Mark Henderson escribió:El sexo representa un enigma tanto evolutivo como genético. Muchos organismos son perfectamente capaces de procrear por sí mismos. La reproducción asexual es suficientemente buena para la mayor parte de las células del cuerpo humano; por ejemplo, las células somáticas que constituyen órganos como el hígado y los riñonesse dividen como si fueran microorganismos asexuales. La única excepción la constituyen nuestras células germinales, que conforman los espermatozoides y los óvulos (gametos) y que, en última instancia, dan lugar a la aparición de nuevos seres humanos. La reproducción asexual permite que muchos organismos dupliquen su genoma completo en su descendencia, generando o aceptando unos pocos errores aleatorios en el mecanismo de copia. Sin embargo, el sexo implica que únicamente la mitad dela población puede llevar la descendencia en su seno, lo que reduce la tasa de reproducción. Sólo la mitad de los genes de cada progenitor alcanza a sus hijos o hijas. Todas estas cuestiones son negativas en lo que se refiere a la selección natural y, sin embargo, el sexo no solamente permanece, sino que prospera: es el sistema reproductivo utilizado por la mayor parte de la vida visible. La supervivencia del sexo, a pesar de todas sus desventajas aparentes, puede quedar explicada por lo que ocurre a nivel genético y por lo que significa respecto a la evolución. Las mutaciones aleatorias no son el único elemento que estimula la selección natural y la deriva genética. El sexo también puede causar variaciones al combinar los conjuntos de genes en cada ocasión. Este proceso, denominado cruzamiento o recombinación, arroja repetidamente el código de la vida hacia nuevas formas que pueden transmitirse a las generaciones futuras, y se potencia cualquiera que demuestre ser especialmente ventajosa, como ocurre con las mutaciones beneficiosas
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] escribió:La reproducción sexual presenta con respecto a la reproducción asexual ciertas desventajas, entre las que destacan: un mayor gasto energético en la búsqueda y lucha por conseguir pareja, una menor rapidez en la reproducción y un menor número de descendientes, entre otras.
Por el contrario tienen la ventaja biológica de promover la variación genética entre los miembros de una especie, ya que la descendencia es el producto de los genes aportados por ambos progenitores, en vez de ser una copia genética. Cuanto mayor es la variabilidad genética de una población, mayor es su tasa de evolución; una población con cantidades considerables de variabilidad genética puede protegerse frente a futuros cambios ambientales, ya que si éste cambia puede existir una forma minoritaria que salga favorecida con ello; cada generación expone nuevas combinaciones alélicas a la selección natural.