La decisión deja sin especialistas los centros de Castilla-La Mancha donde se tratan águilas imperiales y buitres negros.
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Si el 1 de enero de 2012 llega un lince atropellado al centro de recuperación de fauna de El Chaparrillo, en Ciudad Real, se generará una situación insólita. El Gobierno de María Dolores de Cospedal ha decidido despedir de manera fulminante a todos los veterinarios de este tipo de centros en Castilla-La Mancha con la excusa de la crisis económica, según varios de los afectados. Los técnicos que se quedarán en la calle a partir del 31 de diciembre son seis veterinarios, dos biólogos y otros seis ayudantes, contratados hasta ahora por la empresa pública Geacam. "Es como dejar los hospitales públicos sin médicos, a cargo de los celadores y los de la limpieza", explica uno de los despedidos.
Además de El Chaparrillo, se quedan sin veterinarios el centro de El Ardal, en Cuenca, el Centro de Recuperación de Fauna Salvaje de Albacete y el Centro de Estudios de Rapaces Ibéricas de Sevilleja de la Jara (Toledo), el más antiguo de España. En 2011, entre todos han recogido del medio natural unos 2.500 ejemplares heridos, enfermos o muertos de especies amenazadas, como águilas imperiales, buitres negros, linces ibéricos, alimoches y búhos reales.
La Consejería de Agricultura, de la que depende la red, no quiso ayer explicar los despidos ni aclarar qué pasará a partir del 1 de enero en los centros. "La única respuesta de momento es que la Consejería tiene un total y absoluto compromiso con los centros de recuperación", se limitó a señalar una portavoz. El presupuesto de la Red de Centros de Recuperación de Fauna Silvestre de Castilla-La Mancha es de 500.000 euros anuales. Un veterinario gana unos 1.300 euros al mes.
Algunos centros, como el de Albacete, comenzarán esta semana a trasladar sus animales a instalaciones de otras comunidades, como el Centro de recuperación de fauna silvestre de GREFA, en Majadahonda (Madrid). "Estamos intentando liberar a todos los animales liberables y recolocar a los demás", explican los veterinarios consultados, que prácticamente ya han desaparecido de los centros al disponer de días libres acumulados. Ayer, un águila ratonera llegó con una pata amputada a uno de los centros y el personal presente tuvo que conformarse con dejarla agonizar. "El acceso a eutanásicos está restringido a los veterinarios", explican desde el centro.
Un "atentado" contra la ley
"La situación ahora mismo es una aberración, espero que la Consejería rectifique", resume Elena Crespo, veterinaria en El Chaparrillo durante una década. A lo largo de 2011, su equipo ha recuperado 11 águilas imperiales, una especie en peligro de extinción con sólo unas 250 parejas reproductoras en España. De ellas, 65 crían en Castilla-La Mancha.
Varias organizaciones conservacionistas han presentado quejas por el despido de los veterinarios a la consejera de Agricultura, María Luisa Soriano, y a su director general de Montes, Javier Gómez-Elvira. Rafael Torralba, de la Sociedad Albacetense de Ornitología, cree que la eliminación de los veterinarios especializados de los centros de recuperación "atenta directamente" contra la Ley de Conservación de la Naturaleza. Su organización pide a Soriano que "recapacite y dé marcha atrás".
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Parece que las únicas águilas que le hacen gracia a Cospedal son las que aparecen en ciertas banderas.