La agenda feminista del progretariado: de la igualdad al neofascismo cultural de género
blog Berlín confidencial - julio 2018
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Llevamos varios años, pero especialmente en los dos últimos, padeciendo una verdadera ola de cargante y reaccionario postmodernismo feminista tanto en los medios (en todos, sin excepción, da igual su color ideológico, lo cual es un indicador de por dónde van los tiros) como en declaraciones institucionales, aquí a cuenta, fundamentalmente, de la “violencia de género”. Sincronizadamente, no hay día donde no aparezca un político/a, una campaña, programa televisivo, noticia o estrella mediática del feminismo progre-neocon-pop para hablarnos de “machismo” y “patriarcado”, los dos mantras y sancta sanctorum con los que englobar todo lo que no guste a las heraldas feministas de género (tonto), esas que van predicando que los hombres han de ir perdiendo sus privilegios históricos para ganárselos ellas (ya de por sí privilegiadas). Toda esta gran multinacional del victimismo es una mentira interminable que escenifican, un día sí y otro también, las bon vivant feministas de las sociedades occidentales.
Ciñéndonos a España, podemos señalar una serie de puntos que desmontan esa teoría victimista del feminismo como “colectivo vulnerable”:
A. El feminismo se ha convertido en una herramienta de control social del Estado y de Fundaciones privadas de multimillonarios (Open Society, Rockefeller, Ford, Friedrich Ebert..) que se propaga insistentemente en medios de comunicación, a través de la clase política, con el apoyo del sistema judicial y la colaboración del entorno académico cediendo sus recintos universitarios para la propaganda de género.
B. Las feministas, que tienen la nociva costumbre de hablar en nombre de todas las mujeres, gozan del privilegio de tener leyes específicas a su favor, como es el caso de la LVIOGEN (Ley Integral Contra la Violencia de Género) que, después de 14 años de su entrada en vigor, no sólo no ha “resuelto” el problema de la llamada “violencia de género” (una cuestión que admite muchas variables difícilmente controlables y que ha supuesto matar moscas a cañonazos, creando nuevas injusticias) sino que, paradójicamente, la ha incrementado.
C. La llamada “perspectiva de género” en la Justicia, que demandan las feministas, para “combatir” la que llaman “justicia patriarcal”, ya la tienen de facto establecida en la propia LVIOGEN, con Juzgados específicos de violencia contra la Mujer e innumerables sentencias a su favor en los casos de separaciones y divorcios.
D. Las asociaciones feministas reciben cuantiosas subvenciones públicas del que llaman Estado “patriarcal opresor” (progre-neoliberal), quien mantiene boyante la industria de género a través de sus organismos públicos estatales (Observatorios, Instituto de la Mujer…), autonómicos y locales, sin contar las ayudas que reciben de Entidades privadas u organismos como la Comisión Europea.
E. La mujer tiene hoy día acceso preferente, por el sistema de cuotas, en detrimento de principios constitucionales como los de mérito y capacidad, a empleos públicos o privados.
Que el feminismo se ha viralizado a nivel global con un indubitado carácter fundamentalista e inquisidor, de eso no hay la menor duda. Para ello utiliza sus emblemas principales del arsenal semántico postmoderno (“yo si te creo”, “techo de cristal”, “cultura de la violación”, “espacios seguros no mixtos”, “sororidad”, “cosificación”, “masculinidad tóxica” etc.). Un ejemplo de cómo se las gastan las neofascifeministas es el siguiente: una histérica feminista responde agriamente en la página Headstuff (Irlanda) a un hombre que discrepa educadamente de los espacios exclusivos para mujeres. Este es exactamente, parámetros lingüísticos incluidos, el “modus operandi” del feminismo de este país (España):
Spasmolytic • a year ago
No tengo ningún problema con los espacios solo para mujeres. A decir verdad, hay ocasiones en que socializar exclusivamente con otros hombres es beneficioso desde el punto de vista intelectual y emocional. Por otro lado, socializar periódicamente exclusivamente con hombres no tiene nada que ver con ningún “problema” que tenga con las mujeres. A la autora de este artículo, en cambio, parecen gustarle espacios exclusivamente para mujeres, en parte porque considera que los hombres son problemáticos. Afortunadamente, la mayoría de las mujeres no piensan de esa manera.
Andrea Cuccaro > Spasmolytic • a year ago
Usted lo que necesita es educarse sobre sus privilegios masculinos y la opresión que sufren las mujeres. ¿Quién domina las estructuras de poder y los espacios sociales en su mayoría? Hombres. No insulte a las feministas o su actitud será considerada como una reacción masculina violenta a nuestro progreso. ¡Edúcate a ti mismo y hasta que lo hagas, cállate! Realmente causa rechazo y molestia comprobar cómo de venenoso es tu comentario después de leer este artículo increíble que es absolutamente acertado y con el que la mayoría de las mujeres estaría de acuerdo. Tal vez esas mujeres no lo verbalizarían en tu presencia al ver como reivindicas tus derechos masculinos y tu masculinidad tóxica.
La contestación a un comentario ponderado y razonado es: cállate…edúcate….mira tus privilegios…tienes que ver cuán opresión femenina existe…posees masculinidad tóxica. Todo argumento contra el sacrodogma feminista se convierte, automáticamente, en una ofensa. Y la izquierda botarate de aliados-guiñoles asintiendo toda esta porquería.
No cabe duda de que hay en marcha una agenda globalista feminista que, al igual que sucede con la migratoria tiene unos preclaros patrocinadores y colaboradores, con unos objetivos que conectan con los del Nuevo orden capitalista, grandes financistas billonarios y agencias de inteligencia como la CIA para utilizarla como instrumento de fragmentación social. Esto sucedió a finales de los años 60 en los campus universitarios norteamericanos con los movimientos “anti-guerra” de Vietnam donde marionetas bajo control del FBI y la CIA eran manipuladas para los intereses del imperio y para provocar la división entre los más combativos. Con el feminismo hicieron lo mismo en aquellos años. Gente como la lunática Valerie Solanas (la del manifesto SCUM), la militante hembrista Andrea Dworkin, la troskista negra Angela Davis o la agente de la CIA Gloria Steinem han servido de modelo para el feminismo occidental.
En este feminismo, creado y publicitado por los grandes medios, donde predomina la intolerancia, el dogmatismo, el puritanismo y la censura el papel del hombre (blanco heterosexual) ha adquirido una nueva dimensión histórica: y es que en la “lucha” feminista de género el hombre no debe traspasar la línea roja de un nuevo concepto, el de “aliado”, debiendo postrarse inexcusablemente ante la mágica verborrea de las sumas sacerdotisas feministas. Por tanto, no debes dar lecciones de feminismo, no debes interpelar a una feminista, no debes interrumpirla. Tampoco debes ir en la cabecera de las algaradas feministas callejeras sino hacia el final de la mismas, escondido y semioculto, pidiendo perdón por ser un bulto sospechoso….además de abrirte, sin rechistar, de un espacio feminista no mixto si se te ocurre aparecer por allí.
En todo este esperpéntico sainete feminista postmoderno hay algo que cruje: y es que se echa en falta una perspectiva crítica de izquierdas contra toda esta impostura feminista-involucionista que no admite réplica intelectual a su discurso sin que te caiga encima el sambenito ya conocido de “machista”. De este modo, los liberales, neoconservadores y/o personajes situados en la órbita de la extrema derecha política o religiosa (católica) están haciendo su agosto desmontando con habilidad y acierto las falacias feministas, pero al mismo tiempo aprovechan para sacar el fantasma del comunismo o “izquierdismo” como un atributo exclusivo de este intolerante feminismo, cuando la realidad es que su raíz conecta con las sociedades capitalistas y sus principales instigadores, que son las élites neoliberal-progres.
Es una estrategia fácilmente reconocible: si la sociedad está dividida gana el que tiene el poder, por lo que no hay nada mejor que infectar artificialmente las relaciones hombre-mujer, introduciendo debates de parvulario y protagonistas acusadamente antagónicos, a la par que se neutraliza a la inoperante izquierda (supuestamente) anti-imperialista, perdida completamente en los identitarismos de género, la multiculturalidad y la diversidad sexual.