La nueva identidad del trabajo..Surgue un nuevo proletariado?

¿Qué tienen en común un cadete, el cajero de un supermercado, un operador de call center que habla varios idiomas o un programador de software? La precarización y la informalidad, marcas registradas de la estructura que adquirió el mercado de trabajo en las últimas décadas.

Para el investigador brasileño Ricardo Antunes, se trata del nuevo proletariado surgido de la reorganización mundial del trabajo en esta nueva fase del capitalismo, pautada por la desterritorialización de las empresas. El académico habló en el décimo encuentro regional de ciencias sociales y sindicalismo organizado por el Núcleo de Estudios del Trabajo y la Conflictividad Social (NET) de la Escuela de Antropología de la Facultad de Humanidades de Rosario.

"Un tercio de la fuerza laboral en el mundo hace trabajos precarios, informales, tercerizados o directamente están en las filas del desempleo", explicó el docente de la Universidad de Campinas. Son millones de personas que, además, son víctimas de la precarización global en tanto se desparraman por el mundo buscando cualquier tipo de trabajo.

Cientos de millones de personas afectadas directa o indirectamente del desempleo estructural denuncian una nueva morfología del trabajo, que tiene sus consecuencias en las formas de representación sindical. Morfología, dijo Antunes, caracterizada por la inestabilidad, la migración y la aparición de un nuevo proletariado en el sector de servicios, que convive con el obrero clásico industrial de la era fordista. "Hay una retracción de los obreros industriales de base fordista pero con una ampliación del plantel de trabajadores de call center, cadetes, cajeros de supermercados, programadores y empleados en el área de comunicaciones", dijo.

Recordó que, en Brasil, hay un millón de personas ocupadas en telemarketing, típica actividad del capitalismo del siglo XXI, desterritorializada según el mapa de los bajos salarios y las malas condiciones de contratación. Lejos de verificarse el pronosticado fin del trabajo asalariado, las mutaciones que se exhiben con crudeza en el bicentenario muestran a "una clase obrera que se está ampliando pero con una nueva polisemia".

En las últimas décadas hubo un aumento de la tercerización, las empresas ya no les dicen a sus obreros trabajadores sino partners o colaboradores. En plena era de la informatización, la informalidad laboral se expande y también se profundiza la sujeción de los trabajadores al capital, constituyendo "un infoproletariado que más allá de sus calificaciones técnicas opera en condiciones propias del lumpemproletariado", subrayó.

Este proceso complejo de individualización de las responsabilidades laborales y de las relaciones salariales anida especialmente en el sector de las nuevas tecnologías de la comunicación. "Lo que la burguesía llama la sociedad del conocimiento encubre una nueva organización del capital, que se apropia no sólo de la fuerza física sino también del pensamiento a través de la realización de ese trabajo inmaterial", describió.

De otra forma, la apariencia de menor trabajo es compensada con la extracción de más plusvalor. Antunes puso como ejemplo moderno de estas relaciones al cajero automático, "donde nosotros como clientes hacemos gratis un montón de trabajos que antes hacía el empleado bancario", señaló.

Estas nuevas formas del trabajo, opinó el investigador, presentan grandes desafíos para la organización sindical. Describió que "el desempleo ampliado, la precarización del trabajo, la reducción salarial y la pérdida de derechos es la fotografía del mundo de hoy". Entre sus consecuencias prácticas, está la "horizontalización" de las empresas, que a diferencia del modelo fordista, se desparraman por el mundo y en pequeñas unidades.

"Con la empresa fordista el movimiento obrero creó sindicatos verticales, ahora se impone avanzar también en un sindicalismo horizontal", dijo Antunes.

El investigador instó a adaptar la organización de la representación gremial al nuevo diseño del trabajo en base a los siguientes ejes:

* Romper la barrera social que separa a los trabajadores estables de los precarizados. El sindicalismo debe organizar a los desempleados, auxiliarlos y no empujarlos del gremio poque no pueden pagar la cuota sindical.
* Incluir a las mujeres. Hay un proceso de feminización del trabajo. El 70% de los empleados de telemarketing son mujeres.

* Incorporar a los jóvenes a la vida sindical. "La lógica del capital es destructiva también en su trazo generacional, ya que a los 40 años un trabajador es considerado viejo, al tiempo que las empresas optan por los jóvenes en la creencia que no tienen experiencia sindical", dijo.

* Hay que combatir conductas antiinmigrantes de muchos sindicatos.

* Reducir la distancia de las organizaciones sociales con las bases y su dependencia con el Estado. "El sindicalismo asumió el desafío de acomodarse al taylorismo y después al fordismo, ahora debe asumir el desafío de convertirse en un sindicalismo más horizontal y de base".