Foro Comunista

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    Paginas de la ciencia y la cultura sovietica

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    Mensaje por Bostezos Miér Feb 08, 2012 1:45 pm

    Articulos sobre distintos cientificos y artistas sovieticos que se vienen publicando periodicamente en el "Octubre" organo de expresion del PCE(m-l). Articulos a cargo de Carlos Hermida Revillas [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

    V.I. Vernadsky

    La revolución de Octubre de 1917 abrió una nueva etapa en la historia de la humanidad. Era la primera vez que los obreros y los campesinos conquistaban el poder y comenzaban la edificación de una sociedad socialista. El socialismo pasaba de ser un planteamiento teórico, contenido en las obras de Marx y Engels, a convertirse en una realidad. En medio de inmensas dificultades, los bolcheviques destruyeron la autocracia zarista y transformaron la Rusia semifeudal de 1917 en un país moderno, poderoso y dueño de sus propios destinos. Bajo la dirección de Stalin, la planificación económica y la colectivización del campo de los años treinta convirtieron a la Unión Soviética en una gran potencia en los ámbitos económico, militar y científico.
    El entusiasmo que despertó la revolución bolchevique entre los trabajadores de todo el mundo y el peligro que suponía para el capitalismo, provocó la reacción de la burguesía a escala mundial. Desde la intervención militar en los años 1918-1920 hasta las campañas más infames de intoxicación ideológica, las clases dominantes ensayaron todos los medios para destruir y desprestigiar la experiencia soviética.
    Los aparatos de propaganda burgueses se dedicaron durante decenios a tergiversar groseramente la realidad económica, social, política y cultural de la Rusia Soviética., negando sus evidentes logros sociales y su espectacular avance científico. La difamación y las burdas mentiras, o el simple ocultamiento, se utilizaron para impedir la difusión de la cultura soviética. Tras la desintegración de la URSS, un espeso manto de silencio ha venido a cubrir la experiencia socialista de la Unión Soviética. El resultado es que la ciencia y la cultura soviéticas son, con algunas excepciones, completamente desconocidas en la actualidad. En cualquier país del mundo, prácticamente todos los ciudadanos saben que los estadounidenses llegaron a la Luna, pero esos mismos ciudadanos ignoran que los primeros vuelos espaciales los realizaron los soviéticos. Y lo mismo ocurre con los grandes matemáticos, físicos, biólogos, poetas, dramaturgos, historiadores… ¿Cuántos científicos, escritores o pintores de la URSS sabría citar un universitario español? En la inmensa mayoría de los casos, ninguno.
    La lucha de clases se libra en todos los niveles y es imprescindible que los jóvenes militantes y cuadros comunistas adquieran una sólida formación intelectual que les permita rebatir los planteamientos ideológicos burgueses. Parte fundamental de esa formación es el conocimiento del espectacular desarrollo que experimentó la ciencia en la Rusia soviética. Fue la economía socialista la que puso las bases materiales que permitieron a un país dominado por analfabetismo, la ignorancia y el oscurantismo situarse a la cabeza del desarrollo científico.
    Con el título de «Páginas de la ciencia y la cultura soviéticas» iniciamos una serie de breves semblanzas biográficas y profesionales de figuras clave del pensamiento soviético, cuya obra forma parte del patrimonio intelectual de la humanidad, y que han sido ninguneados, intencionadamente ignorados y tergiversados por los mandarines culturales de las denominadas democracias occidentales, fieles servidores de laboratorios multinacionales, fundaciones patrocinadas por grandes empresas y universidades privadas.
    Uno de los científicos más brillantes de la desaparecida Unión Soviética fue VLADÍMIR IVÁNOVICH VERNADSKI (1863-1945). En 1885 se graduó en Física y Matemáticas por la Universidad de San Petesburgo, continuó su formación en varias universidades europeas y desde 1900 fue profesor de mineralogía y cristalografía en la universidad de Moscú. Perteneció a la Academia Rusa de Ciencias desde 1912 y en 1918 fundó la Academia Ucraniana de Ciencias. Vernadsky fue miembro del Partido Kadete, viceministro de Educación en el gobierno de Kerenski y no se identificaba con los bolcheviques, pero, aun teniendo oportunidad de quedarse a vivir en Francia tras residir en París entre 1922 y 1926, volvió a la Unión Soviética y colaboró en la planificación económica. El hecho de que un científico que no apoyó la revolución decidiera permanecer en su país y recibiera todo el apoyo material del régimen para sus investigaciones, contradice una vez más la imagen de unos intelectuales implacablemente controlados por el gobierno y amenazados permanentemente con el encarcelamiento si se desviaban un ápice de la ortodoxia ideológica.
    Vernadsky fue un investigador multidisciplinar que trabajó en diversos campos. En 1924 publicó “Geoquímica”, donde puso las bases de esa disciplina científica, pero sin duda su obra más importante es “La Biosfera” (1926), a la que definía como la única envoltura terrestre en la que puede existir la vida. En la biosfera diferenciaba la materia viva de la inerte. Esta última predominaba en gran medida en forma de masa y volumen, produciéndose una interacción dialéctica entre ambas, una migración continua de átomos desde la materia inerte hacia la viva y viceversa.
    Sus investigaciones sobre la relación entre la actividad humana y la biosfera desembocaron en la formulación de un concepto nuevo, la Noosfera, a la que definió como un estado geológico provocado por el trabajo del hombre:
    «Vivimos una época geológica brillante y totalmente nueva. El hombre, por medio de su trabajo -y su relación consciente con la vida- transforma la envoltura de la Tierra, la región geológica de la vida, la biosfera. El hombre la lleva a un nuevo estado geológico: a través de su trabajo y su conciencia, la biosfera está en proceso de transición a la noosfera. El hombre crea hoy en día procesos bioquímicos que nunca antes habían existido. La historia bioquímica de los elementos químicos -un fenómeno planetario- cambia drásticamente. Se crean en la Tierra enormes masas de metales libres (como el aluminio, el magnesio y el calcio) y sus aleaciones, que nunca antes existieron aquí. Se cambia y altera la vida vegetal y animal de la manera más drástica. Se crean nuevas especies y razas. La faz de la Tierra cambia profundamente. Se está creando la fase de la noosfera. Dentro de la biosfera de la Tierra, un intenso florecimiento está en marcha, cuya historia posterior, nos parece, será grandiosa».
    («Sobre la distinción energético-material esencial entre cuerpos naturales vivos y no vivos en la biosfera», 1938).
    Esta nueva fase abría al género humano la posibilidad de alcanzar los ideales de liberación y justicia. En el artículo titulado «La biosfera y la noosfera», publicado en enero de 1945 en el número 33 de la revista “American Scientist”, planteaba esa perspectiva de futuro: «En el siglo XX, el hombre, por vez primera en la historia de la Tierra, ha conocido y abarcado la biosfera en su totalidad, ha completado el mapa geográfico del planeta Tierra y ha colonizado toda su superficie. La humanidad se ha convertido en una sola totalidad en la vida de la Tierra. No hay lugar alguno en la Tierra en que el hombre no pueda vivir si así lo desea. Por vez primera en la historia de la humanidad, los intereses de las masas por un lado, y el libre albedrío de los individuos, por otro, determinan el curso vital de la humanidad y proporcionan estándares para las ideas humanas de justicia. Tomada en su conjunto, la humanidad se está convirtiendo en una poderosa fuerza geológica. Se plantea entonces el problema de la reconstrucción de la biosfera en interés de la humanidad librepensadora como totalidad. Este nuevo estado de la biosfera, al que nos aproximamos sin darnos cuenta, es la noosfera… La noosfera constituye un nuevo fenómeno geológico en el planeta. En él, y por vez primera, el hombre deviene una fuerza geológica de enorme magnitud. Puede y debe reconstruir su campo vital por medio de su trabajo y de su inteligencia, debe reconstruirlo de forma radical en comparación con el pasado. Ante él se abren posibilidades creativas cada vez más amplias. Podría ser que la generación de nuestros nietos se acercase a la plenitud…
    Parece que será posible realizar en el futuro los bellos sueños contenidos en los cuentos: el hombre está intentando traspasar los límites de este planeta para entrar en el espacio cósmico, y probablemente lo logrará…»
    La preocupación por el impacto del hombre en la naturaleza convierten a Vernadsky en un precursor de la ecología, pero muy alejado de las corrientes que hoy reclaman esta denominación, porque el investigador soviético no habla de crecimiento cero ni de volver a estadios previos. Por el contrario, la noosfera representa un escalón superior evolutivo de la biosfera. Cuando en 1926 regresó a Leningrado después de su estancia en Francia, donde estuvo en contacto con Marie y Pierre Curie, organizó un laboratorio de bioquímica, y en 1934 presentó en Moscú los resultados de sus primeras investigaciones sobre la influencia de determinados minerales, como el estroncio y el bario, en la salud humana. Posteriormente trabajó sobre los efectos de las radiaciones en los organismos vivos y demostró la posibilidad de datar los estratos geológicos con elementos radiactivos, lo que más tarde constituirá el método del carbono 14 utilizado por os paleontólogos. También realizó investigaciones relacionadas con el uranio y la energía atómica.
    Pionero y fundador de la geoquímica, la biogeoquímica y la radiogeología, Vardnesky es indudablemente uno de los grandes científicos del siglo XX. Sin embargo, en España hubo que esperar hasta 1997 para que apareciese traducida al castellano “La biosfera”, editada en 1926 y, como ya hemos indicado más arriba, su obra fundamental. Aquí, en el solar hispano, ese desconocimiento hay que atribuirlo a una doble causa: el anticomunismo visceral y la indigencia intelectual que, desde 1939, ha caracterizado a los máximos responsables políticos de nuestro sistema educativo



    Última edición por Bostezos el Miér Feb 08, 2012 1:55 pm, editado 2 veces
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    Mensaje por Bostezos Miér Feb 08, 2012 1:46 pm

    A. I. Oparin

    El problema del origen de la vida ha sido, sin duda alguna, una de las cuestiones fundamentales del pensamiento humano en todas las épocas. Hasta el siglo XIX, la teoría de la generación espontánea fue ampliamente aceptada. Se basaba en la observación empírica de que en cualquier sustancia orgánica, colocada en un recipiente durante cierto tiempo, aparecían los más diversos organismos. De esa experiencia se deducía que esos organismos se formaban espontáneamente, sin necesidad de haber sido engendrados o creados por otros. Los experimentos de Louis Pasteur en 1860 demostraron sin ningún género de dudas que todos los seres vivos proceden necesariamente de otros seres vivos. Al ser desmontada definitivamente la generación espontánea, quedó abierto de nuevo el problema científico del origen de la vida.
    En 1924, el bioquímico ruso Alexander Ivánovich Oparin (1894-1980) publicó un pequeño folleto en el que formulaba sus tesis fundamentales sobre el tema. De forma esquemática planteaba la posibilidad de la síntesis primaria, sin intervención de organismos vivos, de los compuestos orgánicos más elementales (los hidrocarburos) en nuestro planeta. Posteriormente, la evolución de esas sustancias habría conducido a la formación de compuestos albuminoideos y, ulteriormente, de sistemas coloidales susceptibles de experimentar un progresivo perfeccionamiento de su organización interna merced a la selección natural. Estas tesis fueron ampliamente desarrolladas años más tarde en su libro Origen de la vida sobre la Tierra, publicado en 1936. Oparin se había graduado en la Universidad de Moscú en 1917 y en 1927 consiguió la cátedra de Bioquímica. En 1935 fundó el Instituto Bioquímico, que dirigió hasta 1946, y en 1970 fue nombrado Presidente de la Sociedad Internacional para el Estudio de los Orígenes de la Vida.
    Según Oparin, la vida era el resultado de complejos procesos químicos que habían tenido lugar en la Tierra en condiciones muy diferentes a las actuales:
    «Una fracción considerable de los miliardos de años transcurridos entre su aparición como astro independiente y el origen de los primeros seres vivos estuvo ocupada por los procesos de evolución abiógena de los compuestos del carbono. Los hidrocarburos y sus derivados azoados y oxigenados más sencillos comenzaron a formarse desde los primeros instantes de su existencia» (Oparin, A. I.: Origen de la vida sobre la Tierra. Madrid, Tecnos, 1970).
    La primitiva atmósfera terrestre estaba formada por metano, amoníaco, hidrógeno y vapor de agua, era reductora y anaerobia. Bajo la acción de descargas eléctricas y rayos ultravioleta, esos componentes reaccionaron y se formaron sustancias orgánicas de molécula compleja. Estos compuestos (azúcares, aminoácidos, proteínas, polisacáridos y ácidos nucleicos, entre otros) pasaron a formar parte de la hidrosfera al ser arrastrados por la lluvia, dando lugar a una disolución espesa de agua y moléculas orgánicas e inorgánicas. En ese “caldo primitivo” algunas moléculas formaron membranas, originando estructuras esféricas (coacervados):
    «La aparición de los coacervados en aguas de la hidrosfera primitiva representó una importantísima etapa en el desarrollo evolutivo de los compuestos orgánicos primarios y en el proceso del origen de la vida. Hasta aquel momento, la sustancia orgánica se había encontrado inextricablemente confundida con el medio, hallándose distribuida de manera uniforme en su seno. Pues bien, la formación de los coacervados hizo que las moléculas de los polímeros orgánicos se concentrasen en puntos definidos del espacio, al tiempo que se separaban del medio envolvente merced a unos límites más o menos concretos. De esta forma, surgieron sistemas polimoleculares de carácter integral (gotas coacervadas), cada uno de los cuales dotado de cierta individualidad claramente distinguible del mundo exterior restante. Asimismo, estas gotas poseían una estructura definida y propia. Con anterioridad a su aparición, las sustancias orgánicas habían existido tan solo bajo el aspecto de partículas aisladas en movimiento desordenado, cuyas propiedades venían simplemente determinadas por su estructura molecular. En el interior de la gota coacervada, por el contrario, estas partículas se dispusieron las unas con respecto a las otras conforme a un plan bien organización espacial. Como resultado de ello, a los factores puramente organoquímicos vinieron a sumarse unos procesos nuevos, de naturaleza coloidoquímica, basados en la interacción entre sustancias de molécula pesada de un sistema pluricompuesto (integrado por numerosos componentes)».
    Algunos de estos coacervados concentraron en su interior enzimas con las que fabricar sus propias moléculas y obtener energía. Finalmente, algunos pudieron adquirir su propio material genético y la capacidad de reproducirse, originando los primitivos procariotas. Los primeros organismos vivos fueron, por tanto, el resultado del «perfeccionamiento progresivo de unas tramas químicas situadas en el interior de unos sistemas coloides individualizados y en permanente interacción con el medio exterior. Como resultado de las continuas transformaciones sufridas por estos sistemas (dentro de los límites de su estabilidad dinámica) y la selección interrumpida de los mismos, se produjeron las siguientes consecuencias: en primer lugar, los distintos catalizadores se perfeccionaron funcionalmente, adquiriendo una elevada potencia y una mayor especificidad de acción. Más adelante, se establecieron ciertas correlaciones entre la función de estos últimos, surgiendo así las diferentes cadenas y ciclos de reacciones fermentativas que constituyen las porciones aisladas del metabolismo. Más tarde todavía, se produjo un perfeccionamiento de la organización espacial de los sistemas y de la localización de los procesos, lo cual tuvo como consecuencia la racionalización de las conexiones entre los fenómenos energéticos y sintetizantes del metabolismo (lo que a su vez garantizaba la autopreservación y autorreproducción del sistema vivo dentro de ciertos límites)».
    Con la aparición de esos organismos primarios quedaba resuelta la cuestión del origen de la vida. A partir de ese momento se iniciaba la evolución que daría lugar a los animales y a los vegetales. Oparin demostró brillantemente de forma teórica que la vida representa una forma especial del movimiento de la materia, regida por las leyes de la dialéctica. Los planteamientos idealistas y las concepciones religiosas eran puras especulaciones oscurantistas e irracionales.
    No obstante, las teorías deben ser demostradas en la práctica. El enorme despliegue de erudición y conocimientos químicos que Oparin desarrollaba en su obra necesitaba una comprobación experimental. Y ésta llegó en 1953, cuando Stanley Miller, joven estudiante de Química en la Universidad de Chicago y alumno del profesor Harold Hurey, realizó un experimento trascendental. Diseñó un dispositivo compuesto por dos recipientes de vidrio. En el más grande se introdujeron metano, amoniaco, hidrógeno y vapor de agua, los componentes primitivos de la atmósfera terrestre, y en el pequeño había agua hirviendo. La mezcla de gases fue sometida a una serie de descargas eléctricas mediante electrodos y posteriormente pasaba al recipiente menor. Al cabo de varios días, al tomar las muestras del agua, Miller encontró una gran cantidad de compuestos orgánicos, entre ellos varios aminoácidos, que son la base de las proteínas.
    Las hipótesis de Oparin quedaron corroboradas por la experimentación de Miller, pero el mundo académico, las instituciones religiosas y los aparatos ideológicos de la burguesía no pueden aceptarlas, porque supondría reconocer el triunfo del materialismo dialéctico como método de análisis, interpretación y transformación del mundo, algo sumamente peligroso para el capitalismo. Las teorías creacionistas, que niegan la evolución, y las interpretaciones metafísicas con pretendidos mantos científicos son ampliamente difundidas para contrarrestar la influencia del marxismo. El escepticismo o el abierto rechazo de los postulados de Oparin encubren la lucha abierta que la burguesía mantiene contra las posiciones revolucionarias del proletariado.
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    Mensaje por Bostezos Miér Feb 08, 2012 1:47 pm

    La exploración del cosmos

    El comienzo de la exploración del Cosmos se sitúa el 4 de octubre de 1957, cuando la Unión Soviética realizó el lanzamiento del primer satélite artificial, que durante 92 días orbitó alrededor de la Tierra. A pesar de la gigantesca devastación que sufrió el país durante la Segunda Guerra Mundial, la economía planificada permitió una rápida recuperación y la URSS se colocó por delante de Estados Unidos en la que pronto se denominaría carrera espacial. La furiosa propaganda burguesa, con su campaña de difamaciones y mentiras, ha intentado por todos los medios tergiversar la realidad social, económica y cultural de la desaparecida Unión Soviética, a la que presentaba como un país dominado por una tiranía comunista que había implantado un modelo económico ineficaz y mantenía a los ciudadanos en una situación de escasez crónica. Pero los hechos son tozudos y demostraban una y otra vez que la revolución bolchevique de 1917 y el socialismo habían convertido a uno de los países más atrasados de Europa en una potencia mundial. La industrialización de los años treinta, la victoria sobre la Alemania nazi y los éxitos científicos desmentían de manera contundente las falsedades vertidas por las clases dominantes del mundo capitalista. Si el socialismo era un fracaso completo, ¿qué hacía un satélite soviético en el espacio?
    El fundador de la cosmonáutica moderna fue el científico ruso Konstantin Eduárdovich Tsiolkovsky (1857-1935). En 1879 obtuvo el título de maestro y desde 1880 explicó matemáticas y física en las ciudades de Borovski y Kaluga. Desde 1885 trabajó en dos proyectos sobre un dirigible y un avión de carcasa metálica, aunque sus trabajos teóricos no pudieron llevarse a la práctica por falta de medios. En 1895 construyó el primer túnel aerodinámico de Rusia.
    Sus trabajos más valiosos tratan sobre la teoría del movimiento reactivo, planteando en 1883 la idea de utilizar ese movimiento en un aparato volador interplanetario. En 1903 publicó “Investigación de los espacios universales mediante aparatos reactivos”, donde exponía las leyes del movimiento del cohete como un cuerpo de masa variable en un espacio sin gravedad y en un campo de gravitación, y fundamentaba la posibilidad de utilizar cohetes en las comunicaciones interplanetarias.
    Tras la Revolución de Octubre, las investigaciones de Tsiolkovsky recibieron un gran apoyo del Estado soviético. En 1929 publicó el trabajo “Un tren cósmico de cohetes”, en el cual se expone la teoría sobre un tipo especial de cohetes de varias fases. Entre sus muchas aportaciones científicas destacan las bases teóricas sobre la construcción de cohetes de propulsante líquido.
    En el avance de la cosmonáutica soviética destaca también la figura de Iván Vsevolodovich Meshchersky (1859-1935), cuya producción teórica trató fundamentalmente sobre la dinámica de una masa variable.
    El triunfo de la revolución bolchevique abrió una nueva etapa en la investigación científica en general y en la cosmonáutica en particular. La ciencia y la cultura fueron impulsadas decisivamente por el gobierno bolchevique para sacar al país del atraso secular causado por la autocracia zarista. A principios de 1921 se creó en Moscú el primer Laboratorio Soviético de Investigación, Pruebas y Diseño de Cohetería, fundado por Nikolái Ivánovich Tijomirov. En 1927 se trasladó a Leningrado, pasando a denominarse “Laboratorio de Dinámica de los Gases” (GDL).
    En junio de 1932 se organizó en Moscú el Grupo de Estudio del Movimiento Reactivo (GIRD), bajo la dirección de S. P. Korolev (1906-1966), cuyas investigaciones fueron la base para la construcción de los primeros cohetes de propulsante líquido. El nombre de Korolev está vinculado directamente a la exploración espacial. Tras la contienda mundial, se dedicó al diseño de de diferentes prototipos de cohetes que culminaría en el lanzamiento del Sputnik en 1957. Este primer satélite artificial pesaba 83,6 kg, tenía forma esférica y un diámetro de 580 mm. Estaba dotado de 4 antenas y las emisiones de radio funcionaban con una frecuencia de 20,005 y 40,002 MHz. El siguiente paso fue enviar un animal al espacio (la perra Laika), el 3 de noviembre de 1957, y el 12 de abril de 1961 Yuri Gagarin realizó el primer vuelo espacial tripulado. En junio de 1963 la soviética V.V Tereshkova se convirtió en la primera mujer cosmonauta. Dos años más tarde, el cosmonauta A.A. Leonov salió de la nave Vosjod-2 y realizó el primer paseo espacial.
    Los éxitos soviéticos provocaron la reacción de Estados Unidos. Con un presupuesto gigantesco, los norteamericanos lograron colocar un hombre en la Luna en 1969 y asegurarse de este modo un éxito propagandístico que intentó minusvalorar y ocultar los avances soviéticos; pero, antes de que el Apolo XI realizara su histórico vuelo, el programa espacial de la URSS había lanzado sondas automáticas de exploración lunar. La sonda Luna-3 envió las primeras fotografía de la cara oculta de la Luna y el Luna-9 realizó en 1966 el primer alunizaje en la superficie del satélite. Posteriormente, se acometió el programa LUNAKHOD, que consistió en situar en la superficie lunar vehículos teledirigidos que disponían de paneles solares para cargar sus baterías y se desplazaban mediante ruedas. Llevaban incorporadas cámaras de televisión y transmitieron a la Tierra imágenes de elevado valor científico.
    El Lunakhod estaba formado por un compartimento tipo bañera redonda, cubierto por una tapa integrada por células fotovoltaicas que le suministraban energía. Tenía unas dimensiones de 135 cm de alto, 170 de largo y 160 de ancho, con un peso de 840 kg. Se movía con un sistema de ocho ruedas metálicas que contaban con motores, sistemas de amortiguación y frenos independientes. Podía pasar obstáculos de hasta 40 cm de altura o cavidades de hasta 60 cm. Un conjunto de controles automáticos lo hacían detenerse en los casos de inclinación peligrosa, bloqueo de alguna rueda o sobrecalentamiento. Para sus comunicaciones con la Tierra, contaba con una antena cónica omnidireccional y una antena altamente direccional helicoidal. Además de cuatro cámaras de televisión, los instrumentos científicos comprendían un detector de rayos X solares, un astrofotómetro para medir los niveles de luz, un magnetómetro, un radiómetro, un fotodetector para los experimentos de detección láser y dispositivos extensibles para estudiar la densidad del suelo lunar.
    El primer Lunakhod comenzó su recorrido lunar el 17 de noviembre de 1970 y terminó su misión el 30 de septiembre de 1971, tras haber enviado más de 20.000 imágenes. El segundo vehículo se posó en suelo lunar el 16 de enero de 1973 y hasta el 9 de mayo del mismo año recorrió 37 kilómetros.
    La última hazaña soviética en la exploración del Cosmos fue el lanzamiento de la estación espacial MIR en 1986, que constituyó la culminación del programa espacial de la URSS. Fue la primera estación permanente de investigación en el espacio. Diseñada para que funcionase durante 5 años, estuvo operativa 13 años, hasta su destrucción controlada en 2001. La MIR fue ensamblada en órbita, conectando de forma sucesiva varios módulos desde el 19 de febrero de 1986 hasta el año 1996. Los módulos acoplados fueron: MIR 1, KVANT, KVANT-2, KRISTALL, SPEKTR, DOCKING, MODULE y PIRODA.
    En la estación MIR se realizaron trascendentales investigaciones científicas y se batieron marcas de permanencia en el espacio. En 1988 comenzaron las misiones conjuntas con cosmonautas de países socialistas, a las que siguieron tripulaciones integradas por franceses, británicos, alemanes y estadounidenses.

    Lanzamiento de aparatos espaciales soviéticos entre 1957 y 1969

    AÑO NÚMERO DE APARATOS
    1957……………………………………. 2
    1958……………………………………..1
    1959……………………………………..3
    1960……………………………………..4
    1961……………………………………..6
    1962…………………………………….18
    1963…………………………………….15
    1964…………………………………….34
    1965…………………………………….67
    1966…………………………………….44
    1967……………………………………113
    1968…………………………………….74
    1969…………………………………….21

    FUENTE: Enciclopedia Soviética. Cosmonáutica. Moscú, editorial Mir, 1969. Págs. 556-608.

    Cualquier persona medianamente informada sabe que fue un estadounidense el primer hombre que pisó la Luna, pero probablemente ignore el papel pionero de la URSS en la exploración espacial. Sirvan estas líneas para rendir homenaje a todos los cosmonautas soviéticos y también para tratar de recuperar, frente a la amnesia programada, la memoria histórica de la Unión Soviética.

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    Mensaje por Bostezos Miér Feb 08, 2012 1:47 pm

    Lev Landau

    Entre las figuras más eminentes de la Física del siglo XX destaca el soviético Lev Davidovich LANDAU (1908-1968). Nació en Bakú, en el seno de una familia judía. Su padre era ingeniero de la industria petrolífera y su madre ejercía la medicina. Su prodigiosa capacidad para las matemáticas le encaminó hacia las ciencias desde una edad muy temprana. A los 14 años se matriculó en la Universidad estatal de Bakú, donde estudió simultáneamente dos cursos de Ciencias Físico-Matemáticas y Química. En 1924 se trasladó a Leningrado, se dedicó a la Física Teórica y se graduó en 1927. En el Instituto Físico-Técnico de esa ciudad se matriculó en estudios de posgrado y se doctoró con 21 años de edad.
    Su inmenso talento le hizo acreedor en 1929 de una beca de viaje concedida por el gobierno soviético y, tras una breve estancia en Göttingen y Leipzig, se trasladó a Copenhague para trabajar en el prestigioso Instituto de Física Teórica dirigido por Niels Böhr, al que consideró siempre como su maestro. Después de visitar Cambridge y Zurich regresó a la Unión Soviética en 1932.
    Entre 1932 y 1937 dirigió el Departamento de Física Teórica en el Instituto de Mecánica y Construcción de Maquinaria de Járkov. En 1938, en respuesta al requerimiento de Pyotr Kapitsa, uno de los más prestigiosos físicos de la Unión Soviética, se trasladó a Moscú para dirigir la división técnica del Instituto de Problemas de Física. El 28 de abril de ese mismo año, Landau fue arrestado y encarcelado por actividades contrarrevolucionarias. Sin embargo, Kapitsa escribió a Molotov, presidente del gobierno, solicitando su puesta en libertad para que le ayudase en un importante descubrimiento en el que estaba trabajando. Landau salió en libertad condicional en abril de 1939 y retomó sus investigaciones.
    Este episodio nos parece relevante en varios sentidos. El físico holandés Hendrik Casimir, que conoció a Landau en Copenhague, le recuerda como un comunista ferviente que ensalzaba las oportunidades que la revolución había deparado al desarrollo de la Física. Es probable que fuera objeto de una falsa acusación y, por tanto, víctima de una represión que respondía a causas extremadamente complejas, entre ellas la agresividad que las potencias fascistas mostraban hacia la URSS, los sabotajes internos y la oposición a la política de planificación y colectivización. Ahora bien, el hecho de su liberación, tras un año de encarcelamiento, desmiente que el sistema penitenciario soviético fuera una especie de inmenso agujero negro que engullía a millones de personas cuyo destino indefectiblemente era la muerte. El caso de Landau no es una excepción y demuestra que el sistema penal de la URSS, del que formaban parte los campos de trabajo, no tenía nada que ver con el universo concentracionario de arbitrariedad y exterminio que dibujan los historiadores anticomunistas.
    Landau desarrolló un amplio campo de trabajo que incluye la teoría de la superconductividad y la superfluidez, la electrodinámica cuántica, la física nuclear y la física cuántica. En 1962 obtuvo el Premio Nobel de Física por su teoría para explicar la superconductividad del helio II, estado del helio líquido por debajo de los 2,2º K.
    La superconductividad es un estado de la materia en el cual no existe resistencia eléctrica, lo que significa que no hay disipación de energía al pasar corriente eléctrica por un material superconductor, y sus aplicaciones son de tres tipos: generación de campos magnéticos intensos, la fabricación de cables de conducción de energía eléctrica y la electrónica. Dentro del primer tipo destaca la posibilidad de fabricar trenes “levitados”; es decir, que flotan sobre los raíles sin tener fricción con ellos, alcanzando altísimas velocidades. El helio II es una mezcla de dos fluidos, conocidos como componente normal y componente superfluido. A medida que va disminuyendo la temperatura y se llega a los 0º Kelvin, todo el helio II es superfluido. En ese estado se convierte en un elemento con propiedades de superconductor. Landau estableció la teoría que explicaba esa propiedad especial, cómo se producía y a través de qué mecanismos.
    Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, Stalin aceleró el programa atómico soviético y Landau tuvo una importante participación en el proyecto, especialmente en la faceta de cálculos matemáticos. Tal y como sus colegas afirmaban, «en el inmenso edificio de la física del siglo XX, no hay ninguna puerta cerrada para Landau». Bajo su dirección trabajaron renombrados científicos, como Lev Pietaevskii, Alexei Alexeevich Abrikosov, Evgeny Lifshitz, Lev Gorkovo o Isaac Jalatnikov. Aficionado a las clasificaciones, estableció una lista en la que incluyó a diferentes físicos ordenándolos con notas de 0 a 5, siendo el 0 la calificación más alta. Este fue el grado que mereció Isaac Newton. Albert Einstein recibió un 0,5. Los padres de la física cuántica, Niels Böhr, Werner Heisenberg, Paul Dirac y Edwin Schrodinger recibieron un 1 y él mismo se otorgó un 2,5, que mejoró después con un 2.
    En 1962 sufrió un gravísimo accidente automovilístico que le ocasionó lesiones de las que nunca llegó a recuperase completamente, falleciendo en 1968.
    Landau publicó numerosas obras, destacando el “Curso de Física Teórica”, escrito en colaboración con E. M. Lifshitz, y publicado en siete volúmenes en 1938, que después se ampliarían a diez. Su trabajo fue ampliamente reconocido. Además del Premio Nobel, obtuvo el título de “Héroe del Trabajo Socialista” (1954), la “Orden de Lenin” en tres ocasiones (1949, 1954 y 1962), la “Orden de la Bandera Roja del Trabajo” (1945) y tres “Premios Stalin” (1946, 1949 y 1953). También fue galardonado en Alemania con el Premio Planck en 1960. Fue miembro de la Royal Society de Londres y de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
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    Mensaje por Bostezos Miér Feb 08, 2012 1:48 pm

    I. V. MICHURIN

    Iván Vladimir Michurin nació en la localidad de Verchina en 1855, en el seno de una familia campesina. Asistió a la escuela local del distrito de Pronsk y durante un tiempo cursó estudios en la ciudad de Riazán. A los diecisiete años comenzó a trabajar como ayudante en la oficina de la estación ferroviaria de la localidad de Kozlov. Tras contraer matrimonio, adquirió un pequeño terreno en el que comenzó a experimentar con la selección artificial de semillas para obtener nuevas variedades de manzanos.

    La afición por la fruticultura la había heredado de su padre, pero Michurin carecía de formación científica y sus primeros experimentos terminaron en fracaso. Sin desanimarse, realizó un viaje por su distrito, visitando diferentes huertos para observar las especies producidas mediante injertos. En su recorrido tuvo la ocasión de visitar la empresa frutícola de Ilya Illich Krechetnikov, un terrateniente ilustrado con amplios conocimientos sobre fruticultura. El joven Michurin fue consciente entonces de sus nulos conocimientos de botánica, biología y agronomía, y decidió marchar a Moscú para conseguir el bagaje científico del que carecía.
    De Moscú regresó a Kozlov con un buen cargamento de libros, instaló un taller de relojería y óptica y continuó con sus investigaciones autodidactas. En 1888 tuvo su primer gran éxito, cuando un cruce de cerezo con guindo dio abundantes frutos. Michurin escribió dos artículos y los envió a San Petesburgo, al Instituto de Bosques, a nombre del prestigioso profesor Alejandro Rudsky. Ambos trabajos fueron publicados en el Mensajero de la Horticultura y Fruticultura.

    El año 1890 fue muy importante en la vida de Michurin. Varios cruces de diferentes variedades de manzanos, perales, ciruelos y guindos fructificaron. Su fama comenzó a extenderse, mientras él incrementaba sus lecturas, entre las que figuraban catálogos de horticultura europeos y norteamericanos. A pesar de la importancia de sus trabajos de hibridación, el régimen zarista no concedió ninguna ayuda oficial al eminente agrónomo. La falta de reconocimiento oficial no le desanimó y rechazó la oferta que le hizo el gobierno norteamericano para que se instalase en Estados Unidos con un sueldo anual de ocho mil dólares.

    La situación cambió completamente cuando los bolcheviques tomaron el poder en Octubre de 1917. El huerto de Michurin fue puesto bajo la protección del Estado, Lenin se interesó personalmente por sus investigaciones y en 1922 el sabio naturalista recibió la visita de Kalinin, uno de los máximos dirigentes del Estado soviético. En 1923 Michurin recibió el primer premio otorgado por el jurado de la Exposción Agrícola de la Rusia Soviética.

    El régimen soviético prestó el máximo apoyo a Michurin. Declaró su sementera como bien de interés público y difundió sus técnicas entre los sovjoses y koljoses del país. En 1925 se concedió al investigador la Orden de la Bandera Roja y en 1931 la Orden de Lenin. Fue nombrado también miembro honorario de la Academia de Ciencias de la URSS y de la Academia Lenin de Ciencias Agrícolas.
    Michurin, a quien se conoció como el “renovador de la naturaleza”, se identificó con el gobierno soviético, con la revolución socialista, y quiso mostrar su agradecimiento en una carta que casi al final de su vida dirigió a Stalin:

    Moscú. Al camarada Stalin.

    Querido líder:

    Permítame escribirle lo que sigue. El gobierno soviético convirtió mi obra del cultivo de nuevas variedades de frutas, comenzada hace sesenta años, en un gran centro de la horticultura industrial con miles de hectáreas cultivadas, con magníficos laboratorios, con experimentados colaboradores científicos.

    El gobierno soviético hizo también que yo mismo, de un solitario experimentador, no reconocido y ridiculizado por la ciencia oficial y por los funcionarios del zar, me convirtiera en el director de trabajos sobre centenares de miles de plantas.

    El gobierno soviético me ha dado todo lo necesario, todo lo que puede desear un experimentador para su trabajo. Se ha realizado el sueño de mi vida. Las variedades cultivadas por mí penetraron en millares de huertos, reemplazando a la acostumbrada acidez que reinaba allí desde tiempos remotos.

    El gobierno soviético me hizo objeto de las más altas distinciones, editó y reeditó mis obras y hasta dio mi nombre a la ciudad donde vivo.

    Sepa usted que yo acepto todo esto no como una cosa lógica y natural, sino con profunda emoción, por lo cual quiero expresarle a usted la gratitud, el reconocimiento y el amor en nombre de la causa a la cual dediqué sesenta años de vida y trabajo.

    Querido conductor del país: tengo ya ochenta años de edad, pero la energía que yo veo en todos los que me rodean me contagia también a mí el ansia de vivir y trabajar para el pueblo al cual entregué mi huerto.
    Me enorgullece saber que el pueblo me ha confiado la dirección de este gigantesco criadero para que yo pueda continuar mis experimentos…” (1)

    Pocos días después llegó la respuesta de Stalin, felicitándole por su labor y deseándole mucha salud y nuevos éxitos en su tarea.
    Michurin falleció en 1935 y dejó en sus registros las anotaciones de diez mil injertos. Creó trescientas especies nuevas de frutales adaptando especies de climas templados a climas fríos. La base de su experimentación fue el rechazo de las teorías de Mendel sobre la herencia genética, defendiendo y demostrando en la práctica que los caracteres hereditarios se pueden modificar si el medio que rodea al individuo favorece ese cambio.
    —————————————–
    1. V. LEBEDEV: El renovador de la naturaleza. Vida y obra de Michurin. Buenos Aires, Ediciones Siglo XX, 1948. Págs. 242-243.
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    Mensaje por Bostezos Miér Feb 08, 2012 1:49 pm

    T. D. Lysenko (1)

    TROFIM DENISOVICH LYSENKO (1898-1976) leyó en la “Academia Lenin de Ciencias Agrícolas” un extenso informe sobre la situación de la Biología en la URSS, en el que atacaba las posiciones de los mendelistas y morganistas y defendía contundentemente los postulados del biólogo Iván Vladímirovich Michurin (1855-1935), quien, recogiendo la herencia intelectual de Lamarck, había creado más de 300 nuevas especies de frutales a partir de técnicas de hibridación. Se trataba de una controversia científica de gran alcance. Mientras los mendelistas-morganistas negaban la herencia de los caracteres adquiridos y se mostraban partidarios del formalismo genetista, Lysenko, por el contrario, defendía que los animales y las plantas podían heredar las variaciones individuales de los caracteres adquiridos bajo la influencia de las condiciones de vida; es decir, la influencia externa podía modificar el genotipo.
    El discurso de Lysenko fue objeto de una amplia polémica científica, con posturas encontradas, y muchos investigadores se manifestaron abiertamente contra los postulados lysenkoístas y a favor de las tesis genetistas. El debate, que pudo seguirse sin trabas en la prensa soviética, desmiente de forma radical el cuadro de unos científicos férreamente controlados por el partido comunista, obligados a supeditar sus investigaciones a criterios políticos y objeto de la más despiadada represión si discrepaban de la ortodoxia marxista.

    Lo que en principio fue una discusión entre especialistas, muy pronto desbordó el marco de la Unión Soviética y Lysenko fue objeto de una campaña brutal de linchamiento en los países capitalistas, que le presentaron como un charlatán ignorante al servicio de Stalin, culpable de los fracasos agrícolas de la URSS y cómplice de la represión que se abatió sobre los mejores representantes de la escuela genetista. Esa imagen deformada en el espejo anticomunista es la que se refleja hoy en día en la inmensa mayoría de los manuales de Biología que estudian los universitarios del llamado mundo occidental.

    ¿Quién fue este científico y qué defendió realmente? T.D. Lysenko nació en el seno de una familia campesina ucraniana, realizó estudios en la Escuela Uman de Horticultura, donde se graduó en 1921, se doctoró en Ciencias Agrícolas en el Instituto Agrícola de Kiev y en 1937 alcanzó la presidencia de la Academia Lenin de Ciencias Agrícolas, cargo que desempeñó hasta 1956, siendo reelegido de nuevo en 1961 por otros cinco años. Lysenko fue un ejemplo de las gigantescas transformaciones sociales que introdujo la revolución bolchevique. La educación y la cultura dejaron de ser el privilegio de unos pocos para convertirse en un derecho al que accedieron masivamente los obreros y campesinos. Si en 1913 había alrededor de 300 Universidades, Escuelas Superiores y Centros de Investigación, en 1940 los establecimientos de enseñanza superior eran 2.300. Cientos de miles de técnicos, científicos y especialistas se formaron en los años treinta y la URSS se convirtió gracias a los planes quinquenales en una gran potencia en todos los órdenes: industrial, militar y científico. Lysenko formaba parte de este enorme avance educativo y fueron sus propios méritos los que le llevaron a presidir la institución más prestigiosa en el ámbito de la agricultura.

    En 1929 inició una serie de experimentos para desarrollar la técnica de la vernalización, un tratamiento con frío artificial para acelerar el proceso de desarrollo de las semillas. De forma muy resumida, Lysenko argumentaba que el tratamiento de semillas con esta técnica producía cambios genéticos que eran heredados en las siguientes generaciones. Las investigaciones de Lysenko demostraban la posibilidad de acelerar el crecimiento vegetativo de las plantas, pudiendo obtener dos cosechas donde antes sólo se podía lograr una. [Continuará en el próximo número]
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    Mensaje por NSV Liit Miér Feb 08, 2012 2:12 pm

    [quote="Bostezos"]
    Lev Landau
    (...)
    Landau publicó numerosas obras, destacando el “Curso de Física Teórica”, escrito en colaboración con E. M. Lifshitz, y publicado en siete volúmenes en 1938, que después se ampliarían a diez. ]

    Hablando de Landau y en concreto de este libro "Curso de Física Teórica", solo decir que es un libro básico que se usaba (no sé si en la actualidad se sigue haciendo), en universidades españolas, al menos en la Facultad de Física de la UCM, para aprender física. Y por cierto, es una verdadera maravilla de libro, que intenta hacer pensar en la física.

    También tiene un folleto muy interesante, escrito junto a Yuri Rummer, llamado "Qué es la teoría de la relatividad", está aquí mismo en el foro:

    [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

    subido por el camarada Pedrocasca.

    Por lo demás, muy buena entrada, camarada Bostezos.

    Salud.
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    Mensaje por Bostezos Mar Jun 19, 2012 7:10 pm

    Seguimos con los articulos


    T. D. Lysenko(2)

    La campaña antilysenkista que se organizó en los países capitalistas tenía poco que ver con la controversia científica, aunque se adornara con sus ropajes. Se inscribía en el contexto de la “Guerra Fría”, cuando el objetivo de Estados Unidos era desacreditar por completo a los comunistas y a la URSS con las calumnias más infames. A la Unión Soviética no se le perdonaba ni su victoria total sobre el nazismo ni que se hubiera convertido en una gran potencia en un tiempo extraordinariamente corto. A pesar de las gigantescas destrucciones ocasionadas por la invasión alemana, la reconstrucción a partir de 1945 fue rapidísima y en 1949 ya poseía la bomba atómica. Los éxitos de la economía socialista acrecentaban el prestigio del comunismo en todo el mundo y amenazaban la existencia del capitalismo. Estados Unidos, con su inmenso potencial económico y militar, se propuso la tarea de apuntalar el capitalismo, cercar a la Unión Soviética y frenar la influencia del comunismo. En esta estrategia, la propaganda cumplió un papel fundamental. Miles de millones de dólares se dedicaron a financiar congresos, revistas, libros y todo tipo de publicaciones para desacreditar el marxismo y minimizar los avances técnicos y científicos soviéticos.

    Lysenko se convirtió en este contexto en una pieza clave del anticomunismo. Atacando sus concepciones en un terreno que la mayoría de la población de los países capitalistas no entendía –el de la biología y la genética–, la condena de Lysenko permitía también criminalizar a Stalin por encerrar la investigación científica en los dogmas del materialismo dialéctico y mostrar el carácter represivo de un régimen que encarcelaba a los biólogos que discrepaban de las doctrinas oficiales. El círculo se cerraba culpando a Lysenko de la supuestamente desastrosa situación de la agricultura soviética. Las aberraciones pseudocientíficas lysenkistas eran el trasunto de las aberraciones políticas de Stalin. Pero no fue solamente el capitalismo el encargado de laminar el pensamiento del científico soviético. El último clavo del ataúd lo puso el revisionismo de Kruschev. Aunque Lysenko mantuvo su influencia hasta una década después del XX Congreso del PCUS, a partir de 1965 sus planteamientos y su obra fueron definitivamente enterrados.

    De este episodio en el que la ciencia y los prejuicios políticos se entremezclan, podemos extraer varias conclusiones:

    1. En la URSS existía una amplia discusión científica que abarcaba todas las ramas del conocimiento. En biología coexistían tres grandes corrientes en las primeras décadas del siglo XX: la representada por K.S Merezhkovski (1855-1921), autor de la teoría de la simbiogénesis; una segunda corriente mendeliana, introducida en Rusia por Y. A. Filipchenko (1882-1930) y, finalmente, la corriente que encarnaba K. A Timiriazev (1843-1920), de carácter evolucionista y darwinista, en cuya senda se situaron Michurin y Lysenko.

    2. Las opiniones de Lysenko fueron objeto de una extensa discusión entre los científicos. Es una falsedad histórica que los partidarios del genetismo fueran exterminados en el “gulag”. Las anteojeras ideológicas antisoviéticas dan por supuesto que los científicos siempre fueron encarcelados por sus concepciones y no por otro tipo de delitos. En el caso de la URSS, se considera que todos los condenados lo eran por sus ideas y no se admiten jamás como pruebas ni las investigaciones policiales, ni las acusaciones ni el desarrollo del proceso judicial. Los historiadores academicistas suelen ignorar todo aquello que no encaja en sus esquemas preconcebidos, y por esa razón se pasa por alto que el biólogo Nikolai V. Timofeiv-Ressovski (1900-1981), especialista en genética, fue detenido al finalizar la Segunda Guerra Mundial y condenado a diez años de reclusión por traición y colaboración con el enemigo. No parece una pena excesiva para un delito gravísimo.

    3. La ciencia se desarrolla en una mutua relación dialéctica de aciertos y errores, y Lysenko fue partícipe de ambos, pero es evidente que sus experimentos no arruinaron la agricultura soviética. Las evidencias documentales muestran precisamente lo contrario. En 1940 la cosecha de cereales alcanzó los 119 millones de toneladas métricas, descendiendo en 1945 hasta 80 millones de toneladas. Las devastadoras destrucciones de la guerra explican este dramático retroceso. Ahora bien, en 1949 ya se había conseguido 124 millones de toneladas y la cosecha de 1958 fue una de la más abundantes de la historia de la URSS. Fueron las nuevas orientaciones económicas de Kruschev las que provocaron una crisis agrícola que hizo necesario importar trigo de Estados Unidos a partir de 1965.

    4. La correspondencia entre Lysenko y Stalin indica que el dirigente comunista tenía unos amplios conocimientos sobre agricultura, no negaba las dificultades que existían en ese terreno y apuntaba críticas a las investigaciones del científico, todo lo cual viene a desmentir una vez más la caricatura difundida por los trotskistas, en la que se le dibuja como un hombre dogmático e inculto. El 31 de octubre de 1947, Stalin escribió a Lysenko en los siguientes términos:

    «Me alegra saber por fin que has prestado atención al asunto del trigo ramificado. Indudablemente, si queremos aumentar sustancialmente la cosecha de trigo, el trigo ramificado tiene una gran importancia para lograr dicho objetivo. Es una pena que no hayas intentado cultivar ese trigo en su ambiente “adecuado”, sino que lo hayas hecho en unas condiciones que te convenían a ti, como investigador. Ese trigo es una variedad del sur y necesita algo de luz y suficiente humedad. Si no se dan esas estas circunstancias, es difícil percibir con claridad todo su potencial. Yo, en tu lugar, no habría experimentado con trigo ramificado en el distrito de Odesa (¡es demasiado árido!) o cerca de Moscú (¡muy poco sol!), sino que, por ejemplo, lo habría hecho cerca de Kiev o Ucrania occidental, donde hay suficiente sol y la humedad está garantizada. De todos modos te felicito por tu experimento en los distritos de las afueras de Moscú. Puedes contar con que el gobierno apoye tu empresa. También doy la bienvenida a tu iniciativa de la hibridación del trigo. Desde luego, se trata de una idea muy prometedora. No hay duda de que las perspectivas para las actuales variedades de trigo no son muy buenas y la hibridación podría ayudar… En cuanto a la situación de la biología en el ámbito teórico, pienso que la postura de Michurin es la única que realiza un enfoque científico válido…».

    5. En febrero de 2011 el Instituto Internacional de la Investigación del Arroz de Filipinas (IRRI) resultó premiado con 400.000 euros, en la categoría de Cooperación al Desarrollo, en la tercera edición de los premios Fundación BBVA “Fronteras del Conocimiento”.

    El IRRI, que es uno de los centros de investigación agrícola más importantes de Asia, fue galardonado “por la calidad de su investigación” ¿Y cuál es la actividad de esta institución? Pues intentar reducir la pobreza y el hambre en Asia, África y América Latina creando variedades de arroz adaptadas a diferentes climatologías y mejorando por tanto la productividad de esos cultivos. ¡Vivir para ver! Al cabo de tantos años, el espíritu del aprendiz de brujo, del dogmático estalinista, del charlatán ignorante, del comisario político de la biología, resucita en Filipinas y recibe un sustancioso premio de un poderoso banco español. El BBVA y el lysenkismo son en teoría incompatibles, salvo por un detalle: la URSS ya no existe y a los bancos les gusta ejercer el mecenazgo, que lava la imagen y proporciona sustanciosas desgravaciones fiscales, sobre todo si es a costa del pensamiento de alguien que falleció hace mucho tiempo, ha caído en el olvido y ha dejado de constituir una amenaza.
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    Mensaje por Bostezos Mar Jun 19, 2012 7:11 pm

    l. S. Vigotsky

    Lev Semiónovich Vigotsky (1896-1934) ha sido uno de los pensadores más brillantes del siglo XX en el campo de la psicología. Aunque tuvo una vida muy corta –murió con 38 años– dejó un extenso legado científico agrupado en cerca de 200 textos (1).

    Vigotsky nació en Orsha, una pequeña localidad de Bielorrusia, en noviembre de 1896. Cursó estudios de enseñanza secundaria en la ciudad de Gomel y a partir de 1912 realizó estudios universitarios de Derecho, Filosofía e Historia en Moscú. En esta ciudad inició, a partir de 1924, su investigación científica dentro de las Ciencias Psicológicas y de la Pedagogía Especial. Colaboró activamente en la organización de la educación para niños ciegos, sordos y con minusvalías mentales, y fundó y dirigió el Instituto Experimental de Defectología. En 1925 asistió en Londres a la Conferencia Internacional de Enseñanza para Sordomudos representando a la Unión Soviética. Visitó Holanda, Alemania y Francia, donde tomó contacto con diferentes instituciones científicas dedicadas a la psicología.

    Vigotsky es el padre de la “teoría psicológica histórico-cultural”, que fue el resultado de aplicar el materialismo dialéctico al estudio del comportamiento humano. Según esta teoría, el desarrollo psíquico está determinado por dos tipos de influencias sociales: las influencias de ámbito general (clase social, contexto cultural, etc.) y la influencia que el niño desde su primera infancia recibe de los adultos. Partiendo de la sociabilidad primaria del ser humano, Vigotsky establece que, para el desarrollo del niño, lo que reviste importancia primordial es la interacción asimétrica con los adultos. Esa interacción social desempeña el papel formador y constructor en el desarrollo humano. El lenguaje, por ejemplo, tiene un sustrato físico, biológico, pero es el aprendizaje que se establece entre niños y adultos lo que hace que ese lenguaje se transforme en un instrumento de organización psíquica interior, originando el pensamiento verbal. Es decir, cualquier función en el desarrollo cultural del niño aparece dos veces. Primero como instrumento de relación entre las personas (interpersonal) y después en el interior de cada niño (intrapsicológica). El propio Vigotsky lo explica claramente en sus observaciones sobre el gesto de señalar:

    «Llamamos internalización a la reconstrucción interna de una operación externa. Un buen ejemplo de este proceso podríamos hallarlo en el desarrollo del gesto de señalar. Al principio, este ademán no es más que un intento fallido de alcanzar algo […] cuando acude la madre en ayuda del pequeño y se da cuenta de que su movimiento está indicando algo, la situación cambia radicalmente. El hecho de señalar se convierte en un gesto para los demás. El fracasado gesto del niño engendra una reacción, no del objeto que desea, sino de otra persona […] únicamente más tarde, cuando el niño es capaz de relacionar su fallido movimiento de agarrar con la situación objetiva como un todo comienza a interpretar dicho movimiento como acto de señalar» (Vigotsky: Pensamiento y lenguaje. Págs. 92-93 de la traducción castellana).

    Otro aporte fundamental del psicólogo soviético fue la relación entre educación y desarrollo. Para Vigotsky, la educación no se reduce a la adquisición de un conjunto de informaciones, sino que constituye la fuente básica de desarrollo del niño, al dotarle de instrumentos, técnicas y operaciones intelectuales. Al proporcionarle conocimientos científicos estructurados, el niño amplía las posibilidades de su pensamiento y modifica a fondo su forma de pensar. En este sentido, la escuela y los contenidos de los programas educativos tenían para Vigotsky una importancia trascendental en lo que el llamaba “desarrollo artificial” del niño.

    En sus investigaciones pedagógicas postuló dos conceptos fundamentales: la “zona de desarrollo actual” y la “zona de desarrollo potencial” o “zona de desarrollo próximo”. La “zona de desarrollo actual” no es más que aquello que el propio niño realiza de manera independiente, sin ninguna ayuda; es lo que puede hacer en un momento determinado y muestra el desarrollo alcanzado. Por el contrario, la zona de desarrollo próximo es la extensión que separa el nivel de desarrollo real, actual, presente, de un sujeto y la capacidad de desarrollo que le es posible alcanzar a partir de la colaboración y ayuda de otros, lo que le permitirá más adelante realizar de forma independiente lo que en un momento dado realiza con ayuda. Esta diferenciación expresa una de las ideas centrales de Vigotsky: las fuentes del desarrollo de los procesos psíquicos son siempre sociales.

    Vigotsky prestó una gran atención a la pedagogía centrada en los niños con necesidades educativas especiales, y en este campo estableció que esos niños necesitaban procesos de compensación y corrección entendidos, en oposición a la concepción biologista, no como una sustitución mecánica de la función afectada o perdida, sino como posibilidad de reestructuración de las mismas gracias a la utilización de procedimientos que conduzcan a modificar la estructura del defecto; es decir, alcanzar por vías colaterales o indirectas lo que el niño no puede alcanzar por vía directa (2).

    Es frecuente escuchar la absurda afirmación de que el marxismo no deja lugar al desarrollo de la psicología, en cuanto que dicha teoría supedita el comportamiento humano a los fenómenos económicos. Esto no es más que una deformación mecanicista del marxismo, una caricatura del pensamiento de Marx y Engels. Que el modo de producción determine en última instancia las formas de conciencia y los cambios políticos, no quiere decir que los procesos de formación de la conciencia sean un puro reflejo de las condiciones económicas. Muy al contrario, el materialismo dialéctico y el materialismo histórico proporcionan las herramientas fundamentales para explicar de forma científica las relaciones entre el comportamiento humano y la realidad social, los nexos entre la psique, las relaciones sociales y las condiciones materiales objetivas de la existencia.

    La extraordinaria obra de Vigotsky, considerado por el filósofo S. Tulmin como «el Mozart de la psicología» (3), desmiente esas burdas deformaciones y reafirma el inmenso avance que experimentaron todas las ciencias en la Rusia Soviética tras el triunfo de la revolución bolchevique en 1917.



    NOTAS

    1. Las principales obras de Vigotsky publicadas en España son:

    - Pensamiento y lenguaje. Madrid, Paidós, 1978.

    - El desarrollo de las funciones psíquicas superiores. Barcelona, Crítica, 1972.

    - La imaginación y el arte en la infancia. Madrid, Akal, 1983.

    - Infancia y aprendizaje. Madrid, Akal, 1984.

    2. Entre los trabajos que publicó sobre Pedagogía Especial, destacan los siguientes: El defecto y la compensación (1924); Principios de la educación de los niños con defectos físicos (1924); La psicología y la pedagogía del deficiente infantil (1924); Principios de educación social de los niños sordomudos (1925); La infancia difícil (1928); Los fundamentos del trabajo con los niños retrasados mentales (1928) y Problemas fundamentales de la Defectología (1929).

    3. Stephen Toulmin (1922-2009) fue un filósofo inglés, discípulo de Wittgenstein, cuyo pensamiento se centró en la nueva filosofía de la ciencia y en el análisis del razonamiento moral. Entre sus obras destaca La comprensión humana. El elogioso juicio sobre Vigotsky lo realizó en 1970.
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    Mensaje por Bostezos Mar Jun 19, 2012 7:12 pm

    A.N. Kolmogorov

    Andrei Nikolaevich Kolmogorov (1903-1987) ha sido uno de los genios matemáticos más importantes del siglo XX. Sus investigaciones abarcaron prácticamente todos los campos de la ciencia matemática: teoría de las series trigonométricas, teoría de la medida y conjuntos, teoría de la integración, teoría de la aproximación, construcciones lógicas, topología, teoría de la superposición de funciones, temas de mecánica clásica, teoría ergódica, teoría de la probabilidad, teoría de la turbulencia, difusión y modelos de la dinámica de la población, teoría de procesos estocásticos, estadística matemática, teoría de la información, ecuaciones diferenciales y balística, entre otros.

    Kolmogorov nació el 25 de abril de 1903 en la localidad rusa de Tambov. Su madre, Maríya Yakovlena Kolmogorova, falleció en el parto y su padre, Nikolai Matveevich Kataev, murió luchando en el Ejército Rojo en 1919, durante la ofensiva de Denikin. Pasó los primeros años de su vida con sus tías maternas, quienes se preocuparon de desarrollar su interés por la cultura y los libros. Realizó sus estudios primarios en una escuela privada de Moscú en la que los profesores se preocupaban por fomentar la creatividad de los alumnos, destacando en matemáticas e historia.

    En 1919, durante los difíciles días de la guerra civil desencadenada por la contrarrevolución blanca con apoyo de las principales potencias capitalistas, trabajó como obrero ferroviario y conductor de ferrocarriles, a la vez que preparaba los exámenes para ingresar en la escuela secundaria. Tras obtener su título de estudios secundarios en 1920 se matriculó en la Facultad de Matemáticas y Física de Moscú, ingresó en el instituto de Tecnología y Química Mendeleiev y simultáneamente cursó estudios de Historia, investigando sobre las relaciones agrarias en Novgorod durante los siglos XV y XVI. A pesar de las difíciles circunstancias por las que atravesaba el país, el poder soviético prestaba una atención especial a la educación, facilitando ayudas económicas y alimenticias a los estudiantes.

    Durante sus estudios universitarios conoció a los matemáticos Nikolai Luzin (1883-1950) y Pavel Aleksandrov (1896-1982), y sus trabajos comenzaron a ser reconocidos internacionalmente, en especial su aportación sobre los valores de los coeficientes de Fourier. Kolmogorov acabó sus estudios universitarios en 1925, cursó estudios de posgrado durante otros cuatro años y en 1929 entró a formar parte del Instituto de Mecánica y Matemática de la Universidad Estatal de Moscú. Había publicado hasta esa fecha 18 artículos de gran relevancia científica sobre teoría de las probabilidades y lógica matemática.

    Durante los años 1930 y 1931 visitó varios países europeos y durante la década de los treinta trabajó en la teoría de la probabilidad, publicando en 1933 su célebre monografía Fundamentos de la Teoría de Probabilidades, y abordó también la teoría de las turbulencias.

    Durante la Gran Guerra Patria (1941-1945), Kolmogorov realizó diferentes trabajos sobre la teoría balística y los sistemas de tiro de la artillería, y en la posguerra se centró en cuestiones estadísticas. Tras escribir dos informes para la Segunda Conferencia de Estadística Matemática, celebrada en Tashkent en 1948 (Problemas básicos de estadística teórica y El significado real del análisis de varianza), en marzo de 1950 completó Estimadores Insesgados, uno de sus trabajos de teoría estadística más importantes. A finales de los cuarenta comenzó a trabajar en la Gran Enciclopedia Soviética, obra para la que redactó su famoso artículo Matemáticas.

    En los años cincuenta sus investigaciones estuvieron centradas en la teoría general de los sistemas hamiltonianos, la teoría de la información y la teoría ergódica de los sistemas dinámicos, la entropía, la superposición de funciones y el problema 13 de Hilbert, y en la década de los sesenta trabajó sobre algoritmos de la teoría de la información y algoritmos de la teoría de la probabilidad.
    Su labor pedagógica fue también extraordinaria. Participó en las Olimpiadas Matemáticas, organizó escuelas de verano, intervino activamente en la escuela-internado adjunta a la Universidad de Moscú, a la que oficiosamente se la conoció como “escuela de Kolmogorov”, y redactó numerosos libros de texto para escolares.

    Kolmogorov ocupó numerosos cargos académicos y científicos: Director del Instituto Científico e Investigador en Matemáticas y Mecánica de la Universidad Estatal de Moscú; Decano de la Facultad de Matemáticas y Mecánica de Moscú; miembro de la academia de Ciencias de la URSS y miembro de diferentes organizaciones científicas extranjeras, entre ellas la Academia de Ciencias de Holanda, la Real Sociedad de Londres, la Academia de Ciencias de Rumania, la Academia de Ciencias de París, etc. Por su extraordinaria labor investigadora fue galardonado con infinidad de premios: Héroe del Trabajo Socialista (1963); Orden de la Bandera roja (1940); Orden de la Revolución de Octubre (1983); Premio Lenin (1965); Premio Stalin (1941); siete órdenes de Lenin y Premio Internacional de Matemáticas por la Fundación Internacional Balzan (1963), entre otros muchos.
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    Mensaje por Tyler Durden Mar Jun 19, 2012 9:00 pm

    Mil gracias por estos aportes camarada Bostezos, se agradecen. Smile
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    Mensaje por MARK AINT Miér Ago 15, 2012 6:01 am



    Ojala sigan colocando más

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    Mensaje por Bostezos Miér Ago 15, 2012 12:38 pm

    Gracias por las respuestas. Cuelgo otro

    Páginas de la ciencia y la cultura soviéticas: I. M. FRANK, por Carlos Hermida

    Ilyá Mijáilovich Frank (1908-1990), nació en San Petesburgo en 1909, hijo de un profesor de Matemáticas y de una doctora en Medicina, ambos reputados miembros de la comunidad científica. Tras cursar sus estudios de enseñanza primaria y secundaria, se matriculó en la Universidad Estatal de Moscú, donde realizó la carrera de Ciencias Físicas y contó con el magisterio del eminente físico Sergei Vavilov.
    En 1930 se licenció y al año siguiente se incorporó al Instituto de Óptica “Profesor A. N. Terenin”, de Leningrado, iniciando una brillante carrera como investigador que le conduciría a trabajar desde 1934 en el “Instituto de Física Lebedev”, dependiente de la Academia de Ciencias de la URSS. En 1935 obtuvo el título de Doctor en Ciencias Físicas y Matemáticas y por la extraordinaria importancia de sus trabajos fue nombrado en 1944 Director del Departamento de Física Nuclear de la Universidad de Moscú, un puesto de suma importancia teniendo en cuenta el papel que iba a desempeñar la energía nuclear en el final de la Segunda Guerra Mundial y en los posteriores años de la llamada “Guerra Fría”.
    En 1946 se le concedió el “Premio Stalin” y se incorporó a la Academia de Ciencias de la URSS; en 1957 fue nombrado Director del Laboratorio de Neutrones del Instituto Conjunto de Investigaciones Nucleares, y en 1958 fue galardonado con el Premio Nobel de Física (1).
    Ilyá Mijáilovich se interesó en sus primeros trabajos por la fotoquímica y la fotoluminiscencia y a partir de 1934 se ocupó básicamente de física nuclear. En 1937, en colaboración con Ígor Tamm logró dar una explicación satisfactoria al denominado “efecto Cherenkov”, una radiación azulada que se presenta cuando las partículas elementales se desplazan a una velocidad superior a la luz en el interior de un líquido.
    El físico soviético Pavel Alekséyevich Cherenkov, que recibió el Premio Nobel en 1958, junto con Frank y Tamm, comprobó la existencia de una radiación de tipo electromagnético producida por el paso de partículas en un medio a velocidades superiores a la de la luz en dicho medio. La explicación de Frank se basa en que si en el vacío la velocidad de la luz no puede superarse, sí es posible en un medio líquido en el que ésta es inferior. Cuando una partícula cargada atraviesa un medio dieléctrico a una velocidad superior a la velocidad de la luz en ese medio, los átomos del medio emiten una onda de radiación coherente a un ángulo dado por la relación entre la velocidad de la luz en el medio y la velocidad de la partícula. Esta radiación se manifiesta en un color azul intenso característico de los reactores nucleares.
    Los contadores atómicos basados en estos hallazgos se han utilizado en los laboratorios de todo el mundo para registrar el comportamiento de las partículas de alta energía.
    Otro de los campos de investigación de Frank fue el de los rayos gamma (radiación electromagnética de carga energética muy elevada), consiguiendo transformar dicha energía en un electrón y su correspondiente antipartícula (un positrón), y descubriendo que ambas partículas se desintegraban mutuamente, dando lugar a un nuevo rayo gamma.
    NOTAS
    1. Durante la existencia de la Unión Soviética, fueron galardonados con el Premio Nobel de Física los siguientes investigadores:
    Pavel Cherenkov (1958).
    Ígor Tamm (1958).
    Ilyá Frank (1958).
    Lev Landau (1962).
    Nicolay Basov (1964).
    Alexandr Prokhorov (1964).
    Piotr Kapitsa (1978).
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    Mensaje por Bostezos Sáb Oct 06, 2012 2:36 am

    Nueva edicion de Paginas de la ciencia y cultura sovieticas

    Páginas de la ciencia y la cultura soviéticas: I. V. DEMIKHOV
    En 1997, Christiaan Barnard, el primer médico que logró realizar un trasplante de corazón de un ser humano a otro (Sudáfrica, 1967), afirmó que “si existe un padre de los trasplantes de corazón y pulmón, ese título lo ostenta, sin duda, Demikhov”. Las palabras de Barnard rendían homenaje a un científico soviético que, como tantos otros, había sido víctima del cerco de silencio que se tejió en torno la Unión Soviética y que ha provocado un inmenso desconocimiento sobre los logros culturales, técnicos y científicos de aquel país.

    Denigrado y ridiculizado en ciertos medios de comunicación capitalistas con los calificativos de “Doctor Frankestein” o “el doctor del horror”, por sus trasplantes de cabeza con perros, Vladimir P. Demikhov realizó entre 1940 y 1960 una serie de experimentos que demostraron la posibilidad de realizar trasplantes intratorácicos y otra serie de operaciones cardiovasculares.

    Demikhov (1916-1998) nació en Moscú en el seno de una familia campesina. En 1934, tras terminar sus estudios en la escuela secundaria, ingresó en el Departamento de Biología de la Universidad de Moscú. En 1937, con sólo 21 años de edad, desarrolló un prototipo de corazón mecánico que, implantado en un perro, funcionó durante cinco horas y media. Tras graduarse en 1940, logró un puesto de profesor titular en el Departamento de Fisiología Humana de la Universidad de Moscú. A partir de esa fecha inició una serie de experimentos impresionantes con animales, entre los que destaca el trasplante corazón-pulmón en bloque sin la utilización de la bomba de circulación extracorpórea y consiguiendo que los bloques corazón-pulmón de donante y receptor funcionasen simultáneamente. Realizó también trasplantes de corazón-pulmón en bloque ortotópico, trasplante de corazón-pulmón heterotópico, trasplante de corazón unilateral, etc., consiguiendo que los animales trasplantados viviesen una semana en el 30% de los casos y en algunos casos la supervivencia sobrepasó los 30 días. También llevó a cabo anastomosis aorto-coronarias y vasculares utilizando engrapadoras mecánicas.

    El trasplante de cabeza en perros lo sitúan como un científico que se adelantó a su tiempo, por más que estos experimentos hayan sido tergiversados desde planteamientos oscurantistas y criticados por un conjunto de alucinados que consideran que los animales y los humanos tienen los mismos derechos. Lo cierto es que los injertos del tronco superior de un perro en el cuello de otro sirvieron para dominar técnicas de sutura vascular imprescindibles en operaciones coronarias.

    En el año 2008, cuando se cumplían 10 años de su muerte, el cirujano José Luis Vallejo, coautor de un centenar de trasplantes de corazón en el hospital madrileño “Gregorio Marañón” defendía la figura del investigador soviético: “Ahora, cuando veo en Internet los vídeos de sus perros con dos cabezas, me parece natural que algunas personas lo consideren un monstruo, pero yo lo veo como un científico, con la cabeza fría”. Y Juan Francisco Delgado, miembro de la Sociedad Española de Cardiología, afirmaba que “hoy, los pacientes que reciben un transplanta de corazón en España tienen una esperanza de vida media de 12 años, y hay que dar gracias a la generosidad del donante, pero también a figuras olvidadas como Demikhov”.

    En 1960 Demikhov terminó su tesis doctoral titulada “El trasplante experimental en órganos vitales”, siendo editada dos años después en Berlín y New York, y en 1967 apareció la edición española en la editorial Atlante. El médico soviético desarrollaba en esta obra un amplio conjunto de técnicas, métodos, y modalidades de trasplante: métodos de anastomosis de los vasos sanguíneos durante el trasplante de órganos; modo de preservar la actividad fisiológica del corazón y los pulmones durante su trasplante de un animal a otro; trasplante de corazón con pulmones y sin ellos; trasplante de riñones; trasplante de cabeza; unión quirúrgica de animales con creación de un aparato circulatorio único; trasplante de órganos en parabiosis con circulación cruzada; operaciones plásticas en los vasos coronarios, etc.

    Aunque este trabajo fue de trascendental importancia en su momento y marcaba el inicio de una nueva era en la medicina y la cirugía, el visceral anticomunismo de la Guerra Fría condenó al olvido al eminente científico

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