Cuartel General del bando ciudadano. Parte de guerra
En la última batalla desarrollada en el marco del insidioso asedio del Capital contra los españoles, estos últimos hemos perdido buena parte del cordón umbilical que nos unía al primer mundo.
El glorioso ejército de ciudadanos y trabajadores españoles ha perdido, entre otras muy importantes, la plaza “PRODI-426”, también conocida como “cobertura social a desempleados de larga duración”. Los últimos cálculos apuntan a que en esta plaza, las hordas neoliberales han emboscado a cerca de 600.000 efectivos obreros, que serán ingresados sin remedio en los campos de concentración de miseria creados por el cruel Capital en todo el territorio nacional, y llamados eufemísticamente “barrios obreros”.
En una incendiaria arenga interceptada en el día de ayer, el sádico comandante enemigo, por boca de su medium con nombre de presidente de gobierno, ha prometido a sus tropas sedientas de euros, que podrán saquear a placer el 49% de la plaza “Aena” y el 30% de la plaza “Loterías del Estado”. Además, el cruel comandante ha anunciado con codicioso orgullo que pondrá a disposición de sus sanguinarios soldados parte de la gestión pública de empleo. A esta despiadada operación de privatización la han bautizado como “regulación de las agencias privadas de colocación”. Se prevé que esta privatización sangrará aún más las arcas del Estado. Al mismo tiempo se prevé que los desempleados podrán ser presionados hasta lo inhumano y serán obligados a aceptar las peores condiciones laborales posibles.
Se cree que el comandante de las fuerzas enemigas, ha prometido grandes premios a sus generales por la conquista de sus nuevas metas militares. Se espera un asalto inminente a los últimos reductos públicos (pensiones, sanidad y educación), en los que el glorioso ejército ciudadano aún asegura la justicia social a los más desfavorecidos.
Pero no, esto no es una guerra, al menos por el momento.
Esta ofensiva que el Capital está llevando a cabo contra los españoles, se materializa en las medidas anunciadas por el gobierno español y cuya intención oficial es el fomento de la inversión y la creación de empleo. Veamos por qué decir esto es MENTIR.
Hasta ahora el primer tramo de base imponible del Impuesto de Sociedades, que tributaba al 25%, era de 120.000 euros y pasa a ser ahora de 300.000 euros. Esto se traduce en una reducción de impuestos para las empresas que tienen grandes beneficios. Esta medida tiene un adn de liberalismo corrosivo que se descubre fácilmente mediante estas dos claras características: no ayuda a las miles de pequeñas empresas que no tienen grandes (ni pequeños) beneficios, sino grandes dificultades, y no ayuda tampoco a reducir la alarmante y creciente cifra de parados. Aunque obviamente puede fomentar la inversión privada, cuyo beneficio neto, cada vez mayor, se queda en el mismo ámbito, ya que será sometido a menor presión fiscal. Esta medida puede convertirse en un efecto llamada que atraerá a los tiburones más codiciosos que rondan estas aguas.
La regulación de las agencias privadas de colocación ya ha sido calificada por los sindicatos como un paso más en el carácter regresivo de la reforma laboral. Poner en manos privadas el “negocio” de la necesidad de millones de personas, no hace sino deshumanizarlo, y tan solo garantiza una cosa, que un nuevo eslabón se añade a la cadena comercial, cuyo producto final es un empleo precario, y lo hace en detrimento del eslabón más débil y último de esta cadena: el parado. Si ya hay más de 4 millones de personas que han salido mal paradas de esta situación de crisis, con un intermediario más y además privado, solo pueden salir peor paradas. La gestión privada de este servicio público no garantiza en absoluto la creación de empleo, aunque obviamente puede fomentar la inversión privada, fundamentalmente en el interés por ejercer de oficina de empleo privada que chupe de la teta del estado.
La supresión de la ayuda de 426 euros mensuales del Programa Extraordinario de Protección por Desempleo e Inserción (PRODI), aunque resulte obvio decirlo, tampoco garantiza la creación de empleo. Tan solo garantiza que grandes bolsas de población se verán en la más absoluta miseria a partir de la extinción de esta cobertura en febrero de 2.011. Esto en el caso de que no se considere ya dentro de la miseria el montante de dicha ayuda. Esta medida tampoco puede fomentar ni directa ni indirectamente la inversión privada.
La eliminación de la obligación del recurso cameral, por el que hasta ahora empresas y autónomos estaban obligados a pagar un canon a las cámaras de comercio, evidentemente no se va a traducir en más empleos, ni va a atraer nuevas ni cuantiosas inversiones a las empresas. Lo único que garantiza esta medida es que las empresas y autónomos verán reducidos sus gastos en una cuantía simbólica. Está claro que toda ayuda es poca, pero si esta cantidad (0,15% del rendimiento neto en el caso de los autónomos) es importante, ni que decir tiene lo importante que resulta para un parado de larga duración el 100% de sus ingresos, es decir sus únicos 426 euros de la ayuda que el gobierno socialista les va a negar.
La privatización parcial de Aena y Loterías del Estado sugiere, como poco, que los socios privados buscarán una mayor rentabilidad para su inversión, lo que se suele traducir en destrucción de empleos y precarización de los que no se destruyan. Esta medida es en la que más claramente se puede observar la transferencia de dinero público a manos privadas, pues el dinero obtenido será destinado a pagar los intereses de la deuda pública vendida cada vez más cara a manos privadas. Otra medida marca de la casa neoliberal.
Como vemos, las medidas de la última ofensiva del Capital contra los ciudadanos resultan sangrantes, más aún en una sociedad cuyos estratos mejor situados económicamente han vivido por encima de nuestras posibilidades durante años. Y ahora que ya no nos quedan posibilidades vivirán por encima de nuestros derechos los años venideros.
Recuerdo con triste ilusión cuando hace unos años se reivindicaba la jornada laboral de 35 horas semanales, espero no tener que recordar en el futuro con la misma ilusión los días actuales en que empresarios y Capital reivindican la jornada laboral de 35 horas diarias.
Si fuera posible zafarse del punto de mira de la codicia capitalista, pediría asilo económico y asilo democrático en cualquier país civilizado, bien lejos del primer mundo.
Puede que solo sean impresiones mías pero cuando aprieten tanto que no tengamos nada más que perder, cuando aprieten tanto que nuestra primera prioridad sea buscar qué comer, cuando aprieten tanto que nuestra única prioridad sea volver a ver el sol al día siguiente, entonces comenzará la revolución, y mucho me temo que una revolución que busca la libertad de los esclavos no hará prisioneros.
Fuente: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
En la última batalla desarrollada en el marco del insidioso asedio del Capital contra los españoles, estos últimos hemos perdido buena parte del cordón umbilical que nos unía al primer mundo.
El glorioso ejército de ciudadanos y trabajadores españoles ha perdido, entre otras muy importantes, la plaza “PRODI-426”, también conocida como “cobertura social a desempleados de larga duración”. Los últimos cálculos apuntan a que en esta plaza, las hordas neoliberales han emboscado a cerca de 600.000 efectivos obreros, que serán ingresados sin remedio en los campos de concentración de miseria creados por el cruel Capital en todo el territorio nacional, y llamados eufemísticamente “barrios obreros”.
En una incendiaria arenga interceptada en el día de ayer, el sádico comandante enemigo, por boca de su medium con nombre de presidente de gobierno, ha prometido a sus tropas sedientas de euros, que podrán saquear a placer el 49% de la plaza “Aena” y el 30% de la plaza “Loterías del Estado”. Además, el cruel comandante ha anunciado con codicioso orgullo que pondrá a disposición de sus sanguinarios soldados parte de la gestión pública de empleo. A esta despiadada operación de privatización la han bautizado como “regulación de las agencias privadas de colocación”. Se prevé que esta privatización sangrará aún más las arcas del Estado. Al mismo tiempo se prevé que los desempleados podrán ser presionados hasta lo inhumano y serán obligados a aceptar las peores condiciones laborales posibles.
Se cree que el comandante de las fuerzas enemigas, ha prometido grandes premios a sus generales por la conquista de sus nuevas metas militares. Se espera un asalto inminente a los últimos reductos públicos (pensiones, sanidad y educación), en los que el glorioso ejército ciudadano aún asegura la justicia social a los más desfavorecidos.
Pero no, esto no es una guerra, al menos por el momento.
Esta ofensiva que el Capital está llevando a cabo contra los españoles, se materializa en las medidas anunciadas por el gobierno español y cuya intención oficial es el fomento de la inversión y la creación de empleo. Veamos por qué decir esto es MENTIR.
Hasta ahora el primer tramo de base imponible del Impuesto de Sociedades, que tributaba al 25%, era de 120.000 euros y pasa a ser ahora de 300.000 euros. Esto se traduce en una reducción de impuestos para las empresas que tienen grandes beneficios. Esta medida tiene un adn de liberalismo corrosivo que se descubre fácilmente mediante estas dos claras características: no ayuda a las miles de pequeñas empresas que no tienen grandes (ni pequeños) beneficios, sino grandes dificultades, y no ayuda tampoco a reducir la alarmante y creciente cifra de parados. Aunque obviamente puede fomentar la inversión privada, cuyo beneficio neto, cada vez mayor, se queda en el mismo ámbito, ya que será sometido a menor presión fiscal. Esta medida puede convertirse en un efecto llamada que atraerá a los tiburones más codiciosos que rondan estas aguas.
La regulación de las agencias privadas de colocación ya ha sido calificada por los sindicatos como un paso más en el carácter regresivo de la reforma laboral. Poner en manos privadas el “negocio” de la necesidad de millones de personas, no hace sino deshumanizarlo, y tan solo garantiza una cosa, que un nuevo eslabón se añade a la cadena comercial, cuyo producto final es un empleo precario, y lo hace en detrimento del eslabón más débil y último de esta cadena: el parado. Si ya hay más de 4 millones de personas que han salido mal paradas de esta situación de crisis, con un intermediario más y además privado, solo pueden salir peor paradas. La gestión privada de este servicio público no garantiza en absoluto la creación de empleo, aunque obviamente puede fomentar la inversión privada, fundamentalmente en el interés por ejercer de oficina de empleo privada que chupe de la teta del estado.
La supresión de la ayuda de 426 euros mensuales del Programa Extraordinario de Protección por Desempleo e Inserción (PRODI), aunque resulte obvio decirlo, tampoco garantiza la creación de empleo. Tan solo garantiza que grandes bolsas de población se verán en la más absoluta miseria a partir de la extinción de esta cobertura en febrero de 2.011. Esto en el caso de que no se considere ya dentro de la miseria el montante de dicha ayuda. Esta medida tampoco puede fomentar ni directa ni indirectamente la inversión privada.
La eliminación de la obligación del recurso cameral, por el que hasta ahora empresas y autónomos estaban obligados a pagar un canon a las cámaras de comercio, evidentemente no se va a traducir en más empleos, ni va a atraer nuevas ni cuantiosas inversiones a las empresas. Lo único que garantiza esta medida es que las empresas y autónomos verán reducidos sus gastos en una cuantía simbólica. Está claro que toda ayuda es poca, pero si esta cantidad (0,15% del rendimiento neto en el caso de los autónomos) es importante, ni que decir tiene lo importante que resulta para un parado de larga duración el 100% de sus ingresos, es decir sus únicos 426 euros de la ayuda que el gobierno socialista les va a negar.
La privatización parcial de Aena y Loterías del Estado sugiere, como poco, que los socios privados buscarán una mayor rentabilidad para su inversión, lo que se suele traducir en destrucción de empleos y precarización de los que no se destruyan. Esta medida es en la que más claramente se puede observar la transferencia de dinero público a manos privadas, pues el dinero obtenido será destinado a pagar los intereses de la deuda pública vendida cada vez más cara a manos privadas. Otra medida marca de la casa neoliberal.
Como vemos, las medidas de la última ofensiva del Capital contra los ciudadanos resultan sangrantes, más aún en una sociedad cuyos estratos mejor situados económicamente han vivido por encima de nuestras posibilidades durante años. Y ahora que ya no nos quedan posibilidades vivirán por encima de nuestros derechos los años venideros.
Recuerdo con triste ilusión cuando hace unos años se reivindicaba la jornada laboral de 35 horas semanales, espero no tener que recordar en el futuro con la misma ilusión los días actuales en que empresarios y Capital reivindican la jornada laboral de 35 horas diarias.
Si fuera posible zafarse del punto de mira de la codicia capitalista, pediría asilo económico y asilo democrático en cualquier país civilizado, bien lejos del primer mundo.
Puede que solo sean impresiones mías pero cuando aprieten tanto que no tengamos nada más que perder, cuando aprieten tanto que nuestra primera prioridad sea buscar qué comer, cuando aprieten tanto que nuestra única prioridad sea volver a ver el sol al día siguiente, entonces comenzará la revolución, y mucho me temo que una revolución que busca la libertad de los esclavos no hará prisioneros.
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