A veces nos encontramos con discusiones sobre grandes líderes o movimientos sociales, si estos son o no aprobables dentro del marco del socialismo científico; otras veces hallamos peligrosos ataques a la teoría y práctica revolucionaria; y muchas más veces justificamos propios ataques con falacias o frases hechas, acusando de imperialista, funcional a la derecha, revisionista, izquierdista, dogmático, ignorante, etcétera a toda opinión que difiera de la ortodoxa. Opino que estás mentiras envueltas en verdades sí son funcionales al enemigo.
Para aclarar, y no hablar tanto sobre generales, pondré el ejemplo de la discusión entre partidarios de Stalin o de Trotsky, entre los que consideran a Fidel Castro como un revolucionario consecuente o como un dictador, quienes ven en el Che un héroe revolucionario o lo ven como un aventurero de izquierda, o los que entienden al peronismo de izquierda como un grito del proletariado o como una gigantesca incoherencia. En fin, se pueden dar miles de ejemplos, y no sólo sobre líderes o personalidades ampliamente conocidas, el caso es que no hay, empíricamente, en la mayoría de los casos, causas reales para discutir, estamos hablando sobre textos, libros, noticias que contienen datos que, generalmente, no son comprobables para el hombre común. Es inútil el culto a la personalidad, como también es inútil pretender sacralizar a las ideas socialistas. ¿Quién puede, en rigor de verdad, asegurar y comprobar que los líderes que nombré anteriormente fueron tan buenos como se suele leer en estas zonas o tan malos como los pinta la propaganda capitalista? Si Fidel no es consecuente, ¡mal por él –y por su pueblo-!, pero si lo fuese, ¿aumentaría o mermaría el ideal que tenemos?, Si Mao fue un genocida, si el Che era un asesino desalmado, si Stalin fue un dictador atroz, si Trotsky era un agente de la CIA son alternativas a la primera pregunta. Si se descubre que Cuba no es una democracia, los que creían hasta ahora en el sistema cubano que leyeron como democrático ¡van a seguir creyendo en ese sistema! No, no aumentaría ni mermaría, por lo menos en mi caso.
Nuestro estandarte debe ser la verdad, es cierto, verdad que incluye la verdad histórica, mas verdad que no excluye nuestro ideal. Los nombres no importan, importa el ideal. Llamémoslo comunismo, socialismo –científico o no-, o como sea; el ideal debe ser el mismo: el forjar un hombre nuevo, una sociedad sin clases, una sociedad, en fin, entendamos, virtuosa, digna de gratificación y respeto. Creo que no debemos optar por usar distintivos estéticos, discursivos, sino sólo en los hechos. “Revisionismo” es una palabra hartamente usada para menospreciar el progreso que, algunos entienden, como traición a la eterna e inmutable verdad científica marxista.
Me considero intelectualmente comunista, revolucionario; no me considero marxista, tal vez por no entender muchos rasgos de esta ideología, y por estar en desacuerdo con otros. Ese no es el punto. Uno de los grandes problemas, hoy por hoy, es llamarnos como lo que somos, ya que la sociedad, tan grandemente manipulada, repugna nuestros nombres. Propongo abandonar las discusiones inconducentes, los nombres y estandartes, y reivindicar más que nunca, de otra forma, la lucha. Camuflarnos, adentrarse en las instituciones, usar nuevas armas, cambiar palabras, modificar discursos, es decir: lo que hacen los capitalistas, pero con una finalidad diametralmente opuesta, antagónica. ¿Es una concesión a nuestros enemigos? Sí y no, en apariencia cederíamos, en la práctica seríamos más fuertes, e indetectables a sus ojos.
¿Qué opinan ustedes?
Un abrazo, Silvio
Última edición por silvio el Dom Jun 05, 2011 9:07 pm, editado 1 vez