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    El Pequeño Nicolás: una nueva versión del moderno mito del hombre-solo que pone en jaque al Estado

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    Mensaje por nunca Mar Nov 11, 2014 6:08 pm

    El Pequeño Nicolás: una nueva versión del moderno mito del hombre-solo que pone en jaque al Estado

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    “Así venció David al filisteo (Goliat) con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano.” (1 Samuel 17, 50)

    Según los grandes medios de comunicación de masas, Francisco Nicolás Gómez Iglesias, apodado el Pequeño Nicolás (1), un joven de apenas 20 años de edad, gracias tan sólo a su astucia y su habilidad para la persuasión y el engaño, llegó en poco más de dos años a codearse y ganarse la confianza de varias de las más relevantes figuras de la política, las finanzas y los cuerpos de seguridad del Estado español, llegando incluso al extremo de colarse en la ceremonia de coronación del nuevo rey de España, Felipe VI, burlando los más sofisticados y eficaces sistemas de seguridad. Toda una proeza que hasta ahora pensábamos que estaba sólo al alcance de superhéroes del cómic como Spiderman o el protagonista de la saga V de Vendetta.

    Este nuevo show mediático nos revela dos cosas: por un lado, el alto grado de infantilización, credulidad y domesticación de las masas, capaces de tragarse todo tipo de embustes y montajes televisivos por descarados y burdos que sean (antes nos reíamos de lo crédulo e ingenuo que era el yanqui medio; nosotros no somos muy diferentes ahora); por otro, el hecho de que, cada vez, un mayor número de individuos (nunca antes había sido tan elevado) pertenecientes a todas las esferas de la vida pública: periodistas, intelectuales, publicistas, políticos, empresarios, miembros de los servicios secretos, estén participando de forma consciente y sin el menor tipo de pudor (como si de auténticos mercenarios se tratase) en el engaño sistemático de las poblaciones. Dentro de poco, el engaño ya no será un negocio rentable, pues habrá más estafadores que personas a quien engañar.

    La historia oficial del Pequeño Nicolás, como la saga de cuentos creada por el editor de cómics y escritor francés Renné Goscinny (Le Petit Nicolas), en la que se inspiraron los autores del apodo, y como casi todo lo que aparece en la televisión, no es otra cosa que una historia ficticia con el propósito de hacerla pasar como real ante el gran público, lo que algunos denominan como un “fake”.

    Desconozco si este joven se dedicó a realizar funciones de espionaje o incluso de contraespionaje (2), de todos modos, si así fuera (algo que pongo en duda debido a la escasa credibilidad que me merecen los medios de comunicación masivos), es algo que no me importa lo más mínimo, pues ello no dejaría de formar parte de las típicas disputas en los altos círculos del poder, que en nada atañen al ciudadano de la calle y que, en cualquier caso, nunca llegarían a conocerse con exactitud debido al alto grado de hermetismo con el que operan los servicios secretos en la actualidad. Lo que verdaderamente me importa de la historia del Pequeño Nicolás es la utilidad que ha tenido como un medio para fortalecer y arraigar en la mente pública el mito moderno del hombre solo (o con muy pocos medios) que es capaz de enfrentarse y poner el jaque al todopoderoso Estado; algo que en los últimos tiempos venimos viendo de forma muy habitual en las pantallas de televisión: Bin Laden, Julian Assange, el terrorista de Noruega o más recientemente Pablo Iglesias. Un mito cuyas raíces son fácilmente reconocibles (David contra Goliat) y que viene a rebelar, una vez más, quién está gestionando en la actualidad la vida de los habitantes de España (y del mundo). Desgraciadamente, el fanatismo judeo-cristiano no se extinguió con la desaparición de la Inquisición.

    Este mito transmite al individuo la falsa esperanza de que aún posee algún tipo de libertad y autonomía frente a un Estado que ha alcanzado en los tiempos actuales un grado de totalitarismo como nunca antes en el pasado, convirtiéndose de forma práctica, gracias fundamentalmente a Internet, en el auténtico ojo que todo lo ve.

    Tal mito es de gran utilidad también para que las grandes mayorías vean como normal algo tan anormal como que una persona pase de ser un completo desconocido (el caso de Pablo Iglesias) a obtener más de un millón de votos en unas elecciones sin apenas tiempo para realizar una campaña mínimamente decente; o que, en poco más de dos años, alcance el poder por mayoría absoluta, como es probable que termine ocurriendo en las próximas elecciones generales españolas.

    Otro objetivo de toda esta descabellada historia es el de la mitificación de las redes sociales (como ya se hizo con la Primavera Árabe, Anonymous o el 15M), pues, al tratar de hacer creer que lo conseguido por Francisco Nicolás fue gracias al uso de Facebook (3), el teléfono móvil y otros medios electro-digitales, se introduce en el subconsciente colectivo la idea de que todas estas herramientas (férreamente controladas por los mismos que las crearon: el Departamento de Defensa de los Estados Unidos) son totalmente neutrales, libres y democráticas, probablemente con el fin de justificar su futura utilización en la gestión de absolutamente todos los ámbitos de la vida de los seres humanos.

    Los próximos libros, películas y series de televisión que se hagan sobre la vida de Francisco Nicolás serán fundamentales, como en otros casos anteriores, en el proceso de mitificación de toda esta historia, destinada a programar el inconsciente de las masas en función de los interese de las élites dominantes.

    La fórmula es sencilla (ya lo hicieron los sacerdotes con las religiones): cuantas más historias fantásticas e irracionales sea capaz de tragarse la gente, más fácil será engañarla. El truco consiste en saber jugar con sus miedos, deseos y esperanzas, pues son conscientes de que la mayoría nunca será capaz de asumir la realidad tal cual es, y estará dispuesta a aceptar cualquier otra cosa por más absurda que ésta pueda llegar a ser (pensemos por ejemplo en el misterio de la Inmaculada Concepción) con tal de huir de sí mismo lo más lejos posible y evadir responsabilidades.

    “Esto es lo segundo que vi: que sólo se manda a quien no sabe obedecerse a sí mismo. Así es la especie de los seres vivos. Y lo tercero es: que resulta más difícil mandar que obedecer.” (F. Nietzsche, Así habló Zaratustra, Segunda parte)

    NOTAS:
    (1) Es curioso que todos los grandes medios de comunicación de masas hayan usado este mismo apodo para referirse al joven Francisco Nicolás. Probablemente, el apodo fuese pensado en el mismo laboratorio de ideas en el que se diseñó toda esta historia, posteriormente, asumida y reproducida muy fiel y disciplinadamente por todos los grandes medios y los mercenarios y borregos que trabajan para ellos, a quienes, erróneamente, se les sigue llamando periodistas.
    (2) Si hacemos caso a la información vertida por algunos medios, como en el artículo publicado el la revista Pronto (Nº 2218): El pequeño Nicolás llevará su vida al cine, la forma en la que Francisco Nicolás Gómez llegó a contactar con importantes figuras de la política y el mundo empresarial, el tipo de relación que mantenía con tales figuras, su perfil social y psicológico o el apoyo logístico con el que contaba, sin duda, se tratan de características todas ellas ideales para desarrollar tareas de espionaje (o contraespionaje).
    (3) Casualmente, el guión de la historia del creador de Facebook, Mark Zuckerberg, contiene una serie de elementos muy similares a los de la del Pequeño Nicolás, y es que la creatividad e imaginación de esta gente no da para más.

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    El Pequeño Nicolás: una nueva versión del moderno mito del hombre-solo que pone en jaque al Estado Empty Re: El Pequeño Nicolás: una nueva versión del moderno mito del hombre-solo que pone en jaque al Estado

    Mensaje por Ifkeys Miér Jun 03, 2015 5:13 pm

    Realmente el chaval éste sería una bomba para el gobierno.

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