Prólogo de Emir Sader:
EL COMPROMISO HISTÓRICO COMO ESTRATEGIA es capítulo de El Sastre de Ulm. Este libro es una obra imprescindible para la comprensión de la historia de la izquierda a lo largo del siglo XX. En primer lugar porque casi toda la bibliografía sobre los cambios radicales en las correlaciones de fuerza en el plano internacional y en cada país, son generalmente de derecha, con sus valores y sus ópticas. Magri hace un balance desde la misma izquierda, con sus dilemas y alternativas.
En segundo lugar, porque la desaparición del más grande partido comunista de Occidente quedaría sin historia, incluyendo su triste final, en el caso de que alguien como Magri con su trayectoria y capacidad de análisis no hubiese asumido esa tarea.
En tercer lugar porque retoma la dura tarea de hacer balances de las derrotas desde la misma izquierda, sin ninguna solución fácil del tipo – “yo siempre dije que iba a terminar mal” - o de la subestimación del tamaño de la derrota.
Lucio Magri fue uno de los principales dirigentes de la izquierda italiana y, al mismo tiempo, uno de sus más destacados intelectuales. Muy joven fue promovido a cargos importantes de dirección cuando el entonces Secretario General del Partido Comunista Italiano, Palmito Togliatti, deseaba rejuvenecer los cuadros del partido, impulsando una nueva generación de dirigentes.
Junto con Rossana Rossanda y Luciana Castellina, entre otros, Magri constituyó un grupo crítico de izquierda a la política del PCI, especialmente cuando Enrico Berlinguer – que sucedió a Togliatti en la dirección del Partido – promovió la política del compromiso histórico, que abandonaba la estrategia de la alianza comunista-socialista, concediendo un espacio fundamental a la Democracia Cristiana. El grupo salió del PCI y fundó el movimiento llamado Il Manifesto, que pasó a publicar un diario con ese nombre.
Más adelante, el grupo fue invitado por el propio Berlinguer para retornar al PCI, cuando el máximo dirigente del partido se proponía hacer un giro a la izquierda. Retornados al PCI, el grupo sufrió la muerte de Berlinguer un mes después de su retorno y acompañó el triste camino del PCI hacia su cambio de nombre y su disolución como partido comunista.
Magri fue partícipe de toda esa trayectoria, siendo el único dirigente que votó en contra del cambio de nombre del PCI. (El otro dirigente con la misma posición, Pietro Ingrao, estaba de viaje.) Magri cuenta la tristeza de su salida del histórico edificio en la calle delle Boteghe Oscure, sede del PCI, caminando hacia su casa, en el mismo centro de Roma, con la sensación de que un período histórico se terminaba y que su vida se iba en ese pasado.
Desaparecido el partido – considerado la memoria histórica del proletariado – Magri se propuso a hacer una historia del comunismo italiano que, por el papel relevante que tuvo en escala internacional y por las estrechas relaciones con el movimiento comunista internacional, en parte cubre también la historia del movimiento internacional de los partidos comunistas y sus relaciones con la URSS.
En ese intervalo de tiempo, cuando se dedicaba a escribir el libro, enfermó Mara, la compañera de su vida. Un proceso doloroso de tres años hasta su muerte, para completar el cuadro de fin de vida para Magri. Él pensó en proceder como había hecho André Gorz, pero Mara le pidió que primero terminara su libro.