Los cazadores de ciudad, la guerrilla urbana madrileña en 1944 y 1945. Recordando a José Vitini
texto de Luis Arroyo
publicado en revista Crash nº 4, octubre de 1978
La guerrilla urbana nació en España. Antes, mucho antes de que a los Tupamaros se les ocurriera la idea de enfrentarse al fascismo uruguayo mediante la organización de grupos armados en las ciudades, mucho antes de que aparecieran las Brigadas Rojas italianas, mucho antes de que el IRA hiciera frente al Ejército inglés en las ciudades, mucho antes del Ejército Rojo alemán, mucho antes de ETA o los GRAPO, los antifascistas republicanos españoles organizaron a partir de 1945 la guerrilla urbana en las principales ciudades españolas: Madrid, Barcelona, Valencia, Granada y Málaga. Nombres como los de los comunistas José Vitini Flores, Félix Plaza, Carmona, Cristino García, Mercedes Gómez, Juan Sanz, Luis Rodríguez, José Olmedo, etc., y los de los anarquistas Sabater y los hermanos Quero, destacan como los primeros organizadores en el mundo de lo que luego se ha llamado «guerrilla urbana», pero cuyo primer nombre fue simplemente el de «cazadores de ciudad».
A punto de terminar la Segunda Guerra Mundial, los grupos antifascistas españoles acordaron organizar un Ejército Guerrillero Republicano. Este Ejército estaba en lo fundamental formado por guerrillas campesinas, cuyo origen primero es también totalmente español, nacidas en la Guerra de la Independencia. Sin embargo, y dado el desarrollo de algunas grandes ciudades, principalmente Madrid y Barcelona, donde además se concentraba la casi totalidad del aparato burocrático del Estado fascista, los guerrilleros tuvieron que adaptar de una manera natural sus estructuras para luchar en el ambiente urbano, donde ademas, sus ataques iban dirigidos contra el corazón del Estado.
Los hechos vinieron a dar inmediatamente la razón a los guerrilleros. Los golpes más espectaculares y que más daño hicieron al fascismo de los años cuarenta, fueron los llevados a cabo en las grandes ciudades. Mientras el Gobierno franquista podía ocultar o silenciar actos ocurridos en los pueblos y en las ciudades más pequeñas, gracias al control de la prensa, en las ciudades esto se hacía casi completamente imposible, ya que al cabo de veinticuatro horas de una acción de los guerrilleros estaba enterado prácticamente todo Madrid. La misma difusión de los partes de guerra de los «cazadores de ciudad» tenían una distribución más rápida y directa en la ciudad, mientras que los comunicados de las guerrillas campesinas llegaban con gran retraso al pueblo y en cantidades muy reducidas por la imposibilidad de un reparto masivo. En Madrid, donde se organizaron en primer lugar estos «cazadores de ciudad», el primer grupo guerrillero fue formado por varios militantes comunistas veteranos de las guerrillas del Sur de Francia en la guerra contra los nazis. José Vitini Flores, jefe de los maquis de la región de Pau, fue el encargado de formar el primer grupo de guerrilla urbana en Madrid, a partir del mes de octubre de 1944.
La labor de Vitini no fue fácil. En primer lugar, por la falta de experiencia en este tipo de lucha. En segundo lugar, por la falta de una organización política diferenciada del grupo armado. Al llegar Vitini a Madrid, no sólo se tiene que hacer cargo de la organización armada, sino también de poner en marcha el Partido Comunista, muy debilitado por la represión. Hasta tal punto se confunden en esta primera etapa, la organización política y la guerrillera que la policía consigue desmantelar esta última, gracias a las pistas encontradas en la primera. Es muy difícil encontrar datos concretos sobre los participantes, tanto en la organización del PCE, como en la puesta en marcha de los «cazadores de ciudad». Ni siquiera la policía franquista se pone muy de acuerdo sobre ello, limitándose como siempre a acusar a los detenidos y a los no detenidos, pero identificados, de todas las acciones, sean políticas, sean guerrilleras. Podríamos aventurar, sin embargo, que junto a Vitini se constituyó una dirección del PCE formada además, por «Anselmo, el Americano» que podría ser Fermín lsasa y «Víctor». El grupo guerrillero estaba dividido en dos secciones, una de ellas mandada por Dalmacio Esteban González («Vicente Cerezo Gómez»), sargento del Batallón «José Díaz» durante la guerra civil y combatiente también en el maquis francés, y la otra por Félix Plaza Posada, soldado de la Brigada «El Campesino» durante la guerra civil y militante de las JSU. Otras informaciones hablan también de un tercer grupo guerrillero en Madrid, dirigido por José Carmona Valdeolivas («El Francés», o «El Fantasma»), también antiguo militante del maquis en Francia. Para que se vea el «despiste» de la policía franquista, estos tres hombres fueron acusados en sucesivos informes de haber dirigido y ejecutado los mismos atentados. Desde el mes de diciembre de 1944, hasta abril de 1945 en que Vitini, Plaza y Carmona son detenidos (y fusilados el 28 de abril de 1945), la guerrilla urbana madrileña desempeña una impresionante actividad en todos los órdenes. Desde el reparto masivo de propaganda, hasta asaltos a dependencias falangistas, pasando por golpes económicos para mantener las estructuras del PCE y de la guerrilla.
A finales de febrero de 1945, el Alto Mando de los Guerrilleros en España, difunde el siguiente parte de guerra:
«Frente del Centro. El jueves 15 de febrero, a las 10,30 de la noche, el grupo número 22 de la Agrupación de Guerrilleros de Madrid, ha atacado con bombas la Delegación de Prensa y Propaganda de la Falange Hitleriana, en Montesquinza, 2. Se voló la ventana central del salón principal, causándose entre el personal falangista 2 muertos y 7 heridos, tres de ellos graves y produciéndose graves desperfectos en el interior del edificio, principalmente en los archivos. El 25 de febrero, el grupo número 17 de la Agrupación de Guerrilleros de Madrid, atacó y tomó por asalto el local de la Falange del distrito de Cuatro Caminos, ajusticiando en el interior del mismo al secretario de la Falange del distrito y a otro jerarca falangista. Cumplido su objetivo, nuestros Guerrilleros se retiraron sin sufrir bajas».
El grupo guerrillero de Dalmacio Esteban, fue el que realizó la acción contra la Delegación de Prensa. Formaban el comando, junto a «Cerezo», Pantaleón Fernández e Hilario Pérez Roca, dando así comienzo a las acciones directas de la guerrilla urbana antifascista contra los organismos del Estado franquista. La segunda acción de la guerrilla urbana, con un intervalo de sólo diez días, la realizaron los grupos mandados por Félix Plaza y José Carmona. El objetivo fue la Delegación de la Falange del distrito de Cuatro Caminos, uno de los barrios obreros más destacados en Madrid en la lucha contra el fascismo. Estaba instalada esta Delegación en un chalet de dos plantas. A las nueve y media de la noche, los dos grupos guerrilleros entraron en el edificio, matando al falangista que tenía las funciones de vigilante y reduciendo al secretario del distrito que fue ejecutado allí mismo. Los guerrilleros, tras cortar el teléfono, se apoderaron de las armas que allí había. Según los datos aportados por la policía, fueron cuatro los guerrilleros que participaron en el golpe, además de los jefes: Domingo Martínez Malmierca (o Marmierga), Luis Álamo García, Julio Rodríguez y Tomás Jiménez Pérez.
Cerca del antiguo estadio del Metropolitano, otro comando, éste de apoyo, dirigido por Mercedes Gómez Otero, recogió las armas conseguidas en el asalto. «Merche» era una modista de 27 años, natural de Madrid y miembro también del PCE que dirigió hasta su detención en 1945 los servicios de información y apoyo a la guerrilla urbana madrileña. Colaboraba con ella, y luego la sustituyó en el mismo trabajo, Francisco Zoroa, hermano del dirigente comunista Agustín Zoroa, que fue miembro del Comité Central del PCE, y el verdadero organizador del PCE en Madrid y de su separación orgánica de la guerrilla urbana, consiguiendo de esta manera ofrecer una mayor resistencia y eficacia a la represión. Zoroa sería detenido, sin embargo, en octubre de 1946 y fusilado.
Pero estamos todavía en la primera etapa de la naciente guerrilla urbana madrileña, organizada por Vitini. Una de las más curiosas acciones de este grupo fue la «regada» de octavillas republicanas que hicieron en la primavera de 1945 en la Gran Vía de Madrid, a la hora en que la gente salía del cine de la sesión de la tarde. Para ello se subieron a la azotea de un hotel de la misma calle y a la hora oportuna lanzaron miles de octavillas que llenaron en pocos momentos toda la calle, ante el asombro de los viandantes. La policía comenzó a aporrear a los que las cogían, y al poco tiempo varias escuadras armadas de la Falange irrumpían por la calle intentando obligar a la gente a hacer una manifestación «espontánea» contra el comunismo. Otra de las primeras acciones guerrilleras fue la colocación de una bomba en el diario «Informaciones» de Madrid, que estaba muy cerca de la Plaza del Callao en pleno centro de Madrid. «Informaciones» se distinguía entonces por ser el periódico más nazi de todos. Prueba de ello es que no dio nunca la noticia de la rendición de los alemanes. También fue objeto de un atentado, la Casa Alemana. Entre los «golpes económicos», destacan el asalto a un almacén de maderas en Carabanchel y en la sucursal del Banco Hispano Americano, en Serrano.
Pero, sin duda, el atentado contra la Delegación de Falange, donde murieron los dos fascistas españoles, fue el que mayor repercusión tuvo, tanto a nivel político como popular. Al entierro asistieron las escuadras falangistas de todo Madrid y algunas de otras provincias, así como el secretario general del Movimiento, Arme, y los de la Gobernación, Educación, Trabajo, Comercio, el jefe de la Casa Civil de Franco, etc. Según la prensa de la época, más de trescientas mil personas asistieron al paso de la comitiva fúnebre. Ese mismo día, Franco ordenó la ejecución inmediata de 16 «terroristas comunistas, entre los que figuran varios jefes de grupos de acción de los filtrados por la frontera pirenaica, que habían cometido varios crímenes y otros actos terroristas».
Seguramente, esta acción y la respuesta de Franco, echó por tierra los intentos del fascismo español por aparentar una democratización ante los aliados que ya habían ocupado Francia y el norte de África. Fueron los peores momentos para Franco. Acosado por el exterior y con el cáncer de la guerrilla antifascista en el interior, estuvo a punto de sucumbir en varias ocasiones.
texto de Luis Arroyo
publicado en revista Crash nº 4, octubre de 1978
La guerrilla urbana nació en España. Antes, mucho antes de que a los Tupamaros se les ocurriera la idea de enfrentarse al fascismo uruguayo mediante la organización de grupos armados en las ciudades, mucho antes de que aparecieran las Brigadas Rojas italianas, mucho antes de que el IRA hiciera frente al Ejército inglés en las ciudades, mucho antes del Ejército Rojo alemán, mucho antes de ETA o los GRAPO, los antifascistas republicanos españoles organizaron a partir de 1945 la guerrilla urbana en las principales ciudades españolas: Madrid, Barcelona, Valencia, Granada y Málaga. Nombres como los de los comunistas José Vitini Flores, Félix Plaza, Carmona, Cristino García, Mercedes Gómez, Juan Sanz, Luis Rodríguez, José Olmedo, etc., y los de los anarquistas Sabater y los hermanos Quero, destacan como los primeros organizadores en el mundo de lo que luego se ha llamado «guerrilla urbana», pero cuyo primer nombre fue simplemente el de «cazadores de ciudad».
A punto de terminar la Segunda Guerra Mundial, los grupos antifascistas españoles acordaron organizar un Ejército Guerrillero Republicano. Este Ejército estaba en lo fundamental formado por guerrillas campesinas, cuyo origen primero es también totalmente español, nacidas en la Guerra de la Independencia. Sin embargo, y dado el desarrollo de algunas grandes ciudades, principalmente Madrid y Barcelona, donde además se concentraba la casi totalidad del aparato burocrático del Estado fascista, los guerrilleros tuvieron que adaptar de una manera natural sus estructuras para luchar en el ambiente urbano, donde ademas, sus ataques iban dirigidos contra el corazón del Estado.
Los hechos vinieron a dar inmediatamente la razón a los guerrilleros. Los golpes más espectaculares y que más daño hicieron al fascismo de los años cuarenta, fueron los llevados a cabo en las grandes ciudades. Mientras el Gobierno franquista podía ocultar o silenciar actos ocurridos en los pueblos y en las ciudades más pequeñas, gracias al control de la prensa, en las ciudades esto se hacía casi completamente imposible, ya que al cabo de veinticuatro horas de una acción de los guerrilleros estaba enterado prácticamente todo Madrid. La misma difusión de los partes de guerra de los «cazadores de ciudad» tenían una distribución más rápida y directa en la ciudad, mientras que los comunicados de las guerrillas campesinas llegaban con gran retraso al pueblo y en cantidades muy reducidas por la imposibilidad de un reparto masivo. En Madrid, donde se organizaron en primer lugar estos «cazadores de ciudad», el primer grupo guerrillero fue formado por varios militantes comunistas veteranos de las guerrillas del Sur de Francia en la guerra contra los nazis. José Vitini Flores, jefe de los maquis de la región de Pau, fue el encargado de formar el primer grupo de guerrilla urbana en Madrid, a partir del mes de octubre de 1944.
La labor de Vitini no fue fácil. En primer lugar, por la falta de experiencia en este tipo de lucha. En segundo lugar, por la falta de una organización política diferenciada del grupo armado. Al llegar Vitini a Madrid, no sólo se tiene que hacer cargo de la organización armada, sino también de poner en marcha el Partido Comunista, muy debilitado por la represión. Hasta tal punto se confunden en esta primera etapa, la organización política y la guerrillera que la policía consigue desmantelar esta última, gracias a las pistas encontradas en la primera. Es muy difícil encontrar datos concretos sobre los participantes, tanto en la organización del PCE, como en la puesta en marcha de los «cazadores de ciudad». Ni siquiera la policía franquista se pone muy de acuerdo sobre ello, limitándose como siempre a acusar a los detenidos y a los no detenidos, pero identificados, de todas las acciones, sean políticas, sean guerrilleras. Podríamos aventurar, sin embargo, que junto a Vitini se constituyó una dirección del PCE formada además, por «Anselmo, el Americano» que podría ser Fermín lsasa y «Víctor». El grupo guerrillero estaba dividido en dos secciones, una de ellas mandada por Dalmacio Esteban González («Vicente Cerezo Gómez»), sargento del Batallón «José Díaz» durante la guerra civil y combatiente también en el maquis francés, y la otra por Félix Plaza Posada, soldado de la Brigada «El Campesino» durante la guerra civil y militante de las JSU. Otras informaciones hablan también de un tercer grupo guerrillero en Madrid, dirigido por José Carmona Valdeolivas («El Francés», o «El Fantasma»), también antiguo militante del maquis en Francia. Para que se vea el «despiste» de la policía franquista, estos tres hombres fueron acusados en sucesivos informes de haber dirigido y ejecutado los mismos atentados. Desde el mes de diciembre de 1944, hasta abril de 1945 en que Vitini, Plaza y Carmona son detenidos (y fusilados el 28 de abril de 1945), la guerrilla urbana madrileña desempeña una impresionante actividad en todos los órdenes. Desde el reparto masivo de propaganda, hasta asaltos a dependencias falangistas, pasando por golpes económicos para mantener las estructuras del PCE y de la guerrilla.
A finales de febrero de 1945, el Alto Mando de los Guerrilleros en España, difunde el siguiente parte de guerra:
«Frente del Centro. El jueves 15 de febrero, a las 10,30 de la noche, el grupo número 22 de la Agrupación de Guerrilleros de Madrid, ha atacado con bombas la Delegación de Prensa y Propaganda de la Falange Hitleriana, en Montesquinza, 2. Se voló la ventana central del salón principal, causándose entre el personal falangista 2 muertos y 7 heridos, tres de ellos graves y produciéndose graves desperfectos en el interior del edificio, principalmente en los archivos. El 25 de febrero, el grupo número 17 de la Agrupación de Guerrilleros de Madrid, atacó y tomó por asalto el local de la Falange del distrito de Cuatro Caminos, ajusticiando en el interior del mismo al secretario de la Falange del distrito y a otro jerarca falangista. Cumplido su objetivo, nuestros Guerrilleros se retiraron sin sufrir bajas».
El grupo guerrillero de Dalmacio Esteban, fue el que realizó la acción contra la Delegación de Prensa. Formaban el comando, junto a «Cerezo», Pantaleón Fernández e Hilario Pérez Roca, dando así comienzo a las acciones directas de la guerrilla urbana antifascista contra los organismos del Estado franquista. La segunda acción de la guerrilla urbana, con un intervalo de sólo diez días, la realizaron los grupos mandados por Félix Plaza y José Carmona. El objetivo fue la Delegación de la Falange del distrito de Cuatro Caminos, uno de los barrios obreros más destacados en Madrid en la lucha contra el fascismo. Estaba instalada esta Delegación en un chalet de dos plantas. A las nueve y media de la noche, los dos grupos guerrilleros entraron en el edificio, matando al falangista que tenía las funciones de vigilante y reduciendo al secretario del distrito que fue ejecutado allí mismo. Los guerrilleros, tras cortar el teléfono, se apoderaron de las armas que allí había. Según los datos aportados por la policía, fueron cuatro los guerrilleros que participaron en el golpe, además de los jefes: Domingo Martínez Malmierca (o Marmierga), Luis Álamo García, Julio Rodríguez y Tomás Jiménez Pérez.
Cerca del antiguo estadio del Metropolitano, otro comando, éste de apoyo, dirigido por Mercedes Gómez Otero, recogió las armas conseguidas en el asalto. «Merche» era una modista de 27 años, natural de Madrid y miembro también del PCE que dirigió hasta su detención en 1945 los servicios de información y apoyo a la guerrilla urbana madrileña. Colaboraba con ella, y luego la sustituyó en el mismo trabajo, Francisco Zoroa, hermano del dirigente comunista Agustín Zoroa, que fue miembro del Comité Central del PCE, y el verdadero organizador del PCE en Madrid y de su separación orgánica de la guerrilla urbana, consiguiendo de esta manera ofrecer una mayor resistencia y eficacia a la represión. Zoroa sería detenido, sin embargo, en octubre de 1946 y fusilado.
Pero estamos todavía en la primera etapa de la naciente guerrilla urbana madrileña, organizada por Vitini. Una de las más curiosas acciones de este grupo fue la «regada» de octavillas republicanas que hicieron en la primavera de 1945 en la Gran Vía de Madrid, a la hora en que la gente salía del cine de la sesión de la tarde. Para ello se subieron a la azotea de un hotel de la misma calle y a la hora oportuna lanzaron miles de octavillas que llenaron en pocos momentos toda la calle, ante el asombro de los viandantes. La policía comenzó a aporrear a los que las cogían, y al poco tiempo varias escuadras armadas de la Falange irrumpían por la calle intentando obligar a la gente a hacer una manifestación «espontánea» contra el comunismo. Otra de las primeras acciones guerrilleras fue la colocación de una bomba en el diario «Informaciones» de Madrid, que estaba muy cerca de la Plaza del Callao en pleno centro de Madrid. «Informaciones» se distinguía entonces por ser el periódico más nazi de todos. Prueba de ello es que no dio nunca la noticia de la rendición de los alemanes. También fue objeto de un atentado, la Casa Alemana. Entre los «golpes económicos», destacan el asalto a un almacén de maderas en Carabanchel y en la sucursal del Banco Hispano Americano, en Serrano.
Pero, sin duda, el atentado contra la Delegación de Falange, donde murieron los dos fascistas españoles, fue el que mayor repercusión tuvo, tanto a nivel político como popular. Al entierro asistieron las escuadras falangistas de todo Madrid y algunas de otras provincias, así como el secretario general del Movimiento, Arme, y los de la Gobernación, Educación, Trabajo, Comercio, el jefe de la Casa Civil de Franco, etc. Según la prensa de la época, más de trescientas mil personas asistieron al paso de la comitiva fúnebre. Ese mismo día, Franco ordenó la ejecución inmediata de 16 «terroristas comunistas, entre los que figuran varios jefes de grupos de acción de los filtrados por la frontera pirenaica, que habían cometido varios crímenes y otros actos terroristas».
Seguramente, esta acción y la respuesta de Franco, echó por tierra los intentos del fascismo español por aparentar una democratización ante los aliados que ya habían ocupado Francia y el norte de África. Fueron los peores momentos para Franco. Acosado por el exterior y con el cáncer de la guerrilla antifascista en el interior, estuvo a punto de sucumbir en varias ocasiones.
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José Vitini
José Vitini
Última edición por RioLena el Miér Mar 04, 2020 10:00 pm, editado 1 vez