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    Mujer e Iglesia cristiana - fragmento de «La mujer en el pasado, en el presente y en el porvenir» de August Bebel

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    Mensaje por RioLena Miér Abr 08, 2020 9:23 pm

    Mujer e Iglesia cristiana

    August Bebel


    Fragmento del libro "La mujer en el pasado, en el presente y en el porvenir" - edición primera en español: 1906

    publicado en 2013 en inter-rev.foroactivo


    Perteneciente a una secta que se imponía la continencia más absoluta, sobre todo en las relaciones sexuales, Jesús despreciaba el matrimonio y exclamaba: "Hay hombres que son eunucos desde el seno de sus madres, hay otros que han sido hechos eunucos por mano de los hombres; hay otros, en fin, que se han hecho eunucos ellos mismos en vista del reino del cielo".

    Durante la comida de las bodas de Canaán, respondió a su madre que imploraba humildemente su ayuda: "Mujer, ¿qué hay de común entre vos y yo?"

    Y Pablo, a quien puede llamarse fundador, tanto como al mismo Jesús, del cristianismo, que fue el primero que dio a esta doctrina carácter internacional, sacándola de los estrechos limites del judaísmo, decía: "El matrimonio es un estado inferior; es bueno casarse, pero es mejor no casarse". "Vivid de vuestro espíritu y resistíos a los deseos de la carne. La carne conspira contra el espíritu y esto contra la carne". "Los que Cristo ha ganado para Si han mortificado su carne con sus pasiones y deseos".

    Pablo siguió estos preceptos y no se casó. Este odio hacia la carne es el odio á la mujer representada como corruptora del hombre; y si no véase la escena del Paraíso terrestre: aquí se traduce su profundo sentido. Animados de este espíritu predican los Apóstoles y Padre de la Iglesia, y con el mismo ha funcionado ésta, durante toda la Edad Media,creando los conventos.

    La mujer, según el cristianismo, es la impura, la corruptora que trajo el pecado a la Tierra perdiendo al hombre, por lo cual los Apóstoles y Padres de la Iglesia consideran siempre el matrimonio como un mal necesario, lo mismo que se considera hoy la prostitución.

    Tertuliano exclama: "Mujer, deberías estar siempre de luto y vestida de andrajos, ofreciendo a las miradas de todos tus ojos anegados en lágrimas de arrepentimiento, para hacer olvidar que perdiste al género humano. Mujer, eres la puerta del infierno”.

    Jerónimo dice: "El matrimonio es siempre una falta; cuanto puede hacerse por el es buscar que se le otorgue indulgencia santificándole". He ahí porque se ha hecho del matrimonio un sacramento de la Iglesia.

    Orígenes decía: "el matrimonio es cosa impía e impura, el instrumento de la sensualidad " y para resistir a la tentación se mutiló.

    "Hay que adoptar el celibato aunque perezca el género humano" dijo Tertuliano, y Agustín añadió: "Los que no se casen brillarán en el cielo como estrellas resplandecientes, mientras sus padres (los que los hayan engendrado) parecerán astros oscuros”.

    Eusebio y Jerónimo están de acuerdo para afirmar que las palabras de la Biblia: "Creced y multiplicaos" no debían aplicarse a la época en que vivían, y que los cristianos no tenían por qué hacer caso de ellas.

    Seria fácil aportar aún centenares de citas tomadas de los escritos de los varones más notables, considerados lumbreras de la Iglesia, todos enseñaron lo mismo; todos contribuyeron con sus predicaciones a esparcir estas ideas monstruosas acerca de los asuntos sexuales y de las relaciones entre hombre y mujer, relaciones que son, sin embargo, una ley de la naturaleza, cuya aplicación es uno de los deberes más esenciales de los fines humanos.

    La sociedad moderna sufre aún cruelmente la influencia de estas doctrinas, y sólo se cura muy lentamente. Pedro dice con insistencia a las mujeres: "Sed obedientes a vuestros maridos". Pablo escribe a los efesios: "El hombre es dueño de la mujer, como Cristo es cabeza de la Iglesia", y a los corintios: "El hombre es imagen y gloria de Dios, y la mujer gloria del hombre".

    Según esto, cualquier palurdo puede creerse superior a la mujer más distinguida, y en la práctica así sucede. Pablo protesta contra la educación é instrucción superior de la mujer, y ordena: “No debe permitirse que la mujer adquiera educación ó instrucción; que obedezca, sirva y se calle."

    Tales doctrinas no eran ciertamente patrimonio exclusivo del cristianismo. Así como éste es una mezcla de judaísmo y de filosofía griega, que a su vez tenían las raíces en las antiguas civilizaciones de Egipto, de Babilonia y de la India; así también en la posición inferior que señala a la mujer era común a todo el mundo civilizado, y esta inferioridad se ha mantenido hasta hoy en las civilizaciones atrasadas de Oriente, con más dureza que en el cristianismo, lo reconozco.

    Pero lo que ha mejorado progresivamente la suerte de la mujer, en lo que se llama mundo cristiano no es tanto el cristianismo como los procesos que la civilización ha hecho en Occidente a su pesar. No se debe al cristianismo el que la situación de la mujer sea hoy superior a la que ocupaba el advenimiento de aquél. Si el cristianismo ha renunciado a sus procedimientos respecto de la mujer, ha sido a la fuerza y muy contra su voluntad. Los fanáticos de la "misión libertadora del cristianismo" opinan lo contrario, y afirman que el cristianismo emancipó a la mujer de su condición primitiva, apoyándose sobre todo en el culto de María, Madre de Dios, que surgió posteriormente en la nueva religión, y que el sexo femenino debe considerar como un homenaje que se le rinde. Por desgracia las consecuencias lógicas de este culto no trascendieron ni a la ley ni a las costumbres.

    Los santos y los Padres de la Iglesia, y otros muchos varones ilustres, aparecen, sin excepción, contrarios a la mujer. El Concilio de Macon, antes citado, que en el siglo VI discutió si la mujer tenia o no alma, nos suministra un argumento contra la pretendida benevolencia del catolicismo hacia la mujer. La introducción del celibato de los sacerdotes por Gregorio VII, la furia de los reformadores, de Calvino en particular, contra los"placeres de la carne" y sobre todo, la Biblia con sus monstruosas sentencias hostiles a la mujer, nos demuestran lo contrario. Estableciendo el culto de María, la Iglesia católica substituía con cálculo ladino por el culto de su propia diosa el de las diosas paganas veneradas en todos los pueblos en que se difundió el cristianismo. María substituyó a Cibeles, Milita, Afrodita, Venus, etc., de los pueblos del Sur; a Edda, Dreya, etc., de los pueblos germanos y sólo se hizo un ideal del espiritualismo cristiano.


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    Mensaje por RioLena Miér Abr 08, 2020 9:24 pm

    Está publicado en el Foro:

    "La Mujer: en el pasado, en el presente, en el porvenir" - libro de Augusto Bebel - se descarga desde internet (link actualizado) - Imprescindible



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