por lolagallego Miér Feb 24, 2021 3:20 pm
El interés en distinguir lo específicamente “americano” que hay en la modernidad contemporánea proviene de una constatación de hechos y tendencias: el proceso de deterioro del conjunto de la vida económica, social y política en el último medio siglo –que parece encaminar la historia mundial a una situación catastrófica de magnitud y radicalidad desconocidas hasta ahora– es un proceso que sigue la línea de desarrollo definida por una de las múltiples versiones de la modernidad capitalista de la vida civilizada, la versión “americana”. Cualquier intento de frenar, tal vez revertir o incluso simplemente sobrevivir a ese proceso de deterioro y sus consecuencias debe preguntarse acerca de los recursos que puede encontrar en medio de la civilización moderna actual para ser realmente viable. Sería equivocado suponer que estos recursos siguen siendo los mismos o del mismo orden que aquellos de que disponía la vida civilizada moderna en el siglo pasado para contrarrestar sus propias aberraciones, y que fueron desaprovechados entonces con los resultados catastróficos tan conocidos. Las diferencias de todo orden (lo mismo en lo técnico que en lo social y lo político) entre la modernidad prevaleciente hace un siglo (la “europea”) y la que domina actualmente (la “americana”) pueden ser evidentes en lo general, pero son confusas en lo particular; sólo si se las describe con precisión y se las examina críticamente se podrá reconocer la especificidad de la segunda por debajo de su similitud aparente con la primera y se podrá así detectar en ella misma ciertos recursos nuevos que puedan usarse para combatirla adecuadamente. [...]