Foro Comunista

¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

    [Bolivia] Perón a la boliviana. El triunfo de la derecha y el bonapartismo masista

    Razón y Revolución
    Razón y Revolución
    Novato/a rojo/a
    Novato/a rojo/a

    Cantidad de envíos : 9
    Reputación : 35
    Fecha de inscripción : 30/05/2010

    [Bolivia] Perón a la boliviana. El triunfo de la derecha y el bonapartismo masista Empty [Bolivia] Perón a la boliviana. El triunfo de la derecha y el bonapartismo masista

    Mensaje por Razón y Revolución Dom Mayo 30, 2010 12:53 pm


    Perón a la boliviana. El triunfo de la derecha y el bonapartismo masista


    www.razonyrevolucion.org

    Mariano Schlez
    LAP-CEICS

    [Bolivia] Perón a la boliviana. El triunfo de la derecha y el bonapartismo masista Evo1
    Las contundentes victorias electorales que Evo Morales obtuvo en 2009 llevaron a algunos intelectuales a concluir que el Movimiento al Socialismo (MAS) había, finalmente, aniquilado a la derecha. Lo que parece muy cierto, si nos mantuviéramos en la superficie de los porcentajes de las elecciones. Sin embargo, un análisis del viraje del programa del MAS muestra lo contrario: la derecha, finalmente, se ha impuesto en la política boliviana. Y esto que puede aparecer, para algunos, como una afirmación temeraria, se basa en un elemento que suelen obviar los escritores progresistas: la derecha no sólo no desapareció, sino que le impuso su programa a su enemigo, es decir, a Evo Morales, que se ha convertido en el ejecutor de la política conservadora en el país andino.
    Nuestro análisis del proceso boliviano insistió en caracterizar al gobierno de Evo como régimen bonapartista. Al mismo tiempo, y a pesar de lo que las elecciones mostraban, señalamos que su consolidación se encontraba jaqueada por una cuestión política (su rol conservador frente la tendencia insurreccional de las masas) y otra económica (su intento por conciliar intereses antagónicos frente a las exigencias de la burguesía boliviana y de los trabajadores). De esta manera, planteábamos en 2008, la lucha de clases había llegado a una encrucijada en la que no había lugar para las medias tintas: o se liquidaba el proceso revolucionario o se profundizaba el camino al socialismo. Asimismo, señalábamos, el avance de la contrarrevolución, convencida de sus intereses y dispuesta a no claudicar hasta conseguirlos.(1) Incluso, asegurábamos que “de no imponerse una dirección revolucionaria de los explotados, la Revolución Boliviana esta destinada a ser enterrada por quienes dicen ser sus principales representantes”.(2) Lamentablemente, en la actualidad se está imponiendo esta última salida: el propio gobierno comenzó a desarmar el régimen bonapartista. Sin embargo, que sea el mismo Evo, y no la “derecha”, quien está motorizando este avance conservador, actualiza las perspectivas de una nueva escalada de la lucha de clases en el país andino.

    El Waterloo de Evo y la derechización del MAS

    Luego de la masacre de El Porvenir, la mayoría de los analistas políticos prefirieron remarcar la intervención política y militar del departamento de Pando, caracterizándola como una notable victoria de Morales sobre a la oposición destituyente. Sin embargo, olvidaron que, luego de ese ataque donde asesinaron 25 masistas, Evo le entregó la nueva constitución a la derecha. En el marco de un “Gran Acuerdo Nacional”, la modificación de más de cien artículos, le permitió a la burguesía reafirmar la legitimidad de la propiedad privada, prohibir una nueva reelección de Morales y obtener las autonomías que reclamaba. Su aprobación fue, a todas luces, una victoria de las fuerzas conservadoras.
    Actualmente, el MAS intenta ir más allá, queriendo eliminar los pasajes de la nueva constitución que le impiden a las multinacionales profundizar sus márgenes de ganancia. Es el caso del artículo 30, que el gobierno quiere eliminar porque, como reconoce el derecho de los pueblos originarios a ser consultados sobre cualquier proyecto de explotación de recursos naturales en sus territorios, limita el avance de las industrias petrolera y minera privadas. Incluso no se descarta la posibilidad de autorizar por decreto la exploración petrolera directa, sin consultar a los pueblos de la región.
    La derechización de la dirección del MAS, y su intento por desarmar el bonapartismo, es la expresión política de la crisis mundial capitalista, que golpeó duro en la economía boliviana: la minería casi se paralizó y las fábricas cerradas dejaron en la calle a miles de trabajadores. También provocó problemas nuevos, como la escasez de gas en garrafa, combustible básico del pueblo. Frente a semejante situación, Evo y García Linera prefirieron ajustar a los trabajadores, con el objetivo de darle aire a su “capitalismo andino”, poniendo en marcha una ley que anula varias de las conquistas de los últimos años.
    A principios de 2010, el MAS se dirigió a la burocracia de la Confederación Obrera Boliviana (COB) para lograr la implementación de un nuevo Código de Trabajo, “en favor de los trabajadores”.(3) Pedro Montes, secretario ejecutivo de la central obrera, asumió activamente la función de correa de transmisión del gobierno, asegurando que buscaría “trabajar mancomunadamente, empresarios y trabajadores”. Sin embargo, diversas organizaciones sociales denunciaron el carácter regresivo de la propuesta, que expresa un nuevo avance patronal.
    En primer lugar, Evo busca restringir algo tan elemental como el derecho a la huelga. Su anteproyecto señala que, si el pliego de peticiones obreras fuese “imposible” de cumplir, el patrón tiene derecho a cerrar la empresa. Es decir que la burguesía podría apelar a este “derecho” cuando no se pudiese llegar a un acuerdo “por causas atribuibles a los trabajadores” o cuando el reclamo “sea de imposible cumplimiento o sea manifiestamente improcedente” (art. 252).(4) La propuesta va en consonancia con los pedidos de mesura de Evo a la COB, presionando a los obreros a presentar reivindicaciones “racionales”, enmarcadas en las posibilidades del Estado, que no provoquen desajustes y conflictos en la economía nacional.(5) Teniendo en cuenta que, hace poco, el gobierno ofreció un incremento del 5%, que no compensa el aumento de precios de los alimentos, podemos imaginar que un reclamo que exija un salario equivalente al valor de la canasta básica podría ser caratulado como de “imposible cumplimiento” por el MAS y la patronal.
    Pero el anteproyecto del gobierno tiene aún más sorpresas. Luego de cerrada la fábrica frente a un reclamo obrero, si la Dirección Departamental de Trabajo declarara ilegal a la lucha, “los empleadores no pagarán remuneración alguna” a los huelguistas (art. 255). Incluso se amenaza a los luchadores que cuestionen la propiedad privada directamente con la cárcel, debido a que, según la norma, los conceptos de huelga y cierre temporal de empresa solo comprenden la suspensión pacífica del trabajo, y todo acto o manifestación de hostilidad contra las personas, destrucción de bienes, saqueo de la empresa y otros delitos contra las personas o la propiedad caen dentro de la ley penal (art. 256). El anteproyecto contrarrevolucionario del MAS va hasta donde ni sus predecesores “neoliberales” osaron llegar: prohíbe la huelga de los trabajadores estatales, entre los que se incluyen los “servicios de carácter público”, como administración central, prefectural y municipal, agua potable y aprovisionamiento de combustible, luz, energía eléctrica y gas, comunicaciones y bancos, sanidad y mercados públicos, y “otros definidos por ley específica” (art. 257). Y por si fuera poco, protege a los carneros, planteando que “los trabajadores que no estén de acuerdo o no acaten la huelga podrán separarse libremente de las decisiones colectivas de sus sindicatos sin incurrir en responsabilidades de ninguna clase. La represión tomada por sus compañeros será sancionada por la ley penal si es que causaren daños a la integridad física” (art. 258).
    Por otro lado, la Federación Fabril cuestionó que la propuesta gubernamental vulnera el principio de igualdad obrera y permite la tercerización del trabajo, consolidando las microempresas que están “vendiendo gente para trabajar”. Asimismo, los fabriles alertaron que el gobierno quiere quitar bonos, confundiéndose, en el proyecto, el bono de producción con la prima. Lo mismo alertó la abogada laboralista María Elena Sejas, quien afirmó que algunas conquistas sociales se confunden y desaparecen, suprimiéndose el fuero sindical y la declaratoria en comisión. Agregó, al igual que Crespo, que el mismo camino corren los diferentes bonos, horas extras y salario dominical, además de indicar que el anteproyecto del MAS no garantiza el pago de los beneficios sociales.(6)
    Evidentemente, Morales intenta realizar un aporte sustantivo a la acumulación de capital, atacando las conquistas fundamentales de los trabajadores. Incluso intenta igualar para abajo, atacando a las fracciones obreras más poderosas, como los docentes, al señalar que “la gente del campo, el albañil y el transportista ganan si trabajan ese día, si no trabajan no ganan nada; pero hay algunos sectores que trabajan cuatro o seis horas cada día y cobran sueldo de un mes …”.(7)
    La derechización del MAS incluye el combate contra las organizaciones que pelean por la derogación de la Ley de Pensiones, basada en la capitalización individual, y reclaman una nueva norma que retome la contribución tripartita del Estado, del sector privado y de los trabajadores, con el objetivo de garantizar mejores jubilaciones. Y como si todo esto fuera poco, valga señalar que el MAS le ha abierto las puertas del partido a la derecha más recalcitrante: según informan las redes de noticias bolivianas, los masistas del combativo Plan 3.000 no podían salir de su asombro cuando Evo Morales anunció que el candidato a alcalde de Santa Cruz sería Roberto Fernández, el mismo viejo aliado del “neoliberal” Jorge “Tuto” Quiroga.(Cool

    La derrota del MAS en su terreno

    Semejante derrotero tuvo su primer gran coletazo en las elecciones para gobernador y alcalde del 4 de abril pasado. En ellas, el MAS obtuvo 6 de los 9 departamentos: La Paz, Oruro, Cochabamba, Chuquisaca, Pando y Potosí, siendo derrotado en Santa Cruz, Tarija y Beni. Pero también perdió las alcaldías de 7 de las 10 principales ciudades, entre ellas en La Paz y Oruro, el corazón de su base social, triunfando en El Alto sólo con el 40%, bajando su votación a la mitad respecto a las presidenciales de hace 4 meses. Asimismo, redujo su votación total en La Paz de 80% a 50%.
    ¿Qué expresa esta elección en el ciclo político boliviano? Los liberales quieren hacerla pasar como un avance de la “democracia” y el “multipartidismo”, es decir, como un nuevo paso en el camino a la recomposición de la plena hegemonía del capital. El partido de gobierno, naturalmente, intentó mostrarse victorioso, circunscribiendo la derrota a una mala elección de candidatos.(9) Sin embargo, aunque la elección no implica una derrota aplastante para el gobierno, los resultados expresan un descontento entre las masas, incipiente aún, pero significativo, como respuesta al proceso de derechización del partido de gobierno.
    Lo primero que debe tenerse en cuenta es que Morales fue derrotado en los bastiones centrales de su poder político, por un viejo aliado: el Movimiento sin Miedo (MSM) se quedó con las intendencias de La Paz y Oruro. Por primera vez en años, los medios de comunicación insinuaron que el gobierno había sido derrotado, no por la “oligarquía” ni por la “derecha”, sino por una organización que se plantea cumplir con lo que el MAS prometió. Aunque semejante “oposición de izquierda” era “imposible de imaginar hace pocos meses” para algunos intelectuales,(10) no se trata de un hecho sorprendente para quienes tuvimos en cuenta los niveles de conciencia de las masas bolivianas y el giro conservador del Movimiento al Socialismo.
    De hecho, la derrota masista no se circunscribió a las principales ciudades, sino que también se extendió a las zonas rurales. En Achacachi, región protagonista de los bloqueos indígenas de 2001 y la guerra del gas de 2003, los “ponchos rojos” le quitaron su apoyo a Evo por no haber reconocido a los candidatos votados en asamblea. Rechazaron el “dedazo” presidencial silbando a los candidatos del MAS delante del propio Morales, relegando al partido de gobierno a un modesto tercer lugar, detrás del Movimiento por la Soberanía de los Pueblos (MSP) y el MSM.(11) La derrota se extendió a Llallagua y Apolo, mientras que en Copacabana, localidad aymará a orillas del Titicaca, el FRUP, una agrupación de trabajadores de izquierda, quedó a sólo 50 votos del MAS. A ello se le suma que sectores cocaleros de los Yungas, también fueron a elecciones con sus propias agrupaciones, como respuesta a la política de “erradicación forzosa” de la coca que ha iniciado el gobierno en la región, cediendo a las presiones del imperialismo norteamericano. Hasta en El Alto, donde Evo llegó a obtener un 90% de adhesión, el candidato gubernamental sufrió el asedio de una joven dirigente, Soledad Chapetón, del partido Unidad Nacional (UN).
    Tampoco es llamativo, y más bien refleja la mutación del partido de gobierno, que Evo haya logrado sonados triunfos en la vieja tierra opositora: la medialuna. Triunfó su candidato a gobernador en Pando, y en Beni quedó en segundo lugar, a pocos votos del triunfo. Hasta la fascista Unión Juvenil Cruceñista ahora es partidaria de Morales. Es evidente que la ofensiva contrarrevolucionaria, aunque no logró derribar a Evo, le permitió a los dirigentes de la medialuna obtener una serie de concesiones que convirtieron al “macaco” en un colega aceptado por la mayoría del arco opositor liberal.

    Despertares

    La derrota del MAS en regiones que constituyen su bastión político muestra que las bases de Evo no están dispuestas a aceptar la derechización del partido de gobierno sin dar una batalla.
    La Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), exigió que los dirigentes que cambiaron candidatos elegidos orgánicamente, por otros designados sin consenso, sean separados del MAS.(12) Asimismo, el Consejo de Ayllus y Marqas del Qullasuyo (CONAMAQ) pidió a Morales que reconozca los errores por haber designado candidatos a través del “dedazo, el compadrazgo y la imposición”, según afirmó Rafael Quispe. También informó que preparan una carta para Evo, en la que plantearán “que reflexione para evitar mayores confrontaciones sociales”, en una clara señal de advertencia. Quispe, además, señaló que tomarán mayor distancia respecto de la administración presidencial, explicando que las comunidades no aprueban que personajes que los golpearon y humillaron, como la Unión Juvenil Cruceñista, aparezcan ahora como asambleístas del MAS en Santa Cruz. No es posible, dijo, que “un representante de la derecha como Carlos Böhrt (ex senador por la opositora Podemos) sea […] asesor del Ministerio de Autonomías; los ayllus y los suyus nunca aceptarán que la derecha vuelva al poder”. Sin embargo, también señaló que “confiamos en que el hermano Evo Morales es sabio y escuchará al pueblo, creemos que él está cautivo de la gente que lo rodea y que parece que quisiera perjudicar el proceso de cambio que dirige”.(13) Al mismo tiempo, el presidente de la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB), Adolfo Chávez, aseguró que el Presidente no puede ser responsable de la imposición de candidatos. “El MAS tiene que respetar las decisiones de las bases”, porque el presidente fue electo con el mandato de las organizaciones sociales, señaló Chávez, aunque también aclaró que la CIDOB no se alejará del actual proceso de cambio.(14) Por su parte, Celso Padilla, presidente de la Asamblea del Pueblo Guaraní (APG), dijo que Evo se opuso a que los legisladores de las circunscripciones especiales del oriente conformen una bancada indígena, prohibiéndoles, además realizar marchas de protesta, con la excusa de no perjudicar el “proceso de cambio”: “Ahora es un delito salir a las calles, hacer protestas, un bloqueo, una marcha, (porque) ya inmediatamente el Presidente dice que (quienes protestan) están haciendo algún negocio con la derecha y por eso no están de acuerdo con él”.
    Asimismo, los ponchos rojos de Achacachi denunciaron que son víctimas de discriminación y racismo por parte del gobierno nacional, señalando la ausencia de una transformación sustantiva d la sociedad: “No ha llegado todavía un proceso de cambio total, varias veces hemos insistido no hay un proceso de cambio aquí en Omasuyos, hay racismo, hay humillación hermano, por eso nosotros vamos a ser fuertes sí o sí hasta que rompamos esas humillaciones y racismo que todavía existe en algunos ministerios y viceministerios”, aseveró el Ejecutivo Cantonal, Carlos León. Aunque sin desconocer que aún apoyan a Evo Morales, señaló que “si estas cosas no cambian en los ministerios vamos a seguir peleando con la frente en alto”.(15)
    Por su parte, dirigentes de El Alto también explicaron los resultados electorales como el producto de la decisión de Evo y sus dirigentes de nombrar candidatos a dedo, desplazando a dirigentes representativos “por militantes de los partidos de la derecha y odiados por la gente, como el caso de Edgar Patana en El Alto”. Los luchadores de esa ciudad se encargaron de hacerle saber al Presidente que los alteños “no son ovejas para temblar ni apoyar a los lobos”.(16) “En los sectores alteños que lucharon por la expulsión de Gonzalo Sánchez de Lozada en octubre del 2003 se comenta que el gobierno nacional no cumplió con sus promesas ni con la agenda de octubre y menos ha trabajado por El Alto”, apuntó la ex dirigente de la Universidad Pública de El Alto (UPEA), Lidia Mamani. Asimismo, el ex dirigente de la FEJUVE, Froilan Calcina, declaró que “el pacto con la derecha cruceña que incluyó el cambio en la nueva Constitución de 144 artículos, la afiliación al MAS de los matones fascistas y racistas de la Unión Juvenil Cruceñista son las causas de la derrota masista aunque haya ganado en el municipio de El Alto. Por eso es una victoria con sabor a derrota”.

    No sólo palabras

    El hecho significativo es que el gobierno debe afrontar, no sólo el percance electoral y la consecuente oleada de críticas, sino también el relanzamiento de una serie de movilizaciones que pueden desencadenar nuevos avances de las masas, de negárseles sus reclamos.
    El Movimiento de Trabajadores Campesinos e Indígenas Sin Tierra de Bolivia (MST-B) inició una campaña de propaganda por el cumplimiento del derecho al asentamiento comunitario mediante la toma de tierras. Por su parte, la Confederación General de Trabajadores Fabriles de Bolivia, la Federación de Maestros Urbanos de La Paz y otros gremios obreros anunciaron movilizaciones por un nuevo sistema jubilatorio y en defensa de las conquistas obreras históricas. En enero de este año, miles de fabriles se movilizaron por el centro de La Paz haciendo explotar cartuchos de dinamita, en lo que fue, tal vez, la movilización obrera más masiva de los últimos cuatro años. El secretario ejecutivo de la Federación Departamental de Trabajadores Fabriles de La Paz, Wilson Mamani, advirtió que combatirán al “mamotreto del Código de Trabajo”, negociado en secreto por la burocracia sindical de la COB y aseguró que “los traidores no tendrán cabida en el Ministerio de Trabajo”. Al mismo tiempo, el Ampliado Nacional de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), denunció la participación de asesores antiobreros en la redacción del anteproyecto del MAS.
    Protestando por esta situación, una contunde marcha fabril en Cochabamba llegó hasta las puertas del edificio de la Cámara de Industrias, donde la Federación de Entidades Empresariales buscaba aprobar el nuevo código. Los 52 sindicatos afiliados a la Federación Fabril respondieron marchando, con la consigna “Evo, ¿dónde está el cambio?”, y llevando pancartas con los diez principales puntos que rechazan de la propuesta del Gobierno. El secretario ejecutivo de la Federación de Fabriles, René Crespo, señaló que “no vamos a permitir otro engaño […] que falsos dirigentes estén negociando por nosotros. La Cámara de Industrias nada tiene que ver con esto. El Código de Trabajo tiene que estar hecho por los trabajadores, para los trabajadores”. En declaraciones al matutino La Patria, el secretario ejecutivo de la FSTMB, Guido Mitma, apuntó que se buscará el consenso con el gobierno; pero en caso de que no se respete el sacrificio del sector minero y de los trabajadores en general, se volverá a las calles para hacer respetar todas las conquistas sociales de los trabajadores.(17)
    Poco tiempo después de la gran movilización de los fabriles, en marzo pasado, se realizó una multitudinaria marcha de maestros paceños y alteños, durante un paro de 24 horas, pese a la amenaza de descuento por parte del gobierno y la traición de la Confederación de Maestros de Bolivia, que condenó públicamente la medida.(18)

    Los límites de la “oposición”

    En tanto no se relance el proceso de movilizaciones, el MAS continúa imponiendo su “salida” a la crisis: regimentar a la clase obrera. Sin embargo, la derechización está desangrando al MAS por dentro, provocando la salida de numerosos dirigentes históricos. Como señalamos, la dirección intenta burocratizar el partido para dejar afuera a los dirigentes más combativos. Ya suman veinticuatro los dirigentes que han elegido abandonar las estructuras partidarias, entre los que se destacan Román Loayza (fundador, ex legislador y líder campesino), Félix Patzi (ex ministro), Lino Villca (fundador, cocalero de Yungas y ex senador), Filemón Escóbar (ideólogo y ex senador del MAS), Álex Contreras (ex vocero, periodista de Cochabamba) y Abel Mamani (dirigente de la Fejuve de El Alto, ex ministro).(19)
    Algunos, como Lino Villca, han elegido fundar nuevos partidos, que buscan recuperar la Agenda de Octubre. El ex senador masista aseguró que “al final se llegará a una derechización del gobierno, porque no ha sabido cuidarse de la derecha, que ahora forma parte de ese entorno que tiene Evo. El pensamiento del MAS ya no es revolucionario”.(20) Por su parte, el ex vocero del gobierno, Álex Contreras, planteó al renunciar, en abril de 2008, que “descuidamos a grupículos y logias ligadas a la fracasada política neoliberal y a los enemigos internos que ahora se han convertido en un obstáculo en el proceso de cambio”.
    Asimismo, la gran revelación de estas elecciones, el MSM, aparece como una capa superficial de un descontento entre las bases. Su triunfo no obedeció tanto al crecimiento de su programa, sino a su táctica de ofrecer su sigla para las candidaturas de dirigentes locales disidentes del MAS, como ocurrió en El Alto. Como hemos visto, las bases del MAS se muestran duras con su dirección, aunque todavía no llegan a denunciar que es el propio Morales quien ha traicionado a la Agenda de Octubre, caracterizando (en una teoría muy popular cuando las acciones de un gobierno no se condicen con su carácter supuestamente progresista) que Evo está mal rodeado.
    Como los hechos parecen demostrarlo, las masas bolivianas no parecen dispuestas a permitir el avasallamiento de sus conquistas sin luchar. Teniendo en cuenta su predisposición a la lucha, el núcleo del problema se concentra en el programa y la organización que se den para combatir. Es un hecho que el indigenismo sigue funcionando como un tapón para el desarrollo de una conciencia de clase entre los explotados bolivianos. En este sentido, organizaciones sociales que no esconden su voluntad de movilizarse por sus intereses, rechazan las consignas de la “vieja y fracasada escuela marxista, trotskista, socialista” que, en su criterio, son “una infección para las heroicas reivindicaciones sindicales u originarias como el levantamiento de Tupac Katari, Bartolina Sisa, Tupak Amaru...”.(21) No obstante, el problema de la organización vuelve a plantearse, como señala Felipe Machaca dirigente de la COB, al destacar que “a partir de ahora existe el reto de entender a la población que demanda de un instrumento político que responda a sus aspiraciones económicas y sociales”.
    Aunque ha mostrado algunos avances, la izquierda revolucionaria no parece haber logrado encauzar el descontento popular con el MAS. Los combates que se vienen pondrán a prueba la vigencia del programa revolucionario y la habilidad táctica de los partidos para encarnarlo entre las masas.

    NOTA

    1 Schlez, Mariano: “Camino a Waterloo. El agotamiento del bonapartismo boliviano”, en El Aromo, n° 45, Noviembre de 2008.
    2 Schlez, Mariano: “Yo te avisé. La nueva constitución boliviana: otro paso hacia la derrota”, en El Aromo, n° 47, marzo-abril de 2009.
    3 Bolpress, 4/2/2010.
    4 Ministerio de Trabajo, Empleo y Previsión Social: Anteproyecto Código del Trabajo.
    5 ABI, 5/4/2010.
    6 La Patria (Oruro), 6/3/2010.
    7 Bolpress, 18/1/2010.
    8 Erbol, 5/4/2010.
    9 Bolpress, 5/4/2010.
    10 Como Pablo Stefanoni, en Clarín, 6/4/2010.
    11 La clase.info, 6/4/2010.
    12 La Prensa [Bolivia], 7/4/2010.
    13 Idem, 9/4/2010.
    14 Ver http://constituyentesoberana.org, 5/2/2010.
    15 Erbol, 1/4/2010.
    16 La Protesta [El Alto], Nº 2, 13/4/2010.
    17 Ver http://amr-bolivia.blogspot.com.
    18 Ver www.marxismo.org/?q=taxonomy/term/21.
    19 Ver el listado completo en http://boliviabb.com/2010/02/fundadores-del-mas-se-alejan-y-reclaman-por-el-olvido-de-ideales/.
    20 Correo del Sur, 7/4/2010.
    21 Bolpress, 18/1/2010.

    http://www.razonyrevolucion.org/ryr/index.php?option=com_content&view=article&id=874:peron-a-la-boliviana-el-triunfo-de-la-derecha-y-el-bonapartismo-masista-&catid=167:el-aromo-nd-54-qel-pueblo-quiere-mandarq&Itemid=120

    www.razonyrevolucion.org

      Fecha y hora actual: Vie Nov 22, 2024 1:19 pm