La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) es una entidad española dedicada a la gestión de los derechos de autor de sus socios, que engloba a artistas y empresarios de la cultura.
En 2011, tras un largo proceso de negociación con el Gobierno, la SGAE consigue sacar adelante una ley por la cual se considera al ser humano “un dispositivo de almacenamiento masivo”. Esta ley permite a la SGAE cobrar un canon mensual a las personas, ya que se entiende que éstas son capaces de memorizar y reproducir textos y melodías sin control alguno.
En 2012 se aprueba el decreto por el cual tener un hijo empieza a considerarse “hacer una copia privada de uno mismo”. Los partos se convierten así en la principal fuente de ingresos de SGAE.
En 2014 la SGAE, asediada por los impuestos, decide comprar Castilla La Mancha por motivos fiscales. Dicho territorio, ahora en manos privadas, pasa a llamarse ESAE, Estado Soberano de Autores y Editores, único país del mundo donde tararear es delito.
En 2015, el monarca Don Víctor Manuel I de ESAE, aprueba una ley por la cual todo ciudadano tiene la obligación de crear al menos una obra al mes, por mala que sea. Todos cumplen la ley a rajatabla, excepto Javier Bardem, a quien le parece una medida de derechas y decide tragarse la lengua como protesta. Javier sobrevive y graba un documental sobre su propia protesta titulado: “Yo”.
En 2016, según datos de la Organización Mundial de la Salud, ESAE se convierte en el país con más cocaína por habitante (3 kilos y medio).
El declive de ESAE comienza en 2017, cuando la Reina consorte Ana Belén muere atragantada con un trombón mientras intenta soplar por el lado equivocado. Don Víctor Manuel I cae entonces en una profunda depresión que plasma en su disco “Ando tristote”, en el que destaca el single “Poca boca para tanto instrumento”.
La noche del 23 de febrero de 2019 las tropas españolas, formadas íntegramente por sudamericanos sin estudios, entran en ESAE y se hacen con el control del país en apenas 7 minutos. Sólo encuentra un foco de resistencia, personificado en el cantante de El Canto del Loco, quien resulta muerto de un disparo. Amnistía Internacional lo considera crimen de guerra hasta que escuchan un disco suyo.
En enero de 2020 tanto los artistas como sus camellos son desalojados de ESAE, tierra que es devuelta a los castellanos para que sigan quejándose de que tienen sed y cobran poco.
En 2011, tras un largo proceso de negociación con el Gobierno, la SGAE consigue sacar adelante una ley por la cual se considera al ser humano “un dispositivo de almacenamiento masivo”. Esta ley permite a la SGAE cobrar un canon mensual a las personas, ya que se entiende que éstas son capaces de memorizar y reproducir textos y melodías sin control alguno.
En 2012 se aprueba el decreto por el cual tener un hijo empieza a considerarse “hacer una copia privada de uno mismo”. Los partos se convierten así en la principal fuente de ingresos de SGAE.
En 2014 la SGAE, asediada por los impuestos, decide comprar Castilla La Mancha por motivos fiscales. Dicho territorio, ahora en manos privadas, pasa a llamarse ESAE, Estado Soberano de Autores y Editores, único país del mundo donde tararear es delito.
En 2015, el monarca Don Víctor Manuel I de ESAE, aprueba una ley por la cual todo ciudadano tiene la obligación de crear al menos una obra al mes, por mala que sea. Todos cumplen la ley a rajatabla, excepto Javier Bardem, a quien le parece una medida de derechas y decide tragarse la lengua como protesta. Javier sobrevive y graba un documental sobre su propia protesta titulado: “Yo”.
En 2016, según datos de la Organización Mundial de la Salud, ESAE se convierte en el país con más cocaína por habitante (3 kilos y medio).
El declive de ESAE comienza en 2017, cuando la Reina consorte Ana Belén muere atragantada con un trombón mientras intenta soplar por el lado equivocado. Don Víctor Manuel I cae entonces en una profunda depresión que plasma en su disco “Ando tristote”, en el que destaca el single “Poca boca para tanto instrumento”.
La noche del 23 de febrero de 2019 las tropas españolas, formadas íntegramente por sudamericanos sin estudios, entran en ESAE y se hacen con el control del país en apenas 7 minutos. Sólo encuentra un foco de resistencia, personificado en el cantante de El Canto del Loco, quien resulta muerto de un disparo. Amnistía Internacional lo considera crimen de guerra hasta que escuchan un disco suyo.
En enero de 2020 tanto los artistas como sus camellos son desalojados de ESAE, tierra que es devuelta a los castellanos para que sigan quejándose de que tienen sed y cobran poco.