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    Yugoslavia ¿Socialismo o Capitalismo?

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    ¿Qué fue la República Federativa Socialista (Popular antes de 1963) ?

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    Mensaje por Disidente_del_Capitalismo Sáb Nov 27, 2010 4:02 am

    rebelderojo escribió:
    basicamente trataron de hacer una "mezcla" del socialismo y capitalismo,pero al fin ahi demuestra que es menos eficiente que cualquiera de las disyuntivas
    No intentaron hacer tal mezcla, deberías leer un poco de cómo funcionaba Yugoslavia, que hubiese mercado no quería decir que era capitalista, puesto que el "mercado" en la RSF de Yugoslavia estaba muy controlado, existía planificación de la economía y muchas otras cosas distintivas del socialismo. Lo que pasa es que para ustedes el ÚNICO modelo de socialismo válido era el soviético con su autoritarismo verticalista y su pesado aparataje burocrático, con los 100.000 economistas del GOSPLAN y todo eso que está lejos de ser un modelo, además la misma economía centralemte planificada mostró que como punto de partida era muy eficiente, pero a medida en que se empezaba a complejizar la base industrial y productiva comenzaban a haber problemas, sobre todo con la eficiencia de los factores productivos y el traspaso de tecnología.
    Y yo no estaría tan seguro que el modelo autogestionario fue un fracaso, por el contrario, fue bastante exitoso.
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    Mensaje por stalingrado en la memoria Lun Feb 04, 2013 4:44 pm

    El socialismo de Yugoslavie era una clase de socialismo de independiencia con respecto a la Unión Soviética, lo que llevo a tener varios conflictos y tabas económicas impuestas por la URSS.
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    Mensaje por Razion Lun Feb 04, 2013 5:51 pm

    Interesante crítica del Comandante Guevara (luego haría otras un poco más fuertes al modelo autogestionario, críticas que estan publicadas en el foro):

    Publicado en la revista Verde Olivo el 26 de noviembre de 1959.
    Quizás el más interesante de todos los países visitados, por el desarrollo de su industria a partir de bajas condiciones, por el adelanto de su técnica y por las complejísimas e interesantes relaciones sociales, fue para nosotros Yugoslavia.
    Yugoslavia es un país que ellos definen así: algo rodeado por siete países, con seis repúblicas, cinco nacionalidades, cuatro lenguas, tres religiones, dos escrituras; constituyendo una nación. Es fácil comprender que se refiere en su primera parte a siete naciones fronterizas. La República Federativa de Yugoslavia está constituida por seis repúblicas que se reúnen para formar un solo gobierno central presidido por el Mariscal Tito; a estas seis repúblicas pertenecen cinco nacionalidades diferentes, aunque los distintos cambios históricos han hecho que estas nacionalidades no correspondan exactamente a los límites geográficos políticos que tienen hoy y, naturalmente, la gran tarea de unificación nacional ha hecho disminuir los antagonismos y subrayar las semejanzas entre ellas; cuatro lenguas eslavas, parecidas pero no iguales, se hablan en el territorio; conviven allí la religión católica con la ortodoxa-griega y musulmana, se escribe en el alfabeto latino y también en el cirílico, semejante al ruso; todo este complejo mecanismo se reúne en el gobierno central del que he hablado. Este está dirigido por dos cámaras que eligen directamente al presidente.
    Una de las cámaras está integrada por representantes directos del pueblo, de acuerdo con números determinados de población. La otra cámara corresponde solamente a los factores de la producción; de ella están ausentes todos los individuos que no cumplen un papel determinante en la misma, es decir, fundamentalmente están allí obreros y campesinos, empleados de fábricas y cooperativas agrícolas también, pero no los burócratas, ni el ejército, ni algunos miembros aislados de profesionales liberales.
    Contra lo que pudiera pensarse a primera vista, en un país que es declaradamente comunista, aunque manteniendo ciertas características especiales de independencia nacional, Yugoslavia no ha colectivizado su tierra sino en un quince por ciento, meta que nosotros conseguiremos en poco tiempo, quizás. Hay varias explicaciones para esta morosidad en cuanto a la colectivización de la tierra, que se realiza lentamente y por un gradual convencimiento. La más importante es el enorme espíritu individualista del campesino, dueño de una parcela heredada
    de antepasados que sudaron sobre ella quizás durante milenios; en estas condiciones, el campesino ha adquirido un sentido tal de individualidad que solamente las enormes ventajas de la colectivización permiten poco a poco permeabilizar la actitud de esta clase social para incorporarlas al trabajo común.
    Todas las colectividades de Yugoslavia, ya sean campesinas u obreras industriales, se guían por el principio de lo que ellos llaman la autogestión. Dentro de un plan general, bien definido en cuanto a sus alcances, pero no en cuanto a su desarrollo particular, las empresas luchan entre ellas dentro del mercado nacional como una entidad privada capitalista.
    Se podría decir a grandes rasgos, caricaturizando bastante, que la característica de la sociedad yugoslava es la de un capitalismo empresarial con una distribución socialista de las ganancias, es decir, tomando cada empresa, no como un grupo de obreros sino como una unidad, esta empresa funcionaría aproximadamente dentro de un sistema capitalista, obedeciendo las leyes de la oferta y la demanda y entablando una lucha violenta por los precios y la calidad con sus similares; realizando lo que en economía se llama la libre concurrencia. Pero no debemos nunca perder de vista que las ganancias totales de esa empresa se van a distribuir, no en la forma desproporcionada de una empresa capitalista, sino entre los obreros y empleados del núcleo industrial.
    Dar un diagnóstico definitivo, una opinión sobre este tipo social, es muy arriesgado en el caso mío, sobre todo porque no conozco personalmente las manifestaciones ortodoxas del comunismo, como son las de los demás países unidos en el Pacto de Varsovia, del cual Yugoslavia no es partícipe.
    Debe recalcarse que el experimento yugoslavo merece ser estudiado con sentido crítico y, de todas maneras, para nuestro consumo nacional, es necesario extraer dos grandes enseñanzas: primero, la capacidad enorme del pueblo para construir su propia riqueza y segundo, la facilidad con que este pueblo adquiere la técnica. Habría que considerar también una serie de actitudes aplicables perfectamente a nuestra Cuba de hoy, como es, por ejemplo, la no sujeción a pacto alguno, entendiéndose bien que hablo desde el punto de vista cubano de nuestra realidad americana en el año 1959.
    Las ganancias de una cooperativa deben distribuirse en varias cantidades: una destinada a pagar sobresueldos, sobresalarios y premios a los obreros, la otra destinada a bienestar social; una tercera destinada a pagar los préstamos que el gobierno ha hecho para desarrollar esa empresa y otra de impuestos generales. Los obreros yugoslavos son usufructuarios de la empresa donde trabajan pero no los dueños de la misma, a pesar que deben pagarla al Estado, o a la sociedad, como llaman ellos. El sistema, difícil de entender en pocas palabras está bien coordinado y da muy buenos resultados en cuanto a la satisfacción de los pequeños lujos de la población, que está bien y variadamente vestida, bien nutrida y alegre, aunque no hay, en mi concepto, una insistencia lo suficientemente grande en recalcar los grandes rumbos de la industrialización, lo que debería llevarse a cabo en un país pobre y subdesarrollado como es Yugoslavia, en base a un mayor sacrificio de la población, privándose de todos estos pequeños lujos que he detallado.
    Yugoslavia, el único país comunista que hemos conocido, goza de una libertad de crítica muy grande, aunque hay un solo partido político, el comunista, y los periódicos, lógicamente, siguen las orientaciones gubernamentales dentro de cierto margen de discusión y de polémica. Mayor libertad existe en las artes, donde al lado de magníficas realizaciones realistas, en pinturas por ejemplo, hemos visto salas enteras de representantes de las últimas escuelas del arte moderno sobre las que no expreso opinión alguna porque, simplemente, no las entiendo; el mensaje que presumiblemente tienen no está al alcance de mi percepción.
    Esta libertad de discusión se puso de manifiesto cuando me preguntaron en una amable reunión de sobremesa, en una de las repúblicas que constituyen la federación, mi opinión sobre el sistema yugoslavo; opinion difícil que, en términos generales aun hoy, después de comprender algo más su mecanismo no puedo expresar, simplemente, muy interesante por todo lo que de nuevo traía hasta nosotros, miembros de un país capitalista en proceso de desarrollo económico y en lucha por su liberación nacional, la imagen de un país comunista y, al mismo tiempo, con un comunismo que se aleja de la ortodoxia expresada en los libros comunes, para adquirir una serie de características propias; peligroso, porque la competencia entre empresas dedicadas a la producción de los mismos artículos, introduciría factores de desvirtuación de lo que presumiblemente sea el espíritu socialista. Esos fueron mis planteamientos exponiendo al mismo tiempo un ejemplo práctico de los males que podría acarrear, en mi concepto, el sistema, lo que provocó tres respuestas diferentes; el jefe de una industria contestó a su manera, quizás con un claro sentido empresarial, el presidente de los sindicatos, opinó a la suya y un miembro del gobierno expuso otra idea diferente. Además, se enfrascaron entre ellos en una discusión de cierta intensidad, en la que los miembros del gobierno y el líder obrero se colocaron en contra del director de empresa. Muy teórica y difícil de explicar la discusión, lo interesante es que se desvirtúan muchas de las aseveraciones de la prensa sobre el totalitarismo de los países comunistas. Puedo asegurar, con mi responsabilidad de revolucionario y la experiencia de lo visto por los propios ojos, que en Yugoslavia hay un amplio margen de libertad dentro de las limitaciones que impone un sistema de dominación de una clase social sobre otras.
    El Mariscal Tito nos impresionó por varias razones; primero, por su popularidad inmensa solo comparable a las de Nasser en Egipto y a la de nuestro Fidel; segundo, por su sencillez de hombre de pueblo sin altanerías y con amplio espíritu fraterno; tercero, por lo documentado que está él, así como sus consejeros y otros miembros del gobierno, de la situación cubana y de los peligros que corre esta revolución. Consideramos, honestamente, que debemos ampliar mucho nuestro comercio con la joven República Federativa de Yugoslavia; naturalmente, no solo con ella sino con todos los países del mundo, pero, poniendo el caso concreto del país visitado, podemos hacer buenos negocios vendiendo nuestro azúcar y muchos otros productos a ellos necesarios, como son minerales, jugos de frutas, quizás, hasta nuestro tabaco, a pesar de ser un buen productor; podemos comprar de ellos algunos artículos industriales en los que son especialistas, como barcos de todo tamaño y especificación, generadores eléctricos de todo tipo y alguna maquinaria agrícola e industrial.
    No vimos en Yugoslavia, como en el Japón, gigantes industriales ni manifestaciones refinadísimas de la más alta técnica, pero sí vimos realizaciones concisas, trabajos fuertes y bien hechos dentro del orden industrial y, en el orden humano en el pueblo a una nación contenta con sus gobernantes, contenta con su destino, que ha desarrollado enormemente sus fuerzas productivas y las ha puesto al servicio de la nación y que tiene hacia nuestro país -cosa fundamental- una simpatía extraordinaria. Simpatía que se manifestaba en todo momento, a nuestro paso por las calles, con los gritos de «jViva Cuba!», «jViva Fidel!» y con las muestras de especial regocijo y de interés con que éramos recibidos y se escuchaban las narraciones de nuestra experiencia.
    Yugoslavia, como Cuba, nació a la vida, en esta nueva etapa social, después de una gigantesca lucha de guerrillas contra el poder bélico más formidable de su momento y a la vez, más cruel y efectivo en su tarea de destrucción. Perdió un décimo del total de la población calculada en 16 millones, en esa larga lucha de cinco años; llegó a tener un ejército de 800 mil hombres el que todavía, hoy, es poderoso; construyó en la sierra el germen de su gobierno popular y sobre esas bases lo mantuvo; todo lo viejo, lo caduco, fue destruido por el avance de la revolución y el pueblo aprendió con el ejército de las armas, la fuerza de la unidad y el poder de un pueblo decidido a luchar por sus ideales
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    Mensaje por Antidemócrata Sáb Feb 16, 2013 11:33 am

    Amo Yugoslavia. Mi país socialista favorito.
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    Mensaje por kARLnAVAS Vie Feb 22, 2013 9:44 pm

    yugoslavia es tan socialista como lo es hoy cuba o bielorrusia

    por otra parte me hacen gracia los comentarios de que en yugoslavia existía trabajo asalariado, ya que el trabajo asalariado existe en todos los países socialistas, un funcionario es un asalariado, del Estado, pero asalariado, engels entendía la socialización como la posesíon del estado por toda la clase proletaria, y no de su vanguardia, otra cosa es que toda la clase proletaria delege responsabilidades en comités intermedios, estableciendose una jerarquía de abajo arriba cuya cúpula dirige y planifica la economía nacional, pero esto ya sería comunismo.

    asi que si la pregunta es si yugoslavia era mas socialista que la urss, la respuesta es no, tecnicamente la diferencia deberíamos plantearnosla de diferente forma ¿cual es la diferencia entre una economía planificada por el estado y el estado del bienestar capitalista?

    en toda sociedad capitalista se planifica, decir lo contrario es una necedad, la diferencia estriba en el sentido de esta planificación, la sociedad capitalista utiliza al Estado para financiar tal o cual empresa, se regula teniendo en cuenta los intereses de la burguesía, el Estado fija unas falsas leyes vistosas que supuestamente garantizan derechos de los obreros, se trata de papel mojado, porque el poder economico real esta en las empresas privadas y no en el Estado

    en el socialismo, el Estado dirige, planifica, administra la economía, fija precios y salarios, contrata a todos los ciudadanos, fija unas leyes por escrito que no son papel mojado sino que son garantía de transparencia y seguridad de que el salario, las vacaciones, la jornada o la jubilación son ley

    en tales aseveraciones radica la diferencia entre un negocio burgues y una economía socialista

    en yugoslavia había empresas privadas pero estas estaban regidas por un plan general, estaban subordinadas a la dirección del Estado que envíaba funcionarios que eran la ley, también habia empresas estatales, todas ellas bajo la dirección estatal, técnicamente la empresa privada en yugoslavia era papel mojado, no eran propiedad privada mas que en un papel, su producción, sus precios, etc. estaban fijados por el estado al igual que las cooperativas en la urss,

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    Mensaje por surfas Sáb Feb 23, 2013 11:56 pm

    ¿ES YUGOSLAVIA UN PAÍS SOCIALISTA?
    COMENTARIO SOBRE LA CARTA ABIERTA DEL CC DEL PCUS (III)
    Por la Redacción del Renmin Ribao
    y la Redacción de la revista Hongqi
    (26 de septiembre de 1963)

    A juicio de Jruschov, Yugoslavia no sólo es un país socialista, sino también un país socialista“avanzado”; allí no existe “habladuría sobre la revolución”, sino “edificación concreta del socialismo” y el “desarrollo” de Yugoslavia ha hecho una “contribución concreta al movimiento obrero revolucionario internacional en su conjunto”, todo lo cual Jruschov más bien envidia y desea emular.....


    ....Con nuestro ardiente amor a la gran Unión Soviética y al gran PCUS, quisiéramos exhortar con toda sinceridad a los dirigentes de ese Partido: ¡Camaradas y amigos! ¡No sigan el camino de Yugoslavia! ¡Vuélvanse atrás en seguida o será demasiado tarde!

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    Mensaje por Repesp Miér Mayo 01, 2013 11:01 am

    Yugoslavia como sistema economico adopto el socialismo de mercado, yo creo que es mas parecido al capitalismo de estado que el socialismo propiamente dicho. Solo que las empresas estaban en manos de los trabajadores, pero no cooperaban, competian, de la misma forma que lo hacen las cooperativas agrarias en los paises capitalistas.
    Me parece bastante adecuado con pequeñas empresas o ciertos servicios, pero abarcando toda la economia, se crea una desigualdad considerable, como la que habia en Yugoslavia.
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    Mensaje por Durruti_36 Dom Mayo 26, 2013 10:09 pm

    Un analisis sobre la autogestion yugoslava:

    El siguiente artículo de Jon Las Heras (ICEA), presenta el desarrollo de la economía Yugoslava, entre los años 1945 y 1991. En el análisis se expondrán los problemas económicos más importantes que hicieron que el proyecto degenerara progresivamente, llevándolo a una crisis económica, política y social.


    La economía de posguerra y las primeras reformas.


    Tras acabar la Segunda Guerra Mundial, la República Federal Socialista de Yugoslavia implantó el mismo diseño de planes quinquenales que Stalin había desarrollado para industrializar la Unión Soviética dos décadas atrás. El primer plan se desarrolló entre los años 1947 y 1951, que tenía como objetivo estructurar el sistema de producción en una solida base industrial de bienes de capital y consumo, mayormente acero, maquinaria industrial, recursos energéticos que facilitarán una mayor capacidad de consumo y un sector agrícola que permitiera el abastecimiento de una demografía, primordialmente urbanita, creciente.

    Los datos hacia 1951 eran muy satisfactorios, ya que la riqueza del país se había duplicado respecto a la de 1939 y la industria pesada empezaba a aparecerse a aquella de la URRS y de los países occidentales europeos. Pero Yugoslavia no siguió el mismo camino que la Unión Soviética debido a los encontronazos entre los dirigentes políticos de ambos países que sucedieron en 1948. Tito no quiso reconocer a la URSS como ente supremo del comunismo, reafirmando la fortaleza y soberanía de Yugoslavia, y recordando que los partisanos expulsaron a la Alemania nazi prácticamente sin ayuda. Esta tendencia soberanista yugoslava, hizo que la URSS la apartara del núcleo de países aliados socialistas.

    Este encontronazo marcó fuertemente al partido comunista, la Liga de Comunistas de Yugoslavia (LCY), que entendió la estructura de la sociedad de forma muy diferente a lo que venía siendo un país burocrático comunista. A partir de aquí, Yugoslavia tendría que buscar otros países que estuvieran fuera del pacto de Varsovia para poder establecer relaciones comerciales.

    En el Sexto Congreso de la LCY (1952) el responsable de economía, Boris Kidric, estableció el criterio de rentabilidad como el primordial indicador que rigiera la asignación de recursos económicos. Los consejos de trabajadores se situaron como pilar central para la toma de decisiones, ya que sabían de primera mano como gestionar las empresas, dejando de lado al partido, que por naturaleza, siempre tendía hacia una burocracia centralista e ineficiente, tomando decisiones arbitrarias. Pese al repudio que se expresó hacia las organizaciones fuertemente centralizadas y jerárquicas, no fue hasta una década más tarde cuando los consejos de trabajadores empezaron a adquirir autonomía en la toma de decisiones.

    Los impuestos sobre los beneficios netos de cada empresa fueron del 88% hasta 1958, que bajaron al 70%, y hacia 1962 fueron progresivamente reducidos hasta el 40%. Los precios domésticos estaban establecidos por el gobierno central, y la estrategia de comercio internacional protegía la industria nacional mediante fuertes aranceles y subsidios a los sectores que exportaban productos que requerían altas inversiones de capital. Es decir, que en los primeros años en los que Yugoslavia se abrió al comercio con los países europeos, estableció fuertes políticas proteccionistas para no verse invadida por productos industriales más baratos1. Durante la década de los 50, el Producto Interior Bruto (PIB) creció de media un 6.3% y la riqueza neta media de los trabajadores creció en un 3% anualmente.

    Pese al crecimiento continuo del que Yugoslavia venía disfrutando, el déficit comercial (la diferencia entre exportaciones e importaciones) rondaba el 3% anual, llegando a los 260 millones de dólares a principios de los 60. Los dirigentes del partido achacaron este problema a la baja productividad de algunos de los sectores más importantes del país. Por ello, la tendencia que había adquirido la economía Yugoslava, en la que había ciertas personalidades que decidían las políticas económicas más importantes del país con un sesgo puramente ideológico y arbitrario, debía ser abandonada por criterios “más objetivos”. Criterios como aquellos que dictaminada el mercado. Así, la horizontalización de la economía, en la cual se pretendía dar más poder de decisión a los consejos obreros, permitiéndoles una mayor gestión de sus propios recursos2, tenía que ir acompañada de una liberalización de los mercados ante los precios internacionales. O por lo menos, fue así como lo entendieron los dirigentes de la LCY.



    La segunda ola de reformas: 1965-1974



    Quiero citar a uno de los arquitectos de la segunda ola de reformas, el vice-presidente Kardelj, para que podamos entender mejor la esencia de las políticas aplicadas:

    “el objetivo fundamental de la presente reforma es acelerar la intensidad de la actividad económica, tarea casi imposible de realizar dentro del restringido mercado Yugoslavo. […] Hemos llegado a un estadio de desarrollo en el cual un mayor avance de la economía requiere la expansión del mercado como uno de los reguladores fundamentales de los procesos económicos.”3

    Para poder ser competitivos respecto a los países de la OCDE, los dirigentes del partido recurrieron al concepto de ventaja comparativa4. Pero como Yugoslavia era más productiva en actividades que requerían más mano de obra que capital, los políticos yugoslavos cambiaron el concepto a “ventaja comparativa potencial”. Es decir, que como querían que Yugoslavia tuviera altas tasas de acumulación de capital porque no consideraban que la agricultura fuera a proporcionales mayores grados de riqueza, decidieron ser competitivos no según las reglas del mercado, sino según sus propias políticas de inversión. Esta formulación, obviamente, va en contra de los principios de los cuales Kardelj hablaba. Pese a ello, también se dieron los primeros pasos hacia la desregularización del sistema bancario para recortar la creciente dependencia de las inversiones del capital internacional y del Banco Central Yugoslavo.

    En un año de mayor apertura al comercio internacional (entre 1965 y 1966), el déficit comercial aumentó de 353 a 455 millones de dólares. Algunos sectores exportadores (como fábricas de acero y otras que producían tractores), a los cuales se les había reducido las subvenciones por las nuevas políticas económicas, demandaron otra vez las mismas subvenciones debido a la importante reducción de precios que se experimentó. Algunos sectores, como el agrícola, de carácter más nacional se vieron invadidos completamente por la producción extranjera, debilitando aquellas regiones (las más pobres) que estaban especializadas en la producción de alimentos, como Kosovo, Macedonia o Montenegro. Entre 1967 y 1972 las exportaciones crecieron un 4.9% mientras que las importaciones lo hicieron en un 12.2%, y el déficit comercial experimento un crecimiento peligroso, llegando a los 1194 millones de dólares en 1970.

    Las visión optimista de los tecnócratas que entendían la regulación de los mercados mediante un sistema de precios internacional como la mejor solución a los problemas de baja productividad, se vio completamente puesta en entredicho. Mientras que un tercio de la economía permanecía en riesgo de bancarrota, la competitividad de las industrias líderes se había visto reducida, y como colmo de todo, la diferencia en la riqueza entre regiones aumentó. El paro creció entre un 7-8% y muchas personas se vieron obligadas a migrar a países del oeste de Europa a principios de la década de los 705.



    La tercera ola de reformas y el deterioro imparable de la economía: 1975-1988



    Debido a los importantes obstáculos a los que la economía yugoslava se enfrentaba, y a la importante reducción del bienestar social, la LCY redirigió su política otra vez a una posición más conservadora ante los mercados internacionales. También se reestructuraron las bases en las cuales se sustentaba la organización de los trabajadores. Los consejos obreros se dividieron en grupos de decisión que ya no sólo representaban a la fábrica, sino a los grupos de trabajo más pequeños dentro de la misma (conocidos como los BOAL: Basic Organisations of Associated Labour).

    Así, desde los átomos más pequeños de la sociedad hasta la cúpula del partido, se pretendía formar un sistema de toma decisiones en el que cada grupo aportara sus conocimientos, y donde los estamentos “democráticamente” elegidos más altos (como la Asamblea Federal), mediante la agregación de todos los datos que las asambleas de trabajadores les habían proporcionado, tomarían las decisiones óptimas que proporcionaran el mayor crecimiento y bienestar para toda la comunidad. De esta forma se pretendía consensuar la toma de decisiones en un nuevo “contrato social”. Un dato que corrobora este hecho es que en 1977 uno de cada 5 trabajadores pertenecía algún grupo inmiscuido en la toma de decisiones.

    Los aranceles se incrementaron y las subvenciones a los sectores que exportaban aumentaron. El Producto Interior Neto (PIN) tuvo un crecimiento del 6.3% entre 1974-1979 y la productividad por trabajador aumentó en 1.7%.

    No obstante, la productividad del capital (es decir, las maquinas necesarias para producir un bien) experimento una tasa decreciente. Es decir, que más máquinas eran usadas para producir el mismo número de bienes que años anteriores. En la década de los años 70, las diferencias políticas entre las regiones habían aumentado. Eslovenia y Croacia eran sometidas involuntariamente a impuestos que luego eran redistribuidos a las comunidades más pobres como fondos de inversión. Las comunidades que recibían la ayuda no tenían que rendir cuentas ante ninguna autoridad central ni a las fuerzas del mercado, por lo que usaban las inversiones en proyectos especialmente llamativos y avanzados para demostrar su buena disposición por el crecimiento ante los ciudadanos, y poder así salir reelegidos en las siguientes elecciones.

    De esta forma, se llegaron a dar muchos casos en los que se habían erigido fábricas capacitadas para producir el doble de lo necesario, puertos y sistemas de transportes redoblados que lo único que hacían era dificultar la comunicación entre regiones. Esto se transformó en mercados regionales muy divididos, de forma que los estados del norte no tenían ningún tipo de relación de intercambio, por muy fructífera que pudiera ser, con los estados del sur. Todo esto, más la tozudez de algunos políticos por mantener industrias altamente improductivas6 llevó a un deterioro pronunciado de la capacidad de uso de los recursos disponibles. Como dice Palairet, “hacia 1979 Yugoslavia ya estaba en bancarrota.”7

    Uno de los problemas que se le achacó a Yugoslavia era que mientras permitía un sistema (más o menos) libre de precios para el mercado de bienes y servicios, los precios para los factores de producción (salarios y capital) eran rígidos. Salarios que los consejos de trabajadores nunca permitieron reducir, y precios del capital, que siempre estaban fijados por el estado y su arbitrariedad a la hora de subvencionar o invertir en fábricas o sectores no necesariamente productivos. Esta crítica, mayoritariamente por parte de aquellos que están a favor del libre mercado, pretende recalcar que ningún órgano ni institución deberían regir la economía pues es imposible saber cuales son las cantidades óptimas que hay que asignar a cada producto, trabajador, fábrica, etc. mientras que el mercado, a través de su mano invisible, si es capaz de hacerlo.

    Las políticas desarrolladas en los 80 no fueron más que intentos desesperados de recuperar la economía a los niveles de los años 60. El gobierno cayó en el error de pretender resucitar la economía mediante una política monetaria expansionista, es decir, imprimiendo más dinero para que los bancos pudieran conceder fácilmente créditos a empresas y a consumidores para que la producción y consumo total crecieran. Entre 1985-1986 el dinero disponible en el mercado fue aumentado en un 106%, forzando a que los precios de todos los bienes se duplicaran, si no triplicaran. Este error garrafal del estado se tradujo en una fuerte tendencia inflacionista que desestabilizó la economía sustancialmente.



    FMI y colapso



    En mayo de 1988, a petición del gobierno, el FMI entró en juego aplicando su conocida “terapia de choque”. Su objetivo era reestructurar la economía yugoslava disminuyendo la actividad del gobierno y liberalizando la economía. Para ello, se promovieron instituciones conformes a la economía de mercado, se liberalizaron los precios, se promovió la privatización de las empresas y la reducción del gasto público.

    La gran inflación de los años 80

    (cambio % anual en los precios de mercado)8


    1980
    27
    1981 46
    1982 29
    1983 39
    1984 57
    1985 76
    1986 88
    1987 119
    1988 199
    1989 1356

    Al contrario de lo que se podría haber esperado, la tendencia inflacionaria se reforzó debido a que todas las personas e instituciones tenían expectativas de una inflación perpetua, además, la capacidad interventora del estado para corregir los mercados se había reducido por la estrategia del FMI. Como se puede observar en la tabla, los bienes en 1989 eran 13 veces más caros que el año anterior, dando lugar al fenómeno de la hiperinflación.

    Algunas políticas restrictivas con la oferta monetaria pudieron atajar el problema por abril de 1990, pero nada más haber resuelto este problema, el gobierno incrementó el sueldo de los funcionarios públicos para reactivar la economía, así como también el gasto militar, debido a las crecientes discrepancias entre regiones que podían requerir la presencia de las fuerzas del estado. El auge del nacionalismo aumentó las rupturas dentro del partido, economía y sociedad yugoslava, y cada vez más, los partidos nacionalistas esloveno, croata, serbio y kosovo-albanés tenían mayor seguimiento. Ni una política cohesionada, ni una organización económica conjunta eran realidad. Lo único a lo que cabía esperar era a ver qué estado proclamaría su independencia primero, o si el gobierno central aplicaría una represión tenaz para que la unidad nacional persistiera.


    ¿Qué podemos aprender de la experiencia yugoslava?


    En sus 45 años de existencia, Yugoslavia intentó una empresa difícil de conseguir: un comunismo de estado basado en una toma de decisiones a manos de los consejos obreros y regido, a su vez, por los mercados internacionales como mecanismo de control de la productividad. Pese a la jerarquización en la toma de decisiones, donde un grupo de políticos (ayudados por el bureau de tecnócratas) decidía sobre qué era mejor para el país en cada momento; la sociedad Yugoslava se regía mediante mecanismos mucho más horizontales que otros estados comunistas.

    Pero el intento de ser un estado industrializado socialista y competitivo la llevaron a enormes contradicciones que no permitieron establecer una política económica coherente. Cuando se dieron procesos de apertura al mercado internacional, las empresas nacionales se veían debilitadas por los bajos precios de las importaciones extranjeras, y no quedaba otra solución que subvencionar las empresas nacionales para que pudieran vender sus productos. Cuando la economía cerraba sus puertas y establecía cierta rigidez en los precios y en la distribución de los excedentes para reforzar las políticas comunistas e igualitarias, los consejos obreros y los políticos de las regiones más ricas pedían reducir la intervención gubernamental y dejar mayor margen a la objetividad de los mercados. Por lo que, si el país aplicaba una política, emergían fuerzas que reprochaban esa dirección, y viceversa.

    Los gobernantes no hicieron más que dar tumbos y zig-zaguear para poder encontrar una política al gusto de todos. Estas constantes contradicciones debilitaron con los años la capacidad productiva del país, desmembrando la unidad y fortaleciendo las políticas soberanistas de aquellas regiones que perdían riqueza y poder por pertenecer a Yugoslavia. Cuando empezaron a usar las desastrosas políticas monetarias como instrumento para ensalzar la economía, todo estaba ya muy vendido.

    Al contrario que Suecia, que pese a tener una considerable presencia del estado en la actividad económica sí permite la propiedad privada de los medios de producción, Yugoslavia no supo como gestionar sus recursos públicos. El intento de sopesar por igual la competitividad con la equidad mientras los bienes pertenecían al conjunto de la sociedad, llevaron al país a la bancarrota.

    La crítica que realizo en este artículo al socialismo de mercado se puede apreciar extensamente en el libro de David McNally titulado Against the Market (Contra el Mercado). Mcnally, después de realizar un interesante análisis histórico de la economía política de principios del siglo XIX y de la labor de los socialistas utópicos que intentaron frenar la creciente degradación de la clase obrera, concluye afirmando que aquellas economías que centran la mayor parte de su producción con el fin de ser intercambiada a través de un mecanismo de precios basado en la competitividad, se enfrentarán a los problemas de una idiosincrasia capitalista: inflación, desempleo, desigualdad creciente, abuso de los recursos naturales etc. (todo ello presente también en la antigua Yugoslavia).

    Pese a ello, de la experiencia de Yugoslavia se pueden aprender dos cosas: la primera, que es posible organizar relaciones de producción que requieren una tecnificación avanzada basadas en una toma de decisiones horizontal basada en los consejos de trabajadores, y dos, que es prácticamente imposible que estas relaciones de horizontalidad puedan subsistir en una economía de mercado con precios regidos por el capital internacional. O en otras palabras, estructurar la sociedad de forma horizontal es imposible si existen fuerzas exógenas que la amenacen constantemente, como la competitividad de los mercados internacionales o potencias imperialistas extranjeras.

    Para terminar, quiero recalcar que allí donde el mercado pueda sustraer un beneficio económico neto, las empresas desarrollarán diferentes mecanismos para poder entrometerse. Así, sin una transformación radical en los países que constituyen el capitalismo internacional y que tienen un comportamiento claramente expansionista, aquellas regiones que quieran abstraerse y vivir de forma autárquica en contraposición al mercado, siempre estarán bajo la duda de que inversiones extranjeras quieran cruzar sus fronteras y amenazar la estabilidad de la región. Yugoslavia pretendió interactuar con los mercados internacionales estableciendo sus propias reglas al mercado, a la vez que no se libró del fetiche de creer que los mercados son la única forma de regir una sociedad de forma eficiente. Los países con los que compitió no se lo pusieron fácil y acabó, poco sorprendéntemente, por ser consumida en su propia incoherencia hasta que necesitó la ayuda de instituciones nada amigables como el FMI.



    1 Hacia 1960 el 65% de las exportaciones y el 66% de las importaciones eran realizadas con paises de la OCDE. Este es un dato relevante, ya que nos permite entender que Yugoslavia tenía como objeto convertirse en un país industrializado y rico, semejante a Francia, Alemania o Italia.

    2 Hasta ahora, los beneficios apropiados por los trabajadores no eran destinados a nuevas inversiones de capital, como el proceso de acumulación y crecimiento sugiere, si no al consumo de bienes y servicios. Esto ocurría porque los trabajadores estaban fueran del ámbito de decisión sobre en qué sectores y productos había que invertir, proceso que todavía era llevado por los organos centrales del pártido.

    3 Citado en Flaherty (1982, pg 117), “Economic reform and foreign trade in Yugoslavia”, Cambridge Journal of Economics.

    4 Que viene a ser uno de los pilares básicos de la teoría económica desarrollada por David Ricardo a principios del siglo XIX. El concepto sugiere que cada país tiene que especializarse en la producción de aquellos bienes o servicios en los cuales tiene un menor coste relativo de producción. Es decir, que si un país tiene en proporción (no en valores absolutos), más peras que manzanas, y un segundo tiene más manzanas que peras, el primero tendrá que especializars en la producción de peras y el segundo en la de manzanas.

    5 Entre 1968 y 1972 el número de emigrantes se multiplicó por dos y medio, pasando de 400.000 a 1.000.000 de yugoslavos, cerca del 20% de la población activa.

    6 Como “el hombre enfermo del Danubio”. Empresa de acero serbia que continuó su producción hasta el final del periodo comunista pese a las altas perdidas que generaba. Tenía empleados a más de 11.000 trabajadores.

    7 Palairet (2001)“Metallurgical Kombinat Smederevo 1960-1990: Case Study in the Economic Decline of Yugoslavia”

    8 Evan Kraft (1995) “Stabilising Inflation in Slovenia, Croatia and Macedonia” Europe-Asian Studies.

    9 Pese a sus intentos por acabar con la creciente desigualdad, McNally, critica duramente a los socialistas utópicos por creer que la problemática del capitalismo no se encuentra en el mercado y el sistema de precios, sino en la concentración de poder de los empresarios que conlleva una manipulación de los “precios naturales”. Esta perspectiva esta claramente fundanda sobre la lógica Marxista. Estas críticas ya fueron ampliamente realizadas por Marx, como aquella dirigida primordialmente a J.P. Proudhon en “La Pobreza de la Filosofía”.

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    Yugoslavia ¿Socialismo o Capitalismo? - Página 2 Empty Re: Yugoslavia ¿Socialismo o Capitalismo?

    Mensaje por NG Lun Jun 03, 2013 8:58 pm

    Obviamente cualquiera que se haga llamar marxista-leninista no puede calificar de socialista el Estado yugoslavo ni tampoco a su partido, y quién afirme esto o bien es un antistalista recalcitrante que intenta poner al titismo (como se ha hecho con otras ramas revisionistas) como una corriente antiburocrática e inovadora, o bien desconoce totalmente lo que fue Yugoslavia y sólo conoce la propaganda burguesa que alaba a esta experiencia frente al "marxismo ortodoxo" o "stalinismo".

    Por otro lado hay que recalcar que las críticas del Partido Comunista Chino no eran críticas que no hubieran puesto mucho tiempo antes la Kominform o el PTA. Del mismo modo que han aceptado las mismas tesis titistas sobre Stalin. Así que ni mucho menos hay que dar al PCCh méritos que no merece. De hecho como he afirmado siempre la gente debería repasar la estela de las taras del maoísmo en sus lunas de miel con el titismo en los años 50 y 70.

    El revisionista de Disidente_del_Capitalismo, que es un usuario que hace no mucho le hemos descubierto despotricando sobre este mismo foro aludiendo falta de libertad y demás memeces, defiende a Yugoslavia y a Tito como una experiencia socialista, y para ello, nos intenta convencer con un texto de un socialdemócrata que tiene las mismas taras marxistas que él. Desmontemos entonces el circo que ha montado:

    Yugoeslavia puede clasificarse como una democracia popular, pues representa una etapa de transición entre el capitalismo y el socialismo. En su economía, hay grandes e importantes sectores socializados y otros en que aún subsisten formas capitalistas.
    Ese es el problema, Yugoslavia ya en la época inicial de postguerra 1944-1950, y antes que anunciara oficialmente su "autogestión" antimarxista, fue un país que apenas mostró atención al campo, apenas empezó a iniciar la colectivización, y lo hizo metiendo al kulak dentro de las cooperativas y distribuyendo los beneficios según quién hubiera entregado más ganado y tierras, estando estos dos elementos inmutables para el kulak antes de entrar a dicha cooperativa, no creo que haga falta decir a quién beneficiaba toda ley de distribución entonces. En los países de democracia popular durante el periodo "stalinista" esto no ocurrió, se llevo a cabo una lucha de clases consecuente y no se hizo piña con el kulak sino que se le exterminó como clase, de ahí que se purgaran a las corrientes nacionalistas como Gomulka en Polonia que querían abrazar a la burguesía y el kulak como Tito hacía por esos años rehabilitando la teoría bujarinista de la integración del capitalismo en el socialismo, la diferencia entre los países de democracia popular y Yugoslavia, es que los primeros aún incluso llegando los jruschovistas al poder siguieron colectivizando el campo, y cuando abandonaron gradualmente la colectivización en el campo, los yugoslavos ya lo había hecho muchos años antes e incluso habían abierto las pocas granjas estatales o cooperativas al capital extranjero como habían hecho en sus empresas industriales.

    Por lo tanto ni siquiera me haría falta explicarme más, pues es de saber común que el campo yugoslavo jamás dejó de tener un amplio carácter privado como comenta el famoso relato del Ché Guevara cuando comenta su estancia allí, del mismo modo que estaba permitido la compra y venta de tierra, así como al igual que Jruschov se legalizó la compra y venta de máquinas agrícolas sólo que en este país Tito lo hizo con la excusa de "no intromisión del Estado". A todo eso me hace gracia que se hable de un sistema centralizado en yugoslavia cuando fue lo primero que se toco tras separarse del campo socialista, les recomiendo que repasen la entrevista de Tito con el trotskista Kamalesh Banerji de 1950 donde realza los beneficios de la descentralización.

    Disidente_del_Capitalismo, escribió:En mí opinión lo fue sin lugar a dudas, y fue una forma realmente divergente del antiguo socialismo europeo y que en mi opinión se acercaba más a lo que era el proyecto de Marx y Engels.
    Para los revisionistas como este hombre que incluso le hemos visto por el foro alabar a Imre Nagy efectivamente el titismo es el cielo en la tierra, pero cualquiera que haya estudiado un poco el marxismo y las obras de sus clásicos observara que lo que ha afirmado es una completa gilipollez.

    Como he comentado más de una vez, la pretendida "vía yugoslava" al socialismo es un fraude antimarxista, el socialismo autogestionado tiene en común raíces ideológicas con el anarcosindicalismo no con el leninismo ni el marxismo, aprovechare un texto ya publicado contra un híbrido chavista-titista que hacía apología del mismo modo de la autogestión:

    NG escribió:como le tocó refutar en su día a Lenin cuando combatió las desviaciones anarcosindicalistas (que el titismo comparte ideologicamente), veamos como explicaba Lenin esta manipulación gratuita de la oposición obrera:

    "En el punto tercero de la resolución sobre la desviación sindicalista y anarquista, que todos tenéis, sin duda, hay una errata evidente (que, a juzgar por las observaciones, ha sido advertida). Se debe leer como sigue: "Es significativa, por ejemplo, su tesis" (es decir, de la "oposición obrera") siguiente:

    "El Congreso de Productores de Rusia organiza la dirección de la economía nacional; los productores están agrupados en sindicatos, que eligen un órgano central para dirigir toda la economía de la República".

    Hemos hablado ya más de una vez de este punto en el congreso, tanto en las reuniones parciales como en las sesiones plenarias públicas del mismo. Creo que hemos aclarado ya que en modo alguno se debe defender este punto con el argumento de que Engels habla de la agrupación de los productores, pues es evidente a todas luces -y la confrontación del pasaje correspondiente así lo demuestra- que Engels se refiere a la sociedad comunista, en la que no existirán clases. Para todos nosotros esto es indiscutible. Cuando en la sociedad no haya clases, en ella quedarán solamente trabajadores productores, no habrá obreros ni campesinos. Y nosotros sabemos perfectamente que Marx y Engels diferencian con la mayor precisión en todas sus obras el período en que las clases existen todavía y el período en que ya no las habrá. Marx y Engels se burlaron sin piedad de las ideas, frases e hipótesis relativas a la desaparición de las clases antes del comunismo y afirmaron que sólo el comunismo significa la supresión de las clases [25]. Nos encontramos en una situación en la que hemos sido los primeros en plantear de una manera práctica el problema de esta supresión de las clases, y en un país campesino como el nuestro quedan ahora dos clases fundamentales: la clase obrera y el campesinado. Junto a ellas, subsisten grupos enteros de restos y supervivencias del capitalismo. Nuestro programa dice taxativamente que estamos dando los primeros pasos y que atravesaremos toda una serie de etapas de transición. Pero en la práctica de nuestra labor en los Soviets y de toda la historia de la revolución vemos constantemente, y del modo más patente, que es erróneo hacer definiciones teóricas como las que formula la oposición en este caso. Sabemos muy bien que en nuestro país subsisten las clases y subsistirán durante largo tiempo; que en un país en el que predomina la población campesina, las clases subsistirán inevitablemente durante muchos años. [...]

    Llegamos así al meollo del problema: es posible una situación en la que subsistan clases hostiles al proletariado; por lo mismo no podemos crear ahora, en la práctica, eso de que hablaba Engels. Habrá dictadura del proletariado. Después habrá sociedad sin clase.

    Marx y Engeis combatieron implacablemente a quienes olvidaban la diferencia existente entre las clases, a quienes hablaban de los productores, del pueblo o de los trabajadores en general. Quien conozca algo las obras de Marx y Engels no puede olvidar que en todas ellas se ridiculiza a quienes hablan de los productores, del pueblo y de los trabajadores en general. No hay trabajadores en general, ni gente que trabaja en general: existe o bien el pequeño propietario, que posee medios de producción y cuya sicología y cuyos hábitos de vida son enteramente capitalistas -y no pueden ser otros-, o bien el obrero asalariado de la gran industria, cuya psicología es completamente distinta, y que ocupa una posición de antagonismo, de contradicción y de lucha con los capitalistas". (Lenin, X Congreso del PC (b) de Rusia -Informe sobre la unidad del partido y la desviación anarcosindicalista, presentado el 16 de marzo- 1921)


    Y efectivamente como decía Lenin si miramos el libro de Engels efectivamente se habla de la etapa final, o sea del comunismo:

    [25]:"Por tanto, el Estado no ha existido eternamente. Ha habido sociedades que se las arreglaron sin él, que no tuvieron la menor noción del Estado ni de su poder. Al llegar a cierta fase del desarrollo económico, que estaba ligada necesariamente a la división de la sociedad en clases, esta división hizo del Estado una necesidad. Ahora nos aproximamos con rapidez a una fase de desarrollo de la producción en que la existencia de estas clases no sólo deja de ser una necesidad, sino que se convierte positivamente en un obstáculo para la producción. Las clases desaparecerán de un modo tan inevitable como surgieron en su día. Con la desaparición de las clases desaparecerá inevitablemente el Estado. La sociedad, reorganizando de un modo nuevo la producción sobre la base de una asociación libre de productores iguales, enviará toda la máquina del Estado al lugar que entonces le ha de corresponder: al museo de antigüedades, junto a la rueca y al hacha de bronce". (Engels, El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, 1884)

    Por lo tanto al igual que hicieron en su día la oposición obrera y los titistas este autor del artículo de aporrea cae en la misma manipulación de Marx-Engels. El autor dice que el pensamiento de Marx donde los productores y no el Estado debe dirigir la economía, es una contradicción en sí, ya que pone de manifiesto que Marx mezclaba el socialismo (cuando existe Estado) con el comunismo donde no existe Estado y no puede haber tal disputa, encima dice que ese pensamiento se manifiesta después de la Comuna de Paris, o sea entre el 1871, mientras que las frases de Marx tanto anteriores como posteriores no solo niegan la afirmación del autor del artículo sino que dice completamente lo opuesto como ya hemos visto en boca de Engels y como veremos más adelante en boca de Marx. [...]

    Por otro lado, Marx no concibe esta forma de Estado como una “dictadura” al estilo moderno, dejando abierta la interrogante sobre cuál sería la forma concreta que éste asumiría.

    De nuevo teorizaciones absurdas o bien sobre que la dictadura del proletariado es una dictadura a secas sin carácter de clase (algo imposible) o bien que Marx renegaba de la dictadura del proletariado, esto es fácilmente contrastable con la realidad de sus escritos:

    "Lo que yo he aportado de nuevo ha sido demostrar: 1) que la existencia de las clases sólo va unida a determinadas fases históricas de desarrollo de la producción; 2) que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado; 3) que esta misma dictadura no es de por sí más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases". (Marx, Carta a Joseph Weydemeyer, 1852)

    Lo que sí parece claro, por las lecturas de La guerra civil en Francia, es que el núcleo de su concepción del Estado para ese período de transición, está muy asociado con la Comuna, una forma de organización social que no presenta ningún rasgo de dictadura, tal como la conocemos hoy día.
    ¡No hombre! ¡Claro que no! La Comuna era un Estado sin Estado, sin dictadura de ninguna clase, claro que sí. Se nota que no ha tenido tiempo el autor del artículo de mirar el libro que cita:

    "Ultimamente, las palabras dictadura del proletariado han vuelto a sumir en santo horror al filisteo socialdemócrata. Pues bien, caballeros, ¿queréis saber qué faz presenta esta dictadura? Mirad la Comuna de París: ¡He ahí la dictadura del proletariado!" (Engels, Intro de La Guerra Civil en Francia, 1891)

    Negar la dictadura del proletariado, y el papel del partido en esta es algo que compartían tanto la fracción de la "oposición obrera" en Rusia como la Liga de los "comunistas" yugoslavos en Yugoslavia:

    Y he aquí la crítica de Lenin hacía la oposición obrera y sus ideas:

    "3. La manifestación teórica más acabada y la más neta de esta desviación (variante deuna de las manifestaciones más acabadas, etc., de esta desviación) son las tesis y otros escritos del grupo de la llamada "oposición obrera". Bastante significativaes, por ejemplo, la siguiente tesis: "El Congreso de productores de toda Rusia organiza la dirección de laeconomía nacional; los productores están agrupados en sindicatos industriales, que eligen un órgano central para dirigir toda la economía nacional de laRepública". Las ideas que forman la base de esta y de las otras numerosas declaraciones parecidas son radicalmente falsas desde el punto de vista teórico, constituyendo la ruptura completa con el marxismo y el comunismo, así como con la suma de la experiencia práctica de todas las revoluciones semiproletarias y de la actual revolución proletaria.En primer lugar, el concepto de "productor"engloba al proletario con el semiproletario y con el pequeño productor de mercancías, apartándose así,radicalmente, del concepto fundamental de la lucha de clases y de la exigencia básica de diferenciar con precisión las clases.En segundo lugar, orientarse hacia las masas sin partido o coquetear con ellas, como se hace en latesis citada, es apartarse del marxismo de un modo no menos radical.El marxismo nos enseña -y esta doctrina no sóloha sido confirmada formalmente por toda la Internacional Comunista en la decisión de su IICongreso (1920) sobre el papel del partido político del proletariado, sino que lo ha sido también prácticamente por toda la experiencia de nuestra revolución- que sólo el partido político de la clase obrera, es decir, el Partido Comunista, está en condiciones de agrupar, educar y organizar a la vanguardia del proletariado y de todas las masas trabajadoras, la única vanguardia capaz de contrarrestar las inevitables vacilaciones pequeñoburguesas de estas masas, las inevitables tradiciones y recaídas en la estrechez de miras gremial o en los prejuicios sindicales entre el proletariado y dirigir todo el conjunto de las actividades de todo el proletariado, esto es, dirigirlo políticamente y a través de él dirigir a todas las masas trabajadoras. Sin esto la dictadura del proletariado es irrealizable. La falsa concepción del papel del Partido Comunista en sus relaciones con el proletariado sin partido, y luego en las relaciones del primer y segundo factores con toda la masa de trabajadores,constituye un retroceso teórico radical del comunismo y una desviación hacia el sindicalismo y el anarquismo, desviación que impregna todas las concepciones del grupo de la "oposición obrera".

    4. El X Congreso del PC de Rusia declara que considera también absolutamente equivocados todos los intentos del grupo mencionado y de otras personas de defender sus puntos de vista erróneos invocando el apartado 5 de la parte económica del programa del PC de Rusia, dedicado al papel de los sindicatos. Este apartado dice que "los sindicatos deben llegar a concentrar efectivamente en sus manos toda la dirección del conjunto de la economía nacional como un todo económico único", y que los sindicatos "aseguran así el vínculo indisoluble entre la dirección central del Estado, la economía nacional y las grandes masas trabajadoras", "incorporando" a estas masas "a la gestión inmediata de la dirección dela economía".

    En este mismo apartado el programa del PC de Rusia considera como condición preliminar para crear la situación a la que "tienen que llegar" los sindicatos, el proceso de "liberar cada vez más a los sindicatos de la estrechez gremial" y abarcar la mayoría "y gradualmente a la totalidad" de los trabajadores. Por último, el mismo apartado del programa del PC de Rusia subraya que los sindicatos, "según las leyes de la RSFSR y la práctica establecida,participan ya en todos los órganos locales y centrales de la dirección industrial". En lugar de tener en cuenta precisamente esta experiencia práctica de la participación en la dirección, en lugar de seguir desarrollando esta experiencia en estricta concordancia con los éxitos alcanzados y con los errores corregidos, los sindicalistas y anarquistas plantean la consigna inmediata de "congresos o de un congreso de productores", "que eligen" los órganos de dirección de la economía. De este modo se pasa por alto y se elimina en absoluto el papel dirigente, educativo y organizador del partido respecto a los sindicatos proletarios y del proletariado respecto a las masas trabajadoras semipequeñoburguesas y puramente pequeñoburguesas, y en lugar de desarrollar y corregir el trabajo práctico de la estructuración de nuevas formas de economía, comenzado ya por el Poder soviético, resulta una destrucción pequeñoburguesa-anarquista de este trabajo,destrucción capaz de conducir únicamente al triunfo de la contrarrevolución burguesa". (Lenin, X Congreso del PC (b) de Rusia -Proyecto inicial de resolución del X Congreso del PC de Rusia sobre la unidad del partido.- 1921)


    Y compárenlo con las teorías de los revisionistas yugoslavos:

    "La Liga de los Comunistas de Yugoslavia no gobierna mediante el monopolio político, sino que es una expresión de una forma específica pero sin embargo muy importante de los intereses sociales e históricos de la clase obrera en concordancia con el del interés de toda la gente trabajadora y de la sociedad en el sistema de auto-gobierno y del poder de la clase obrera y las masas trabajadores en un sistema que está basado en el pluralismo democrático de los intereses sujetos al auto-gobierno". (E. Kardelj, "Direcciones del desarrollo del sistema político socialista de auto-gestión", citado por Enver Hoxha)

    He aquí una excelente crítica de Enver Hoxha sobre el modelo yugoslavo revisionista sobre el partido y al relaciones con las demás organizaciones sociales:

    "En el sistema de la dictadura del proletariado, la organización de masas ocupan una posición especial, como es ampliamente conocido y juga un papel importante. Ellas son las palancas del partido para unirse con las masas y realizar la regla política de la clase obrera y la democracia socialista. La organización social en el socialismo hace que la línea del partido proletario sea accesible a las personas, es una enorme arma de la revolución y de construcción socialista, ellos luchan en tribunas donde la opinión pública se afirma. Ellos tienen la tarea de educar a las masas, y para que sean conscientes y capaces de participar activamente en la construcción del socialismo y la dirección del gobierno.

    Las competencias que estas organizaciones tienen como componente del sistema de la dictadura del proletariado se llevan a cabo bajo la dirección del partido de la clase obrera dentro de los límites de sus propias características y particularidades. Las organizaciones sociales no pueden ser eficaces si están aisladas del partido proletario, de otras organizaciones y del propio Estado socialista. Si uno asume lo contrario, entonces sería teóricamente sin sentido que ellos sean elementos de un sistema único, ellos se transformarían en organismos muertos en la práctica, sin ninguna función y sin poder cumplir con las tareas en beneficio de la sociedad socialista. Al igual que el partido y el Estado, las organizaciones de masas en Yugoslavia han sido tratadas y juzgadas desde una posición absolutamente anarquista. En contraste con la idea de Lenin de que las organizaciones de masas:

    "...son los ayudantes más cercanos y más esenciales del poder del Estado". (VI Lenin, Collected Woks, vol. 33, p. 202, Alb. ed.)

    La idea ha sido promovida en Yugoslavia de que la cooperación de estas organizaciones con el Estado socialista era una forma de "burocrático estatista". Los revisionistas yugoslavos se imaginan que todas estas estas organizaciones son capaces de actuar por separado del partido. "Nosotros", Kardelj dice, "nos hemos apartado de la visión mundial según la cual estas organizaciones han sido las llamadas correas de transmisión de la Liga de los Comunistas durante mucho tiempo". (P.267) Aquí no habla en absoluto sobre el único partido en Yugoslavia y el estado Yugoslavo, que está en ambos casos en manos de la burguesía, y que dicen no realizan ninguna influencia en estas organizaciones. Pero realmente por el contrario, los titistas nunca van sin la manipulación de las masas por parte de las organizaciones sociales, pero Kardelj está volviendo a algo más por esta norma. Él sólo quiere que destruir la conexión de los partidos marxistas-leninistas con las masas, mientras que la experiencia general de la revolución demuestra que estas partes tienen esas organizaciones, liderada por el partido del proletariado con el fin de crear y sostener vínculos reales con las masas organizadas.

    Es un hecho bien conocido que la idea del papel dirigente del partido marxista-leninista está estrechamente relacionado con la idea de su ideología revolucionaria. Al separar la organización de masas del partido por lo tanto significa para ellos distanciarse de la ideología marxista-leninista y ya cerrar la brecha así creada por la ideología revisionista burguesa. Esta intención se revela claramente cuando Kardelj escribe sobre el ser humano como miembro de la "Alianza Socialista": "...no se puede decir que su visión será siempre y en todos los aspectos según la ideología del marxismo". (p.280) Esto significa que al trabajador yugoslavo también se le permite seguir ideas burguesas, feudales, fascistas y otros tipos ideologías y además con el apoyo del régimen titista en su confusión ideológica". (Enver Hoxha - La "Auto-gestión" Yugoslava - Teoría y Práctica capitalista, 1978)


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    En cuanto al texto de Durruti_36 me parece que contiene ciertos mitos anticomunistas fácilmente desmontables:

    Este encontronazo marcó fuertemente al partido comunista, la Liga de Comunistas de Yugoslavia (LCY), que entendió la estructura de la sociedad de forma muy diferente a lo que venía siendo un país burocrático comunista. A partir de aquí, Yugoslavia tendría que buscar otros países que estuvieran fuera del pacto de Varsovia para poder establecer relaciones comerciales.
    Creo que este autor se debería de informar para conocer de quién abolió los contratos comerciales vigentes con Albania, Polonia o Checoslovaquia y los daños que produjeron los yugoslavos al negarse a continuar con estos proyectos. Así que de obligación nada, porque para empezar fueron los yugoslavos los que no quisieron presentarse públicamente para debatir sus políticas bujarinistas frente a la Kominform y los que rompieron relaciones con el campo socialista, eso si, bien que ellos meses antes habían criticado publicamente en la Kominforn al PCI y al PCF, en resumen: oportunismo y cobardía.

    Yo de todas formas no entiendo como la gente defiende a un Estado que a la muerte de su líder Tito, tenía en 1980 una deuda de 11 mil millones de dólares como socialista, siendo todo además créditos norteamericanos e ingleses. No sabia que ahora el imperialismo financiaba la construcción del socialismo, por favor...

    Pese al crecimiento continuo del que Yugoslavia venía disfrutando, el déficit comercial (la diferencia entre exportaciones e importaciones) rondaba el 3% anual
    Es lo que tiene abrirse de par en par al capital extranjero:

    «Pero lo que él se esfuerza por negar (Kardelj) en su libro se confirma cada día por muchos hechos revelados por la prensa occidental, en realidad incluso por la agencia de noticias yugoslava TANJUG, que anunció, el último 16 de agosto, la publicación de un nuevo reglamento de la Asamblea ejecutiva federativa, que directamente se ocupa de inversiones extranjeras en Yugoslavia. En virtud de esta normativa los derechos de los inversionistas extranjeros capitalistas en Yugoslavia se amplían aún más. «Bajo esta ley», informó TANJUG «los socios extranjeros, sobre la base de los acuerdos celebrados entre ellos y las organizaciones del trabajo socializado de este país, pueden realizar inversiones en forma de divisas, en forma de equipos, en forma de productos semilaborables y en forma de tecnología. Los inversores extranjeros tienen los mismos derechos que las organizaciones del trabajo socializado por el país, que invierten sus medios en una organización de trabajo asociado».

    Más adelante TANJUG subraya: «En este conjunto de normas es de mayor interés (por los extranjeros) porque garantiza la actividad económica común a largo plazo. Además de esto, ahora prácticamente no hay ningún campo en el que los extranjeros no puedan invertir sus recursos, con la excepción del seguro social, el comercio interno y las actividades sociales». Enver Hoxha - La «autogestión» yugoslava; teoría y práctica capitalista (1978)


    Un ejemplo de como la economía yugoslava estaba enquistada en los mercados capitalistas internacionales es este:

    «Así, un sistema anarcosindicalista se ha establecido en Yugoslavia, que ha sido llamado «socialismo de autogestión». ¿Qué ha traído este «socialismo autogestionado» a Yugoslavia? Todo tipo de mal. Anarquía en la producción en primer lugar. Nada es estable allí. Cada empresa lanza sus productos en el mercado y la competencia capitalista se lleva a cabo porque no hay coordinación, ya que no es la economía socialista la que dirige la producción. Cada empresa va sola, compitiendo contra la otra, con el fin de asegurar las materias primas, mercados y todo lo demás. Muchas empresas están cerrando debido a la falta de materias primas, los enormes déficits son creados por este desarrollo del capitalismo caótico, el aumento de las existencias de bienes no vendidos, debido a la falta de poder adquisitivo y también a la saturación del mercado con productos obsoletos. La situación de los servicios artesanales en Yugoslavia están en un estado muy grave. En referencia a este problema en la reunión de los principales activistas de Eslovenia, Tito no podía ocultar el hecho de que «Hoy en día hay que sudar mucho para encontrar, por ejemplo, un carpintero o algún otro artesano para reparar cualquiera cosa, e incluso cuando uno lo encuentra, le estará timando tan descaradamente que te hará poner los pelos de punta».

    Independientemente del hecho que se ha mencionado anteriormente, aún cuando algunas de las combinaciones modernas resultan productos de buena calidad, una situación difícil se ha creado en Yugoslavia porque tiene que encontrar un mercado para la venta de estos productos. Debido a estas dificultades de balanza de Yugoslavia del comercio exterior es pasiva. Sólo en los primeros 5 meses de este año el déficit fue de 2 mil millones de dólares. En el XXIº Congreso de la Liga de los "comunistas» de Yugoslavia Tito declaró que: «El déficit con el mercado occidental ha llegado a ser casi intolerable» Casi tres meses después de este congreso declaró de nuevo en Eslovenia: «Tenemos dificultades especialmente grandes intercambios comerciales con los países europeos miembros del Mercado Común. Allí el desequilibrio constante es muy serio. Muchos de ellos nos prometen que estas cosas se pondrán en orden, que las importaciones procedentes de Yugoslavia se incrementaran, pero hasta ahora hemos tenido muy pocos beneficios de todo esto. Cada uno está echando la culpa al otro». Y el déficit en el comercio exterior, que Tito no menciona en este discurso suyo superó los 4 mil millones de dólares en 1977. Esto es una catástrofe para la Yugoslavia. Todo el país está en las garras de una crisis sin fin, y las amplias masas trabajadoras viven en la pobreza.

    Muchos trabajadores yugoslavos no tienen trabajo, están siendo arrojados a la calle o a emigrar al extranjero. Tito no sólo ha reconocido esta emigración económica, este fenómeno capitalista, sino que incluso ha recomendado que se debe alentar. El desempleo no puede existir en un país socialista, el mejor ejemplo de esto es Albania. Mientras tanto, en los países capitalistas, entre los que Yugoslavia esta dentro por supuesto, incluyen el desempleo y este se está desarrollando en todas partes. Cuando Yugoslavia tiene más de un millón de desempleados y más de 1,3 millones de emigrantes económicos que están vendiendo su fuerza de trabajo en el oeste de Alemania, Bélgica, Francia, etc. cuando la riqueza de los individuos que ocupan cargos importantes tanto en la administración pública o en empresas e instituciones es cada vez mayor, cuando los precios de los bienes de consumo están aumentando día a día, cuando las empresas están en quiebra y miles de otras ramas igual, el sistema de Yugoslavo de «autogestión» se prueba como un gran fraude. Y, sin embargo Kardelj, sin avergonzarse lo más mínimo, tiene la temeridad de escribir: "En nuestras condiciones, la auto-gestión socialista es la forma más directa de la expresión de la lucha por la libertad del hombre trabajador, por la libertad de su trabajo y de su creatividad, procurando hacerle decisivo en la influencia económica y política en la sociedad». Enver Hoxha - La «autogestión» yugoslava; teoría y práctica capitalista (1978)



    En el Sexto Congreso de la LCY (1952) el responsable de economía, Boris Kidric, estableció el criterio de rentabilidad como el primordial indicador que rigiera la asignación de recursos económicos.
    No quiero vanagloriarme, pero creo sinceramente que esta política capitalista, que por cierto también promocionaba Jruschov, también la refuté en su día, así que me veo obligado a volver de nuevo a citar lo mismo que ya he escrito en otros posteos:
    Kyrie escribió:Que se busque la rentabilidad de las empresas o la apropiacion de mercancias son de cuestion moralista, independientemente del sistema de produccion se puede tener cualquier tipo de moral, pero ello no cambia al sistema de produccion.
    NG escribió:Que una empresa en un Estado socialista busque la rentabilidad a toda costa, no es una cuestión moral, es un rasgo inequívoco de que las cosas marchan mal, de que no se ejerce la busqueda del objetivo comunista, por el cual se deben eliminar paulativamente las diferencias entre el campo y la cuidad por ejemplo, tarea irrealizable sin una industria pesada que pueda mecanizar el campo, y tarea que no se llevará a cabo si las empresas se basan en la rentabilidad, porque por esa regla, las empresas de industria pesada, dicho vulgarmente las de: "máquinas que producen márquinas" cerraran, y dejaran paso en el Estado a las industrias ligeras que son más rentables.

    Esto como digo sería un indicio de que las empresas se basan en métodos capitalistas, otra vez necesitare a Stalin ara que desenmascar los métodos revisionistas que en la época Jruschov fueron introducidos a mansalva, y que hoy día los revisionistas bajo distintas teorizaciones han introducido estas ideas y otras como la negación del rol de la industria pesada en el marxismo sin mucho ruido, he aquí un repaso del georgiano:

    "En la segunda fase de la sociedad comunista, la cantidad de trabajo invertido en la producción de productos no se medirá indirectamente, a través del valor y de sus formas, como ocurre en la producción mercantil, sino de manera directa e inmediata, por la cantidad de tiempo, por la cantidad de horas invertidas en la producción de los productos. En cuanto a la distribución del trabajo entre las ramas de la producción, no será regulada por la ley del valor, que entonces habrá perdido ya su fuerza, sino por el incremento de las necesidades de la sociedad en productos. Será esta una sociedad en la que las necesidades de la misma regularán la producción y el cálculo de esas necesidades adquirirá una importancia primordial para los organismos encargados de la planificación.

    Es también completamente errónea la afirmación de que en nuestro sistema económico actual, en la primera fase de desarrollo de la sociedad comunista, la ley del valor regula las «proporciones» de la distribución del trabajo entre las distintas ramas de la producción.

    Si ello fuera así, no se comprenderla por qué en nuestro país no se desarrolla al máximo la industria ligera, la más rentable, dándole preferencia frente a la industria pesada, que con frecuencia es menos rentable y a veces no lo es en absoluto.

    Si ello fuera así, no se comprendería por qué en nuestro país no se cierran las empresas de la industria pesada que por el momento no son rentables y en las que el trabajo de los obreros no da el «resultado debido» y no se abren nuevas empresas de la industria ligera, indiscutiblemente rentable, en las que el trabajo de los obreros podría dar «mayor resultado».

    Si eso fuera así, no se comprendería por qué en nuestro país no se pasa a los obreros de las empresas poco rentables, aunque muy necesarias para la economía nacional, a empresas más rentables, como debería hacerse de acuerdo con la ley del valor, a la que se atribuye el papel de regulador de las «proporciones» de la distribución del trabajo entre las ramas de la producción.

    Es evidente que, de hacer caso a esos camaradas, tendríamos que renunciar a la primacía de la producción de medios de producción en favor de la producción de medios de consumo. ¿Y qué significa renunciar a la primacía de la producción de medios de producción? Significa suprimir la posibilidad de desarrollar ininterrumpidamente nuestra economía nacional, pues es imposible desarrollarla ininterrumpidamente si no se da preferencia a la producción de medios de producción.

    Esos camaradas olvidan que la ley del valor sólo puede regular la producción bajo el capitalismo, cuando existen la propiedad privada sobre los medios de producción, la concurrencia, la anarquía de la producción y las crisis de superproducción. Olvidan que la esfera de acción 'de la ley del valor está limitada en nuestro país por la existencia de la propiedad social sobre los medios de producción, por la acción de la ley del desarrollo armónico de la economía y, por consiguiente, también por nuestros planes anuales y quinquenales, que son un reflejo aproximado de las exigencias de esta última ley.

    Algunos camaradas deducen de aquí que la ley del desarrollo armónico de la economía del país y la planificación de la misma destruyen el principio de la rentabilidad de la producción. Eso es completamente erróneo. En realidad, ocurre todo lo contrario. Si consideramos la rentabilidad, no desde el punto de vista de esta o aquella empresa o rama de la producción, y no en el transcurso de un año, sino desde el punto de vista de toda la economía nacional y en un período, por ejemplo, de diez a quince años -ésta sería la única forma acertada de enfocar el problema-, veríamos que la rentabilidad temporal e inconsistente de esta o aquella empresa o rama de la producción no puede en absoluto compararse con la forma superior de rentabilidad, sólida y constante, que nos dan la acción de la ley del desarrollo armónico de la economía nacional y la planificación de la misma, librándonos de las crisis económicas periódicas, que destruyen la economía nacional y causan a la sociedad tremendos daños materiales, y asegurándonos el desarrollo ininterrumpido de la economía nacional y el elevado ritmo de este desarrollo". (Stalin, Problemas económicos del socialismo en la URSS, 1952)
    Continuemos:
    Pero Yugoslavia no siguió el mismo camino que la Unión Soviética debido a los encontronazos entre los dirigentes políticos de ambos países que sucedieron en 1948. Tito no quiso reconocer a la URSS como ente supremo del comunismo, reafirmando la fortaleza y soberanía de Yugoslavia, y recordando que los partisanos expulsaron a la Alemania nazi prácticamente sin ayuda. Esta tendencia soberanista yugoslava, hizo que la URSS la apartara del núcleo de países aliados socialistas.

    Sobre esto existen muchos hilos en el foro para desmitificar esa mentira:

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    Pero dejaré un extenso extracto de Enver Hoxha sobre la pugna de Iosif Stalin y Tito durante el intercambio de cartas entre el PC (b) y el PCY sobre las desviaciones de este último, así de cómo el PTA logró corregir ciertas tendencias titistas que se habían implantado y que como se demuestran en el texto son tesis a toda luz antimarxistas, lo hago, pese a la pesadez que pueda producir, para que a partir de ahí se conozca mejor las razones de las desviaciones de Tito, aunque recomiendo como digo esos dos links que he dejado:


    Última edición por NG el Lun Jun 03, 2013 9:13 pm, editado 2 veces
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    Yugoslavia ¿Socialismo o Capitalismo? - Página 2 Empty Re: Yugoslavia ¿Socialismo o Capitalismo?

    Mensaje por NG Lun Jun 03, 2013 9:04 pm

    Enver Hoxha - Informe presentado ante la conferencia de activistas del partido de Tirana sobre los análisis y las conclusiones del XI Pleno del CC del PCA (1948)

    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

    Todo nuestro Partido tiene conocimiento de las cartas do gran trascendencia histórica que el Partido Bolchevique de la Unión Soviética ha dirigido al Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia. Con ellas el Partido Bolchevique expresa su reprobación a los dirigentes del Partido Comunista de Yugoslavia y llama su atención sobre una serie de graves errores de principio por ellos cometidos, aconsejándoles mantenerse en el correcto camino marxista-leninista e indicándoles la manera rápida y radical para corregir estos peligrosos errores. [...]

    El Partido no olvida un solo instante el papel dirigente de la Unión Soviética en el campo socialista. Todos los trotskistas yugoslavos y otros desviacionistas nacionalistas de derecha han intentado no sólo empañar esta realidad, sino también atacar y combatir a la Unión Soviética. Los objetivos de estos enemigos del socialismo coincidían con los del imperialismo. Ellos han tratado de implantar en sus partidos las concepciones oportunistas, revisionistas, de liquidar los partidos comunistas de sus países y de hacer degenerar los países de democracia popular en países de democracia burguesa. Esto significa crear un terreno favorable al capitalismo en los países donde ha sido instaurada la democracia popular, crear bloques hostiles al socialismo en el interior del campo democrático antiimperialista. Así pues, nuestro Partido debe manifestar una gran vigilancia en este sentido, para defender el marxismo-leninismo, auténtica ideología de nuestro Partido, y combatir implacablemente los puntos de vista burgueses y pequeñoburgueses en el Partido, defender resueltamente la Unión Soviética y el campo socialista.

    Ahora debemos volver atrás y decir al Partido la verdad, tomar plenamente conciencia, al cabo de estos análisis, de los errores que han sido cometidos, sin lo cual no podremos convencer a nadie en nuestras filas. Una actitud contraria sería causa de graves peligros. Nos mantendríamos en las viejas posiciones erróneas, cubriríamos con un fino velo los errores, el Partido quedaría desorientado y así se prepararía el terreno para nuevos peligros futuros. La lucha del Partido no puede terminar aquí. Para combatir al enemigo eficazmente hace falta odiarlo, y es indispensable conocer los errores para poder combatirlos y corregirlos como se debe. Tenemos que ser vigilantes con relación a los errores de los otros, pero al mismo tiempo debemos vigilar nuestros actos, controlar nuestros errores y corregirlos. Los errores en la dirección son los más peligrosos, porque en el ejemplo de la dirección se educa el Partido y a través de la obra de este último se engrandece la dirección. El Partido y la dirección son un todo indivisible.

    La cuestión de la lucha de clases. — Nuestro Partido no se ha dejado influir por la gran desviación del Partido Yugoslavo en lo que concierne a la lucha de clases. No nos hemos equivocado en este sentido, pero las cartas del Partido Bolchevique, dirigidas al Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia constituyen para nosotros una gran enseñanza, son una potente arma para nuestro Partido a fin de que pueda defenderse de estos peligros. En la carta del Partido Bolchevique, dirigida a Tito y compañía se dice:

    “En el Partido Comunista de Yugoslavia el espíritu de la política de la lucha de clases está ausente. El aumento del número de los elementos capitalistas tanto en el campo como en la ciudad prosigue rápidamente, y la dirección del Partido no toma medidas para limitar a estos elementos. El Partido Comunista de Yugoslavia se adormece con la podrida teoría oportunista de la integración pacífica de los elementos capitalistas en el socialismo, tomada prestado de Bernstein, Folmar, Bujarin”*.

    Nuestro Partido no ha cedido en este terreno, por el contrario ha intensificado día a día la lucha de clases en el campo y en la ciudad, ha golpeado implacablemente a los kulaks, a los beys latifundistas, a los grandes comerciantes, a los especuladores, a los usureros etc., no les ha permitido reanimarse ni en la ciudad ni en el campo, y los ha desarmado. Sin embargo existe siempre el peligro de su resurrección si el Partido relaja la lucha de clases, ya que, como nos enseñan las cartas del Partido Bolchevique, no debemos pensar que el peligro del resurgimiento de los elementos capitalistas ha desaparecido. Lenin ha dicho en 1920:

    “Mientras vivamos en un país de pequeños campesinos, habrá en Rusia una base económica más sólida para el capitalismo que para el comunismo”.* “Porque la pequeña producción engendra capitalismo y burguesía constantemente, cada día, a cada hora, de modo espontáneo y en masa”.**

    Nuestro Partido no debe dejarse embriagar ni un solo momento por los éxitos obtenidos, por las profundas reformas sociales que ha realizado en nuestro país, por los buenos resultados que ha obtenido en este sentido, ni descuidar la lucha de clases, ni debilitarla. Nuestro Partido debe tener siempre presente lo que nos enseña la carta del Partido Bolchevique, dirigida al Comité Central del PCY, en la que se dice:

    “Nadie niega la profundidad ni el carácter radical de las transformaciones sociales operadas en la URSS como resultado de la Revolución Socialista de Octubre. Pero de este hecho el PC (b) de la URSS no ha sacado jamás la conclusión de que se debe debilitar la lucha de clases en nuestro país o que no existe el peligro del resurgimiento de los elementos capitalistas. Es sabido que por un período de 15 años después de la Revolución* de Octubre, el Partido jamás ha suprimido de su programa las medidas tendentes a limitar en primer lugar a los elementos capitalistas en el campo, luego, a liquidar a los kulaks como última clase capitalista. La subestimación de esta experiencia del PC (b) de la URSS en lo que respecta a las fundamentales premisas para la edificación del socialismo en Yugoslavia sería un error preñado de peligros políticos, y es inadmisible para los marxistas, porque no se puede construir el socialismo solamente en la ciudad, únicamente en la industria, hay que construirlo también en el campo, en la agricultura”.

    ¡Qué grandes peligros pueden amenazarnos, comunistas albaneses, si no tenemos en cuenta constantemente estos grandes principios del leninismo! No olvidemos que en efecto Albania es un país agrícola donde predomina todavía la pequeña propiedad privada, que los campesinos son bastante atrasados y que subsisten en ellos la vieja mentalidad, la ignorancia, el fanatismo, etc. Debemos guardarnos de la errónea opinión según la cual, dado que hemos reducido a los kulaks al nivel de los campesinos pobres o medios en cuanto a la posesión de la tierra y a la situación económica, los hemos liquidado como kulaks, como última clase capitalista. Se olvidaría así hacer la diferenciación de clases en el campo. Se consideraría al campesinado como un todo indivisible y el Partido dejaría de movilizarse para superar las dificultades que provienen del crecimiento de los elementos explotadores en el campo. En nuestras aldeas vemos que los kulaks despliegan una intensa actividad, tratan de sabotearnos en todos los problemas de la economía agrícola, así como en nuestras cuestiones políticas. Los kulaks se esfuerzan en sembrar el descontento en el campo, en infiltrarse en los órganos del Poder para poder dirigir los asuntos a su gusto y saboteamos, y en introducirse también en las organizaciones de masas en el campo e incluso en las cooperativas agrícolas de trabajo.

    En lo que a las cooperativas agrícolas se refiere, debemos proceder a su revisión general, ya que su estructura y su organización tienen errores de principio que deforman su verdadera significación y el objetivo que se proponen las cooperativas en general y las cooperativas agrícolas de trabajo en particular. Los yugoslavos se han esforzado, con leyes y reglamentos de todo tipo que nos han impuesto, por desorientarnos en lo que concierne al problema rural. Es cierto que la situación económica de nuestro campesino se ha mejorado considerablemente. Sin embargo, si por una parte hemos realizado la Reforma Agraria, inmortal obra de nuestro Partido, y hemos expropiado a los kulaks de las grandes parcelas de tierra, por la otra, hemos permitido que los kulaks y una parte de los campesinos medios con mentalidad de pequeño capitalista se enriquezcan, exonerándolos de toda obligación hacia el Estado, de toda contribución a la edificación de la economía común del pueblo. En nuestra ley sobre la imposición de las explotaciones agrícolas, la misma tarifa de los impuestos, aunque fundada en el principio del impuesto progresivo sobre los ingresos, favorece por sus modalidades al campesino rico y golpea a las capas campesinas pobres. Según esta ley, las explotaciones rurales con ingresos de 90 000 a 100 000 leks por año, están gravadas con un impuesto de 15 000 leks más el 43 por ciento de la suma que exceda los 90 000 leks, mientras que los ingresos superiores a 100 000 leks lo están con el 20 por ciento solamente. En la mencionada ley, que desde todo punto de vista es una ley conforme a la línea justa, se las arreglaron para introducir en la tarifa tal error antimarxista, que permite el enriquecimiento de los kulaks y que es otro rasgo característico de las concepciones antimarxistas de la dirección yugoslava.

    Todo esto, así como las otras acciones erróneas que mencionamos anteriormente, es la causa de nuestras dificultades económicas, pero lo más peligroso, la supresión de la lucha de clases en el campo, nos perjudicaría enormemente. Para llevar a feliz término nuestra lucha en este sentido, debemos ser inflexibles, cimentar las cooperativas agrícolas de trabajo sobre sólidos fundamentos, crear el mayor número de cooperativas agrícolas de compraventa, enseñar al campesino a llevar sus productos a ellas y apartarlo de la especulación y del mercado negro, golpear a los especuladores en el campo y, a la vez que vayamos consolidando las cooperativas agrícolas de trabajo, ayudarlas mucho a fin de que se conviertan en modelo para los cultivadores de las inmediaciones.

    Debemos tener siempre en cuenta los preceptos de Lenin sobre las cooperativas agrícolas, el cual nos enseña:

    “Sería una idea por completo disparatada creer que es posible transformar estas explotaciones de un modo más o menos rápido, por medio de algunos decretos impuestos desde fuera”.*

    Lenin dice:

    “Los campesinos son eminentemente prácticos, están demasiado acostumbrados a cultivar la tierra a la manera antigua, como para prestarse a cambios importantes sólo en base a consejos e indicaciones de algún libro”.**

    Vladimir Ilich nos enseña que las cooperativas de trabajo deben ayudar a los campesinos de los alrededores. En ningún caso la cooperativa debe divorciarse de la población rural, por el contrario, tiene que atraérsela, ayudarla concretamente y mostrarle con ejemplos que la vida en la cooperativa se mejora gracias al trabajo colectivo, incluso sin la ayuda financiera del Estado. Que los comunistas no olviden las enseñanzas de Lenin. En nuestro trabajo con las cooperativas cometemos los errores de que habla Lenin, por eso debemos estar atentos. Que nuestro Estado utilice correctamente los créditos agrarios para ayudar a las cooperativas, a los campesinos pobres y luego a los campesinos medios. Pero Lenin dice también que nosotros tenemos el deber de hacer comprender a los campesinos la verdadera significación de la ayuda del Estado, dado que:

    “El campesino está acostumbrado a ver que el Estado, durante siglos y siglos, sólo se acuerda de él para oprimirlo, y es natural que, aleccionado por esta experiencia, tienda a considerar con desconfianza cuanto se refiera al fisco”.*

    Realizamos la Reforma Agraria y no declaramos en aquel entonces, explícitamente, que la tierra había sido nacionalizada, pero en la ley de la Reforma Agraria está estipulado que nadie tiene el derecho a vender o a comprar la tierra. Esta es una cuestión de principio en que será cimentada la colectivización futura de la agricultura. Debemos plantear correctamente y no dejarnos engañar por los puntos de vista según los cuales nuestro campesino, en “especificas” y atrasadas condiciones, podría considerar esta colectivización supuestamente perjudicial a sus intereses.

    Lenin nos enseña además que:

    “La propiedad privada sobre la tierra debe ser, en general, abolida; es decir, el derecho de propiedad sobre todo el suelo debe corresponder únicamente al pueblo; siendo las instituciones democráticas locales las que deben disponer de la tierra”.*

    Como nos aconsejó el camarada Stalin durante nuestra visita a Moscú, debemos avanzar con el mayor cuidado en la cuestión del campesinado, al que no debemos atemorizar con el programa máximo del Partido. Poniendo en práctica los preciosísimos consejos del camarada Stalin sobre esta cuestión, debemos proceder con pasos seguros y prudentes en lo que concierne al campesino, conocer bien sus condiciones y su mentalidad. La línea de nuestro Partido no debe apartarse un solo instante de los principios del marxismo-leninismo. Nuestro Partido debe realizar en el campo un trabajo muy arduo, y nosotros tenemos que fortalecernos en el curso de este trabajo para estar en condiciones de superar las dificultades. En la carta del Partido Bolchevique dirigida al CC del PCY, se dice:

    “En las condiciones en que en Yugoslavia la tierra no está nacionalizada, en que existe la propiedad privada sobre la tierra y el derecho a venderla y comprarla, cuando en manos de los kulaks se encuentran vastas parcelas de tierra, cuando el trabajo asalariado sigue en vigor, etc., no se puede educar al Partido en el espíritu de la extinción de la lucha de clases y de la conciliación de las contradicciones sin correr el riesgo de desarmarlo frente a las principales dificultades de la edificación del socialismo”.**

    De estas importantes tesis de las cartas del Partido Bolchevique debemos sacar enseñanzas para combatir con la mayor firmeza las debilidades o los errores que puedan manifestarse. Nuestro país es agrícola y el campesinado representa la mayor parte de la población. Por eso debemos tener constantemente una visión clara del papel dirigente de la clase obrera. Las cartas del Partido Bolchevique nos enseñan:

    “El marxismo-leninismo considera que en Europa, comprendidos en ella también los países de democracia popular, la clase obrera y no el campesinado es la clase de vanguardia e indefectiblemente revolucionaria. En cuanto al campesinado, su mayor parte, es decir los campesinos pobres y medios, pueden entrar o ya han entrado en alianza con la clase obrera, correspondiendo a esta última el papel dirigente en esta alianza”.*

    En esto los dirigentes yugoslavos se han desviado. Los campesinos pobres y medios de nuestro país tienen una gran confianza en nuestro Partido, porque les ha dado la tierra y porque gracias a su justa dirección se han mejorado enormemente sus condiciones económicas. Nuestro campesino ama el Partido y reconoce su papel dirigente. Esto quiere decir que el campesinado pobre y medio ha abrazado la alianza con la clase obrera y el papel dirigente de esta última en esta alianza. Y ahora a nuestro Partido se le plantea la gran tarea de consolidar día a día esta alianza. A esto se llegará aplicando con firmeza y sabiduría los grandes principios del marxismo-leninismo, combatiendo resueltamente las podridas teorías oportunistas de la integración pacífica de los elementos capitalistas en el socialismo y no divorciando la edificación del socialismo en la ciudad de la edificación del socialismo en el campo.

    El Partido y la organización del Frente. - Nuestro Partido ha tomado prestadas muchas formas de organización del frente en Yugoslavia, sin embargo como principal fuerza dirigente de la lucha y de toda la vida del país se ha considerado al Partido y no al Frente. En esta cuestión tan importante, los trotskistas yugoslavos se han desviado completamente. Los dirigentes yugoslavos han considerado como principal fuerza dirigente al Frente Popular, y se han esforzado en diluir el Partido en él, dado que, como dicen Tito y compañía, el Partido Comunista de Yugoslavia no puede tener un programa distinto al del Frente Popular.

    En nuestro país, el Frente ha sido y es una vasta organización de masas dirigida por el Partido. En nuestras definiciones se ha subrayado constantemente que el Partido está a la cabeza del Frente, que el Partido es su columna vertebral. A menudo las amplias masas de nuestro pueblo no mencionan el nombre del Frente sino el del Partido. Dicen: “Esto lo ha ordenado el Partido”, “En el tiempo en que el Partido tomó el Poder”, y emplean otras expresiones análogas. Se puede decir a este propósito que el papel y el trabajo de organización del Frente han sido descuidados. En nuestro Frente no ha habido otros partidos además del nuestro, y los miembros del Frente no han estado jamás incontrolados. Incluso podemos decir que en este aspecto nos hemos mostrado algo sectarios. En nuestro Frente se ha procedido siempre a la diferenciación y en todos los períodos los hombres de la reacción han sido expulsados y desenmascarados. En un momento dado, y precisamente en la Reunión de Berat, a insistencia del delegado yugoslavo, hemos permitido la entrada en el Frente de cierto número de enemigos, que no podían tener cabida en esta organización. La política oportunista de Sejfulla Malëshova y nuestras concesiones durante un corto período permitieron que ciertos elementos camuflados pudiesen permanecer durante la guerra en el Frente y ocupar puestos dirigentes. Ellos fueron descubiertos, desenmascarados y expulsados.

    Nuestro gran error ha sido que, además de las formas de organización que hemos tomado prestadas de los yugoslavos, hemos mantenido el Partido en una condición de semiclandestinidad, siguiendo así su errado ejemplo. Nuestro Partido está en el Poder desde la liberación completa de Albania, pero no lo hemos legalizado todavía. A lo largo de este período, quiérase o no, hemos ocultado la bandera de nuestro Partido bajo la cubierta del Frente. Dado que teníamos profunda y justa comprensión del papel dirigente del Partido, ¿por qué nos hemos dejado arrastrar a este grave error? Sin duda, la influencia ejercida por los yugoslavos tiene una gran parte de culpa, pero nuestro Partido reconoce y comprende toda la gravedad de este error, a propósito del cual hemos sido esclarecidos por las cartas del Partido Bolchevique, que nos indican:

    “Lenin ha dicho que el Partido es la más importante arma en las manos de la clase obrera. Es el deber de los dirigentes mantener esta arma en estado de alerta. Pero los camaradas yugoslavos, escondiendo la bandera del Partido y negándose a poner en evidencia ante el pueblo el papel dirigente del Partido, debilitan esta arma de la clase obrera, rebajan el papel del Partido, desarman a la clase obrera. Es ridículo pensar que un pequeño ardid de los camaradas yugoslavos pueda llevar al enemigo a renunciar a la lucha. Es precisamente para ello que debemos mantener el Partido en estado de alerta, para que combata a los enemigos. No hay que permitir que se adormezca, que esconda su bandera, que se amodorre con la idea de que, si no se da pretexto al enemigo, éste cesará la lucha, suspenderá la organización de sus propias fuerzas legal o ilegalmente”.*

    La justeza de las afirmaciones del Partido Bolchevique podemos ilustrarla con muchas de nuestras acciones si en la vida de nuestro Partido y de nuestro Frente, con el modo como hemos comprendido sus relaciones mutuas. Siempre hemos temido definir exactamente el papel del Partido en el Frente para no atemorizar a los elementos reaccionarios camuflados. No sólo disimulábamos nuestra militancia en el Partido, sino incluso considerábamos correcto que ciertos ministros, miembros del Partido, pero no conocidos como tales por las amplias masas del Frente, continuaran manteniendo el secreto de su militancia. Esto se hacía para no dar a nuestro gobierno o a nuestra Asamblea Popular la verdadera fisonomía de un gobierno comunista o de una asamblea popular predominantemente comunista. Este era un error nuestro. Actuábamos así para hacer creer a los elementos enemigos camuflados, que no era necesario que se organizaran legal o ilegalmente, porque personas que no eran comunistas, formaban parte del Gobierno y de otras instituciones. Pero con todo ello no logramos engañar a los elementos reaccionarios, ni impedirles que se organizasen dentro del mismo Frente y fuera de él. Esto fue probado por el trabajo hostil de ciertos diputados y de otros enemigos camuflados en el Frente.

    Todas las oficinas del Partido se ocultaban tras las oficinas del Frente y nuestros militantes disimulaban su militancia en el Partido, su mayor orgullo y honor, con el carnet del Frente.

    Las justas censuras dirigidas por el Partido Bolchevique a la dirección yugoslava por sus errores, son válidas también para nosotros. En la carta del Partido Bolchevique se dice:

    “El Partido Comunista de Yugoslavia se mantiene todavía en una condición de semiclandestinidad no obstante el hecho de que hace ya tres años y medio que está en el Poder; dentro del Partido no hay democracia, ni elecciones, ni crítica y autocrítica, y el CC del PCY se compone en su mayor parte de miembros no elegidos, sino cooptados”.*

    Si examinamos el funcionamiento de nuestro Comité Central, constataremos los mismos errores que se han producido en el Partido Comunista de Yugoslavia. No solamente la elección del Comité Central por la Primera Conferencia Nacional del PCA pecó en varios aspectos, sino que hemos continuado efectuando una serie de cooptaciones contrariamente a las reglas del Partido. Estas cooptaciones han tenido lugar justamente después de los incorrectos análisis en el Pleno de Berat y en el VIII Pleno del Comité Central del Partido. No fueron hechas por las conferencias, sino por el Comité Central. Ahora tenemos un Comité Central de 25 miembros, de los cuales 16 son miembros y 9 suplentes. Solamente ocho entre ellos han sido elegidos por la Primera Conferencia Nacional del Partido, mientras que los otros, miembros y suplentes, 17 personas en total, han sido cooptados. Esto no es regular ni justo. Los miembros de los comités del Partido en la base y todos sus secretarios han sido nombrados desde arriba. En el Partido, de arriba abajo, no se han realizado elecciones. Todas las reuniones y las conferencias del Partido se han desarrollado en secreto, como en tiempos de la más profunda clandestinidad. Las decisiones del Partido no se han publicado, se han dado a conocer a las masas populares indirectamente, por el intermedio del Frente y en nombre de éste. El mismo Stalin, hace un año, nos dijo textualmente esto: “Es inconcebible que un partido que está en el Poder no se haya legalizado”. Y nosotros no hemos legalizado aún a nuestro Partido y no hemos convocado el congreso del Partido. Es un error de principio que debemos rectificar rápidamente, porque es la causa de muchos otros.

    De cuanto se ha dicho más arriba resulta que nuestro Partido adolece de la falta de una auténtica democracia interna, de una sana crítica y autocrítica bolcheviques de la cabeza a la base, en la misma célula. Los miembros del Partido tienen miedo de hablar, temiendo ser mal vistos.

    “Es plenamente comprensible —se dice en la carta del Partido Bolchevique, dirigida al Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia— que, existiendo tal situación en el Partido, en el que no hay elecciones de los órganos dirigentes, sino sólo nombramientos desde arriba, no sea posible hablar de democracia dentro del Partido... los miembros del Partido no osan criticar las reglas establecidas en el Partido y prefieren callarse para no exponerse a la represión”.*

    Numerosos ejemplos típicos confirman estos fenómenos malsanos en nuestro Partido. Los análisis que hemos hecho y que estamos haciendo confirman plenamente la justeza de las críticas del Partido Bolchevique. Tenemos ejemplos que muestran que secretarios de célula y del comité del Partido, para preservar su prestigio personal y encubrir sus propios errores con la autoridad del Partido, han abusado de su autoridad, han ahogado la crítica y la autocrítica en estos organismos, llegando al punto de expulsar de su célula al miembro del Partido que ha osado contradecir su punto de vista. Estas prácticas han tenido lugar abajo, en la base, pero reflejan también el trabajo en los órganos centrales.

    Cada miembro del Partido o miembro del Comité Central tiene su propio lugar, todos somos miembros del Partido. Si cada uno de nosotros está investido de funciones y de responsabilidades determinadas, eso es para servir al Partido y no a personas particulares. Tenemos todos el derecho de criticar y todos, sin excepción, estamos sujetos a la crítica. Pero la crítica debe ser necesariamente sana y no puede ser hecha en medio de la calle. Cada miembro del Partido sabe dónde debe criticar y debe hacerlo con fuerza y sin ningún temor. Nadie debe amargarse a causa de una crítica sana que se le hace, por el contrario debe alegrarse porque tiene un objetivo educativo. Del mismo modo, cuando un miembro del Partido comete un error, debe hacer su autocrítica bolchevique francamente, sin timidez y sin temor a ser por ello humillado. Al contrario, el que practica correctamente la crítica y la autocrítica, como nos enseñan Lenin y Stalin, se hará más fuerte, se renovará e irá adelante por el justo camino del Partido, con nuevas y multiplicadas fuerzas.

    La falta de la crítica y la autocrítica en la dirección y en todo el Partido nos ha causado los graves daños que hemos expuesto en este informe. Ella ha perjudicado la unidad de la dirección, unidad que tiene una gran importancia para nuestro Partido. Estos errores tienen su origen en los odiosos métodos militares que han aparecido y se han implantado en nuestro Partido. Los manejos del Pleno de Berat, las tendencias que se manifestaron en el VIII Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Albania, las actitudes erróneas hacia Nako Spiru, el hecho de que los miembros y los suplentes del Buró Político o del Comité Central que iban a ser criticados, no fueron convocados a la reunión de estos organismos superiores, viéndose así impedidos de decir su opinión, y de criticar a su vez, todo esto y otras cosas más muestran que nosotros no hemos utilizado debida y correctamente las sanas armas del Partido, que son la crítica y la autocrítica. Estas son detestables manifestaciones de arbitrariedad en el Partido y muestran que hemos permitido la introducción en él de métodos militares, de formas de organización erróneas, tomadas prestado de los yugoslavos.

    Nuestros procedimientos en el curso de los análisis del VIII Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Albania pueden ser comparados con los puntos de vista erróneos del Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia. Nuestro modo de actuar, de juzgar, y las sanciones que hemos aplicado contra Nako Spiru, Mehmet Shehu y otros camaradas, se parecen al modo de actuar y a las decisiones del Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia contra los camaradas Zujovich y Hebrang. En los análisis del VIII Pleno, hechos a instigación de los trotskistas yugoslavos, no podemos menos que encontrar el reflejo de sus puntos de vista antimarxistas, antisoviéticos y opuestos a nuestro Partido. La carta del Partido Bolchevique dice:

    “Bastó, por ejemplo, que el camarada Zujovich expresara su desacuerdo, en la reunión del Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia, con el proyecto de respuesta del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia a la Carta del Comité Central del Partido Comunista Bolchevique de la Unión Soviética, para que inmediatamente fuese excluido del Comité Central. Al parecer el Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia considera al Partido no como un organismo en el que se tiene el derecho de expresar la propia opinión, sino como un destacamento guerrillero, cuyos miembros no tienen el derecho a opinar sobre las diferentes cuestiones, y que sin discutir deben traducir en actos todos los deseos del “jefe”. Esto se llama en nuestro país cultivar los métodos militares en el Partido, lo que es enteramente incompatible con los principios de la democracia interna de un partido marxista. Como se sabe, también Trotsky intentó en su tiempo implantar en el Partido Bolchevique los métodos militares de dirección, pero fue desenmascarado y condenado por el Partido con Lenin a la cabeza, los métodos militares fueron rechazados, y la democracia interna en el Partido fue mantenida como el más importante principio de la edificación del Partido”.*

    Otro peligro que ha existido en el Partido es que el secretario de organización del Comité Central era al mismo tiempo ministro del Interior. A propósito de esta cuestión, la carta del Partido Bolchevique dirigida al Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia dice:

    “Es característico el hecho de que el secretario de organización del Comité Central del Partido es el Ministro de Seguridad del Estado. En otros términos, los cuadros del Partido se someten de hecho a la vigilancia del Ministro de Seguridad del Estado. Según la teoría marxista, el Partido debe controlar todos los órganos del Estado, incluido también el Ministerio de Seguridad del Estado, mientras que en Yugoslavia ocurre lo contrario, siendo el Partido controlado de hecho por el Ministerio de Seguridad del Estado. Como se ve, esto explica que la iniciativa de las masas del Partido en Yugoslavia no esté al nivel requerido. Se comprende que no podemos considerar marxista-leninista y bolchevique tal forma de organización del Partido Comunista”.**

    El hecho de haber adoptado tal forma de organización ha causado graves daños a nuestro Partido. Sin entrar en detalles y sin citar ejemplos, hay que reconocer que todos los errores, de que hablé en mi informe, están relacionados dialécticamente con el hecho de que el secretario de organización era asimismo ministro del Interior. Debemos reconocer este grave error, ya que es el origen de muchos males, como la sofocación de la crítica y la autocrítica, la falta de democracia interna en el Partido, la introducción de los métodos militares y otras prácticas negativas. Hay que tomar conciencia de este hecho, si no se correrá riesgos también en el futuro. Ejemplos que ilustran los errores cometidos en este terreno, podríamos citar en abundancia. Se ha querido, por ejemplo, hacer admitir el punto de vista según el cual los miembros del Partido que prestan servicio en los órganos de la Seguridad del Estado serían los más fieles al Partido. Formular así la cuestión es completamente erróneo. Pero, ¿por qué la han formulado así? Pienso que esto tiene su origen en el error de organización del que acabo de hablar. Sin duda los camaradas que prestan servicio en los órganos de Seguridad del Estado son leales al Partido y cumplen su deber abnegadamente, pero esto no quiere decir que los otros miembros del Partido, que trabajan en otros sectores sean menos leales que ellos. La Seguridad del Estado es un sector muy importante de nuestro Partido, pero esto no significa que habiendo escogido, para trabajar en este sector, compañeros fieles al Partido, se debe poner bajo su control al Partido y a los otros camaradas que son tan fieles como ellos al Partido. Solamente el Partido controla a todos y todo. Cada cual debe comprender así esta cuestión, no hay alternativa.

    En la reunión del Buró Político, el camarada Nesti Kerenxhi reconoció que el Ministerio del Interior había emitido una circular en la que recomendaba a todos los órganos de Seguridad del Estado controlar la actividad y la vida privada de los miembros del Partido, sus relaciones, las querellas entre ellos y en familia, su situación económica, verificar si su estipendio les era suficiente, controlar por si, apremiados por necesidades financieras, aceptaban dinero de los reaccionarios convirtiéndose en instrumentos del enemigo, etc. Una orientación tan errónea, de la que Koçi Xoxe era responsable, ponía de hecho a los miembros del Partido bajo el control y la supervisión del Ministerio del Interior. Y esto basta para ilustrar la línea errónea que se ha seguido en este terreno.

    Pero hay muchas prácticas más, que Koçi Xoxe, como secretario de organización del Partido, ha permitido que se desarrollaran en este sentido tan erróneo. A las reuniones de la célula del Ministerio del Interior, que es una célula como todas las otras de los ministerios, podía asistir solamente un determinado miembro del Comité del Partido de los ministerios, quien, por medio de sus funciones, estaba en relación con el Ministerio del Interior. Así, no pudiendo el Comité del Partido de los ministerios controlar debidamente el trabajo del Partido en la célula del Ministerio del Interior, queda claro que el Partido no estaba en grado de controlar su trabajo en este departamento. ¿Por qué se producía semejante hecho? Porque la reunión de la célula de este ministerio no era una verdadera reunión de Partido, en la que se debatieran los problemas del Partido en el Ministerio. En las reuniones de la célula del Ministerio del Interior se trataba únicamente de los asuntos de la Seguridad. Los informes que de la célula del Ministerio del Interior llegaban al Comité del Partido de los ministerios o al Comité Central, no eran informes de Partido, a través de los cuales se pudiese constatar cómo marchaba el trabajo partidario en este ministerio, sino informes concernientes a determinadas personas. En un caso, cuando un miembro de un comité regional del Partido se había desviado de las sanas posiciones del Partido para deslizarse a las del enemigo, el Ministerio del Interior, a pesar de las reiteradas solicitaciones de la Sección de Cuadros del Comité Central que reclamaba los documentos para examinar este asunto de cerca, respondía que dicho organismo no tenía por qué interesarse en ese problema, dado que incumbía a los órganos de Seguridad resolverlo. Acaso ¿se puede admitir que el Partido, y más exactamente el Comité Central, no se interese por la situación de un comité regional donde los asuntos no andan bien, donde tienen lugar trastornos, abusos y donde se desarrolla incluso un trabajo hostil? El Partido debe cumplir su tarea hasta el fin, la Seguridad igualmente debe cumplir hasta el fin la tarea que le ha asignado el Partido. Estas dos actividades deben ser coordinadas y converger nuevamente al mismo punto, al Comité Central del Partido. Corresponde al Partido dictar su orientación a la Seguridad y controlarla, y no es la Seguridad la que debe dictar al Partido su voluntad y sus puntos de vista. No es permisible que la Seguridad siga el asunto de un elemento enemigo infiltrado en el Partido, y que el Partido no sepa nada y continúe considerándolo como uno de sus miembros sanos, etc. Si las circunstancias exigen que, por cierto tiempo, sea mantenido el secreto para poder desarrollar las pesquisas del caso y descubrir un más vasto círculo de personas coligadas con este enemigo infiltrado en el Partido, la Seguridad del Estado puede actuar antes de haber puesto al corriente a la dirección del Partido, a la que toca tomar las medidas que considere necesarias para coordinar los asuntos en este sentido. La Seguridad no puede actuar jamás aisladamente, sin la segura guía del Partido.

    Asimismo se debe considerar como típicos los casos que han ocurrido en Shkodra y en Berat, donde los responsables de la Seguridad han ido a controlar las oficinas de los comités del Partido para ver en qué estado estaban y cómo se conservaban los documentos del Partido. Hay que considerar como característicos también los informes que los responsables de la Seguridad de cada región enviaban a la Seguridad del Estado, relatando la situación de los miembros de los comités del Partido de estas regiones.

    No es difícil imaginar qué especie de crítica y de autocrítica y qué democracia interna podían existir en nuestro Partido en tan grave situación creada en su seno a causa de esos actos intolerables y antimarxistas. Aquí no debemos hacernos ilusiones, justificarnos o intentar disimular lo que es patente. En nuestro Partido se tenía miedo a hablar abiertamente, a criticar sin temor o a hacerse una justa autocrítica, porque a menudo la autocrítica, en vez de contribuir a la rehabilitación del camarada culpable, agravaba la sanción tomada contra él, convirtiéndose en un arma para golpearlo arbitrariamente. He aquí por qué se callaba, se ocultaban los errores, se suscitaba la desconfianza hacia los camaradas y hacia la misma justicia del Partido. Viejos comunistas han pedido, con lágrimas en los ojos, ser exonerados de las funciones que el Estado les había asignado, porque veían que se cometían actos injustos. Incluso se dirigían al organismo superior del Partido, pero tampoco allí se les hacía mucho caso. Es pues un problema alarmante, que debe hacernos perder el sueño y dar la alarma en el Partido para combatir sin piedad estas tendencias antimarxistas. Y nosotros las combatiremos, poniendo en las manos del Partido, como nos lo enseña el gran Stalin, la segura arma de la crítica y la autocrítica.

    Ciertos camaradas confunden el papel del Partido con el de la Seguridad y no consideran erróneas estas actividades de carácter puramente policial. El Partido debe estar vigilante, controlar la actividad de cada uno de sus miembros para defender sus propias filas, pero sin olvidar jamás su gran papel de educador. Sabemos que hay buenos miembros, pero los hay también mediocres, que pudieran ser excluidos del Partido. Es tarea de éste, realizando un gran trabajo educativo, dedicando particular atención a la promoción de los cuadros, tal como nos enseña Stalin, cuidar de ellos del mismo modo que el buen jardinero dedica cuidado al árbol, lo riega, lo poda y lo hace crecer con amor; debemos desplegar todos nuestros esfuerzos para enmendar a estos miembros del Partido, y no expulsarlos a no ser que su curación resulte absolutamente imposible y no tengan ningún valor para el Partido.

    En nuestro Partido, como en todos los otros partidos, hay miembros que han sido condenados por graves faltas, pero contra ellos, sin embargo, no se ha aplicado la más severa sanción: la exclusión del Partido. Estos miembros son como personas afectadas de una grave enfermedad y que el médico cuida con la mayor solicitud para curarlos, restablecerlos, insuflándoles vida y nuevas fuerzas. Así el Partido debe comportarse hacia estos elementos, curarlos y no arrinconarlos. Mientras no los haya excluido de sus filas, el Partido tiene siempre esperanza en ellos. Stalin nos enseña que los hombres pueden corregirse y esto mismo nos lo muestra la historia de los partidos políticos. En nuestro país no se ha actuado así, siguiendo la justa línea del Partido. Los camaradas sancionados por sus faltas, han sido despreciados y aislados, además, se ha dado la orden de vigilarlos de cerca, para ver lo que hacen, a quién frecuentan, etc., etc. Se trata precisamente de métodos policiales, que no tienen nada en común con el papel educador del Partido y con una sana vigilancia. Si no comprendemos correctamente esta cuestión, entonces los comités y las células del Partido se convertirán en simples oficinas de la policía y de la Seguridad.

    Debemos darnos bien cuenta de que la introducción de semejantes métodos dentro del Partido conduce a la flagrante violación, de los principios marxista-leninistas de la construcción del Partido. Pero debemos también comprender bien el papel y las tareas de los órganos de Seguridad del Estado. Estos órganos, como todo otro órgano estatal, están dirigidos por el Partido, son importantes organismos encargados de vitales tareas para la defensa de las victorias de la Lucha, para la defensa de nuestra República Popular, para la defensa de nuestro Poder popular contra los enemigos externos e internos. Es así como hay que considerarlos, como tales hay que amarlos, y ayudarlos en su actividad para quitar al enemigo toda posibilidad de perjudicarnos. Este es un deber de todos. El arma de la Seguridad del Estado es un arma muy preciosa y querida de nuestro Partido. Sus éxitos en el cumplimiento de las tareas, desde su creación hasta hoy, deben ser valorados justamente. Esta cuestión debe ser comprendida así por todo el Partido.

    Las cartas del Partido Bolchevique dirigidas al Comité Central del Partido Comunista de Yugoslavia son importantes documentos que nuestro Partido y todos sus miembros, desde los dirigentes hasta el militante de base, deben no sólo leer, sino también estudiar para sacar conclusiones en relación con nuestro trabajo pasado y futuro. Que los miembros de nuestro Partido, armados con las grandes enseñanzas del marxismo-leninismo, controlen su trabajo, defiendan la línea del Partido, corrigiendo los errores cometidos y previniendo otros. Debemos llevar correctamente a la práctica las enseñanzas del gran Lenin y de Stalin, porque sólo así nuestro Partido avanzará seguro por el camino de su bolchevización y de la bolchevización de sus miembros. Lenin dice:

    “La actitud de un partido político ante sus errores es uno de los criterios más importantes y seguros para juzgar de la seriedad de ese partido y del cumplimiento efectivo de sus deberes hacia su clase y hacia las masas trabajadoras. Reconocer abiertamente los errores, poner al descubierto sus causas, analizar la situación que los ha engendrado y discutir con atención los medios de corregirlos; eso es lo que caracteriza a un partido serio; en eso consiste el cumplimiento de sus deberes; eso es educar e instruir a la clase y después a las masas”.*

    No olvidemos y tengamos siempre presente las preciosas palabras de Vladimir Ilich:

    “Todos los partidos revolucionarios que en el pasado sucumbieron fue porque se sobreestimaron y no supieron apreciar dónde estaba su fuerza, ni hablar de sus debilidades. Pero a nosotros no nos ocurrirá otro tanto, pues no tememos reconocerlas, y aprenderemos a superarlas”.*

    Nuestro Partido, nuestros dirigentes y todos los militantes deben seguir con la mayor fidelidad las inapreciables enseñanzas de los gloriosos educadores de nuestro Partido, Lenin y Stalin. Nuestro Partido y su dirección no tendrán miedo a mirar sus errores de frente, reconocerlos honestamente y combatirlos sin piedad, para que no se repitan más, y esto por el bien de nuestro Partido y de nuestro pueblo.
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    Mensaje por Cheito Miér Jun 19, 2013 6:39 pm

    ¡7 personas han votado que era capitalismo!

    Pero bueno, habrá que redefinir el capitalismo entonces.

    Es inaudito que por razones sectarias, se pretende eliminar el calificativo "socialista" a otras tendencias SOCIALISTAS que no son exactas a la que una persona en particular asume como su 'preferida'.

    Los anarquistas se desgastan en explicar como el bolchevismo "no era socialismo", cuando analizándolo objetivamente si que lo era carajo. Pero también nos encontraremos a los bolches diciendo que el anarquismo por tener x o y característica en común con la ideología pequeño burguesa no es socialismo, ahora también el socialismo de mercado por tener mercado es capitalista, etc etc etc

    En fin, cosas infantiles, y distorsiones del significado de socialismo.

    Si tiene la visión clasista en la que reconoce a la burguesía como enemigo de clase, y se procura una sociedad sin divisiones y ya no basada en el capital, sino en la sociedad y sus organizaciones de tipo variable(o mixta), es socialismo, el resto es capricho personal de los sectarios.

    Yo a cualquier socialismo lo apoyo, mis preferencias puntuales no me convertirán en enemigo de lo que se pueda gestar dadas las circunstancias como salida a la sociedad de clases y de la hegemonía de los explotadores como consecuencia.
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    Mensaje por NG Miér Jun 19, 2013 9:47 pm

    Cheito escribió:¡7 personas han votado que era capitalismo!

    Pero bueno, habrá que redefinir el capitalismo entonces.

    Es inaudito que por razones sectarias, se pretende eliminar el calificativo "socialista" a otras tendencias SOCIALISTAS que no son exactas a la que una persona en particular asume como su 'preferida'.

    Los anarquistas se desgastan en explicar como el bolchevismo "no era socialismo", cuando analizándolo objetivamente si que lo era carajo. Pero también nos encontraremos a los bolches diciendo que el anarquismo por tener x o y característica en común con la ideología pequeño burguesa no es socialismo, ahora también el socialismo de mercado por tener mercado es capitalista, etc etc etc

    En fin, cosas infantiles, y distorsiones del significado de socialismo.

    Si tiene la visión clasista en la que reconoce a la burguesía como enemigo de clase, y se procura una sociedad sin divisiones y ya no basada en el capital, sino en la sociedad y sus organizaciones de tipo variable(o mixta), es socialismo, el resto es capricho personal de los sectarios.

    Yo a cualquier socialismo lo apoyo, mis preferencias puntuales no me convertirán en enemigo de lo que se pueda gestar dadas las circunstancias como salida a la sociedad de clases y de la hegemonía de los explotadores como consecuencia.

    Pues nada será el primer país socialista de la historia con propiedad privada y propiedad mixta en las empresas, con casi total propiedad privada en el campo y que encima recibe créditos del FMI. Olé tú por apoyar dicha "experiencia socialista", pero yo no me bajaré los pantalones por coleccionar otro país "socialista" para la lista. No es sectarismo, es que los principios marxistas que ya más de uno ha explicado no coinciden con dicha experiencia. Hablas de anarquismo, bien pues como deberías saber al igual que estos, los titistas hablaban de que la propiedad Estatal era la forma de propiedad inferior, que la primera y superior era la de no manejar las empresas mediante la propiedad estatal sino que se debía "entregar" las fábricas a los trabajadores. Toda coincidencia con el anarcosindicalismo no es coña.

    Espero que de una vez por todas os deis cuenta que sin la eliminación TOTAL de la propiedad privada en el campo y en la cuidad no se puede hablar de socialismo, o al menos no del socialismo marxista-leninista. Si del socialismo eurocomunista, titista, y corrientes parecidas que abogan por mantenerla.

    Por cierto ya lo que me faltaba por oir, que las críticas bolcheviques al anarquismo son erróneas, o que aceptas el socialismo de mercado, tremendo... ¿te consideras marxista-leninista o comunista "no sectario"?

    ¿Acaso has estudiado las críticas de Stalin, Dimitrov, Hoxha, contra el titismo?

    ¿Acaso Zachariadis, Bierut, Gottwald también se equivocaban al catalogar de antimarxismo al titismo?

    ¿Tenía razón entonces Jruschov sobre Tito?
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    Mensaje por Cheito Miér Jun 19, 2013 10:23 pm

    NG
    Disculpa que no te cite apropiadamente, pero la nueva herramienta de cita no la domino.

    Si te fijas bien, en ninguna parte digo que hay que aceptar gustosos y convencidos todo tipo de socialismo, he dicho que no es capitalismo, y que es ridículo el quitarle el calificativo de socialista a un experimento o tendencia porque no creemos sea la mas adecuada según nuestro criterio.

    Así como el marxismo leninismo suele decir que si no es a su estilo no sirve, el anarquismo por ejemplo dice lo mismo del M-L, pero la verdad es que AMBOS son socialistas, que no se gusten, o que no crean el uno en el otro es intrascendente.


    A mi ver, el marxismo se puede dividir en dos partes fundamentales, la del estudio de la realidad donde se comprende la necesidad de salir del capitalismo como modelo económico, y la segunda sería la propuesta marxista de como salir de ese modelo(dictadura del proletariado).

    La experiencia yugoslava si es marxista si tomamos en cuenta lo que he puesto como punto uno, obviamente para la parte segunda no lo es propiamente pero si un experimento con aproximaciones.

    Resumiendo: no es capitalismo, guste o no.
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    Mensaje por Pedro José Madrigal Reyes Jue Jun 20, 2013 10:12 am

    A ver compas… aquí no hay formas intermedias entre capitalismo y socialismo, lo que no es esencialmente socialismo es capitalismo, y eso se puede corroborar dando lectura a los resultados de la tercera vía…, tan sencillo como eso… El socialismo parte necesariamente de la Lucha de Clases, y de esta se desprende que las bases fundamentales del capitalismo han de ser cuestionadas, la propiedad privada de los medios de producción en todas sus formas,  para poder construir socialismo:

    "(…) Toda legislación, ya sea directa o indirecta, sea de la posesión de su propia producción por los obreros de una fábrica o de una profesión tomada en particular, con derecho a moderar o impedir las órdenes del poder del estado en general, es una burda distorsión de los principios fundamentales del poder soviético la renuncia completa del socialismo (…)"

    Sobre la democratización y el Carácter Socialista de la potencia soviética

    Vladimir Ilich Uliánov

    Por ahí vi lo de socialismo autogestionaria… vaya barrabasada…, la más absoluta y burda deformación del socialismo a manos del revisionismo moderno… Creo necesario que den alguna lectura sobre la práctica económica de competencia primaria capitalista entre las fábricas autogestionadas, y el colapso de buena parte de ellas bajo esa competencia… Que a la larga se dio en beneficio de los grandes propietarios no expropiados (economía mixta socialdemócrata)

    Y luego el mismo comentarista Ace. B remata con de nuevo con revisionismo…: Este muchacho necesita urgentemente leer sobre el nivel de endeudamiento al que fue sometido la Yugoslavia, cuyo principal acreedor era EEUU, que además lo convirtió en uno de los países más endeudados hacia los primeros años de los ochentas, con el añadido de que jamás cumplió con el pleno empleo…, tan es así que recurrió a la inversión directa transnacional… para poder absorber la mano de obra desocupado, tomando en consideración que había un masa gigantesca de obreros yugoslavos desplazados por cuestiones laborales en Europa occidental… Esto solo puede ser considerado socialismo por teorías trotskistas y anarquistas…


    Última edición por Pedro José Madrigal Reyes el Jue Jun 20, 2013 10:40 am, editado 1 vez
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    Mensaje por Pedro José Madrigal Reyes Jue Jun 20, 2013 10:40 am

    Vaya gran paja la de Cheito, aquí no hay que redefinir absolutamente nada sobre el capitalismo, las definiciones son precisas de los que es socialismo y de los que no lo es. A propósito, esta discusión ya fue superada por la tercera internacional  en su enfrentamiento con los teóricos de la segunda y de la cuarta (reactivados por el Jruschovismo), e incluso por el enfrentamiento ocurrido en el seno de la I internacional que se saldó con la derrota de la pequeña burguesía anarquista…
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    Mensaje por Cheito Jue Jun 20, 2013 3:15 pm

    Pedro José Madrigal Reyes escribió:
    A ver compas… aquí no hay formas intermedias entre capitalismo y socialismo, lo que no es esencialmente socialismo es capitalismo, y eso se puede corroborar dando lectura a los resultados de la tercera vía…, tan sencillo como eso… El socialismo parte necesariamente de la Lucha de Clases, y de esta se desprende que las bases fundamentales del capitalismo han de ser cuestionadas, la propiedad privada de los medios de producción en todas sus formas,  para poder construir socialismo:

    "(…) Toda legislación, ya sea directa o indirecta, sea de la posesión de su propia producción por los obreros de una fábrica o de una profesión tomada en particular, con derecho a moderar o impedir las órdenes del poder del estado en general, es una burda distorsión de los principios fundamentales del poder soviético la renuncia completa del socialismo (…)"

    Sobre la democratización y el Carácter Socialista de la potencia soviética

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    Por ahí vi lo de socialismo autogestionaria… vaya barrabasada…, la más absoluta y burda deformación del socialismo a manos del revisionismo moderno… Creo necesario que den alguna lectura sobre la práctica económica de competencia primaria capitalista entre las fábricas autogestionadas, y el colapso de buena parte de ellas bajo esa competencia… Que a la larga se dio en beneficio de los grandes propietarios no expropiados (economía mixta socialdemócrata)

    Y luego el mismo comentarista Ace. B remata con de nuevo con revisionismo…: Este muchacho necesita urgentemente leer sobre el nivel de endeudamiento al que fue sometido la Yugoslavia, cuyo principal acreedor era EEUU, que además lo convirtió en uno de los países más endeudados hacia los primeros años de los ochentas, con el añadido de que jamás cumplió con el pleno empleo…, tan es así que recurrió a la inversión directa transnacional… para poder absorber la mano de obra desocupado, tomando en consideración que había un masa gigantesca de obreros yugoslavos desplazados por cuestiones laborales en Europa occidental… Esto solo puede ser considerado socialismo por teorías trotskistas y anarquistas…

    Pero que cosa mas infantil y cesgada de ver las cosas.

    En Alemania hay algunas cuantas cooperativas en su economía, pero no decimos que Alemania es de una economía mixta, decimos que es capitalista, ni mucho menos decimos que es cooperativista.

    Poner luego la chicana que solo un anarquista o un trosko pueden ver ahí el socialismo, solo demuestra el nivel de intolerancia y sectarismo INFANTIL.

    La vaina está en que ud nos demuestre que el modelo yugoslavo era de esencia capitalista: acumulación de capital, inversión, recuperación del capital invertido manteniendo la propiedad sobre el medio de producción, reinvirtiendo el capital recuperado mas ganancias, y así cíclicamente conformandose la esencia de la economía de ese país.

    Lo que veo es que la objetividad es mandada al carajo por razones emocionales.

    ¿Cuba es capitlista porque hay cuentapropistas?
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    Mensaje por kARLnAVAS Jue Jun 20, 2013 6:40 pm

    Pedro José Madrigal Reyes escribió:
    A ver compas… aquí no hay formas intermedias entre capitalismo y socialismo, lo que no es esencialmente socialismo es capitalismo, y eso se puede corroborar dando lectura a los resultados de la tercera vía…, tan sencillo como eso… El socialismo parte necesariamente de la Lucha de Clases, y de esta se desprende que las bases fundamentales del capitalismo han de ser cuestionadas, la propiedad privada de los medios de producción en todas sus formas,  para poder construir socialismo:

    "(…) Toda legislación, ya sea directa o indirecta, sea de la posesión de su propia producción por los obreros de una fábrica o de una profesión tomada en particular, con derecho a moderar o impedir las órdenes del poder del estado en general, es una burda distorsión de los principios fundamentales del poder soviético la renuncia completa del socialismo (…)"

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    Por ahí vi lo de socialismo autogestionaria… vaya barrabasada…, la más absoluta y burda deformación del socialismo a manos del revisionismo moderno… Creo necesario que den alguna lectura sobre la práctica económica de competencia primaria capitalista entre las fábricas autogestionadas, y el colapso de buena parte de ellas bajo esa competencia… Que a la larga se dio en beneficio de los grandes propietarios no expropiados (economía mixta socialdemócrata)

    Y luego el mismo comentarista Ace. B remata con de nuevo con revisionismo…: Este muchacho necesita urgentemente leer sobre el nivel de endeudamiento al que fue sometido la Yugoslavia, cuyo principal acreedor era EEUU, que además lo convirtió en uno de los países más endeudados hacia los primeros años de los ochentas, con el añadido de que jamás cumplió con el pleno empleo…, tan es así que recurrió a la inversión directa transnacional… para poder absorber la mano de obra desocupado, tomando en consideración que había un masa gigantesca de obreros yugoslavos desplazados por cuestiones laborales en Europa occidental… Esto solo puede ser considerado socialismo por teorías trotskistas y anarquistas…

    a ver si lo he entendido, si una empresa es propiedad de los obreros eso es capitalismo y si la empresa es del Estado el trabajador no es un asalariado y ya puestos si la empresa es propiedad de un un único empresario ¿estaríamos hablando de planificación centralizada?

    menos sectarismo que exceptuando la rusia soviética todos los países socialistas del este pecaban de cierto aburguesamiento.
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    Mensaje por AliveRC Jue Jun 20, 2013 9:33 pm

    En una economía socialista, una empresa debe estar en manos de la clase obrera en su conjunto, no sólo de los obreros de esa empresa. (Las pequeñas empresas, en las primeras etapas del socialismo, son una excepción a esto)
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    Mensaje por kARLnAVAS Vie Jun 21, 2013 11:09 am

    AliveRC escribió:
    En una economía socialista, una empresa debe estar en manos de la clase obrera en su conjunto, no sólo de los obreros de esa empresa. (Las pequeñas empresas, en las primeras etapas del socialismo, son una excepción a esto)

    a ver si lo entiendes, en yugoslavia los trabajadores elegían a sus jefes inmediatos, algo a lo que los trabajadores de por ejemplo el país mas avanzado y con mas calidad de vida del este (URSS) aspiraban

    en países con una alta calidad de vida como la rusia soviética existían dos tipos de empresas: las cooperativas agrarias y las empresas públicas, ambas funcionaban a través de una planificación centralizada al igual que en yugoslavia, la diferencia estriba que mientras en las cooperativas rusas los trabajadores elegían a la junta directiva y todos los demás cargos subalternos eran ocupados por delegados elegidos por los de arriba, en las empresas públicas lo mismo, los trabajadores eligen al gobierno, pero los cargos que van de jefe de brigada a director general no entran en el sistema electoral soviético sino que son delegados desde arriba, mientras que en las empresas públicas y cooperativas yugoslavas los trabajadores elegían a sus inmediatos jefes, hay mucha documentación al respecto, la buscas, autogestion socialista, modelo yugoslavo, lo pones en google y a estudiar.

    ¿en el socialismo las empresas son de todos los trabajadores o del Estado? mira este hilo, no me lo invento, está sacado de un libro de la era soviética, de la Editorial de la Agencia de Prensa Nóvosti, Moscú, 1981


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    Mensaje por Cheito Vie Jun 21, 2013 3:29 pm

    AliveRC escribió:En una economía socialista, una empresa debe estar en manos de la clase obrera en su conjunto, no sólo de los obreros de esa empresa. (Las pequeñas empresas, en las primeras etapas del socialismo, son una excepción a esto)
    Eso es tu preferencia, o la preferencia de una tendencia socialista, no la definición general de socialismo.
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    Mensaje por AliveRC Vie Jun 21, 2013 3:42 pm

    La Unión Soviética de la década de los 80, aunque tenía un elevado nivel de vida, ya estaba degenerando completamente, y le quedaba poco tiempo para tener una restauración capitalista completa. En muchas cosas, no es un ejemplo para nada (ejemplo para la realización de la construcción socialista, me refiero). 

    En Yugoslavia, las empresas tenían, más o menos, autonomía muy absoluta, competían por los recursos, por tener cuotas de mercado, tenían muchas de ellas un fuerte endeudamiento, la productividad era menor que en la URSS, y un largo etcétera. Lo de la "democracia obrera yugoslava", es un mito.

    ¿Cuál es la definición general de socialismo, Cheito? ¿No es, muy muy resumidamente, que "la clase obrera posea los medios de producción, controle la economía"?
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    Mensaje por Razion Vie Jun 21, 2013 5:45 pm

    Considero que el sistema económico se debe definir en función de las relaciones predominantes de producción. En una economía socialista, pueden perdurar, aunque sea en un porcentaje muy bajo, resabios del sistema económico anterior. Decir que por ello se trata de capitalismo, es erróneo, sobre todo cuando los las industrias, recursos naturales, etc, están socializados bajo el control de los trabajadores a través del Estado Socialista de los Trabajadores.
    Podríamos en función de ello analizar a Yugoslavia.
    Considero que a la luz de los datos, la tierra no estaba socializada -si distribuída-, las empresas funcionaban de manera cuasi-autónoma, de hecho de manera muy similar a una empresa estatal mercado-dependiente en un país capitalista, existía la competencia, existía la contratación de mano de obra asalariada por parte de empresas extranjeras (si mal no recuerdo Guevara ataca este punto), etc. Podría tratarse Yugoslavia como un gobierno con características progresistas frente a los gobiernos capitalistas, con características democráticas-revolucionarias etc, o de los denominados por los revisionistas "gobiernos de orientación socialista", lo cual no es menor, pero seguía manteniendo relaciones de producción predominantemente capitalistas.

    Me autocito, citando un texto de Lenin que viene al caso:

    Razion escribió:
    inmundo escribió:
    Kirtash escribió:Donde he dicho que no haya socialismo¿?

    Y ya he justificado la centralización del poder, era necesaria.

    Usted admite que la producción era dirigida centralizadamente. Esto es admitir que no había socialismo. Una cosa es planificar a grandes rasgos la economía mientras el proletariado mantiene poder de decisión en sus lugares de trabajo;
    otra cosa es centralizar la toma de decisiones anulando el poder de los soviets. Esto es lo que sucedió, y es incompatible con el socialismo.
    El porqué sucedió lo último y no lo primero, si era necesario o no, es un problema histórico, que no puede usarse para deformar los conceptos. Ya critiqué más arriba la pobre lógica de este argumento: el decir que la URSS no tenía características socialistas, pero que esto era así porque no resultaba práctico tenerlas, no convierte a la URSS en socialista.
    El socialismo no puede ser cualquier cosa. Si traiciona su esencia, que es el poder popular, se transforma en algo distinto. Si para ustedes el poder popular no es esencial, entonces se equivocaron de bando.

    La centralización de la economía es defendida por Lenin, precisamente ataca a quienes consideran que es esto contrario al socialismo (y habla claramente del disciplinamiento y educación de los obreros en este control como paso necesario). El Che Guevara por su parte es otro de los que defiende como necesaria la centralización de la economía (en este caso podría extenderme más, ya que incluso la integración del control obrero era más disciplinada al poder central a mi entender).

    En el caso de Lenin es terminante en este sentido utilizando como ejemplo a los obreros del transporte pluvial (esto se puede leer en los discursos pronunciados en una reunión del Consejo de Comisarios del Pueblo del 4 de marzo de 1918), pero mayor aún en cuanto importancia es su crítica a Kautsky ya que es explícito en lo que se refiere al control obrero:

    extraído de "La revolucion proletaria y el renegado Kautsky":
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    Su "análisis económico" de la industria lo inicia Kautsky con el magnífico razonamiento siguiente:

       Rusia tiene una gran industria capitalista. ¿Sería factible montar sobre esta base la producción socialista? "Podría pensarse así si el socialismo consistiera en que los obreros de las distintas minas y fábricas las tomen en propiedad" (literalmente: se las apropien) "llevando a cabo la producción en cada una de ellas por cuenta propia" (52). "Precisamente hoy, 5 de agosto, el día en que escribo estas líneas -- añade Kautsky --, llegan de Moscú noticias sobre un discurso pronunciado por Lenin el 2 de agosto y en el cual, según comunican, ha dicho: 'Los obreros tienen firmemente las fábricas en sus manos, los campesinos no devolverán las tierras a los terratenientes'. La divisa de 'la fábrica para los obreros, la tierra para los campesinos' no ha sido hasta ahora una divisa socialdemócrata, sino anarcosindicalista" (52-53).

       Hemos citado por entero este razonamiento para que los obreros rusos, que estimaban antes a Kautsky, y con razón, vean por sí mismos cómo procede este tránsfuga que se ha pasado a la burguesía.

       En efecto: el 5 de agosto, cuando existía ya un sinnúmero de decretos sobre la nacionalización de las fábricas en Rusia, no "apropiándose", además, los obreros ni una sola de ellas, puesto que todas pasaron a ser propiedad de la República, el 5 de agosto Kautsky, interpretando con manifiesta superchería una frase de un discurso mío, trata de inculcar a los

    pág. 113

    lectores alemanes la idea de que ¡en Rusia se entregan las fábricas a los obreros aislados! ¡Y después, en decenas y decenas de renglones, rumia eso de que las fábricas no deben entregarse a obreros aisladamente!

       Esto no es crítica, sino un procedimiento de lacayo de la burguesía, a sueldo de los capitalistas para calumniar a la revolución obrera.

       Las fábricas tienen que pasar a manos del Estado, de las comunidades o de las cooperativas de consumo, repite una y otra vez Kautsky, y por fin añade:

       "Este es el camino que se ha intentado emprender ahora en Rusia". . . ¡¡Ahora!! ¿Qué quiere decir esto? ¿En agosto? Pero ¿no pudo encargar Kautsky a sus Stein, Axelrod o demás amigos de la burguesía rusa que le tradujeran siquiera algún decreto sobre las fábricas?

       . . ."No se ve aún hasta dónde se ha llegado en este sentido. En todo caso, este aspecto de la República Soviética presenta para nosotros el máximo interés, pero sigue enteramente en las tinieblas. No faltan decretos". . . (¡Por eso ignora Kautsky su contenido o lo oculta a sus lectores!), "pero faltan noticias fidedignas sobre el efecto de tales decretos. La producción socialista es imposible sin una estadística completa, detallada, segura y rápida. Hasta ahora, la República Soviética no ha podido crearla. Lo que sabemos de sus medidas económicas es en extremo contradictorio, y resulta imposible comprobarlo. Esto es también uno de los resultados de la dictadura y del aplastamiento de la democracia. No hay libertad de imprenta ni de palabra". . . (53).

       ¡Así se escribe la historia! En la "libre" prensa de los capitalistas y de los partidarios de Dútov hubiera encontrado Kautsky datos sobre las fábricas transferidas a los obreros. . . ¡Es en verdad magnífico este "serio erudito" que se coloca por encima de las clases! Kautsky no quiere ni rozar ninguno de los innumerables hechos demostrativos de que las

    pág. 113

    fábricas se transfieren únicamente a la República, de que de ellas dispone un órgano del Poder soviético, el Consejo Superior de Economía Nacional, compuesto principalmente por delegados de los sindicatos obreros. Con necio empeño del hombre enfundado en su caparazón repite porfiadamente: yo quiero una democracia pacífica, sin guerra civil, sin dictadura, con buenas estadísticas (la República Soviética ha creado un instituto de estadística, llevando a él a los elementos más competentes de Rusia, pero claro que una estadística ideal no puede conseguirse en seguida). En una palabra: lo que pretende Kautsky es revolución sin revolución, sin lucha enconada, sin violencias. Es como pedir que hubiera huelgas sin apasionada lucha entre obreros y patronos. ¡A ver quién distingue entre semejante "socialista" y un adocenado burócrata liberal!

       Y basándose en semejantes "datos", es decir, rehuyendo intencionadamente, con pleno desprecio, los numerosísimos hechos, Kautsky "concluye":

       "Es dudoso que, en lo que se refiere a verdaderas conquistas prácticas y no a decretos, haya conseguido el proletariado ruso con la República Soviética más de lo que hubiera obtenido de la Asamblea Constituyente, en la cual, lo mismo que en los Soviets, predominaban los socialistas, aunque de un matiz distinto" (58).

       ¿Verdad que es una perla? Aconsejamos a los partidarios de Kautsky que difundan ampliamente entre los obreros rusos estas palabras, porque no podían haber dado mejor prueba acreditativa de su caída política. ¡Kerenski era también "socialista", camaradas obreros, sólo que "de un matiz distinto"! El historiador Kautsky se contenta con un nombre, con un calificativo del que se "apropiaron" los eseristas de derecha y los mencheviques. Pero no quiere ni oir hablar de

    pág. 115

    los hechos, que prueban que, bajo Kerenski, mencheviques y eseristas de derecha apoyaban la política imperialista y el pillaje de la burguesía, y silencia discreto que la Asamblea Constituyente daba la mayoría a esos héroes de la guerra imperialista y de la dictadura burguesa. ¡Y esto se llama "análisis económico"!. . .

       Para terminar, otra muestra de "análisis económico":

       . . ."A los nueve meses de existencia, en lugar de haber extendido el bienestar general, la República Soviética se ve obligada a explicar a qué se debe la escasez general" (41).

       Los demócratas constitucionalistas nos tienen acostumbrados a semejantes razonamientos. Todos los lacayos de la burguesía siguen razonando en Rusia así: Dadnos, dicen, a los nueve meses, el bienestar general, después de cuatro años de una guerra destructora, con una ayuda múltiple del capital extranjero a la burguesía de Rusia, para que ésta siga el sabotaje y las insurrecciones. En la práctica no queda absolutamente ninguna diferencia, ni asomo de diferencia entre Kautsky y el burgués contrarrevolucionario. Discursos melosos, disfrazados de "socialismo", repiten lo que brutalmente, sin ambages ni adornos, dicen en Rusia las gentes de Kornílov, de Dútov y de Krasnov.

    *       *       *
       Las líneas que preceden fueron escritas el 9 de noviembre de 1918. El 9 por la noche han llegado de Alemania noticias que anuncian el comienzo victorioso de la revolución, primero en Kiel y otras ciudades del norte y del litoral, donde el Poder ha pasado a manos de los Soviets de Diputados Obreros y Soldados, y luego en Berlín, donde también ha pasado el Poder a manos de un Soviet.

    pág. 116

       Huelga la conclusión que me quedaba por escribir para el folleto sobre Kautsky y la revolución proletaria.

       10 de noviembre de 1918.

    Otra versión a partír de la página 37: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
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    Mensaje por Cheito Vie Jun 21, 2013 8:56 pm

    AliveRC escribió:¿Cuál es la definición general de socialismo, Cheito? ¿No es, muy muy resumidamente, que "la clase obrera posea los medios de producción, controle la economía"?
    Pues si, creo que se puede resumir así, cambiando "obrera" por "trabajadora". Agregaría yo, que la gran mayoría de los medios de producción de esa sociedad funcionen bajo ese esquema, no necesariamente la totalidad.

    Pero que "el obrero" controle la economía, es mas bien un tipo de socialismo, y no condición necesaria para ser calificado de socialismo.



    Habría que redefinir capitalismo, si es que era capitalismo el modelo económico yugoslavo, porque era un capitalismo muy extraño, dónde no se podía cumplir el ciclo del capital de una sociedad capitalista. Y honestamente redefinir a nivel mundial lo que es el capitalismo, solo para que el socialismo cuadre con la definición de una secta particular, es patético.

    El que tenga alguna preferencia socialista, pues que la promueva, que la defienda, que argumente su conveniencia por sobre las otras tendencias, pero no tiene que declarar enemigas a las otras tendencias, no tiene que purgar, ni satanizar, ni tildar de falsas, ni mucho menos convertir la propia en religión, mucho daño hacen al anticapitalismo esas posiciones sectarias, ridículas y de décadas de caducidad, ya que la gente que aún no tiene secta, al ver a los sectarios sacarse las tripas a cuchilladas, piensa, mejor no me meto en eso y me devuelvo para donde estaba. Luego nos preguntamos porque somos pocos y porque no convencemos casi si tenemos tantos argumentos contundentes.

    Ésta situación que pareciera ser un simple cruce de ideas, un simple debate, termina en exterminios de camaradas de otras tendencias. Ahí está la historia.
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    Mensaje por Gbl_13 Sáb Jun 22, 2013 3:56 am

    undefined escribió:
    Pero que cosa mas infantil y cesgada de ver las cosas.

    En Alemania hay algunas cuantas cooperativas en su economía, pero no decimos que Alemania es de una economía mixta, decimos que es capitalista, ni mucho menos decimos que es cooperativista.

    La vaina está en que ud nos demuestre que el modelo yugoslavo era de esencia capitalista: acumulación de capital, inversión, recuperación del capital invertido manteniendo la propiedad sobre el medio de producción, reinvirtiendo el capital recuperado mas ganancias, y así cíclicamente conformandose la esencia de la economía de ese país.

    ¿Cuba es capitlista porque hay cuentapropistas?
    Que cosa mas ridícula, es vergonzoso éste nivel de...
    Que en Alemania haya cooperativas en su economia es significado del avance capitalista que alli existe, veamos la explicacion que hace Lenin de este fenomeno:

    "La socialización de la producción no puede dejar de conducir a la trasformación de los medios de producción en propiedad social, es decir, a la "expropiación de los expropiadores". La enorme elevación de la productividad del trabajo, la reducción de la jornada de trabajo y la sustitución de los vestigios, de las ruinas de la pequeña producción, primitiva y desperdigada, por el trabajo colectivo perfeccionado: tales son las consecuencias directas de esa trasformación."

    El socialismo de Marx segun Lenin

    Los medios socialistas en la produccion significan el avance y el desarrollo del capitaliso; mas que claro debemos de tener que el socialismo es la etapa superior a este, cosa que explica medidas como la NEP lmpuesta en la URSS. En el caso de Yugoslavia, esto se dio al reves, ya que en ningun momento hubo intencion de desarrollar el sector socialista de la economia, sino que al reves.
    En el caso Cubano, los cuentapropistas se encuentran en sectores secundarios, no manejan medios de produccion de vital importancia para el desarrollo de la economia. Si mezclamos agua con aceite seguro le encontramos una analogia a todo.



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    Mensaje por Razion Sáb Jun 22, 2013 1:00 pm

    Igual en ese texto no veo relación con la situación Yugoslava. Una cosa es permitir ciertas formas de pequeña propiedad (por lo menos en tanto y cuando no pueda ser eliminada, porque como sabemos la pequeña propiedad agraria, en general tiende a ser reemplazada por la concentración y colectivización en manos del Estado Socialista), y otra muy distinta es impulsar la fragmentación de la producción, la descentralización y la acumulación privada de capital.

    Cito al Che marcando algunos ejemplos de esto:


    Che Guevara escribió:Por ejemplo, hay un artículo que se debía de distribuir entre ustedes; vamos a pedirle a Riera que lo distribuya. No se puede publicar por la línea que nosotros tenemos de neutralidad absoluta, de no mezclarnos en nada que sea sobre la polémica chino-soviética. Es un artículo de Sweezy [el Che hace referencia al economista de la izquierda norteamericana Paul Sweezy, uno de los impulsores de la célebre revista marxista Monthly Review. Nota de la Cátedra Che Guevara], en el cual analiza una de las cartas chinas donde pretenden demostrar que Yugoslavia es un país capitalista. Entonces Sweezy demuestra el dogmatismo chino en esa carta, es decir, en ese artículo, y después de mostrarlo bien hasta la saciedad, entonces dice que Yugoslavia es un país que va al capitalismo. ¿Por qué? Porque en Yugoslavia funciona la ley del valor, y cada día funciona más. Y, por ejemplo, aquella cosa tan interesante, yo no sé si ustedes siguen bien la política internacional, pero aquella cosa tan interesante que el compañero Jruschov [Nikita Jruschov era por entonces primer ministro de la Unión Soviética. Nota de la Cátedra Che Guevara] había dicho en Yugoslavia, que incluso mandó gente a estudiar y qué se yo. Pues eso que él vio en Yugoslavia y que le pareció tan interesante, en Estados Unidos está mucho más desarrollado porque es capitalista. Entonces, ¿qué es lo que pasa? Hay una serie de problemas de esos que son sumamente interesantes y que hay que estudiarlos a fondo y leer muchas cosas para ir dándose cuenta de los problemas.
    (...)
    Ahora, frente a todos esos fracasos que han ocurrido, ¿cuál ha sido la reacción? No ir a las fuentes a ver dónde están los errores, sino tratar…ahí en Moscú empleaba [habría que agregar “el ejemplo de”. Nota de la Cátedra Che Guevara] el cine y un avioncito, que creo que es bastante justo. En un momento dado el avión, el aviador se da cuenta que ha perdido el rumbo, está totalmente perdido. Este aviador en vez de volver a su punto de destino para tomar un punto verdadero, está corrigiendo el rumbo ahí donde se dio cuenta que lo había perdido, pero el que él se haya dado cuenta que lo había perdido en esos momentos no quiere decir que es allí donde lo perdió. Y de esto es de donde parte toda una serie de aberraciones. ¿Aberraciones que se producen en qué? Bueno, ustedes van a ver. En Yugoslavia hay la ley del valor; en Yugoslavia se cierran fábricas por incosteables; en Yugoslavia hay delegados de Suiza y Holanda que buscan mano de obra ociosa y se la llevan a su país a trabajar en qué condiciones, en las condiciones de un país imperialista con la mano de obra extranjera, donde hay toda una serie de reglamentos y regulaciones para que sea la última cosa. Ahí van esos compañeros yugoslavos a trabajar como agricultores o como obreros a esos países donde escasea la mano de obra y expuestos por supuesto a quedar en cualquier momento en la calle. Prácticamente son, en ese sentido, portorriqueños en Estados Unidos.
    Ahora, eso sucede en Yugoslavia. En Polonia, se va por el camino yugoslavo, claro, se retira toda una serie de colectivización, se vuelve a la propiedad privada de la tierra, se establecen toda una serie de sistemas cambiarios especiales, se tiene contacto con los Estados Unidos.

    En Checoslovaquia y en Alemania ya se empieza a estudiar también el sistema yugoslavo para aplicarlo. Entonces tenemos que ya hay una serie de países que están todos cambiando de rumbo, ¿frente a qué? Frente a una realidad que no se puede desconocer, y es que, a pesar de que no se diga, el bloque occidental de países europeos está avanzando a ritmos superiores al bloque de la democracia popular. ¿Por qué? Ahí, en vez de ir al fondo de ese por qué, que hubiera de resolver el problema, se ha dado una respuesta superficial y entonces se trata el mercado
    (inaudible) reforzar el mercado, empezar la ley del valor, reforzar el estímulo material. Todo el mundo, todo lo que sea estímulo material….todos los directores ganan cada vez más. Hay que ver el último proyecto de la RDA [República Democrática Alemana, la ex Alemania del Este. Nota de la Cátedra Che Guevara], la importancia que tiene la gestión del director, es decir, en la retribución la gestión del director. Todo eso está sucediendo por fallas de principios que no son suficientemente analizadas. Por eso insisto tanto en esto y ya no hablo más.
     […]

    Es decir, y es importante marcarlo, que la RDA comienza a tomar en los 60 el camino yugoslavo, a ritmo lento. Por lo tanto implica necesariamente un cambio (y no en el sentido marxista, según Guevara, opinión que comparto) respecto a la política económica anterior. La política económica Yugoslava se podría decir que estuvo a la derecha de las políticas económicas seguidas por la mayor parte de los ejemplos revolucionarios socialistas, por lo menos antes de que algunos de estos cayeran en profundas desviaciones que terminaron en la restauración capitalista, ejemplos en los cuales, aplicar medidas económicas similares a la de Yugoslavia, no fue un hecho menor, sino que uno de los principales contribuyentes.

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