Desmontando la leyenda negra sobre la URSS: Mentiras sobre la Historia de la Unión Soviética - Mario Sousa
artículo publicado en 2015 por el blog del viejo topo - [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
se publica en el Foro en varios mensajes
—Presentación del artículo (por @VigneVT):
En dos años y medio que lleva circulando este blog, es la primera vez que voy a decir que el artículo que sigue es de obligada lectura. Dedícale media hora de paciencia porque es extenso, pero imprescindible.
¿Cuántos millones de personas "mató" el comunismo? ¿1, 10, 50, 100, 300, 1.000? De todos es sabido que los comunistas, además de comer bebés (preferentemente sus propios hijos), experimentaban pasión por matar de hambre o asesinar a millones y millones de personas. ¿Será? Eso nos contaron.
La pregunta anterior, en realidad forma parte del imaginario anticomunista, cuidadosamente mantenido por medios e intelectuales defensores del status quo del capitalismo en el mundo. Una mentira repetida miles de veces, llega a convertirse en verdad. Desmontar tal imaginario exige primero saber cómo se elaboró, quiénes lo elaboraron, por qué, para qué, con qué datos, cuándo, dónde... De esto va precisamente la entrada que estás leyendo en nuestro blog. Te advierto que necesitarás paciencia, ya que es muy larga. Pero te garantizo que, después de leerla, tu visión sobre lo que fue la URSS no será la misma.
Al hilo de la entrada de mi compañero Manuel García, "La URSS vista casi un cuarto de siglo después de su desaparición", y también del artículo que Higinio Polo publicó hace algún tiempo en la revista El Viejo Topo, titulado "Maldito socialismo, ¡cómo te echamos de menos!" (reproducido en este blog en la entrada "Una reflexión indispensable: Maldito socialismo, ¡cómo te echamos de menos!"), decidí recuperar para nuestro blog un trabajo publicado hace 17 años, y que siendo esencial para desmontar la leyenda negra sobre la URSS, en realidad es poco conocido: "Mentiras sobre la Historia de la Unión Soviética", del sueco de origen portugués Mario Sousa.
Desde que tenemos uso de razón, nos han transmitido una imagen terrorífica de lo que fue la Unión Soviética, que incide sobre todo en una cifra mareante de víctimas a manos del perverso comunismo y, particularmente, a manos de Stalin. En relación con Stalin, en los últimos años ha tenido lugar una importante revisión historiográfica que rompe con muchos tópicos y tergiversaciones, sin que ello suponga una valoración apologética. En lengua castellana, menciono tres de estas revisiones recientes: Domenico Losurdo, Stalin: Historia y crítica de una leyenda negra (Ed. El Viejo Topo, 2011); Anselmo Santos, Stalin, el grande (Ed. Edhasa, 2012); Antonio Fernández Ortiz, ¡Ve y lucha! Stalin a través de su círculo cercano (Ed. El Viejo Topo, 2012). Son obras cuya lectura exige aparcar previamente la pasión. También aconsejo el artículo de David Becerra Mayor, publicado en Mundo Obrero el 13/07/2013, con el título "Stalin reloaded", en el que el autor comenta los tres libros antes mencionados.
En este contexto de revisión historiográfica sobre la leyenda negra acerca de la URSS, fecundada y mantenida por el anticomunismo durante la guerra fría, han ido apareciendo también otros trabajos que poco a poco van desmontando gran parte de las mentiras y exageraciones, en las que nos han socializado, para que sintamos odio y rechazo hacia todo lo que tenga que ver con la URSS. Al respecto, el trabajo de Mario Sousa resulta sencillamente imprescindible. Aunque circula por Internet en diferentes idiomas, lamentablemente no ha llegado al gran público. Con un exquisito rigor y respeto por la contrastación de la información, Sousa deconstruye la leyenda negra sobre los millones de víctimas atribuidas al comunismo.
Mario Sousa es escritor e historiador autodidacta. aunque en realidad su profesión es "conductor de autobús" (según leo en una felicitación de cumpleaños en unt.se). Autor de numerosos trabajos, sobre todo es especialista en la Segunda Guerra Mundial y en la Historia de África. Sueco de origen portugués, habla con fluidez español, portugués, francés, inglés, sueco y ruso, lo que le ha permitido investigar a través de fuentes en diferentes idiomas. Muchos de sus trabajos han ido apareciendo en la revista Proletären, del Partido Comunista Proletario de Suecia [Kommunistiska Partiet - KPML(r)], del cual es militante activo.
Mario Sousa es el ejemplo de lo que debe ser un militante comunista: saber combinar por un lado el compromiso con el trabajo intelectual (que exige que nos formemos permanentemente) y, por otro, el compromiso con la lucha obrera y política.
Es interesante seguirlo en Facebook: sv-se.facebook.com/mario.sousa.73594, pero también visitar su sitio web: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] En su web tendréis acceso a diferentes artículos en distintos idiomas.
Lo dicho... Dedicadle atención al artículo y además ayudad a que circule. La divulgación de este tipo de trabajos depende de nosotros y debemos verlo como una forma más de combatir y de resistir, y de hacer la lucha de clases.
—Referencia documental del artículo que sigue:
Mario Sousa: "Mentiras sobre la Historia de la Unión Soviética. De Hitler a Hearst, Conquest y Solzhenitsyn".
El artículo original se publicó en sueco en la web del autor el 15 de marzo de 1998 (también una versión en castellano), y en abril del mismo año en el periódico del Partido Comunista Proletario de Suecia. En inglés, el artículo apareció con el título "Lies Concerning the History of the Soviet Union", estando disponible en diferentes sitios, como
northstarcompass.org/nsc9912/lies.htm
La copia que reproducimos la hemos tomado del pdf publicado en eroj.org, que a su vez fue tomada de la traducción al español de Juan Carlos Álvarez, publicada el 15-6-1998 en
geocities.com/CapitolHill/Embassy/7213/lies.html (este sitio ya no existe).
—Si deseas descargar el pdf, puedes hacerlo del archivo en Dropbox del blog del viejo topo:
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•MENTIRAS SOBRE LA HISTORIA DE LA UNIÓN SOVIÉTICA. De Hitler a Hearst, Conquest y Solzhenitsyn.
escrito por Mario Sousa
Todos hemos oído la historia de los millones de personas que, según se dice, fueron encarceladas y murieron en los campos de trabajo de la Unión Soviética y a consecuencia del hambre durante la época de Stalin.
En este mundo en que vivimos, ¿quién puede evitar oír las terribles historias de las supuestas muertes y asesinatos ocurridos en los campos de trabajo del Gulag en la Unión Soviética? ¿Quién puede evitar oír las historias de los millones de personas que --supuestamente-- murieron de hambre, y los millones de opositores políticos ejecutados en la Unión Soviética durante la época de Stalin? En el mundo capitalista, estas historias son repetidas una y otra vez en los libros, los periódicos, la radio, la televisión y las películas, y las míticas cifras de millones de víctimas del socialismo han ido incrementándose a pasos agigantados en los últimos 50 años.
Pero ¿de dónde proceden en realidad estas historias y cifras? ¿Quien está detrás de ellas?
Y otra pregunta: ¿qué hay de cierto en dichas historias? ¿Y qué información se contiene en los archivos de la Unión Soviética, antes secretos, pero desclasificados para la investigación historiográfica por Gorbachev en 1989? Los autores de los mitos siempre decían que todos sus cuentos sobre los millones de muertos en la Unión Soviética de Stalin se confirmarían el día en que los archivos salieran a la luz. ¿Es esto lo que ha pasado? ¿Han confirmado los archivos esas historias?
El siguiente artículo muestra el origen de tales historias sobre millones de muertos a causa del hambre y del internamiento en campos de trabajo en la Unión Soviética de Stalin, y quién se halla detrás de tales historias.
El presente autor, tras estudiar los informes de la investigación realizada en base a los archivos de la Unión Soviética, es capaz de proporcionar información en forma de datos concretos sobre el número auténtico de presos, los años que pasaron en prisión, y el verdadero número de los que murieron y de los que fueron condenados a muerte en la Unión Soviética de Stalin. La verdad es bastante diferente del mito.
El presente autor, Mario Sousa, es miembro del Partido Comunista de Suecia, el KPML (r). El artículo fue publicado en el periódico del Partido Comunista Proletario en abril de 1998.
Hay una conexión histórica directa que arranca de Hitler y continúa con Hearst, Conquest y Solzhenitsyn. En 1933 ocurrieron una serie de cambios políticos en Alemania que iban a dejar su impronta sobre la historia mundial durante las siguientes décadas. El 30 de enero Hitler se convirtió en Primer Ministro, y una nueva forma de gobierno, basada en la violencia y en la falta de respeto hacia las leyes, comenzó a cobrar forma. Para consolidar su asalto al poder, los nazis convocaron nuevas elecciones el 5 de marzo, utilizando todos los medios de propaganda con los que contaban para asegurarse la victoria. Una semana antes de las elecciones, el 27 de febrero, los nazis incendiaron el parlamento y acusaron a los comunistas de ser los responsables. En las elecciones los nazis consiguieron 17,3 millones de votos y 288 diputados, aproximadamente el 48 % del electorado (en noviembre habían conseguido 11,7 millones de votos y 196 diputados). Una vez que el Partido Comunista fue prohibido, los nazis empezaron a perseguir a los socialdemócratas y al movimiento sindical, y los primeros campos de concentración comenzaron a llenarse con hombres y mujeres de izquierdas. Mientras tanto, el poder de Hitler en el parlamento siguió creciendo con la ayuda de las fuerzas de la derecha. El 24 de marzo, Hitler hizo que el parlamento aprobara una ley que le confería el poder absoluto para gobernar el país durante 4 años sin consultar a la cámara. A partir de entonces comenzó la persecución abierta de los judíos, que comenzaron a ser internados en los campos de concentración donde ya estaban internados los comunistas y socialdemócratas de izquierdas. Hitler siguió adelante con su intento de acaparar el poder absoluto, rechazando los acuerdos internacionales de 1918 que habían impuesto restricciones a la fabricación de armas y a la militarización de Alemania. El rearme de Alemania ocurrió a gran velocidad. Ésta era la situación en el escenario político internacional, cuando los mitos sobre los muertos de la Unión Soviética comenzaron a aparecer.
Ucrania como territorio alemán
Codo a codo con Hitler en el mando alemán estaba Goebbels, Ministro de Propaganda, el hombre responsable de inculcar el sueño nazi al pueblo alemán. Se trataba del sueño de un pueblo racialmente puro que viviría en la Gran Alemania, un país con un amplio lebensraum, un amplio "espacio vital". Una parte de este lebensraum, un territorio al este de Alemania que era, en realidad, mucho más grande que la misma Alemania, aún debía ser conquistado e incorporado a la nación alemana. En 1925, en su obra Mein Kampf, Hitler ya había señalado que Ucrania era una parte esencial del “espacio vital alemán”. Ucrania y otras regiones de la Europa Oriental debían pertenecer a la nación alemana para poder ser utilizadas de manera “apropiada”. Según la propaganda nazi, la espada nazi liberaría este gran territorio para dejar espacio libre a la raza alemana. Con la tecnología y la iniciativa alemanas, Ucrania sería transformada en una región que produciría cereales para Alemania. Pero primero los alemanes tenían que liberar a Ucrania de su población de “seres inferiores” que, de acuerdo con la propaganda nazi, serían puestos a trabajar como mano de obra esclava en las casas, las fábricas y los campos alemanes --en todos los lugares donde fueran necesarios para la economía alemana.
La conquista de Ucrania y de otras zonas de la Unión Soviética haría necesaria la guerra contra la Unión Soviética, y esta guerra hubo de ser preparada con mucha antelación. Con este objetivo el Ministerio de Propaganda Nazi, encabezado por Goebbels, inició una campaña de mentiras sobre un supuesto genocidio cometido por los bolcheviques en Ucrania, un período terrible de hambre catastrófica que habría sido deliberadamente provocada por Stalin para obligar al campesinado a aceptar la política socialista. El objetivo de la campaña nazi era preparar a la opinión pública mundial para la “liberación” de Ucrania por las tropas alemanas. A pesar de los enormes esfuerzos y de que algunos textos de propaganda alemanes se publicaron en la prensa inglesa, la campaña nazi sobre el supuesto “genocidio” de Ucrania no tuvo mucho éxito a nivel mundial. Estaba claro que Hitler y Goebbels necesitaban ayuda para extender sus rumores difamatorios sobre la Unión Soviética. Y esa ayuda la encontraron en los EEUU.
William Hearst - Amigo de Hitler
William Randolph Hearst es el nombre de un multimillonario que ayudó a los nazis en su guerra psicológica contra la Unión Soviética. Hearst era un famoso magnate de la prensa estadounidense, conocido por ser el “padre” de la llamada “prensa amarilla”, esto es, la prensa sensacionalista. William Hearst comenzó su carrera como redactor en 1885, cuando su padre, George Hearst, un millonario de la industria minera, senador y también magnate de la prensa, le puso al frente del San Francisco Daily Examiner.
Éste fue también el inicio del imperio mediático de Hearst, un imperio que influyó enormemente en las vidas y en el pensamiento de los norteamericanos. Tras la muerte de su padre, William Hearst vendió todas las acciones de la industria minera que había heredado y comenzó a invertir su capital en el mundo periodístico. Su primera compra fue el New York Morning Journal, un periódico tradicional que Hearst transformó por completo en una bazofia sensacionalista. Compraba sus historias a cualquier precio y, cuando no había ninguna atrocidad o crimen sobre los que hacer un reportaje, pedía a sus periodistas y fotógrafos que “amañaran” algún caso. Es esto lo que de hecho caracteriza a la prensa amarilla: mentiras y atrocidades “amañadas”, servidas como si fueran ciertas.
Estas mentiras de Hearst le hicieron millonario y le convirtieron en un personaje muy importante dentro del mundo periodístico. En 1935 era uno de los hombres más ricos del mundo, con una fortuna estimada en 200 millones de dólares americanos. Tras la adquisición del Morning Journal, Hearst siguió comprando y creando diarios y semanarios por todos los rincones de los EEUU. En los años 1940, William Hearst poseía 25 diarios, 24 periódicos semanales, 12 emisoras de radio, 2 agencias de prensa internacionales, un negocio de publicidad cinematográfica, la empresa de cine Cosmopolitan, y muchos negocios más. En 1948 compró una de las primeras estaciones de televisión de los EEUU, la BWAL --la TV de Baltimore. Los periódicos de Hearst vendían 13 millones de copias al día y tenían cerca de 40 millones de lectores. Casi un tercio de la población adulta de los EEUU leía los periódicos de Hearst cada día. Además, muchos millones de personas en todo el mundo recibían la información de la prensa de Hearst a través de sus agencias de prensa, sus películas y una serie de periódicos que eran traducidos y publicados en cantidades ingentes en todo el mundo. Las anteriores cifras demuestran cómo el imperio de Hearst fue capaz de influir en la política americana e incluso en la política mundial durante muchos años --sobre cuestiones que incluían la oposición a que los EEUU entraran en la Segunda Guerra Mundial en el bando de la Unión Soviética, y el apoyo a la caza de brujas anti-comunista del senador McCarthy en los años 1950.
La postura de William Hearst era ultra-conservadora, nacionalista y anti-comunista. Su política era la de la extrema derecha. En 1934 viajó a Alemania, donde fue recibido por Hitler como invitado y amigo. Tras este viaje, los periódicos de Hearst se volvieron aún más reaccionarios, siempre con artículos en contra del socialismo, contra la Unión Soviética y sobre todo contra Stalin. Hearst también intentó utilizar sus periódicos para servir abiertamente a los objetivos de la propaganda nazi, publicando una serie de artículos escritos por Goering, el brazo derecho de Hitler. Las protestas de numerosos lectores, sin embargo, le obligaron a dejar de publicar tales artículos y a retirarlos de la circulación.
Tras su visita a Hitler, los periódicos sensacionalistas de Hearst estuvieron llenos de “revelaciones” sobre los terribles acontecimientos de la Unión Soviética --asesinatos, genocidio, esclavitud, lujo para los jefes y hambre para el pueblo, éstas eran las grandes noticias que se publicaban casi a diario. El material le era proporcionado a Hearst por la Gestapo, la policía política de la Alemania nazi. En las primeras páginas de sus periódicos aparecían a menudo caricaturas y fotos falsificadas de la Unión Soviética, con Stalin retratado como un asesino sosteniendo un puñal en la mano. ¡No debemos olvidar que estos artículos eran leídos cada día por 40 millones de personas en los EEUU y por varios millones más en todo el mundo!
El mito de la hambruna de Ucrania
Una de las primeras campañas de la prensa de Hearst contra la Unión Soviética propagó la cifra de varios millones de muertos que supuestamente habían fallecido a consecuencia del hambre en Ucrania. Esta campaña comenzó el 18 de febrero de 1935 con un titular de primera página en el Chicago American: “6 millones de personas muertas a causa del hambre en la Unión Soviética”. Usando el material suministrado por la Alemania nazi, William Hearst, magnate de la prensa y simpatizante nazi, comenzó a publicar historias inventadas sobre un genocidio que, supuestamente, había sido deliberadamente cometido por los bolcheviques y había causado varios millones de muertos a consecuencia del hambre en Ucrania. La verdad del asunto era totalmente diferente. De hecho, lo que ocurrió en la Unión Soviética al principio de los años 1930 fue una gran lucha de clases en la que los campesinos pobres y sin tierra se levantaron contra los terratenientes ricos, los kulaks, y comenzaron una lucha por la colectivización, una lucha para crear los koljoses.
Esta gran lucha de clases, que implicó directa o indirectamente a unos 120 millones de campesinos, ciertamente dio lugar a una inestabilidad en la producción agrícola y a una escasez de alimentos en algunas regiones. La carencia de alimentos debilitó de hecho a la gente, lo que a su vez llevó a un incremento del número de víctimas de enfermedades epidémicas. Estas enfermedades eran, en aquel tiempo, algo lamentablemente común en todo el mundo. Entre 1918 y 1920, una epidemia de gripe española causó la muerte de 20 millones de personas en EEUU y en Europa, pero nadie acusó a los gobiernos de estos países de asesinar a sus propios ciudadanos. Lo cierto es que no había nada que el gobierno soviético --ni ningún otro gobierno-- pudiera hacer ante epidemias de este tipo. Fue sólo el desarrollo de la penicilina durante la Segunda Guerra Mundial lo que hizo posible la contención de tales epidemias. La penicilina no se hizo generalmente disponible hasta finales de los años 1940.
Los artículos de la prensa de Hearst que hablaban de millones de muertos a causa del hambre en Ucrania --una hambruna supuestamente provocada de modo deliberado por los comunistas-- entraban en detalles gráficos espeluznantes. La prensa de Hearst utilizó todos los medios posibles para hacer que sus mentiras parecieran verdaderas, y consiguió que la opinión pública de los países capitalistas se volviera bruscamente en contra de la Unión Soviética. Éste fue el origen del primer gigantesco mito fabricado, según el cual millones de personas morían de hambre en la Unión Soviética. ¡En la oleada de protestas desatadas por la prensa occidental contra el hambre supuestamente provocada por los comunistas, nadie estuvo interesado en escuchar los desmentidos oficiales de la Unión Soviética ni la completa revelación de las mentiras de la prensa de Hearst, una situación que prevalecería desde 1934 hasta 1987! Durante más de 50 años, varias generaciones de personas en el mundo entero se han criado con esta dieta de difamaciones, cuyo objetivo era fomentar una visión muy negativa del socialismo en la Unión Soviética.
El imperio mediático de Hearst en 1998
William Hearst murió en 1951 en su casa de Beverley Hills, California. Hearst dejó tras de sí un imperio mediático que al día de hoy sigue extendiendo su mensaje reaccionario por todo el mundo. La Corporación Hearst es una de las empresas más grandes del mundo, que incluye a más de 100 empresas y da empleo a 15.000 personas. El imperio de Hearst comprende actualmente periódicos, revistas, libros, cadenas de radio, TV, televisión por cable, agencias de noticias y multimedia.
52 años para que la verdad saliera a la luz
La campaña de desinformación nazi sobre Ucrania no desapareció con la derrota de la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. La mentira nazi fue asumida por la CIA y el MI5, y siempre tuvo garantizado un lugar primordial en la guerra de propaganda contra la Unión Soviética. La caza de brujas anti-comunista de McCarthy tras la Segunda Guerra Mundial también prosperó en base a los cuentos sobre los millones de muertos a causa del hambre en Ucrania. En 1953 se publicó en los EEUU un libro sobre este tema. El libro se tituló Black Deeds of the Kremlin [Los Hechos Negros del Kremlin]. Su publicación fue financiada por exiliados ucranianos en los EEUU, individuos que habían colaborado con los nazis en la Segunda Guerra Mundial y a los que el gobierno americano concedió asilo político, presentándolos al mundo como “demócratas”.
Cuando Reagan fue elegido presidente de los EEUU y comenzó su cruzada anticomunista de los años 1980, la propaganda sobre los millones de muertos de Ucrania volvió a reactivarse. En 1984 un profesor de Harvard publicó un libro llamado Human Life in Russia [La Vida Humana en Rusia], que repitió toda la información falsa fabricada por la prensa de Hearst en 1934. En 1984, por lo tanto, nos encontramos con que se recuperaron a bombo y platillo las mentiras nazis y las falsificaciones que databan de los años 1930, pero esta vez bajo el manto “respetable” de una universidad americana. Pero éste no fue el final de la historia. En 1986 todavía apareció otro libro sobre el tema, titulado The Harvest of Sorrow [La Cosecha del Dolor], escrito por un antiguo miembro del servicio secreto británico, Robert Conquest, a la sazón profesor en la Universidad Stanford de California. Para su “trabajo” en la redacción del libro, Conquest recibió 80.000 dólares de la Asociación Nacional de Ucrania (UNA). Esta misma organización también financió una película realizada en 1986 titulada Harvest of Despair [La Cosecha de la Desesperación], en la que, entre otras cosas, se utilizó el material del libro de Conquest. ¡En este momento, en los EEUU, el cómputo del número de personas muertas a causa del hambre en Ucrania se había elevado a 15 millones!
Sin embargo, la cifra de millones que habían muerto de hambre en Ucrania según la prensa americana de Hearst, repetida en libros y películas, era completamente falsa. El periodista canadiense Douglas Tottle expuso meticulosamente las falsificaciones en su libro Fraud, famine and fascism – the Ukrainian genocide myth from Hitler to Harvard [Fraude, hambre y fascismo: El mito del genocidio ucraniano de Hitler a Harvard], publicado en Toronto en 1987. Entre otras cosas, Tottle demostró que el material fotográfico utilizado, las horrorosas fotografías de niños hambrientos, había sido extraído de publicaciones de 1922, en una época en la que millones de personas murieron de hambre a causa de las terribles condiciones de la guerra, puesto que ocho ejércitos extranjeros habían invadido la Unión Soviética durante la Guerra Civil de 1918-1921. Douglas Tottle da cuenta de los hechos que rodearon al informe sobre la hambruna de 1934, y expone las diversas mentiras publicadas en la prensa de Hearst.
Un periodista que había enviado durante mucho tiempo informes y fotografías de las supuestas zonas de la hambruna era Thomas Walker, que en realidad nunca puso el pie en Ucrania y sólo había estado cinco días en Moscú. Este hecho fue revelado por el periodista Louis Fisher, corresponsal en Moscú de The Nation, periódico americano. Fisher también reveló que el periodista M. Parrott, el auténtico corresponsal de Hearst en Moscú, había enviado a Hearst reportajes que nunca fueron publicados sobre la excelente cosecha conseguida por la Unión Soviética en 1933 y sobre los progresos de Ucrania. ¡Tottle también demuestra que el periodista que escribió los informes sobre la presunta hambruna ucraniana, “Thomas Walker”, se llamaba en realidad Robert Green y era un presidiario que se había escapado de una prisión estatal de Colorado! Este tal Walker, o Green, fue detenido cuando regresó a los EEUU, y cuando compareció ante el tribunal admitió que nunca había puesto el pie en Ucrania. ¡Toda la mentira acerca de los millones de muertos a causa del hambre en Ucrania en los años 1930, en una hambruna supuestamente provocada por Stalin, sólo pudo ser desenmascarada en 1987! El nazi Hearst, el agente de policía Conquest y varios más habían estafado a millones de personas con sus mentiras y falsos informes. Todavía hoy las historias del nazi Hearst son repetidas en una infinidad de libros recién publicados, escritos por autores a sueldo de la derecha.
La prensa de Hearst, con una posición monopolista en muchos Estados de los EEUU, y con agencias de noticias en todo el mundo, fue el gran megáfono de la Gestapo. En un mundo dominado por el capital monopolista, fue posible para la prensa de Hearst transformar las mentiras de la Gestapo en “verdades” emitidas desde docenas de periódicos, emisoras de radio y más tarde canales de TV en el mundo entero. Cuando la Gestapo desapareció, esta guerra sucia de propaganda contra el socialismo en la Unión Soviética continuó de forma invariable, aunque con la CIA como nuevo patrón.
Las campañas anticomunistas de la prensa americana no disminuyeron ni un ápice. El negocio continuó como siempre, primero bajo control de la Gestapo y luego bajo control de la CIA. (Nota: la CIA, como ha salido a la luz, tenía como informadores principales a ex-agentes de las SS a las órdenes de Reinhard Gehlen; ver Stalin and Yezhov, an Extra-Paradigmatic View [Stalin y Yezhov, una Perspectiva Extraparadigmática], de Philip E. Panaggio).
Robert Conquest en el corazón de los mitos
Este hombre, tan extensamente citado por la prensa burguesa, este oráculo de la verdad de la burguesía, merece alguna atención específica por nuestra parte. Robert Conquest es uno de los dos autores que más ha escrito sobre los millones de muertos de la Unión Soviética. Verdaderamente, él es el creador de todos los mitos y mentiras acerca de la Unión Soviética que se han propagado desde la Segunda Guerra Mundial. Conquest es conocido principalmente por sus libros The Great Terror [El Gran Terror] (1969) y Harvest of Sorrow [La Cosecha del Dolor] (1986). Conquest habla de millones de muertos a causa del hambre en Ucrania, en los campamentos de trabajo del Gulag y durante los Procesos de 1936-38, utilizando como fuentes de información a exiliados ucranianos que vivían en los EEUU y pertenecían a partidos derechistas, gente que había colaborado con los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Muchos de los héroes de Conquest eran conocidos por haber sido los criminales de guerra que dirigieron y participaron en el genocidio de la población judía de Ucrania en 1942. Uno de estos individuos era Lebed Mykola, condenado como criminal de guerra tras la Segunda Guerra Mundial. Lebed había sido el jefe de seguridad de Lvov durante la ocupación nazi y había acaudillado las terribles persecuciones de los judíos que ocurrieron en 1942. En 1949 la CIA llevó a Lebed a los Estados Unidos, donde trabajó como fuente de desinformación.
El estilo de los libros de Conquest es de un anti-comunismo virulento y fanático. En su libro de 1969, Conquest nos dice que el número de los que murieron de hambre en la Unión Soviética entre 1932-1933 fue de entre 5 y 6 millones de personas, la mitad de ellas en Ucrania. ¡Pero en 1983, durante la cruzada anticomunista de Reagan, Conquest había ampliado la hambruna de 1937 y había aumentado el número de víctimas a 14 millones! Tales afirmaciones resultaron muy bien recompensadas: ¡en 1986 fue contratado por Reagan para escribir el material de su campaña presidencial, dirigida a la preparación del pueblo americano frente a una invasión soviética! El texto en cuestión se tituló What to do when the Russians come – a survivaists” handbook [Qué hacer cuando lleguen los rusos. Manual de supervivencia]. ¡Extrañas palabras en boca de un profesor de historia!
El hecho es que no hay nada de extraño en todo esto, viniendo de un hombre que se ha pasado la vida entera viviendo a costa de la mentira y de los inventos sobre la Unión Soviética y Stalin --primero como agente del servicio secreto y luego como escritor y profesor en la Universidad Stanford de California. El pasado de Conquest fue revelado por The Guardian el 27 de enero de 1978, en un artículo que lo identificó como un antiguo agente del departamento de desinformación del Servicio Secreto Británico, esto es, el Departamento de Investigación de Información (IRD). El IRD era una sección creada en 1947 (al principio se llamó Oficina de Información Comunista) cuya tarea principal consistía en combatir la influencia comunista en todo el mundo, propagando historias entre políticos, periodistas y otras personas que estuvieran en posición de influir en la opinión pública. Las actividades del IRD eran muy amplias, tanto en Gran Bretaña como en el extranjero. Cuando el IRD tuvo que ser disuelto formalmente en 1977, al revelarse sus conexiones con la extrema derecha, se descubrió que sólo en Gran Bretaña más de 100 de los periodistas más conocidos tenían contactos con el IRD, que regularmente les suministraba material para sus artículos. Esto era algo rutinario en varios de los principales periódicos británicos, como Financial Times, The Times, The Economist, Daily Mail, Daily Mirror, The Express, The Guardian y otros. Los hechos revelados por The Guardian, por lo tanto, nos dan una indicación sobre la forma en que los servicios secretos eran capaces de manipular las noticias que llegaban al gran público.
Robert Conquest trabajó para el IRD desde su creación hasta 1956. El “trabajo” de Conquest tenía por fin contribuir a la llamada “leyenda negra” de las historias falsificadas sobre la Unión Soviética, expuestas como hechos probados y distribuidas entre los periodistas y otras personas capaces de influir en la opinión pública. Después de abandonar formalmente el IRD, Conquest siguió escribiendo libros por sugerencia del IRD, con el apoyo del servicio secreto. Su libro The Great Terror [El Gran Terror], un texto básico de la derecha sobre la lucha por el poder que tuvo lugar en la Unión Soviética en 1937, era de hecho una recopilación de textos que había escrito trabajando para los servicios secretos. El libro fue terminado y publicado con la ayuda del IRD. Un tercio de la publicación fue comprado por la prensa de Praeger, normalmente asociada con la publicación de literatura proveniente de fuentes de la CIA. El libro de Conquest fue presentado a los “tontos útiles” --una serie de profesores de universidad y de personas que trabajaban en la prensa, la radio y la TV--, con el fin de asegurarse de que las mentiras de la extrema derecha siguieran extendiéndose entre amplios sectores de la población. Al día de hoy, Conquest sigue siendo para los historiadores de la derecha una de las fuentes más importantes de información sobre la Unión Soviética.
Alexander Solzhenitsyn
Otra persona a la que siempre se asocia con libros y artículos sobre los millones de personas que supuestamente perdieron sus vidas o su libertad en la Unión Soviética, es el autor ruso Alexander Solzhenitsyn. Solzhenitsyn se hizo famoso en todas partes del mundo capitalista, a finales de los años 1960, gracias a su libro Archipiélago Gulag. Él mismo había sido condenado en 1946 a 8 años de internamiento en un campo de trabajo, por desempeñar actividades contrarrevolucionarias consistentes en la distribución de propaganda antisoviética. Según Solzhenitsyn, la lucha contra la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial pudo haberse evitado si el gobierno soviético hubiera llegado a un compromiso con Hitler. Solzhenitsyn también acusaba al gobierno soviético y a Stalin de ser aún peores que Hitler desde el punto de vista, según él, de los terribles efectos de la guerra en el pueblo de la Unión Soviética. Solzhenitsyn no ocultó sus simpatías nazis. Fue condenado por traición.
Solzhenitsyn comenzó a publicar sus libros en 1962 en la Unión Soviética, con el consentimiento y la ayuda de Nikita Jruschev. El primer libro que publicó fue Un Día en la Vida de Ivan Denisovich, sobre la vida de un preso. Jruschev utilizaba los textos de Solzhenitsyn para combatir la herencia socialista de Stalin. En 1970 Solzhenitsyn ganó el Premio Nobel de literatura por su libro Archipiélago Gulag. Sus libros comenzaron a publicarse en cantidades ingentes en los países capitalistas, convirtiéndose su autor en uno de los instrumentos más valiosos del imperialismo para combatir al socialismo en la Unión Soviética. Sus textos sobre los campos de trabajo se añadieron a la propaganda sobre los millones de personas que supuestamente habían muerto en la Unión Soviética, y fueron presentados por los medios de comunicación capitalistas como auténticos. En 1974, Solzhenitsyn renunció a su ciudadanía soviética y se exilió en Suiza y luego en EEUU. En aquel tiempo era considerado por la prensa capitalista como el mayor luchador por la libertad y la democracia. Sus simpatías nazis fueron ocultadas para no interferir con la guerra de propaganda contra el socialismo.
En los EEUU, con frecuencia Solzhenitsyn era invitado a hablar en reuniones importantes. ¡Fue, por ejemplo, el principal conferenciante en el congreso del sindicato FAL-COI en 1975, y el 15 de julio de 1975 fue invitado a dar una conferencia sobre la situación mundial en el Senado de los EEUU! Sus conferencias buscaban la provocación y la agitación violenta, dando argumentos y haciendo propaganda en favor de las posiciones más reaccionarias. Entre otras cosas, pidió que Vietnam fuera atacado nuevamente tras su victoria sobre los EEUU. Más aún: ¡después de 40 años de fascismo en Portugal, cuando los oficiales izquierdistas del ejército asumieron el poder en la revolución popular de 1974, Solzhenitsyn comenzó a hacer propaganda en favor de la intervención militar estadounidense en Portugal que, según él, se uniría al Pacto de Varsovia si EEUU no intervenía! En sus conferencias, Solzhenitsyn siempre lamentaba la liberación de las colonias africanas de Portugal.
¡Pero está claro que la motivación principal de los discursos de Solzhenitsyn era siempre la guerra sucia contra el socialismo --desde la ejecución presunta de varios millones de personas en la Unión Soviética hasta las decenas de miles de americanos supuestamente encarcelados y esclavizados, según Solzhenitsyn, en Vietnam del Norte! Esta idea de Solzhenitsyn de los americanos que eran utilizados como fuerza de trabajo esclava en Vietnam del Norte dio lugar a las películas de Rambo sobre la guerra del Vietnam. Los periodistas americanos que osaban escribir en favor de la paz entre EEUU y la Unión Soviética eran acusados por Solzhenitsyn en sus discursos de traidores potenciales. Solzhenitsyn también hizo propaganda en favor del aumento de la capacidad militar estadounidense contra la Unión Soviética, que según él era más poderosa en “tanques y aviones, de cinco a siete veces más, que los EEUU”, así como en armas atómicas : aseguró que las armas de corto alcance de la URSS eran “dos, tres o hasta cinco veces más potentes que las de EEUU”. Las conferencias de Solzhenitsyn sobre la Unión Soviética representaban la voz de la extrema derecha. Pero él mismo llegó más allá incluso que la derecha en su apoyo público al fascismo.
Apoyo al fascismo de Franco
Después de la muerte de Franco en 1975, el régimen fascista español comenzó a perder el control de la situación política y, a principios de 1976, los acontecimientos de España atrajeron la atención de la opinión pública mundial. Había huelgas y manifestaciones para exigir la democracia y la libertad, y el heredero de Franco, el rey Juan Carlos, se vio obligado a introducir con mucha cautela algunas medidas liberalizadoras para calmar la agitación social.
En este momento crucial de la historia política española, Alexander Solzhenitsyn apareció en Madrid y concedió una entrevista al programa Directísimo un sábado por la noche, el 20 de marzo, en horario de máxima audiencia (ver los periódicos españoles ABC y Ya del 21 de marzo de 1976). Solzhenitsyn, a quien habían enseñado las preguntas antes de la entrevista, aprovechó la ocasión para hacer toda clase de declaraciones reaccionarias. Su intención no era apoyar las supuestas medidas de liberalización del Rey. Al contrario, Solzhenitsyn se mostró contrario a la reforma democrática. En su entrevista en televisión, declaró que 110 millones de rusos habían muerto a consecuencia del socialismo, y comparó “la esclavitud a la que el pueblo soviético ha estado sometido con la libertad que se disfruta en España”. Solzhenitsyn también acusó a los “círculos progresistas” de “utópicos”, por pensar que España era una dictadura. Por “progresista” entendía a cualquiera que estuviera en la oposición democrática --es decir, liberales, socialdemócratas, comunistas, etc. “El otoño pasado”, dijo Solzhenitsyn, “la opinión pública mundial estaba preocupada por la suerte de los terroristas españoles [esto es, los anti-fascistas españoles condenados a muerte por el régimen de Franco]. Continuamente la opinión pública progresista exige la reforma política democrática apoyando los actos de terrorismo”. “Los que buscan la rápida reforma democrática, ¿comprenden qué pasará mañana o al día siguiente? En España puede haber democracia mañana, pero después de mañana ¿serán capaces de evitar que la democracia se convierta en totalitarismo?”. A una pregunta cautelosa de los periodistas sobre si tales declaraciones no podían interpretarse como un apoyo a los regímenes de países donde no existía ninguna libertad, Solzhenitsyn contestó: “Sólo conozco un lugar donde no existe ninguna libertad, y ése es Rusia”. Las declaraciones de Solzhenitsyn en la televisión española apoyaban directamente al fascismo español, una ideología que Solzhenitsyn ha continuado defendiendo hasta el día de hoy. Éste fue uno de los motivos por los que Solzhenitsyn desapareció de la vista del público en sus 18 años de exilio en EEUU, y una de las razones por las que comenzó a perder el apoyo incondicional de los gobiernos capitalistas. Para los capitalistas fue un regalo del cielo poder utilizar a un hombre como Solzhenitsyn en su guerra sucia contra el socialismo, pero todo tiene sus límites. En la nueva Rusia capitalista, lo que determina el apoyo de Occidente a los grupos políticos es simple y llanamente la capacidad de hacer buenos negocios con suculentas ganancias a la sombra de tales grupos. El fascismo, como régimen político alternativo para Rusia, no se considera bueno para los negocios. Por esta razón, los proyectos políticos de Solzhenitsyn para Rusia son letra muerta por lo que respecta al apoyo de Occidente. ¡Lo que Solzhenitsyn quiere como futuro político para Rusia es la vuelta al régimen autoritario de los Zares, de la mano de la Iglesia Ortodoxa Rusa tradicional! Incluso los imperialistas más arrogantes no están interesados en apoyar una estupidez política de semejante magnitud. Para encontrar a alguien que apoye a Solzhenitsyn en Occidente hay que buscar entre la gente más extrema de la extrema derecha.
artículo publicado en 2015 por el blog del viejo topo - [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
se publica en el Foro en varios mensajes
—Presentación del artículo (por @VigneVT):
En dos años y medio que lleva circulando este blog, es la primera vez que voy a decir que el artículo que sigue es de obligada lectura. Dedícale media hora de paciencia porque es extenso, pero imprescindible.
¿Cuántos millones de personas "mató" el comunismo? ¿1, 10, 50, 100, 300, 1.000? De todos es sabido que los comunistas, además de comer bebés (preferentemente sus propios hijos), experimentaban pasión por matar de hambre o asesinar a millones y millones de personas. ¿Será? Eso nos contaron.
La pregunta anterior, en realidad forma parte del imaginario anticomunista, cuidadosamente mantenido por medios e intelectuales defensores del status quo del capitalismo en el mundo. Una mentira repetida miles de veces, llega a convertirse en verdad. Desmontar tal imaginario exige primero saber cómo se elaboró, quiénes lo elaboraron, por qué, para qué, con qué datos, cuándo, dónde... De esto va precisamente la entrada que estás leyendo en nuestro blog. Te advierto que necesitarás paciencia, ya que es muy larga. Pero te garantizo que, después de leerla, tu visión sobre lo que fue la URSS no será la misma.
Al hilo de la entrada de mi compañero Manuel García, "La URSS vista casi un cuarto de siglo después de su desaparición", y también del artículo que Higinio Polo publicó hace algún tiempo en la revista El Viejo Topo, titulado "Maldito socialismo, ¡cómo te echamos de menos!" (reproducido en este blog en la entrada "Una reflexión indispensable: Maldito socialismo, ¡cómo te echamos de menos!"), decidí recuperar para nuestro blog un trabajo publicado hace 17 años, y que siendo esencial para desmontar la leyenda negra sobre la URSS, en realidad es poco conocido: "Mentiras sobre la Historia de la Unión Soviética", del sueco de origen portugués Mario Sousa.
Desde que tenemos uso de razón, nos han transmitido una imagen terrorífica de lo que fue la Unión Soviética, que incide sobre todo en una cifra mareante de víctimas a manos del perverso comunismo y, particularmente, a manos de Stalin. En relación con Stalin, en los últimos años ha tenido lugar una importante revisión historiográfica que rompe con muchos tópicos y tergiversaciones, sin que ello suponga una valoración apologética. En lengua castellana, menciono tres de estas revisiones recientes: Domenico Losurdo, Stalin: Historia y crítica de una leyenda negra (Ed. El Viejo Topo, 2011); Anselmo Santos, Stalin, el grande (Ed. Edhasa, 2012); Antonio Fernández Ortiz, ¡Ve y lucha! Stalin a través de su círculo cercano (Ed. El Viejo Topo, 2012). Son obras cuya lectura exige aparcar previamente la pasión. También aconsejo el artículo de David Becerra Mayor, publicado en Mundo Obrero el 13/07/2013, con el título "Stalin reloaded", en el que el autor comenta los tres libros antes mencionados.
En este contexto de revisión historiográfica sobre la leyenda negra acerca de la URSS, fecundada y mantenida por el anticomunismo durante la guerra fría, han ido apareciendo también otros trabajos que poco a poco van desmontando gran parte de las mentiras y exageraciones, en las que nos han socializado, para que sintamos odio y rechazo hacia todo lo que tenga que ver con la URSS. Al respecto, el trabajo de Mario Sousa resulta sencillamente imprescindible. Aunque circula por Internet en diferentes idiomas, lamentablemente no ha llegado al gran público. Con un exquisito rigor y respeto por la contrastación de la información, Sousa deconstruye la leyenda negra sobre los millones de víctimas atribuidas al comunismo.
Mario Sousa es escritor e historiador autodidacta. aunque en realidad su profesión es "conductor de autobús" (según leo en una felicitación de cumpleaños en unt.se). Autor de numerosos trabajos, sobre todo es especialista en la Segunda Guerra Mundial y en la Historia de África. Sueco de origen portugués, habla con fluidez español, portugués, francés, inglés, sueco y ruso, lo que le ha permitido investigar a través de fuentes en diferentes idiomas. Muchos de sus trabajos han ido apareciendo en la revista Proletären, del Partido Comunista Proletario de Suecia [Kommunistiska Partiet - KPML(r)], del cual es militante activo.
Mario Sousa es el ejemplo de lo que debe ser un militante comunista: saber combinar por un lado el compromiso con el trabajo intelectual (que exige que nos formemos permanentemente) y, por otro, el compromiso con la lucha obrera y política.
Es interesante seguirlo en Facebook: sv-se.facebook.com/mario.sousa.73594, pero también visitar su sitio web: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] En su web tendréis acceso a diferentes artículos en distintos idiomas.
Lo dicho... Dedicadle atención al artículo y además ayudad a que circule. La divulgación de este tipo de trabajos depende de nosotros y debemos verlo como una forma más de combatir y de resistir, y de hacer la lucha de clases.
—Referencia documental del artículo que sigue:
Mario Sousa: "Mentiras sobre la Historia de la Unión Soviética. De Hitler a Hearst, Conquest y Solzhenitsyn".
El artículo original se publicó en sueco en la web del autor el 15 de marzo de 1998 (también una versión en castellano), y en abril del mismo año en el periódico del Partido Comunista Proletario de Suecia. En inglés, el artículo apareció con el título "Lies Concerning the History of the Soviet Union", estando disponible en diferentes sitios, como
northstarcompass.org/nsc9912/lies.htm
La copia que reproducimos la hemos tomado del pdf publicado en eroj.org, que a su vez fue tomada de la traducción al español de Juan Carlos Álvarez, publicada el 15-6-1998 en
geocities.com/CapitolHill/Embassy/7213/lies.html (este sitio ya no existe).
—Si deseas descargar el pdf, puedes hacerlo del archivo en Dropbox del blog del viejo topo:
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•MENTIRAS SOBRE LA HISTORIA DE LA UNIÓN SOVIÉTICA. De Hitler a Hearst, Conquest y Solzhenitsyn.
escrito por Mario Sousa
Todos hemos oído la historia de los millones de personas que, según se dice, fueron encarceladas y murieron en los campos de trabajo de la Unión Soviética y a consecuencia del hambre durante la época de Stalin.
En este mundo en que vivimos, ¿quién puede evitar oír las terribles historias de las supuestas muertes y asesinatos ocurridos en los campos de trabajo del Gulag en la Unión Soviética? ¿Quién puede evitar oír las historias de los millones de personas que --supuestamente-- murieron de hambre, y los millones de opositores políticos ejecutados en la Unión Soviética durante la época de Stalin? En el mundo capitalista, estas historias son repetidas una y otra vez en los libros, los periódicos, la radio, la televisión y las películas, y las míticas cifras de millones de víctimas del socialismo han ido incrementándose a pasos agigantados en los últimos 50 años.
Pero ¿de dónde proceden en realidad estas historias y cifras? ¿Quien está detrás de ellas?
Y otra pregunta: ¿qué hay de cierto en dichas historias? ¿Y qué información se contiene en los archivos de la Unión Soviética, antes secretos, pero desclasificados para la investigación historiográfica por Gorbachev en 1989? Los autores de los mitos siempre decían que todos sus cuentos sobre los millones de muertos en la Unión Soviética de Stalin se confirmarían el día en que los archivos salieran a la luz. ¿Es esto lo que ha pasado? ¿Han confirmado los archivos esas historias?
El siguiente artículo muestra el origen de tales historias sobre millones de muertos a causa del hambre y del internamiento en campos de trabajo en la Unión Soviética de Stalin, y quién se halla detrás de tales historias.
El presente autor, tras estudiar los informes de la investigación realizada en base a los archivos de la Unión Soviética, es capaz de proporcionar información en forma de datos concretos sobre el número auténtico de presos, los años que pasaron en prisión, y el verdadero número de los que murieron y de los que fueron condenados a muerte en la Unión Soviética de Stalin. La verdad es bastante diferente del mito.
El presente autor, Mario Sousa, es miembro del Partido Comunista de Suecia, el KPML (r). El artículo fue publicado en el periódico del Partido Comunista Proletario en abril de 1998.
Hay una conexión histórica directa que arranca de Hitler y continúa con Hearst, Conquest y Solzhenitsyn. En 1933 ocurrieron una serie de cambios políticos en Alemania que iban a dejar su impronta sobre la historia mundial durante las siguientes décadas. El 30 de enero Hitler se convirtió en Primer Ministro, y una nueva forma de gobierno, basada en la violencia y en la falta de respeto hacia las leyes, comenzó a cobrar forma. Para consolidar su asalto al poder, los nazis convocaron nuevas elecciones el 5 de marzo, utilizando todos los medios de propaganda con los que contaban para asegurarse la victoria. Una semana antes de las elecciones, el 27 de febrero, los nazis incendiaron el parlamento y acusaron a los comunistas de ser los responsables. En las elecciones los nazis consiguieron 17,3 millones de votos y 288 diputados, aproximadamente el 48 % del electorado (en noviembre habían conseguido 11,7 millones de votos y 196 diputados). Una vez que el Partido Comunista fue prohibido, los nazis empezaron a perseguir a los socialdemócratas y al movimiento sindical, y los primeros campos de concentración comenzaron a llenarse con hombres y mujeres de izquierdas. Mientras tanto, el poder de Hitler en el parlamento siguió creciendo con la ayuda de las fuerzas de la derecha. El 24 de marzo, Hitler hizo que el parlamento aprobara una ley que le confería el poder absoluto para gobernar el país durante 4 años sin consultar a la cámara. A partir de entonces comenzó la persecución abierta de los judíos, que comenzaron a ser internados en los campos de concentración donde ya estaban internados los comunistas y socialdemócratas de izquierdas. Hitler siguió adelante con su intento de acaparar el poder absoluto, rechazando los acuerdos internacionales de 1918 que habían impuesto restricciones a la fabricación de armas y a la militarización de Alemania. El rearme de Alemania ocurrió a gran velocidad. Ésta era la situación en el escenario político internacional, cuando los mitos sobre los muertos de la Unión Soviética comenzaron a aparecer.
Ucrania como territorio alemán
Codo a codo con Hitler en el mando alemán estaba Goebbels, Ministro de Propaganda, el hombre responsable de inculcar el sueño nazi al pueblo alemán. Se trataba del sueño de un pueblo racialmente puro que viviría en la Gran Alemania, un país con un amplio lebensraum, un amplio "espacio vital". Una parte de este lebensraum, un territorio al este de Alemania que era, en realidad, mucho más grande que la misma Alemania, aún debía ser conquistado e incorporado a la nación alemana. En 1925, en su obra Mein Kampf, Hitler ya había señalado que Ucrania era una parte esencial del “espacio vital alemán”. Ucrania y otras regiones de la Europa Oriental debían pertenecer a la nación alemana para poder ser utilizadas de manera “apropiada”. Según la propaganda nazi, la espada nazi liberaría este gran territorio para dejar espacio libre a la raza alemana. Con la tecnología y la iniciativa alemanas, Ucrania sería transformada en una región que produciría cereales para Alemania. Pero primero los alemanes tenían que liberar a Ucrania de su población de “seres inferiores” que, de acuerdo con la propaganda nazi, serían puestos a trabajar como mano de obra esclava en las casas, las fábricas y los campos alemanes --en todos los lugares donde fueran necesarios para la economía alemana.
La conquista de Ucrania y de otras zonas de la Unión Soviética haría necesaria la guerra contra la Unión Soviética, y esta guerra hubo de ser preparada con mucha antelación. Con este objetivo el Ministerio de Propaganda Nazi, encabezado por Goebbels, inició una campaña de mentiras sobre un supuesto genocidio cometido por los bolcheviques en Ucrania, un período terrible de hambre catastrófica que habría sido deliberadamente provocada por Stalin para obligar al campesinado a aceptar la política socialista. El objetivo de la campaña nazi era preparar a la opinión pública mundial para la “liberación” de Ucrania por las tropas alemanas. A pesar de los enormes esfuerzos y de que algunos textos de propaganda alemanes se publicaron en la prensa inglesa, la campaña nazi sobre el supuesto “genocidio” de Ucrania no tuvo mucho éxito a nivel mundial. Estaba claro que Hitler y Goebbels necesitaban ayuda para extender sus rumores difamatorios sobre la Unión Soviética. Y esa ayuda la encontraron en los EEUU.
William Hearst - Amigo de Hitler
William Randolph Hearst es el nombre de un multimillonario que ayudó a los nazis en su guerra psicológica contra la Unión Soviética. Hearst era un famoso magnate de la prensa estadounidense, conocido por ser el “padre” de la llamada “prensa amarilla”, esto es, la prensa sensacionalista. William Hearst comenzó su carrera como redactor en 1885, cuando su padre, George Hearst, un millonario de la industria minera, senador y también magnate de la prensa, le puso al frente del San Francisco Daily Examiner.
Éste fue también el inicio del imperio mediático de Hearst, un imperio que influyó enormemente en las vidas y en el pensamiento de los norteamericanos. Tras la muerte de su padre, William Hearst vendió todas las acciones de la industria minera que había heredado y comenzó a invertir su capital en el mundo periodístico. Su primera compra fue el New York Morning Journal, un periódico tradicional que Hearst transformó por completo en una bazofia sensacionalista. Compraba sus historias a cualquier precio y, cuando no había ninguna atrocidad o crimen sobre los que hacer un reportaje, pedía a sus periodistas y fotógrafos que “amañaran” algún caso. Es esto lo que de hecho caracteriza a la prensa amarilla: mentiras y atrocidades “amañadas”, servidas como si fueran ciertas.
Estas mentiras de Hearst le hicieron millonario y le convirtieron en un personaje muy importante dentro del mundo periodístico. En 1935 era uno de los hombres más ricos del mundo, con una fortuna estimada en 200 millones de dólares americanos. Tras la adquisición del Morning Journal, Hearst siguió comprando y creando diarios y semanarios por todos los rincones de los EEUU. En los años 1940, William Hearst poseía 25 diarios, 24 periódicos semanales, 12 emisoras de radio, 2 agencias de prensa internacionales, un negocio de publicidad cinematográfica, la empresa de cine Cosmopolitan, y muchos negocios más. En 1948 compró una de las primeras estaciones de televisión de los EEUU, la BWAL --la TV de Baltimore. Los periódicos de Hearst vendían 13 millones de copias al día y tenían cerca de 40 millones de lectores. Casi un tercio de la población adulta de los EEUU leía los periódicos de Hearst cada día. Además, muchos millones de personas en todo el mundo recibían la información de la prensa de Hearst a través de sus agencias de prensa, sus películas y una serie de periódicos que eran traducidos y publicados en cantidades ingentes en todo el mundo. Las anteriores cifras demuestran cómo el imperio de Hearst fue capaz de influir en la política americana e incluso en la política mundial durante muchos años --sobre cuestiones que incluían la oposición a que los EEUU entraran en la Segunda Guerra Mundial en el bando de la Unión Soviética, y el apoyo a la caza de brujas anti-comunista del senador McCarthy en los años 1950.
La postura de William Hearst era ultra-conservadora, nacionalista y anti-comunista. Su política era la de la extrema derecha. En 1934 viajó a Alemania, donde fue recibido por Hitler como invitado y amigo. Tras este viaje, los periódicos de Hearst se volvieron aún más reaccionarios, siempre con artículos en contra del socialismo, contra la Unión Soviética y sobre todo contra Stalin. Hearst también intentó utilizar sus periódicos para servir abiertamente a los objetivos de la propaganda nazi, publicando una serie de artículos escritos por Goering, el brazo derecho de Hitler. Las protestas de numerosos lectores, sin embargo, le obligaron a dejar de publicar tales artículos y a retirarlos de la circulación.
Tras su visita a Hitler, los periódicos sensacionalistas de Hearst estuvieron llenos de “revelaciones” sobre los terribles acontecimientos de la Unión Soviética --asesinatos, genocidio, esclavitud, lujo para los jefes y hambre para el pueblo, éstas eran las grandes noticias que se publicaban casi a diario. El material le era proporcionado a Hearst por la Gestapo, la policía política de la Alemania nazi. En las primeras páginas de sus periódicos aparecían a menudo caricaturas y fotos falsificadas de la Unión Soviética, con Stalin retratado como un asesino sosteniendo un puñal en la mano. ¡No debemos olvidar que estos artículos eran leídos cada día por 40 millones de personas en los EEUU y por varios millones más en todo el mundo!
El mito de la hambruna de Ucrania
Una de las primeras campañas de la prensa de Hearst contra la Unión Soviética propagó la cifra de varios millones de muertos que supuestamente habían fallecido a consecuencia del hambre en Ucrania. Esta campaña comenzó el 18 de febrero de 1935 con un titular de primera página en el Chicago American: “6 millones de personas muertas a causa del hambre en la Unión Soviética”. Usando el material suministrado por la Alemania nazi, William Hearst, magnate de la prensa y simpatizante nazi, comenzó a publicar historias inventadas sobre un genocidio que, supuestamente, había sido deliberadamente cometido por los bolcheviques y había causado varios millones de muertos a consecuencia del hambre en Ucrania. La verdad del asunto era totalmente diferente. De hecho, lo que ocurrió en la Unión Soviética al principio de los años 1930 fue una gran lucha de clases en la que los campesinos pobres y sin tierra se levantaron contra los terratenientes ricos, los kulaks, y comenzaron una lucha por la colectivización, una lucha para crear los koljoses.
Esta gran lucha de clases, que implicó directa o indirectamente a unos 120 millones de campesinos, ciertamente dio lugar a una inestabilidad en la producción agrícola y a una escasez de alimentos en algunas regiones. La carencia de alimentos debilitó de hecho a la gente, lo que a su vez llevó a un incremento del número de víctimas de enfermedades epidémicas. Estas enfermedades eran, en aquel tiempo, algo lamentablemente común en todo el mundo. Entre 1918 y 1920, una epidemia de gripe española causó la muerte de 20 millones de personas en EEUU y en Europa, pero nadie acusó a los gobiernos de estos países de asesinar a sus propios ciudadanos. Lo cierto es que no había nada que el gobierno soviético --ni ningún otro gobierno-- pudiera hacer ante epidemias de este tipo. Fue sólo el desarrollo de la penicilina durante la Segunda Guerra Mundial lo que hizo posible la contención de tales epidemias. La penicilina no se hizo generalmente disponible hasta finales de los años 1940.
Los artículos de la prensa de Hearst que hablaban de millones de muertos a causa del hambre en Ucrania --una hambruna supuestamente provocada de modo deliberado por los comunistas-- entraban en detalles gráficos espeluznantes. La prensa de Hearst utilizó todos los medios posibles para hacer que sus mentiras parecieran verdaderas, y consiguió que la opinión pública de los países capitalistas se volviera bruscamente en contra de la Unión Soviética. Éste fue el origen del primer gigantesco mito fabricado, según el cual millones de personas morían de hambre en la Unión Soviética. ¡En la oleada de protestas desatadas por la prensa occidental contra el hambre supuestamente provocada por los comunistas, nadie estuvo interesado en escuchar los desmentidos oficiales de la Unión Soviética ni la completa revelación de las mentiras de la prensa de Hearst, una situación que prevalecería desde 1934 hasta 1987! Durante más de 50 años, varias generaciones de personas en el mundo entero se han criado con esta dieta de difamaciones, cuyo objetivo era fomentar una visión muy negativa del socialismo en la Unión Soviética.
El imperio mediático de Hearst en 1998
William Hearst murió en 1951 en su casa de Beverley Hills, California. Hearst dejó tras de sí un imperio mediático que al día de hoy sigue extendiendo su mensaje reaccionario por todo el mundo. La Corporación Hearst es una de las empresas más grandes del mundo, que incluye a más de 100 empresas y da empleo a 15.000 personas. El imperio de Hearst comprende actualmente periódicos, revistas, libros, cadenas de radio, TV, televisión por cable, agencias de noticias y multimedia.
52 años para que la verdad saliera a la luz
La campaña de desinformación nazi sobre Ucrania no desapareció con la derrota de la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. La mentira nazi fue asumida por la CIA y el MI5, y siempre tuvo garantizado un lugar primordial en la guerra de propaganda contra la Unión Soviética. La caza de brujas anti-comunista de McCarthy tras la Segunda Guerra Mundial también prosperó en base a los cuentos sobre los millones de muertos a causa del hambre en Ucrania. En 1953 se publicó en los EEUU un libro sobre este tema. El libro se tituló Black Deeds of the Kremlin [Los Hechos Negros del Kremlin]. Su publicación fue financiada por exiliados ucranianos en los EEUU, individuos que habían colaborado con los nazis en la Segunda Guerra Mundial y a los que el gobierno americano concedió asilo político, presentándolos al mundo como “demócratas”.
Cuando Reagan fue elegido presidente de los EEUU y comenzó su cruzada anticomunista de los años 1980, la propaganda sobre los millones de muertos de Ucrania volvió a reactivarse. En 1984 un profesor de Harvard publicó un libro llamado Human Life in Russia [La Vida Humana en Rusia], que repitió toda la información falsa fabricada por la prensa de Hearst en 1934. En 1984, por lo tanto, nos encontramos con que se recuperaron a bombo y platillo las mentiras nazis y las falsificaciones que databan de los años 1930, pero esta vez bajo el manto “respetable” de una universidad americana. Pero éste no fue el final de la historia. En 1986 todavía apareció otro libro sobre el tema, titulado The Harvest of Sorrow [La Cosecha del Dolor], escrito por un antiguo miembro del servicio secreto británico, Robert Conquest, a la sazón profesor en la Universidad Stanford de California. Para su “trabajo” en la redacción del libro, Conquest recibió 80.000 dólares de la Asociación Nacional de Ucrania (UNA). Esta misma organización también financió una película realizada en 1986 titulada Harvest of Despair [La Cosecha de la Desesperación], en la que, entre otras cosas, se utilizó el material del libro de Conquest. ¡En este momento, en los EEUU, el cómputo del número de personas muertas a causa del hambre en Ucrania se había elevado a 15 millones!
Sin embargo, la cifra de millones que habían muerto de hambre en Ucrania según la prensa americana de Hearst, repetida en libros y películas, era completamente falsa. El periodista canadiense Douglas Tottle expuso meticulosamente las falsificaciones en su libro Fraud, famine and fascism – the Ukrainian genocide myth from Hitler to Harvard [Fraude, hambre y fascismo: El mito del genocidio ucraniano de Hitler a Harvard], publicado en Toronto en 1987. Entre otras cosas, Tottle demostró que el material fotográfico utilizado, las horrorosas fotografías de niños hambrientos, había sido extraído de publicaciones de 1922, en una época en la que millones de personas murieron de hambre a causa de las terribles condiciones de la guerra, puesto que ocho ejércitos extranjeros habían invadido la Unión Soviética durante la Guerra Civil de 1918-1921. Douglas Tottle da cuenta de los hechos que rodearon al informe sobre la hambruna de 1934, y expone las diversas mentiras publicadas en la prensa de Hearst.
Un periodista que había enviado durante mucho tiempo informes y fotografías de las supuestas zonas de la hambruna era Thomas Walker, que en realidad nunca puso el pie en Ucrania y sólo había estado cinco días en Moscú. Este hecho fue revelado por el periodista Louis Fisher, corresponsal en Moscú de The Nation, periódico americano. Fisher también reveló que el periodista M. Parrott, el auténtico corresponsal de Hearst en Moscú, había enviado a Hearst reportajes que nunca fueron publicados sobre la excelente cosecha conseguida por la Unión Soviética en 1933 y sobre los progresos de Ucrania. ¡Tottle también demuestra que el periodista que escribió los informes sobre la presunta hambruna ucraniana, “Thomas Walker”, se llamaba en realidad Robert Green y era un presidiario que se había escapado de una prisión estatal de Colorado! Este tal Walker, o Green, fue detenido cuando regresó a los EEUU, y cuando compareció ante el tribunal admitió que nunca había puesto el pie en Ucrania. ¡Toda la mentira acerca de los millones de muertos a causa del hambre en Ucrania en los años 1930, en una hambruna supuestamente provocada por Stalin, sólo pudo ser desenmascarada en 1987! El nazi Hearst, el agente de policía Conquest y varios más habían estafado a millones de personas con sus mentiras y falsos informes. Todavía hoy las historias del nazi Hearst son repetidas en una infinidad de libros recién publicados, escritos por autores a sueldo de la derecha.
La prensa de Hearst, con una posición monopolista en muchos Estados de los EEUU, y con agencias de noticias en todo el mundo, fue el gran megáfono de la Gestapo. En un mundo dominado por el capital monopolista, fue posible para la prensa de Hearst transformar las mentiras de la Gestapo en “verdades” emitidas desde docenas de periódicos, emisoras de radio y más tarde canales de TV en el mundo entero. Cuando la Gestapo desapareció, esta guerra sucia de propaganda contra el socialismo en la Unión Soviética continuó de forma invariable, aunque con la CIA como nuevo patrón.
Las campañas anticomunistas de la prensa americana no disminuyeron ni un ápice. El negocio continuó como siempre, primero bajo control de la Gestapo y luego bajo control de la CIA. (Nota: la CIA, como ha salido a la luz, tenía como informadores principales a ex-agentes de las SS a las órdenes de Reinhard Gehlen; ver Stalin and Yezhov, an Extra-Paradigmatic View [Stalin y Yezhov, una Perspectiva Extraparadigmática], de Philip E. Panaggio).
Robert Conquest en el corazón de los mitos
Este hombre, tan extensamente citado por la prensa burguesa, este oráculo de la verdad de la burguesía, merece alguna atención específica por nuestra parte. Robert Conquest es uno de los dos autores que más ha escrito sobre los millones de muertos de la Unión Soviética. Verdaderamente, él es el creador de todos los mitos y mentiras acerca de la Unión Soviética que se han propagado desde la Segunda Guerra Mundial. Conquest es conocido principalmente por sus libros The Great Terror [El Gran Terror] (1969) y Harvest of Sorrow [La Cosecha del Dolor] (1986). Conquest habla de millones de muertos a causa del hambre en Ucrania, en los campamentos de trabajo del Gulag y durante los Procesos de 1936-38, utilizando como fuentes de información a exiliados ucranianos que vivían en los EEUU y pertenecían a partidos derechistas, gente que había colaborado con los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Muchos de los héroes de Conquest eran conocidos por haber sido los criminales de guerra que dirigieron y participaron en el genocidio de la población judía de Ucrania en 1942. Uno de estos individuos era Lebed Mykola, condenado como criminal de guerra tras la Segunda Guerra Mundial. Lebed había sido el jefe de seguridad de Lvov durante la ocupación nazi y había acaudillado las terribles persecuciones de los judíos que ocurrieron en 1942. En 1949 la CIA llevó a Lebed a los Estados Unidos, donde trabajó como fuente de desinformación.
El estilo de los libros de Conquest es de un anti-comunismo virulento y fanático. En su libro de 1969, Conquest nos dice que el número de los que murieron de hambre en la Unión Soviética entre 1932-1933 fue de entre 5 y 6 millones de personas, la mitad de ellas en Ucrania. ¡Pero en 1983, durante la cruzada anticomunista de Reagan, Conquest había ampliado la hambruna de 1937 y había aumentado el número de víctimas a 14 millones! Tales afirmaciones resultaron muy bien recompensadas: ¡en 1986 fue contratado por Reagan para escribir el material de su campaña presidencial, dirigida a la preparación del pueblo americano frente a una invasión soviética! El texto en cuestión se tituló What to do when the Russians come – a survivaists” handbook [Qué hacer cuando lleguen los rusos. Manual de supervivencia]. ¡Extrañas palabras en boca de un profesor de historia!
El hecho es que no hay nada de extraño en todo esto, viniendo de un hombre que se ha pasado la vida entera viviendo a costa de la mentira y de los inventos sobre la Unión Soviética y Stalin --primero como agente del servicio secreto y luego como escritor y profesor en la Universidad Stanford de California. El pasado de Conquest fue revelado por The Guardian el 27 de enero de 1978, en un artículo que lo identificó como un antiguo agente del departamento de desinformación del Servicio Secreto Británico, esto es, el Departamento de Investigación de Información (IRD). El IRD era una sección creada en 1947 (al principio se llamó Oficina de Información Comunista) cuya tarea principal consistía en combatir la influencia comunista en todo el mundo, propagando historias entre políticos, periodistas y otras personas que estuvieran en posición de influir en la opinión pública. Las actividades del IRD eran muy amplias, tanto en Gran Bretaña como en el extranjero. Cuando el IRD tuvo que ser disuelto formalmente en 1977, al revelarse sus conexiones con la extrema derecha, se descubrió que sólo en Gran Bretaña más de 100 de los periodistas más conocidos tenían contactos con el IRD, que regularmente les suministraba material para sus artículos. Esto era algo rutinario en varios de los principales periódicos británicos, como Financial Times, The Times, The Economist, Daily Mail, Daily Mirror, The Express, The Guardian y otros. Los hechos revelados por The Guardian, por lo tanto, nos dan una indicación sobre la forma en que los servicios secretos eran capaces de manipular las noticias que llegaban al gran público.
Robert Conquest trabajó para el IRD desde su creación hasta 1956. El “trabajo” de Conquest tenía por fin contribuir a la llamada “leyenda negra” de las historias falsificadas sobre la Unión Soviética, expuestas como hechos probados y distribuidas entre los periodistas y otras personas capaces de influir en la opinión pública. Después de abandonar formalmente el IRD, Conquest siguió escribiendo libros por sugerencia del IRD, con el apoyo del servicio secreto. Su libro The Great Terror [El Gran Terror], un texto básico de la derecha sobre la lucha por el poder que tuvo lugar en la Unión Soviética en 1937, era de hecho una recopilación de textos que había escrito trabajando para los servicios secretos. El libro fue terminado y publicado con la ayuda del IRD. Un tercio de la publicación fue comprado por la prensa de Praeger, normalmente asociada con la publicación de literatura proveniente de fuentes de la CIA. El libro de Conquest fue presentado a los “tontos útiles” --una serie de profesores de universidad y de personas que trabajaban en la prensa, la radio y la TV--, con el fin de asegurarse de que las mentiras de la extrema derecha siguieran extendiéndose entre amplios sectores de la población. Al día de hoy, Conquest sigue siendo para los historiadores de la derecha una de las fuentes más importantes de información sobre la Unión Soviética.
Alexander Solzhenitsyn
Otra persona a la que siempre se asocia con libros y artículos sobre los millones de personas que supuestamente perdieron sus vidas o su libertad en la Unión Soviética, es el autor ruso Alexander Solzhenitsyn. Solzhenitsyn se hizo famoso en todas partes del mundo capitalista, a finales de los años 1960, gracias a su libro Archipiélago Gulag. Él mismo había sido condenado en 1946 a 8 años de internamiento en un campo de trabajo, por desempeñar actividades contrarrevolucionarias consistentes en la distribución de propaganda antisoviética. Según Solzhenitsyn, la lucha contra la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial pudo haberse evitado si el gobierno soviético hubiera llegado a un compromiso con Hitler. Solzhenitsyn también acusaba al gobierno soviético y a Stalin de ser aún peores que Hitler desde el punto de vista, según él, de los terribles efectos de la guerra en el pueblo de la Unión Soviética. Solzhenitsyn no ocultó sus simpatías nazis. Fue condenado por traición.
Solzhenitsyn comenzó a publicar sus libros en 1962 en la Unión Soviética, con el consentimiento y la ayuda de Nikita Jruschev. El primer libro que publicó fue Un Día en la Vida de Ivan Denisovich, sobre la vida de un preso. Jruschev utilizaba los textos de Solzhenitsyn para combatir la herencia socialista de Stalin. En 1970 Solzhenitsyn ganó el Premio Nobel de literatura por su libro Archipiélago Gulag. Sus libros comenzaron a publicarse en cantidades ingentes en los países capitalistas, convirtiéndose su autor en uno de los instrumentos más valiosos del imperialismo para combatir al socialismo en la Unión Soviética. Sus textos sobre los campos de trabajo se añadieron a la propaganda sobre los millones de personas que supuestamente habían muerto en la Unión Soviética, y fueron presentados por los medios de comunicación capitalistas como auténticos. En 1974, Solzhenitsyn renunció a su ciudadanía soviética y se exilió en Suiza y luego en EEUU. En aquel tiempo era considerado por la prensa capitalista como el mayor luchador por la libertad y la democracia. Sus simpatías nazis fueron ocultadas para no interferir con la guerra de propaganda contra el socialismo.
En los EEUU, con frecuencia Solzhenitsyn era invitado a hablar en reuniones importantes. ¡Fue, por ejemplo, el principal conferenciante en el congreso del sindicato FAL-COI en 1975, y el 15 de julio de 1975 fue invitado a dar una conferencia sobre la situación mundial en el Senado de los EEUU! Sus conferencias buscaban la provocación y la agitación violenta, dando argumentos y haciendo propaganda en favor de las posiciones más reaccionarias. Entre otras cosas, pidió que Vietnam fuera atacado nuevamente tras su victoria sobre los EEUU. Más aún: ¡después de 40 años de fascismo en Portugal, cuando los oficiales izquierdistas del ejército asumieron el poder en la revolución popular de 1974, Solzhenitsyn comenzó a hacer propaganda en favor de la intervención militar estadounidense en Portugal que, según él, se uniría al Pacto de Varsovia si EEUU no intervenía! En sus conferencias, Solzhenitsyn siempre lamentaba la liberación de las colonias africanas de Portugal.
¡Pero está claro que la motivación principal de los discursos de Solzhenitsyn era siempre la guerra sucia contra el socialismo --desde la ejecución presunta de varios millones de personas en la Unión Soviética hasta las decenas de miles de americanos supuestamente encarcelados y esclavizados, según Solzhenitsyn, en Vietnam del Norte! Esta idea de Solzhenitsyn de los americanos que eran utilizados como fuerza de trabajo esclava en Vietnam del Norte dio lugar a las películas de Rambo sobre la guerra del Vietnam. Los periodistas americanos que osaban escribir en favor de la paz entre EEUU y la Unión Soviética eran acusados por Solzhenitsyn en sus discursos de traidores potenciales. Solzhenitsyn también hizo propaganda en favor del aumento de la capacidad militar estadounidense contra la Unión Soviética, que según él era más poderosa en “tanques y aviones, de cinco a siete veces más, que los EEUU”, así como en armas atómicas : aseguró que las armas de corto alcance de la URSS eran “dos, tres o hasta cinco veces más potentes que las de EEUU”. Las conferencias de Solzhenitsyn sobre la Unión Soviética representaban la voz de la extrema derecha. Pero él mismo llegó más allá incluso que la derecha en su apoyo público al fascismo.
Apoyo al fascismo de Franco
Después de la muerte de Franco en 1975, el régimen fascista español comenzó a perder el control de la situación política y, a principios de 1976, los acontecimientos de España atrajeron la atención de la opinión pública mundial. Había huelgas y manifestaciones para exigir la democracia y la libertad, y el heredero de Franco, el rey Juan Carlos, se vio obligado a introducir con mucha cautela algunas medidas liberalizadoras para calmar la agitación social.
En este momento crucial de la historia política española, Alexander Solzhenitsyn apareció en Madrid y concedió una entrevista al programa Directísimo un sábado por la noche, el 20 de marzo, en horario de máxima audiencia (ver los periódicos españoles ABC y Ya del 21 de marzo de 1976). Solzhenitsyn, a quien habían enseñado las preguntas antes de la entrevista, aprovechó la ocasión para hacer toda clase de declaraciones reaccionarias. Su intención no era apoyar las supuestas medidas de liberalización del Rey. Al contrario, Solzhenitsyn se mostró contrario a la reforma democrática. En su entrevista en televisión, declaró que 110 millones de rusos habían muerto a consecuencia del socialismo, y comparó “la esclavitud a la que el pueblo soviético ha estado sometido con la libertad que se disfruta en España”. Solzhenitsyn también acusó a los “círculos progresistas” de “utópicos”, por pensar que España era una dictadura. Por “progresista” entendía a cualquiera que estuviera en la oposición democrática --es decir, liberales, socialdemócratas, comunistas, etc. “El otoño pasado”, dijo Solzhenitsyn, “la opinión pública mundial estaba preocupada por la suerte de los terroristas españoles [esto es, los anti-fascistas españoles condenados a muerte por el régimen de Franco]. Continuamente la opinión pública progresista exige la reforma política democrática apoyando los actos de terrorismo”. “Los que buscan la rápida reforma democrática, ¿comprenden qué pasará mañana o al día siguiente? En España puede haber democracia mañana, pero después de mañana ¿serán capaces de evitar que la democracia se convierta en totalitarismo?”. A una pregunta cautelosa de los periodistas sobre si tales declaraciones no podían interpretarse como un apoyo a los regímenes de países donde no existía ninguna libertad, Solzhenitsyn contestó: “Sólo conozco un lugar donde no existe ninguna libertad, y ése es Rusia”. Las declaraciones de Solzhenitsyn en la televisión española apoyaban directamente al fascismo español, una ideología que Solzhenitsyn ha continuado defendiendo hasta el día de hoy. Éste fue uno de los motivos por los que Solzhenitsyn desapareció de la vista del público en sus 18 años de exilio en EEUU, y una de las razones por las que comenzó a perder el apoyo incondicional de los gobiernos capitalistas. Para los capitalistas fue un regalo del cielo poder utilizar a un hombre como Solzhenitsyn en su guerra sucia contra el socialismo, pero todo tiene sus límites. En la nueva Rusia capitalista, lo que determina el apoyo de Occidente a los grupos políticos es simple y llanamente la capacidad de hacer buenos negocios con suculentas ganancias a la sombra de tales grupos. El fascismo, como régimen político alternativo para Rusia, no se considera bueno para los negocios. Por esta razón, los proyectos políticos de Solzhenitsyn para Rusia son letra muerta por lo que respecta al apoyo de Occidente. ¡Lo que Solzhenitsyn quiere como futuro político para Rusia es la vuelta al régimen autoritario de los Zares, de la mano de la Iglesia Ortodoxa Rusa tradicional! Incluso los imperialistas más arrogantes no están interesados en apoyar una estupidez política de semejante magnitud. Para encontrar a alguien que apoye a Solzhenitsyn en Occidente hay que buscar entre la gente más extrema de la extrema derecha.
Última edición por RioLena el Sáb Mar 18, 2017 11:16 am, editado 6 veces