Javi Poves se presentó un día en las oficinas del Sporting de Gijón y pidió, ante la sorpresa de la gente del club, que dejaran de pagarle por transferencia bancaria: “No quiero que se especule con mi dinero ni un segundo. No pienso utilizar un banco”, les dijo. Otro día, devolvió un coche que el club había dado a cada jugador: “Me sentía mal teniendo dos coches. No lo necesitaba”.
Javi Poves vivía una contradicción vital permanente. Después de que Manolo Preciado le premiara con su debut en Primera División contra el Hércules (salió de la cantera del Atlético de Madrid y jugó en el juvenil del Rayo, en Las Rozas y Navalcarnero), en su cabeza sólo estaba dejarlo. “Lo que se ve desde dentro lo deja claro: el fútbol profesional sólo es dinero y corrupción. Es capitalismo, y el capitalismo es muerte. No quiero estar en un sistema que se basa en que la gente gana dinero gracias la muerte de otros en Sudamérica, África, Asia. Simplemente, mi yo interior me impide seguir en esto”, dice Poves.
Tiene 25 años y mucha pasión. A veces, hasta le cuesta explicar quién es. “Me llaman antisistema, me han encasillado ahí, pero no sé lo que soy. Sí que sé que no quiero vivir prostituido como el 99% de la gente. Si no puedo tener una vida limpia en España, la tendré en Birmania, donde sea”, dice. Estudiará Historia por la UNED y verá lo que hace. No lo tiene claro. Si acaso, planea viajar por el mundo oprimido. “Quiero conocer el mundo de verdad, saber lo que hay. Ir a África. Para eso no hace falta mucho dinero. He estado en Turquía en hoteles de tres euros”, recalca.
En un magnífico artículo de ‘La Nueva España’, Poves cuenta que, aunque se acercó al 15-M al comienzo y constató la pasión e ilusión de la gente, el movimiento se le queda muy corto. “Plantean cambios muy superficiales, a mí no me valen. ¿De qué me sirve ganar 1.000 euros en vez de 800 si están manchados de sangre, si sé que se obtienen con el sufrimiento y la muerte de mucha gente? La suerte de esta parte del mundo es la desgracia del resto. En vez de tanto 15-M y tanta hostia, lo que hay que hacer es ir a los bancos y quemarlos, cortar cabezas. Así de claro te lo digo”, señala. Efectivamente, más claro no puede ser Javi Poves, el chaval de 25 años que deja el fútbol para tomar un camino incierto lejos de todo.
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Javi Poves vivía una contradicción vital permanente. Después de que Manolo Preciado le premiara con su debut en Primera División contra el Hércules (salió de la cantera del Atlético de Madrid y jugó en el juvenil del Rayo, en Las Rozas y Navalcarnero), en su cabeza sólo estaba dejarlo. “Lo que se ve desde dentro lo deja claro: el fútbol profesional sólo es dinero y corrupción. Es capitalismo, y el capitalismo es muerte. No quiero estar en un sistema que se basa en que la gente gana dinero gracias la muerte de otros en Sudamérica, África, Asia. Simplemente, mi yo interior me impide seguir en esto”, dice Poves.
Tiene 25 años y mucha pasión. A veces, hasta le cuesta explicar quién es. “Me llaman antisistema, me han encasillado ahí, pero no sé lo que soy. Sí que sé que no quiero vivir prostituido como el 99% de la gente. Si no puedo tener una vida limpia en España, la tendré en Birmania, donde sea”, dice. Estudiará Historia por la UNED y verá lo que hace. No lo tiene claro. Si acaso, planea viajar por el mundo oprimido. “Quiero conocer el mundo de verdad, saber lo que hay. Ir a África. Para eso no hace falta mucho dinero. He estado en Turquía en hoteles de tres euros”, recalca.
En un magnífico artículo de ‘La Nueva España’, Poves cuenta que, aunque se acercó al 15-M al comienzo y constató la pasión e ilusión de la gente, el movimiento se le queda muy corto. “Plantean cambios muy superficiales, a mí no me valen. ¿De qué me sirve ganar 1.000 euros en vez de 800 si están manchados de sangre, si sé que se obtienen con el sufrimiento y la muerte de mucha gente? La suerte de esta parte del mundo es la desgracia del resto. En vez de tanto 15-M y tanta hostia, lo que hay que hacer es ir a los bancos y quemarlos, cortar cabezas. Así de claro te lo digo”, señala. Efectivamente, más claro no puede ser Javi Poves, el chaval de 25 años que deja el fútbol para tomar un camino incierto lejos de todo.
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