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![[Nega] Ginebra con Mónica y el chovinismo de orxata i fartons Empty](https://2img.net/i/empty.gif)
Respuesta de Nega al comunicado del jefe de comunicación de Compromís (que decia estar a favor de mercadona):
Carta abierta a Mónica Oltra y Compromís. Recibe mi más sincera felicitación y apoyo si rectificáis el comunicado; mi más profundo y repugnante desprecio si os mantenéis firmes en defender el corporativismo neoliberal de rapiña....
Probablemente no me conozcas, canto en un grupo de punk-country de letras meridianamente ingeniosas oriundo de Valencia, compartimos la desgracia de vivir bajo el yugo de Rita Barberá, la misma que ha convertido la ciudad del Turia en su cortijo particular tras 17 largos años de gobierno. Es probable que sepas que TV3 no se emite en Valencia y quizá sepas también que Acció Cultural fue multado por ello. Ellos sí me conocen: participamos de forma desinteresada en un concierto cuyos beneficios iban destinados a paliar dichas multas. Pero que no se emita TV3 no es el motivo de mi misiva, te pongo en situación:
Pasó ya hace algunas semanas, quizá viste en las noticias que un grupo de sindicalistas y simpatizantes (y léase el término sindicalista en su verdadera acepción y no en la que ha devenido en los últimos tiempos) del Sindicato Andaluz de Trabajadores, capitaneados con bravo temperamento y gallardía por Sánchez Gordillo y Diego Cañamero, expropiaban alimentos de primera necesidad con el fin de denunciar la dramática situación en la que viven muchas familias andaluzas y por ende también, muchas familias a lo largo y ancho del Estado Español. No sé cuánto te importan las familias pobres andaluzas, sinceramente espero que algo más que al miserable de Duran i Lleida. Cómo olvidar sus desafortunadas declaraciones afirmando que los andaluces se gastan el PER en el bar vagueando todo el día. Entre tú y yo, a mí las familias pobres andaluzas me inspiran la misma solidaridad que las familias pobres valencianas o turolenses. De la misma forma me repugna y genera el mismo odio Amancio Ortega siendo gallego que Juan Roig que es valenciano, es lo que se conoce como internacionalismo proletario. Aunque lo de proletario te suene al jurásico, seguro que sabes a qué me refiero, eres una chica cultivada. Pero volvamos al tema que nos atañe ya que, y sin que sirva de precedente, me estoy yendo por los cerros de Úbeda.
Que roben los ricos es una práctica habitual en cualquier sociedad capitalista, que roben los pobres también es propio de las sociedades industrialmente avanzadas, la diferencia es que los primeros —aunque roben cantidades verdaderamente astronómicas— rara vez dan con sus huesos en la cárcel. No hace falta que te cuente lo que hemos padecido en el País Valencià con los trajes de Camps, los bolsos Louis Vuitton de Rita o los décimos de lotería de Fabra el buenaventurado. Estarás de acuerdo conmigo en que en este país la ley no es igual para todos y que por tanto las prisiones son el basurero moral, el cementerio de hombres vivos donde arrinconar a los que no asumen de buena gana y de forma dócil su rol de gregarios. El problema surge cuando los pobres roban pero el robo tiene un cariz político y de denuncia y a su vez carece de ánimo de lucro, entonces deja de ser robo y se convierte en lo que se conoce en ciencia política como expropiación. Y cuando los pobres expropian y no roban, el sistema si no se tambalea, sí se balancea o entra en crisis de legitimidad. También pudimos ver a una aguerrida cajera defendiendo los intereses de su amo el señor Roig, el mismo que daba palmas con las orejas tras la última reforma laboral y que nos recriminaba a los españolitos que éramos muy vagos y que teníamos que empaparnos del espíritu de sacrificio que impera en los bazares chinos, es decir, jornadas de 12 horas ininterrumpidas 365 días al año. Una cajera que olvidó que su trabajo es vender los productos, no impedir que éstos salgan o sean sustraídos, para eso están los guardias de seguridad. Una cajera que terminó llorando sola en un rincón porque como le dijo Pascual Serrano: «estuviste defendiendo las propiedades de un millonario que gana 474 millones al año, y mientras tanto ese millonario bien podría estar disfrutando de sus vacaciones de agosto en un lujoso hotel o en un yate mientras tu defendías su dinero. En cambio, los sindicalistas que tomaban la comida de tu supermercado nunca están solos porque saben cuál es su clase social, saben de qué lado están, se ayudan, y por eso fueron a por comida a tu supermercado que, por cierto, no es tuyo». Es lo que Marx definió como alienación o enajenación, que viene a significar más o menos el fenómeno psíquico que se produce en la mente de aquellos que son de abajo pero defienden a los de arriba. También se conoce como lavado de cerebro o llano borreguismo. Estoy seguro que sabes a qué me refiero Mónica.
Las reacciones no se hicieron esperar y una batería de calumnias y declaraciones de condena y reprobación se sucedieron en los medios de la derecha más rancia (y también de la menos rancia, léase El País o La Vanguardia). Como en este país los medios de comunicación señalan y el estado apuñala, el ministro del interior cursó raudo y presto una orden de detención contra los sindicalistas que participaron en dicha expropiación, ¡una orden de detención contra cuatrocientas personas! ¿No te resulta increíble Mónica? En el mismo país en el que se rescata a los bancos con dinero público, es decir con el dinero de los mismos que son desahuciados si no pagan, en el mismo país en el que a Fabra le toca la lotería por enésima vez, Camps recibe regalos de su amiguito del alma y un jugador de balonmano desfalca dinero público destinado a minusválidos, se cursa una inmediata orden de detención por parte del ministerio contra los sindicalistas como si de peligrosos terroristas se tratase. ¿Te parece justo Mónica? Por lo visto a tu partido sí. Me refiero obviamente al artículo de Luis Mi Campos titulado M’acuse de comprar a Mercadona y Consum. Yo sinceramente Mónica, os tenía por un partido progresista y de izquierdas pero ya el mismo título del artículo huele a derecha rancia, si no fuera porque lo vi en la página de tu coalición hubiera pensado que se trataba de un artículo de Intereconomía o La Razón. Además se mofa y se burla de los cientos de personas que de punta a punta del estado, se han autoinculpado en la expropiación como signo de solidaridad con los sindicalistas andaluces apoyando su acción. El título no defrauda y el texto se convierte en una oda al capitalismo corporativista más rapaz, ni Milton Friedman lo hubiera descrito mejor:
«Tradicionalmente, la gran empresa de un país es motivo de orgullo, eso es lo que subyace y en consecuencia lo que hay que tener en cuenta. Hay personas que explican donde está su pueblo dando el nombre de la empresa de referencia».
¿Tradicionalmente? ¿A qué tradición se refiere? ¿Motivo de orgullo la gran empresa? ¿Piensa el señor Campos que los madrileños o los conquenses se sienten especialmente orgullosos de Repsol, Iberdrola o el Banco Santander? ¿Este señor en qué planeta vive? Una cosa es animar a la roja en el mundial pero hasta donde yo conozco la gente no va por ahí ondeando la bandera del BBVA por mucho que se trate de una empresa española de éxito. Ciertamente Mónica, me aterra el razonamiento de tu compañero de partido, me lo estoy imaginando con una camiseta de Bancaja, un boli de Gas Natural y un mechero de Dragados y Construcciones. Y lo más terrible, diciendo que su pueblo se llama Coca-Cola en lugar de Manises porque la marca norteamericana tiene una fábrica en dicho pueblo. ¿Y vosotros sois los que tenéis que defender la identidad valenciana? ¿Asumiendo de forma tan vergonzosa y dócil que las multinacionales sean motivo de orgullo y referente geográfico para ubicarse? Pero sigamos.
«Y tal y como están las cosas, la gran empresa no es un enemigo, todo lo contrario. [...] Las grandes empresas son las aliadas potenciales de un pueblo que necesitará soluciones o ayuda adicionales. Son las que pueden desarrollar una dimensión social que substituya la reducción del sector público que exige el sistema, el poder financiero».
Toma ya. Ni Hayek, pero vayamos por partes. Suponemos que «la gran empresa no es un enemigo sino todo lo contrario» es una forma edulcorada de decir que la gran empresa, la de las Sicav, la que no paga, la que evade, la que vende productos cancerígenos, la que quiere horarios de bazar chino, etc, es nuestra amiga. La gran empresa es tu amiga, conocido eslogan de cualquier partido de izquierdas que se precie, de hecho en todas las facultades de ciencia política el primer año de carrera te explican la única verdad científica e inmutable: el matrimonio a prueba de bombas entre la izquierda política y la gran empresa. Ironías aparte, lo verdaderamente patético es la forma claudicante en la que el autor del texto renuncia a lo público y masturba al poder financiero en un ejercicio de sumisión de dimensiones cósmicas. ¿La reducción del sector público que exige el poder financiero? ¿Pero cómo es posible ser tan vasallo y pelele? Claro que estas acusaciones tendrían sentido si Compromís fuera una coalición de izquierdas, cosa que empiezo a dudar. Ahora hablando en serio Mónica ¿A qué jugamos? ¿Sinceramente crees que este texto lo rubricaría una persona meridianamente de izquierdas? ¿Cuáles son vuestras propuestas más allá de reivindicar el valencià i la terreta? ¿Qué vía tomáis en lo económico? ¿La vía de claudicar frente a los mercados y asumir que lo público debe reducirse y que la gran empresa privada y valenciana traerá la salvación? ¿La vía de plegarse dócilmente ante las exigencias de Merkel y la Troika? Pero sigue leyendo por favor que aún hay más.
«Mercadona facturó 17.831 millones de euros durante el ejercicio del 2011, lo que supone un incremento del 8% respecto al año anterior, generando un beneficio de 478 millones de euros. Para medir la importancia de este dato, decir que esa cifra supone el 1,66% del PIB español y representa el 17% del PIB de la Comunidad Valenciana. Me autoinculpo de comprar en sus tiendas, para que la riqueza se quede en mi país. Y algunas veces en Consum».
Y ahora perdóname Mónica pero tengo que ir a vomitar.
Ya.
Lo primero que llama notablemente la atención es que un patriota de este calado, que quiere la riqueza de Mercarroña (así la conocemos la izquierda) se quede en su país, hable en términos de «Comunidad Valenciana» y no de País Valencià al más puro estilo pepero, pero supongo que un lapsus lo tiene cualquiera. Salta a la vista que el susodicho y por ende tu partido, está orgullosísimo de la citada empresa, al parecer una máquina de generar dinero que viendo la pasión con la que comenta las cifras, pudiere parecer que al final de año reparte los beneficios entre todos los valencianos, pero no, vivimos bajo un régimen de producción capitalista y esos insultantes beneficios (en una comunidad campeona en paro o en aulas prefabricadas como bien sabes) se destinan en exclusiva a la cuenta corriente del señor Roig. El mismo cerdo capitalista (lo siento pero a estas alturas del artículo me es imposible guardar las formas) que presiona a sus trabajadores al más puro estilo cacique para que no hagan huelga so pena de despido; el mismo cerdo que te echa a la calle si pillas la baja; el mismo cerdo que prohibe que los trabajadores hablen entre sí para así evitar vínculos que denuncien las innumerables situaciones de acoso que se producen; el mismo cerdo que no paga la famosa media hora del desayuno; el mismo cerdo que te obliga a hacer horas extras sin previo aviso bajo presión de despido; el mismo cerdo que te vende cosméticos cancerígenos a precio de saldo; o el mismo cerdo que ha empezado a subir el precio de sus productos en agosto para luego pavonearse de que su empresa no será afectada por la subida del IVA. En definitiva la misma rata sin escrúpulos que tu partido defiende con uñas y dientes frente a la verdadera izquierda transformadora que se solidariza con la acción del SAT desde Caracas a Madrid pasando por Cornellà. Con tu edad querida Mónica, deberías haber caído en la cuenta que, en un sistema como el nuestro, es imposible hacerse millonario de forma honrada, que la riqueza y los insultantes beneficios de unos, son la miseria y las carencias de los otros, que para que algunos viajen en yate, otros deben coger el autobús a diario, que la riqueza con la que babea tu compañero de partido no florece como la hierba en el jardín, sale de la sangre, sudor y lágrimas de los trabajadores, o del miedo de los que no tienen trabajo. Pero ni a ti ni a tu partido os importa lo más mínimo por una sencilla razón, no sois de izquierdas ni lo seréis en la vida. Vuestra careta ha caído y se ha roto la goma que la sujetaba: no sois más que la filial del sur de Sinvergüenza i Unió, las mamporreras del señor Duran i Lleida, el complejo de la pequeña burguesía valenciana que mira de reojo y con recelo el poderío catalán, tan europeo, tan sofisticado, tan cool. Mi humilde bagaje Lacaniano me incita a pensar que te casarías con Buenafuente, pero el que en realidad desata tus pasiones más ocultas es Jordi Pujol, tan estadista él. Cosas del psicoanálisis.
Si estoy en un error y sois un partido de izquierdas, rectificad y retirad o modificad ese nefasto comunicado. Rectificar es de sabios, supongo que te suena Joan Fuster; renegó de su pasado falanguista (bastante entradito en años por cierto) y abrazó posteriormente los círculos izquierdistas. Seguid su ejemplo.
Si no pensáis rectificar te invito a que en tu próximo numerito en Les Corts con camisetas provocativas, salgas con una de Levantina Seguridad, que es una gran empresa valenciana, probablemente la mayor y más efectiva empresa de seguridad privada de todo el estado, sus beneficios probablemente no sean de la envergadura de los de Mercadona, pero la riqueza que genera también se queda en tu país. Qué importa que esté vinculada a la extrema derecha nazi, por lo que veo tampoco os importa salir a defender a una empresa que saquea los caladeros marroquíes o que prefiere triturar la comida sobrante antes que donarla a los más necesitados. O ya puestos con una del Banco de Valencia, recientemente intervenido con dinero público pero oye, ¿qué mejor que un banco valenciano para hacer patria?
Por último puntualizarte una cosa. Cuando por Twitter te he pedido explicaciones en base al citado comunicado de tu formación, con la chispa y gracia que te caracteriza me has llamado ‘camarada’ (al margen de no contestar y escurrir el bulto). Lamento comunicarte que no eres mi camarada, mis camaradas son Sánchez Gordillo, Diego Cañamero, el SAT entero y todos y cada uno de aquellos que han manifestado su solidaridad con la expropiación a Mercarroña. Mi camarada es Willie Toledo, Pascual Serrano, Marina Albiol. Mis camaradas son Pablo Iglesias, Pau Llonch, Juan Carlos Monedero o Tania Sánchez, los mismos que, pese a nuestras diferencias (a veces infranqueables) no hemos perdido ni la decencia ni una serie de valores comunes propios de la izquierda, en toda la horizontalidad del término. Mis camaradas son aquellos que saben distinguir entre legalidad y legitimidad, que saben que la acción del SAT no era legal pero sí era profundamente legítima.
Recibe mi más sincera felicitación y apoyo si rectificáis el comunicado; mi más profundo y repugnante desprecio si os mantenéis firmes en defender el corporativismo neoliberal de rapiña. Qué fácil es criticar al PP pero qué difícil es posicionarse cuando surge el conflicto de clases ¿verdad?
Un cordial saludo.
Carta abierta a Mónica Oltra y Compromís. Recibe mi más sincera felicitación y apoyo si rectificáis el comunicado; mi más profundo y repugnante desprecio si os mantenéis firmes en defender el corporativismo neoliberal de rapiña....
Probablemente no me conozcas, canto en un grupo de punk-country de letras meridianamente ingeniosas oriundo de Valencia, compartimos la desgracia de vivir bajo el yugo de Rita Barberá, la misma que ha convertido la ciudad del Turia en su cortijo particular tras 17 largos años de gobierno. Es probable que sepas que TV3 no se emite en Valencia y quizá sepas también que Acció Cultural fue multado por ello. Ellos sí me conocen: participamos de forma desinteresada en un concierto cuyos beneficios iban destinados a paliar dichas multas. Pero que no se emita TV3 no es el motivo de mi misiva, te pongo en situación:
Pasó ya hace algunas semanas, quizá viste en las noticias que un grupo de sindicalistas y simpatizantes (y léase el término sindicalista en su verdadera acepción y no en la que ha devenido en los últimos tiempos) del Sindicato Andaluz de Trabajadores, capitaneados con bravo temperamento y gallardía por Sánchez Gordillo y Diego Cañamero, expropiaban alimentos de primera necesidad con el fin de denunciar la dramática situación en la que viven muchas familias andaluzas y por ende también, muchas familias a lo largo y ancho del Estado Español. No sé cuánto te importan las familias pobres andaluzas, sinceramente espero que algo más que al miserable de Duran i Lleida. Cómo olvidar sus desafortunadas declaraciones afirmando que los andaluces se gastan el PER en el bar vagueando todo el día. Entre tú y yo, a mí las familias pobres andaluzas me inspiran la misma solidaridad que las familias pobres valencianas o turolenses. De la misma forma me repugna y genera el mismo odio Amancio Ortega siendo gallego que Juan Roig que es valenciano, es lo que se conoce como internacionalismo proletario. Aunque lo de proletario te suene al jurásico, seguro que sabes a qué me refiero, eres una chica cultivada. Pero volvamos al tema que nos atañe ya que, y sin que sirva de precedente, me estoy yendo por los cerros de Úbeda.
Que roben los ricos es una práctica habitual en cualquier sociedad capitalista, que roben los pobres también es propio de las sociedades industrialmente avanzadas, la diferencia es que los primeros —aunque roben cantidades verdaderamente astronómicas— rara vez dan con sus huesos en la cárcel. No hace falta que te cuente lo que hemos padecido en el País Valencià con los trajes de Camps, los bolsos Louis Vuitton de Rita o los décimos de lotería de Fabra el buenaventurado. Estarás de acuerdo conmigo en que en este país la ley no es igual para todos y que por tanto las prisiones son el basurero moral, el cementerio de hombres vivos donde arrinconar a los que no asumen de buena gana y de forma dócil su rol de gregarios. El problema surge cuando los pobres roban pero el robo tiene un cariz político y de denuncia y a su vez carece de ánimo de lucro, entonces deja de ser robo y se convierte en lo que se conoce en ciencia política como expropiación. Y cuando los pobres expropian y no roban, el sistema si no se tambalea, sí se balancea o entra en crisis de legitimidad. También pudimos ver a una aguerrida cajera defendiendo los intereses de su amo el señor Roig, el mismo que daba palmas con las orejas tras la última reforma laboral y que nos recriminaba a los españolitos que éramos muy vagos y que teníamos que empaparnos del espíritu de sacrificio que impera en los bazares chinos, es decir, jornadas de 12 horas ininterrumpidas 365 días al año. Una cajera que olvidó que su trabajo es vender los productos, no impedir que éstos salgan o sean sustraídos, para eso están los guardias de seguridad. Una cajera que terminó llorando sola en un rincón porque como le dijo Pascual Serrano: «estuviste defendiendo las propiedades de un millonario que gana 474 millones al año, y mientras tanto ese millonario bien podría estar disfrutando de sus vacaciones de agosto en un lujoso hotel o en un yate mientras tu defendías su dinero. En cambio, los sindicalistas que tomaban la comida de tu supermercado nunca están solos porque saben cuál es su clase social, saben de qué lado están, se ayudan, y por eso fueron a por comida a tu supermercado que, por cierto, no es tuyo». Es lo que Marx definió como alienación o enajenación, que viene a significar más o menos el fenómeno psíquico que se produce en la mente de aquellos que son de abajo pero defienden a los de arriba. También se conoce como lavado de cerebro o llano borreguismo. Estoy seguro que sabes a qué me refiero Mónica.
Las reacciones no se hicieron esperar y una batería de calumnias y declaraciones de condena y reprobación se sucedieron en los medios de la derecha más rancia (y también de la menos rancia, léase El País o La Vanguardia). Como en este país los medios de comunicación señalan y el estado apuñala, el ministro del interior cursó raudo y presto una orden de detención contra los sindicalistas que participaron en dicha expropiación, ¡una orden de detención contra cuatrocientas personas! ¿No te resulta increíble Mónica? En el mismo país en el que se rescata a los bancos con dinero público, es decir con el dinero de los mismos que son desahuciados si no pagan, en el mismo país en el que a Fabra le toca la lotería por enésima vez, Camps recibe regalos de su amiguito del alma y un jugador de balonmano desfalca dinero público destinado a minusválidos, se cursa una inmediata orden de detención por parte del ministerio contra los sindicalistas como si de peligrosos terroristas se tratase. ¿Te parece justo Mónica? Por lo visto a tu partido sí. Me refiero obviamente al artículo de Luis Mi Campos titulado M’acuse de comprar a Mercadona y Consum. Yo sinceramente Mónica, os tenía por un partido progresista y de izquierdas pero ya el mismo título del artículo huele a derecha rancia, si no fuera porque lo vi en la página de tu coalición hubiera pensado que se trataba de un artículo de Intereconomía o La Razón. Además se mofa y se burla de los cientos de personas que de punta a punta del estado, se han autoinculpado en la expropiación como signo de solidaridad con los sindicalistas andaluces apoyando su acción. El título no defrauda y el texto se convierte en una oda al capitalismo corporativista más rapaz, ni Milton Friedman lo hubiera descrito mejor:
«Tradicionalmente, la gran empresa de un país es motivo de orgullo, eso es lo que subyace y en consecuencia lo que hay que tener en cuenta. Hay personas que explican donde está su pueblo dando el nombre de la empresa de referencia».
¿Tradicionalmente? ¿A qué tradición se refiere? ¿Motivo de orgullo la gran empresa? ¿Piensa el señor Campos que los madrileños o los conquenses se sienten especialmente orgullosos de Repsol, Iberdrola o el Banco Santander? ¿Este señor en qué planeta vive? Una cosa es animar a la roja en el mundial pero hasta donde yo conozco la gente no va por ahí ondeando la bandera del BBVA por mucho que se trate de una empresa española de éxito. Ciertamente Mónica, me aterra el razonamiento de tu compañero de partido, me lo estoy imaginando con una camiseta de Bancaja, un boli de Gas Natural y un mechero de Dragados y Construcciones. Y lo más terrible, diciendo que su pueblo se llama Coca-Cola en lugar de Manises porque la marca norteamericana tiene una fábrica en dicho pueblo. ¿Y vosotros sois los que tenéis que defender la identidad valenciana? ¿Asumiendo de forma tan vergonzosa y dócil que las multinacionales sean motivo de orgullo y referente geográfico para ubicarse? Pero sigamos.
«Y tal y como están las cosas, la gran empresa no es un enemigo, todo lo contrario. [...] Las grandes empresas son las aliadas potenciales de un pueblo que necesitará soluciones o ayuda adicionales. Son las que pueden desarrollar una dimensión social que substituya la reducción del sector público que exige el sistema, el poder financiero».
Toma ya. Ni Hayek, pero vayamos por partes. Suponemos que «la gran empresa no es un enemigo sino todo lo contrario» es una forma edulcorada de decir que la gran empresa, la de las Sicav, la que no paga, la que evade, la que vende productos cancerígenos, la que quiere horarios de bazar chino, etc, es nuestra amiga. La gran empresa es tu amiga, conocido eslogan de cualquier partido de izquierdas que se precie, de hecho en todas las facultades de ciencia política el primer año de carrera te explican la única verdad científica e inmutable: el matrimonio a prueba de bombas entre la izquierda política y la gran empresa. Ironías aparte, lo verdaderamente patético es la forma claudicante en la que el autor del texto renuncia a lo público y masturba al poder financiero en un ejercicio de sumisión de dimensiones cósmicas. ¿La reducción del sector público que exige el poder financiero? ¿Pero cómo es posible ser tan vasallo y pelele? Claro que estas acusaciones tendrían sentido si Compromís fuera una coalición de izquierdas, cosa que empiezo a dudar. Ahora hablando en serio Mónica ¿A qué jugamos? ¿Sinceramente crees que este texto lo rubricaría una persona meridianamente de izquierdas? ¿Cuáles son vuestras propuestas más allá de reivindicar el valencià i la terreta? ¿Qué vía tomáis en lo económico? ¿La vía de claudicar frente a los mercados y asumir que lo público debe reducirse y que la gran empresa privada y valenciana traerá la salvación? ¿La vía de plegarse dócilmente ante las exigencias de Merkel y la Troika? Pero sigue leyendo por favor que aún hay más.
«Mercadona facturó 17.831 millones de euros durante el ejercicio del 2011, lo que supone un incremento del 8% respecto al año anterior, generando un beneficio de 478 millones de euros. Para medir la importancia de este dato, decir que esa cifra supone el 1,66% del PIB español y representa el 17% del PIB de la Comunidad Valenciana. Me autoinculpo de comprar en sus tiendas, para que la riqueza se quede en mi país. Y algunas veces en Consum».
Y ahora perdóname Mónica pero tengo que ir a vomitar.
Ya.
Lo primero que llama notablemente la atención es que un patriota de este calado, que quiere la riqueza de Mercarroña (así la conocemos la izquierda) se quede en su país, hable en términos de «Comunidad Valenciana» y no de País Valencià al más puro estilo pepero, pero supongo que un lapsus lo tiene cualquiera. Salta a la vista que el susodicho y por ende tu partido, está orgullosísimo de la citada empresa, al parecer una máquina de generar dinero que viendo la pasión con la que comenta las cifras, pudiere parecer que al final de año reparte los beneficios entre todos los valencianos, pero no, vivimos bajo un régimen de producción capitalista y esos insultantes beneficios (en una comunidad campeona en paro o en aulas prefabricadas como bien sabes) se destinan en exclusiva a la cuenta corriente del señor Roig. El mismo cerdo capitalista (lo siento pero a estas alturas del artículo me es imposible guardar las formas) que presiona a sus trabajadores al más puro estilo cacique para que no hagan huelga so pena de despido; el mismo cerdo que te echa a la calle si pillas la baja; el mismo cerdo que prohibe que los trabajadores hablen entre sí para así evitar vínculos que denuncien las innumerables situaciones de acoso que se producen; el mismo cerdo que no paga la famosa media hora del desayuno; el mismo cerdo que te obliga a hacer horas extras sin previo aviso bajo presión de despido; el mismo cerdo que te vende cosméticos cancerígenos a precio de saldo; o el mismo cerdo que ha empezado a subir el precio de sus productos en agosto para luego pavonearse de que su empresa no será afectada por la subida del IVA. En definitiva la misma rata sin escrúpulos que tu partido defiende con uñas y dientes frente a la verdadera izquierda transformadora que se solidariza con la acción del SAT desde Caracas a Madrid pasando por Cornellà. Con tu edad querida Mónica, deberías haber caído en la cuenta que, en un sistema como el nuestro, es imposible hacerse millonario de forma honrada, que la riqueza y los insultantes beneficios de unos, son la miseria y las carencias de los otros, que para que algunos viajen en yate, otros deben coger el autobús a diario, que la riqueza con la que babea tu compañero de partido no florece como la hierba en el jardín, sale de la sangre, sudor y lágrimas de los trabajadores, o del miedo de los que no tienen trabajo. Pero ni a ti ni a tu partido os importa lo más mínimo por una sencilla razón, no sois de izquierdas ni lo seréis en la vida. Vuestra careta ha caído y se ha roto la goma que la sujetaba: no sois más que la filial del sur de Sinvergüenza i Unió, las mamporreras del señor Duran i Lleida, el complejo de la pequeña burguesía valenciana que mira de reojo y con recelo el poderío catalán, tan europeo, tan sofisticado, tan cool. Mi humilde bagaje Lacaniano me incita a pensar que te casarías con Buenafuente, pero el que en realidad desata tus pasiones más ocultas es Jordi Pujol, tan estadista él. Cosas del psicoanálisis.
Si estoy en un error y sois un partido de izquierdas, rectificad y retirad o modificad ese nefasto comunicado. Rectificar es de sabios, supongo que te suena Joan Fuster; renegó de su pasado falanguista (bastante entradito en años por cierto) y abrazó posteriormente los círculos izquierdistas. Seguid su ejemplo.
Si no pensáis rectificar te invito a que en tu próximo numerito en Les Corts con camisetas provocativas, salgas con una de Levantina Seguridad, que es una gran empresa valenciana, probablemente la mayor y más efectiva empresa de seguridad privada de todo el estado, sus beneficios probablemente no sean de la envergadura de los de Mercadona, pero la riqueza que genera también se queda en tu país. Qué importa que esté vinculada a la extrema derecha nazi, por lo que veo tampoco os importa salir a defender a una empresa que saquea los caladeros marroquíes o que prefiere triturar la comida sobrante antes que donarla a los más necesitados. O ya puestos con una del Banco de Valencia, recientemente intervenido con dinero público pero oye, ¿qué mejor que un banco valenciano para hacer patria?
Por último puntualizarte una cosa. Cuando por Twitter te he pedido explicaciones en base al citado comunicado de tu formación, con la chispa y gracia que te caracteriza me has llamado ‘camarada’ (al margen de no contestar y escurrir el bulto). Lamento comunicarte que no eres mi camarada, mis camaradas son Sánchez Gordillo, Diego Cañamero, el SAT entero y todos y cada uno de aquellos que han manifestado su solidaridad con la expropiación a Mercarroña. Mi camarada es Willie Toledo, Pascual Serrano, Marina Albiol. Mis camaradas son Pablo Iglesias, Pau Llonch, Juan Carlos Monedero o Tania Sánchez, los mismos que, pese a nuestras diferencias (a veces infranqueables) no hemos perdido ni la decencia ni una serie de valores comunes propios de la izquierda, en toda la horizontalidad del término. Mis camaradas son aquellos que saben distinguir entre legalidad y legitimidad, que saben que la acción del SAT no era legal pero sí era profundamente legítima.
Recibe mi más sincera felicitación y apoyo si rectificáis el comunicado; mi más profundo y repugnante desprecio si os mantenéis firmes en defender el corporativismo neoliberal de rapiña. Qué fácil es criticar al PP pero qué difícil es posicionarse cuando surge el conflicto de clases ¿verdad?
Un cordial saludo.
