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El rock que sedujo al comunismo
Sus Majestades Satánicas comparten un secreto con la casa de La mejor música. En 1967, ofrecieron su primer recital en Varsovia, detrás del ‘Telón de acero’ que dividía a Europa en dos: los estados comunistas y los capitalistas. Fue un 13 de abril, fecha en la que en 2002, nació KISS FM. Y cómo no, no defraudaron: despacharon a los hijos de los líderes comunistas con un “gillipollas de mierda” a micrófono abierto.
Su época más prolífica fue en la ‘década prodigiosa’, pero, en comparación a los Beatles, The Who y los Kinks, los Rolling Stones son los que mejor partido están sacando al pacto que labraron con el Diablo: cerca de una treintena de discos y 22 giras (el líder Mick Jagger no tiene ningún problema en subirse a los escenarios, pese a ir ya camino de los 66 años).
Sin duda uno de sus conciertos más peculiares fue el que celebraron hace ya 42 años, y que los convirtió en uno de los primeros grupos occidentales en tocar en un país comunista. “La primera vez que tocamos detrás de la Cortina de Hierro fue en Polonia, en 1967. Fuimos allí a hacer lo nuestro, y no fue fácil. El ejército nos esperaba en el aeropuerto, de ahí fuimos a un hotel que era como una cárcel. Había mucha gente de seguridad, más o menos como en Estados Unidos. Y la cosa se fue pareciendo cada vez más. Viajamos invitados por el ministro de Cultura, en una visita cultural, y teníamos que tocar en el Palacio de Cultura de Varsovia. Honksi-de-boyski, boysk. Zee Rolling Sontes-ki, anunció la voz del locutor, y salimos al escenario”.
Palacio de la Cultura y de las CienciasAsí describe Keith Richards en su biografía (Old Gods Almost Dead) la primera actuación de los Rollings Stones en Polonia. En aquella cita, la policía se vio obligada a intervenir, utilizando gases lacrimógenos. El motivo no era ninguna cuestión política, sino más bien lo de siempre: un grupo de seguidores se había quedado sin entradas y querían ver a Mick Jagger, Keith Richards, Charlie Watts, Bill Wyman, Brian Jones y Ian Stewart. Fuera la policía tomaba medidas drásticas, mientras, dentro del Palacio de la Cultura y de las Ciencias, Keith Richards hacía lo propio.
“¿Y quiénes estaban en los mejores asientos de la sala, justo en las primeras filas? Los hijos y las hijas de los jerarcas del Partido Comunista. Estaban ahí sentados, con sus diamantes y sus perlas… tapándose los oídos con las manos”, continúa Richards. “Tras dos o tres temas, le dije a Charlie que dejase de tocar. Y les grité: vosotros, gillipollas de mierda (sic.), iros y dejad que los capullos de atrás pasen aquí adelante. Y lo hicieron. Cuatro filas de chicos se levantaron y se fueron. Todos niños y niñas de papá y mamá”.
Solidaridad y coqueteo oriental
Los Rolling Stones han regresado a Polonia en más ocasiones. En 2007, hicieron parada dentro de su gira ‘A bigger band’, donde guardaron un minuto de silencio en memoria de un grupo de peregrinos polacos que murió al caer su autobús en un río de los Alpes, en Francia. El grupo decidió donar, además, parte de la recaudación de su concierto para los familiares de las víctimas.
Pero el capítulo de Varsovia no es el único flirteo que la banda de Mick Jagger tiene en su haber con los países comunistas. El más sonoro, sin lugar a dudas, es el que han mantenido con China, con varios intentos fallidos. En 1982, encargaron al periodista de la Rolling Stone Chet Flippo que escribiese un pequeño alegato explicando al partido comunista chino por qué la juventud maoísta debía escuchar a los Stones. No funcionó entonces, y no por falta de voluntad de Pekín.
Finalmente, sería en 2006 cuando la legendaria banda de rock pisó el Grand Stage de Shanghai, con un público de apenas 8.500 espectadores que pagó hasta 363 dólares por entrada (por encima de la media de salario mensual en la ciudad china) y con cinco temas censurados. Tocaron para “banqueros extranjeros y sus novias”, afirmó en su momento el propio Jagger. Qué diablos. Una vez más, los Stones sedujeron al comunismo, y mostraron los labios más musicales. Después de los de KISS FM, por supuesto.
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El rock que sedujo al comunismo
Sus Majestades Satánicas comparten un secreto con la casa de La mejor música. En 1967, ofrecieron su primer recital en Varsovia, detrás del ‘Telón de acero’ que dividía a Europa en dos: los estados comunistas y los capitalistas. Fue un 13 de abril, fecha en la que en 2002, nació KISS FM. Y cómo no, no defraudaron: despacharon a los hijos de los líderes comunistas con un “gillipollas de mierda” a micrófono abierto.
Su época más prolífica fue en la ‘década prodigiosa’, pero, en comparación a los Beatles, The Who y los Kinks, los Rolling Stones son los que mejor partido están sacando al pacto que labraron con el Diablo: cerca de una treintena de discos y 22 giras (el líder Mick Jagger no tiene ningún problema en subirse a los escenarios, pese a ir ya camino de los 66 años).
Sin duda uno de sus conciertos más peculiares fue el que celebraron hace ya 42 años, y que los convirtió en uno de los primeros grupos occidentales en tocar en un país comunista. “La primera vez que tocamos detrás de la Cortina de Hierro fue en Polonia, en 1967. Fuimos allí a hacer lo nuestro, y no fue fácil. El ejército nos esperaba en el aeropuerto, de ahí fuimos a un hotel que era como una cárcel. Había mucha gente de seguridad, más o menos como en Estados Unidos. Y la cosa se fue pareciendo cada vez más. Viajamos invitados por el ministro de Cultura, en una visita cultural, y teníamos que tocar en el Palacio de Cultura de Varsovia. Honksi-de-boyski, boysk. Zee Rolling Sontes-ki, anunció la voz del locutor, y salimos al escenario”.
Palacio de la Cultura y de las CienciasAsí describe Keith Richards en su biografía (Old Gods Almost Dead) la primera actuación de los Rollings Stones en Polonia. En aquella cita, la policía se vio obligada a intervenir, utilizando gases lacrimógenos. El motivo no era ninguna cuestión política, sino más bien lo de siempre: un grupo de seguidores se había quedado sin entradas y querían ver a Mick Jagger, Keith Richards, Charlie Watts, Bill Wyman, Brian Jones y Ian Stewart. Fuera la policía tomaba medidas drásticas, mientras, dentro del Palacio de la Cultura y de las Ciencias, Keith Richards hacía lo propio.
“¿Y quiénes estaban en los mejores asientos de la sala, justo en las primeras filas? Los hijos y las hijas de los jerarcas del Partido Comunista. Estaban ahí sentados, con sus diamantes y sus perlas… tapándose los oídos con las manos”, continúa Richards. “Tras dos o tres temas, le dije a Charlie que dejase de tocar. Y les grité: vosotros, gillipollas de mierda (sic.), iros y dejad que los capullos de atrás pasen aquí adelante. Y lo hicieron. Cuatro filas de chicos se levantaron y se fueron. Todos niños y niñas de papá y mamá”.
Solidaridad y coqueteo oriental
Los Rolling Stones han regresado a Polonia en más ocasiones. En 2007, hicieron parada dentro de su gira ‘A bigger band’, donde guardaron un minuto de silencio en memoria de un grupo de peregrinos polacos que murió al caer su autobús en un río de los Alpes, en Francia. El grupo decidió donar, además, parte de la recaudación de su concierto para los familiares de las víctimas.
Pero el capítulo de Varsovia no es el único flirteo que la banda de Mick Jagger tiene en su haber con los países comunistas. El más sonoro, sin lugar a dudas, es el que han mantenido con China, con varios intentos fallidos. En 1982, encargaron al periodista de la Rolling Stone Chet Flippo que escribiese un pequeño alegato explicando al partido comunista chino por qué la juventud maoísta debía escuchar a los Stones. No funcionó entonces, y no por falta de voluntad de Pekín.
Finalmente, sería en 2006 cuando la legendaria banda de rock pisó el Grand Stage de Shanghai, con un público de apenas 8.500 espectadores que pagó hasta 363 dólares por entrada (por encima de la media de salario mensual en la ciudad china) y con cinco temas censurados. Tocaron para “banqueros extranjeros y sus novias”, afirmó en su momento el propio Jagger. Qué diablos. Una vez más, los Stones sedujeron al comunismo, y mostraron los labios más musicales. Después de los de KISS FM, por supuesto.