China pondrá hoy en órbita el primer módulo de su laboratorio espacial. El lanzamiento tendrá lugar entre las 15.16 y las 15.31 horas (hora peninsular española) en la provincia noroccidental de Gansu, en pleno desierto del Gobi, según indicaron ayer los responsables del proyecto. Se trata de un módulo de prueba llamado Tiangong-1 (Palacio Celestial), que supone el primer paso del gigante asiático para establecer una estación espacial propia alrededor del año 2020.
Los ingenieros cargaron ayer de combustible los depósitos de la lanzadera Larga Marcha-2FT1, que cuenta con una potencia mejorada para el despegue respecto a sus predecesores, según indicó la portavoz del programa espacial chino, Wu Ping. Hasta 170 mejoras se han hecho en el cohete Larga Marcha-2FT1 con el objetivo de que tan simbólico lanzamiento sea un éxito. Sobre todo después de ver que su predecesor, el Larga Marcha-2C, fue incapaz este mes de agosto de poner en órbita el satélite Shijian-11 tras 34 lanzamientos consecutivos con éxito desde 1975.
El módulo Tiangong-1 despegará desde el corazón del programa espacial chino, el Centro para el Lanzamiento de Satélites de Jiuquan, un complejo dotado de fuerte seguridad militar y un secretismo absoluto. China ha llegado tarde a la carrera espacial, pero como ocurre en casi todos los campos, aspira a liderar el cosmos en un tiempo récord. Ahora que Estados Unidos ha dado por terminado su programa de transbordadores y las principales potencias congelan sus proyectos espaciales debido a la crisis económica, China presenta (y de momento cumple) un ambicioso plan para dominar la estratosfera en la próxima década.
Sin tripulación
La portavoz del proyecto reconoció que el de hoy es un lanzamiento arriesgado. El Tiangong-1 es un módulo prototipo de 8,5 toneladas de peso y 10,4 metros de longitud con capacidad para tres astronautas que podrían realizar una estancia corta, aunque se lanzará sin tripulación. Según el plan establecido, en 2013 se realizará un segundo ensayo y en 2015 se lanzará el módulo principal de la futura estación, que podría entrar en funcionamiento en 2020.
Pero antes de que todo esto ocurra, China debe comprobar que su Tiangong-1 funciona a la perfección. Para ello, los ingenieros se centrarán desde mañana en poner a punto la nave no tripulada Shenzhou-8, que deberá acoplarse al Tiangong-1 un mes después de que este entre en la órbita baja de la Tierra. La Shenzhou-8 se unirá al módulo a una altura de 343 kilómetros y viajará junto a él durante 12 días. Estos ensayos serán previos al lanzamiento de la Shenzhou-9 y, sobre todo, la Shenzhou-10, que llevará un tripulante.
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