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    18 de Diciembre: ¡No a la dictadura financiera!

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    Mensaje por Invitado Sáb Dic 18, 2010 12:16 pm

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    Colectivo Comunista 27-S, Partido de los Trabajadores de España y Unión Proletaria

    ¡No a la dictadura financiera!

    Comunicado de Coordinación de Unidad Comunista para la movilización sindical

    Con la presente crisis económica, millones de trabajadores han perdido su empleo, miles de familias se han quedado sin casa y han bajado los salarios y pensiones de la mayoría. Los bancos y las grandes empresas que, por su afán de enriquecimiento, causaron esta crisis, siguen registrando beneficios gracias a las enormes ayudas sin contrapartida y a bajo interés que han recibido de los Estados. Ahora, esta generosidad con los más ricos ha provocado un agujero en las cuentas públicas que los gobiernos intentan tapar recurriendo a los “mercados financieros”: es decir, al dinero que entregaron a aquellos monopolios y que, ahora, éstos vuelven a prestar al Estado a un interés mayor. Es más, mediante estratagemas financieros, hacen crecer los intereses de la deuda pública para chantajear al pueblo e imponerle cada día que pasa nuevos retrocesos a sus derechos y condiciones de vida.

    Los mercados exigen confianza y, sobre todo, sumisión

    El gobierno del PSOE dice que, para ganar la confianza de los “mercados”, se ve obligado acometer reformas que van en esta dirección: recortes de salarios, congelación de las pensiones actuales y reducción de las futuras, supresión de garantías e indemnizaciones frente a despidos arbitrarios, prolongación forzosa de la vida laboral, etc. La alternativa de gobierno que es el Partido Popular le reprocha que genere desconfianza en los mercados y propugna la aceleración de estas “reformas”. En definitiva, los grandes partidos políticos sólo piensan en satisfacer a los mercados, es decir, al puñado de oligarcas financieros que nos está expoliando y no dudan, para ello, en sacrificar al pueblo. El PSOE y el PP son grandes porque los ricos los han hecho grandes. La mayoría consintió esta manipulación mientras su situación fuera medianamente soportable; pero, ahora, ha empezado a sufrir un deterioro generalizado y desenfrenado. Todavía está aturdida, desorientada y muchos depositan su confianza en el cambio y la seguridad que promete la derecha –como en las elecciones catalanas-, que será a peor, hacia la catástrofe social. Sin embargo, el pueblo no tardará en despertar y en luchar hasta vencer a su verdadero enemigo: la oligarquía financiera. Y lo hará a medida que crezca la combatividad de su vanguardia: la clase obrera.

    Con la Huelga General del pasado 29 de Septiembre, los trabajadores asalariados recordamos al conjunto de la sociedad que la única alternativa es la lucha de clases. Le demostramos nuestra fuerza y nuestra conciencia frente a las agresiones del gobierno y a la hostilidad rabiosa de la “oposición” derechista. Tenemos razón y defendemos la única salida a la crisis que ataca sus causas en lugar de reforzarlas: control de los grandes capitales, mayor fiscalidad sobre ellos para reducir el déficit público, ayudas a los que más sufren los desmanes de los ricos, créditos baratos para las PYMES, etc.

    Tan es así que, alrededor de esta jornada, asistimos a un ataque político y mediático contra el sindicalismo y el derecho de huelga sin precedentes desde el franquismo: se llegó incluso a pedir la ilegalización de CCOO y UGT, la prohibición de los piquetes de huelga y la equiparación legal del derecho de huelga con el derecho a trabajar. En definitiva, algunos sectores de la oligarquía estaban exigiendo una reforma reaccionaria de la Constitución de 1978. Hace 40 años, el régimen fascista que la oligarquía impuso a los pueblos de España mediante la Guerra Civil de 1936 a 1939 fue derrotado por la lucha democrática de las masas obreras y populares. Sin embargo, la monarquía parlamentaria que lo sustituyó sólo entrañó un cambio en la forma de ejercer el Poder político por parte de aquellos oligarcas, los cuales hicieron algunas concesiones al pueblo, pero siguen siendo los que mandan realmente. Por eso, los republicanos no aceptamos la monarquía ni su Constitución y reivindicamos una Tercera República que restablezca la soberanía popular.

    Después del 29-S, desarrollemos nuestra lucha hasta vencer

    Hoy, el régimen de los grandes capitalistas vuelve a entrar en profunda crisis y teme que la lucha popular acabe definitivamente con él. De ahí que las restricciones a la democracia que impusieron en la vigente Constitución les parezcan insuficientes (incluso se les vuelve en contra la artimaña constitucional de vaciar de garantías el derecho al trabajo, ahora que quieren esgrimirlo contra el derecho fundamental de huelga). El capital financiero nos lleva a la supresión de los derechos sociales y de las libertades públicas, en una desenfrenada carrera por desplazar a sus competidores mundiales y que nos abocará al fascismo y a la guerra si no la paramos a tiempo. Porque lo que le interesa no es la economía nacional sino la rentabilidad de sus inversiones en el exterior. Y vuelve a apoyarse en las fuerzas más retrógradas de la sociedad –el clero, los mandos militares, la alta burocracia, la monarquía y las potencias imperialistas extranjeras (exigencias del Papa en España, informe de la Fundación Everis entregado al rey, reunión de Zapatero con los 37 principales empresarios, declaración del estado de alarma, etc.)- para imponer su egoísmo sobre el interés general. Sólo podremos hacer frente a este tsunami reaccionario si forjamos paso a paso una amplia unidad popular anti-fascista que tenga por objetivo inmediato la proclamación de una república que ponga freno a la voracidad oligárquica. Al revocar las concesiones que hizo a las clases populares, la oligarquía nos libera de todo compromiso con la monarquía parlamentaria y su Constitución.

    Los comunistas somos conscientes de que sólo podremos vencer al aparato oligárquico con una fuerza de masas y esto sólo será posible si no se teme avanzar hacia el socialismo, es decir, hacia la socialización de los grandes medios de producción y hacia el ejercicio del Poder político por la clase obrera y el pueblo. Porque lo que está en crisis es el propio régimen de producción capitalista, que ya no funciona, que se está muriendo y sólo sobrevive a costa de sangrar a la mayoría de la sociedad. Lamentablemente, en España, a diferencia de Grecia y Portugal donde las fuerzas comunistas y democráticas crecen imparablemente, las organizaciones de trabajadores están dominadas por reformistas timoratos, mientras muchos revolucionarios todavía pecan de impaciencia al tratar con las masas. Por eso, urge levantar un fuerte Partido Comunista que dirija el enfrentamiento radical del proletariado y del pueblo contra las fuerzas de la oligarquía, con un programa político que incluya sin falta la nacionalización de la banca y de los monopolios, el control popular de los medios de comunicación, la salida de España de la OTAN y de la Unión Europea, y una democracia activa basada en la movilización obrera y popular. Y lo vamos a conseguir, uniendo a las organizaciones marxistas-leninistas más sinceras y aprendiendo a comunicar a los trabajadores la necesidad de la república y del socialismo.

    ¡Abajo la dictadura de la oligarquía financiera!

    ¡Viva la lucha de la clase obrera por la república y el socialismo!

    ¡Viva la unidad del pueblo, de los obreros y de los comunistas!


    COORDINACIÓN DE UNIDAD COMUNISTA

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