¿Puede un homosexual ser miembro del Partido Comunista?
carta de Harry White dirigida a José Stalin en mayo de 1934
—3 mensajes—
Carta que Harry White (miembro del Partido Comunista de Gran Bretaña) escribió a Stalin en mayo de 1934, en la que planteó la pregunta: ‘‘¿Puede un homosexual ser considerado alguien digno de ser miembro del Partido comunista?’’
En su momento, White (homosexual) estaba trabajando en Moscú en el Moscow Daily News. Cuando conoció la aprobación de un decreto sobre 'responsabilidad penal por sodomía', le escribió una carta a Stalin preguntándole como podría justificarlo. White señaló que la nueva norma anulaba todo el progreso que se había hecho en tales asuntos desde la Revolución de Octubre.
En la primera página de la carta, encontrada en archivos soviéticos, está una nota manuscrita de Stalin que dice: ‘’Archivar. Un idiota y un degenerado. J. Stalin.’’
Camarada Stalin:
El contenido de mi petición es brevemente el siguiente. El autor de esta carta, un miembro del Partido Comunista de Gran Bretaña, solicita una fundamentación teórica del decreto de marzo 7 [1934] del Comité Central Ejecutivo de la URSS sobre [la institución de] la responsabilidad penal por la sodomía. Puesto que él se esfuerza para abordar esta cuestión desde un punto de vista marxista, el autor de esta carta cree que el decreto contradice por igual los hechos de la vida misma y los principios del marxismo-leninismo.
A continuación, un resumen de los hechos que se discuten en detalle en la carta adjunta:
En general, la condición de los homosexuales bajo el capitalismo es análoga a la condición de las mujeres, las razas de color, las minorías étnicas y otros grupos que son reprimidos de una u otra manera.
La actitud de la sociedad burguesa hacia la homosexualidad se basa en la contradicción entre:
La necesidad del capitalismo por la “carne de cañón’’ y una reserva del ejército laboral (dando paso a la creación de leyes represivas en contra de la homosexualidad, ya que es considerada una amenaza a las tasas de natalidad);
La creciente pobreza de las masas bajo el capitalismo (llevando al colapso a la familia de la clase trabajadora y un aumento en la homosexualidad).
Esta contradicción se puede resolver solamente en una sociedad donde la erradicación del desempleo y el bienestar material constante de los trabajadores fomenta condiciones en las cuales las personas que son normales en un sentido sexual puedan contraer matrimonio.
La ciencia confirma que un porcentaje insignificante de la población sufre de homosexualidad por naturaleza.
La existencia de esta minoría insignificante no es una amenaza para la sociedad bajo la dictadura del proletariado.
La nueva ley sobre la homosexualidad ha provocado las interpretaciones más diversas y contradictorias.
La ley del 7 de marzo contradice fundamentalmente los principios básicos de la ley anterior sobre esta cuestión.
La ley del 7 de marzo esencialmente exige “la nivelación’’ en el ámbito de la vida sexual.
La ley del 7 de marzo es absurda e injusta desde el punto de vista de la ciencia, la cual ha probado la existencia de homosexuales por naturaleza y no tiene medios a su disposición para cambiar su naturaleza sexual.
Querido Camarada Stalin,
Aunque soy un comunista extranjero que no ha sido promovido aún al AUCP (b), [más tarde renombrado el PCUS, Partido Comunista de la Unión Soviética] pienso, sin embargo, que, a usted, el líder del mundo proletario, no le parecerá antinatural, que me dirija con una solicitud para arrojar luz sobre un asunto que, a mi parecer, tiene gran significado para un gran número de comunistas en la URSS y en otros países.
La pregunta es la siguiente: ¿Puede un homosexual ser considerado alguien digno de ser miembro del partido comunista?
La ley de responsabilidad penal por sodomía promulgada recientemente, la cual fue firmada por el Comité Ejecutivo Central de la URSS el siete de marzo de este año, aparentemente supone que los homosexuales no pueden ser reconocidos como merecedores del título de ciudadano soviético. Consecuentemente, se les debería de considerar incluso menos dignos de ser miembros del PCUS (b).
Puesto que tengo un interés personal en este asunto ya que yo también soy homosexual, hice esta pregunta a varios camaradas de la OGPU y del Comisariado Popular por la Justicia, a psiquiatras, y al camarada Borodin, el editor en jefe del periódico donde trabajo. [Nota: Mikhail Borodin, 1884-1951, fue el editor en jefe del Moscow Daily News. En 1949 fue arrestado y después desaparecido; puede que haya muerto en un campo de labor siberiano en 1951 o que le hayan disparado en 1949, dependiendo de la fuente]
Todo lo que logré conseguir de ellos fue un sin fin de opiniones contradictorias que muestran que entre estos camaradas no hay un entendimiento teórico claro lo que pudo haber servido como base para la aprobación de esta ley. El primer psiquiatra al que recurrí por ayuda con esta pregunta me aseguró dos veces (después de comprobarlo con el Comisariado de Justicia del Pueblo) que si los homosexuales son ciudadanos honestos o buenos comunistas, sus pacientes pueden ordenar sus vidas personales como les parezca. El camarada Borodin, quien expresó que él personalmente tenía una visión negativa de la homosexualidad, al mismo tiempo declaró que me consideraba un buen comunista, que se podía confiar en mí, y que podía llevar mi vida personal como quisiera. Un poco antes, cuando los arrestos de homosexuales recién comenzaban, el camarada Borodin no estaba dispuesto a verme como un posible criminal; no me consideraba un mal comunista, lo cual pude confirmar con el hecho de que me promovió en el trabajo al nombrarme jefe de redacción, que es el puesto de supervisión de mayor rango, con la excepción de los miembros del comité editorial. Un poco más tarde, cuando la versión de la ley del 17 de diciembre ya existía y antes del decreto del 7 de marzo, contacté la OGPU con relación al arresto de una persona con la que había tenido relaciones homosexuales. Me dijeron que no había nada que me incriminara.
Todas estas declaraciones dieron la impresión de que los órganos de justicia soviéticos no estaban enjuiciando la homosexualidad como tal, solamente ciertos homosexuales socialmente peligrosos. Si este es realmente el caso, entonces ¿existe la necesidad de la ley general?
Sin embargo, después que se emitió la ley el 7 de marzo, tuve una conversación con la OGPU en la cual me informaron que la ley sería estrictamente aplicada a cada caso de homosexualidad que saliera a la luz.
Con respecto a la falta de claridad que existe en este asunto, me dirijo a usted con la esperanza de que encontrará el tiempo para darme una repuesta.
Permítame explicarle esta interrogante como yo la entiendo.
En primer lugar, me gustaría señalar que veo la condición de los homosexuales ya sea de la clase trabajadora o trabajadores en si como análoga a la condición de las mujeres bajo el régimen capitalista y a la de las razas de color que son oprimidas por el imperialismo. Esta condición es similar de muchas maneras a la condición de los judíos bajo la dictadura de Hitler, y en general no es difícil verlo de forma análoga a la condición de cualquier estrato social sometido a la explotación y a la persecución bajo la dominación capitalista.
Cuando analizamos la naturaleza de la persecución a los homosexuales, debemos tener en cuenta que hay dos tipos de homosexuales: primero, están los que son homosexuales de nacimiento (además, si los científicos discrepan sobre las razones precisas de esto, entonces no existe desacuerdo de que ciertas razones profundamente arraigadas si existen); segundo, hay homosexuales que solían tener una vida sexual normal pero luego se convirtieron en homosexuales, a veces por la perversidad, o a veces por consideraciones económicas.
En cuanto al segundo tipo, la cuestión se explica relativamente fácil. Las personas que se hacen homosexuales en virtud de la depravación usualmente pertenecen a la burguesía, una serie de cuyos miembros llevan esta forma de vida después de que se han saciado con todas las formas de placer y perversidad que existen en las relaciones sexuales con mujeres. Entre los que llevan esta forma de vida por consideraciones económicas, encontramos miembros de la pequeña burguesía, el lumpenproletariado, y (tan extraño como pueda parecer) el proletariado. Como resultado de la necesidad material, que empeora particularmente durante periodos de crisis, estas personas se ven forzadas a recurrir a este método de satisfacer sus necesidades sexuales temporalmente en la medida en que la ausencia de medios los prive de la posibilidad de casarse o al menos contratar los servicios de prostitutas.
También están aquellos que se hacen homosexuales no para satisfacer sus necesidades, sino para ganar su sustento por medio de la prostitución (este fenómeno se ha extendido especialmente en la Alemania moderna). Pero la ciencia ha establecido la existencia de homosexuales por naturaleza. Las investigaciones han demostrado que los homosexuales de este tipo existen en proporciones aproximadamente iguales dentro de todas las clases sociales. También podemos considerar como un hecho establecido que, con leves desviaciones, los homosexuales en conjunto constituyen alrededor del dos por ciento de la población.
Si aceptamos esta proporción, se deduce que hay alrededor de dos millones de homosexuales en la URSS. Sin mencionar el hecho de que entre estas personas están sin duda aquellos que están ayudando a la construcción del socialismo, ¿puede ser realmente posible, como lo exige la ley del 7 de marzo, que tanta gente sea sometida a prisión?
Así como las mujeres de la clase burguesa sufren en un grado significativamente menor las injusticias del régimen capitalista (usted desde luego recuerda lo que Lenin dijo sobre esto), los homosexuales natos de la clase dominante también sufren de menos persecución que los homosexuales del entorno de la clase trabajadora.
Se debe recalcar que incluso dentro de la URSS existen condiciones que complican la vida diaria de los homosexuales y frecuentemente los coloca en una situación difícil. (Tengo en mente la dificultad de encontrar un compañero para el acto sexual, puesto que los homosexuales constituyen una minoría de la población, una minoría que es forzada a esconder sus verdaderas tendencias en un grado u otro).
¿Cuál es la actitud de la sociedad burguesa hacia los homosexuales? Incluso si tomamos en cuenta las diferencias existentes en este aspecto en la legislación de varios países, ¿podemos hablar de una actitud específica de la burguesía hacia esta pregunta? Sí, podemos hacerlo. Independientemente de estas leyes, el capitalismo está en contra de la homosexualidad en virtud de toda su tendencia basada en clases. Esta tendencia se puede observar a través del curso de la historia, pero se manifiesta con una fuerza especial estos días, durante el periodo de la crisis general del capitalismo.
El capitalismo, que necesita una enorme reserva de ejército laboral y carne de cañón para prosperar, considera la homosexualidad un factor que amenaza con bajar las tasas de natalidad (como ya lo sabemos, en los países capitalistas hay leyes que penalizan el aborto y otros métodos anticonceptivos).
Por su puesto que la actitud de la burguesía hacia el tema de la homosexualidad es típica hipocresía. Las leyes estrictas son la causa de pocas molestias para la burguesía homosexual. Cualquiera que esté familiarizado con la historia interna de la clase capitalista conoce los escándalos periódicos que surgen al respecto; además, los miembros de la clase dominante que se mezclan en estos asuntos sufren en un grado insignificante. Puedo citar un dato poco conocido a este respecto. Hace unos años, uno de los hijos de Lord y Lady Astor fue acusado de homosexualidad. La prensa inglesa y americana omitió informar este hecho, con la excepción del Morning Advertiser. Los dueños de este periódico son fabricantes de cerveza, y lo hicieron con el propósito de comprometer a Lord y Lady Astor, quienes se habían manifestado en contra de la legalización del alcohol. De esa manera, el hecho [de la convicción de Astor] se conoció gracias a las contradicciones dentro de la clase dominante.
Gracias a sus riquezas, la burguesía puede evitar el castigo legal que recae con toda su fuerza en los trabajadores homosexuales, excepto por aquellos casos donde los últimos se prostituían con miembros de la clase dominante.
Ya he mencionado anteriormente que el capitalismo, el cual tiene una necesidad de carne de cañón y una reserva de ejército laboral, intenta combatir la homosexualidad. Pero al mismo tiempo, al empeorar las condiciones de vida de los trabajadores, el capitalismo produce las condiciones objetivas para el aumento del número de homosexuales que deciden llevar esta vida en virtud de sus necesidades materiales.
Esta contradicción se refleja en el hecho de que el fascismo, que empleó el pederasta [Marinus] Van Der Lubbe como un arma en su provocación, al mismo tiempo reprimió brutalmente el movimiento de «liberación» liberal-intelligentsia de los homosexuales liderados por el Dr. Magnus Hirschfeld. (Véase el Brown Book, que cita el caso de Hirschfeld como un ejemplo del barbarismo anticultural de los fascistas). [Nota: Van Der Lubbe (1909-1934) fue el joven comunista del consejo holandés acusado de incendiar el Reichstag alemán el 27 de febrero de 1933, condenado a muerte y guillotinado en Leipzig en enero de 1934. Magnus Hirschfeld (1868-1935) fue un médico alemán, investigador sexual y defensor de la emancipación homosexual. The Brown Book of the Hitler Terror and the Burning of the Reichstag fue un libro publicado por el Comité Mundial para el alivio de las víctimas del fascismo alemán en 1933].
Otra reflexión sobre esta contradicción es la figura de André Gide, un escritor francés homosexual, líder del movimiento antifascista, y entusiasta amigo de la URSS. El público general en Francia sabe acerca de la homosexualidad de Gide ya que él ha escrito abiertamente sobre ello en sus libros. Y a pesar de esto, su autoridad entre las masas como simpatizante del Partido Comunista en Francia no ha cambiado. El hecho de que Gide se haya unido al movimiento revolucionario no ha afectado su crecimiento o el apoyo de las masas por el liderazgo del partido comunista. en mi opinión, esto demuestra que las masas no son intolerantes para con los homosexuales.
Al elogiar la ‘‘pureza de la raza’’ y los valores familiares, el fascismo ha tomado una postura aún más severa contra la homosexualidad que el gobierno anterior a Hitler. Sin embargo, dado que el fascismo destruye a la familia de la clase trabajadora, y promueve el empobrecimiento de las masas, esencialmente estimula el desarrollo del segundo tipo de homosexualidad que he descrito, es decir [la homosexualidad] por necesidad.
La única solución a esta contradicción es la transformación revolucionaria del orden existente y la creación de una sociedad en la cual la ausencia de desempleo, la creciente prosperidad de las masas, y la erradicación de la familia como unidad económica asegure condiciones en las que nadie se verá forzado a cometer pederastia por necesidad. En cuanto, a los así llamados homosexuales de nacimiento, por ser un pequeño porcentaje de la población no pueden amenazar la tasa de natalidad de un estado socialista.
carta de Harry White dirigida a José Stalin en mayo de 1934
—3 mensajes—
Carta que Harry White (miembro del Partido Comunista de Gran Bretaña) escribió a Stalin en mayo de 1934, en la que planteó la pregunta: ‘‘¿Puede un homosexual ser considerado alguien digno de ser miembro del Partido comunista?’’
En su momento, White (homosexual) estaba trabajando en Moscú en el Moscow Daily News. Cuando conoció la aprobación de un decreto sobre 'responsabilidad penal por sodomía', le escribió una carta a Stalin preguntándole como podría justificarlo. White señaló que la nueva norma anulaba todo el progreso que se había hecho en tales asuntos desde la Revolución de Octubre.
En la primera página de la carta, encontrada en archivos soviéticos, está una nota manuscrita de Stalin que dice: ‘’Archivar. Un idiota y un degenerado. J. Stalin.’’
Camarada Stalin:
El contenido de mi petición es brevemente el siguiente. El autor de esta carta, un miembro del Partido Comunista de Gran Bretaña, solicita una fundamentación teórica del decreto de marzo 7 [1934] del Comité Central Ejecutivo de la URSS sobre [la institución de] la responsabilidad penal por la sodomía. Puesto que él se esfuerza para abordar esta cuestión desde un punto de vista marxista, el autor de esta carta cree que el decreto contradice por igual los hechos de la vida misma y los principios del marxismo-leninismo.
A continuación, un resumen de los hechos que se discuten en detalle en la carta adjunta:
En general, la condición de los homosexuales bajo el capitalismo es análoga a la condición de las mujeres, las razas de color, las minorías étnicas y otros grupos que son reprimidos de una u otra manera.
La actitud de la sociedad burguesa hacia la homosexualidad se basa en la contradicción entre:
La necesidad del capitalismo por la “carne de cañón’’ y una reserva del ejército laboral (dando paso a la creación de leyes represivas en contra de la homosexualidad, ya que es considerada una amenaza a las tasas de natalidad);
La creciente pobreza de las masas bajo el capitalismo (llevando al colapso a la familia de la clase trabajadora y un aumento en la homosexualidad).
Esta contradicción se puede resolver solamente en una sociedad donde la erradicación del desempleo y el bienestar material constante de los trabajadores fomenta condiciones en las cuales las personas que son normales en un sentido sexual puedan contraer matrimonio.
La ciencia confirma que un porcentaje insignificante de la población sufre de homosexualidad por naturaleza.
La existencia de esta minoría insignificante no es una amenaza para la sociedad bajo la dictadura del proletariado.
La nueva ley sobre la homosexualidad ha provocado las interpretaciones más diversas y contradictorias.
La ley del 7 de marzo contradice fundamentalmente los principios básicos de la ley anterior sobre esta cuestión.
La ley del 7 de marzo esencialmente exige “la nivelación’’ en el ámbito de la vida sexual.
La ley del 7 de marzo es absurda e injusta desde el punto de vista de la ciencia, la cual ha probado la existencia de homosexuales por naturaleza y no tiene medios a su disposición para cambiar su naturaleza sexual.
Querido Camarada Stalin,
Aunque soy un comunista extranjero que no ha sido promovido aún al AUCP (b), [más tarde renombrado el PCUS, Partido Comunista de la Unión Soviética] pienso, sin embargo, que, a usted, el líder del mundo proletario, no le parecerá antinatural, que me dirija con una solicitud para arrojar luz sobre un asunto que, a mi parecer, tiene gran significado para un gran número de comunistas en la URSS y en otros países.
La pregunta es la siguiente: ¿Puede un homosexual ser considerado alguien digno de ser miembro del partido comunista?
La ley de responsabilidad penal por sodomía promulgada recientemente, la cual fue firmada por el Comité Ejecutivo Central de la URSS el siete de marzo de este año, aparentemente supone que los homosexuales no pueden ser reconocidos como merecedores del título de ciudadano soviético. Consecuentemente, se les debería de considerar incluso menos dignos de ser miembros del PCUS (b).
Puesto que tengo un interés personal en este asunto ya que yo también soy homosexual, hice esta pregunta a varios camaradas de la OGPU y del Comisariado Popular por la Justicia, a psiquiatras, y al camarada Borodin, el editor en jefe del periódico donde trabajo. [Nota: Mikhail Borodin, 1884-1951, fue el editor en jefe del Moscow Daily News. En 1949 fue arrestado y después desaparecido; puede que haya muerto en un campo de labor siberiano en 1951 o que le hayan disparado en 1949, dependiendo de la fuente]
Todo lo que logré conseguir de ellos fue un sin fin de opiniones contradictorias que muestran que entre estos camaradas no hay un entendimiento teórico claro lo que pudo haber servido como base para la aprobación de esta ley. El primer psiquiatra al que recurrí por ayuda con esta pregunta me aseguró dos veces (después de comprobarlo con el Comisariado de Justicia del Pueblo) que si los homosexuales son ciudadanos honestos o buenos comunistas, sus pacientes pueden ordenar sus vidas personales como les parezca. El camarada Borodin, quien expresó que él personalmente tenía una visión negativa de la homosexualidad, al mismo tiempo declaró que me consideraba un buen comunista, que se podía confiar en mí, y que podía llevar mi vida personal como quisiera. Un poco antes, cuando los arrestos de homosexuales recién comenzaban, el camarada Borodin no estaba dispuesto a verme como un posible criminal; no me consideraba un mal comunista, lo cual pude confirmar con el hecho de que me promovió en el trabajo al nombrarme jefe de redacción, que es el puesto de supervisión de mayor rango, con la excepción de los miembros del comité editorial. Un poco más tarde, cuando la versión de la ley del 17 de diciembre ya existía y antes del decreto del 7 de marzo, contacté la OGPU con relación al arresto de una persona con la que había tenido relaciones homosexuales. Me dijeron que no había nada que me incriminara.
Todas estas declaraciones dieron la impresión de que los órganos de justicia soviéticos no estaban enjuiciando la homosexualidad como tal, solamente ciertos homosexuales socialmente peligrosos. Si este es realmente el caso, entonces ¿existe la necesidad de la ley general?
Sin embargo, después que se emitió la ley el 7 de marzo, tuve una conversación con la OGPU en la cual me informaron que la ley sería estrictamente aplicada a cada caso de homosexualidad que saliera a la luz.
Con respecto a la falta de claridad que existe en este asunto, me dirijo a usted con la esperanza de que encontrará el tiempo para darme una repuesta.
Permítame explicarle esta interrogante como yo la entiendo.
En primer lugar, me gustaría señalar que veo la condición de los homosexuales ya sea de la clase trabajadora o trabajadores en si como análoga a la condición de las mujeres bajo el régimen capitalista y a la de las razas de color que son oprimidas por el imperialismo. Esta condición es similar de muchas maneras a la condición de los judíos bajo la dictadura de Hitler, y en general no es difícil verlo de forma análoga a la condición de cualquier estrato social sometido a la explotación y a la persecución bajo la dominación capitalista.
Cuando analizamos la naturaleza de la persecución a los homosexuales, debemos tener en cuenta que hay dos tipos de homosexuales: primero, están los que son homosexuales de nacimiento (además, si los científicos discrepan sobre las razones precisas de esto, entonces no existe desacuerdo de que ciertas razones profundamente arraigadas si existen); segundo, hay homosexuales que solían tener una vida sexual normal pero luego se convirtieron en homosexuales, a veces por la perversidad, o a veces por consideraciones económicas.
En cuanto al segundo tipo, la cuestión se explica relativamente fácil. Las personas que se hacen homosexuales en virtud de la depravación usualmente pertenecen a la burguesía, una serie de cuyos miembros llevan esta forma de vida después de que se han saciado con todas las formas de placer y perversidad que existen en las relaciones sexuales con mujeres. Entre los que llevan esta forma de vida por consideraciones económicas, encontramos miembros de la pequeña burguesía, el lumpenproletariado, y (tan extraño como pueda parecer) el proletariado. Como resultado de la necesidad material, que empeora particularmente durante periodos de crisis, estas personas se ven forzadas a recurrir a este método de satisfacer sus necesidades sexuales temporalmente en la medida en que la ausencia de medios los prive de la posibilidad de casarse o al menos contratar los servicios de prostitutas.
También están aquellos que se hacen homosexuales no para satisfacer sus necesidades, sino para ganar su sustento por medio de la prostitución (este fenómeno se ha extendido especialmente en la Alemania moderna). Pero la ciencia ha establecido la existencia de homosexuales por naturaleza. Las investigaciones han demostrado que los homosexuales de este tipo existen en proporciones aproximadamente iguales dentro de todas las clases sociales. También podemos considerar como un hecho establecido que, con leves desviaciones, los homosexuales en conjunto constituyen alrededor del dos por ciento de la población.
Si aceptamos esta proporción, se deduce que hay alrededor de dos millones de homosexuales en la URSS. Sin mencionar el hecho de que entre estas personas están sin duda aquellos que están ayudando a la construcción del socialismo, ¿puede ser realmente posible, como lo exige la ley del 7 de marzo, que tanta gente sea sometida a prisión?
Así como las mujeres de la clase burguesa sufren en un grado significativamente menor las injusticias del régimen capitalista (usted desde luego recuerda lo que Lenin dijo sobre esto), los homosexuales natos de la clase dominante también sufren de menos persecución que los homosexuales del entorno de la clase trabajadora.
Se debe recalcar que incluso dentro de la URSS existen condiciones que complican la vida diaria de los homosexuales y frecuentemente los coloca en una situación difícil. (Tengo en mente la dificultad de encontrar un compañero para el acto sexual, puesto que los homosexuales constituyen una minoría de la población, una minoría que es forzada a esconder sus verdaderas tendencias en un grado u otro).
¿Cuál es la actitud de la sociedad burguesa hacia los homosexuales? Incluso si tomamos en cuenta las diferencias existentes en este aspecto en la legislación de varios países, ¿podemos hablar de una actitud específica de la burguesía hacia esta pregunta? Sí, podemos hacerlo. Independientemente de estas leyes, el capitalismo está en contra de la homosexualidad en virtud de toda su tendencia basada en clases. Esta tendencia se puede observar a través del curso de la historia, pero se manifiesta con una fuerza especial estos días, durante el periodo de la crisis general del capitalismo.
El capitalismo, que necesita una enorme reserva de ejército laboral y carne de cañón para prosperar, considera la homosexualidad un factor que amenaza con bajar las tasas de natalidad (como ya lo sabemos, en los países capitalistas hay leyes que penalizan el aborto y otros métodos anticonceptivos).
Por su puesto que la actitud de la burguesía hacia el tema de la homosexualidad es típica hipocresía. Las leyes estrictas son la causa de pocas molestias para la burguesía homosexual. Cualquiera que esté familiarizado con la historia interna de la clase capitalista conoce los escándalos periódicos que surgen al respecto; además, los miembros de la clase dominante que se mezclan en estos asuntos sufren en un grado insignificante. Puedo citar un dato poco conocido a este respecto. Hace unos años, uno de los hijos de Lord y Lady Astor fue acusado de homosexualidad. La prensa inglesa y americana omitió informar este hecho, con la excepción del Morning Advertiser. Los dueños de este periódico son fabricantes de cerveza, y lo hicieron con el propósito de comprometer a Lord y Lady Astor, quienes se habían manifestado en contra de la legalización del alcohol. De esa manera, el hecho [de la convicción de Astor] se conoció gracias a las contradicciones dentro de la clase dominante.
Gracias a sus riquezas, la burguesía puede evitar el castigo legal que recae con toda su fuerza en los trabajadores homosexuales, excepto por aquellos casos donde los últimos se prostituían con miembros de la clase dominante.
Ya he mencionado anteriormente que el capitalismo, el cual tiene una necesidad de carne de cañón y una reserva de ejército laboral, intenta combatir la homosexualidad. Pero al mismo tiempo, al empeorar las condiciones de vida de los trabajadores, el capitalismo produce las condiciones objetivas para el aumento del número de homosexuales que deciden llevar esta vida en virtud de sus necesidades materiales.
Esta contradicción se refleja en el hecho de que el fascismo, que empleó el pederasta [Marinus] Van Der Lubbe como un arma en su provocación, al mismo tiempo reprimió brutalmente el movimiento de «liberación» liberal-intelligentsia de los homosexuales liderados por el Dr. Magnus Hirschfeld. (Véase el Brown Book, que cita el caso de Hirschfeld como un ejemplo del barbarismo anticultural de los fascistas). [Nota: Van Der Lubbe (1909-1934) fue el joven comunista del consejo holandés acusado de incendiar el Reichstag alemán el 27 de febrero de 1933, condenado a muerte y guillotinado en Leipzig en enero de 1934. Magnus Hirschfeld (1868-1935) fue un médico alemán, investigador sexual y defensor de la emancipación homosexual. The Brown Book of the Hitler Terror and the Burning of the Reichstag fue un libro publicado por el Comité Mundial para el alivio de las víctimas del fascismo alemán en 1933].
Otra reflexión sobre esta contradicción es la figura de André Gide, un escritor francés homosexual, líder del movimiento antifascista, y entusiasta amigo de la URSS. El público general en Francia sabe acerca de la homosexualidad de Gide ya que él ha escrito abiertamente sobre ello en sus libros. Y a pesar de esto, su autoridad entre las masas como simpatizante del Partido Comunista en Francia no ha cambiado. El hecho de que Gide se haya unido al movimiento revolucionario no ha afectado su crecimiento o el apoyo de las masas por el liderazgo del partido comunista. en mi opinión, esto demuestra que las masas no son intolerantes para con los homosexuales.
Al elogiar la ‘‘pureza de la raza’’ y los valores familiares, el fascismo ha tomado una postura aún más severa contra la homosexualidad que el gobierno anterior a Hitler. Sin embargo, dado que el fascismo destruye a la familia de la clase trabajadora, y promueve el empobrecimiento de las masas, esencialmente estimula el desarrollo del segundo tipo de homosexualidad que he descrito, es decir [la homosexualidad] por necesidad.
La única solución a esta contradicción es la transformación revolucionaria del orden existente y la creación de una sociedad en la cual la ausencia de desempleo, la creciente prosperidad de las masas, y la erradicación de la familia como unidad económica asegure condiciones en las que nadie se verá forzado a cometer pederastia por necesidad. En cuanto, a los así llamados homosexuales de nacimiento, por ser un pequeño porcentaje de la población no pueden amenazar la tasa de natalidad de un estado socialista.
Última edición por lolagallego el Vie Nov 20, 2020 8:21 pm, editado 2 veces