Ahora, a radicalizar el rumbo
(Patricio Echegaray y el resultado de las primarias del 14 de agosto)
El secretario general del Partido Comunista analiza el escenario que se abre luego del triunfo contundente de Cristina Fernández de Kirchner. Además, se refiere al significado del resultado electoral para la derecha, el papel de Nuevo Encuentro en los comicios y el papel de los comunistas. “Hay que destacar que por la participación y por el contenido del voto popular se ha golpeado a los sectores que representan la propuesta de recrear el Consenso de Washington, de volver a las medidas de los 90”, sostiene Echegaray. Y reflexiona sobre las medidas que, de carácter urgente, deben adoptarse para profundizar el camino en medio de una crisis mundial que terminará afectando a nuestro país y la región.
-Ante las elecciones Primarias del 14 de agosto, te proponemos una primera mirada sobre los resultados, nuestro enfoque coyuntural expresado en la Declaración del PC y las razones que allí se esgrimen fundamentando el apoyo a la candidatura, hoy confirmada, de Cristina Fernández de Kirchner.
-Quiero aprovechar este espacio en Nuestra Propuesta para enviar por medio de sus páginas una felicitación a la Presidenta por el contundente triunfo obtenido, que el Partido Comunista valora de una manera muy importante. Lo valoramos, en primer lugar, porque es un triunfo que abre paso muy claramente, y lo vemos en las declaraciones de toda la oposición derechista de la Argentina, a una perspectiva de imposibilidad de revertir este resultado en octubre.
Estas Primarias abren paso a la reelección de Cristina Kirchner y con eso a la posibilidad de que siga abierto este proceso que desde 2003 se fue destacando como un espacio de gobierno de un progresismo peronista que se ha vinculado fuertemente al proceso latinoamericano, lo que no le perdonan ni los monopolios trasnacionales ni los yanquis, y que produjo una serie de medidas de tipo cultural muy importantes, sobre todo en el campo de los derechos humanos, los derechos de las minorías, como fue el matrimonio igualitario, y que emprendió la tarea de democratizar uno de los pilares esenciales de la vida moderna, los medios de comunicación, con la Ley de Medios Audiovisuales, que ha tomado también algunas medidas de carácter económico que permitieron que el viento de cola, la coyuntura internacional favorable, se volcara en parte sobre la situación económico-social argentina, reduciendo la pobreza, reduciendo la exclusión y reduciendo la desocupación. Entendemos que estas cuestiones deben ser profundizadas y pasar de un keynesianismo light a un keynesianismo pesado, para lo cual en la experiencia de la tradición peronista hay enormes herramientas que creemos que deben ser utilizadas.
-¿Qué constituye este resultado para la derecha?
-El resultado electoral del 14 de agosto constituye una derrota de la derecha, y hay que destacar que por la participación y por el contenido del voto popular se ha golpeado a los sectores que representan la propuesta de recrear el Consenso de Washington, de volver a las medidas de los 90. Y esto ha sido rechazado por nuestro pueblo. Hubiera significado un enorme peligro que esta oposición derechista saliera potenciada de las elecciones. Los comunistas nos consideramos la izquierda que ha visualizado este proceso, la izquierda que no tuvo ningún prurito en el apoyo a este gobierno durante la conmoción producida por la resolución 125, ni cuando se realizó la reunión de presidentes de Mar del Plata, donde se rechazó el Alca. Nos sentimos satisfechos de haber contribuido a este proceso y al resultado de esta batalla, desde un punto de vista autónomo.
En la nota editorial de Tiempo Argentino del lunes 15, su director llama la atención sobre el hecho de que un triunfo, por importante que sea, pueda ser utilizado para fomentar la soberbia. En este sentido es muy importante el contenido y el tono del discurso de la Presidenta la noche del 14, un tono integrador, unitario y, sobre todo, indicando una comprensión profunda del momento que vive el mundo, el de una crisis que evidentemente va a llegar a tierra latinoamericana y también a la Argentina, por lo tanto, ha reclamado la necesaria unidad para tomar las medidas contracíclicas que apunten a morigerar y, si fuera posible, frenar los efectos de la crisis sobre nuestro país. De todas maneras queda una pregunta flotando, qué hacer con este triunfo. Este es un triunfo que por sus características permite que la Presidenta avance en su proyecto de hegemonizar al Partido Justicialista, lo que es posible si se analiza el resultado general y se lo desglosa en las provincias, donde ha tenido éxitos resonantes, exceptuando el caso de San Luis. Cristina Fernández ha ganado en la provincia de Buenos Aires, en Santa Fe, en Córdoba, dato de mucha importancia teniendo en cuenta que el kirchnerismo no había logrado presentarse en las elecciones a gobernador. En otras provincias ha sacado cifras espectaculares como en Santiago del Estero, Salta, San Juan. Esto crea condiciones especiales para manejar la gobernabilidad, sin resignarse a esos pactos y revisar acuerdos con los jefes provinciales como Scioli, Gioja, Insfran y Barrionuevo e incluso con el empresariado y el campo. Creo que hay que ver ahí los efectos de esta victoria, tiene mejores condiciones que cuando se dieron los pasos más drásticos de este gobierno. Yo ubicaría estos resultados como ideales, porque conjuntamente con los guarismos obtenidos por la Presidenta se produjo una situación muy particular en el plano de la oposición. Más allá de señalar su derrota hay que tener en cuenta cómo fueron derrotados. Con una baja cosecha electoral y con una situación de empate que es más grave para sus intereses que la poca cantidad de votos, ya que no se destacó en esta elección un candidato que presida la oposición. Por lo cual, seguramente veremos en el futuro inmediato una profundización de las rencillas y las disputas en ese campo. Esto no implica que la derecha no siga trabajando, lo hará en peores condiciones, pero lo seguirá haciendo. Cuenta con poderosos elementos de poder económico, del poder político internacional, la embajada norteamericana, la embajada de Israel, y sus políticas de articular las derechas viejas y nuevas que lleva adelante EE.UU.
Por lo tanto, ni aun en esta situación, hay que bajar la guardia frente a ellos. Otro asunto que tiene que ver con el aprovechamiento del éxito obtenido es el de aprovechar las posibilidades que se crean para avanzar en lo que falta, como lo dijo la Presidenta, y es auspicioso que en la conferencia de prensa haya considerado positivamente las medidas propuestas por la Unasur en relación a cómo debe actuar la región frente a la crisis y a las múltiples agresiones que esta promoverá desde los países centrales sobre los nuestros. Entendemos que las medidas que tomaron los ministros de economía y presidentes de bancos centrales de la Unasur son destacables y coherentes para superar el retraso que había para avanzar en la coordinación económica en camino al Banco del Sur y el Fondo de reserva anticrisis de los países de la región. En esta dirección apoyamos la iniciativa anunciada por la Presidenta en la conferencia de prensa de pedirle al Parlamento que apruebe la ley de tierras que presentó el Ejecutivo, con una razón contundente que radica en el hecho de que capitales que se retiran de los fondos especulativos buscarían invertir en tierras apuntando a la Argentina. Esto afectaría nuestra soberanía y aumentaría el poder de los capitales trasnacionales en el país. Respaldamos esta propuesta y en el mismo sentido lo hace nuestro Movimiento Campesino Liberación que impulsará las acciones necesarias para apoyar esta ley. Este instrumento legal debe frenar el proceso extranjerizador que ante la crisis global del sistema capitalista no dudará en presionar con la compra de commodities agrarios a cambio de tierras. Se han apropiado de las mejores tierras para la agriculturización intensiva y la extracción de recursos naturales estratégicos, afectando la soberanía nacional. Aspiramos a que se produzca un debate orientado a la discusión sobre el uso y tenencia de la tierra y hacia la explotación de los recursos naturales con independencia y soberanía y a la recuperación de extensas porciones de tierras fértiles ya entregadas a las multinacionales. Pero no se ha de limitar el tema a esta medida. Entendemos que una nueva ley de reforma financiera es esencial, así como medidas enérgicas de control de precios y, por lo tanto, de la inflación y el control del comercio internacional. El impulso y expansión del mercado interno y la consideración de que las enormes reservas que tiene la Argentina puedan ser utilizadas no solo para respaldar el contexto económico nacional y la cotización del dólar o para pagar deuda externa, sino para tomar medidas audaces utilizando unos miles de millones de los que hay en el Banco Central para, por ejemplo, realizar un importante plan de viviendas o reestructurar el sistema ferroviario en un sentido integrador del país.
-¿Qué otras medidas deberían adoptarse desde el gobierno?
-Se podrían tomar algunas medidas enérgicas para la recuperación de los recursos petroleros y el gas que permitan elaborar un proyecto energético propio, y encarar el problema de la minería que no solo debe ser tomado en cuenta por el factor ambiental y contaminante, sino también por el saqueo que esta actividad representa. Necesitamos una nueva ley de minería que impida este saqueo por parte de los grandes monopolios trasnacionales. Se debe seguir potenciando el salario, avanzar hacia el 82 por ciento móvil en las jubilaciones, terminar con el trabajo ilegal y recomponer el 50 y 50 en el reparto de la renta como base para seguir avanzando en la distribución y creando condiciones para revertir los problemas que golpean a los argentinos.
-El presidente del Banco Mundial declaró que una tormenta nueva y diferente se avecina ante la crisis mundial, ese contexto para Latinoamérica tiene un hito en la reunión de ministros y presidentes de bancos centrales de Unasur. ¿Cuál es tu valoración?
-La Presidenta de la Nación en su conferencia de prensa del lunes alertó sobre los peligros de la crisis mundial, es obvio que sobre la región se volcarán agresiones de los países centrales. A modo de ejemplo, los fascistas del Tea Party norteamericano no dan concesiones de ningún tipo a Obama, y los organismos internacionales como el FMI aspiran a controlar las cuentas del mundo. Esto me trae a la memoria el 24 Congreso de nuestro Partido, donde hicimos un análisis de la crisis del capitalismo y señalamos que se trataba de una crisis civilizatoria, es un tema que tenemos muy estudiado y con el cual podemos aportar a la lectura de la actualidad, para tener un panorama amplio que supere la sola coyuntura política.
-En cuanto a la coyuntura nacional, ¿cómo se desempeñaron las fuerzas políticas y que peligros se observan?
-Aprecio que la cuestión principal es el casi cuádruple empate de las fuerzas opositoras, que más allá de lo cuantitativo, por exiguo -la suma de todos igual guarda distancia de Cristina Fernández- permite decir que se hace difícil la operación de superación de la dispersión, al no poder diferenciar una hegemonía ya que ninguno descolló para ser apoyado, por lo tanto, se ve un cielo de tormentas y se puede prever que en la elección de octubre todos marcharán por sus legisladores, el terreno de la disputa ahora estará enfocado en el Parlamento, y se ve finalmente como improbable una segunda vuelta. Considero de importancia el resultado obtenido por Hermes Binner, como la expresión más clara de la socialdemocracia, de una izquierda “blanda” y es visible que votos radicales fueron a Binner. También es un importante resultado el del Frente de Izquierda, de Altamira, representando a una izquierda “dura”. El caso es que ambas fuerzas fueron prescindentes en la elección de Macri, principal cabecera de playa de la derecha. La elección contiene otros elementos de consideración, la caída espectacular de Pino Solanas y de Elisa Carrió, lo que constituye un verdadero aporte desintoxicante de la política argentina. Describe una parábola de castigo al oportunismo. Proyecto Sur obtuvo un capital electoral en 2009 que se redujo a la mitad en las elecciones de la Ciudad de Buenos Aires y hoy tiene un resultado muy bajo en la Ciudad y en el orden nacional. Esto compromete seriamente a estas dos fuerzas. Es destacable el mensaje que deja sobre la subjetividad popular el respaldo dado por el voto a un proyecto opuesto a la derecha.
-¿Cuál es tu análisis sobre el Nuevo Encuentro?
-El Nuevo Encuentro ha dado sus primeros pasos en el orden nacional contribuyendo a potenciar desde la izquierda la candidatura de la Presidenta, aunque no fue suficientemente visualizado este rasgo virtuoso de un perfil de izquierda. Se contribuyó en la provincia de Buenos Aires, donde Nuevo Encuentro tiene más larga trayectoria, y ahora tenemos que atender a la extensión geográfica y a la acentuación de la autonomía de la propuesta. Sabbatella ha logrado mantener su espacio, se han obtenido buenos resultados municipales lo que permite ratificar al Nuevo Encuentro con un programa democrático, popular, avanzado, es decir, de izquierda, y con la posibilidad cierta de acuerdos frentistas con el Frente para la Victoria.
-¿Y en cuanto al Partido Comunista?
-El nuestro es un partido que se ubica en las contradicciones de clase, observando que se puede emprender un camino de profundización de los cambios, lo que puede impedir los intentos restauradores de las derechas o la descomposición de lo que se da en llamar el proyecto nacional. Sabemos que son imprescindibles cambios estructurales del capitalismo argentino y que mucho es lo que pueden solucionar las reformas, pero eso implica el choque con la estructura capitalista. Por estas razones postulamos un gran frente, amplio, diverso, profundo, con un papel del peronismo hegemonizado por Cristina Fernández de Kirchner, con un papel del Nuevo Encuentro, donde pueden incorporarse radicales y socialistas y otros que no aparecen tan definidos, lo que puede llamarse el conjunto de las tradiciones populares argentinas. Pero esto no es suficiente para nosotros, junto a lo plural, debemos dotarnos de voluntad de avance, somos los portadores de las banderas “subversivas” de las que abomina Duhalde. Somos los portadores de las ideas y valores del marxismo, hoy relegitimado.
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