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Como era previsible la crisis del capitalismo está afectando duramente a miles de trabajadores, arrojados al paro forzoso o en situación de precariedad laboral. Las medidas del gobierno para paliar los efectos de la depresión económica, solo han servido para que los empresarios engorden su cuenta de resultados sin beneficiar a sus empleados. Aparte de los escandalosos beneficios de los bancos, que constituyen el aspecto más aparente de esa situación, las subvenciones estatales a la actividad empresarial han sido absorbidas por pequeños y medianos capitalistas sin llegar a dinamizar verdaderamente la economía, y ni mucho menos favorecer a la clase obrera. Se han embolsado el dinero a la espera de tiempos mejores. E incluso en muchos casos la crisis sirve de excusa para que las empresas dejen pagar los sueldos a sus trabajadores, sin que éstos dejen de trabajar.
Es seguramente la constatación de esa realidad la que llevó a la convocatoria del 12 de diciembre por parte de los sindicatos mayoritarios. Pero la debilidad de los convocantes a la hora de afrontar la lucha contra la explotación laboral, nos permite augurar un nuevo fracaso de sus planteamientos. No puede resolverse la crisis del sistema neoliberal con recetas financieras de carácter neoliberal como ha hecho el gobierno del PSOE, lo que nos hace falta es un cambio de sistema. Solo una decidida lucha de los trabajadores por sus derechos conseguirá́ un reparto más justo de la riqueza. Al mismo tiempo esa lucha podrá́ modificar la actual deriva histórica del capitalismo y traernos una sociedad más justa y una vida mejor para todos
Tenemos que recordar que en esas mismas fechas de diciembre se estaba celebrando la cumbre de Copenhague sobre el cambio climático, donde la izquierda mundial pidió́ un cambio del orden político y económico mundial. El movimiento internacional que representó las posiciones progresistas en esa reunión internacional, estaba compuesto por grupos sociales y ecologistas, por diversos gobiernos progresistas, entre los que destacaron los dirigentes latinoamericanos Hugo Chávez y Evo Morales, y por organizaciones internacionales de la clase obrera; todos ellos señalaron la responsabilidad del actual sistema capitalista en el desorden ecológico y la contaminación ambiental que está destruyendo el hermoso planeta en el que vivimos.
¡Por un programa democrático a favor de las clases trabajadoras!
-Nacionalización de la banca y los sectores estratégicos de la economía.
-Reforma Agraria Integral en Extremadura y Plan de Ordenación del Territorio.
-Desarrollo sostenible, basado en las riquezas naturales y en las energías renovables.
-Reconocimiento del derecho a una vivienda digna.
-Por el trasporte público y la reducción del privado; ni una sola autovía más.
-No aceptamos industrias contaminantes en nuestro país, ni centrales nucleares, ni refinería de petróleo, ni centrales térmicas de ciclo combinado.
-Por una política de paz y solidaridad entre todos los pueblos, rechazamos el uso de la violencia en las relaciones internacionales
¡¡Que la crisis la paguen los que la que generaron y no los trabajadores!!
Como era previsible la crisis del capitalismo está afectando duramente a miles de trabajadores, arrojados al paro forzoso o en situación de precariedad laboral. Las medidas del gobierno para paliar los efectos de la depresión económica, solo han servido para que los empresarios engorden su cuenta de resultados sin beneficiar a sus empleados. Aparte de los escandalosos beneficios de los bancos, que constituyen el aspecto más aparente de esa situación, las subvenciones estatales a la actividad empresarial han sido absorbidas por pequeños y medianos capitalistas sin llegar a dinamizar verdaderamente la economía, y ni mucho menos favorecer a la clase obrera. Se han embolsado el dinero a la espera de tiempos mejores. E incluso en muchos casos la crisis sirve de excusa para que las empresas dejen pagar los sueldos a sus trabajadores, sin que éstos dejen de trabajar.
Es seguramente la constatación de esa realidad la que llevó a la convocatoria del 12 de diciembre por parte de los sindicatos mayoritarios. Pero la debilidad de los convocantes a la hora de afrontar la lucha contra la explotación laboral, nos permite augurar un nuevo fracaso de sus planteamientos. No puede resolverse la crisis del sistema neoliberal con recetas financieras de carácter neoliberal como ha hecho el gobierno del PSOE, lo que nos hace falta es un cambio de sistema. Solo una decidida lucha de los trabajadores por sus derechos conseguirá́ un reparto más justo de la riqueza. Al mismo tiempo esa lucha podrá́ modificar la actual deriva histórica del capitalismo y traernos una sociedad más justa y una vida mejor para todos
Tenemos que recordar que en esas mismas fechas de diciembre se estaba celebrando la cumbre de Copenhague sobre el cambio climático, donde la izquierda mundial pidió́ un cambio del orden político y económico mundial. El movimiento internacional que representó las posiciones progresistas en esa reunión internacional, estaba compuesto por grupos sociales y ecologistas, por diversos gobiernos progresistas, entre los que destacaron los dirigentes latinoamericanos Hugo Chávez y Evo Morales, y por organizaciones internacionales de la clase obrera; todos ellos señalaron la responsabilidad del actual sistema capitalista en el desorden ecológico y la contaminación ambiental que está destruyendo el hermoso planeta en el que vivimos.
¡Por un programa democrático a favor de las clases trabajadoras!
-Nacionalización de la banca y los sectores estratégicos de la economía.
-Reforma Agraria Integral en Extremadura y Plan de Ordenación del Territorio.
-Desarrollo sostenible, basado en las riquezas naturales y en las energías renovables.
-Reconocimiento del derecho a una vivienda digna.
-Por el trasporte público y la reducción del privado; ni una sola autovía más.
-No aceptamos industrias contaminantes en nuestro país, ni centrales nucleares, ni refinería de petróleo, ni centrales térmicas de ciclo combinado.
-Por una política de paz y solidaridad entre todos los pueblos, rechazamos el uso de la violencia en las relaciones internacionales
¡¡Que la crisis la paguen los que la que generaron y no los trabajadores!!