Por qué estoy en el sindicato
Salvador Seguí Rubinat (El Noi del sucre)
Artículo publicado en Solidaridad Obrera el 5 de enero de 1917, bajo la firma de Alma Roja y atribuido al sindicalista Salvador Seguí
Considerado el Sindicato como una «síntesis» de lucha, donde el proletariado condensa su acción contra la sociedad capitalista, no es lógico ni conveniente apartarse de su seno, si no queremos desertar de la actuación emancipadora.
Considerado el Sindicato como una garantía para contrarrestar la organización sindical burguesa, todo individual apartamiento de aquel, por parte de los esclavos del salario, es un refuerzo indirecto que recibe la burguesía consolidando su poder.
Considerando al Sindicato como «simple» reparador de las condiciones económicas de la vida, haciendo que se establezca el equilibrio para que el salario cubra las más apremiantes necesidades de la misma, entendemos que es lesivo para los productores el no estar integrados en aquél, ya que así, como consecuencia, se acepta la concepción económica de la burguesía.
Considerando «posible» que el Sindicato se convierta en educador de las multitudes ignaras, queda demostrada la conveniencia de que todos los espíritus rebeldes y todos los que ansíen mejores estados de justicia, coadyuven a la obra del Sindicato para que éste realice más pronto y fácilmente su misión.
No demostrado por nadie, que la sola acción de un hombre haya consolidado el progreso material de los pueblos, creemos pueril afirmar, que la acción común es indispensable cuando se trata de realizar los nuevos valores que el tiempo y la necesidad aconseje a la conciencia colectiva mantener.
Por lo expuesto, queda demostrada la conveniencia de pertenecer al Sindicato.
POR QUÉ SOY SINDICALISTA
Conceptuamos al sindicalismo demostrado, como la mera consecuencia de la acción sindical.
La palabra sindicalismo, no es más que la generalización de ciertos procedimientos y recursos que la acción sindical en su lucha constante contra el capitalismo, se ha visto obligada a adoptar; el boycot, el label, el sabotaje y demás, son hijos de la necesidad y de la lucha y al adaptarse a toda la organización obrera, se le denominará Sindicalismo. ¿Quién podrá negar la conveniencia de que se utilicen dichos procedimientos con la mayor inteligencia y oportunidad posible? Poner empeño en contestar afirmativamente la interrogación, será ser sindicalista.
Los más autorizados tratadistas del Sindicalismo han demostrado (a pesar de las opuestas opiniones al marcar la finalidad del mismo) que la acción sindical es la base para futuras empresas emancipadoras; dichos tratadistas como Sorel, D’Ambris, Jaurès, Seoni y otros más, de marcada tendencia corporativista y reformista; y Fabbri, Lorenzo, Cornelissen, GuilIaume, Fabriola y otros de tendencias profundamente revolucionarias, están de acuerdo en reconocer que el Sindicalismo puede servir para transmutar los valores económicos de la sociedad burguesa.
El camarada Jordán, no ve la posibilidad de lo que afirmamos sin que la organización sindical sea netamente anarquista, no se quiere comprender que la acción obrera no es filosófica ni integral, sino puramente de clase; es más fácil al esclavo del salario darse cuenta de su situación angustiosa y del proceder de la burguesía, que no de la tiranía política y de la farsa religiosa, ya que aquella es la que siente con más intensidad, dado que su salario es insuficiente para cubrir las más apremiantes necesidades de la vida.
El gran Bakounine, en su folleto «La política de La Internacional» expone su opinión tan clara y tan de acuerdo con nosotros, que no queremos dejar de reproducir uno de sus pensamientos, que dice así: «Pensamos que los fundadores de la Asociación Internacional procedieron con gran prudencia al eliminar de su programa las cuestiones políticas y religiosas. No es que carecieran de opiniones políticas y anti-religiosas concretas, pero se abstuvieron de introducirlas en el programa porque su fin principal era, ante todo, unir a las masas obreras del mundo civilizado en una acción común».
Lo esencial, es que todos los trabajadores se unan para el fin de la liberación económica, después, ya dentro de la lucha y del Sindicato, fácilmente comprenderán que la religión y el Estado son tan enemigos de ellos como la misma burguesía.
Si el Sindicalismo, pues, viene a ser el momento consciente y mental de la acción del proletariado, es por ello que soy sindicalista.
En resumen: los hechos nos demuestran que la acción realiza y crea las concepciones del pensamiento; tengamos fuerza y venceremos; pero al contrario, permanezcamos divididos, y seremos arrollados.
POR QUÉ SOY ANARQUISTA
Hay que negar el Gobierno de fuera, pero hay que crear el Gobierno de sí mismo; toda imposición de un hombre contra otro hombre, es un atentado a la dignidad humana; ser anarquista no es como seguir los ritos de una religión determinada, hay que saber ser solo y fuerte ante la soledad de la propia conciencia.
Reivindicar las facultades que la Naturaleza nos confirió y hacer prácticas de dichas facultades, es ser anarquista.
No someterse a las vulgaridades del ambiente y afirmar la personalidad del hombre, es ser anarquista.
En la lucha incesante que el individuo sostiene con la colectividad, no perderse en el conglomerado de la inconsciencia, es ser anarquista.
Amar lo Bello para sublimar la vida; amar lo Justo como imperativo de la conciencia y amar lo verdadero para ser profundamente sinceros, es ser anarquista.
El progreso total de la Humanidad tiende a libertar al individuo de toda tiranía; no hay sólo la tiranía de la religión, del estado, de la multitud, de la burguesía…, hay también la tiranía de la ignorancia, de las bajas pasiones, de la bestialidad en forma humana; luchar contra todo ello es ser anarquista.
Ser una potencia mundial y físicamente para que nuestra voluntad sea fecunda y creadora en ejemplares acciones humanas, es ser anarquista.
Salvarse de las innobles pasiones; estar por encima de calculadas adulaciones y no respetar los hipócritas convencionalismos, es ser anarquista.
Porque trato de conformar mi conducta a lo transcrito, soy anarquista.
Firmado: Alma Roja.
Salvador Seguí Rubinat (El Noi del sucre)
Artículo publicado en Solidaridad Obrera el 5 de enero de 1917, bajo la firma de Alma Roja y atribuido al sindicalista Salvador Seguí
Considerado el Sindicato como una «síntesis» de lucha, donde el proletariado condensa su acción contra la sociedad capitalista, no es lógico ni conveniente apartarse de su seno, si no queremos desertar de la actuación emancipadora.
Considerado el Sindicato como una garantía para contrarrestar la organización sindical burguesa, todo individual apartamiento de aquel, por parte de los esclavos del salario, es un refuerzo indirecto que recibe la burguesía consolidando su poder.
Considerando al Sindicato como «simple» reparador de las condiciones económicas de la vida, haciendo que se establezca el equilibrio para que el salario cubra las más apremiantes necesidades de la misma, entendemos que es lesivo para los productores el no estar integrados en aquél, ya que así, como consecuencia, se acepta la concepción económica de la burguesía.
Considerando «posible» que el Sindicato se convierta en educador de las multitudes ignaras, queda demostrada la conveniencia de que todos los espíritus rebeldes y todos los que ansíen mejores estados de justicia, coadyuven a la obra del Sindicato para que éste realice más pronto y fácilmente su misión.
No demostrado por nadie, que la sola acción de un hombre haya consolidado el progreso material de los pueblos, creemos pueril afirmar, que la acción común es indispensable cuando se trata de realizar los nuevos valores que el tiempo y la necesidad aconseje a la conciencia colectiva mantener.
Por lo expuesto, queda demostrada la conveniencia de pertenecer al Sindicato.
POR QUÉ SOY SINDICALISTA
Conceptuamos al sindicalismo demostrado, como la mera consecuencia de la acción sindical.
La palabra sindicalismo, no es más que la generalización de ciertos procedimientos y recursos que la acción sindical en su lucha constante contra el capitalismo, se ha visto obligada a adoptar; el boycot, el label, el sabotaje y demás, son hijos de la necesidad y de la lucha y al adaptarse a toda la organización obrera, se le denominará Sindicalismo. ¿Quién podrá negar la conveniencia de que se utilicen dichos procedimientos con la mayor inteligencia y oportunidad posible? Poner empeño en contestar afirmativamente la interrogación, será ser sindicalista.
Los más autorizados tratadistas del Sindicalismo han demostrado (a pesar de las opuestas opiniones al marcar la finalidad del mismo) que la acción sindical es la base para futuras empresas emancipadoras; dichos tratadistas como Sorel, D’Ambris, Jaurès, Seoni y otros más, de marcada tendencia corporativista y reformista; y Fabbri, Lorenzo, Cornelissen, GuilIaume, Fabriola y otros de tendencias profundamente revolucionarias, están de acuerdo en reconocer que el Sindicalismo puede servir para transmutar los valores económicos de la sociedad burguesa.
El camarada Jordán, no ve la posibilidad de lo que afirmamos sin que la organización sindical sea netamente anarquista, no se quiere comprender que la acción obrera no es filosófica ni integral, sino puramente de clase; es más fácil al esclavo del salario darse cuenta de su situación angustiosa y del proceder de la burguesía, que no de la tiranía política y de la farsa religiosa, ya que aquella es la que siente con más intensidad, dado que su salario es insuficiente para cubrir las más apremiantes necesidades de la vida.
El gran Bakounine, en su folleto «La política de La Internacional» expone su opinión tan clara y tan de acuerdo con nosotros, que no queremos dejar de reproducir uno de sus pensamientos, que dice así: «Pensamos que los fundadores de la Asociación Internacional procedieron con gran prudencia al eliminar de su programa las cuestiones políticas y religiosas. No es que carecieran de opiniones políticas y anti-religiosas concretas, pero se abstuvieron de introducirlas en el programa porque su fin principal era, ante todo, unir a las masas obreras del mundo civilizado en una acción común».
Lo esencial, es que todos los trabajadores se unan para el fin de la liberación económica, después, ya dentro de la lucha y del Sindicato, fácilmente comprenderán que la religión y el Estado son tan enemigos de ellos como la misma burguesía.
Si el Sindicalismo, pues, viene a ser el momento consciente y mental de la acción del proletariado, es por ello que soy sindicalista.
En resumen: los hechos nos demuestran que la acción realiza y crea las concepciones del pensamiento; tengamos fuerza y venceremos; pero al contrario, permanezcamos divididos, y seremos arrollados.
POR QUÉ SOY ANARQUISTA
Hay que negar el Gobierno de fuera, pero hay que crear el Gobierno de sí mismo; toda imposición de un hombre contra otro hombre, es un atentado a la dignidad humana; ser anarquista no es como seguir los ritos de una religión determinada, hay que saber ser solo y fuerte ante la soledad de la propia conciencia.
Reivindicar las facultades que la Naturaleza nos confirió y hacer prácticas de dichas facultades, es ser anarquista.
No someterse a las vulgaridades del ambiente y afirmar la personalidad del hombre, es ser anarquista.
En la lucha incesante que el individuo sostiene con la colectividad, no perderse en el conglomerado de la inconsciencia, es ser anarquista.
Amar lo Bello para sublimar la vida; amar lo Justo como imperativo de la conciencia y amar lo verdadero para ser profundamente sinceros, es ser anarquista.
El progreso total de la Humanidad tiende a libertar al individuo de toda tiranía; no hay sólo la tiranía de la religión, del estado, de la multitud, de la burguesía…, hay también la tiranía de la ignorancia, de las bajas pasiones, de la bestialidad en forma humana; luchar contra todo ello es ser anarquista.
Ser una potencia mundial y físicamente para que nuestra voluntad sea fecunda y creadora en ejemplares acciones humanas, es ser anarquista.
Salvarse de las innobles pasiones; estar por encima de calculadas adulaciones y no respetar los hipócritas convencionalismos, es ser anarquista.
Porque trato de conformar mi conducta a lo transcrito, soy anarquista.
Firmado: Alma Roja.