La facultad de la puta calle es a diferenciar la verdad de la mentira.
Sabes que pasa, que si en la universidad de tu calle no hay la facultad de medicina, biología,farmacia etc etc. No puedes empezar a opinar sobre estas ciencias sin haberlas estudiado y menos si no aportas pruebas y lo que haces es difamar. Y tampoco puedes pretender tener la razon sobre medicamentos hablando con una persona que lleva años estudiando.
algo que no se aprende en los libros ni en las facultades de farmacia. Hay que tener cuidado con los diplomas, las universidades y las revistas científicas: a veces te cuentan la verdad. Ya sabes lo que decía el canadiense Marshall MacLuhan: en las universidades se concentra el saber porque los estudiantes entran en ellas con las cabeza llena y salen con la cabeza vacía.
Estos son tus argumentos, que una persona ha estudiado 4 años una carrera, nada en la universidad le han engañado.
Voy a poner unas cuantas cosillas que etaria bien que te miraras:
La ciencia [...] plantea hipótesis de modo que puedan refutarse. Se confronta una sucesión de hipótesis alternativas mediante experimento y observación. [...] Desde luego, cuando se descarta una hipótesis científica se ven afectados los sentimientos de propiedad, pero se reconoce que este tipo de refutación es el elemento central de la empresa científica. La pseudociencia es justo lo contrario. Las hipótesis suelen formularse precisamente de modo que sean invulnerables a cualquier [...] posibilidad de refutación, por lo que en principio no pueden ser invalidadas. Los practicantes se muestran cautos y a la defensiva. Se oponen al escrutinio escéptico. Cuando la hipótesis de los pseudocientíficos no consigue cuajar entre los científicos se alegan conspiraciones para suprimirla.
Carl Sagan en El mundo y sus demonios
Magufo es una palabra que aún no podemos encontrar en el diccionario de la RAE, ni siquiera en la Wikipedia, pero es un término muy utilizado generalmente en listas de correos, foros de Internet y otros ámbitos por personas escépticas de las pseudociencias para referirse informalmente a los promotores de éstas. Los magufos son personas completamente transparentes a las opiniones de los demás. Piden a los demás que duden de todo, pero son incapaces de dudar de sus planteamientos. Y como muchos de esos planteamientos son alocados tienen que mezclarlo con verdades distorsionadas para ganar seguidores.
(i) ¿Por qué digo que son ideas alocadas? Juzgar vosotros mismos. Por aquí he conocidos a personas que: creen que la Tierra es hueca, la evolución biológica no existe, los médicos y las farmacéuticas minan la salud de la población, hay una estrella que en año 2012 arrasará el planeta, la NASA conspira contra nosotros o que el planeta está gobernada por unos reptiles extraterrestres. Estas personas nunca presentan evidencias científicas de lo que dicen y repiten machaconamente planteamientos sacados de Internet o de vídeos de YouTube (muchos de ellos confeccionados por persona que piensan igual que ellos). Grupo aparte merecen las visitas de homófobos que odian los homosexuales, de supremacía blanca o que desean que los científicos desaparezcan de la faz del planeta. Aquí se mezclan trolls que lo hacen para pasar el rato con verdaderos perturbados que llegan a amenazar seriamente a la integridad de los administradores de este blog. Y por si era poco aún nos quedan los vendedores. Evidentemente algunos defienden esas ideas alocadas porque en ellas se sustenta su negocio, pero ese es otro tema que ya habréis visto reflejado en algunos artículos.
(ii) ¿Por qué digo que emplean verdades distorsionadas? Simplemente porque es su forma de proceder. Si yo digo que la Tierra es hueca la gente dirá que tengo una bonita historia de ciencia ficción, pero si muestro una foto de la Tierra tomada por un satélite donde una porción del planeta no aparece y digo que hay un complot de la NASA para ocultar información me gano los primeros pardillos. Ya sólo falta adornarlo de una buena página web y un conjunto de tecnicismos difíciles de entender y nace el primer grupo de fans.
Pero independientemente de esas ideas alocadas y verdades distorsionadas hay una serie de cosas con las que nunca convenceremos a un magufo. Os parecerán triviales y de Perogrullo, pero no hay manera de lo entiendan. Dejo aquí 10 de ellas, y seguro que en los comentarios salen muchas más.
1. Las vacunas funcionan . Yo creo que de eso muy pocas personas tienen duda hoy en día. Funcionan, eso está más que demostrado y publicado. Incluso la viruela ha desaparecido de la faz de la Tierra (incluyendo aquellos lugares de peores condiciones de alimentación y salubridad) gracias a las vacunas. Pero hay un grupo de personas que afirman lo contrario. Para que alguien les escuche lo mezclan con algo que todos sabemos: las vacunas, al igual que todos los medicamentos, tienen efectos secundarios, e incluso pueden provocar el fallecimiento en una cantidad de casos, trágicos, pero estadísticamente bajísimos. Parece que esta gente nació ayer, por supuesto que todas la medicinas pueden tener reacciones adversas, desde una simple aspirina hasta el antitumoral metotrexato. A eso hay que añadir que los medicamentos son compuestos químicos que pueden provocar reacciones alérgicas y que se pueden deteriorar en el transporte. Pero esta misma situación también pasa con muchos productos alimenticios: algunos producen reacciones alérgicas potentes y otros se deterioran. Ejemplos clásicos son las reacciones al marisco que pueden provocar un shock anafiláctico mortal o latas de conserva con toxina botulínica. Sin embargo no veo campañas contra los alimentos. Y es que una campaña bien planificada puede ir encaminada hacia la disminución del riesgo y aumento de controles por parte de la industria farmacéutica, así como pedir un transporte adecuado de las medicinas. Pero invocar que los medicamentos o vacunas son inservibles e inútiles es una falacia de grueso calibre.
2. Los organismos patógenos tienen una bioquímica y una fisiología parecida a la nuestra. Esto no es más que una consecuencia de todos los organismos vivos conocidos procedemos evolutivamente de un ancestro común. Nuestras rutas bioquímicas son muy similares, eso significa que cualquier compuesto tóxico para un patógeno también lo puede ser en cierta medida para nosotros. Eso no es completamente cierto cuando se atacan dianas específicas que posee el patógeno y no los humanos, como por ejemplo la pared bacteriana, los ribosomas bacterianos o la retrotranscriptasa vírica. Pero sí es un problema cuando se intentan matar algunos protozoos, similares a células humanas, o bien a células tumorales que son casi idénticas a las sanas.
3. Un medicamento ha de pasar una serie de controles para ser aprobado Eso ya lo expliqué en este artículo, y es algo por lo que no quieren pasar muchos de los amantes de la medicina alternativa. Afirman que vitaminas, aminoácidos y demás suplementos son suficientes para mantener la salud, y algunos incluso se atreven a decir que curan enfermedades tales como el cáncer o el SIDA. Para ello aportan como mucho “experiencias personales”, ensayos “in vitro” o en animales de experimentación, pero nunca ensayos en humanos con todo el rigor que exige la OMS y las agencias del medicamento.
4. Las revistas científicas de revisión por pares es el escenario de exposición de los descubrimientos científicos relevantes Eso también lo expliqué en este artículo. Todo científico está deseando realizar grandes descubrimientos que rompan paradigmas establecidos, explicar métodos de curar enfermedades, o grandes avances que le sean útiles a la humanidad. Y el lugar para explicar esos descubrimientos al mundo son los congresos científicos y las revistas de revisión por pares, donde estos descubrimientos son analizados y criticados por el resto de la comunidad científica. Posteriormente la prensa, y el público en general se hace eco de esos descubrimientos y empiezan a obtener los beneficios de los mismos. Pero blogs o vídeos colgados en YouTube no son fuentes de confianza ya que entre ellos se pueden encontrar grandes exposiciones de teorías científicas correctas junto con ocurrencias rocambolescas. Todo está mezclado sin la menor revisión por parte de expertos. Y desde luego los científicos emplean Internet para divulgar, no para dar a conocer sus grandes descubrimientos.
5. Un gran científico puede decir ocurrencias En ocasiones se pueden encontrar ideas rocambolescas o conspiranoicas asociadas con el nombre de algún gran científico, incluso de aquellos que ha sido galardonados con el premio Nobel. El hecho de que alguien tenga una gran mente no significa que no pueda meter la pata o asociarse a ideas extrañas, creencias esotéricas o tendencias políticas extremistas. Ha habido grandes científicos racistas, homófobos, creyentes en que procedemos de seres extraterrestres o negacionistas de la patogénesis de algunos virus. Los científicos son personas, y por muy geniales que sean pueden tener también momentos de debilidad o ser un producto de su ambiente social o de su época.
6. Internet está lleno de documentos falsos . Hubo una época, cuando la televisión era todavía un medio de comunicación joven que no se paraba de repetir eso de “cuidado, que no todo lo que cuentan en la tele es cierto”. Y era necesario, porque muchas personas, para dar rigor a su comentario añadían la coletilla “y lo he visto por la tele”. Hoy creo que nadie duda que la televisión informa, pero también desinforma. Por tanto hay que analizar muy bien lo que se escucha. Y esto es extensivo a Internet, ya que en ese medio hay muchísima desinformación, muchísimas falsificaciones hechas adrede para engañar y generar seguidores de una tendencia. Podemos leer postulas de Gould contra la evolución, cuando todos sabemos que ha sido uno de los biólogos evolutivos más relevantes del siglo XX, cartas del doctor Montagnier negando la existencia del virus del SIDA, cuando ha publicado varios artículos científicos donde muestra tal virus. Eso junto a platos soperos que amenazan a abducir a ciudadanos en películas que parecen filmados por el propio Ed Wood, vídeos donde el entrevistado dice una cosa y los subtítulos otra completamente diferente, textos escritos por personas que llevan muertas varios años. De todo hay de todo.
7. No existe la ciencia oficial Esto parece que es algo muy difícil de entender, sobre todo por parte de aquellos que su máxima aproximación a la ciencia ha sido a través de documentales de la tele. Sólo hay una ciencia, y es el producto de la labor de todos los científicos del mundo. La llevan a cabo en instituciones públicas o privadas, en universidades, empresas, organismos gubernamentales e incluso militares. También hay quien la hace a nivel particular como aficionados (ya sea como paleontólogos buscando fósiles, astrónomos buscando estrellas o zoólogos buscando nuevas especies), pero ellos tienen una buena formación académica en su campo, conocen lo que es el método científico y someten sus resultados al escrutinio de la comunidad científica internacional. Cualquiera puede romper un paradigma científico, para ello basta con tener evidencias científicas y presentarlas en público. Es cierto que la ciencia posee una cierta inercia y cuesta romper modelos, pero éstos no son inamovibles, baste echar una ojeada a la historia de la ciencia. Y los nuevos modelos han triunfado por las evidencias experimentales no por la retórica.
La pseudociencia sin embargo está planteada por personas sin conocimientos suficientes en el campo que exploran, no aplican el método científico en su trabajo y no someten sus observaciones al escrutinio de la comunidad científica. De hecho la ven como una amenaza porque pueden criticar su trabajo, de ahí que hagan correr el bulo de que existe un complot por parte de la oficialidad contra ellos.
8. Puede que existan conspiraciones, pero éstas no se publican en Internet Es un mundo tal polarizado políticamente como este es evidente que ocurren cosas que no conocemos los ciudadanos de a píe. La polarización no es nueva, siempre ha habido grandes imperios y grandes poderes peleando entre sí. Y siempre ha habido intentos de hegemonías de unos sobre otros. Esa rivalidad lleva a que los movimientos, ya sean políticos o económicos, sean patrimonio de las clases dirigentes. Pero lo que me parece totalmente increíble es que detrás de cada uno de los grandes acontecimientos de la historia haya una gran conspiración. Y más increíble todavía es que esa conspiración, celosamente guardada por unos pocos, como se asegura, sea conocida en toda la blogosfera como si se tratase del resultado de un partido de fútbol. Un poquito de seriedad por favor.
9. La ciencia es democrática, pero sus resultados no. Creo eso es fácil de entender, aunque algunos no piensen eso. La ciencia es democrática en tanto en cuanto cualquiera con uno mínimos conocimientos puede empezar a desarrollar su labor en ella. Pero los resultados de la ciencia no son democráticos, estos no se eligen por mayoría, sino por la carga de la evidencia. Me da igual que el 80% de la población de Kansas afirme que la evolución no existe, las evidencias experimentales dicen lo contrario, y por tanto eso es lo que se debe de enseñar en clase de ciencias. Me da igual que un claustro de profesores afirme algo, un simple doctorando puede tener razón si sus datos experimentales se sostienen. Dos a dos son cuatro aunque el 80% de un pueblo diga que son cinco. Por eso “enseñar la controversia” es una falacia y obligar a los centros a que enseñe a sus hijos lo que la mayoría de la comunidad quiera es otra. En ciencia se debe de enseñar como verídicas aquellas teorías científicas que se sustentan en una fuerte carga de pruebas. Eso no quita que se muestren las debilidades de la misma y se infunda espíritu escéptico y crítico a los estudiantes para buscar alternativas que expliquen esas debilidades. Pero eso no equivale a obligar a que se expliquen materias consensuadas por una comunidad, pero sin la menor evidencia experimental ni sustento científico detrás.
10. En este universo ocurren muchos sucesos para los que no tenemos explicación. Y no por ello tenemos que inventar la explicación. Entiendo que el vacío de conocimiento puede causar ansiedad, y ese es ha sido la clave del éxito de la charlatanería. Pero decir no lo sé también puede ser sinónimo de sabiduría. El propio Sócrates lo dijo. Lo que sí es seguro es que es un rasgo de humildad ante lo mucho que nos queda por conocer. Hay grandes preguntas sin resolver y la ciencia ahí tiene un gran reto para las próximas generaciones. Tampoco desesperemos, leed libros de ciencia de hace 200 años y veréis lo que hemos avanzado en a cuanto conocimiento. Subamos a la nave de la ciencia que Carl Sagan tomaba en su serie Cosmos para explorar lo desconocido
Te describe a la perfección.