http://www.elmundo.es/elmundo/2010/11/10/internacional/1289400919.html
* 52.000 universitarios participan en la manifestación en Londres
* Hasta ahora los estudiantes británicos han pagado 3.300 euros anuales
* Bajo el plan del Gobierno, pagarían entre 6.000 y 10.000 euros anuales
* Hay al menos ocho heridos, entre ellos un policía municipal
* La policía ha arrestado a un número indeterminado de manifestantes
La cólera de los estudiantes británicos ha tomado este miércoles el centro de Londres. Han llegado de Sheffield, Aberdeen o York. Decididos a decirle al Gobierno liberal conservador que no les gusta su decisión de duplicar y hasta triplicar las tasas universitarias.
Las primeras estimaciones hablan de 50.000 personas. Una cifra que dobla las expectativas de los organizadores de la marcha pero que está muy lejos de las protestas contra la invasión de Irak. Pero el enfado era nítido y genuino. David Cameron ya ha recibido su bautismo de impopularidad.
La marcha se proponía recorrer el trecho que media entre el Parlamento y la Tate Britain de Londres. Pero a medio camino un grupo de personas la ha emprendido contra la sede de los conservadores: la Millbank Tower: un rascacielos con vistas al Támesis. Al principio fueron huevazos contra los cristales. Al filo de la una y media, un energúmeno con el torso desnudo los ha golpeado con un palo hasta penetrarlos y ha recibido la ovación de la muchedumbre.
En los aledaños del edificio no había antidisturbios. Han llegado después. Al filo de las dos. Cuando los estudiantes ya se habían colado en el edificio y habían empezado a destruir los cristales desde dentro con sillas y mobiliario. Desde las ventanas de los pisos más altos, los empleados sonreían y hacían fotos con sus teléfonos móviles. Tenían entrada de palco para la revolución.
Abajo, los estudiantes se congregaban en torno a una hoguera improbable. La encendieron con pancartas y algunos la engordaron con bufandas y otras prendas de ropa. Gritaban con entusiasmo hormonal contra los recortes. Los más mayores murmuraban o pasaban de largo.
Por el momento, ocho personas han sido trasladadas con heridas menores. Entre ellos, uno de los policías que custodiaba el edificio. Más al sur, la sede de los servicios secretos británicos ha sido sellada y está rodeada por agentes antidisturbios.
La policía ha arrestado a un número indeterminado de manifestantes. La gresca la inició un grupo de unas 20 adolescentes encapuchados y con bufandas hasta la nariz. Al principio caminaron pacíficamente junto a los demás. Al llegar a Millbank sacaron huevos, M&Ms y mandarinas de sus mochilas y apuntaron a los cristales del edificio. Según Scotland Yard al menos 32 personas han sido detenidas.
El origen de la protesta es la propuesta del Gobierno liberal conservador de disparar las tasas universitarias. Un anuncio que nace del informe de una comisión de expertos y que por ahora se halla en un estado embrionario. Hasta ahora los estudiantes británicos pagan por ir a la universidad unos 3.300 euros anuales. Si se aprueban los planes del Gobierno, a partir de ahora pagarán entre 6.600 y 10.000 euros.
Reacción anti-Clegg
La decisión ha levantado ampollas entre los estudiantes. Pero también entre quienes votaron por el viceprimer ministro Nick Clegg en las generales. Al fin y al cabo, su partido siempre ha defendido la supresión a largo plazo de las tasas. Y en su programa electoral abogaba por congelarlas durante la legislatura.
Contra Clegg iban dirigidas muchas de las pancartas. Algunas le pintaban como un guiñapo al que Cameron sometía a una penetración anal. Otras lo acusaban de hipocresía o subrayaban su extracción social.
El sol se ha aliado con los manifestantes, que han inundado las calles del centro durante la protesta. Había un buitre de papel maché al que llamaban Clegg-zila. También una pancarta en la que una chica se quejaba de que con los recortes no le daba para droga.
Entre ellos estaba Joy, una joven canadiense que ha viajó 12 horas en autobús desde Aberdeen (Escocia). "Estamos aquí para decirle al Gobierno que reducir el gasto en educación nos empobrece a todos", explica serena, "por cada libra que invierte el Estado en educación la economía gana más de dos. No son ellos los que nos subvencionan. Somos nosotros los que les subvencionamos a ellos".
Al otro lado de la calle, Seth, un doctorando de Londres ataviado con toga y birrete y con una pancarta muy elocuente: "Lo que empezaron los vándalos, los visigodos y los ostrogodos lo terminará en nuestras universidades esta coalición".
Muchos gritos retrataban a los conservadores como aristócratas sin escrúpulos. Algunas pancartas contenían ataques personales contra Cameron y Clegg. Es sólo el primer asalto de un invierno que se antoja más o menos revolucionario. Con protestas en el sector público, la Sanidad y la BBC. Por ahora el Gobierno no se arredra. Habrá que ver si conserva la calma cuando arrecie el ruido contra los recortes de la coalición.
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* 52.000 universitarios participan en la manifestación en Londres
* Hasta ahora los estudiantes británicos han pagado 3.300 euros anuales
* Bajo el plan del Gobierno, pagarían entre 6.000 y 10.000 euros anuales
* Hay al menos ocho heridos, entre ellos un policía municipal
* La policía ha arrestado a un número indeterminado de manifestantes
La cólera de los estudiantes británicos ha tomado este miércoles el centro de Londres. Han llegado de Sheffield, Aberdeen o York. Decididos a decirle al Gobierno liberal conservador que no les gusta su decisión de duplicar y hasta triplicar las tasas universitarias.
Las primeras estimaciones hablan de 50.000 personas. Una cifra que dobla las expectativas de los organizadores de la marcha pero que está muy lejos de las protestas contra la invasión de Irak. Pero el enfado era nítido y genuino. David Cameron ya ha recibido su bautismo de impopularidad.
La marcha se proponía recorrer el trecho que media entre el Parlamento y la Tate Britain de Londres. Pero a medio camino un grupo de personas la ha emprendido contra la sede de los conservadores: la Millbank Tower: un rascacielos con vistas al Támesis. Al principio fueron huevazos contra los cristales. Al filo de la una y media, un energúmeno con el torso desnudo los ha golpeado con un palo hasta penetrarlos y ha recibido la ovación de la muchedumbre.
En los aledaños del edificio no había antidisturbios. Han llegado después. Al filo de las dos. Cuando los estudiantes ya se habían colado en el edificio y habían empezado a destruir los cristales desde dentro con sillas y mobiliario. Desde las ventanas de los pisos más altos, los empleados sonreían y hacían fotos con sus teléfonos móviles. Tenían entrada de palco para la revolución.
Abajo, los estudiantes se congregaban en torno a una hoguera improbable. La encendieron con pancartas y algunos la engordaron con bufandas y otras prendas de ropa. Gritaban con entusiasmo hormonal contra los recortes. Los más mayores murmuraban o pasaban de largo.
Por el momento, ocho personas han sido trasladadas con heridas menores. Entre ellos, uno de los policías que custodiaba el edificio. Más al sur, la sede de los servicios secretos británicos ha sido sellada y está rodeada por agentes antidisturbios.
La policía ha arrestado a un número indeterminado de manifestantes. La gresca la inició un grupo de unas 20 adolescentes encapuchados y con bufandas hasta la nariz. Al principio caminaron pacíficamente junto a los demás. Al llegar a Millbank sacaron huevos, M&Ms y mandarinas de sus mochilas y apuntaron a los cristales del edificio. Según Scotland Yard al menos 32 personas han sido detenidas.
El origen de la protesta es la propuesta del Gobierno liberal conservador de disparar las tasas universitarias. Un anuncio que nace del informe de una comisión de expertos y que por ahora se halla en un estado embrionario. Hasta ahora los estudiantes británicos pagan por ir a la universidad unos 3.300 euros anuales. Si se aprueban los planes del Gobierno, a partir de ahora pagarán entre 6.600 y 10.000 euros.
Reacción anti-Clegg
La decisión ha levantado ampollas entre los estudiantes. Pero también entre quienes votaron por el viceprimer ministro Nick Clegg en las generales. Al fin y al cabo, su partido siempre ha defendido la supresión a largo plazo de las tasas. Y en su programa electoral abogaba por congelarlas durante la legislatura.
Contra Clegg iban dirigidas muchas de las pancartas. Algunas le pintaban como un guiñapo al que Cameron sometía a una penetración anal. Otras lo acusaban de hipocresía o subrayaban su extracción social.
El sol se ha aliado con los manifestantes, que han inundado las calles del centro durante la protesta. Había un buitre de papel maché al que llamaban Clegg-zila. También una pancarta en la que una chica se quejaba de que con los recortes no le daba para droga.
Entre ellos estaba Joy, una joven canadiense que ha viajó 12 horas en autobús desde Aberdeen (Escocia). "Estamos aquí para decirle al Gobierno que reducir el gasto en educación nos empobrece a todos", explica serena, "por cada libra que invierte el Estado en educación la economía gana más de dos. No son ellos los que nos subvencionan. Somos nosotros los que les subvencionamos a ellos".
Al otro lado de la calle, Seth, un doctorando de Londres ataviado con toga y birrete y con una pancarta muy elocuente: "Lo que empezaron los vándalos, los visigodos y los ostrogodos lo terminará en nuestras universidades esta coalición".
Muchos gritos retrataban a los conservadores como aristócratas sin escrúpulos. Algunas pancartas contenían ataques personales contra Cameron y Clegg. Es sólo el primer asalto de un invierno que se antoja más o menos revolucionario. Con protestas en el sector público, la Sanidad y la BBC. Por ahora el Gobierno no se arredra. Habrá que ver si conserva la calma cuando arrecie el ruido contra los recortes de la coalición.
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