Sobre el acuerdo del fondo europeo Next Generation EU
Comunicado del Comité Central del Partido del Trabajo Democrático
24/07/2020
Ursula von der Leyen, Presidenta de la Comisión Europea. Foto: Parlamento Europeo//Wikipedia
Los gobiernos de los países miembros han llegado a un acuerdo por el cual la Unión Europea dedicará fondos e instrumentos financieros para ayudar a los países más castigados por la pandemia de COVID-19 a levantar el vuelo económicamente hablando. Este acuerdo tiene luces y sombras y da lugar a lecturas políticas y tácticas que queremos valorar:
Cuatro consideraciones previas:
1. La derecha, la patronal y los sectores neoliberales del gobierno, están intentando colocar la idea en la opinión pública de que el acuerdo en sí conlleva la necesidad de aplicar recortes, reformas regresivas de las pensiones (como la mochila austriaca), o suspender cualquier reforma laboral a favor de los trabajadores. Esto es falso.
2. Las cantidades que recibirá España, son importantes y las necesitamos como el aire que respiramos. Pero no son suficientes para completar la transformación del modelo productivo y la reorganización industrial que el país necesita. No se deberían generar falsas expectativas en este sentido. Sigue siendo imprescindible la reforma fiscal para obtener recursos de las fortunas de los superricos, de las grandes multinacionales y aumentar la intervención del estado en los sectores y empresas estratégicas y la democratización de su gestión.
3. En el plano del presupuesto de la UE, el acuerdo implica una reducción de recursos de los fondos de cohesión, la PAC, la I+D y otros instrumentos de los que dependen partes importantes de nuestra economía.
4. Es cierto que no hay hombres de negro, pero los países frugales (tacaños) siguen reteniendo cierta capacidad de obstaculizar los planes de los gobiernos. Esto implica escenarios de confrontación en el futuro.
Consideraciones políticas
1. La razón de que se haya logrado este acuerdo es la convergencia entre países del Sur de Europa con gobiernos de centro-izquierda (como puede ser el caso de España, Italia y Portugal). Esto ha puesto a la Unión Europea ante el fantasma de la ruptura del mercado común y el derrumbe del proyecto. Esta circunstancia dejaría en muy mal lugar a los sectores más importantes del capital europeo y los países miembros a la hora de competir internacionalmente, especialmente frente a China y Estados Unidos. Es decir, la UE se ha visto obligada a aflojar presión interna.
2. El acuerdo es un paréntesis en la austeridad neoliberal y las políticas de desmantelamiento de los servicios públicos, las transferencias de rentas desde las clases populares a las oligarquías y, hasta cierto punto, de las políticas de competitividad entre trabajadores de los distintos países. Esto nos da cierta tregua durante unos 5 años. Es una oportunidad para la clase trabajadora de cara a recuperar ciertas posiciones en la lucha de clases, si se sabe aprovechar, claro está.
3. En este escenario hay que estrechar la vigilancia y desplegar la presión social sobre los aparatos y organismos de gobierno a todos los niveles (central, autonómico y municipal). La presión desde abajo (sindical, social, política) y la exigencia de gestión democrática de estos recursos es más necesaria que nunca, a fin de que los fondos se destinen a la política social (IMV, ERTEs, sanidad) e industrial (el liderazgo de la inversión pública en la transición energética y digital).
4. La difícil negociación de este acuerdo y el hecho de que se haya llegado a una solución de compromiso, es una muestra de las divisiones entre las élites de los países miembros en la UE y las contradicciones internas del proyecto europeo. En un contexto en que el movimiento obrero y popular está debilitado y desorganizado, esta división de los adversarios nos beneficia y es algo que debemos aprovechar.
La dinámica de coordinación con otros gobiernos de centro-izquierda o progresistas europeos es positiva y debe mantenerse y potenciarse, a fin de contrarrestar intentos de endurecer las condiciones de los fondos. Esta dinámica será más positiva aún si va acompañada de la coordinación “por abajo” a nivel sindical, de movimientos sociales y partidos políticos de izquierdas.
Comunicado del Comité Central del Partido del Trabajo Democrático
24/07/2020
Ursula von der Leyen, Presidenta de la Comisión Europea. Foto: Parlamento Europeo//Wikipedia
Los gobiernos de los países miembros han llegado a un acuerdo por el cual la Unión Europea dedicará fondos e instrumentos financieros para ayudar a los países más castigados por la pandemia de COVID-19 a levantar el vuelo económicamente hablando. Este acuerdo tiene luces y sombras y da lugar a lecturas políticas y tácticas que queremos valorar:
Cuatro consideraciones previas:
1. La derecha, la patronal y los sectores neoliberales del gobierno, están intentando colocar la idea en la opinión pública de que el acuerdo en sí conlleva la necesidad de aplicar recortes, reformas regresivas de las pensiones (como la mochila austriaca), o suspender cualquier reforma laboral a favor de los trabajadores. Esto es falso.
2. Las cantidades que recibirá España, son importantes y las necesitamos como el aire que respiramos. Pero no son suficientes para completar la transformación del modelo productivo y la reorganización industrial que el país necesita. No se deberían generar falsas expectativas en este sentido. Sigue siendo imprescindible la reforma fiscal para obtener recursos de las fortunas de los superricos, de las grandes multinacionales y aumentar la intervención del estado en los sectores y empresas estratégicas y la democratización de su gestión.
3. En el plano del presupuesto de la UE, el acuerdo implica una reducción de recursos de los fondos de cohesión, la PAC, la I+D y otros instrumentos de los que dependen partes importantes de nuestra economía.
4. Es cierto que no hay hombres de negro, pero los países frugales (tacaños) siguen reteniendo cierta capacidad de obstaculizar los planes de los gobiernos. Esto implica escenarios de confrontación en el futuro.
Consideraciones políticas
1. La razón de que se haya logrado este acuerdo es la convergencia entre países del Sur de Europa con gobiernos de centro-izquierda (como puede ser el caso de España, Italia y Portugal). Esto ha puesto a la Unión Europea ante el fantasma de la ruptura del mercado común y el derrumbe del proyecto. Esta circunstancia dejaría en muy mal lugar a los sectores más importantes del capital europeo y los países miembros a la hora de competir internacionalmente, especialmente frente a China y Estados Unidos. Es decir, la UE se ha visto obligada a aflojar presión interna.
2. El acuerdo es un paréntesis en la austeridad neoliberal y las políticas de desmantelamiento de los servicios públicos, las transferencias de rentas desde las clases populares a las oligarquías y, hasta cierto punto, de las políticas de competitividad entre trabajadores de los distintos países. Esto nos da cierta tregua durante unos 5 años. Es una oportunidad para la clase trabajadora de cara a recuperar ciertas posiciones en la lucha de clases, si se sabe aprovechar, claro está.
3. En este escenario hay que estrechar la vigilancia y desplegar la presión social sobre los aparatos y organismos de gobierno a todos los niveles (central, autonómico y municipal). La presión desde abajo (sindical, social, política) y la exigencia de gestión democrática de estos recursos es más necesaria que nunca, a fin de que los fondos se destinen a la política social (IMV, ERTEs, sanidad) e industrial (el liderazgo de la inversión pública en la transición energética y digital).
4. La difícil negociación de este acuerdo y el hecho de que se haya llegado a una solución de compromiso, es una muestra de las divisiones entre las élites de los países miembros en la UE y las contradicciones internas del proyecto europeo. En un contexto en que el movimiento obrero y popular está debilitado y desorganizado, esta división de los adversarios nos beneficia y es algo que debemos aprovechar.
La dinámica de coordinación con otros gobiernos de centro-izquierda o progresistas europeos es positiva y debe mantenerse y potenciarse, a fin de contrarrestar intentos de endurecer las condiciones de los fondos. Esta dinámica será más positiva aún si va acompañada de la coordinación “por abajo” a nivel sindical, de movimientos sociales y partidos políticos de izquierdas.