Venimos asistiendo a una época de fuerte retroceso de los derechos de la clase obrera y de los sectores populares que fueron logrados durante décadas de lucha. El capitalismo está aprovechando la crisis para intensificar ese retroceso de derechos, con el fin de incrementar su explotación sobre los/as trabajadores/as. Las políticas de recortes, de reformas laborales, de privatizaciones y de regresión fiscal en todos los ámbitos tienen los siguientes objetivos: ampliar mercados para el capital (privatizaciones, recortes presupuestarios en los servicios públicos); aumentar la mano de obra disponible y reducir el coste en general de esta, forzándola a aceptar condiciones cada vez peores (reformas laborales, reducción y flexibilización del empleo público, quiebra de las pequeñas empresas, etc.); en definitiva, aumentar en lo posible los beneficios del gran capital.
El capitalismo se ha servido del patriarcado, heredado de sistemas anteriores, con el fin de tener siempre disponible una mano de obra adicional, accesoria, peor pagada, dependiente económicamente del hombre. Además, consigue presionar al conjunto de la clase obrera para que acepte condiciones laborales peores con una mano de obra adicional, al igual que hace con los inmigrantes o minorías étnicas y la juventud, en general con los sectores más débiles de la sociedad.
En este sentido, fomenta una serie de estereotipos y de clichés machistas difundidos ampliamente en los medios de comunicación de todo tipo (series de televisión, películas, revistas, anuncios, etc.) que luego se reproducen en el ámbito laboral, doméstico, educativo, de forma más o menos violenta o sutil. Con ello consigue un sometimiento de la mujer a las necesidades del capital, fomenta la división entre la clase obrera en torno a tópicos sexistas y una estratificación de esta en torno a los roles de un “cabeza de familia” masculino y una “cuidadora” femenina. Ejemplos claros de ello son los salarios claramente inferiores, la preponderancia de los hombres en los cargos públicos, los empleos más “masculinizados” y los más “feminizados”, la condena de muchas mujeres a la prostitución. Por ello, el capitalismo jamás erradicará la desigualdad entre hombres y mujeres.
Sin embargo, la lucha feminista ha logrado arrancarle ciertos derechos al capital, y aunque estos sean meramente asistenciales y no aborden el problema de raíz, los recortes en políticas de protección social de la mujer y de “igualdad” constituyen un empeoramiento de las condiciones de vida de la mujer trabajadora en general, y sobre todo de aquellas que sufren más como las mujeres maltratadas, las mujeres que desean abortar, las que sufren violaciones, acoso en el trabajo, etc. Si bien, todo ello es grave en cualquier mujer, es evidente que la mujer trabajadora es la que más sufre el patriarcado, porque tiene más problemas para obtener un salario medianamente decente y no tiene dificultades para obtener independencia económica (lo que agravaría una situación de maltrato o de acoso laboral, por ejemplo), porque es la que generalmente deja su empleo para cuidar a los hijos o a los ancianos. Por ello, los recortes llevados a cabo son un crimen contra la mujer trabajadora y son un crimen contra todos/as los/as trabajadores/as en general.
Por tanto, las Juventudes Comunistas exigimos la paralización inmediata de los recortes en estas materias.
¡Abajo el capitalismo, abajo el patriarcado!
Compartimos el tema de los leoneses Lesca (Efecto secundario) y Adri para Rap Combativo León, reinvindicando la igualdad y el respeto a los derechos de las mujeres
El capitalismo se ha servido del patriarcado, heredado de sistemas anteriores, con el fin de tener siempre disponible una mano de obra adicional, accesoria, peor pagada, dependiente económicamente del hombre. Además, consigue presionar al conjunto de la clase obrera para que acepte condiciones laborales peores con una mano de obra adicional, al igual que hace con los inmigrantes o minorías étnicas y la juventud, en general con los sectores más débiles de la sociedad.
En este sentido, fomenta una serie de estereotipos y de clichés machistas difundidos ampliamente en los medios de comunicación de todo tipo (series de televisión, películas, revistas, anuncios, etc.) que luego se reproducen en el ámbito laboral, doméstico, educativo, de forma más o menos violenta o sutil. Con ello consigue un sometimiento de la mujer a las necesidades del capital, fomenta la división entre la clase obrera en torno a tópicos sexistas y una estratificación de esta en torno a los roles de un “cabeza de familia” masculino y una “cuidadora” femenina. Ejemplos claros de ello son los salarios claramente inferiores, la preponderancia de los hombres en los cargos públicos, los empleos más “masculinizados” y los más “feminizados”, la condena de muchas mujeres a la prostitución. Por ello, el capitalismo jamás erradicará la desigualdad entre hombres y mujeres.
Sin embargo, la lucha feminista ha logrado arrancarle ciertos derechos al capital, y aunque estos sean meramente asistenciales y no aborden el problema de raíz, los recortes en políticas de protección social de la mujer y de “igualdad” constituyen un empeoramiento de las condiciones de vida de la mujer trabajadora en general, y sobre todo de aquellas que sufren más como las mujeres maltratadas, las mujeres que desean abortar, las que sufren violaciones, acoso en el trabajo, etc. Si bien, todo ello es grave en cualquier mujer, es evidente que la mujer trabajadora es la que más sufre el patriarcado, porque tiene más problemas para obtener un salario medianamente decente y no tiene dificultades para obtener independencia económica (lo que agravaría una situación de maltrato o de acoso laboral, por ejemplo), porque es la que generalmente deja su empleo para cuidar a los hijos o a los ancianos. Por ello, los recortes llevados a cabo son un crimen contra la mujer trabajadora y son un crimen contra todos/as los/as trabajadores/as en general.
Por tanto, las Juventudes Comunistas exigimos la paralización inmediata de los recortes en estas materias.
¡Abajo el capitalismo, abajo el patriarcado!
Compartimos el tema de los leoneses Lesca (Efecto secundario) y Adri para Rap Combativo León, reinvindicando la igualdad y el respeto a los derechos de las mujeres