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Camaradas,
Mi filiación política os es sobradamente conocida y no os cabrá ninguna duda de que al dirigirme a vosotros os está hablando un comunista. Pero esto sí, un comunista español, un comunista que no concibe la lucha por la liberación de España del régimen franquista y por una vida democrática y progresiva, sin un amor profundo, entrañable, por su país.
Hay un tipo de “comunismo” que en toda su actuación antepone los intereses de una potencia extraña a los de su propia Patria. Es el “comunismo” kominformista, ese “comunismo” desnacionalizado, mercenario, que no siente el sonrojo al proclamar su dependencia servil al
Comisariado de Negocios extranjeros de la Unión Soviética. Es ese “comunismo” que pretende convertir a España en una colonia rusa y al mundo en un feudo de los nuevos señores del Kremlin.
Contra ese “comunismo” nos hemos revelado los comunistas que, ante todo y sobre todo, amamos a nuestra tierra, los comunistas que no concebimos, la democracia y el bienestar de nuestros pueblos sin el disfrute de la plena libertad y soberanía nacionales.
Hay pues dos tendencias en el mundo que, hablando de comunismo, expresan dos cosas irreconciliables: La Libertad o la esclavitud, la Democracia o la tiranía, la Independencia o la servidumbre, el respeto a la personalidad humana o la anulación del hombre como ser social.
Nosotros formamos parte de los que creen que el Socialismo por ser una cumbre cimera en el desarrollo y evolución de la humanidad hacia metas superiores de civilización y de progreso no puede bajo ningún concepto y por ninguna razón, convertirse en el obstáculo para que los hombres puedan pensar y opinar libremente.
No queremos sustituir una tiranía por otra tiranía, queremos una vida de auténticos hombres libres en una sociedad sin privilegios de clase, casta o poder. El Socialismo sin libertad no es Socialismo.
El Socialismo implica igualmente el más amplio concepto del internacionalismo proletario y de la fraternidad humana y, para que sea así, ha de tener por base el respeto a la libertad y soberanía nacionales de cada pueblo y reconocer la igualdad entre los países grandes o pequeños.
Si una gran potencia socialista, por la sola razón de la fuerza, se cree con derecho a erigirse en “Nación directora” y a imponer su voluntad a las naciones más débiles, el internacionalismo proletario y la solidaridad socialistas habrán muerto, y en su lugar, nacido un tipo de imperialismo aún más repulsivo que el clásico del capitalismo, pues este se presenta bajo banderas bordadas con hoces y martillos.
Tal es el “socialismo” y el internacionalismo que practica hoy la Rusia de Stalin; tal es el Socialismo de que hablan los kominformistas. Con ese “socialismo” no tenemos ni .queremos tener nada de común los comunistas porque ese “socialismo” tiene más de Ivan el Terrible y de Pedro el Grande, que de Marx, Engels y Lenin. No, son otras las razones de esa lucha monstruosa de los actuales dirigentes soviéticos contra la Yugoslavia Socialista y contra todos los comunistas que, por no haber dejado de serlo, estamos a su lado. Ninguno de los que me oís, ninguno de los militantes del Partido podéis creer que miles y miles de vuestros viejos compañeros de lucha nos hemos convertido en fascistas, en renegados y en agentes del imperialismo. Podéis tener, sin duda, una idea equivocada por falta de información o por una información tendenciosa. Pero pensad un momento: Un hombre puede corromperse, un hombre puede traicionar, uno y una docena, pero es inconcebible que traicionen miles y decenas de miles de los más probados cuadros del Partido, de hombres a quienes habéis conocido hasta ayer en todos los puestos de mayor riesgo y responsabilidad y que al igual que ayer siguen siendo obreros, trabajadores, que con su esfuerzo físico se ganan el pan. ¿Qué interés podría haberles llevado a traicionar sus ideales? Ninguno. i Qué hay pues en nuestra posición política actual ?: Hay lo mismo que ha habido siempre : cariño y fidelidad a nuestras banderas de lucha contra el franquismo y por la libertad e Independencia de España ; cariño y fidelidad a los principios del marxismo-leninismo. No somos nosotros los que nos hemos alejado de Rusia; son los dirigentes soviéticos los que se han alejado del Socialismo. Es una penosa y amarga verdad contra la que nos hemos resistido durante muchos años. ¿Cuál sería vuestra posición si mañana, liberada España de la tiranía franquista y establecido un régimen Socialista, conquistado con la sangre de millares de españoles y con el apoyo entusiasta de todo el pueblo, se pretendiera por cualquiera dictar desde el extranjero lo que deberían hacer o dejar de hacer los españoles ? Con toda razón y con toda dignidad les diríais que en España los españoles saben escuchar, pero que son los españoles los que deciden sobre sus asuntos internos por su voluntad libre y soberana.
Si ese mismo intromisor extranjero, aun llamándose socialista, pretendiera imponeros sus maneras,
hábitos y costumbres, ajenas además a la idiosincrasia y manera de ser de los españoles, y al mismo tiempo os expoliaba, ¿qué haríais? Es lógico que procederíais con todos los respetos a decirle que el Pueblo español es un pueblo de adultos, que no acepta imposiciones de nadie, ni de ninguna especie.
Si ese mismo país que se dice socialista por ser más fuerte y poderoso, tratara de imponerse por la fuerza y doblegar vuestro sentimiento de independencia ¿qué otra posición podíais tomar dignamente que la de alzaros en masa y demostrarle que preferís mil veces la muerte antes que aceptar vivir bajo una nueva servidumbre?
Después de todo ello ¿qué concepto os habríais formado de la honradez revolucionarla y de la sinceridad comunista de quienes, por haber defendido vuestros derechos, os llamaran fascistas y vendidos al imperialismo? Llegaríais a la triste, pero única verdad, de que los hombres que representan ese País, podrán tener de todo, pero que les falta lo esencial: Ser comunistas y conducirse como comunistas. Pues bien, camaradas, ese ha sido el proceso de la Yugoslavia Socialista y así ha sido y sigue siendo la incalificable conducta de los dirigentes soviéticos.
Por eso muerte al franquismo y a los que tracionaron a Lenin.
Viva España, Libre y Socialista.
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Camaradas,
Mi filiación política os es sobradamente conocida y no os cabrá ninguna duda de que al dirigirme a vosotros os está hablando un comunista. Pero esto sí, un comunista español, un comunista que no concibe la lucha por la liberación de España del régimen franquista y por una vida democrática y progresiva, sin un amor profundo, entrañable, por su país.
Hay un tipo de “comunismo” que en toda su actuación antepone los intereses de una potencia extraña a los de su propia Patria. Es el “comunismo” kominformista, ese “comunismo” desnacionalizado, mercenario, que no siente el sonrojo al proclamar su dependencia servil al
Comisariado de Negocios extranjeros de la Unión Soviética. Es ese “comunismo” que pretende convertir a España en una colonia rusa y al mundo en un feudo de los nuevos señores del Kremlin.
Contra ese “comunismo” nos hemos revelado los comunistas que, ante todo y sobre todo, amamos a nuestra tierra, los comunistas que no concebimos, la democracia y el bienestar de nuestros pueblos sin el disfrute de la plena libertad y soberanía nacionales.
Hay pues dos tendencias en el mundo que, hablando de comunismo, expresan dos cosas irreconciliables: La Libertad o la esclavitud, la Democracia o la tiranía, la Independencia o la servidumbre, el respeto a la personalidad humana o la anulación del hombre como ser social.
Nosotros formamos parte de los que creen que el Socialismo por ser una cumbre cimera en el desarrollo y evolución de la humanidad hacia metas superiores de civilización y de progreso no puede bajo ningún concepto y por ninguna razón, convertirse en el obstáculo para que los hombres puedan pensar y opinar libremente.
No queremos sustituir una tiranía por otra tiranía, queremos una vida de auténticos hombres libres en una sociedad sin privilegios de clase, casta o poder. El Socialismo sin libertad no es Socialismo.
El Socialismo implica igualmente el más amplio concepto del internacionalismo proletario y de la fraternidad humana y, para que sea así, ha de tener por base el respeto a la libertad y soberanía nacionales de cada pueblo y reconocer la igualdad entre los países grandes o pequeños.
Si una gran potencia socialista, por la sola razón de la fuerza, se cree con derecho a erigirse en “Nación directora” y a imponer su voluntad a las naciones más débiles, el internacionalismo proletario y la solidaridad socialistas habrán muerto, y en su lugar, nacido un tipo de imperialismo aún más repulsivo que el clásico del capitalismo, pues este se presenta bajo banderas bordadas con hoces y martillos.
Tal es el “socialismo” y el internacionalismo que practica hoy la Rusia de Stalin; tal es el Socialismo de que hablan los kominformistas. Con ese “socialismo” no tenemos ni .queremos tener nada de común los comunistas porque ese “socialismo” tiene más de Ivan el Terrible y de Pedro el Grande, que de Marx, Engels y Lenin. No, son otras las razones de esa lucha monstruosa de los actuales dirigentes soviéticos contra la Yugoslavia Socialista y contra todos los comunistas que, por no haber dejado de serlo, estamos a su lado. Ninguno de los que me oís, ninguno de los militantes del Partido podéis creer que miles y miles de vuestros viejos compañeros de lucha nos hemos convertido en fascistas, en renegados y en agentes del imperialismo. Podéis tener, sin duda, una idea equivocada por falta de información o por una información tendenciosa. Pero pensad un momento: Un hombre puede corromperse, un hombre puede traicionar, uno y una docena, pero es inconcebible que traicionen miles y decenas de miles de los más probados cuadros del Partido, de hombres a quienes habéis conocido hasta ayer en todos los puestos de mayor riesgo y responsabilidad y que al igual que ayer siguen siendo obreros, trabajadores, que con su esfuerzo físico se ganan el pan. ¿Qué interés podría haberles llevado a traicionar sus ideales? Ninguno. i Qué hay pues en nuestra posición política actual ?: Hay lo mismo que ha habido siempre : cariño y fidelidad a nuestras banderas de lucha contra el franquismo y por la libertad e Independencia de España ; cariño y fidelidad a los principios del marxismo-leninismo. No somos nosotros los que nos hemos alejado de Rusia; son los dirigentes soviéticos los que se han alejado del Socialismo. Es una penosa y amarga verdad contra la que nos hemos resistido durante muchos años. ¿Cuál sería vuestra posición si mañana, liberada España de la tiranía franquista y establecido un régimen Socialista, conquistado con la sangre de millares de españoles y con el apoyo entusiasta de todo el pueblo, se pretendiera por cualquiera dictar desde el extranjero lo que deberían hacer o dejar de hacer los españoles ? Con toda razón y con toda dignidad les diríais que en España los españoles saben escuchar, pero que son los españoles los que deciden sobre sus asuntos internos por su voluntad libre y soberana.
Si ese mismo intromisor extranjero, aun llamándose socialista, pretendiera imponeros sus maneras,
hábitos y costumbres, ajenas además a la idiosincrasia y manera de ser de los españoles, y al mismo tiempo os expoliaba, ¿qué haríais? Es lógico que procederíais con todos los respetos a decirle que el Pueblo español es un pueblo de adultos, que no acepta imposiciones de nadie, ni de ninguna especie.
Si ese mismo país que se dice socialista por ser más fuerte y poderoso, tratara de imponerse por la fuerza y doblegar vuestro sentimiento de independencia ¿qué otra posición podíais tomar dignamente que la de alzaros en masa y demostrarle que preferís mil veces la muerte antes que aceptar vivir bajo una nueva servidumbre?
Después de todo ello ¿qué concepto os habríais formado de la honradez revolucionarla y de la sinceridad comunista de quienes, por haber defendido vuestros derechos, os llamaran fascistas y vendidos al imperialismo? Llegaríais a la triste, pero única verdad, de que los hombres que representan ese País, podrán tener de todo, pero que les falta lo esencial: Ser comunistas y conducirse como comunistas. Pues bien, camaradas, ese ha sido el proceso de la Yugoslavia Socialista y así ha sido y sigue siendo la incalificable conducta de los dirigentes soviéticos.
Por eso muerte al franquismo y a los que tracionaron a Lenin.
Viva España, Libre y Socialista.
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