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Lectura Obligada - Lenin - La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo
Leningrad- Revolucionario/a
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donibane- Comunista
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Lo acabe de leer hace poco y me ha encantado. LECTURA OBLIGADA
amalasangre- Novato/a rojo/a
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Alguien sabe otro sitio donde pueda encontrar este texto, la pagina dice que el archivo no es valido o no esta.... gracias
pedrocasca- Colaborador estrella
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Otro link de descarga de La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo, de V. I. Lenin:
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Última edición por pedrocasca el Sáb Dic 15, 2012 11:04 am, editado 1 vez
amalasangre- Novato/a rojo/a
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gracias y perdon por contestar tan tarde pero llevo mucho sin poder parar
pedrocasca- Colaborador estrella
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Otro link de lectura y copia del libro de V. I. Lenin titulado "La enfermedad infantil del 'izquierdismo' en el comunismo" :
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pedrocasca- Colaborador estrella
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Texto sobre el libro "La enfermedad infantil del 'izquierdismo' en el comunismo" publicado en el blog Hoz y Martillo, de la Juventud Marxista-Leninista:
En primer lugar, cabe resaltar cuáles son las intenciones que motivan a V.I.Lenin a escribir este folleto en 1920 para la inauguración del II Congreso de la Internacional Comunista: el objetivo es analizar la experiencia de la revolución de octubre en relación con algunas cuestiones de la táctica comunista que se están dando en Europa occidental. Estas tendencias representan el doctrinarismo de izquierda o “izquierdismo” como correligionario del doctrinarismo de derechas (representado por el oportunismo, cuyo ejemplo histórico más esclarecedor puede ser Kautski).
La experiencia bolchevique nos demuestra la variedad de las formas de lucha en la que se desenvuelve: legal e ilegal, clandestino y abierto, propaganda en círculos y entre las masas… En resumen, la flexibilidad, la sensibilidad táctica que caracteriza al leninismo, frente al dogmatismo de izquierdas, que no acepta más que el camino recto, obstinado en rechazar la formas de lucha antiguas sin ver que el nuevo contenido se abre paso a través de toda clase de formas y que el deber de los comunistas es dominarlas todas; y el dogmatismo de derechas el cual no admite más que las formas antiguas y fracasa constantemente por no darse cuenta del nuevo contenido.
Sin lugar a dudas, tras la imponente derrota en que se ha sumido el comunismo, estas tendencias doctrinarias se han enquistado de tal manera en el movimiento comunista que prácticamente todas las organizaciones están contagiadas por una de las dos enfermedades.
Es importante comprender la obra desde el marco en el que se desarrolla, en pleno auge de la tercera o podríamos decir con más acierto y perspectiva de la I Internacional Comunista. Es en este contexto donde Lenin da unas recomendaciones tácticas concretas, éstas no se pueden absolutizar sin contagiarnos de la enfermedad que él quería combatir, no se pueden interpolar a la situación actual.
La gran enseñanza, que nos lega Lenin en esta obra, es desarrollar la revolución desde la flexibilidad táctica bajo la guía de los principios, desde el marxismo-leninismo, el cual sólo puede ser comprendido, sin peligro de caer en el dogmatismo, desde la experiencia histórica de la Revolución de Octubre.
Sólo de esta forma podemos analizar la experiencia bolchevique en nuestro contexto, en relación a la situación actual de la lucha de clases. El eje central sobre el que gira el leninismo como concepción política y nuestra situación actual, es en torno al partido de nuevo tipo, ésta es la condición indispensable para poder desarrollar cualquier actividad revolucionaria, cualquier actividad de vanguardia en las instituciones reaccionarias.
La reconstitución del Partido Comunista es la condición determinante de la táctica consecuente de un comunista hoy en día, en la etapa de derrota más importante de la historia de la revolución, en la que todavía no nos hemos dotado de los instrumentos necesarios para la revolución, ni siquiera, la vanguardia esta preparada para realizar una dirección efectiva en su relación con las masas proletarias.
Desde la comprensión de la situación actual de necesidad del Partido Comunista, podemos comprender la obra de Lenin y elaborar una respuesta a su título VII. ¿Deben actuar los revolucionarios en los sindicatos reaccionarios? Según Lenin la táctica del comunista frente a los sindicatos debe de ser una “escuela de comunismo”, esta afirmación no implica que independientemente de la situación en que se encuentre la lucha de clases el deber del militante comunista sea la participación sindical.
Lenin da directrices en un momento concreto, cuando ya hay un partido de nuevo tipo, entonces si es importante trabajar en los sindicatos reaccionarios como correa de transmisión; pero no rebajando la forma superior de unión de clase (partido de nuevo tipo), a la vieja cumpliendo con sus funciones reaccionarias de reproducir el sistema de dominación a través de la dirección de las luchas inmediatas de la clase obrera. Tal es el trabajo sucio al que se llevan refiriendo los revisionistas enarbolando dogmáticamente el leninismo, sin conocerlo en la totalidad de su experiencia histórica.
En resumen para poder realizar una correcta actividad en los sindicatos reaccionarios: elevar a las masas a las posiciones revolucionarias, es necesario el partido de nuevo tipo. Actividad a la que no nos tienen acostumbrados organizaciones revisionistas como la UJCE… que pregonan el sindicalismo tomando las mismas posiciones que los doctrinarios de derecha (mencheviques) durante toda la historia de la revolución.
Otro ejemplo de la riqueza táctica del leninismo es la postura del partido bolchevique frente a la participación en los parlamentos burgueses, dependiendo de las necesidades prácticas de cada momento siempre manteniendo la perspectiva y el objetivo revolucionario sin rebaja alguna de principios. Esta experiencia nos demuestra que el camino hacia la revolución no es lineal, es dialéctico, desenvolviéndose en innumerables contradicciones.
Hoy hay organizaciones como la UJCE (oportunistas kautskianos), que pregonan el dogmatismo de derecha frente a la participación en las elecciones y organizaciones que pregonan el dogmatismo de izquierda en este aspecto, el ejemplo más claro son las organizaciones anarquistas planteando la eterna abstención. Sin lugar a dudas, la JML considera que en la situación actual, en la cual carecemos de partido de nuevo tipo, la postura de los comunistas debe ser la abstención en cuanto boicot activo, aprovechando la situación de apertura política que genera un periodo electoral para desarrollar el debate y hacer llegar nuestra línea.
La cura frente a esta enfermedad, que hoy como en 1920 sigue afectando a nuestro movimiento, sigue siendo la misma que predicaba Lenin, la implacable lucha de dos líneas frente al oportunismo, dogmatismo, en resumen, frente al revisionismo.
En síntesis, contra lo que nos han querido hacer creer toda la ralea de doctrinarios de derecha que llevan muchas décadas dominando el movimiento comunista, la Enfermedad infantil no es una obra de principios, sino una serie de indicaciones tácticas en un momento histórico muy concreto, el inmediatamente posterior a Octubre, frente a la rigidez dogmática de los inmaduros destacamentos que acaban de abrazar el comunismo. El contexto de esta obra es un movimiento revolucionario a la ofensiva, bajo el calor de la Revolución de Octubre, y que cuenta con el sólido aval del partido mundial de la revolución, la Komintern, recién constituida. Nada más miope hoy, que ninguno de estos elementos existe (ni partido bolchevique, ni Internacional, ni auge revolucionario), que seguir agitando esta obra dogmáticamente como una especie de Talmud.
En primer lugar, cabe resaltar cuáles son las intenciones que motivan a V.I.Lenin a escribir este folleto en 1920 para la inauguración del II Congreso de la Internacional Comunista: el objetivo es analizar la experiencia de la revolución de octubre en relación con algunas cuestiones de la táctica comunista que se están dando en Europa occidental. Estas tendencias representan el doctrinarismo de izquierda o “izquierdismo” como correligionario del doctrinarismo de derechas (representado por el oportunismo, cuyo ejemplo histórico más esclarecedor puede ser Kautski).
La experiencia bolchevique nos demuestra la variedad de las formas de lucha en la que se desenvuelve: legal e ilegal, clandestino y abierto, propaganda en círculos y entre las masas… En resumen, la flexibilidad, la sensibilidad táctica que caracteriza al leninismo, frente al dogmatismo de izquierdas, que no acepta más que el camino recto, obstinado en rechazar la formas de lucha antiguas sin ver que el nuevo contenido se abre paso a través de toda clase de formas y que el deber de los comunistas es dominarlas todas; y el dogmatismo de derechas el cual no admite más que las formas antiguas y fracasa constantemente por no darse cuenta del nuevo contenido.
Sin lugar a dudas, tras la imponente derrota en que se ha sumido el comunismo, estas tendencias doctrinarias se han enquistado de tal manera en el movimiento comunista que prácticamente todas las organizaciones están contagiadas por una de las dos enfermedades.
Es importante comprender la obra desde el marco en el que se desarrolla, en pleno auge de la tercera o podríamos decir con más acierto y perspectiva de la I Internacional Comunista. Es en este contexto donde Lenin da unas recomendaciones tácticas concretas, éstas no se pueden absolutizar sin contagiarnos de la enfermedad que él quería combatir, no se pueden interpolar a la situación actual.
La gran enseñanza, que nos lega Lenin en esta obra, es desarrollar la revolución desde la flexibilidad táctica bajo la guía de los principios, desde el marxismo-leninismo, el cual sólo puede ser comprendido, sin peligro de caer en el dogmatismo, desde la experiencia histórica de la Revolución de Octubre.
Sólo de esta forma podemos analizar la experiencia bolchevique en nuestro contexto, en relación a la situación actual de la lucha de clases. El eje central sobre el que gira el leninismo como concepción política y nuestra situación actual, es en torno al partido de nuevo tipo, ésta es la condición indispensable para poder desarrollar cualquier actividad revolucionaria, cualquier actividad de vanguardia en las instituciones reaccionarias.
La reconstitución del Partido Comunista es la condición determinante de la táctica consecuente de un comunista hoy en día, en la etapa de derrota más importante de la historia de la revolución, en la que todavía no nos hemos dotado de los instrumentos necesarios para la revolución, ni siquiera, la vanguardia esta preparada para realizar una dirección efectiva en su relación con las masas proletarias.
Desde la comprensión de la situación actual de necesidad del Partido Comunista, podemos comprender la obra de Lenin y elaborar una respuesta a su título VII. ¿Deben actuar los revolucionarios en los sindicatos reaccionarios? Según Lenin la táctica del comunista frente a los sindicatos debe de ser una “escuela de comunismo”, esta afirmación no implica que independientemente de la situación en que se encuentre la lucha de clases el deber del militante comunista sea la participación sindical.
Lenin da directrices en un momento concreto, cuando ya hay un partido de nuevo tipo, entonces si es importante trabajar en los sindicatos reaccionarios como correa de transmisión; pero no rebajando la forma superior de unión de clase (partido de nuevo tipo), a la vieja cumpliendo con sus funciones reaccionarias de reproducir el sistema de dominación a través de la dirección de las luchas inmediatas de la clase obrera. Tal es el trabajo sucio al que se llevan refiriendo los revisionistas enarbolando dogmáticamente el leninismo, sin conocerlo en la totalidad de su experiencia histórica.
En resumen para poder realizar una correcta actividad en los sindicatos reaccionarios: elevar a las masas a las posiciones revolucionarias, es necesario el partido de nuevo tipo. Actividad a la que no nos tienen acostumbrados organizaciones revisionistas como la UJCE… que pregonan el sindicalismo tomando las mismas posiciones que los doctrinarios de derecha (mencheviques) durante toda la historia de la revolución.
Otro ejemplo de la riqueza táctica del leninismo es la postura del partido bolchevique frente a la participación en los parlamentos burgueses, dependiendo de las necesidades prácticas de cada momento siempre manteniendo la perspectiva y el objetivo revolucionario sin rebaja alguna de principios. Esta experiencia nos demuestra que el camino hacia la revolución no es lineal, es dialéctico, desenvolviéndose en innumerables contradicciones.
Hoy hay organizaciones como la UJCE (oportunistas kautskianos), que pregonan el dogmatismo de derecha frente a la participación en las elecciones y organizaciones que pregonan el dogmatismo de izquierda en este aspecto, el ejemplo más claro son las organizaciones anarquistas planteando la eterna abstención. Sin lugar a dudas, la JML considera que en la situación actual, en la cual carecemos de partido de nuevo tipo, la postura de los comunistas debe ser la abstención en cuanto boicot activo, aprovechando la situación de apertura política que genera un periodo electoral para desarrollar el debate y hacer llegar nuestra línea.
La cura frente a esta enfermedad, que hoy como en 1920 sigue afectando a nuestro movimiento, sigue siendo la misma que predicaba Lenin, la implacable lucha de dos líneas frente al oportunismo, dogmatismo, en resumen, frente al revisionismo.
En síntesis, contra lo que nos han querido hacer creer toda la ralea de doctrinarios de derecha que llevan muchas décadas dominando el movimiento comunista, la Enfermedad infantil no es una obra de principios, sino una serie de indicaciones tácticas en un momento histórico muy concreto, el inmediatamente posterior a Octubre, frente a la rigidez dogmática de los inmaduros destacamentos que acaban de abrazar el comunismo. El contexto de esta obra es un movimiento revolucionario a la ofensiva, bajo el calor de la Revolución de Octubre, y que cuenta con el sólido aval del partido mundial de la revolución, la Komintern, recién constituida. Nada más miope hoy, que ninguno de estos elementos existe (ni partido bolchevique, ni Internacional, ni auge revolucionario), que seguir agitando esta obra dogmáticamente como una especie de Talmud.
pedrocasca- Colaborador estrella
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Leninismo selectivo (la enfermedad senil del revisionismo)
texto de Manuel Navarrete relacionado con La enfermedad infantil del 'izquierdismo' en el comunismo - publicado en diciembre de 2012 en la web Kaosenlared
En el Foro se ha publicado como tema en:
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"La enfermedad senil del revisionismo resulta extrañamente selectiva a la hora de citar a Lenin. Casualmente sólo se citan aquellos pasajes pasados que sirven para justificar las traiciones presentes"
La primera vez que leí La enfermedad infantil del izquierdismo yo era un adolescente. Por ello, hace unos días decidí releerlo. Tal vez no lo entendí en su momento, tal vez me haga replantearme mis posiciones, pensaba. Y vistas las citas que los revisionistas suelen esgrimir y descontextualizar, había acabado por pensar que, probablemente, nada más terminarlo me convertiría en una especie de “walking dead” e iría, sin poder evitarlo, a afiliarme a CC OO, justificando de paso el vergonzoso pacto de gobierno de IU con el PSOE en Andalucía. Pero, sorprendentemente, no ha sido así.
Lenin escribió este interesante panfleto en 1920. En 1969, un tal Danny Cohn-Bendit (que, por lo visto, se divirtió mucho en la universidad) le respondió escribiendo un engendro titulado El izquierdismo, remedio a la enfermedad senil del leninismo. El tiempo dejaría a cada cual en su lugar: Cohn-Bendit es actualmente europarlamentario e hizo campaña por el “Sí” a la Constitución Europea, es decir, por el “sí” a la enfermedad (para todas las edades) del capitalismo.
Con todo, usaré la ocurrente expresión de este traidor, porque la enfermedad senil del revisionismo resulta “extrañamente” selectiva a la hora de citar a Lenin. “Casualmente”, sólo se citan aquellos pasajes pasados que sirven para justificar las traiciones presentes. Se cita la página 44 de este libro, donde Lenin habla de la necesidad de participar en los sindicatos reaccionarios. También se cita la página 52, donde Lenin insta a sus partidarios a participar en los parlamentos burgueses, o la 90, en la que Lenin llama a los comunistas británicos a apoyar a los socialdemócratas ingleses de la II Internacional (los laboristas). Y, naturalmente, como me dijo uno de la UJCE, se considera que quienes no intentamos amoldar nuestra realidad política a estas citas descontextualizadas no somos “verdaderos leninistas”. ¡Qué drama!
“Curiosamente” no se cita ni se intenta amoldar la realidad a la página 12, en la que Lenin habla de “combinar las acciones legales e ilegales”, de eliminar a los reformistas como “agentes burgueses” en el interior del movimiento obrero y de negar “las ilusiones pacifistas”. Tampoco se cita ni se intenta amoldar la realidad a la página 20, en la que Lenin defiende la táctica aplicada en 1905 por los revolucionarios rusos: el boicot a las elecciones parlamentarias burguesas. ¡Otra casualidad!
No vemos que citen ni intenten amoldar la realidad a la página 43, donde Lenin habla de la necesidad de una “lucha implacable” para expulsar de los partidos y sindicatos a los líderes oportunistas. Ni la página 52, en la que Lenin habla de que los bolcheviques no debían “rebajarse” al nivel de conciencia de las masas, sino decirles “la amarga verdad”. Ni la página 58, en la que Lenin dice explícitamente que la abstención electoral “no siempre es un error”, pues “hay condiciones para el boicot”. Ni la página 62, en la que Lenin pide una crítica “intransigente y violenta” contra los jefes de la izquierda que no usen el parlamento de una manera revolucionaria, es decir, con la intención de denunciar al propio parlamento y destruirlo, exigiendo además la expulsión y sustitución de esos jefes. Ni la página 73, en la que vuelve a hablar de establecer una lucha implacable contra la dirección oportunista de los partidos obreros.
Por otro lado, ya que las páginas 44, 52 y 90 les resultan a los revisionistas tan importantes, podrían explicarme por qué carece en cambio de importancia la página 96, en la que Lenin propone la “transformación de la huelga en insurrección armada” y habla de los soviets como “sepultureros del parlamentarismo burgués”. Tampoco parecen considerar importante la página 97, en la que Lenin explica cómo la III Internacional venció a la II, aunque ésta última fuera en principio mucho más grande; o la página 106, en la que Lenin explica por qué los comunistas ingleses deben apoyar la independencia de Irlanda contra el imperialismo británico; o la página 109, en la que Lenin dice que el hecho de que los periódicos burgueses criticaran al bolchevismo benefició al bolchevismo; o la 123, en la que llega a dar la razón a Bordiga en la idea de que hay que expulsar de los partidos de izquierda a todos los “social-traidores” reformistas.
Por supuesto, está más allá de toda esperanza que ese compañero de la UJCE, que me requisó el carné de “leninista” (hecho que, como podrá imaginarse, me produjo una honda preocupación), lea también, aparte de la cita descontextualizada de sus manuales formativos, los pasajes completos en los que Lenin expone claramente qué es aquello que rechaza: no los sindicatos alternativos, inexistentes en ese momento, sino los “consejos” o “uniones obreras” que proponía crear la izquierda germano holandesa (pág. 40), las “nuevas formas organizativas inventadas por ellos” (pág. 44). O aquellos pasajes en los que Lenin explica a qué se refiere con “sindicatos reaccionarios”: apoliticismo, estrechez corporativa, espíritu rutinario… (pág. 41). Es decir, no pretendo que el compañero asimile que Lenin no hablaba de fenómenos como los liberados sindicales o la firma del “pensionazo, por el sencillo motivo de que no llegó a conocerlos. Que habría que ver si CC OO sería para Lenin un “sindicato reaccionario” (no por lo reaccionario, cosa en la que no habría duda, sino por lo de “sindicato”), o sería más bien un auténtico aparato del Estado burgués.
Tampoco puedo esperar que el compañero comprenda que Lenin habla de participar en esos sindicatos porque en esos momentos eran “las organizaciones en las que están las masas” (pág. 45), dando la cifra de nada menos que 7 millones de afiliados en la Inglaterra de 1920, mientras que hoy día las masas no están en CC OO, sino que odian a CC OO y la tasa de afiliación es muy baja.
Tengo otros amigos, en este caso en el PCPE o Izquierda Anticapitalista, a los que no estoy seguro de poder explicarles que, en efecto, Lenin dice que hay que participar en el parlamento burgués (pág. 53), pero que presentando candidaturas que obtienen 20 mil votos no se lleva a ningún candidato al parlamento burgués, a no ser que vivas en un país de un millón de habitantes…
Pero La enfermedad infantil no es el único libro de Lenin. A todos mis amigos, y en particular a los revisionistas, tan fieles a las páginas 44, 52 y 90 de un solo libro de Lenin, “casualmente” se les olvida citar el artículo “Informe sobre la revolución de 1905”, en el que Lenin decía que el desarrollo de la revolución “conduce inevitablemente hacia la lucha armada”. O el artículo “Ejército revolucionario y gobierno revolucionario” (julio de 1905), donde Lenin dice “el ejército revolucionario se necesita porque los grandes problemas de la historia se revuelven únicamente por la fuerza”.
Insisten obsesivamente en no radicalizar sus consignas para no “asustar” a la gente y ganar militantes, pero al hacerlo olvidan, también “casualmente”, el artículo “Una gran iniciativa” (junio de 1919), en el que Lenin dice: “La movilización de los comunistas para la guerra ha venido a ayudarnos: los cobardes y los miserables han huido del partido. ¡Mejor que mejor!”.
Condenan la violencia y adoran los paseítos (también llamados manifestaciones) folklóricos, olvidándose “casualmente” del artículo “Los asustados por el fracaso de lo viejo”, publicado por Lenin en Pravda en diciembre del 17 y el que el líder ruso se burlaba con sorna de los que “se asustan de que la lucha de clases llegue a una exacerbación extrema y se transforme en guerra civil, la única guerra legítima, la única justa, la única sagrada, no en el sentido clerical de la palabra, sino en el sentido humano de guerra sagrada de los oprimidos contra los opresores”, añadiendo la célebre cita de Marx en la que el barbudo nos enseñó aquello de que “la violencia es siempre la comadrona de la vieja sociedad”.
En fin, es mejor acabar porque todo esto no vale para nada. Lo único que sirve es la creación de razonamientos y lemas nuevos partiendo de nuestro contexto, y sería dogmático seguir desempolvando (y sesgando) citas de Lenin para demostrar otra cosa que no fuera la incoherencia de quienes creen ponerse a salvo desempolvando (y sesgando) citas de Lenin. El caso es que me siento incapaz de cuatro cosas:
1) De conseguir que esta gente no sesgue citas, picoteando aquí o allá según sus intereses dogmáticos o -en el caso de los revisionistas- para justificar las traiciones políticas o sindicales más viles.
2) De conseguir que esta gente comprenda que el marco contextual debe descodificarse junto al mensaje; que éste sólo puede analizarse analizando también dicho marco; que pensar que Lenin diría lo mismo hace un siglo que ahora es considerarlo un auténtico idiota.
3) De conseguir que esta gente comprenda que, incluso en su contexto, Lenin, por aquello de no ser un dios, era falible y por tanto podía equivocarse.
4) Y de ser tan ingenuo como quienes piensen que tras las comillas de los “casualmente” de este artículo no se oculta la certeza de que esto no es un combate ideológico, sino un combate contra quienes tratan de pillar silloncitos y garantizar el sustento de enormes aparatos de liberados y chorizos que trabajan bien en los sindicatos amarillos, bien en las diputaciones.
texto de Manuel Navarrete relacionado con La enfermedad infantil del 'izquierdismo' en el comunismo - publicado en diciembre de 2012 en la web Kaosenlared
En el Foro se ha publicado como tema en:
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"La enfermedad senil del revisionismo resulta extrañamente selectiva a la hora de citar a Lenin. Casualmente sólo se citan aquellos pasajes pasados que sirven para justificar las traiciones presentes"
La primera vez que leí La enfermedad infantil del izquierdismo yo era un adolescente. Por ello, hace unos días decidí releerlo. Tal vez no lo entendí en su momento, tal vez me haga replantearme mis posiciones, pensaba. Y vistas las citas que los revisionistas suelen esgrimir y descontextualizar, había acabado por pensar que, probablemente, nada más terminarlo me convertiría en una especie de “walking dead” e iría, sin poder evitarlo, a afiliarme a CC OO, justificando de paso el vergonzoso pacto de gobierno de IU con el PSOE en Andalucía. Pero, sorprendentemente, no ha sido así.
Lenin escribió este interesante panfleto en 1920. En 1969, un tal Danny Cohn-Bendit (que, por lo visto, se divirtió mucho en la universidad) le respondió escribiendo un engendro titulado El izquierdismo, remedio a la enfermedad senil del leninismo. El tiempo dejaría a cada cual en su lugar: Cohn-Bendit es actualmente europarlamentario e hizo campaña por el “Sí” a la Constitución Europea, es decir, por el “sí” a la enfermedad (para todas las edades) del capitalismo.
Con todo, usaré la ocurrente expresión de este traidor, porque la enfermedad senil del revisionismo resulta “extrañamente” selectiva a la hora de citar a Lenin. “Casualmente”, sólo se citan aquellos pasajes pasados que sirven para justificar las traiciones presentes. Se cita la página 44 de este libro, donde Lenin habla de la necesidad de participar en los sindicatos reaccionarios. También se cita la página 52, donde Lenin insta a sus partidarios a participar en los parlamentos burgueses, o la 90, en la que Lenin llama a los comunistas británicos a apoyar a los socialdemócratas ingleses de la II Internacional (los laboristas). Y, naturalmente, como me dijo uno de la UJCE, se considera que quienes no intentamos amoldar nuestra realidad política a estas citas descontextualizadas no somos “verdaderos leninistas”. ¡Qué drama!
“Curiosamente” no se cita ni se intenta amoldar la realidad a la página 12, en la que Lenin habla de “combinar las acciones legales e ilegales”, de eliminar a los reformistas como “agentes burgueses” en el interior del movimiento obrero y de negar “las ilusiones pacifistas”. Tampoco se cita ni se intenta amoldar la realidad a la página 20, en la que Lenin defiende la táctica aplicada en 1905 por los revolucionarios rusos: el boicot a las elecciones parlamentarias burguesas. ¡Otra casualidad!
No vemos que citen ni intenten amoldar la realidad a la página 43, donde Lenin habla de la necesidad de una “lucha implacable” para expulsar de los partidos y sindicatos a los líderes oportunistas. Ni la página 52, en la que Lenin habla de que los bolcheviques no debían “rebajarse” al nivel de conciencia de las masas, sino decirles “la amarga verdad”. Ni la página 58, en la que Lenin dice explícitamente que la abstención electoral “no siempre es un error”, pues “hay condiciones para el boicot”. Ni la página 62, en la que Lenin pide una crítica “intransigente y violenta” contra los jefes de la izquierda que no usen el parlamento de una manera revolucionaria, es decir, con la intención de denunciar al propio parlamento y destruirlo, exigiendo además la expulsión y sustitución de esos jefes. Ni la página 73, en la que vuelve a hablar de establecer una lucha implacable contra la dirección oportunista de los partidos obreros.
Por otro lado, ya que las páginas 44, 52 y 90 les resultan a los revisionistas tan importantes, podrían explicarme por qué carece en cambio de importancia la página 96, en la que Lenin propone la “transformación de la huelga en insurrección armada” y habla de los soviets como “sepultureros del parlamentarismo burgués”. Tampoco parecen considerar importante la página 97, en la que Lenin explica cómo la III Internacional venció a la II, aunque ésta última fuera en principio mucho más grande; o la página 106, en la que Lenin explica por qué los comunistas ingleses deben apoyar la independencia de Irlanda contra el imperialismo británico; o la página 109, en la que Lenin dice que el hecho de que los periódicos burgueses criticaran al bolchevismo benefició al bolchevismo; o la 123, en la que llega a dar la razón a Bordiga en la idea de que hay que expulsar de los partidos de izquierda a todos los “social-traidores” reformistas.
Por supuesto, está más allá de toda esperanza que ese compañero de la UJCE, que me requisó el carné de “leninista” (hecho que, como podrá imaginarse, me produjo una honda preocupación), lea también, aparte de la cita descontextualizada de sus manuales formativos, los pasajes completos en los que Lenin expone claramente qué es aquello que rechaza: no los sindicatos alternativos, inexistentes en ese momento, sino los “consejos” o “uniones obreras” que proponía crear la izquierda germano holandesa (pág. 40), las “nuevas formas organizativas inventadas por ellos” (pág. 44). O aquellos pasajes en los que Lenin explica a qué se refiere con “sindicatos reaccionarios”: apoliticismo, estrechez corporativa, espíritu rutinario… (pág. 41). Es decir, no pretendo que el compañero asimile que Lenin no hablaba de fenómenos como los liberados sindicales o la firma del “pensionazo, por el sencillo motivo de que no llegó a conocerlos. Que habría que ver si CC OO sería para Lenin un “sindicato reaccionario” (no por lo reaccionario, cosa en la que no habría duda, sino por lo de “sindicato”), o sería más bien un auténtico aparato del Estado burgués.
Tampoco puedo esperar que el compañero comprenda que Lenin habla de participar en esos sindicatos porque en esos momentos eran “las organizaciones en las que están las masas” (pág. 45), dando la cifra de nada menos que 7 millones de afiliados en la Inglaterra de 1920, mientras que hoy día las masas no están en CC OO, sino que odian a CC OO y la tasa de afiliación es muy baja.
Tengo otros amigos, en este caso en el PCPE o Izquierda Anticapitalista, a los que no estoy seguro de poder explicarles que, en efecto, Lenin dice que hay que participar en el parlamento burgués (pág. 53), pero que presentando candidaturas que obtienen 20 mil votos no se lleva a ningún candidato al parlamento burgués, a no ser que vivas en un país de un millón de habitantes…
Pero La enfermedad infantil no es el único libro de Lenin. A todos mis amigos, y en particular a los revisionistas, tan fieles a las páginas 44, 52 y 90 de un solo libro de Lenin, “casualmente” se les olvida citar el artículo “Informe sobre la revolución de 1905”, en el que Lenin decía que el desarrollo de la revolución “conduce inevitablemente hacia la lucha armada”. O el artículo “Ejército revolucionario y gobierno revolucionario” (julio de 1905), donde Lenin dice “el ejército revolucionario se necesita porque los grandes problemas de la historia se revuelven únicamente por la fuerza”.
Insisten obsesivamente en no radicalizar sus consignas para no “asustar” a la gente y ganar militantes, pero al hacerlo olvidan, también “casualmente”, el artículo “Una gran iniciativa” (junio de 1919), en el que Lenin dice: “La movilización de los comunistas para la guerra ha venido a ayudarnos: los cobardes y los miserables han huido del partido. ¡Mejor que mejor!”.
Condenan la violencia y adoran los paseítos (también llamados manifestaciones) folklóricos, olvidándose “casualmente” del artículo “Los asustados por el fracaso de lo viejo”, publicado por Lenin en Pravda en diciembre del 17 y el que el líder ruso se burlaba con sorna de los que “se asustan de que la lucha de clases llegue a una exacerbación extrema y se transforme en guerra civil, la única guerra legítima, la única justa, la única sagrada, no en el sentido clerical de la palabra, sino en el sentido humano de guerra sagrada de los oprimidos contra los opresores”, añadiendo la célebre cita de Marx en la que el barbudo nos enseñó aquello de que “la violencia es siempre la comadrona de la vieja sociedad”.
En fin, es mejor acabar porque todo esto no vale para nada. Lo único que sirve es la creación de razonamientos y lemas nuevos partiendo de nuestro contexto, y sería dogmático seguir desempolvando (y sesgando) citas de Lenin para demostrar otra cosa que no fuera la incoherencia de quienes creen ponerse a salvo desempolvando (y sesgando) citas de Lenin. El caso es que me siento incapaz de cuatro cosas:
1) De conseguir que esta gente no sesgue citas, picoteando aquí o allá según sus intereses dogmáticos o -en el caso de los revisionistas- para justificar las traiciones políticas o sindicales más viles.
2) De conseguir que esta gente comprenda que el marco contextual debe descodificarse junto al mensaje; que éste sólo puede analizarse analizando también dicho marco; que pensar que Lenin diría lo mismo hace un siglo que ahora es considerarlo un auténtico idiota.
3) De conseguir que esta gente comprenda que, incluso en su contexto, Lenin, por aquello de no ser un dios, era falible y por tanto podía equivocarse.
4) Y de ser tan ingenuo como quienes piensen que tras las comillas de los “casualmente” de este artículo no se oculta la certeza de que esto no es un combate ideológico, sino un combate contra quienes tratan de pillar silloncitos y garantizar el sustento de enormes aparatos de liberados y chorizos que trabajan bien en los sindicatos amarillos, bien en las diputaciones.
Última edición por pedrocasca el Sáb Dic 15, 2012 11:11 am, editado 1 vez
pedrocasca- Colaborador estrella
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Otro link de descarga de La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo, de Vladimiro Ilich Lenin:
son 79 páginas de buen formato pdf que se descargan desde:
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pedrocasca- Colaborador estrella
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Se puede acceder a una copia del libro La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo, de V. I. Lenin, en varios formatos digitales en el link: (epub, mobi, fb2)
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VASILI ZAITSEV- Comunista
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HORRIBLE TEXTO DE LENIN!!
Creo que esto debería ir aquí:
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Creo que esto debería ir aquí:
Herman Gorter
Carta abierta al camarada Lenin
1920
Respuesta al folleto de Lenin "El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo"
Carta abierta al camarada Lenin
1920
Respuesta al folleto de Lenin "El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo"
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Chus Ditas- Miembro del Soviet
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en varios formatos digitales: AZW3, EPUB, FB2, HTMLZ, LIT, MOBI, PDF
La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo, de Vladimir Lenin
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La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo es una de las obras más importantes del marxismo. En muchos sentidos, es la mejor obra de Lenin, ya que representa un resumen de toda la experiencia histórica del bolchevismo. Cualquiera que desee entender la esencia del método de Lenin debería estudiar detenidamente estas páginas que, de una manera extraordinariamente clara y concisa, explican el arte de la táctica y la ciencia de la estrategia en la lucha de clases. Lenin escribió La enfermedad infantil en abril de 1920 y el Apéndice el 12 de mayo del mismo año, en el emocionante periodo posterior al triunfo de la revolución en Rusia.
La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo, de Vladimir Lenin
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La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo es una de las obras más importantes del marxismo. En muchos sentidos, es la mejor obra de Lenin, ya que representa un resumen de toda la experiencia histórica del bolchevismo. Cualquiera que desee entender la esencia del método de Lenin debería estudiar detenidamente estas páginas que, de una manera extraordinariamente clara y concisa, explican el arte de la táctica y la ciencia de la estrategia en la lucha de clases. Lenin escribió La enfermedad infantil en abril de 1920 y el Apéndice el 12 de mayo del mismo año, en el emocionante periodo posterior al triunfo de la revolución en Rusia.
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en formato pdf (del blog del Colectivo Dos de Febrero):
La Enfermedad Infantil del "Izquierdismo" en el Comunismo
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La Enfermedad Infantil del "Izquierdismo" en el Comunismo
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La enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo, VI Lenin
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