Desde siempre tuve claro que anhelaba una sociedad igualitaria, en la que a nadie le faltara de nada aunque no tenía ni la más remota idea de una ideología con la que poder llevar a la práctica este principio igualitario. La chispa revolucionaria se me prendió cuando leí sobre la Semana Trágica de Barcelona, ahí identifiqué al enemigo del pueblo, al burgués al mando de la superestructura del estado.
Entonces tuve curiosidad acerca del anarquismo, pero me parecía muy ingenuo. Así, no fue hasta que en 2º de bachillerato estudiamos, aunque fuese de refilón, el marxismo cuando encontré la ideología adecuada para hacer efectiva la igualdad de todas las personas: el comunismo.
Sin más, espero pasar un buen rato con todos vosotros, camaradas . ¡Hasta otra!