Policía de la Dinoes habría disparado a matar a seis manifestantes en intento de toma de aeropuerto de Juliaca. Gobierno recién comienza a atender reclamos de provincias puneñas.
La indolencia exasperante del gobierno saliente de Alan García ante los conflictos sociales provocó ayer un nuevo baño de sangre, esta vez en la ciudad de Juliaca, con la muerte violenta de seis pobladores en un intento de tomar el aeropuerto del lugar, horas antes de que el gobierno cediera a la demanda de anular la concesión minera Santa Ana, en el sur puneño, y anunciara que ha comenzado a atender los reclamos de las provincias puneñas.
Las muertes se registraron durante el primer día de un paro general de Juliaca, cuando manifestantes llegados en los días previos de Azángaro que reclamaban la descontaminación del río Ramis, la eliminación de la minería informal y la cancelación de las concesiones mineras, intentaron tomar el aeropuerto Manco Cápac.
La tragedia se consumó luego que más de dos mil pobladores de la zona norte de Puno de zona Quechua, a la que pertenece la provincia de Azángaro, intentaran tomar por la fuerza el terminal aéreo.
Esta acción fue enmarcada dentro de un paro provincial de 48 horas, acatado por la jurisdicción de San Román, cuya capital es Juliaca, en solidaridad con la protesta de Azángaro.
Disparos en la cabeza
Según informaron testigos de la zona, la policía habría actuado en forma desmedida, al reprimir el desborde de la protesta con disparos directos a la cabeza de los manifestantes que habían destrozado la valla perimétrica que protegía el acceso a la pista de aterrizaje. El cuerpo de al menos uno de los muertos fue registrado por las cámaras de televisión de los medios locales que cubrían este luctuoso suceso.
Esto fue corroborado por los médicos forenses de la morgue de Juliaca, que certificaron que los fallecidos registraban impactos de bala en la nuca y la cabeza, lo que demostraría el uso desmedido de la fuerza, por los aproximadamente trescientos efectivos de la división especial de la Dinoes que custodiaban el terminal aéreo.
Los muertos
Personal del Hospital Carlos Monge Medrano confirmó la muerte de Raúl Canccapa Huaricallo (38), Edwin Félix Yrpanipoca Turpo (20) y Petronila Coa Huanca y más de treinta resultaron heridos, en los violentos incidentes.
Sin embargo, un vecino del lugar, Antonio Campos Huanca (45), quien sólo observaba los enfrentamientos, desde el segundo piso de su casa, también perdió la vida, según confirmó la periodista Zenaida Zea Olivera, que estuvo en el lugar de los hechos.
Al cierre de nuestra edición, la quinta víctima fue identificada como Gregorio Huamán Mamani, y una sexta, aún no identificada, permanece también en la morgue de Juliaca. La situación es prácticamente incontrolable en Juliaca, y reportes periodísticos locales refieren del incendio de las oficinas de la filial de Córpac, y de la cadena de farmacias Chilena Inkafarma, por los manifestantes indignados por el desproporcionado accionar policial.
En las afueras del aeropuerto Manco Cápac se vivía anoche una tensa calma, luego de los enfrentamientos, mientras que pobladores de Azángaro esperaban los reportes oficiales de la lista de heridos y víctimas.
La indolencia exasperante del gobierno saliente de Alan García ante los conflictos sociales provocó ayer un nuevo baño de sangre, esta vez en la ciudad de Juliaca, con la muerte violenta de seis pobladores en un intento de tomar el aeropuerto del lugar, horas antes de que el gobierno cediera a la demanda de anular la concesión minera Santa Ana, en el sur puneño, y anunciara que ha comenzado a atender los reclamos de las provincias puneñas.
Las muertes se registraron durante el primer día de un paro general de Juliaca, cuando manifestantes llegados en los días previos de Azángaro que reclamaban la descontaminación del río Ramis, la eliminación de la minería informal y la cancelación de las concesiones mineras, intentaron tomar el aeropuerto Manco Cápac.
La tragedia se consumó luego que más de dos mil pobladores de la zona norte de Puno de zona Quechua, a la que pertenece la provincia de Azángaro, intentaran tomar por la fuerza el terminal aéreo.
Esta acción fue enmarcada dentro de un paro provincial de 48 horas, acatado por la jurisdicción de San Román, cuya capital es Juliaca, en solidaridad con la protesta de Azángaro.
Disparos en la cabeza
Según informaron testigos de la zona, la policía habría actuado en forma desmedida, al reprimir el desborde de la protesta con disparos directos a la cabeza de los manifestantes que habían destrozado la valla perimétrica que protegía el acceso a la pista de aterrizaje. El cuerpo de al menos uno de los muertos fue registrado por las cámaras de televisión de los medios locales que cubrían este luctuoso suceso.
Esto fue corroborado por los médicos forenses de la morgue de Juliaca, que certificaron que los fallecidos registraban impactos de bala en la nuca y la cabeza, lo que demostraría el uso desmedido de la fuerza, por los aproximadamente trescientos efectivos de la división especial de la Dinoes que custodiaban el terminal aéreo.
Los muertos
Personal del Hospital Carlos Monge Medrano confirmó la muerte de Raúl Canccapa Huaricallo (38), Edwin Félix Yrpanipoca Turpo (20) y Petronila Coa Huanca y más de treinta resultaron heridos, en los violentos incidentes.
Sin embargo, un vecino del lugar, Antonio Campos Huanca (45), quien sólo observaba los enfrentamientos, desde el segundo piso de su casa, también perdió la vida, según confirmó la periodista Zenaida Zea Olivera, que estuvo en el lugar de los hechos.
Al cierre de nuestra edición, la quinta víctima fue identificada como Gregorio Huamán Mamani, y una sexta, aún no identificada, permanece también en la morgue de Juliaca. La situación es prácticamente incontrolable en Juliaca, y reportes periodísticos locales refieren del incendio de las oficinas de la filial de Córpac, y de la cadena de farmacias Chilena Inkafarma, por los manifestantes indignados por el desproporcionado accionar policial.
En las afueras del aeropuerto Manco Cápac se vivía anoche una tensa calma, luego de los enfrentamientos, mientras que pobladores de Azángaro esperaban los reportes oficiales de la lista de heridos y víctimas.