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El pasado 14 de noviembre Adrián Vaíllo, miembro del Grup Antimilitarista Tortuga, hizo pública su objeción de conciencia ante la orden de formar parte en una mesa electoral en las próximas eleciones generales. A continuación responde a las preguntas que le formula Kaos en la Red.
¿Nos puedes contar, resumidamente, qué razones te han llevado a tomar una decisión como esta?
Como ya expuse en la carta con la que anuncié mi objeción, son tres motivos principalmente.
No considero democrático el actual sistema político. En una democracia las personas participan en la toma de decisiones de los asuntos que les afectan, pero en un sistema parlamentario esto no ocurre nunca. Actualmente nos impiden hacerlo y a cambio nos ofrecen votar cada cuatro años a una élite que deliberará por nosotros en cada cuestión. Además de no ser democrático el actual sistema no es representativo, pues no elegimos a los dirigentes de las grandes empresas o a los generales del ejército y, no lo olvidemos, estos también son poderes efectivos.
Tampoco creo que de ninguna imposición ni de ninguna coacción pueda nacer el bien: este debe proceder siempre del convencimiento interior. Sobra decir que la coerción es un recurso habitual del poder y que con él pretenden formar las mesas electorales.
Por último, mi conciencia me obliga a desobedecer las leyes que me parecen injustas. Sin libertad de conciencia no puede haber democracia.
¿Eres consciente de los problemas legales que esta decisión te puede acarrear?, ¿buscaste algún tipo de asesoramiento legal antes de decidirte a tomar esta iniciativa?
Cuando uno hace una acción de este tipo debe ser consciente de lo que le puede suceder. No acudir a formar parte de una mesa electoral está castigado con una pena de entre tres meses y un año de cárcel o seis a veinticuatro meses de multa. Evidentemente no es algo agradable, pero no podemos ceder siempre a la presión del poder.
No busqué asesoramiento legal antes de decidirme, pero consulté a algún abogado cercano después. Desde antes de que me avisaran para formar parte de la mesa sabía que la sanción era de multa o cárcel y estaba dispuesto a asumirlo; sin embargo, fue esencial para que tomará con tranquilidad la decisión saber que iba a contar con el apoyo de mis compañeros del Grup Antimilitarista Tortuga y de otros colectivos, de mi entorno cercano y de más gente.
¿Crees que tu acción, independientemente del resultado legal que pueda tener, servirá en el futuro para que otras personas adopten una decisión similar ante próximas convocatorias electorales?
Esta acción es un pasito más en la tradición de la objeción de conciencia, la desobediencia civil y la noviolencia, y este es un camino que ha andado y seguirá andando mucha gente. Espero que así sea también en cuanto al asunto de las elecciones.
Desde que hiciste pública tu decisión, ¿has recibido algún tipo de presión política, policial o judicial para que desistas de la misma?
No.
¿Tienes constancia de si un hecho similar ha tenido lugar con anterioridad en el estado español o en algún otro país del mundo?, ¿Sabes si existe algún estado donde una propuesta de objeción de consciencia como la tuya sea legal?
Como ya he dicho antes, el camino de la objeción de conciencia y la desobediencia civil lo ha andado mucha gente; sin embargo, creo que en pocas ocasiones ha habido acciones de este tipo por cuestiones electorales. En el estado español ha habido, al menos, un par de casos: el del independentista catalán Marc Belzunces y el de Paco Cuevas, cuyos motivos fueron muy similares a los míos y con el cual he firmado un llamamiento a la abstención y la objeción de conciencia.
Desconozco la legislación de otros estados al respecto.
¿Cual sería, a tu juicio, el sistema político más adecuado para que se respetasen las bases de una verdadera democracia?, ¿las elecciones tendrían cabida en él?
La libertad de conciencia y la asamblea son los pilares básicos sobre los que se debe fundamentar la democracia. Me sumo a quienes proponen la formación de una red de asambleas libres y soberanas en las que se tomen decisiones por consenso, lo cual favorece el debate y la dilucidación colectiva, así como la creación de lazos solidarios y emocionales. Para ello es necesario actuar al margen y en oposición al estado.
Otro requisito para que una sociedad sea democrática es que no sea capitalista, pues la propiedad privada empresarial, aunque en teoría lo es sólo sobre las cosas, fomenta la desigualdad económica y social, hecho que da poder a unas personas sobre otras.
En este sistema las elecciones, al menos tal y como las entendemos hoy en día, no tendrían cabida.
¿Qué dirías a aquellas persona que estarán obligadas por ley, como era tu caso, a estar presentes en las mesas electorales el próximo domingo?
Evidentemente les animo a que desobedezcan la ley si su conciencia se lo pide, pero también les digo que se lo piensen bien, que reflexionen sobre la posible represión, sobre el apoyo social que van a tener... Ojalá se sume más gente, pero quien lo haga debe ser responsable de sus actos. También hago un llamamiento a la abstención: esto lo debemos cambiar entre todos, no nos tiene ni que quitar ni que regalar nada ningún parlamento.
Unas últimas palabras...
Quisiera decir que estoy encantado de hacer esta entrevista con vosotros y que valoro el trabajo contrainformativo que hacéis día a día. También agradezco el apoyo y las muestras de afecto de tanta gente durante estos días. Sé que aportando cada uno nuestro granito de arena podremos cambiar las cosas.
Hasta luego.
¿Nos puedes contar, resumidamente, qué razones te han llevado a tomar una decisión como esta?
Como ya expuse en la carta con la que anuncié mi objeción, son tres motivos principalmente.
No considero democrático el actual sistema político. En una democracia las personas participan en la toma de decisiones de los asuntos que les afectan, pero en un sistema parlamentario esto no ocurre nunca. Actualmente nos impiden hacerlo y a cambio nos ofrecen votar cada cuatro años a una élite que deliberará por nosotros en cada cuestión. Además de no ser democrático el actual sistema no es representativo, pues no elegimos a los dirigentes de las grandes empresas o a los generales del ejército y, no lo olvidemos, estos también son poderes efectivos.
Tampoco creo que de ninguna imposición ni de ninguna coacción pueda nacer el bien: este debe proceder siempre del convencimiento interior. Sobra decir que la coerción es un recurso habitual del poder y que con él pretenden formar las mesas electorales.
Por último, mi conciencia me obliga a desobedecer las leyes que me parecen injustas. Sin libertad de conciencia no puede haber democracia.
¿Eres consciente de los problemas legales que esta decisión te puede acarrear?, ¿buscaste algún tipo de asesoramiento legal antes de decidirte a tomar esta iniciativa?
Cuando uno hace una acción de este tipo debe ser consciente de lo que le puede suceder. No acudir a formar parte de una mesa electoral está castigado con una pena de entre tres meses y un año de cárcel o seis a veinticuatro meses de multa. Evidentemente no es algo agradable, pero no podemos ceder siempre a la presión del poder.
No busqué asesoramiento legal antes de decidirme, pero consulté a algún abogado cercano después. Desde antes de que me avisaran para formar parte de la mesa sabía que la sanción era de multa o cárcel y estaba dispuesto a asumirlo; sin embargo, fue esencial para que tomará con tranquilidad la decisión saber que iba a contar con el apoyo de mis compañeros del Grup Antimilitarista Tortuga y de otros colectivos, de mi entorno cercano y de más gente.
¿Crees que tu acción, independientemente del resultado legal que pueda tener, servirá en el futuro para que otras personas adopten una decisión similar ante próximas convocatorias electorales?
Esta acción es un pasito más en la tradición de la objeción de conciencia, la desobediencia civil y la noviolencia, y este es un camino que ha andado y seguirá andando mucha gente. Espero que así sea también en cuanto al asunto de las elecciones.
Desde que hiciste pública tu decisión, ¿has recibido algún tipo de presión política, policial o judicial para que desistas de la misma?
No.
¿Tienes constancia de si un hecho similar ha tenido lugar con anterioridad en el estado español o en algún otro país del mundo?, ¿Sabes si existe algún estado donde una propuesta de objeción de consciencia como la tuya sea legal?
Como ya he dicho antes, el camino de la objeción de conciencia y la desobediencia civil lo ha andado mucha gente; sin embargo, creo que en pocas ocasiones ha habido acciones de este tipo por cuestiones electorales. En el estado español ha habido, al menos, un par de casos: el del independentista catalán Marc Belzunces y el de Paco Cuevas, cuyos motivos fueron muy similares a los míos y con el cual he firmado un llamamiento a la abstención y la objeción de conciencia.
Desconozco la legislación de otros estados al respecto.
¿Cual sería, a tu juicio, el sistema político más adecuado para que se respetasen las bases de una verdadera democracia?, ¿las elecciones tendrían cabida en él?
La libertad de conciencia y la asamblea son los pilares básicos sobre los que se debe fundamentar la democracia. Me sumo a quienes proponen la formación de una red de asambleas libres y soberanas en las que se tomen decisiones por consenso, lo cual favorece el debate y la dilucidación colectiva, así como la creación de lazos solidarios y emocionales. Para ello es necesario actuar al margen y en oposición al estado.
Otro requisito para que una sociedad sea democrática es que no sea capitalista, pues la propiedad privada empresarial, aunque en teoría lo es sólo sobre las cosas, fomenta la desigualdad económica y social, hecho que da poder a unas personas sobre otras.
En este sistema las elecciones, al menos tal y como las entendemos hoy en día, no tendrían cabida.
¿Qué dirías a aquellas persona que estarán obligadas por ley, como era tu caso, a estar presentes en las mesas electorales el próximo domingo?
Evidentemente les animo a que desobedezcan la ley si su conciencia se lo pide, pero también les digo que se lo piensen bien, que reflexionen sobre la posible represión, sobre el apoyo social que van a tener... Ojalá se sume más gente, pero quien lo haga debe ser responsable de sus actos. También hago un llamamiento a la abstención: esto lo debemos cambiar entre todos, no nos tiene ni que quitar ni que regalar nada ningún parlamento.
Unas últimas palabras...
Quisiera decir que estoy encantado de hacer esta entrevista con vosotros y que valoro el trabajo contrainformativo que hacéis día a día. También agradezco el apoyo y las muestras de afecto de tanta gente durante estos días. Sé que aportando cada uno nuestro granito de arena podremos cambiar las cosas.
Hasta luego.
