Articulos sobre distintos cientificos y artistas sovieticos que se vienen publicando periodicamente en el "Octubre" organo de expresion del PCE(m-l). Articulos a cargo de Carlos Hermida Revillas [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
V.I. Vernadsky
La revolución de Octubre de 1917 abrió una nueva etapa en la historia de la humanidad. Era la primera vez que los obreros y los campesinos conquistaban el poder y comenzaban la edificación de una sociedad socialista. El socialismo pasaba de ser un planteamiento teórico, contenido en las obras de Marx y Engels, a convertirse en una realidad. En medio de inmensas dificultades, los bolcheviques destruyeron la autocracia zarista y transformaron la Rusia semifeudal de 1917 en un país moderno, poderoso y dueño de sus propios destinos. Bajo la dirección de Stalin, la planificación económica y la colectivización del campo de los años treinta convirtieron a la Unión Soviética en una gran potencia en los ámbitos económico, militar y científico.
El entusiasmo que despertó la revolución bolchevique entre los trabajadores de todo el mundo y el peligro que suponía para el capitalismo, provocó la reacción de la burguesía a escala mundial. Desde la intervención militar en los años 1918-1920 hasta las campañas más infames de intoxicación ideológica, las clases dominantes ensayaron todos los medios para destruir y desprestigiar la experiencia soviética.
Los aparatos de propaganda burgueses se dedicaron durante decenios a tergiversar groseramente la realidad económica, social, política y cultural de la Rusia Soviética., negando sus evidentes logros sociales y su espectacular avance científico. La difamación y las burdas mentiras, o el simple ocultamiento, se utilizaron para impedir la difusión de la cultura soviética. Tras la desintegración de la URSS, un espeso manto de silencio ha venido a cubrir la experiencia socialista de la Unión Soviética. El resultado es que la ciencia y la cultura soviéticas son, con algunas excepciones, completamente desconocidas en la actualidad. En cualquier país del mundo, prácticamente todos los ciudadanos saben que los estadounidenses llegaron a la Luna, pero esos mismos ciudadanos ignoran que los primeros vuelos espaciales los realizaron los soviéticos. Y lo mismo ocurre con los grandes matemáticos, físicos, biólogos, poetas, dramaturgos, historiadores… ¿Cuántos científicos, escritores o pintores de la URSS sabría citar un universitario español? En la inmensa mayoría de los casos, ninguno.
La lucha de clases se libra en todos los niveles y es imprescindible que los jóvenes militantes y cuadros comunistas adquieran una sólida formación intelectual que les permita rebatir los planteamientos ideológicos burgueses. Parte fundamental de esa formación es el conocimiento del espectacular desarrollo que experimentó la ciencia en la Rusia soviética. Fue la economía socialista la que puso las bases materiales que permitieron a un país dominado por analfabetismo, la ignorancia y el oscurantismo situarse a la cabeza del desarrollo científico.
Con el título de «Páginas de la ciencia y la cultura soviéticas» iniciamos una serie de breves semblanzas biográficas y profesionales de figuras clave del pensamiento soviético, cuya obra forma parte del patrimonio intelectual de la humanidad, y que han sido ninguneados, intencionadamente ignorados y tergiversados por los mandarines culturales de las denominadas democracias occidentales, fieles servidores de laboratorios multinacionales, fundaciones patrocinadas por grandes empresas y universidades privadas.
Uno de los científicos más brillantes de la desaparecida Unión Soviética fue VLADÍMIR IVÁNOVICH VERNADSKI (1863-1945). En 1885 se graduó en Física y Matemáticas por la Universidad de San Petesburgo, continuó su formación en varias universidades europeas y desde 1900 fue profesor de mineralogía y cristalografía en la universidad de Moscú. Perteneció a la Academia Rusa de Ciencias desde 1912 y en 1918 fundó la Academia Ucraniana de Ciencias. Vernadsky fue miembro del Partido Kadete, viceministro de Educación en el gobierno de Kerenski y no se identificaba con los bolcheviques, pero, aun teniendo oportunidad de quedarse a vivir en Francia tras residir en París entre 1922 y 1926, volvió a la Unión Soviética y colaboró en la planificación económica. El hecho de que un científico que no apoyó la revolución decidiera permanecer en su país y recibiera todo el apoyo material del régimen para sus investigaciones, contradice una vez más la imagen de unos intelectuales implacablemente controlados por el gobierno y amenazados permanentemente con el encarcelamiento si se desviaban un ápice de la ortodoxia ideológica.
Vernadsky fue un investigador multidisciplinar que trabajó en diversos campos. En 1924 publicó “Geoquímica”, donde puso las bases de esa disciplina científica, pero sin duda su obra más importante es “La Biosfera” (1926), a la que definía como la única envoltura terrestre en la que puede existir la vida. En la biosfera diferenciaba la materia viva de la inerte. Esta última predominaba en gran medida en forma de masa y volumen, produciéndose una interacción dialéctica entre ambas, una migración continua de átomos desde la materia inerte hacia la viva y viceversa.
Sus investigaciones sobre la relación entre la actividad humana y la biosfera desembocaron en la formulación de un concepto nuevo, la Noosfera, a la que definió como un estado geológico provocado por el trabajo del hombre:
«Vivimos una época geológica brillante y totalmente nueva. El hombre, por medio de su trabajo -y su relación consciente con la vida- transforma la envoltura de la Tierra, la región geológica de la vida, la biosfera. El hombre la lleva a un nuevo estado geológico: a través de su trabajo y su conciencia, la biosfera está en proceso de transición a la noosfera. El hombre crea hoy en día procesos bioquímicos que nunca antes habían existido. La historia bioquímica de los elementos químicos -un fenómeno planetario- cambia drásticamente. Se crean en la Tierra enormes masas de metales libres (como el aluminio, el magnesio y el calcio) y sus aleaciones, que nunca antes existieron aquí. Se cambia y altera la vida vegetal y animal de la manera más drástica. Se crean nuevas especies y razas. La faz de la Tierra cambia profundamente. Se está creando la fase de la noosfera. Dentro de la biosfera de la Tierra, un intenso florecimiento está en marcha, cuya historia posterior, nos parece, será grandiosa».
(«Sobre la distinción energético-material esencial entre cuerpos naturales vivos y no vivos en la biosfera», 1938).
Esta nueva fase abría al género humano la posibilidad de alcanzar los ideales de liberación y justicia. En el artículo titulado «La biosfera y la noosfera», publicado en enero de 1945 en el número 33 de la revista “American Scientist”, planteaba esa perspectiva de futuro: «En el siglo XX, el hombre, por vez primera en la historia de la Tierra, ha conocido y abarcado la biosfera en su totalidad, ha completado el mapa geográfico del planeta Tierra y ha colonizado toda su superficie. La humanidad se ha convertido en una sola totalidad en la vida de la Tierra. No hay lugar alguno en la Tierra en que el hombre no pueda vivir si así lo desea. Por vez primera en la historia de la humanidad, los intereses de las masas por un lado, y el libre albedrío de los individuos, por otro, determinan el curso vital de la humanidad y proporcionan estándares para las ideas humanas de justicia. Tomada en su conjunto, la humanidad se está convirtiendo en una poderosa fuerza geológica. Se plantea entonces el problema de la reconstrucción de la biosfera en interés de la humanidad librepensadora como totalidad. Este nuevo estado de la biosfera, al que nos aproximamos sin darnos cuenta, es la noosfera… La noosfera constituye un nuevo fenómeno geológico en el planeta. En él, y por vez primera, el hombre deviene una fuerza geológica de enorme magnitud. Puede y debe reconstruir su campo vital por medio de su trabajo y de su inteligencia, debe reconstruirlo de forma radical en comparación con el pasado. Ante él se abren posibilidades creativas cada vez más amplias. Podría ser que la generación de nuestros nietos se acercase a la plenitud…
Parece que será posible realizar en el futuro los bellos sueños contenidos en los cuentos: el hombre está intentando traspasar los límites de este planeta para entrar en el espacio cósmico, y probablemente lo logrará…»
La preocupación por el impacto del hombre en la naturaleza convierten a Vernadsky en un precursor de la ecología, pero muy alejado de las corrientes que hoy reclaman esta denominación, porque el investigador soviético no habla de crecimiento cero ni de volver a estadios previos. Por el contrario, la noosfera representa un escalón superior evolutivo de la biosfera. Cuando en 1926 regresó a Leningrado después de su estancia en Francia, donde estuvo en contacto con Marie y Pierre Curie, organizó un laboratorio de bioquímica, y en 1934 presentó en Moscú los resultados de sus primeras investigaciones sobre la influencia de determinados minerales, como el estroncio y el bario, en la salud humana. Posteriormente trabajó sobre los efectos de las radiaciones en los organismos vivos y demostró la posibilidad de datar los estratos geológicos con elementos radiactivos, lo que más tarde constituirá el método del carbono 14 utilizado por os paleontólogos. También realizó investigaciones relacionadas con el uranio y la energía atómica.
Pionero y fundador de la geoquímica, la biogeoquímica y la radiogeología, Vardnesky es indudablemente uno de los grandes científicos del siglo XX. Sin embargo, en España hubo que esperar hasta 1997 para que apareciese traducida al castellano “La biosfera”, editada en 1926 y, como ya hemos indicado más arriba, su obra fundamental. Aquí, en el solar hispano, ese desconocimiento hay que atribuirlo a una doble causa: el anticomunismo visceral y la indigencia intelectual que, desde 1939, ha caracterizado a los máximos responsables políticos de nuestro sistema educativo
Última edición por Bostezos el Miér Feb 08, 2012 1:55 pm, editado 2 veces