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    La revolución traicionada - 1936

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    La revolución traicionada - 1936 Empty Leon Trotsky: La revolución traicionada.

    Mensaje por igualdad Dom Abr 04, 2010 5:18 am

    EL TRABAJO "SEGÚN LA CAPACIDAD" Y LA PROPIEDAD PERSONAL

    El 11 de junio de 1936, el Ejecutivo de los soviets adoptó una nueva Constitución que, si creemos en las palabras de Stalin, repetidas diariamente por toda la prensa, será "la más democrática del mundo". Realmente, la manera como fue elaborada esta Constitución hace nacer algunas dudas. Ni en la prensa ni en las reuniones se dijo nada. El 1 de marzo de 1936, Stalin dijo a un periodista americano, Roy Howard, que "adoptaremos nuestra nueva Constitución al terminar el año". Así es que Stalin sabía de forma precisa cuándo sería adoptada la nueva Constitución que el pueblo aún ignoraba. ¿Cómo no deducir que la Constitución "más democrática del mundo" se elaboró y se impuso de una manera poco democrática? Es cierto que el proyecto se sometió en junio a la apreciación de los pueblos de la URSS. Pero en vano se buscaría en toda la superficie de la sexta parte del globo al comunista que se permitiera criticar la obra del Comité Central, o al sin partido que se aventurara a rechazar la proposición del partido dirigente. De forma que la "discusión" se redujo a enviar mensajes de gratitud a Stalin por la "vida feliz" que concede a las poblaciones... El contenido y estilo de estos mensajes los fijaba la Constitución precedente.
    El primer artículo, llamado de la estructura social, termina con las siguientes palabras: "El principio del socialismo, de cada uno según su capacidad, a cada uno según su trabajo, se aplica en la URSS". Esta fórmula inconsistente, por no decir vacía de significado, que por inverosímil que parezca pasó de los discursos y de los artículos al cuidadosamente estudiado texto de una ley fundamental, atestigua, más que incapacidad teórica total de los legisladores, lo que hay de mentira en la nueva Constitución, espejo de la casta dirigente. No es difícil adivinar cómo se afirmó el nuevo "principio". Para definir a la sociedad comunista, Marx usó la célebre fórmula: De cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades. Las dos proposiciones están indisolublemente ligadas. De cada uno según su capacidad significa, en la interpretación comunista, no capitalista, que el trabajo ha cesado de ser una imposición para transformarse en una necesidad del individuo; que la sociedad ya no tiene que recurrir a coerciones; que sólo los enfermos y los anormales pueden escapar al trabajo. Trabajando según su capacidad, es decir, según sus medios físicos y psíquicos, sin violentarse, los miembros de la comunidad, aprovechándose de una técnica elevada, aprovisionarán suficientemente los almacenes de la sociedad para que cada uno se surta ampliamente "según sus necesidades" sin control humillante. La fórmula del comunismo, bilateral pero indivisible, supone la abundancia, la libertad, el desarrollo de la personalidad y una disciplina muy elevada.
    Desde todos estos puntos de vista, la URSS está mucho más cerca del capitalismo atrasado que del comunismo. La Unión Soviética aún no puede dar a cada uno "según sus necesidades", y por la misma causa tampoco puede permitir a los ciudadanos que trabajen "según su capacidad". La Unión se ve obligada a mantener el trabajo a destajo, cuyo principio puede anunciarse con estas palabras: "obtener lo más posible de cada uno, dándole lo menos". Es cierto que en la URSS nadie trabaja más allá de su "capacidad" en el sentido absoluto de la palabra, es decir, por encima de su potencial físico y psíquico. Pero tampoco en el régimen capitalista lo hace. Los métodos más crueles y más refinados de explotación tropiezan con los límites fijados por la Naturaleza. La mula azotada por su conductor también trabaja "según su capacidad", de lo que no vamos a deducir que el látigo es un principio socialista para uso de las mulas. El trabajo asalariado no pierde en el régimen soviético su envilecedor carácter de esclavitud. El salario "según el trabajo" está calculado, en realidad, en interés del trabajo "intelectual", en detrimento del manual y, sobre todo, del trabajo no cualificado. Es una causa de injusticia, de opresión y de coerción para la mayoría, de privilegios y de "buena vida" para la minoría.
    En vez de reconocer francamente que estas normas burguesas del trabajo y del reparto predominan en la URSS, los autores de la Constitución, dividiendo en dos el principio comunista, dejan para un porvenir indeterminado la aplicación de la segunda proposición y declaran que la primera está realizada, añadiéndole mecánicamente la norma capitalista del trabajo a destajo y haciendo de todo el "principio del socialismo". ¡Y sobre esta falsificación erigen el edificio de la Constitución!
    El artículo 10, que, al contrario de la mayor parte de ellos es bastante claro, tiene por objeto defender la propiedad personal de los ciudadanos en sus artículos de economía doméstica, consumo, confort y uso cotidiano contra los atentados de la burocracia misma, y es, sin duda alguna, de la mayor importancia práctica en la esfera económica. Con la excepción de la "economía doméstica", la propiedad de esta especie despojada de la mentalidad interesada y envidiosa que la llena, no sólo será preservada bajo el comunismo, sino que tendrá un desarrollo sin precedentes. Es dudoso que el hombre altamente civilizado quiera embarazarse con mediocres superfluidades de lujo; pero nunca renunciará a las conquistas del confort. El fin inmediato del comunismo es, justamente, asegurar a todos las comodidades. Pero en la URSS el problema de la propiedad no se presenta, por ahora, en sus aspectos comunistas, sino en los pequeño burgueses. La propiedad personal de los campesinos y de los ciudadanos no notables es objeto de un tratamiento arbitrario e indignante por parte de la burocracia inferior, que con frecuencia se asegura un confort relativo con estos medios. El aumento del bienestar del país permite en estos momentos renunciar al decomiso de bienes personales y conduce, incluso, a alentar la acumulación como un estimulante del rendimiento del trabajo. Al mismo tiempo, no podemos olvidar la ley que protege la isba, la vaca el reducido mobiliario del campesino, del obrero, del empleado y que legaliza la casa particular del burócrata, su villa, su coche y otros "artículos de consumo personal o comodidades" que se ha apropiado gracias al principio socialista: "de cada uno según su capacidad, a cada uno según su trabajo". Y no hay que dudar que el coche del burócrata será mejor defendido por la ley fundamental que la carreta del campesino.

    SOVIETS Y DEMOCRACIA

    En el plano político, la nueva Constitución difiere de la antigua en la sustitución del sistema electoral soviético, fundado en los grupos de clase y de producción, por el sistema de la democracia burguesa basado en el llamado "sufragio universal y directo" de la población atomizada. En pocas palabras, estamos ante la liquidación jurídica de la dictadura del proletariado. En donde no hay burguesía tampoco hay proletariado, nos explican los autores del proyecto, de manera que el Estado proletario se convierte en el del pueblo, simplemente. Este razonamiento seductor tiene un retraso de diecinueve anos o un adelanto de muchos. Al expropiar a los capitalistas, el proletariado comenzó realmente a liquidarse a sí mismo como clase. Pero de la liquidación en principio a la reabsorción efectiva en la comunidad, el camino es largo, tanto más cuanto que el Estado debe encargarse por mucho tiempo del pesado trabajo del capitalismo. El proletariado soviético existe aún como clase, profundamente distinto al campesinado, a los técnicos intelectuales y a la burocracia; más aún, es la única clase absolutamente interesada en la victoria del socialismo. La nueva Constitución tiende a reabsorberlo políticamente en la "nación", aunque antes no se haya reabsorbido económicamente en la sociedad.
    Los reformadores decidieron, después de algunas vacilaciones, dejar al Estado la denominación de soviético. No es más que un grosero subterfugio dictado por razones análogas a las que hicieron que el imperio napoleónico guardara, durante cierto tiempo, la apariencia republicana. Los soviets son esencialmente los órganos del Estado de clase y no pueden ser otra cosa. Los órganos de la administración local son democráticamente elegidos, son municipalidades, dumas, zemstvos, lo que se quiera, pero no soviets. La asamblea legislativa, democráticamente elegida, será un parlamento atrasado o, más exactamente, una caricatura del parlamento, pero no será en ningún caso el órgano supremo de los soviets. Nuevamente los reformadores muestran, al tratar de aprovechar la autoridad histórica de los soviets, que la orientación, nueva en principio, que tratan de dar a la vida del Estado no se atreve a decir su nombre.
    Considerada en sí misma, la igualación de los derechos políticos de los obreros y campesinos puede no modificar la naturaleza social del Estado, si la influencia del proletariado en el campo está suficientemente asegurada por la situación general de la economía y por el grado de civilización. El desarrollo del socialismo debe ir en ese sentido. Pero si el proletariado, que sigue siendo una minoría del pueblo, cesa realmente de tener necesidad de una supremacía política para garantizar el camino hacia el socialismo, es porque la necesidad misma de una coerción deja de hacerse sentir, cediendo su lugar a la disciplina de la cultura. La abolición de la desigualdad electoral debería estar precedida por una atenuación evidente de las funciones coercitivas del Estado. Sin embargo, la nueva Constitución no dice palabra sobre esto ni, lo que es más importante, en la vida misma.
    La nueva carta "garantiza" a los ciudadanos "las libertades" de expresión, de prensa, de reunión, de manifestación callejera. Pero cada una de estas garantías reviste la forma de una sólida mordaza o de cadenas y esposas. La libertad de prensa significa el mantenimiento de una censura previa implacable, cuyos hilos se concentran en el secretariado del Comité Central, que no ha sido elegido por nadie. La libertad de imprimir letanías bizantinas al Jefe está, naturalmente, "garantizada" en toda su integridad. En cambio, gran número de artículos y de cartas de Lenin, incluyendo su "testamento", quedan bajo llave, pues en ellos se trata a los jefes actuales con cierta severidad. Si este es el caso de Lenin, es innecesario hablar de otros autores... El mando grosero e ignorante instituido en las ciencias, en la literatura y en el arte es mantenido. La "libertad de reunión" significará, como antiguamente, la libertad para ciertos grupos de asistir a las reuniones convocadas por las autoridades para tomar resoluciones decididas de antemano. Bajo la nueva Constitución, como bajo la antigua, centenares de comunistas extranjeros que se fiaron del "derecho de asilo" permanecerán en las prisiones y en los campos de concentración por haber pecado contra el dogma de la infabilidad. Nada cambia en lo que se refiere a las libertades. La prensa soviética ni siquiera trata de engañarnos a este respecto. Al contrario, proclama que la reforma constitucional tiene por principal objeto "la consolidación ulterior de la dictadura". ¿La dictadura de quién y sobre quién?
    Como ya hemos oído, la liquidación de los antagonismos de clase ha preparado la igualdad política. No se trata de una dictadura de clase, sino de una dictadura "popular". Pero cuando el pueblo emancipado de los antagonismos de clase se transforma en el sostenedor de la dictadura, esto sólo puede significar la reabsorción de la dictadura en la sociedad socialista y, sobre todo, la liquidación de la burocracia. Tal es la doctrina marxista. ¿Tal vez ha sido malinterpretada? Pero los autores mismos de la Constitución invocan, es cierto que con gran prudencia, el programa del partido redactado por Lenin. Allí puede leerse: "(...) La privación de los derechos políticos y las restricciones, cualesquiera que sean, hechas a la libertad, sólo se imponen a título de medidas provisionales. (...) A medida que desaparezca la posibilidad objetiva de la explotación del hombre por el hombre, desaparecerá la necesidad que impone estas medidas provisionales (...)". Las medidas de "privación de derechos" son inseparables, pues, de las "restricciones", cualesquiera que sean, de la libertad. El advenimiento de la sociedad socialista se caracteriza no sólo por el hecho de que los campesinos se igualan con los trabajadores, y que los derechos políticos son concedidos de nuevo al pequeño porcentaje de ciudadanos de origen burgués, sino sobre todo por el hecho de que se establece la auténtica libertad para el 100% de la población. Con la liquidación de las clases desaparecen la burocracia, la dictadura y también el Estado. ¡Pero tratad de hacer una alusión semejante en la URSS! La GPU encontrará en la nueva Constitución medios para enviaros a uno de sus numerosos campos de concentración. Las clases han sido suprimidas, de los soviets no queda más que el nombre, pero la burocracia subsiste. La igualdad de derechos del obrero y del campesino no es más que su igual privación de todo derecho ante la burocracia.
    No es menos significativa la Introducción del voto secreto. Si admitimos que la igualdad política responde a la igualdad social, habría que preguntarse por qué el voto aún tienen que resguardarse con el secreto. ¿Qué teme la población del país soviético y contra quién hay que defenderla? La antigua Constitución soviética veía en el voto público, así como en la privación del derecho al voto, armas de la clase revolucionaria contra sus enemigos burgueses y pequeño burgueses. No podemos dar por bueno que ahora el voto secreto sea introducido en beneficio de una minoría contrarrevolucionaria. Se trata, evidentemente, de defender los derechos del pueblo. ¿,Pero qué puede temer el pueblo socialista después de haber derrocado al zar, a la nobleza y a la burguesía? Los sicofantes ni siquiera se plantean el problema, que es, sin embargo, más edificante que las obras de los Barbusse, de los Louis Fisher, de los Duranty, de los Webb y tutti cuanti.
    En la sociedad capitalista el voto secreto tiene por objeto sustraer a los explotados de la intimidación de los explotadores. Si la burguesía terminó por concederlo, ante la presión de las masas, fue porque estaba interesada en proteger un poco su Estado de la desmoralización que ella misma le inculcaba. Pero parece que en la sociedad socialista no puede haber intimidación de los explotadores. ¿Entonces contra quién hay que defender a los ciudadanos soviéticos? Naturalmente que contra la burocracia; Stalin lo confiesa con bastante franqueza. Al ser interrogado: "¿Por qué se necesita el voto secreto?", responde literalmente: "Porque nosotros queremos dar a los ciudadanos soviéticos la libertad de votar por aquellos a quienes deseen elegir". Así sabe el mundo, por fuente autorizada, que los ciudadanos soviéticos aún no pueden votar según sus deseos. Sería un error deducir que la Constitución de mañana les asegurará esta posibilidad. Pero lo que nos interesa en estos momentos es otro aspecto del problema. ¿Quiénes son esos nosotros que pueden conceder o negar al pueblo la libertad de voto? La burocracia, en cuyo nombre habla y obra Stalin. Sus revelaciones se refieren al partido dirigente y al Estado, puesto que él mismo ocupa el puesto de secretario general gracias a un sistema que no permite a los miembros del partido dirigente elegir a quien les plazca. Las palabras: "Nosotros queremos dar a los ciudadanos soviéticos la libertad de votar" son infinitamente más importantes que las constituciones soviéticas antiguas y nuevas, pues su imprudencia hace adivinar cuál es la Constitución efectiva de la URSS tal como existe, no en el papel sino en la lucha de las fuerzas sociales.


    DEMOCRACIA Y PARTIDO

    La promesa de dar a los ciudadanos soviéticos la libertad de votar por "aquellos a quienes deseen elegir" es más bien una metáfora estética que una fórmula política. Los ciudadanos soviéticos no tendrán el derecho de elegir a sus "representantes" más que entre los candidatos que les designen, bajo la égida del partido, los jefes centrales y locales. El partido bolchevique ejerció, indudablemente, un monopolio político en el primer periodo de la era soviética. Pero identificar estos dos fenómenos sería confundir la apariencia con la realidad. La supresión de los partidos de oposición fue una medida provisional dictada por las necesidades de la guerra del bloqueo, de la intervención extranjera y del hambre. Pero el partido gobernante, que en ese momento era la organización auténtica de la vanguardia del proletariado, vivía intensamente. La lucha de los grupos y de las fracciones en su seno, sustituía, en cierta medida, la lucha de los partidos. Ahora que el socialismo ha vencido "definitiva e irrevocablemente", la formación de fracciones en el partido se castiga con el internamiento en un campo de concentración, si no es con una bala en la nuca. La prohibición de los partidos primitivamente provisional, se ha transformado en un principio. Las Juventudes comunistas pierden el derecho de dedicarse a la política en el preciso momento en que se publica el texto de la nueva Constitución. Los jóvenes de uno u otro sexo gozan del derecho de voto a partir de los dieciocho años, y el límite de las Juventudes Comunistas (veintitrés años) no se ha reducido. La política ha sido declarada, de una vez por todas, el monopolio de una burocracia que escapa a todo control.
    Al entrevistador americano que le pregunta cuál será el papel del partido bajo el régimen de la nueva Constitución, Stalin responde: "Desde el momento en que ya no hay clases, que los límites se borran entre las clases ('ya no hay', y sin embargo 'los límites se borran entre clases inexistentes' -L.T.), subsiste cierta diferencia superficial entre las diversas capas de la sociedad socialista, pero no podría ser un terreno que alimente las rivalidades de partidos. Donde no hay varias clases, no puede haber varios partidos, pues un partido es una parte de una clase". Tantos errores como palabras, y a veces más. Como si las clases fueran homogéneas. Como si sus fronteras estuvieran netamente determinadas de una vez por todas. Como si la conciencia de una clase correspondiera exactamente a su lugar en la sociedad. El análisis marxista de la naturaleza de clase del partido se convierte así en una caricatura. El dinamismo de la conciencia social está excluido de la historia, en interés del orden administrativo. En realidad, las clases son heterogéneas, desgarradas por antagonismos interiores, y sólo llegan a sus fines comunes por la lucha de las tendencias, de los grupos y de los partidos. Se puede conceder con algunas reservas que un "partido es parte de una clase". Pero como una clase está compuesta de numerosas capas -unas miran hacia adelante y otras hacia atrás-, una misma clase puede formar varios partidos. Por la misma razón, un partido puede apoyarse sobre capas de diversas clases. No se encontrará en toda la historia política un solo partido representante de una clase única, a menos que se consienta en tomar por realidad una ficción policíaca.
    El proletariado es la clase menos heterogéneo de la sociedad capitalista. La existencia de las capas sociales, como la aristocracia obrera y la burocracia, basta sin embargo para explicarnos la de los partidos oportunistas que se transforman, por el curso natural de las cosas, en uno de los medios de la dominación burguesa. Que la diferencia entre la aristocracia obrera y la masa proletaria sea, desde el punto de vista de la sociología estaliniana, "radical" o "superficial", importa poco. En todo caso, de esa diferencia nació, en su época, la necesidad de romper con la socialdemocracia y de fundar la III Internacional.
    Incluso si en la sociedad soviética "no hay clases" es, no obstante, al menos incomparablemente más heterogéneo y compleja que el proletariado de los países capitalistas y puede, en consecuencia, ofrecer un terreno propicio para la formación de varios partidos. Al aventurarse imprudentemente en el terreno de la teoría, Stalin demuestra, una vez más, lo que no hubiera deseado. Su razonamiento no establece que no puede haber partidos diferentes en la URSS, sino que no puede haber partidos; pues en donde no hay clases, en general la política no tiene nada que hacer. Pero Stalin hace una excepción "sociológica" a esta ley, en favor del partido, del que es secretario general.
    Bujarin trata de abordar el problema desde otro ángulo. El problema de los caminos a seguir, hacia el capitalismo o hacia el socialismo, no se discute en la URSS; por tanto, "los partidarios de las clases enemigas o liquidadas no pueden ser autorizados a formar partidos". Sin insistir en que, en el país del socialismo victorioso los partidarios del capitalismo debían parecer ridículos Don Quijotes incapaces de formar un partido, los desacuerdos políticos existentes distan de quedar abarcados en la alternativa: hacia el socialismo o hacia el capitalismo. Hay otras: ¿cómo avanzar hacia el socialismo? ¿con qué ritmo?. La elección del camino no es menos decisiva que la de la meta. ¿Pero quién escogerá los caminos? Si no hay nada que pueda alimentar a los partidos, no es necesario prohibirlos. Por el contrario, es necesario, aplicando el programa bolchevique, suprimir "todas las trabas, cualesquiera que sean, a la libertad".
    Stalin, al tratar de disipar las muy naturales dudas de su interlocutor americano, emite una nueva consideración: "Las listas electorales serán presentadas al mismo tiempo por el partido comunista y por diversas organizaciones políticas, de las que tenemos centenares". "Cada capa [de la sociedad soviética] puede tener sus intereses especiales y reflejarlos (¿expresarlos?) a través de las numerosas organizaciones sociales". Este sofisma no vale más que los otros. Las organizaciones "sociales" soviéticas -sindicatos, cooperativas, sociedades culturales- no representan los intereses de "capas sociales", pues todas tienen la misma estructura jerárquica. Aun cuando en apariencia sean organizaciones de masas, como los sindicatos y las cooperativas, los medios dirigentes privilegiados desempeñan en ellas un papel activo y la última palabra siempre la dice el "partido", es decir, la burocracia. La Constitución no hace más que mandar al elector de Poncio a Pilatos.
    Este mecanismo está expresado muy fielmente en el texto de la ley fundamental. El artículo 126, eje de la Constitución, en el sentido político, "asegura a los ciudadanos el derecho" de agruparse en organizaciones sociales: sindicatos, cooperativas, asociaciones juveniles, deportivas y de defensa nacional, culturales, técnicas y científicas. En cuanto a pertenecer al partido que concentra el poder en sus manos, no es un derecho, sino un privilegio de la minoría. "Los ciudadanos más activos y más conscientes (es decir, los que están reconocidos como tales por las autoridades -L.T.) de la clase obrera y de las otras capas de trabajadores, se unen en el partido comunista que constituye el núcleo dirigente de todas las organizaciones de trabajadores tanto sociales como del Estado". Esta fórmula, de una franqueza asombrosa, introducida en el texto mismo de la Constitución, reduce a la nada la ficción del papel político de las "organizaciones sociales", esas sucursales de la firma burocrática.
    ¿Pero si no hay luchas de partido, probablemente las diversas fracciones del único partido existente podrán manifestarse en las elecciones democráticas? A un periodista francés que le interrogaba sobre los grupos en el seno de¡ partido gobernante, Mólotov respondió: "Se han tratado de formar fracciones en el partido (...), pero hace varios años que la situación se ha modificado radicalmente a este respecto, y que el partido comunista está realmente unido". Nada lo demuestra mejor que las depuraciones incesantes y los campos de concentración. El mecanismo democrático es perfectamente claro, según los comentarios de Mólotov. "¿Qué queda de la Revolución de Octubre -pregunta Víctor Serge-, si todo obrero que se permite una reivindicación o una apreciación crítica está condenado a la prisión? ¡Después de eso se puede establecer cualquier voto secreto!" En efecto; el mismo Hitler no ha renunciado al voto secreto.
    Los razonamientos teóricos de los reformadores a propósito de las relaciones de las clases y del partido se sostienen por los pelos. La sociología no entra en el asunto; se trata de intereses materiales. El partido gobernante de la URSS es la máquina política de una burocracia que ejerce un monopolio, que tiene algo que perder, pero que va no tiene nada que conquistar. El "terreno propicio" quiere conservarlo para ella sola.
    En un país en donde la lava de la revolución aún no se ha enfriado, los privilegios queman a quienes los poseen como un reloj de oro robado a un ladrón aficionado. Los medios dirigentes soviéticos han aprendido a temer a las masas con un miedo perfectamente burgués. Stalin justifica "teóricamente" los privilegios crecientes de las capas dirigentes con la ayuda de la Internacional Comunista, y defiende a la aristocracia soviética con la ayuda de los campos de concentración. Para que el sistema siga funcionando, Stalin se ve obligado de vez en cuando a ponerse del lado del "pueblo" contra la burocracia, con el consentimiento tácito de ésta, claro está. Encuentra útil recurrir al voto secreto para limpiar un poco el aparato del Estado de tina voraz corrupción.
    Ya en 1928, Rakovski escribía a propósito de historias de gángsters ocurridas en el seno de la burocracia y reveladas al gran público: "Lo más característico en esta ola de escándalo, y lo más peligroso es la pasividad de las masas, de las masas comunistas más, que de las masas sin partido... Por temor al poder o por indiferencia Política, no han protestado, se han limitado a murmurar". Durante los ochos años transcurridos después, la situación ha empeorado gravemente. La corrupción del aparato, que se manifiesta a cada paso, ha empezado a amenazar la existencia misma del Estado, no ya como instrumento de la transformación socialista de la sociedad, sino como fuente de poder, de ingresos y de privilegios de los dirigentes. Stalin ha tenido que dejar entrever este motivo de la reforma: "Muchas de nuestras instituciones, dijo a Howard, funcionan mal". Notable confesión: después de que la burocracia ha creado con sus propias manos la sociedad socialista, experimenta la necesidad de un... látigo. Y ese es el móvil de la reforma constitucional. Hay, además, otro no menos importante.
    Al liquidar a los soviets, la nueva Constitución disuelve a la clase obrera en la masa de la población. Los soviets, es cierto, han perdido desde hace largo tiempo todo significado político. Pero el crecimiento de los antagonismos sociales y el despertar de la nueva generación hubiesen podido reanimarlos. Hay que temer sobre todo a los soviets de las ciudades en cuya actividad toman parte los jóvenes, y, especialmente, jóvenes comunistas exigentes. El contraste entre la miseria y el lujo es demasiado notable en las ciudades. La primera preocupación de la aristocracia soviética fue desembarazarse de los soviets de obreros y de soldados rojos. Es más fácil hacerle frente al descontento disperso del campo. Incluso se puede, con cierto éxito, utilizar a los campesinos de los koljoses contra los obreros de las ciudades. No es la primera vez que la reacción burocrática se apoya en el campo en su lucha contra la ciudad.
    Lo que la nueva Constitución tiene de importancia, en principio, lo que en realidad la coloca por encima de las constituciones más democráticas de los países burgueses, es la transcripción prolija de los documentos esenciales de la Revolución de Octubre. La apreciación de las conquistas económicas que se encuentra en ella, deforma la realidad a través del prisma de la mentira y de la charlatanería. Todo lo que se refiere a las libertades y a la democracia, no es más que usurpación y cinismo.
    Representando como lo hacen, un inmenso paso atrás desde principios socialistas a principios burgueses, la nueva Constitución, cortada y cosida a la medida del grupo dirigente, sigue el mismo curso histórico que el abandono de la revolución mundial en favor de la Sociedad de Naciones, la restauración de la familia burguesa, la sustitución de la milicia por el ejército permanente, la resurrección de los rangos y condecoraciones, y el crecimiento de la desigualdad. Reforzando jurídicamente el absolutismo de una burocracia "fuera de las clases", la nueva Constitución crea las premisas políticas para el nacimiento de una nueva clase poseedora.
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    Mensaje por gazte Mar Mayo 04, 2010 3:03 pm

    Trata de la degeneracion de la revolucion rusa, contiene mucha informacion tambien en el plano economico, todavia lo estoy leyendo:

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    Mensaje por Grande Jue Nov 11, 2010 1:10 pm

    trostky o la curiosa habilidad de criticar todo aquello que impulsó antes de que le echaran a patadas...
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    Mensaje por elgrankhas Dom Feb 13, 2011 12:52 am

    Gran libro de Trostky, por la gran página que es marxists.org:

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    Mensaje por hendrixmar Lun Abr 11, 2011 9:42 pm

    buenisimo aporte una pregunta eres trotskysta(por trotsky)?
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    Mensaje por Serjshycal Miér Abr 27, 2011 10:19 am

    Muy buen libro, ojala los stalinistas pudieran leerlo completo y sin sus tipicos prejuicios, talvez aprenderian algo...
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    Mensaje por goladih Jue Jun 16, 2011 8:08 am

    Ese libro es el unico que,referente a la URSS,se vendió en España en plena dictadura,claro,siendo escrito por uno de los mayores traidores de la clase obrera...
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    Mensaje por Ajero Jue Jun 16, 2011 12:07 pm

    goladih escribió:Ese libro es el unico que,referente a la URSS,se vendió en España en plena dictadura,claro,siendo escrito por uno de los mayores traidores de la clase obrera...

    Pregunta alguien harto de que estas cosas no se demuestren... podías aportar algo que demostrase lo que dices? (fuera del "mi primo me ha dicho")
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    Mensaje por pedroceuta Jue Jun 16, 2011 3:35 pm

    Serjshycal escribió:Muy buen libro, ojala los stalinistas pudieran leerlo completo y sin sus tipicos prejuicios, talvez aprenderian algo...
    tienes razon. el gran error fue matar x matar
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    Mensaje por Kalashnikov Mar Ago 02, 2011 3:42 pm

    goladih escribió:Ese libro es el unico que,referente a la URSS,se vendió en España en plena dictadura,claro,siendo escrito por uno de los mayores traidores de la clase obrera...

    ¿Qué editorial lo publicó? ¿Sabes de qué año es la edición española "Franquista"? ¿Fué editado e impreso en España?


    Simple curiosidad...
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    Mensaje por ValenciaRoja Mar Ago 02, 2011 8:17 pm

    pedroceuta escribió:
    Serjshycal escribió:Muy buen libro, ojala los stalinistas pudieran leerlo completo y sin sus tipicos prejuicios, talvez aprenderian algo...
    tienes razon. el gran error fue matar x matar

    Nos encanta matar por matar... de verdad que hay que leer cada tontería que da angustia.

    Como estamos acostumbrados con el trotskismo, este libro lo venden (entre otros) los majetes de El Militante, esos "revolucionarios" manejados por el P$OE.
    Claro que si hombre, seguid haciéndole el juego a los anarquistas y contrarrevolucionarios, camaradas, y mucho más lejos estará la emancipación.
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    Mensaje por Kalashnikov Miér Ago 03, 2011 1:37 am

    ValenciaRoja escribió:
    pedroceuta escribió:
    Serjshycal escribió:Muy buen libro, ojala los stalinistas pudieran leerlo completo y sin sus tipicos prejuicios, talvez aprenderian algo...
    tienes razon. el gran error fue matar x matar

    Nos encanta matar por matar... de verdad que hay que leer cada tontería que da angustia.

    Como estamos acostumbrados con el trotskismo, este libro lo venden (entre otros) los majetes de El Militante, esos "revolucionarios" manejados por el P$OE.
    Claro que si hombre, seguid haciéndole el juego a los anarquistas y contrarrevolucionarios, camaradas, y mucho más lejos estará la emancipación.

    Hay actitudes diarias de muchos "Comunistas" que alejan mucho más la emancipación de lo que hace cualquier libro...
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    Mensaje por ValenciaRoja Miér Ago 03, 2011 6:31 am

    Y, en caso de que estemos pensando en los mismos, ni los llamamos comunistas, ni estoy tampoco a favor de ellos.
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    Mensaje por gazte Miér Ago 03, 2011 2:02 pm

    creo se refiere a ti, pero tu a lo tuyo.
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    Mensaje por ValenciaRoja Miér Ago 03, 2011 4:49 pm

    Que majo eres, vuelves a meterte donde no te toca. De paso, os contesto a los dos: ¿si no me conoce, como puede saber ni mucho menos mi actitud diaria? Vamos, como he pensado que a lo mejor la persona que escribe como "Kalashnikov" tiene un cerebro dentro de su cabeza y no es un chimpancé, no se refería a mi dado que no me conoce, pero a lo mejor me he equivocado de nick...
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    Mensaje por Kalashnikov Miér Ago 03, 2011 6:23 pm

    gazte escribió:creo se refiere a ti, pero tu a lo tuyo.
    Me gustaría saber si he pedido un abogado de oficio...¿No? Gracias...

    Compañero Gazte, no me refiero en concreto a ningún comunista del foro (No los conozco personalmente, por lo tanto, hablar de su militancia me parece cuanto menos aventurado...)

    De los que si hablo es de esos comunistas que sólo valoran la etiqueta, el personalismo y ese "Heroismo" que impregna el discurso casi anarquista de mucho "Hijo Rojo"...A esos sí los he sufrido en mis carnes, por ello, me considero apropiado para hablar...
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    Mensaje por pedrocasca Sáb Sep 22, 2012 11:03 pm

    Otro link de descarga de la Revolución traicionada (Qué es y adonde va la Unión soviética)de León Trotsky:

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    Mensaje por ArgentoRojo Sáb Sep 22, 2012 11:33 pm

    Hay que decirlo, es un gran libro, escrito concienzudamente, con muchísimos datos, Trotsky tenía una pluma de un calibre tremendo.

    Lo que Trotsky nunca analiza, o lo hace muy deficientemente, es la pregunta central de cuál es la legitimidad del gobierno soviético, porqué a pesar de lo que describe con certeza (la penuria económica, las condiciones difíciles de viviendas,etc) Stalin y la burocracia gozaban de prestigio y apoyo, ciertamente en la ciudad, aunque estimo que no en el campo, especialmente es regiones como Ucrania.

    Tal vez el viejo en su intimidad sabía que su derrota en la URSS estaba escrita hace tiempo y de que no gozaba prácticamente de ninguna popularidad en el país de los soviets.

    Esto creo es el aspecto principal, después hay a partir de ahi análisis incorrectos de muchas situaciones concretas ... por ejemplo reformas que el stalinismo hizo en lsa leyes familiares que eran necesarias (se habló en otros hilos).

    Pero es un libro político socialista de cabecera, si no lo leés porque "es del trotski", bueno ...
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    Mensaje por AnarcComunis Jue Oct 11, 2012 2:16 am

    Estoy de acuerdo con ArgentoRojo, Trotsky tenia una pluma muy filosa además de ser un excelente redactor y un prolifero escritor que reconozco, más allá de mi postura anarquista.

    Hay que leerlo detenidamente y es indispensable para cualquier persona que quiera entrar en los debates marxistas.

    Saludos.
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    Mensaje por Tripero Vie Dic 26, 2014 10:05 am

    texto de Americo soto el libro

    De indymedia



    Trotsky, ¿Quién traicionó a la revolución bolchevique?


    Crítica a León Trotsky
    ¿QUIÉN TRAICIONÓ A LA REVOLUCION BOLCHEVIQUE?
    León Trotsky, dirigente de la revolución de octubre, quien se integró al Partido Bolchevique recién en julio del año 1917, habiendo sido con anterioridad opositor a Lenin (1), y ya distanciado de la dirección de la Revolución de Octubre Rusa a partir de la década del veinte, escribe en 1936 “La Revolución Traicionada, qué es y a dónde va la Unión Soviética” en la que se erige en crítico y acusador de Stalin y la URSS.
    Sus propias palabras son fundamentales para extraer conclusiones sobre los cuestionamientos que formula y en definitiva para acercarnos a sus ideas y tesis principales.
    De entrada nomás adelanta lo que es un principio clave en su mirada hacia la Unión Soviética de entonces: “no existe el menor socialismo en la URSS”. Así lo expresa tal cual se transcribe, para desorientación hasta del más desinformado habitante de la Tierra. Previamente comienza criticando a los defensores de la patria socialista de aquellos años, y sobre los enemigos de la revolución manifiesta que están mejor enterados de lo que pasa en ella, y que por ello no podrán aprovecharse de sus críticas. (2)
    Este talón de Aquiles de su posición que flirteaba objetivamente en esta época con la reacción que odiaba el socialismo soviético, la justificó el propio autor cuando respondió a quienes le acusaban de ayudar al fascismo, de que sentía una hostilidad implacable contra la “nueva casta de opresores y de explotadores” los que no podían ser identificados con la Revolución de Octubre.
    Trotsky pensaba que la suya era una apreciación científica, lo que cada lector podrá ir verificando en adelante, pero de entrada luce muy por el contrario bien política y sesgada para pegar precisamente al campo socialista como principal objetivo.
    Es que desde el comienzo aparece uno de los problemas presentes en el conjunto de esta obra, y es la contradicción que se observa en sus planteos.
    Por una parte habla de “los inmensos resultados obtenidos por la industria, el florecimiento de la agricultura, el crecimiento extraordinario de las viejas ciudades industriales, la elevación del nivel cultural y de las necesidades, resultados indiscutibles de la Revolución de Octubre...lo único que permitió a un país atrasado obtener en menos de veinte años resultados sin precedentes en la historia”.
    Pero por la otra procede a comparar esta nación con las principales potencias capitalistas de la época –otra metodología claramente anticientífica- para adelantar que ahora” la situación cambia con gran desventaja para la URSS”.(3)
    Es que Trotsky es un admirador del capitalismo, el que “posee aún una enorme superioridad en la técnica, en la organización y en la cultura del trabajo”. Y en esta tónica solamente en una sola oportunidad mencionará la crisis del treinta que atravesó dicho sistema, con lo cual los enemigos del socialismo habrán quedado encantados. (4)
    En este escenario va a adjudicar un rol relevante a la burocracia soviética que afirma que en la URSS no es una clase sino una capa dirigente privilegiada que se apropia de la parte del león en el consumo. Esta va a ser objeto permanente de su análisis y le achacará un papel funesto en el movimiento revolucionario de todos los países, responsabilizándola de las derrotas en Alemania, China y ¡de haber asegurado la victoria de Hitler!.
    En varios pasajes va a equiparar a la dirección soviética con los nazis, adjudicándole incluso su paternidad en los métodos represivos y pedagógicos. Denuncia reiteradamente la persecución y el régimen policíaco instaurado, con depuraciones y campos de concentración y privación de libertades públicas hacia los opositores, con fraudes judiciales y arrancando confesiones, haciendo hincapié en los revolucionarios troskistas. Plantea en este sentido la reivindicación de la democracia, aunque luce aquí otra contradicción cuando se opone a la instauración del voto secreto y universal, preguntándose ¿porqué el voto tiene que resguardarse y no ser público como antes?. (5)
    Y en este terreno comienza a perfilarse una de las tesis más reaccionarias de Trotsky cuando justifica el terrorismo dentro de la URSS como una manifestación de descontento de la juventud y como característica de “la aspereza del antagonismo entre la burocracia y las vastas masas populares, especialmente la juventud”, vaticinando el final del régimen stalinista como aconteciera con el del zar Nicolás II.
    Unido a ello convocará abiertamente al derrocamiento violento de la dirección soviética, la que “sólo podrá ser suprimida revolucionariamente”, convocando a la “segunda revolución contra el absolutismo burocrático”. (6)
    Coincide con Molotov en que “estamos muy retrasados en la organización del trabajo”, y agrega que la técnica moderna está muy lejos de dar los mismos resultados que en su patria capitalista. En medio de la comparación que efectúa a cada momento con los países capitalistas más industrializados, admite la mediocre cultura del trabajo heredada del pasado ruso y las tradiciones de siglos sin carreteras, reconociendo el éxito de la industrialización pesada, de la militar y de tractores, anotando inmediatamente las dificultades planteadas. (7)
    Luego realiza un análisis histórico del desarrollo económico durante la revolución, en el que se adjudica las mejores propuestas desde la “Oposición de Izquierda”, en cuanto al plan quinquenal con objetivos super industrialistas y de colectivización del campo, los que luego habrían sido tomados por la dirección del PCUS, aunque siempre sin saber llevarlos a cabo debidamente, aunque justifica la violencia en la colectivización del campo. (Cool
    Y embistiendo contra la teoría stalinista del socialismo en un solo país, que ubica a partir de 1924 y como fruto del fracaso de la revolución alemana, se va a erigir en un sólido economista ortodoxo que trasplantado a la problemática de los países subdesarrollados como Argentina, anticipaba en varias propuestas a don Alvaro Alsogaray, fundador de la “Unión de Centro Democrático” (UceDe). Es que Trotsky hace hincapié en el rendimiento del trabajo y la mejoría en la calidad de la producción en base a “una firme unidad monetaria”, y siendo que “la única moneda verdadera es la que se basa sobre el oro”, “privado de una base-oro el sistema monetario de la URSS tiene forzosamente un carácter cerrado”. Se alarmaba a su vez de la emisión de rublos sin la antigua base metálica del imperio.
    Así critica a Stalin por su “aventurerismo económico” al manifestar que prometió mandar a la NEP, es decir al mercado, “al diablo”, y porque la inflación fue categóricamente negada, como un fenómeno extraño da manera general, al sistema soviético. Y dando cátedra como Don Alvaro expresaba: ”es inútil decir que la inflación significaba el cobro de un impuesto extremadamente pesado a las masas laboriosas. En cuanto a sus ventajas para el socialismo, son más que dudosas”. Y sintetizando citaba a la plataforma de la oposición (1927) que “exigía la estabilidad absoluta de la unidad monetaria, detener con mano de hierro la inflación y restablecer una firme unidad monetaria”.(9)
    Desde el punto de vista político, su embate contra el socialismo en la URSS consistió en disminuir la fortaleza de la revolución bolchevique afirmando por ejemplo: “que el poder de los Soviets no se hubiera sostenido doce meses sin el apoyo inmediato del proletariado mundial, europeo sobre todo, y sin el movimiento revolucionario de los pueblos de las colonias”.
    Unía a ello un profundo derrotismo explícito en sinnúmero de oportunidades vaticinando que la URSS sucumbiría finalmente, que estaba aislada y que el proletariado internacional vivía en la derrota. De allí extraía otra funesta teoría, la de la imposibilidad del socialismo en un solo país porque “depende profundamente del desarrollo internacional y no puede resolverse dentro de los límites nacionales”. Y para no dejar dudas en este aspecto decisivo, agregaba que: “la situación internacional de la URSS está mucho menos determinada por el éxito de la edificación del socialismo en un solo país aislado, que por las derrotas del proletariado mundial” (10)
    Desde el punto de vista militar, critica la organización del Ejército Rojo como permanente por sobre el sistema de milicias territoriales y se manifiesta en contra del restablecimiento de los grados de oficiales en vez de la electibilidad de los mismos, cuando oportunamente había sido el mismo Trotsky quien en su verdadero aporte a la Revolución de Octubre sostuvo la necesidad de la existencia de un ejército permanente, profesional, centralizado y formado técnicamente, estableciendo los comisarios militares, etc, dependiendo todo ello del centro, es decir, de Moscú.(11)
    Y desde esta área nuevamente arremete contra el socialismo en un solo país afirmando que “el peligro de guerra no es más que una de las expresiones de la dependencia de la URSS respecto al mundo y, en consecuencia, uno de los argumentos contra la utopía de una sociedad socialista aislada, argumento temible”. Y aquí vuelve con su derrotismo “No se puede dudar que la derrota no sea fatal a los dirigentes de la URSS, ¿se puede esperar que la URSS saldrá sin derrota de la próxima guerra? Si la guerra no fuera más que una guerra, la derrota de la URSS sería inevitable”. Y así su teoría lo llevaba a considerar que “el peligro de la guerra y el de una derrota de la URSS son realidades”. Claro que él mismo se daba cuenta de las consecuencias de sus ideas y anticipando las críticas expresaba: ”Los partidarios de la burocracia dirán que “subestimamos” las fuerzas interiores del Ejército Rojo, etc., como dijeron antes que “negábamos” la posibilidad de la edificación socialista en un solo país”. A confesión de parte, relevo de prueba. (12)
    Para Trotsky el estado socialista debía irse extinguiendo al mismo tiempo que expropiaba a los expropiadores y antes de que el nuevo régimen abordara sus tareas económicas y culturales, cuando en realidad la estructura estatal seguiría creciendo y fortaleciéndose en el conjunto de los países. (13)
    Además registra un yerro rotundo sobre el curso futuro de la historia, cuando se empecinaba en anticipar el estallido revolucionario en los principales países capitalistas. Es que para Trotsky “el proletariado europeo irreductiblemente levantado contra su burguesía, será el único que podría impedir que la URSS sea derrotada o apuñalada por la espalda por sus aliados” (14)
    Peor aún, achacaba a la URSS la derrota de los procesos revolucionarios de Alemania y España, y consideraba a aquella como el obstáculo principal para que se extendiera la emancipación proletaria. Pero hete aquí que al revés de su pronóstico, los únicos países europeos en los que se instauró el socialismo -con sus límites-, lo fueron como producto del avance soviético en la Segunda Guerra Mundial y bajo la influencia del victorioso Ejército Rojo.(15)
    Finalmente, una lástima que este dirigente no haya considerado necesario hacer alguna autocrítica como por ejemplo, al tratar de las necesarias concesiones que hizo la URSS para defenderse de sus enemigos. Aquí omitió mencionar que fue uno de los artífices del perjuicio para la revolución socialista rusa que ocasionó su negativa a firmar la paz de Brest Litovsk forzada por Alemania.(16)
    Esbozadas en forma crítica varias de las principales tesis sostenidas por Trotsky, la metodología marxista permite apreciar desde un punto de vista favorable al proceso revolucionario soviético, ciertos aspectos que pueden ser rescatados de su trabajo. Aquellos temas que hacen patente la existencia de problemáticas en el socialismo.
    Asi surge en primer término, su denuncia de la represión y el aniquilamiento de dirigentes revolucionarios, un tema que los mismos comunistas chinos crítican a Stalin en cuanto al tratamiento que dio a quienes consideró enemigos del pueblo. (17) Esta es una cuestión de fondo del sistema socialista que hace a la utilización de la violencia en la resolución de los diferendos internos y con los sectores de oposición, que excede a Stalin y que afecta al conjunto de estos procesos revolucionarios.
    En este sentido hay que considerar que hubo una política represiva a replantear en la que el mismo Trotsky participó como responsable, previo a las purgas de los troskistas, como son los casos del aplastamiento de la rebelión de los marinos del Kronstad y durante la colectivización del campo. Sobre esto último la postura de Trotsky era más peligrosa aún ya que criticaba a la dirección del PCUS que hubiera esperado doce años para realizarla, por lo que fácil es imaginarse las más graves consecuencias que hubiera tenido dicho proceso. Junto con ello el sectarismo proverbial de este dirigente que postulaba la actuación de una sola clase –el proletariado- descartando al campesinado como actor protagonista y aliado de la revolución bolchevique, proveía de más elementos “teóricos” para una drástica represión.
    Finalmente, acerca de la etapa stalinista, los errores y crímenes que se habrían cometido esperan de una investigación seria e independiente que establezca sus alcances y responsables para bien del comunismo que precisamente, es la víctima principal de la represión del capitalismo mundial.
    En segundo lugar, debe coincidirse con Trotsky en que efectivamente hay que apreciar la realidad tal cual es, sin adornarla.
    Asimismo, la cuestión de la burocracia es en efecto trascendente, el análisis del autor sobre los diversos aspectos en que se puede expresar es un aporte a lo que ya se venía estudiando con anterioridad –Robert Michels y sus trabajos sobre la oligarquía en las organizaciones (18)- y que se proyecta hacia el futuro, con abordajes dentro del campo socialista como en la República Popular China al lanzar Mao Tsé tung en 1966 la Revolución Cultural Proletaria. Y que tuvo su influencia en el proceso ulterior de la Revolución Rusa y de los países de Europa Oriental bajo su órbita, como lo marcara el “Che” Guevara.
    También es de interés las consecuencias que tuvo el enorme esfuerzo de la construcción del socialismo en un solo país realizado en la URSS en cuanto a la primacía que adquirió en adelante la política exterior soviética y sus intereses nacionales por sobre los de otros procesos revolucionarios, lo que además debió jugar un papel en el proyecto expansionista y hegemónico desarrollado por la dirigencia del PCUS en las décadas siguientes.(19)
    En el campo económico, algunas de las flaquezas que se advierten en la economía socialista que señala Trotsky se manifestaron reales y muestran falencias en la construcción revolucionaria sobre lo cual deberá profundizarse aún cuando éste no haya penetrado en sus causas y sus recetas distan de superar estas limitaciones.
    AMERICO SOTO
    Investigador y docente universitario. La versión completa de este artículo, con todas sus notas, se puede leer en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

    Notas
    1. Ver HERRERO, Sergio, “Paradojas de la Revolución Rusa, El acero y el cerebro, un repaso de la interna bolchevique a 65 años del asesinato de León Trotsky”, diario “La Voz del Interior”, 21-8-2005, Temas, p.4, quien cita el folleto de Trotsky “Nuestras tareas políticas”, publicado en agosto de 1904 en Ginebra, como la expresión más nítida de su enfrentamiento con Lenin. MARTENS, Ludo, Otra visión sobre Stalin, La construcción del socialismo en la URSS 1921-1953, Edic. EPO, Bélgica, 1996, quien desde el marxismo leninismo también menciona pormenorizadamente a este trabajo y agrega: ”Cuando Trotsky habla de “nuestro partido” es pura estafa: nunca ha pertenecido a ese partido, al partido bolchevique que Lenin, Zinoviev, Stalin, Sverdlov y otros han forjado entre 1903 y 1917.Trotsky entró en ese partido en julio de 1917”, pp.21 y 33/34.
    2. Ed.Crux, La Paz, Bolivia, sin año de edición, p.11. La otra edición en español es la de Editorial Claridad, 1938, Bs.As. Más adelante insistirá: ”el reparto de los bienes de la tierra es mucho más democrático en la URSS que en el antiguo régimen zarista pero todavía no tiene nada en común con el socialismo”, p.132; ”cuando la nueva constitución declara que “la explotación del hombre por el hombre se ha abolido en la URSS” dice lo contrario de la verdad. La nueva diferenciación social ha creado las condiciones para un renacimiento de la explotación bajo las formas más bárbaras, el servicio doméstico”, ver p.215; “Desde todos estos puntos de vista la URSS está mucho más cerca del capitalismo atrasado que del comunismo”, ver p.228. Esta opinión la sostuvo invariablemente: “eso no es socialismo. Está muy lejos de serlo. Se aparta cada vez más del socialismo”, ver TROSTKY, León, “En vísperas de la segunda guerra mundial”, 23 de julio de 1939 (De Escritos, Tomo XI, Vol.1, Ed.Pluma, Bogotá, Colombia, 1975, pag.15), en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] (todos los trabajos que se citan a continuación son de esta página trotskista). Su idea acerca del nuevo sistema la expresa así: ”la fórmula del comunismo supone la abundancia, la libertad, el desarrollo de la personalidad y una disciplina muy elevada”, agregando “el fin inmediato del comunismo es justamente, asegurar a todos todas las comodidades”, ver “La Revolución traicionada, cit.”, pp.228/9, de la cual uno puede imaginarse más que el hombre nuevo, un comunismo de consumo.
    3. Ibid, pp.17/8.
    4. Ibid, p.19. Sólo menciona “una crisis económica mundial de una gravedad extrema”, en p.170. Además, más grave aún, planteará que: “Por la magnitud de la desigualdad en la retribución del trabajo la URSS ha alcanzado y sobrepasado ampliamente a los países capitalistas”, ver p.118. Ampliando sobre la desigualdad soviética expresa:”Las barreras milenarias de las castas renacen abundantemente y revisten aspecto provocativo, la formación de cuadros “socialistas” va acompañada por un renacimiento de la desigualdad burguesa”, p.210.
    5. En contra del voto secreto dice:”¿Qué teme la población del país soviético y contra quién hay que defenderla?”, p.233. Este aspecto va a ser esencial en su propuesta: “la democracia soviética no es una reivindicación política abstracta o moral. Ha llegado a ser un asunto de vida o muerte para el país”, ver p.244.
    6. Ibid, pp.27 –sobre la burocracia -, pp.89/90 -sobre la su responsabilidad en las derrotas del proletariado internacional-. El ataque a la burocracia va unido al programa alternativo que levanta Trotsky rechazando la supresión de los partidos –incluyendo a los de la burguesía porque en ningún momento los exceptúa, ver p.222- y defendiendo la existencia de fracciones dentro del PCUS, asi cómo su reclamo de la vigencia de las libertades públicas y de la democracia, ver pp.92/3 y 100. Muy diferente había sido la postura que sostuvo antes: ”todos los partidos han desaparecido, fusionándose en uno solo, que se propone la tarea de derrocar el poder de los obreros y los campesinos; cuando se están poniendo en juego todos los medios posibles: la calumnia, el sabotaje, y el llamado a las bayonetas extranjeras”, ver TROTSKY, León, “La creación del Ejército Rojo de los obreros y campesinos (Informe al V Congreso de los Soviets, 10/7/1918)”. Le atribuye a la URSS el carácter de estado totalitario antes que Alemania, y de haber proporcionado a Goebbels aforismos pedagógicos, ver “La Revolución traicionada” cit., pp.96 y 147. Insiste en su parecido al fascismo en p.219. Afirma: ”El bonapartismo soviético se debe en último análisis, al retraso de la revolución mundial. La misma causa ha engendrado el fascismo en los países capitalistas, un movimiento revolucionario victorioso en Europa quebrantaría al fascismo y al bonapartismo soviético”, ver p.245. Sobre la influencia burocrática en la desigualdad, su estimación numérica y de ingresos, ver pp.124/131. Acerca de su justificación del terrorismo en la URSS, ver pp.150/1, 154 y 251/2 y sobre la supresión de la burocracia, pp.252/5.
    7. Ibid, pp.20/3. Generalmente compara los índices económicos de EEUU, Alemania, Francia e Inglaterra con los de la URSS, cuando él mismo afirma que esta es una nación atrasada que pegó un envión histórico por el socialismo, ver pp.25/8.
    8. Ibid, pp.43/5.
    9. Ibid, pp.69/73, 78. Un verdadero arsenal proporciona Trotsky para que puedan aprovecharlo los teóricos neoliberales, porque plantea: “pero la economía socialista actualmente en construcción sólo puede ser defendida por este monopolio si se acerca continuamente a la economía mundial por lo que respecta a la técnica, el coste de la producción y la calidad y el precio de sus productos. El fin que debe perseguir la dirección económica no es una economía hermética que se baste a sí misma a costa de una reducción inevitable de su nivel y su ritmo progresivo un incremento general de nuestra importancia relativa en la economía mundial, lo cual será logrado aumentando hasta el máximo nuestra tasa de desarrollo. Para ello es necesario: l.° Comprender la gigantesca significación de nuestra exportación, tan peligrosamente rezagada ahora con relación al desarrollo de nuestra economía en su totalidad (La participación de la Unión Soviética en el comercio mundial ha disminuido del 4,2% en 1913 al 0,97% en 1926). Cifrar nuestras esperanzas en un desenvolvimiento socialista aislado y en una tasa de desarrollo independiente de la economía mundial equivale a deformar la perspectiva total. Eso hace descarrilar nuestros esfuerzos de planificación y no ofrece ninguna orientación para la acertada relación de nuestras relaciones con la economía mundial. Así no hay modo de decidir lo que hemos de fabricar nosotros mismos y lo que hemos de traer del exterior. Renunciar definitivamente a la teoría de una economía socialista aislada significará en el transcurso de unos cuantos años una utilización incomparablemente más racional de nuestros recursos, una industrialización mucho más rápida, un desarrollo utilizando a este fin el mercado capitalista mundial, ligamos nuestros cálculos históricos fundamentales al futuro desarrollo de la revolución proletaria universal, ver TROTSKY, León, “La plataforma de la oposición unificada”, Agosto de 1927. Amplía esta posición afirmando: ”Pero dentro de las fronteras nacionales, dicho sea sin el menor ánimo de insultar a Stalin, no sólo no se puede construir el socialismo sino que ni siquiera se puede abolir la renta absoluta. Este aspecto del problema, que no guarda relación directa con la colectivización de la economía campesina, nos brinda, no obstante, un ejemplo más de esa idealización del aislamiento y el atraso económicos que constituye uno de los rasgos fundamentales de nuestro filósofo del socialismo nacional.”, ver TROTSKY, León, “Stalin como teórico”, 15 de julio de 1930.
    10. “La Revolución traicionada” cit., p.168. Ibid, “Aún en el caso de que la URSS, por culpa de sus dirigentes, sucumbiera”, p.17; p.19; “nunca el soplo de la muerte había estado tan cerca de la tierra de la revolución de octubre, como durante los años de la colectivización completa”, p.46. “El país de los Soviets aún está aislado”, ver p.170.;”los principales contingentes del proletariado mundial están derrotados y carecen de seguridad y de dirección”, p.171. Insiste con la caída del régimen soviético acusando a su dirección de haber traicionado a la revolución aunque sin lograr derrumbarla lo que se podría evitar entre otras causas por la “ineluctabilidad de la revolución mundial”, pero hete aquí que aún cuando aquella no se materializó, la URSS se mantuvo por más de cinco décadas, ver p.220/3.
    11. Ibid, pp.191/7. Ver Cuadernos del CEIP N°2, “León Trotsky: Jefe militar de la revolución rusa”: “En tercer lugar, Trotsky consideraba de suma importancia la instrucción y la especialización militar. Para Trotsky era inconcebible que el proletariado ruso no se valiera del Estado recién conquistado para poner en pie un ejército fuerte, centralizado, disciplinado y profesional”. Asimismo en “La creación del Ejército Rojo de los obreros y campesinos (Informe al V Congreso de los Soviets, 10/7/1918)”, planteaba la “necesidad de crear un ejército, y un ejército construido según principios sólidos, planificados, científicos”. Agregaba: ”El centralismo soviético está, en general, todavía en un estado rudimentario, pero sin él no lograremos nada, sea en la esfera de provisión de alimentos o en cualquier otra esfera, y especialmente nada en el ámbito militar.
    Por su propia esencia, un ejército es un aparato estrictamente centralizado, estrechamente ligado por hilos con su centro. Sin centralismo, no hay ejército”.
    12. “La Revolución traicionada” cit., 199/201. Agrega: ”el imperialismo es una abstracción, pues está desgarrado por sus propias contradicciones, y sin ellas hace mucho tiempo que la URSS habría abandonado la escena”; p.204.
    13. Ibid, pp.55/7; sobre la extinción del estado socialista, citando para ello a Lenin, ver pp.101/2. Su tendencia a la ingenuidad se prolonga en su sueño de la posible colaboración del capitalismo internacional con la Unión Soviética en esa época: ”Ahora supongamos, con fines de ejemplificación, que el gobierno británico se sienta a una mesa redonda con el gobierno de la URSS para elaborar un plan de colaboración económica a varios años de plazo. Pero cuando tomo el principio de un plan económico centralizado tal como se lo está aplicando en un país pobre y atrasado y lo aplico en mi imaginación a las relaciones recíprocas de los países adelantados con la Unión Soviética y entre sí, veo en ello una gran perspectiva para la humanidad”, ver TROTSKY, León, “Entrevista concedida al Manchester Guardian”, Febrero de 1931.
    14. “La Revolución traicionada” cit., p.153, vaticinando la “victoria de la revolución proletaria en Occidente”;”Aunque la revolución no haya vencido en ninguna parte fuera de Rusia, las esperanzas fundadas sobre ella no fueron vanas”, refiriéndose a Alemania, Austria, Hungría, Inglaterra y Polonia, p.168. Consecuente, sostenía “La misión del proletariado europea no es eternizar las fronteras sino suprimirlas revolucionariamente. ¿Statu quo? ¡No! Estados Unidos de Europa”, pp.204/5. Luego dice: ”Ahora más que nunca los destinos de la Revolución de Octubre están ligados a los de Europa y del mundo. Los problemas de la URSS se resuelven en la Península Ibérica, en Francia, en Bélgica”, ver p.254.
    15. Ibid, p.172:”el desastre de la revolución china en 1925-1927 que desató las manos del imperialismo japonés y el desastre del proletariado alemán que condujo al triunfo de Hitler son, en la misma medida, frutos de la política de la Internacional Comunista”. A la guerra civil española le aplica la misma fórmula: “con sus aliados comunistas o con sus aliados anarquistas no hubieran logrado liquidar la revolución española (pues no fue el triunfo de Franco, fue la derrota del Frente Popular). Pero Moscú logró matar la revolución española y ayudar a la victoria de Franco”, ver TROSTKY, León, “En vísperas de la segunda guerra mundial” cit. Además afirmó: ”Stalin y Molotov contribuyeron más al mantenimiento, estabilización y salvación del capitalismo europeo que todos los estadistas de Europa”, lo que en realidad resultó todo lo contrario, ver TROTSKY, León, “El bagaje de conocimientos de Molotov, septiembre de 1930.
    16. Ver la nota de “León Trotsky: Jefe militar de la revolución rusa, En los frentes Informe leído en Moscú, en el Salón de las Columnas de la Casa de los Sindicatos, 24/2/1919” que expresa: ”El Comité Central de nuestro partido demostró no tener unanimidad en ese momento de crucial importancia para la revolución. El camarada Lenin fue el único que insistió desde el comienzo que debíamos hacer la paz con Alemania, incluso sobre la base de condiciones que eran duras para nosotros. El 9 de enero la mayoría del Comité Central votó por seguir prolongando las negociaciones, y este punto de vista fue respaldado por el III Congreso de los Soviets. El 10 de febrero se rompieron las negociaciones en Brest. Trotsky se rehusó a firmar la paz leonina, pero declaró que Rusia no continuaría con la guerra y que estaba desmovilizando a su ejército. En la noche del 17 de febrero, esto es, unas pocas horas antes de que comenzara la ofensiva alemana, el camarada Krilenko le preguntó al Comité Central qué acciones se tomarían en la eventualidad de una ofensiva tal. Sólo cinco miembros (Lenin, Stalin, Sverdlov, Sokolnikov y Smilga) se declararon a favor de proponerle inmediatamente a Alemania reemprender las negociaciones con miras a firmar un tratado de paz. Los otros seis miembros del CC votaron en contra de esto. Durante la noche del 17-18 de febrero las tropas comenzaron a avanzar todo a lo largo del frente. El 19 de febrero, después de una ulterior discusión en el CC, se emitió un mensaje por radio acordando firmar la paz inmediatamente. Los alemanes estaban avanzando sin encontrar ninguna resistencia; no sólo marchando sino que también viajaban por los ferrocarriles. No habiendo recibido ninguna respuesta de parte del gobierno alemán, el Consejo de Comisarios del Pueblo convocó al país a defender la patria socialista. La respuesta enviada por los alemanes el 22 de febrero establecía condiciones todavía peores que las presentadas anteriormente. El 23 de febrero el CC discutió la propuesta de Von Kühlmann. El camarada Lenin habló a favor de aceptar inmediatamente las condiciones alemanas. El camarada Trotsky lo apoyó. Bujarin continuó defendiendo la postura de guerra revolucionaria. El resultado de la votación fue: 7 por aceptar las propuestas alemanas, 4 en contra, y 4 abstenciones. El 3 de marzo se firmó el tratado, que fue luego ratificado por el VII Congreso del Partido y el IV Congreso Extraordinario de los Soviets. Según las cláusulas del tratado de Brest-Litovsk, Rusia era privada de Ucrania, Curlandia, Estonia y Livonia. Las ciudades de Kars, Batum, y Ardan fueron cedidas a Turquía y las islas Aaland fueron cedidas a Alemania. La Rusia soviética fue obligada a desmovilizar a su ejército y a desarmar a su armada dentro del menor tiempo posible. La revolución de noviembre de 1918 en Alemania anuló al Tratado de Brest, justificando en consecuencia completamente la línea táctica del camarada Lenin”.
    17. MARTENS, Ludo, Otra visión sobre Stalin, La construcción del socialismo en la URSS 1921-1953, Edic. EPO, Bélgica, 1996, pp.15/6.
    18. Ver MICHELS, Robert, Los partidos políticos, Un estudio sociológico de las tendencias oligárquicas de la democracia moderna, Ed.Amorrortu, Bs.As., 1973, Tomo I. Este autor alemán enunció ya en 1911 la llamada “ley de hierro de la oligarquía” que afirma que las organizaciones de gran escala dan a sus funcionarios casi un monopolio del poder, y tienden a desarrollar una estructura burocrática organizada jerárquicamente, pp.13/4.
    19. “La Revolución traicionada” cit., p.167: “La “teoría” del socialismo en un solo país, se debió al deseo de liberar la política extranjera de los Soviets del programa de la revolución internacional. En la actualidad la Internacional Comunista no es más que un aparato perfectamente dócil dispuesto a seguir todos los zigzags de la política extranjera soviética”. Sobre una política de statu quo para afianzar la seguridad de la URSS y el deber constante de ayudante a los movimientos emancipadores de los otros países, ver pp.172/3



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    Mensaje por ludovico Sáb Mayo 30, 2015 5:44 pm

    Presentación de La revolución traicionada, de León Trotsky


    Christian CASTILLO / Dirigente del PTS y Diputado provincia de Buenos Aires (PTS-FIT)


    Eduardo GRÜNER / Sociólogo y ensayista


    Fernando AIZICZON / Investigador del CONICET y docente de la UNC (Cordoba)


    Presentación del libro "La revolución traicionada" de Leon Trotsky

    En la 41ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Presentación organizada por el IPS (Instituto del Pensamiento Socialista - Karl Marx) y el CEIP (Centro de Estudios, Investigaciones y Publicaciones - León Trotsky).
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    Presentación del libro "La revolución traicionada" de Leon Trotsky.
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    Mensaje por ajuan Sáb Mayo 30, 2015 8:03 pm

    Fusiono, no vuelvas abrir hilos nuevos si ya existen , quedas advertido

    Hablo en modo de usuario, que ganas de hacerle propaganda a Trotksi que tenes ¿no?

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