pues mano de obra desocupada es lo que sobra. El fin inmediato es desestabilizar países, regiones, encarecer y hacer más difícil el acceso a las materias primas que su enemigo necesita. De hecho, China, hoy por hoy, ha superado económicamente a Estados Unidos y están en disputa los dos más grandes negocios, el petróleo y las armas.

    China es el mayor consumidor de petróleo y sólo es una cuestión de tiempo que la bolsa de Shangai desplace en importancia a las bolsas de Nueva York y de Londres. El desplazamiento del dólar de ese negocio y su reemplazo por otra u otras monedas es un fantasma muy temido por la élite norteamericana y este proceso ya ha comenzado.
    Por otro lado, Rusia ha modernizado su ejército incorporando novedosas tecnologías. Sus armas están demostrando que son superiores a las estadounidenses y abren un abanico muy amplio de compradores. Por ejemplo, el sistema de defensa antiaérea S300 y S400 tienen lista de países interesados en adquirirlos. Países como Turquía, Qatar y Arabia Saudita figuran como los más impensados, además de China, India y otros. Al parecer, las ventas tienen menos condicionamientos políticos que las armas norteamericanas. Rusia es un candidato firme para desplazar al complejo militar-industrial norteamericano del gran negocio de las armas y desplazar al dólar y convertir en un mito el keynesianismo militar.

    Otro objetivo de la élite estadounidense es evitar la conformación de alianzas en su contra. Mirando desapasionadamente el concierto mundial podemos concluir que no ha tenido éxito. La Organización del Tratado de Shangai (OTS) se encamina hacia un franco crecimiento en cantidad y en calidad; los BRICS, según la última evaluación y a pesar de los avatares políticos sufridos por Sudáfrica y que aún sufre Brasil, se consolidan y tienen en espera más países interesados en ingresar, Argentina y Turquía entre ellos. Las presiones sobre los países europeos y las amenazas de mayores aranceles a las importaciones de Estados Unidos desde la Unión Europea, además de los aranceles al aluminio y al acero europeo, tienden a un acercamiento de éstos con China. El 16 de julio, en ocasión de la 20ª Cumbre Estratégica Bilateral, se enfatiza que China es ahora el mayor destino de las exportaciones de la Unión Europea, mientras que Europa ya es el segundo mercado en importancia de las exportaciones chinas, intercambios que dan sustento a un comercio recíproco de 1500 millones de dólares diarios. En 2017, la Unión Europea exportó a China 198.000 millones de dólares y recibió importaciones por 375.000 millones de la misma moneda. Lo sucedido en la mencionada cumbre es un inventario de las inquietudes comerciales y políticas de las dos partes. Hay acuerdos y desacuerdos, pero están lejos del espíritu de la administración norteamericana, porque la Unión Europea reconoce la existencia de bloques constitutivos de un nuevo orden mundial y, dentro de él, el papel de China.

    Los anunciados aumentos en los aranceles, más el NAFTA (acuerdos entre Canadá, México y Estados Unidos), trajeron grandes desavenencias y el NAFTA y el G7 implosionaron. Muchos de sus aliados ya no le tienen miedo y respeto a Estados Unidos, por ejemplo, en la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), conformada por Indonesia, Filipinas, Malasia, Singapur, Tailandia, Brunei, Vietnam, Camboya, Laos y Myanmar (ex Birmania) junto con China decidieron realizar ejercicios militares conjuntos en las aguas del mar de China meridional sin la presencia de los Estados Unidos. La política “proteccionista” de la élite estadounidense y su administración con Trump a la cabeza pierde amigos y crea nuevos enemigos. Un encuentro de los ministros de economía de 16 países asiáticos, que se encuentra en la fase final de las negociaciones para crear el mayor bloque comercial del mundo, tuvo lugar el 1º de julio en Tokio (Japón). Dicha organización no incluirá a Estados Unidos, según las informaciones de la agencia de noticias Bloomberg. Es motivo de profunda preocupación para los norteamericanos el hecho de que los organizadores de la nueva zona de libre comercio sean China, India y Japón, por lo cual se esfuman las ilusiones de los títeres estadounidenses acerca de la colaboración de India y Japón en la contención del gigante asiático y en la defensa de los intereses norteamericanos. La élite estadounidense contaba con las tradicionales diferencias y con la competencia entre India y China, así como la de Japón con China para “ahogar a Pekín a través de manos ajenas”. Sin embargo, los aliados estadounidenses en Asia –que incluyen no sólo a India y Japón, sino también a Corea del Sur, Australia y Nueza Zelanda- están cambiando sus posiciones pro yanquis hacia enfoques más pragmáticos en política exterior.

    Otro capítulo vergonzoso y que augura otra derrota para los títeres yanquis, aparte de la salida del Tratado Nuclear con Irán, Gran Bretaña, Francia, Rusia, China, más Alemania, es la farsa que protagonizaron con Corea del Norte. Farsa, porque a la administración yanqui nunca se le cruzó la idea de hacer la paz, sino fue y es un elemento de presión para China y un intento de alejar, aún más, un posible acuerdo entre Japón y Corea del Sur con China. Quisieron subestimar, con su acostumbrada arrogancia, a los norcoreanos. Sin embargo, los norcoreanos jamás podrían creer en la sinceridad de los títeres norteamericanos después de los incumplimientos de los acuerdos de 1994, firmados por Bill Clinton o después de lo de Irak, Afganistán y Libia. Tenían demasiados ejemplos de lo tramposos que son los yanquis. Fue un golpe de efecto, una patraña más para desviar la atención de su pueblo de los grandes problemas que está sufriendo y que va a sufrir con esta mal llamada guerra comercial contra el mundo: nada más que en los Ángeles se esperan 200.000 o más desocupados en los puertos por la disminución de las importaciones desde China. Se espera también una caída generalizada de los salarios y de las horas trabajadas. Los sueños del títere yanqui de “hacer grande a su país” no pasarán de ser una cruel burla del destino y de la clase dominante norteamericana.

    Se acabó “el sueño norteamericano”, ya está instalada la pesadilla. Esperemos que los trabajadores estadounidenses se despierten, tomen conciencia y defiendan junto con su pueblo sus intereses de clase, entierren para siempre a los terroristas de Wall Street y se apropien de todas las empresas, especialmente las transnacionales que sólo llevan sufrimientos a los pueblos donde se instalan. Muchas cosas podemos escribir sobre estos meses pasados, pero parecerían anécdotas repetidas una y otra vez. Analistas, algunos bien intencionados, se confunden porque analizan “documentos”, intenciones o planes y se olvidan de la realidad, no toman en cuenta que detrás de todos estos hechos está la lucha de clases porque, aunque no aparezca un obrero, el obrero está y la burguesía no existe sin el proletario. Es la unidad de los contrarios.
    Podemos hablar de las barbaridades que están haciendo los saudíes y los emiratíes con sus mercenarios en Yemen por mandato directo de los sionistas y los títeres yanquis; podemos analizar a la vieja y decadente Europa -quizás pronto lo tengamos que hacer- cuando decanten las tendencias que hoy niegan, pero que tendrán que aceptar en virtud de su sobrevivencia; podemos escribir renglones y carillas sobre la vergonzosa derrota que los títeres yanquis, europeos, sionistas y los zánganos de Arabia Saudita, Turquía, Qatar y Emiratos Árabes Unidos tendrán que asimilar en Siria e Irak y las consecuencias para toda la región. Les guste o no les guste, los yanquis tendrán que salir del territorio sirio. Es decisión de ellos si salir vivos o envueltos en bolsas de plástico negro. Podemos escribir de la negación de la ayuda solidaria para el pueblo sirio; podemos hablar de las complicidades de la inmensa mayoría de los funcionarios de la ONU en las masacres de los pueblos de Afganistán, Irak, Siria, palestino o yemení. La ONU es un nido de burócratas y conspiradores contra los pueblos que solo defienden sus puestitos y trabajan para el complejo militar-industrial yanqui, para los grandes laboratorios farmacéuticos o para las grandes transnacionales.

    Hasta que el proletariado tome conciencia, se organice, decida descreer en la democracia burguesa y pelear por sus intereses históricos, viviremos estos ensayos electorales que pretenden hacernos creer que hay diferencias abismales entre neoliberales y populistas, entre un Correa y un Lenin Moreno, entre una Chamorro y un Ortega… Tenemos que abrir los ojos y ver que sí, hay diferencias de formas, pero no en la esencia. Los dos defienden los intereses de la misma clase, la clase dominante, la burguesía.


    4 de agosto 2018



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