Miguel Hernández, Comunista
Valientemente se esconden,
gallardamente se escapan
del campo de los peligros
estas fugitivas cacas,
que me duelen hace tiempo
en los cojones del alma.
[…]
Ocupad los tristes puestos
de la triste telaraña.
Sustituid a la escoba,
y barred con vuestras nalgas
la mierda que vais dejando
donde colocáis la planta.
Cobardes. Vientos del Pueblo. 1937.
Así describía el poeta desde las trincheras del pueblo, sin saberlo, a los que cien años después le quieren robar el alma y el fuego. Miguel Hernández era de pluma poeta y de sangre comunista. Por eso cuando Miguel escribía, escribía para que le leyera el pueblo. Y cuando el pueblo leía a Miguel le leía para rebelarse, junto a él, contra la tiranía.
Y hoy la tiranía, muy bien revestida, nos quiere disfrazar a nuestro Miguel, el comunista. Alfonso Guerra, con plumón de oro, garrapatea a un Miguel afiliado a la Juventud Socialista, diluyendo su real militancia en la JSU, unión verdadera de verdaderos socialistas (de los de Largo Caballero y no Zapatero) y comunistas. Y mi bien oído Serrat, desde el rincón de la SGAE y la progresía, desideologiza al comunista, nos lo desnuda como si siguiera preso en Palencia o Toledo.
Miguel Hernández militaría en el PCE de Líster, Alberti y José Díaz; en el 36, fusil al hombro, ingresa como voluntario en el ejército republicano, al Quinto Regimiento de Zapadores, participando heroicamente en la defensa de Madrid, Andalucía, Extremadura y Teruel. Una vez los fascistas en el poder, Miguel continúa luchando como mejor lo sabía hacer, desde el verso. Es detenido y encarcelado. Su amigo Cossío, junto a intelectuales falangistas, intenta sacar a Miguel de la cárcel a golpe del indigno arrepentimiento del que sabe que tiene la razón, y no el pundonor. Y Miguel sabía muy bien quien tenía la razón y quien no, así ilustró a su amigo Cossío de lo “lamentable” de lo ocurrido, aún sabiendo que actuaron desde la “pasión” y lamentando que no hubieran actuado “desde la razón”.
Miguel Hernández nos deja de escribir poemas a los 31 años de edad abarrotado de esperanza, tifus y tuberculosis, aferrado a unos barrotes que no le permitían besar a Josefina, su amada mujer y musa, inspiración de tantos magnánimos poemas.
Cien años después del nacimiento de Miguel Hernández nuestra obligación es reivindicar al poeta comunista, al comunista poeta. Miguel Hernández, voz del pueblo.
A las aladas almas de las rosas…
de almendro de nata te requiero,:
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
Elegía a Ramón Sijé. (10 de enero de 1936)
Extraído de la revista El Insolente
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Valientemente se esconden,
gallardamente se escapan
del campo de los peligros
estas fugitivas cacas,
que me duelen hace tiempo
en los cojones del alma.
[…]
Ocupad los tristes puestos
de la triste telaraña.
Sustituid a la escoba,
y barred con vuestras nalgas
la mierda que vais dejando
donde colocáis la planta.
Cobardes. Vientos del Pueblo. 1937.
Así describía el poeta desde las trincheras del pueblo, sin saberlo, a los que cien años después le quieren robar el alma y el fuego. Miguel Hernández era de pluma poeta y de sangre comunista. Por eso cuando Miguel escribía, escribía para que le leyera el pueblo. Y cuando el pueblo leía a Miguel le leía para rebelarse, junto a él, contra la tiranía.
Y hoy la tiranía, muy bien revestida, nos quiere disfrazar a nuestro Miguel, el comunista. Alfonso Guerra, con plumón de oro, garrapatea a un Miguel afiliado a la Juventud Socialista, diluyendo su real militancia en la JSU, unión verdadera de verdaderos socialistas (de los de Largo Caballero y no Zapatero) y comunistas. Y mi bien oído Serrat, desde el rincón de la SGAE y la progresía, desideologiza al comunista, nos lo desnuda como si siguiera preso en Palencia o Toledo.
Miguel Hernández militaría en el PCE de Líster, Alberti y José Díaz; en el 36, fusil al hombro, ingresa como voluntario en el ejército republicano, al Quinto Regimiento de Zapadores, participando heroicamente en la defensa de Madrid, Andalucía, Extremadura y Teruel. Una vez los fascistas en el poder, Miguel continúa luchando como mejor lo sabía hacer, desde el verso. Es detenido y encarcelado. Su amigo Cossío, junto a intelectuales falangistas, intenta sacar a Miguel de la cárcel a golpe del indigno arrepentimiento del que sabe que tiene la razón, y no el pundonor. Y Miguel sabía muy bien quien tenía la razón y quien no, así ilustró a su amigo Cossío de lo “lamentable” de lo ocurrido, aún sabiendo que actuaron desde la “pasión” y lamentando que no hubieran actuado “desde la razón”.
Miguel Hernández nos deja de escribir poemas a los 31 años de edad abarrotado de esperanza, tifus y tuberculosis, aferrado a unos barrotes que no le permitían besar a Josefina, su amada mujer y musa, inspiración de tantos magnánimos poemas.
Cien años después del nacimiento de Miguel Hernández nuestra obligación es reivindicar al poeta comunista, al comunista poeta. Miguel Hernández, voz del pueblo.
A las aladas almas de las rosas…
de almendro de nata te requiero,:
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.
Elegía a Ramón Sijé. (10 de enero de 1936)
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