El Ejército Rojo
libro del historiador norteamericano especializado en la Segunda Guerra Mundial y en cuestiones militares, Steven J. Zaloga
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El domingo 22 de junio de 1941, los soviéticos sufrieron una serie de espantosas derrotas y catastróficas pérdidas. En los cinco meses de lucha de 1941, perdieron unos 4 millones de hombres (entre muertos y prisioneros de guerra). Esto representaba el 80% de los efectivos totales de las fuerzas de tierra al estallar la guerra, y constituía alrededor del 60% de las pérdidas militares sufridas por la Unión Soviética en los cuatro años de guerra. Las pérdidas de vehículos acorazados se acercaban a 20.000, unas seis veces más que el tamaño total de la fuerza acorazada alemana atacante. Algunas unidades lucharon con tenacidad e increíble valor, pero otras muchas se vinieron abajo casi sin luchar y se rindieron. No es de extrañar que esta guerra se denominara Gran Guerra Patriótica entre los ciudadanos soviéticos. Se acudió a las reservas, y a finales de 1941 el Ejército Rojo había sido reconstruido hasta unos efectivos equivalente a la mitad de las divisiones disponibles al inicio de la guerra. Jóvenes oficiales fueron catapultados a mandos regimentales y divisionarios, muy por encima de su experiencia. Algunos resultaron incapaces, pero otros aprendieron el arte del mando bajo las circunstancias más terribles, y contribuyeron a llevar al Ejército Rojo a la victoria tras cuatro sanguinarios años de terrible guerra.
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El domingo 22 de junio de 1941, los soviéticos sufrieron una serie de espantosas derrotas y catastróficas pérdidas. En los cinco meses de lucha de 1941, perdieron unos 4 millones de hombres (entre muertos y prisioneros de guerra). Esto representaba el 80% de los efectivos totales de las fuerzas de tierra al estallar la guerra, y constituía alrededor del 60% de las pérdidas militares sufridas por la Unión Soviética en los cuatro años de guerra. Las pérdidas de vehículos acorazados se acercaban a 20.000, unas seis veces más que el tamaño total de la fuerza acorazada alemana atacante. Algunas unidades lucharon con tenacidad e increíble valor, pero otras muchas se vinieron abajo casi sin luchar y se rindieron. No es de extrañar que esta guerra se denominara Gran Guerra Patriótica entre los ciudadanos soviéticos. Se acudió a las reservas, y a finales de 1941 el Ejército Rojo había sido reconstruido hasta unos efectivos equivalente a la mitad de las divisiones disponibles al inicio de la guerra. Jóvenes oficiales fueron catapultados a mandos regimentales y divisionarios, muy por encima de su experiencia. Algunos resultaron incapaces, pero otros aprendieron el arte del mando bajo las circunstancias más terribles, y contribuyeron a llevar al Ejército Rojo a la victoria tras cuatro sanguinarios años de terrible guerra.