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    TRÁNSITO AMAGUAÑA

    kaf-q
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    TRÁNSITO AMAGUAÑA  Empty TRÁNSITO AMAGUAÑA

    Mensaje por kaf-q Jue Sep 15, 2011 6:33 am

    “Porque todos venimos de la tierra, porque se debe luchar por ella siempre, porque es la vida misma…”
    La que no muere, en su nombre lleva escrito el signo que la define, en “Tránsito”, transeúnte, caminante, en su apellido Ama Guañuna (que no muere), la vida imprime su mandato. Si se ahonda aún más en el significado de la palabra Amaguaña, podríamos entender: alguien a quien se le prohíbe morir.
    Es así como la inmortal mama nos ha dejado su luz sempiterna y su cálida palabra, hecha de rebeldía, su vida entera la dedicó a conseguir mejores días para nuestro pueblo, fue quien con más ahínco reivindicó nuestras raíces y nos planteó en una sociedad plagada de prejuicios, injusticia, crueldad, totalmente deshumanizada, que despreciaba y aún desprecia nuestra identidad primigenia andina e indígena, que podemos y tenemos el deber de luchar por nuestros derechos y lograr mejores días juntos “ Así unidos, mezcladitos. Como trigo y quinua, mezcladitos. Mestizos, blancos y campesinos. Unidos en una sola masa.”
    Quito, Octubre del 2004-.
    En las noticias vespertinas de la radio, se escucha: “La casa de Mama Tránsito Amaguaña, ubicada en el Páramo de la Comunidad de la Chimba en las faldas del cerro (Kayampi) Cayambe, ha sido asaltada, nada le robaron, pues nada tenía que pudieran robarle, pero fue brutalmente humillada y agredida”.
    Esta indignante noticia se daba a conocer apenas días después de que la “Mama” había recibido el premio Eugenio Espejo, como reconocimiento a su infatigable lucha, en ese entonces con quince años, y sin un centavo en el bolsillo, aliste a la mañana siguiente una grabadora usada y un cuaderno de apuntes, necesitaba encontrar la manera de llegar a la morada de Mama Tránsito, no por cubrir una “noticia exclusiva,” sino con afán de realizar uno de mis más anhelados objetivos desde hace tres años atrás, poder conocerla, asimilar sus enseñanzas y conocer de su propia boca cómo fue su incansable batallar por la justicia, la educación y los derechos de indígenas y campesinos.
    En el camino, me encontré con un estudiante de comunicación de la Universidad Sek, que estaba elaborando su tesis acerca de la vida de la “Mama” que era como su comunidad y todos quienes la conocían, la llamaban cariñosamente. Gracias a él y como suelen decir, “jalando dedo” pude llegar hasta el Páramo de la Chimba, después de haber atravesado a veces en carro, a veces a pie, estrechos y lodosos caminos, luego de haber deleitado mi vista con los más hermosos paisajes andinos llenos de tonalidades verdes y doradas, pero también después de haber visto la pobreza y la inequidad en los rostros de aquellos niños de ojos grandes y mejillas curtidas por el frío, cuerpo casi doblegado por el hambre, guiando dos o tres ovejas por el helado pajonal, a veces con sus hermanitos menores a las espaldas, inocentes y sonrientes a pesar, de la dura realidad que enfrentan a diario, llegué hasta el hogar de esta valiente guerrera, orgullo de Ecuador y la Humanidad entera.
    Su mísera morada, no solamente por pobre, sino por vulnerable, a campo abierto, era un cajón de bloque cubierto por hojas de zinc, carente de todo servicio básico, allí envuelta en varias mantas, para contrarrestar al frío del que no la protege su casucho, se encuentra, bastón en mano, del tamaño de una niña, con su rostro surcado por el tiempo, quemado por el sol de Páramo, cabellos blancos y mirada en la que se reflejan la tristeza y la dulzura Andina.
    ¿Qué pasa, qué quieren?-. Me cuenta que preguntó aquella madrugada en la que delincuentes locales imaginaron que mucho dinero habrá recibido Mama Tránsito, y no dejaron un solo espacio sin rebuscar.
    -¡No Chilles vieja! A ver si nos dices dónde tienes escondida la plata-, le respondieron, al mismo tiempo que golpearon su cuerpo.
    _No tengo nada. Solamente tengo un balde de leche, tómense si quieren_, había contestado por fin. Se acercaron los maleantes, bebieron la leche del balde. Al constatar que nada tenía la pobre anciana y, a manera de disculpa le dijeron:
    _No somos ladrones, solamente platita queremos, _No avisará nada_, le habían recomendado al dejarla allí, abandonada a su suerte.
    Guillermina Cerón, su hija política, compartía con ella su pobreza “Ella es madre, ella es hija, ella es hermana, ella es propia sangre_, Decía Tránsito. Guillermina,, en deuda con la noble anciana porque, “Por mamita tuve marido”, discretamente instaló su dormitorio en un aparte de la cocina.
    Colocada de una pared a otra la huasca de cabuya, colgaba la ropa. Debajo de las prendas del colorido atuendo Kayampi, una lámpara de aceite alumbraba la soledad de quien fue la esposa de Mesías Alba Amaguaña.
    _Solita soy y asisita nomás soy; asisita nomás quedé, caminante…Vivo arrimada a mi nuera_.
    Tránsito Amaguaña, nacida como Rosa Elena Amaguaña Alba, originaria de Cayambe, en la provincia de Pichincha. Nació el 10 de septiembre de 1909 en la hacienda de Pesillo. Como consecuencia, vivió en la explotación vergonzosa que se ha mantenido en un país «democrático» por cerca de dos siglos. Desde muy joven, por haber vivido en un huasipungo con sus padres y haber sido sometida a constantes abusos y explotación del patrón:
    _“Así pasaba en ese tiempo. Los patrones sí eran verdaderamente unos carajos ¡Cómo nos explotaaaaban! Cómo nos maltraaaaban. Así hemos sufrido: chirlazos, garrotazos, ramalazos. Y con los mismos perros hacían lamer la sangre. A medianoche venían a la casa. Sacaban a mi papacito. Latigueaban a mi mamá y a mi papá. Yo chillaba, yo lloraba. No hacían caso, seguían no más. Un tal Toribio Valladares había, mayordomo, tigre el hombre. A mi mamita hacía pisar con caballo y mi mamita caída en el suelo defendía con garrote. Todo eso yo me acuerdo. Todo eso lloraba yo con mi mamita.”-.

    _“Por todo eso mi mamita sufría, lloraba y me enseñaba a pensar y a luchar. Por ella soy así. Mi papá Venancio Amaguaña era bien humilde y un poco cobarde. A él le dicen: ‘Ve, hombrecito, trabaja y él trabaja”. Mi mamita Mercedes Alba era alfabeta (analfabeta) pero todo oído era para hablar, para retener. Mi mamita era jodida, brava para pelear con los patrones. Por eso era cabecilla mi mamá. Ella fue quien comenzó la lucha. ¡Mano de mi mamá, palabra de mi mamá yo he seguido! ¡El destino de mi mamá, trabajo de mi mamá, yo he cogido, yo he quedado hasta ahora cabecilla!-.
    A los nueve años la llevan a la escuela. Sólo permanece una jornada de seis meses. De allí, directito a la hacienda. La escuela era para los hijos de los empleados. Así relata:

    _”Cuando daba “Buenos días,” el escribiente, un tal Amador Villalba respondía.:“¡Longa, india, longa, mocosa malcriada. ¿Por qué dais los buenos días? Para ustedes: bendito alabado”... ¡Eso sabía decir!... los indios no teníamos derecho a saludar al escribiente sino mandaba insultando por querer igualarnos-.
    Su tía Pascuala Amaguaña fue sentenciada a muerte por el dueño de la hacienda por haber dejado morir un ternero. _"Patrón ordenó que arrastrara el ternero hacia un árbol y que ajustaran una huasca a la cintura del animal, halaron por encima de una rama a considerable altura y del otro extremo amarraron el cuello de mi tía, dejándolo caer; así murió ella, frente a mis ojos”-.
    Posteriormente, a la edad de catorce años, su madre arregló su matrimonio con un hombre mucho mayor a ella, para protegerla de los abusos que los capataces infringían a las” huasicamas” adolescentes. De aquel matrimonio, Tránsito tuvo dos hijos, aquella triste unión transcurrió entre las borracheras y los maltratos que le propinaba su esposo; a pesar de ello, con un wawa a las espaldas y el otro de la mano, Mama Tránsito acudía a las reuniones de la Comunidad.
    Ella es una militante por la justicia. Sus luchas comienzan desde muy temprano. Soporta el abandono del marido, la pobreza, el hambre y, algunas veces hasta la marginación de su propio pueblo. La Tránsito es politiquera y pobre, comentaban algunos.

    _“Así empezamos la lucha. Íbamos a Quito cinco, diez, hasta veinte reclamantes. A veces a pie limpio, a veces con alpargatas. En Cayambe compraba alpargatas y ponía a la espalda. Taiticu vendedor decía “Qué laya de warmi es esta. Compra zapatos y no se pone.”-.
    _ "Caminábamos por chaquiñanes, Mashca con dulce raspado era nuestro cucayo. Hombres chumaban, mujeres no. En Guayllabamba lavaba pies y ya ponía alpargatas. Dormíamos en Calderón y de mañanita ya salíamos donde los doctores-.

    _En los reclamos, buscando justicia vinieron los socialistas comunistas. Yo ya de 15, 16 años, vinieron socialistas. Recién empezaban a hacer carretera para Ibarra, de Ibarra a Quito. “Nosotros somos favorables a ustedes” llegaron diciendo los socialistas. “Vamos ayudar”, diciendo. “No se dejen”. Así empezamos a organizarnos.
    Escondidos nos reuníamos en las cuevas, en las quebradas, entre las chilcas. Lejos de guambras. Así reuniéndonos, escondiéndonos, hablando, hablando, logramos formar los sindicatos agrícolas: El Inca en Pesillo, Tierra Libre en Muyurco, Pan y Tierra en La Chimba”-.

    A principios de 1931, ya organizados y con un plan de acción, se presentan ante los patrones de las tres haciendas de la zona: Pesillo, Muyurco y La Chimba, con un pliego de peticiones que recoge las principales aspiraciones de los trabajadores y trabajadoras indígenas: Que se aumenten los salarios, que se trabaje solo hasta el sábado, que la jornada sea solo de ocho horas, que se suprima la tarea y la faena en el mismo día, que se devuelvan los huasipungos, que se supriman los diezmos y primicias, que se supriman las huasicamías.

    La represión fue terrible. Llegaron los soldados, persiguieron a los cabecillas, destruyeron las chozas, los sembríos, mataron a los cuyes, tomaron prisioneros, golpearon y arrastraron a los manifestantes. Pero al mes volvieron y la huelga duró hasta marzo.
    Quince años pasó escondiéndose y comiendo desperdicios. En ese arraigo conoce a Dolores Cacuango. Las conquistas aparecen en el Código del Trabajo (1936) y en la Ley de Comunas (1937) aunque, en la práctica, la situación no se modificó y las luchas campesinas continuaron.

    Conseguir el alza del salario para los hombres y el pago a las mujeres, era otro anhelo que movilizaba a las comunidades comandadas por las recias mujeres. Era la ocasión para pedir al Estado educación para las niñas y los niños indígenas:

    _“Con la Dolores y con la compañera Luisa Gómez de la Torre, quiteña, comunista también, organizamos las escuelas para los indígenas. Pusimos de profesor a indígenas que enseñen en nuestra propia lengua. Neptalí Ulcuango era el profesor de Pesillo, José Amaguaña, mi hermano, en la Chimba, José Alberto Tarabata, en San Pablo Urco y Luis Catucuamba, hijo de la Dolores, en Yanahuaico. Por eso me cogieron presa la primera vez.”-.
    Fue llevada a la cárcel, y en ese trayecto los policías le propinaron una pedrada en la rodilla izquierda, que la deformó de por vida _“mañana he de buscar un manojo de ortiga negra, para limpiarme y quedarme templada”-. Dice totalmente confiada de su fortaleza y la medicina natural, estira los brazos y con expresión rebelde levanta el rostro y comenta:
    _”La rodilla quedó así por una pedrada que me lanzaron al entrar al Panóptico; cuatro meses y tres semanas estuve ahí ca, después me largaron”-.
    Comunista, reaccionaria, y traficante de armas soviéticas fueron varios apelativos que Tránsito recibió de políticos de turno y sacerdotes de la Iglesia Católica buscando restarle importancia a su desempeño, como representante del Partido socialista, viajó a Cuba y a la Unión Soviética, donde le regalaron un tractor para que lo lleve a su comunidad, pero ella no tuvo los recursos para costear los gastos de transporte de dicha maquinaria, por lo cual no lo pudo traer al país, sin embargo, bastó con que las autoridades gubernamentales supieran de su frustrado intento por traer el tractor y enseguida tergiversaron los acontecimientos acusándola de traficante de armas, a su regreso de la URSS en 1963, Tránsito fue encarcelada ya que se presumió tenía órdenes soviéticas para generar un levantamiento revolucionario durante la dictadura dirigida por Ramón Castro Jijón. 15 días más tarde, de la mano de Galo Plaza Lasso, Tránsito recupera su libertad por lo absurdo de la acusación.
    El momento cúspide se da en 1964 cuando se pasa la Reforma Agraria. Sin embargo, esta tibia reforma no benefició finalmente en gran manera a los indígenas sino que lo hizo para con las jóvenes empresas agropecuarias. En todo caso, el derecho del indígena tenía ya un reconocimiento mayor, y para obtener mano de obra era necesario contratar al trabajador. Tránsito Amaguaña no recibió ni un pedazo de tierra sino que vivió en un retazo de tierra que le había entregado Galo Plaza Lasso. La Reforma Agraria trajo a la larga nuevas competencias en los indígenas propietarios pues se había dispuesto se divida la tierra de acuerdo al número de miembros de la familia y a jerarquías heredadas de las haciendas.
    Al final de tantos años de incansable lucha, sólo le quedaron su soledad y el olvido que sus propios coterráneos le han prodigaron, apenas si tenía algo para comer, recuerdo que al entregarle un paquete de galletas, que era para lo único que me alcanzaron los pocos centavos que llevaba, ella se persignó y dijo: _ Esa es una señal de que taita Diositu no ha de querer que muera de hambre-.
    Era así como vivía mujer tan valerosa, y duele constatar que aquella ofrecida pensión vitalicia del Premio Eugenio Espejo, sólo le llegó una vez; cuentan que al ver la placa del Premio colgada en la vetusta pared de ladrillo, solía reír con amarga tristeza.
    La Mama murió el 13 de Mayo del 2009, y el Gobierno del Ecuador le concedió la Presea Post Mortem “Matilde Hidalgo de Prócel”.
    ÉSTE REPRESENTA UN PEQUEÑO TRIBUTO A LA INMORTAL TRÁNSITO AMAGUAÑA Y FORMA PARTE DE LA EXPERIENCIA MÁS ENRIQUECEDORA QUE HE TENIDO EN MI VIDA AL HABERLA CONOCIDO, Y QUE COMO TESTIMONIO COMPARTO CON MIS LECTORES.

    UN SALUDO COMBATIVO Y A LA VEZ REVOLUCIONARIO KOMANDO ANTIFASCISTA QUITO

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