imán islámico Anwar al-Awlaki
nacido en Las Cruces, New Mexico, USA.
por Glenn Greenwald
A finales de enero escribí sobre el "programa presidencial de asesinato" de la administración de Obama por el que los ciudadanos estadounidenses son blancos para asesinarlos muy lejos de cualquier campo de batalla, con base exclusivamente en las acusaciones sin control por el Poder Ejecutivo de que está involucrado en terrorismo.
En ese momento, Dana Priest del Washington Post notó en profundidad, en un largo artículo, que Obama ha seguido la política de Bush (que Bush no llegó a implementar oficialmente) de que el Estado Mayor Conjunto compila "listas negras" de los estadounidenses, y que el imán islámico nacido en EE.UU. Anwar al-Awlaki estaba en esa lista.
A la semana siguiente, el Director de Inteligencia Nacional de Obama, almirante Dennis Blair, reconoció en comparecencia ante el Congreso que la administración se reserva el "derecho" a realizar tales asesinatos.
Hoy en día, tanto el New York Times y The Washington Post confirman que la Casa Blanca de Obama ya ha autorizado expresamente a la CIA a asesinar al imán al-Alwaki no importa donde se encuentre, sin importar su distancia de un campo de batalla.
Escribo largo y tendido sobre los peligros extremos y la anarquía de permitir que el Poder Ejecutivo tenga el poder para asesinar a ciudadanos de los EE.UU. lejos de un campo de batalla (es decir, mientras ellos están durmiendo, en casa, con sus hijos, etc) y sin el debido proceso de ningún tipo.
No voy a repetir los argumentos pero quiero destacar cuán increíblemente orwelliano y tiránico es esto a la luz de estos nuevos artículos en la actualidad.
Basta con contemplar cómo el New York Times informa sobre la orden de asesinato de Obama y la forma en que se justifica:
- La administración Obama ha adoptado la medida extraordinaria de autorizar el asesinato selectivo de un ciudadano estadounidense, el clérigo musulmán radical Anwar al-Awlaki, que se cree que ha pasado de alentar los ataques contra los Estados Unidos a participar directamente en ellos, dijeron funcionarios de inteligencia y contraterrorismo el martes...
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En cambio, en los Estados Unidos de Barack Obama, la forma en que se determina la culpabilidad para los ciudadanos estadounidenses -y se le impone una pena de muerte- es que el Presidente, como un Rey que se cree que es, en secreto decreta la culpa de alguien como terrorista.
fuente: http://www.salon.com/news/opinion/glenn_greenwald/2010/04/07/assassinations