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De nuevo llega el 1º de Mayo, el día internacional de la clase trabajadora. Un día de unidad de la clase obrera y de movilizaciones populares.
Este 1º de mayo viene, como los pasados, inmersos en esta crisis capitalista que notamos todos los días las y los trabajadores con la incapacidad de llegar a fin de mes, de solventar las deudas que agobian a las familias o, simplemente, con la incapacidad de encontrar trabajo (mucho menos en condiciones minimamente dignas).
Y es que, de nuevo, la crisis capitalista no la sufren sus culpables; los capitalistas, sino la gente trabajadora, y sobre todo las mujeres y los inmigrantes. Porque mientras la clase trabajadora nos tenemos que apretar cada día más el cinturón, a los empresarios no solo no se les pasa factura, si no que se les dan cientos de millones de euros que podrían ser invertidos en ayudas al parado o en crear un sistema público eficiente, para no depender de la empresa privada en sanidad o educación.
Es precisamente la patronal con la connivencia de los poderos políticos quienes destruyen nuestra industria y el empleo y quienes imponen condiciones laborales cada vez peores conduciendo a la mayoría social trabajadora a la competitividad más irracional para conseguir un puesto de trabajo. Esto es posible por la carestía de vida y la precariedad extremas derivadas del coste que la oligarquía nos está haciendo pagar para mantener sus beneficios multimillonarios. Sólo con la unidad de la clase obrera nativa y extranjera conseguiremos imponer condiciones dignas de vida para todos y todas y una salida anticapitalista a la crisis.
Las migraciones no son, por tanto, causa, sino consecuencia de las condiciones de vida que las grandes potencias imperialistas imponen a los países que están bajo su control económico obligando a millones de personas de todos los continentes a emigrar en busca de una vida mejor otras zonas del planeta.
En este contexto es donde los fascistas intentar introducir su mensaje xenófobo en la sociedad realizando actos como la manifestación convocada este sábado 30 de abril en plaza España por algunos grupos neonazis donde se echa la culpa de nuestros problemas a la inmigración, intentando desviar la atención de los verdaderos culpables que son los bancos, la monarquía y el capitalismo en general. Este tipo de actos siempre traen aparejados provocación y violencia por parte de los neonazis que acuden -en muchos casos venidos desde otras ciudades-
Quienes construyen todo su discurso entorno a la demagogia y buscan réditos electorales de los ataques a uno de los sectores más machacados y explotados de nuestra sociedad sólo pueden merecer nuestro más enérgico rechazo. No podemos dejar pasar las conductas xenófobas, racistas con el argumento irresponsable de que son “una opinión más”. El discurso del odio que hoy resurge entorno a grupos neonazis y partidos neofascistas ha de ser denunciado como una ideología criminal y combatido ante la sociedad desde la argumentación y desde la movilización.
Sin duda alguna, la inmigración trabajadora no es responsable de la crisis capitalista; es, al igual que el resto de la juventud y la clase trabajadora víctima de un modelo económico que reduce su papel a moneda de cambio y como tal, merece nuestra solidaridad y apoyo.
Por ello denunciamos públicamente la permisividad de la subdelegación que hace posible estos actos que atentan contra los intereses del conjunto de las gentes trabajadoras.
Ante este tipo de acciones la Coordinadora Antifascista de Valladolid hace un llamamiento para dar una respuesta organizada, ahogando la demagogia de estos grupúsculos fascistas entre gritos de lucha contra el fascismo y el capitalismo, por la convivencia intercultural y la unidad de la clase obrera nativa y extranjera.
Porque solo con la organización y la lucha de la clase trabajadora en nuestros barrios, pueblos y ciudades, lograremos avanzar hacia el cambio social.
NATIVA O EXTRANJERA, LA MISMA CLASE OBRERA
Los culpables de la crisis no viajan en patera, sino en limusina
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De nuevo llega el 1º de Mayo, el día internacional de la clase trabajadora. Un día de unidad de la clase obrera y de movilizaciones populares.
Este 1º de mayo viene, como los pasados, inmersos en esta crisis capitalista que notamos todos los días las y los trabajadores con la incapacidad de llegar a fin de mes, de solventar las deudas que agobian a las familias o, simplemente, con la incapacidad de encontrar trabajo (mucho menos en condiciones minimamente dignas).
Y es que, de nuevo, la crisis capitalista no la sufren sus culpables; los capitalistas, sino la gente trabajadora, y sobre todo las mujeres y los inmigrantes. Porque mientras la clase trabajadora nos tenemos que apretar cada día más el cinturón, a los empresarios no solo no se les pasa factura, si no que se les dan cientos de millones de euros que podrían ser invertidos en ayudas al parado o en crear un sistema público eficiente, para no depender de la empresa privada en sanidad o educación.
Es precisamente la patronal con la connivencia de los poderos políticos quienes destruyen nuestra industria y el empleo y quienes imponen condiciones laborales cada vez peores conduciendo a la mayoría social trabajadora a la competitividad más irracional para conseguir un puesto de trabajo. Esto es posible por la carestía de vida y la precariedad extremas derivadas del coste que la oligarquía nos está haciendo pagar para mantener sus beneficios multimillonarios. Sólo con la unidad de la clase obrera nativa y extranjera conseguiremos imponer condiciones dignas de vida para todos y todas y una salida anticapitalista a la crisis.
Las migraciones no son, por tanto, causa, sino consecuencia de las condiciones de vida que las grandes potencias imperialistas imponen a los países que están bajo su control económico obligando a millones de personas de todos los continentes a emigrar en busca de una vida mejor otras zonas del planeta.
En este contexto es donde los fascistas intentar introducir su mensaje xenófobo en la sociedad realizando actos como la manifestación convocada este sábado 30 de abril en plaza España por algunos grupos neonazis donde se echa la culpa de nuestros problemas a la inmigración, intentando desviar la atención de los verdaderos culpables que son los bancos, la monarquía y el capitalismo en general. Este tipo de actos siempre traen aparejados provocación y violencia por parte de los neonazis que acuden -en muchos casos venidos desde otras ciudades-
Quienes construyen todo su discurso entorno a la demagogia y buscan réditos electorales de los ataques a uno de los sectores más machacados y explotados de nuestra sociedad sólo pueden merecer nuestro más enérgico rechazo. No podemos dejar pasar las conductas xenófobas, racistas con el argumento irresponsable de que son “una opinión más”. El discurso del odio que hoy resurge entorno a grupos neonazis y partidos neofascistas ha de ser denunciado como una ideología criminal y combatido ante la sociedad desde la argumentación y desde la movilización.
Sin duda alguna, la inmigración trabajadora no es responsable de la crisis capitalista; es, al igual que el resto de la juventud y la clase trabajadora víctima de un modelo económico que reduce su papel a moneda de cambio y como tal, merece nuestra solidaridad y apoyo.
Por ello denunciamos públicamente la permisividad de la subdelegación que hace posible estos actos que atentan contra los intereses del conjunto de las gentes trabajadoras.
Ante este tipo de acciones la Coordinadora Antifascista de Valladolid hace un llamamiento para dar una respuesta organizada, ahogando la demagogia de estos grupúsculos fascistas entre gritos de lucha contra el fascismo y el capitalismo, por la convivencia intercultural y la unidad de la clase obrera nativa y extranjera.
Porque solo con la organización y la lucha de la clase trabajadora en nuestros barrios, pueblos y ciudades, lograremos avanzar hacia el cambio social.
NATIVA O EXTRANJERA, LA MISMA CLASE OBRERA
Los culpables de la crisis no viajan en patera, sino en limusina