"La cosificación y la conciencia del proletariado"
texto de Georg Lukács del libro Historia y conciencia de clase - publicado en 1923
edición de 1970 del Instituto del libro - Cuba
tomado del blog de Hugo Chávez Frías, en donde se dice: Invitar a leer un autor como Georg Lukács es siempre una grata manera de acercarse a los conocimientos que nos hacen entender ciertos aspectos que ocurren en la sociedad. Es así, que escogimos un extracto de una de sus obras más difundidas, “Historia y conciencia de clase”, el cual nos sirve para explorar uno de los temas que nos ocupan en este espacio, como lo es el de enajenación; llamada también con distintos nombres que nos son familiares alienación, cosificación, reificación. Todos estos conceptos aluden principalmente a la perdida de nuestra propia capacidad para reconocernos como actores y protagonistas de las acciones que emprendemos. Esto es causado por un mecanismo, un procedimiento de las formas en que trabajamos en el mundo de hoy. Y es que la manera en que producimos, nos hace olvidar que esa producción está en función de satisfacer nuestras necesidades. Por el contrario, pasamos ha ser máquinas que producen, no ya para satisfacer esas necesidades, sino para enriquecer a los dueños de las industrias. Por tanto, nuestras relaciones humanas imitan la manera en que se produce en la fábrica o en la oficina, y quedamos atrapados como parte de los procedimientos para hacer un objeto. Es decir nos transformamos en un objeto más, nos volvemos una cosa que puede ser utilizada y engranada en un mecanismo de producción. Cuando el capitalista nos convierte en mero instrumento, en un aparato más de su cadena de producción, nos aísla como seres humanos, y las relaciones entre unos y otros pasan a imitar la relación entre las mercancías. Un tipo de intercambio que nos hace unos extraños. Y a este hombre o mujer, en solitario ante la producción, le hacen creer que es libre para escoger un trabajo, cuando en realidad no entiende el significado de lo que hace. Este desconocimiento contribuye con la riqueza de unos pocos en detrimento de la mayoría. ¿Pero cómo se produce esta riqueza en manos de unos pocos? Porque el trabajador al volverse una máquina más de la empresa, no se da cuenta que produce más mercancía de la que se necesita. La consecuencia inmediata de esto es que el patrón y el intermediario se apropian de un excedente que les genera ganancia. Lo significativo de la cosificación es que nos volvemos una mercancía más, un medio (los trabajadores) que utilizan los explotadores para intercambiar por dinero. Nos transformamos en esta relación social en objetos que se pueden ofertar por dinero, de la misma manera que compramos cosas. Y la forma de no darnos cuenta de que estamos siendo comprados como los esclavos, es hacernos creer que podemos escoger: lo cual es falso. Estamos determinados a ser máquinas y mercancías, por lo cual un pequeño grupo de personas en el mundo se benefician. Otro aspecto de esta relación de explotación es no entender para qué producimos, ni cómo es el proceso total de la producción. Estamos parcelados, y lo único que sabemos es que tenemos precio o en su defecto desprecio. Un camino para salir de este universo perverso de la alienación capitalista es la conciencia y el estudio, por eso reiteramos nuestra invitación a leer y comentar este profundo texto del camarada Lukács.
Se puede descargar el extracto desde:texto de Georg Lukács del libro Historia y conciencia de clase - publicado en 1923
edición de 1970 del Instituto del libro - Cuba
tomado del blog de Hugo Chávez Frías, en donde se dice: Invitar a leer un autor como Georg Lukács es siempre una grata manera de acercarse a los conocimientos que nos hacen entender ciertos aspectos que ocurren en la sociedad. Es así, que escogimos un extracto de una de sus obras más difundidas, “Historia y conciencia de clase”, el cual nos sirve para explorar uno de los temas que nos ocupan en este espacio, como lo es el de enajenación; llamada también con distintos nombres que nos son familiares alienación, cosificación, reificación. Todos estos conceptos aluden principalmente a la perdida de nuestra propia capacidad para reconocernos como actores y protagonistas de las acciones que emprendemos. Esto es causado por un mecanismo, un procedimiento de las formas en que trabajamos en el mundo de hoy. Y es que la manera en que producimos, nos hace olvidar que esa producción está en función de satisfacer nuestras necesidades. Por el contrario, pasamos ha ser máquinas que producen, no ya para satisfacer esas necesidades, sino para enriquecer a los dueños de las industrias. Por tanto, nuestras relaciones humanas imitan la manera en que se produce en la fábrica o en la oficina, y quedamos atrapados como parte de los procedimientos para hacer un objeto. Es decir nos transformamos en un objeto más, nos volvemos una cosa que puede ser utilizada y engranada en un mecanismo de producción. Cuando el capitalista nos convierte en mero instrumento, en un aparato más de su cadena de producción, nos aísla como seres humanos, y las relaciones entre unos y otros pasan a imitar la relación entre las mercancías. Un tipo de intercambio que nos hace unos extraños. Y a este hombre o mujer, en solitario ante la producción, le hacen creer que es libre para escoger un trabajo, cuando en realidad no entiende el significado de lo que hace. Este desconocimiento contribuye con la riqueza de unos pocos en detrimento de la mayoría. ¿Pero cómo se produce esta riqueza en manos de unos pocos? Porque el trabajador al volverse una máquina más de la empresa, no se da cuenta que produce más mercancía de la que se necesita. La consecuencia inmediata de esto es que el patrón y el intermediario se apropian de un excedente que les genera ganancia. Lo significativo de la cosificación es que nos volvemos una mercancía más, un medio (los trabajadores) que utilizan los explotadores para intercambiar por dinero. Nos transformamos en esta relación social en objetos que se pueden ofertar por dinero, de la misma manera que compramos cosas. Y la forma de no darnos cuenta de que estamos siendo comprados como los esclavos, es hacernos creer que podemos escoger: lo cual es falso. Estamos determinados a ser máquinas y mercancías, por lo cual un pequeño grupo de personas en el mundo se benefician. Otro aspecto de esta relación de explotación es no entender para qué producimos, ni cómo es el proceso total de la producción. Estamos parcelados, y lo único que sabemos es que tenemos precio o en su defecto desprecio. Un camino para salir de este universo perverso de la alienación capitalista es la conciencia y el estudio, por eso reiteramos nuestra invitación a leer y comentar este profundo texto del camarada Lukács.
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Última edición por pedrocasca el Sáb Jul 20, 2013 12:41 pm, editado 1 vez