1.
“¿Dónde están esas normas del Instituto Pasteur publicadas de forma Oficial? No las encuentro y seria interesante”. Pues están publicadas aquí: Sinoussi F, Mendiola L, Chermann JC. Purification and partial differentiation of the particles of murine sarcoma virus (M. MSV) according to their sedimentation rates in sucrose density gradients, Spectra, 1973, vol.4, pgs.237-243.
2.
“La presencia de microvesículas no era obstáculo para conocer que el VIH existía”. Pues la bibliografía que tú mismo pones dice todo lo contrario, y siguen intentándolo, lo cual indica que no lo han logrado (ni tampoco lo lograrán nunca).
3. Si Jay A. Levy fue el primero en aislar el VIH, eso significará también que ni Montagnier ni Gallo lo habían logrado antes que él. Pero lo del artículo de Levy de 1984 no hay por dónde cogerlo. Como él mismo dice, no encuentra el VIH en células extraídas de un paciente con SIDA sino en cultivos celulares de laboratorio HUT-78, apoyándose en un marcador de anticuerpos en la misma forma en que Mantagnier había procedido el año anterior. Por lo tanto, la validez del descubrimiento de Levy depende del de Montagnier, y éste ha reconocido que no aisló el virus. Ahora bien, cualquiera que fuese lo que Levy descubrió, lo que es obvio es que no procedía de un paciente de SIDA sino de un cultivo
“in vitro”. A eso él le llama “aislar” un virus. La tesis de Levy es que esos anticuerpos que él encuentra son específicos, un rastro indirecto de la existencia del VIH. Es falso, como ya se demostró en 1975 con la experiencia del “primer retrovirus humano”, el fantasmagórico HL23V “causante” de la leucemia, del cual ya nadie se acuerda. Gallo ya dio el primer pego con aquel retrovirus fantasma “descubierto” gracias a “anticuerpos específicos”, hasta que se descubrió que tales anticuerpos eran secreciones celulares procedentes de personas completamente sanas que no padecían leucemia. ¿No sirven de escarmiento las experiencias fallidas?
4. Pero ya que hablamos de Levy, hay que consignarlo todo para hacerse una idea, ya que utilizas el argumento de que -según tú- los antirretrovirales “funcionan”. Sí, sobre todo el AZT “funciona” tan bien que se han cargado a un buen puñado de enfermos; esa debe ser su funcionalidad: aliviar la superpoblación mundial. Pero ya que lo que yo te digo no te vale, que te lo cuente Levy. Cuando estuvo en Bilbao en 2003, lamentó que los científicos se hubieran centrado en la elaboración de fármacos retrovirales y no en la capacidad del organismo humano para luchar contra el virus:
“Se nos están olvidando los propios mecanismos naturales de protección”, dijo. Aseguró que
el sistema inmunológico “puede defender el organismo del 95% de las infecciones relacionadas con el SIDA”, y destacó que hay infectados que han sobrevivido 25 años sin fármacos. Expresó su deseo que las empresas privadas se orienten hacia “la recuperación y mejora del sistema inmunológico, bien a través de la medicación
o con elementos naturales, para que no tengan que recurrir a fármacos que, además,
son muy tóxicos”. En el mismo sentido, el profesor de la universidad de Roma, Stefano Vella, opinó que “no se puede pensar en tratamientos para 20 ó 25 años, por lo que hay que buscar la colaboración del sistema inmunológico”.
5. En marzo del año pasado Levy dio una conferencia en Costa Rica en la que también dijo otra cosa muy interesante: que
“está en contra de que toda persona contagiada con el VIH reciba tratamiento antiviral, por los efectos tóxicos a largo plazo, que no son muy conocidos. Según dijo, no ha encontrado literatura científica que apoye el tratamiento temprano del virus, sino que por el contrario advierte de que puede afectar el corazón y demás tejidos y puede ser peor que la enfermedad”.
6. Pero en Costa Rica Levy volvió a dar otra de arena: “La tendencia de la infección por este virus es que siga extendiéndose hacia el sur y sureste de Asia. Se sorprendió que Costa Rica tenga solo 9700 personas infectadas por el VIH y que solo 200 han muerto por esta causa”. A Levy la realidad le sorprende; prefiere sus estúpidas conjeturas sobre la extensión de la pandemia hacia Asia. ¡Qué miedo!
7. Si en lugar de limitarte a mencionar a Epstein leyeras por tí mismo su artículo, verás que no ha aislado ningún virus y por eso nadie le pone como referencia en sus artículos. Como tú mismo dices “evidenciar partículas con morfología compatible con retrovirus” no es aislar un retrovirus. Un billete falso de 50 euros tiene una “morfología compatible” con uno bueno, pero no es de curso legal.
8.
“Lo que me gustaría que me explicases es por qué se siguen manteniendo los mismos resultados”. Por lo que decía Einstein: si siempre utilizas los mismos métodos, alcanzas los mismos resultados. Cuando una metodología de laboratorio como la de Levy es errónea, cuando sobre la ciencia pesan factores económicos, tales como la necesidad de rentabilizar la inversión en dicho laboratorio, las consecuencias son obvias. La tarea de aislar una partícula celular es extraordinariamente compleja y lleva mucho tiempo, y por lo tanto mucho dinero. Como dicen los gringos, provoca dolor en el culo (
“a pain in the ass”). La absurda carrera competitiva les está llevando a todos a tomar atajos, a romper con las prácticas tradicionales de una manera infundada, es decir, no por motivos científicos válidos, sino por presiones económicas.
9. Tú dices que han logrado el
“aislamiento de partículas retrovíricas en co-cultivos de pacientes seropositivos al VIH”. No es el caso de Levy y, en general, la bibliografía dice lo contrario: casi todas las referencias aluden a cultivos celulares tumorales, como las HUT-78. Los artículos de las revistas especializadas hablan de “preparados víricos” porque no han obtenido sus células de un cultivo de linfocitos (o del semen) de un paciente seropositivo. Es una de las principales metodologías erróneas utilizadas. Además esas células se sobreestimulan artificialmente, sabiendo que así se producen
retrovirus endógenos, es decir, que provocan la aparición de retrovirus que luego presentan como un “descubrimiento” sensacional. Es como si un astrónomo pone un plato delante del telescopio, mira y dice que ha descubierto una nueva Luna. En los laboratorios de biomedicina no estudian un fenómeno natural, como es una enfermedad, sino cultivos artificiales que ellos mismos han creado.
10. Otros investigadores han utilizado procedimientos distintos a los habituales (gradiente de densidad), como el tradicional centrifugado a alta velocidad o el ultrafiltrado, para lograr aislar el virus, y han fracasado, lo que sucede es que no han publicado su fracaso, como es habitual: en ciencia sólo se publican los éxitos (verdaderos o imaginarios). Intentaron aislarlo mediante otras técnicas porque hay numerosas vesículas celulares que sedimentan en el mismo gradiente de densidad que los retrovirus, lo cual ha conducido a que los “descubridores” confundan a esas vesículas con el VIH.
11. Me preguntas que si yo creo que los exosomas pueden “salvar” mi postura de negar que el VIH existe. No sólo los exosomas. Me parece evidente que muchos “descubridores” han confundido al VIH con exosomas, pero no todos. La
transcriptasa inversa también me salva. Esta enzima tampoco se puede tomar como un detector de antivirus, como se viene haciendo sistemáticamente desde 1970, empezando por sus descubridores (Temin, Baltimore). Por lo tanto, la asociación automática de los retrovirus a la transcriptasa inversa es errónea. Así, el supuesto aislamiento del VIH logrado por Montagnier en 1983 no es tal por ese motivo, por más que lo haya obtenido por sedimentación en el gradiente usual de los retrovirus y por más que Barré-Senoussi le hiciera una foto. Como los demás, Montagnier también trabajó con una mezcla de cultivos celulares con linfocitos procedentes de sangre del cordón umbilical y de la placenta humana que, como es sabido, son abundantes en retrovirus endógenos.
El propio Montagnier las llamó “sopas de retrovirus”. Por consiguiente, Montagnier encontró lo que previamente había puesto delante de sus ojos. El error de Montagnier fue triple y también debería servir de lección, si es que alguien quiere aprender algo para el futuro: los cultivos celulares tenían retrovirus endógenos, más restos celulares, los cuales, a su vez, mantenían una actividad de transcriptasa inversa. Ese error es típico y sirve igualmente para los “descubridores” posteriores. Lo que singulariza a Montagnier es que ha tenido el coraje de reconocerlo, algo que los demás no han hecho.
12. Hay otra razón añadida por la cual la transcriptasa inversa no se puede utilizar como indicativo de una actividad retroviral infiltrada en la célula desde fuera: los
transposones también la utilizan. Por lo tanto, esa actividad enzimática no se puede atribuir solamente a retrovirus exógenos. La transcriptasa inversa es una actividad propia y característica de las células, incluso en su funcionamiento habitual, no necesariamente patógeno.
13. Además de la transcriptasa inversa, los laboratorios utilizan otros marcadores para identificar al supuesto VIH, como
la p24, que -según han dicho muchas veces- es típica y característica del VIH. Falso. En este enlace Fabio Franci ha demostrado que no:
In search of HIV. Analysis of the value of the tests used for “HIV infection”, Leadership Medica, 1998
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]En un ensayo controlado que se realizó en 1990, la mitad de los perros testados con “Western blot” dieron positivo con una o varias proteínas consideradas como “específicas” del VIH. Luego
esas proteínas específicas no son específicas. Está documentado en este artículo:
Strandstrom HV et al., Studies with canine sera that contain antibodies which recognize human immunodeficiency virus structural proteins, Cancer Research, 1990, 50, 5628-5630.
No hay marcadores específicos para VIH, ni puede haberlos. La pregunta es por qué ocurre eso: porque la historia del descubrimiento del VIH es la pescadilla que se muerde la cola. Se le atribuyen al VIH una serie de características (como el genoma que tanto te gusta) cuando no ha sido aislado y purificado; al no haber sido aislado, se le trata de identificar indirectamente a través de una serie de marcadores que, se supone, son singulares del VIH. Pero eso no es cierto. Se ha demostrado que todos los marcadores utilizados hasta la fecha no son característicos del VIH sino de varios fenómenos celulares normales y no patogénicos.
14. Respecto al test de carga viral como indicativo del VIH, como es sabido, no existe correlación entre la medida de carga viral de la PCR y la de p24. ¿Cómo es posible que dos tests cuantitativos realizados en la misma persona que -supuestamente- miden la cantidad de virus, no arrojen la misma cifra? Absurdo. Lo demás ya lo he explicado en otro hilo sobre este mismo asunto y en el mensaje anterior: tanto los exosomas como los retrovirus endógenos contienen ácidos nucleicos que la PCR amplifica hasta adoptar la forma de un virus. El genoma de las células incorpora ADN extraño que circula por el exterior, que no necesariamente es un virus ni un retrovirus. Una vez incorporado, ese ADN altera la fisiología celular, un fenómeno que erróneamente atribuyen a la colonización de un virus. Uno de los métodos novedosos de detectar el cáncer, por ejemplo, consiste en analizar el ADN que circula libremente en el torrente sanguíneo, porque a medida que aumenta el número de células cancerosas, también aumenta el ADN extracelular que circula unido a proteínas en forma de mononucleosomas y/o oligonucleosomas. Cuando se emplean células cancerosas en investigaciones de laboratorio, ocurre ese fenómeno. Lo mismo sucede con el ARN, como puedes leer aquí:
- Talal El-Hefnawy et al., Characterization of Amplifiable, Circulating RNA in Plasma and Its Potential as a Tool for Cancer Diagnostics, Clinical Chemistry, 2004, 50, 564-573.
- Yang Li et al., Serum Circulating Human mRNA Profiling and Its Utility for Oral Cancer Detection, Journal of Clinical Oncology, vol 24, 2006, 1754-1760.
- Zhou H et al., Circulating RNA as a novel tumor marker: an in vitro study of the origins and characteristics of extracellular RNA, Cancer Lett, 2008, 18, 259(1), 50-60.
Según Etienne de Harven lo que mide la supuesta “carga viral” son nucleósidos asociados a los retrovirus endógenos humanos, según puedes comprobar leyendo aquí:
Human Endogenous Retroviruses and AIDS Research: Confusion, Consensus, or Science?, Journal of American Physicians and Surgeons, vol. 15, 2010, pgs.69 y stes.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]En ese artículo -publicado hace muy pocos meses- también se pueden leer cosas como ésta:
“Todas las imágenes de las partículas que supuestamente representan al VIH que se han publicado tanto en medios científicos como divulgativos, derivan de estudios de EM [microscopía electrónica] de cultivos celulares. Nunca muestran partículas de VIH procedentes directamente de pacientes con SIDA. Las imágenes siempre se adornan con el retoque informatizado de imágenes, con colores atractivos y refinados efectos tridimensionales. La interminable publicación en los medios de comunicación de todo el mundo de estos artificios elegantes ha favorecido que científicos y laicos se convenzan por igual de aceptar la existencia de HIV como parte importante del consenso ortodoxo”.
El 8 por ciento del genoma humano está compuesto por retrovirus endógenos o antiguas secuencias de ADN de origen retroviral, considerados como fragmentos de genomas fósiles que hoy no se consideran como un elemento patógeno sino todo lo contrario, como un factor evolutivo de primer orden, según puedes leer en este interesante artículo:
Carlos Sentís: Retrovirus endógenos humanos: significado biológico e implicaciones evolutivas, Arbor, 677, 2002, pgs. 135-166.
Es erróneo asociar sistemáticamente los virus (y las bacterias) a las enfermedades; la microbiología no se puede confundir con la patología. Algunos siguen anclados en los tiempos de Pasteur y los “cazadores de microbios”.