Un informe filtrado por la Ryder Scott afirma que Bolivia pasó de tener reservas probadas de 28,7 el año 2005 a 8.86 TCFs el año 2010. Estas reservas no alcanzarán más que para ocho años de consumo. Lo grave es que el gobierno, sin tener cuantificadas reservas suficientes, firmó en marzo una nueva adenda para vender gas a la Argentina.
A raíz de un informe filtrado por la Ryder Scott, la empresa contratada el año 2009 por el gobierno del MAS para certificar las reservas, Bolivia pasó de tener reservas probadas de 28,7 el año 2005 a 8,86 TCF’s el año 2010.
Pese a la gravedad del tema, el presidente interino de Yacimientos Petro líferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Carlos Villegas, no desmintió inicialmente estas cifras; luego señaló: “Nos han hecho vivir una ficción”, confirmando que conocía el resultado de los estudios de las reservas de gas de 8,86 TCF y los re sultados de la DeGolyer del año 2006 que la establecieron en 12.8 TCFs.
Más allá de la indiferencia y de la falta de profundidad de Villegas para analizar las consecuencias negativas para el país de la aritmética petrolera, estas reservas probadas son insuficientes para abastecer los actuales contratos de exportación, iniciar procesos de industrialización y ampliar el consumo en el mercado interno. Se estima que esta cifra no alcanzará más que para ocho años de consumo tanto en el mercado interno como externo al actual ritmo de explotación.
Lo grave del asunto es que sin tener las reservas certificadas suficientes, el gobierno de Evo Mora les, con total ausencia de planificación del uso del gas para el desarrollo de Bolivia, amplió el año 2007 y ra tificó el 2010, la venta de gas como materia prima para el desarrollo de la Argentina (Chile).
¿Por qué el gobierno firmó la adenda de marzo de 2010 con cláusulas de “take or pay” y “delivery or pay” contrarias al interés nacional sin tener reservas suficientes?
Como si fuera poco, el gobierno ahora negocia la venta de gas a Paraguay y Uruguay y Carlos Vi llegas acaba de comprometer más gas a Cuiabá - Brasil.
Sobre este fondo dramático para los intereses del país, la nueva estrategia del poder petrolero es ge nerar un ambiente propicio a la “inversión” externa, lograr nuevas concesiones petroleras para las compañías extranjeras en desmedro de YPFB y aprobar una nueva Ley de Hidrocarburos a la medida exacta de sus intere ses, que incluye en otras cosas, la rebaja de impuestos y regalías, bajo el argumento de “aumentar reservas”.
Venta de gas a la Argentina sin cuantificación de reservas
En el marco de la disminución de las reservas, la intensa campaña publicitaria del gobierno de Evo Morales que habla de millonarios ingresos para el país por concepto de exportación de gas como ma teria prima es insuficiente para esconder el hecho de que “el gas no es para los bo livianos”, tal como ocurría con los anteriores gobiernos neoliberales, y que el país seguirá importando gasolina, diesel y GLP con grave daño al erario nacional, mientras se destina las reser vas probadas para el desarrollo de otros países, en este caso, Argentina y potencialmente Chile que tiene cons truido y en actual funcionamiento dos gasoductos con capacidad de trasladar hasta 20 Mmm3 de gas bolivia no hasta el norte de ese país.
El contrato de venta de gas a la Argentina se firmó el año 2007 para enviarle por 20 años hasta 27 millones de metros cúbicos diarios. En marzo de este año, Evo Morales y Cristina Fernández firmaron una adenda para el incremento de volúmenes de venta de gas a la Argentina pero en iguales condiciones.
Este acuerdo que reproduce en lo esencial el leonino contrato de venta de gas a Brasil, dejó al des cubierto la irresponsabilidad con la que se ha manejado los intereses económicos de la nación. Veamos.
La adenda int roduce las conocidas cláusulas como “take or pay” y “delivery or pay”. Es decir, si Bolivia no cumple con las entre gas es sancionado con el 15% del valor del volumen faltante, pero si la Argentina no compra deberá pagar una multa del 3% del valor del volumen no tomado. Las petro leras no pagarán ni un centavo por su ineptitud demostrada hasta aho ra, a pesar de que ellas venden del lado boliviano y compran del lado argentino.
Una consecuencia de esta falta de planificación del actual gobierno y las autoridades del sector, tomando en cuenta que conocían que no se tenían reservas suficien tes, es que será el estado bolivia no el que deberá pagar las multas y sanciones económicas derivadas del acuerdo binacional o entregar todas sus reservas de gas a la Ar gentina y cumplir lo pactado, en detrimento de su mercado interno y procesos de industrialización.
Esta es una historia cono cida para los bolivianos que viven esta situación con el contrato de venta de gas a Brasil que obliga al país a vender su gas a precios bajos y con líquidos para “honrar sus compromisos” y la “fe de estado”.
En los 90´s Brasil se apropió de los campos San Alberto, Itaú y Sábalo para garantizar que estas reservas se vayan a su mercado a través de PETRO BRAS.
Con esta misma lógica, Argentina busca con solidar para sí la totalidad de las reservas probadas de Margarita y Huacaya operados por la española Repsol YPF, sin descuidar el Sararenda, campo que pretende apoderarse ilegalmente, a través de la Sociedad Anóni ma, YPFB Andina.
Argentina busca información sobre reservas de gas del país
Álvaro García Linera ha declarado respecto al abastecimiento de gas natural que “la garantía es por siglos”, pero admitió que no tiene conocimiento sobre la cantidad oficial de reservas de gas.
Más allá de la retórica hueca del Vicepre sidente, el gobierno argentino quiere ir a lo seguro y sobre la base del contrato firmando el año 2007 y re afirmado a través de una adenda en marzo de este año, pidió estos días a las autoridades bolivianas entregar un informe preciso sobre la cantidad de reservas de gas existentes en Bolivia para tener certeza sobre los envíos del carburante.
Para el gobierno argentino “lo intrigante sería que los contratos de venta de gas a ese país se hayan realizado con ´cifras infladas´ de reservas de gas de estudios realizados por la empresa DeGolyer Macn aughton en 2004 y 2005, cuyos resultados fueron reco nocidos por las autoridades de ese entonces”.
La prensa especializada argentina ha hecho sumas y ha establecido que Bolivia no sólo incumpliría los compromisos contraídos sino que se quedaría sin gas en 2020, 6 años antes de cumplir su contrato con este país. En septiembre pasado, el balance final sobre el suministro de ese mes cerró con déficit del 200 mil m3 respecto al mínimo establecido en el contrato rene gociado en marzo.
La preocupación de Bueno Aires es que con las actuales reservas certificadas por la Rider Scott de 8.86 TCF es posible que Brasil no sufra las consecuen cias, pues termina su contrato en 2017, pero sí Argen tina que el 2020 estará a la mitad de realización del convenio.
Explicaciones de la guardia petrolera en torno al sube y baja de las reservas
Las petroleras han estado manipulando el sube y baja de las reservas en Bolivia.
Hasta el año 1997, fecha en que se “capitali zó” YPFB, las reservas del país en gas y petróleo eran de 3,8 Trillones de Piés Cúbicos (TCF) y las de Petró leo a 116,1 millones de barriles (MMbbl). Para el año 2003, 6 años después de la capitalización gonista, las reservas probadas subieron como por arte de magia a 28,7 TCF de gas y 486,1 MMbbl de petróleo, según DeGolyer and MacNaughton.
Con estos datos, el poder petrolero y a lgu nos analistas como Carlos Miranda, Francesco Zaratti, Hugo del Granado, Álvaro Ríos, Carlos Alberto López, entre otros, hicieron creer a la opinión pública que la Capitalización gonista había sido un éxito, justificando el desarrollo de una política exportadora del gas como materia prima a los países vecinos, en desmedro del mercado interno y procesos de industrialización.
Cabe recordar que en el período “neoliberal” toda discusión sobre el uso interno del gas para Bolivia y procesos de industrialización fue neutralizada y su bordinada a la política neoliberal de exportación de gas a los mercados externos. Esta política “neoliberal” de exportar materia prima al mercado externo se mantiene inalterable con el actual gobierno “socialista” de Evo Morales.
Hoy se vive una situación inversa pero se bus ca el mismo propósito.
Miranda, Zaratti, Ríos y Del Granado coinci den en atribuir la baja en las reservas en 15 T CFs a la “escasa exploración, excesiva tributación, cambio de reglas y volúmenes exportados a Brasil, Argentina y uso interno”.
Bolivia ya no sería más el país con las segun das reservas de gas de la región, “lo pueden ser Perú o Brasil”, se dice.
Estas explicaciones interesadas no admiten un análisis riguroso, pues las reservas, en primer lu gar, fueron descubiertas por YPFB antes de la capi talización, y durante el actual gobierno del MAS las petroleras incumplieron sistemáticamente sus planes de inversión tanto en exploración como en explotación, expresión contundente de la falsa nacionalización del gobierno de Evo Morales, claro, sin dejar de recibir ga nancias extraordinarias los últimos cinco años, gracias a “costos recuperables” arbitrarios.
Aún más, es poco serio explicar la baja en 15 TCF debido a la “exportación” considerando que entre los años 2006-2010 para cumplir los contratos de ex porta ción a Brasil, Argentina (Chile) y el mercado in terno, Bolivia apenas tendría que haber gastado 3 TCF de sus reservas, mucho menos a la falta de exploración que no tiene nada que ver con la disminución, aunque sí con posibilidades de certificar más reservas para el país.
Se acaba de descartar también que la disminu ción se deba al cambio de metodología para medir las reservas y la “porosidad” de las rocas de la formación geológica boliviana, como hizo Francesco Zaratti, ex Delegado Presidencial para la Revisión de la Capitali zación, para justificar esta “pequeña variación” en las reservas que al país le significarán en pérdidas cerca a 90 mil millones de dólares.
Estos “expertos” que justificaron en el pasado reciente la “Capitalización” gonista por el aumento de las reservas, hoy pretenden justificar mayor entreguis mo en base a la disminución de las reservas de gas, preocupados más por el mercado externo.
En suma, las petroleras han subido y bajado las reservas según sus intereses y este es el tema de fondo de la “preocupación” de estos expertos reprodu cida por todos los medios de comunicación alineados al poder petrolero.
Pasa lo mismo con el anuncio gubernamental de que no existen “reservas para la industrialización”, cuando se sabe que este tema debía ser encarado como prioridad, por encima de la actual política “neoliberal” de exportación del gas como materia prima.
En ambos casos, se trata de generar un sen timiento favorable en la opinión pública nacional a la inexistente inversión externa entregando al poder pe trolero millones de hectáreas de nuevas áreas petrole ras, con bajo riesgo y haciendo pagar al país los costos de esta nueva etapa exploratoria, como sucedió con la Capitalización.
En este contexto debe leerse el reciente anun cio del gobierno de que “se disponen 56 nuevas áreas de ex ploración y explotación para YPFB”, que bajo la fórmula del 51% para el estado y 49% para las empre sas extranjeras, pasarán al control transnacional a tra vés de las infiscalizables Sociedades Anónimas.
Pero, eso no es todo.
Se discute ya la aprobación de una nueva Ley de Hidrocarburos, que según el análisis de los dos pro yectos existentes, es más liberal que la 1689 de Sán chez de Lozada, que incluye la baja de impuestos a las actividades de las empresas petroleras para hacer más atractiva sus “inversiones”.
Quiénes son los responsables del sube y baja
La certificadora DeGolyer & Macnaughton, las empresas petroleras y los anteriores gobiernos tie nen una gran responsabilidad en el ocultamiento de las cifras reales de las reservas en Bolivia. Es una respon sabilidad tripartita, inobjetable, que tiene graves conse cuencias por el daño económico ocasionado al estado boliviano.
El actual gobierno también es responsable porque conocía de la disminución de las reservas, como Villegas acaba de confirmar y no hizo nada, y a pesar de ello firmó nuevos contratos de exportación del gas.
Las empresas transnacionales, como Petro bras, Repsol, British Petroleum, Total Fina Elf y otras, que manipularon las cifras reales de las reservas pro badas de San Alberto, Sábalo, Itaú y Margarita, siguen operando en Bolivia.
Qué hacer: oponerse a la venta de gas a la Argentina (Chile), Paraguay, Uruguay y Cuiabá
Se ha dicho que lo primero que hay que hacer es conocer con exactitud la cantidad de reservas exis tentes en Bolivia para priorizar las necesidades en el orden de la energía del país.
En segundo lugar, cuantificar con exactitud nos dará la certeza de desarrollar procesos de indus trialización del gas en Bolivia. Mientras no tengamos la certeza de cuánto de reservas tenemos los bolivianos en hidrocarburos, 8, 19, 26, 50 ó 150 TCF, Bolivia debe usar la totalidad de su gas como energético y materia prima para lograr su industrialización y el cambio de su matriz energética, dando cumplimiento a la tesis del año 2003 de “Gas para los bolivianos”.
Primero, la industrialización del gas para producir Diesel Ecológico que le daría al país la po sibilidad de monetizar el millar de piés cúbicos en 15 dólares, el triple de lo que paga el Brasil (5.62 Mmcd).
Segundo, el cambio de la matriz dinamizaría la economía boliviana con energía barata, generando sólo con la sustitución del 50% del consumo de diesel, GLP y gasolina más de mil millones de dólares. Esto sin contar los extensos e intensos procesos de indus trialización en todo el país. Esa es la prioridad nacional.
Para ello es imprescindible oponerse a la ven ta de gas a la Argentina (Chile), Paraguay, Uruguay y la ampliación a Cuiabá-Brasil y exigir cuentas a los responsables de esta insostenible situación que da una v uelta de tuerca a la condición colonial y dependiente de Bolivia.
http://www.kaosenlared.net/noticia/desaparecen-reservas-gas-bolivia
A raíz de un informe filtrado por la Ryder Scott, la empresa contratada el año 2009 por el gobierno del MAS para certificar las reservas, Bolivia pasó de tener reservas probadas de 28,7 el año 2005 a 8,86 TCF’s el año 2010.
Pese a la gravedad del tema, el presidente interino de Yacimientos Petro líferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Carlos Villegas, no desmintió inicialmente estas cifras; luego señaló: “Nos han hecho vivir una ficción”, confirmando que conocía el resultado de los estudios de las reservas de gas de 8,86 TCF y los re sultados de la DeGolyer del año 2006 que la establecieron en 12.8 TCFs.
Más allá de la indiferencia y de la falta de profundidad de Villegas para analizar las consecuencias negativas para el país de la aritmética petrolera, estas reservas probadas son insuficientes para abastecer los actuales contratos de exportación, iniciar procesos de industrialización y ampliar el consumo en el mercado interno. Se estima que esta cifra no alcanzará más que para ocho años de consumo tanto en el mercado interno como externo al actual ritmo de explotación.
Lo grave del asunto es que sin tener las reservas certificadas suficientes, el gobierno de Evo Mora les, con total ausencia de planificación del uso del gas para el desarrollo de Bolivia, amplió el año 2007 y ra tificó el 2010, la venta de gas como materia prima para el desarrollo de la Argentina (Chile).
¿Por qué el gobierno firmó la adenda de marzo de 2010 con cláusulas de “take or pay” y “delivery or pay” contrarias al interés nacional sin tener reservas suficientes?
Como si fuera poco, el gobierno ahora negocia la venta de gas a Paraguay y Uruguay y Carlos Vi llegas acaba de comprometer más gas a Cuiabá - Brasil.
Sobre este fondo dramático para los intereses del país, la nueva estrategia del poder petrolero es ge nerar un ambiente propicio a la “inversión” externa, lograr nuevas concesiones petroleras para las compañías extranjeras en desmedro de YPFB y aprobar una nueva Ley de Hidrocarburos a la medida exacta de sus intere ses, que incluye en otras cosas, la rebaja de impuestos y regalías, bajo el argumento de “aumentar reservas”.
Venta de gas a la Argentina sin cuantificación de reservas
En el marco de la disminución de las reservas, la intensa campaña publicitaria del gobierno de Evo Morales que habla de millonarios ingresos para el país por concepto de exportación de gas como ma teria prima es insuficiente para esconder el hecho de que “el gas no es para los bo livianos”, tal como ocurría con los anteriores gobiernos neoliberales, y que el país seguirá importando gasolina, diesel y GLP con grave daño al erario nacional, mientras se destina las reser vas probadas para el desarrollo de otros países, en este caso, Argentina y potencialmente Chile que tiene cons truido y en actual funcionamiento dos gasoductos con capacidad de trasladar hasta 20 Mmm3 de gas bolivia no hasta el norte de ese país.
El contrato de venta de gas a la Argentina se firmó el año 2007 para enviarle por 20 años hasta 27 millones de metros cúbicos diarios. En marzo de este año, Evo Morales y Cristina Fernández firmaron una adenda para el incremento de volúmenes de venta de gas a la Argentina pero en iguales condiciones.
Este acuerdo que reproduce en lo esencial el leonino contrato de venta de gas a Brasil, dejó al des cubierto la irresponsabilidad con la que se ha manejado los intereses económicos de la nación. Veamos.
La adenda int roduce las conocidas cláusulas como “take or pay” y “delivery or pay”. Es decir, si Bolivia no cumple con las entre gas es sancionado con el 15% del valor del volumen faltante, pero si la Argentina no compra deberá pagar una multa del 3% del valor del volumen no tomado. Las petro leras no pagarán ni un centavo por su ineptitud demostrada hasta aho ra, a pesar de que ellas venden del lado boliviano y compran del lado argentino.
Una consecuencia de esta falta de planificación del actual gobierno y las autoridades del sector, tomando en cuenta que conocían que no se tenían reservas suficien tes, es que será el estado bolivia no el que deberá pagar las multas y sanciones económicas derivadas del acuerdo binacional o entregar todas sus reservas de gas a la Ar gentina y cumplir lo pactado, en detrimento de su mercado interno y procesos de industrialización.
Esta es una historia cono cida para los bolivianos que viven esta situación con el contrato de venta de gas a Brasil que obliga al país a vender su gas a precios bajos y con líquidos para “honrar sus compromisos” y la “fe de estado”.
En los 90´s Brasil se apropió de los campos San Alberto, Itaú y Sábalo para garantizar que estas reservas se vayan a su mercado a través de PETRO BRAS.
Con esta misma lógica, Argentina busca con solidar para sí la totalidad de las reservas probadas de Margarita y Huacaya operados por la española Repsol YPF, sin descuidar el Sararenda, campo que pretende apoderarse ilegalmente, a través de la Sociedad Anóni ma, YPFB Andina.
Argentina busca información sobre reservas de gas del país
Álvaro García Linera ha declarado respecto al abastecimiento de gas natural que “la garantía es por siglos”, pero admitió que no tiene conocimiento sobre la cantidad oficial de reservas de gas.
Más allá de la retórica hueca del Vicepre sidente, el gobierno argentino quiere ir a lo seguro y sobre la base del contrato firmando el año 2007 y re afirmado a través de una adenda en marzo de este año, pidió estos días a las autoridades bolivianas entregar un informe preciso sobre la cantidad de reservas de gas existentes en Bolivia para tener certeza sobre los envíos del carburante.
Para el gobierno argentino “lo intrigante sería que los contratos de venta de gas a ese país se hayan realizado con ´cifras infladas´ de reservas de gas de estudios realizados por la empresa DeGolyer Macn aughton en 2004 y 2005, cuyos resultados fueron reco nocidos por las autoridades de ese entonces”.
La prensa especializada argentina ha hecho sumas y ha establecido que Bolivia no sólo incumpliría los compromisos contraídos sino que se quedaría sin gas en 2020, 6 años antes de cumplir su contrato con este país. En septiembre pasado, el balance final sobre el suministro de ese mes cerró con déficit del 200 mil m3 respecto al mínimo establecido en el contrato rene gociado en marzo.
La preocupación de Bueno Aires es que con las actuales reservas certificadas por la Rider Scott de 8.86 TCF es posible que Brasil no sufra las consecuen cias, pues termina su contrato en 2017, pero sí Argen tina que el 2020 estará a la mitad de realización del convenio.
Explicaciones de la guardia petrolera en torno al sube y baja de las reservas
Las petroleras han estado manipulando el sube y baja de las reservas en Bolivia.
Hasta el año 1997, fecha en que se “capitali zó” YPFB, las reservas del país en gas y petróleo eran de 3,8 Trillones de Piés Cúbicos (TCF) y las de Petró leo a 116,1 millones de barriles (MMbbl). Para el año 2003, 6 años después de la capitalización gonista, las reservas probadas subieron como por arte de magia a 28,7 TCF de gas y 486,1 MMbbl de petróleo, según DeGolyer and MacNaughton.
Con estos datos, el poder petrolero y a lgu nos analistas como Carlos Miranda, Francesco Zaratti, Hugo del Granado, Álvaro Ríos, Carlos Alberto López, entre otros, hicieron creer a la opinión pública que la Capitalización gonista había sido un éxito, justificando el desarrollo de una política exportadora del gas como materia prima a los países vecinos, en desmedro del mercado interno y procesos de industrialización.
Cabe recordar que en el período “neoliberal” toda discusión sobre el uso interno del gas para Bolivia y procesos de industrialización fue neutralizada y su bordinada a la política neoliberal de exportación de gas a los mercados externos. Esta política “neoliberal” de exportar materia prima al mercado externo se mantiene inalterable con el actual gobierno “socialista” de Evo Morales.
Hoy se vive una situación inversa pero se bus ca el mismo propósito.
Miranda, Zaratti, Ríos y Del Granado coinci den en atribuir la baja en las reservas en 15 T CFs a la “escasa exploración, excesiva tributación, cambio de reglas y volúmenes exportados a Brasil, Argentina y uso interno”.
Bolivia ya no sería más el país con las segun das reservas de gas de la región, “lo pueden ser Perú o Brasil”, se dice.
Estas explicaciones interesadas no admiten un análisis riguroso, pues las reservas, en primer lu gar, fueron descubiertas por YPFB antes de la capi talización, y durante el actual gobierno del MAS las petroleras incumplieron sistemáticamente sus planes de inversión tanto en exploración como en explotación, expresión contundente de la falsa nacionalización del gobierno de Evo Morales, claro, sin dejar de recibir ga nancias extraordinarias los últimos cinco años, gracias a “costos recuperables” arbitrarios.
Aún más, es poco serio explicar la baja en 15 TCF debido a la “exportación” considerando que entre los años 2006-2010 para cumplir los contratos de ex porta ción a Brasil, Argentina (Chile) y el mercado in terno, Bolivia apenas tendría que haber gastado 3 TCF de sus reservas, mucho menos a la falta de exploración que no tiene nada que ver con la disminución, aunque sí con posibilidades de certificar más reservas para el país.
Se acaba de descartar también que la disminu ción se deba al cambio de metodología para medir las reservas y la “porosidad” de las rocas de la formación geológica boliviana, como hizo Francesco Zaratti, ex Delegado Presidencial para la Revisión de la Capitali zación, para justificar esta “pequeña variación” en las reservas que al país le significarán en pérdidas cerca a 90 mil millones de dólares.
Estos “expertos” que justificaron en el pasado reciente la “Capitalización” gonista por el aumento de las reservas, hoy pretenden justificar mayor entreguis mo en base a la disminución de las reservas de gas, preocupados más por el mercado externo.
En suma, las petroleras han subido y bajado las reservas según sus intereses y este es el tema de fondo de la “preocupación” de estos expertos reprodu cida por todos los medios de comunicación alineados al poder petrolero.
Pasa lo mismo con el anuncio gubernamental de que no existen “reservas para la industrialización”, cuando se sabe que este tema debía ser encarado como prioridad, por encima de la actual política “neoliberal” de exportación del gas como materia prima.
En ambos casos, se trata de generar un sen timiento favorable en la opinión pública nacional a la inexistente inversión externa entregando al poder pe trolero millones de hectáreas de nuevas áreas petrole ras, con bajo riesgo y haciendo pagar al país los costos de esta nueva etapa exploratoria, como sucedió con la Capitalización.
En este contexto debe leerse el reciente anun cio del gobierno de que “se disponen 56 nuevas áreas de ex ploración y explotación para YPFB”, que bajo la fórmula del 51% para el estado y 49% para las empre sas extranjeras, pasarán al control transnacional a tra vés de las infiscalizables Sociedades Anónimas.
Pero, eso no es todo.
Se discute ya la aprobación de una nueva Ley de Hidrocarburos, que según el análisis de los dos pro yectos existentes, es más liberal que la 1689 de Sán chez de Lozada, que incluye la baja de impuestos a las actividades de las empresas petroleras para hacer más atractiva sus “inversiones”.
Quiénes son los responsables del sube y baja
La certificadora DeGolyer & Macnaughton, las empresas petroleras y los anteriores gobiernos tie nen una gran responsabilidad en el ocultamiento de las cifras reales de las reservas en Bolivia. Es una respon sabilidad tripartita, inobjetable, que tiene graves conse cuencias por el daño económico ocasionado al estado boliviano.
El actual gobierno también es responsable porque conocía de la disminución de las reservas, como Villegas acaba de confirmar y no hizo nada, y a pesar de ello firmó nuevos contratos de exportación del gas.
Las empresas transnacionales, como Petro bras, Repsol, British Petroleum, Total Fina Elf y otras, que manipularon las cifras reales de las reservas pro badas de San Alberto, Sábalo, Itaú y Margarita, siguen operando en Bolivia.
Qué hacer: oponerse a la venta de gas a la Argentina (Chile), Paraguay, Uruguay y Cuiabá
Se ha dicho que lo primero que hay que hacer es conocer con exactitud la cantidad de reservas exis tentes en Bolivia para priorizar las necesidades en el orden de la energía del país.
En segundo lugar, cuantificar con exactitud nos dará la certeza de desarrollar procesos de indus trialización del gas en Bolivia. Mientras no tengamos la certeza de cuánto de reservas tenemos los bolivianos en hidrocarburos, 8, 19, 26, 50 ó 150 TCF, Bolivia debe usar la totalidad de su gas como energético y materia prima para lograr su industrialización y el cambio de su matriz energética, dando cumplimiento a la tesis del año 2003 de “Gas para los bolivianos”.
Primero, la industrialización del gas para producir Diesel Ecológico que le daría al país la po sibilidad de monetizar el millar de piés cúbicos en 15 dólares, el triple de lo que paga el Brasil (5.62 Mmcd).
Segundo, el cambio de la matriz dinamizaría la economía boliviana con energía barata, generando sólo con la sustitución del 50% del consumo de diesel, GLP y gasolina más de mil millones de dólares. Esto sin contar los extensos e intensos procesos de indus trialización en todo el país. Esa es la prioridad nacional.
Para ello es imprescindible oponerse a la ven ta de gas a la Argentina (Chile), Paraguay, Uruguay y la ampliación a Cuiabá-Brasil y exigir cuentas a los responsables de esta insostenible situación que da una v uelta de tuerca a la condición colonial y dependiente de Bolivia.
http://www.kaosenlared.net/noticia/desaparecen-reservas-gas-bolivia