La lucha teórica
[Artículo de Jorge Calderón, secretario general de la FJCE para la revista teórica del Partido] Como bien sabemos, nos encontramos ubicados en el punto de la historia en el que los monopolios capitalistas unen sus fuerzas al poder del Estado burgués, no sólo para afianzar el régimen capitalista en las entrañas del mundo y garantizar a los capitalistas las ganancias máximas, sino para aplastar al movimiento obrero revolucionario y luchar contra la emergencia del socialismo. Es el capitalismo monopolista de Estado. Es el imperialismo.
No obstante, el imperialismo, pese al objetivo marcado por los monopolios y la burguesía, es la última fase de desarrollo del sistema capitalista, es el capitalismo en descomposición, el inevitable umbral de la Revolución Socialista, y eso es un hecho que se aprecia en las cada vez más notables contradicciones del régimen y tangible en su crisis actual. El sistema se resquebraja por sí solo y no nos pilla de sorpresa: Marx ya nos decía que, efectivamente, el capitalismo se autodestruye; el capitalismo se devora a sí mismo desde su inicio. Ante este hecho innegable, las clases dominantes aplican todas sus armas para frenar la organización de las masas obreras y debilitar a su destacamento de vanguardia: el Partido Leninista.
La burguesía conoce bien a su enemigo, y sabe que ninguna revolución socialista podrá llevarse a cabo si el partido de la clase obrera no desempeña bien su papel. Las revueltas populares son expeditamente controlables y disueltas si en ellas no reside una vanguardia que guíe a las masas. Con lo que emplea todos los recursos necesarios para hacer mella en la herramienta fundamental para el ejercicio revolucionario: el Partido Comunista. Pero sus artimañas para desmembrar el movimiento comunista va más allá de la ilegalización de partidos o la opresión de sus militantes, no se limita a "liquidar" todo lo que huela a comunista, emplea todo su arsenal mediático, publicitario, propagandístico y de marketing para desacreditar el comunismo, socialismo o cualquier otro concepto o ideal que pudiera fomentar el movimiento obrero de emancipación.
La burguesía misma, al desarrollar el modo de producción capitalista, al organizar al proletariado en fábricas y llenar los campos de jornaleros, dotó a los trabajadores de la conciencia de ser explotados, de ser los oprimidos, los dotó de conciencia de clase. Ahora, con la explotación llevada al extremo y el método de producción capitalista llegado a límites insospechados, gracias a la tecnología y la técnica, que las clases productivas mantuvieran un alto nivel de conciencia de clase supondría el hundimiento del capitalismo de manera fulminante, pues la Revolución se habría dado ya hace tiempo. Por ello los capitalistas no pueden conformarse con atacar al Partido Comunista y a sus ideales, es necesario por su parte realizar una labor que aletargue la conciencia de la clase trabajadora, y para ello utilizan todos los métodos disuasivos, abusivos e inmorales que sean necesarios. Aparte de la propaganda masiva antimarxista, arraiga en las sociedades los valores del egoísmo, individualismo, rivalidad, materialismo... reprimiendo otros valores naturales como la solidaridad, compañerismo, cooperación, colectivismo...
Con el llamado "Estado de bienestar" y la sociedad de consumo, los capitalistas consiguen degradar a un segundo plano la capacidad artística y creadora del ser humano, consiguiendo que éste sólo se sienta realizado adquiriendo bienes de consumo, y cuanto más caros y costosos mejor. De esta manera juegan también con el miedo: la llamada "clase media" se estandariza, y vivimos rodeados de una comodidad que nos da miedo perder, de bienes básicos que se nos presentan como lujos (como por ejemplo una vivienda), que sólo nos podremos permitir si agachamos la cabeza y nos sometemos a la humillante explotación desmesurada del capital y nos endeudamos. Pero este comportamiento general del conjunto de la sociedad no es fruto de un razonamiento de resignación, es el producto de un trabajo escrupulosamente realizado por las clases dominantes, es el resultado una labor consistente en la alienación del ser humano: el objetivo es anular la capacidad de analizar la realidad desde una perspectiva de clase, incluso consiguiendo que el propio explotado sea cómplice de su propia explotación, sin ni siquiera plantearse si es lo que le corresponde desde su posición de obrero.
Esta tarea se viene realizando por parte de las clases dominantes con mucho más ímpetu y más intensidad desde el gran triunfo de la Revolución de Octubre, cuando se demostró claramente que, una vez las clases trabajadoras se proponen emanciparse del yugo explotador capitalista, no hay nada que las oligarquías capitalistas puedan hacer para frenarlo. Así, pues, partiendo de la base de que la lucha de clases la tienen perdida por necesidad histórica, aúnan todos sus esfuerzos para intentar paralizar ésta en el tiempo de manera indefinida.
El papel de la juventud.
Dentro de todo este entramado de argucias que la burguesía emplea para desarticular la organización de las masas en su lucha por sus intereses de clase, nos encontramos con el papel de la juventud:
La juventud mantiene un papel fundamental en la lucha de clases, no sólo porque representa el sector más enérgico, fuerte y revolucionario de la sociedad, sino porque se encuentra en una situación en la que, literalmente, "no tiene nada que perder más que sus cadenas". Provienen en su mayoría de familias humildes y clases laboriosas; sufren en sobremanera las agresiones del sistema capitalista tanto en el terreno laboral y estudiantil como en lo social: los jóvenes trabajadores son la mano de obra barata dispuesta a acatar las peores condiciones laborales, pues encontrar un puesto de trabajo ya es una misión complicada y el panorama no está para elegir.
También son los primeros en perder sus empleos porque son los despidos más baratos debido los tipos de contrato y a su corta antigüedad. Los jóvenes estudiantes viven cada día el encarecimiento de la educación, ven como los planes de privatización recortan sus oportunidades de obtener una buena formación y culminar los estudios que desean, y cómo todo va conduciendo a una educación elitista, en la que sólo los hijos de las clases pudientes podrán estudiar y ganarse una buena plaza en el mercado laboral, quedando el resto destinado a navegar en el mercado de los trabajos temporales, la economía sumergida, los contratos basura y los salarios mínimos y bajo mínimos. Los jóvenes son también los primeros llamados a empuñar las armas en las guerras imperialistas diseñadas únicamente para el beneficio del gran capital y la subsistencia del mismo, por lo que son las víctimas directas de las atrocidades bélicas.
Los jóvenes, aparte de ser los primeros y más afectados de los brutales ataques del sistema capital, por lo general aún no tienen familias a su cargo ni están endeudados, por lo que están en la situación material idónea para emprender una marcha en contra del sistema capitalista y de las clases dominantes, pueden adquirir un compromiso de lucha sin ningún reparo (diferente a otras generaciones de edades superiores), y si ésta se decantase por formar parte activa en la lucha de manera masiva, su unión a las clases trabajadoras representaría la llama que encendería la mecha de la Revolución sin vuelta atrás.
Todo esto es sabido por las oligarquías capitalistas y burguesas, por eso se esfuerzan en desviar a los jóvenes de la lucha política organizada y de la lucha de clases en general. Tienen que evitar a toda costa que los jóvenes adquieran conciencia de los intereses que mantienen en común con el conjunto de la clase obrera. Por eso el sector juvenil es principal diana de toda una campaña anticomunista y una maniobra de alienación que adquiere múltiples formas, en las cuales la burguesía no escatima en gastos:
Desde la caída de la URSS, la burguesía se ha volcado de lleno en la batalla ideológica para contrarrestar la inclinación natural de la juventud. Y se inmiscuye en todos los territorios en los que pueda tomar contacto con los jóvenes para manipularlos a placer desde una edad en la que aún son vulnerables a ser influenciados; bien sea en los lugares de trabajo, en las escuelas, en la universidades, en los medios de comunicación, en los videojuegos, en internet, en el mundo deportivo, en la cultura... y utiliza todos los métodos por infames que puedan ser: fascismo, intimidación, explotación, drogas, represión, guerras, religión... no existen límites, han de inculcar las ideas burguesas y pequeñoburguesas desde la infancia; la burguesía tiene que hacerse con el control de los jóvenes y suprimirles la conciencia a fin de evitar que se identifiquen con los intereses de la clase trabajadora.
Los capitalistas difunden el mensaje de que el capitalismo es el mejor sistema socio-económico que la humanidad puede tomar para organizarse, y que la "democracia" es el mecanismo más justo y por lo tanto es incuestionable. Además presenta que el capitalismo es indestructible, nunca nada podrá cambiar y "ponernos gallitos" sólo empeorará nuestra situación individual. Tratan de infundir y generalizar la opinión de que no hay alternativa, y que el socialismo fue una corriente del siglo pasado de cuatro locos que osaron organizarse de otra manera y lo único que causaron fueron guerras, hambre y terror.
Los jóvenes ven cada vez más difícil el acceso a la vivienda, encontrar un empleo estable, independizarse, formar una familia y mantener unas condiciones de vida medianamente dignas. Es la consecuencia de las medidas explotadoras cada vez más asfixiantes que el capitalismo aplica a las clases productivas. Pero, paralelamente, las clases dominantes no paran de engolosinar a los jóvenes con la vida que pueden llegar a tener: venden el capitalismo como el sistema que les da la posibilidad de obtener una vida llena de lujos y en la que sólo se trata de prepararse, competir, pelear e ir escalando por las diferentes escalas sociales. Lo que hace a los jóvenes defensores de los principios burgueses y a caer en el endeudamiento rápidamente, trabando así el nivel de compromiso que pudieran adquirir éstos en la lucha de clases.
Ciertamente, el trabajo de la burguesía en este sentido ha sido exquisito: cada nueva generación aparece más alienada. Si bien los trabajadores de entre 35 y 55 años, generalmente, ya sufren una fuerte desideologización y una falta de conciencia de clase notable, los jóvenes de entre 20 y 35 están totalmente vacíos de conciencia y nulos en su capacidad de analizar la realidad de una manera consciente de acuerdo con el papel que ocupan en la sociedad. Y si ya nos fijamos en los adolescentes anteriores a 20 años nos encontramos con auténticos autómatas incapaces de razonar o elaborar una opinión sobre algún tema con un trasfondo mínimamente social. No sólo son víctimas de una sociedad de consumo que les incita a consumir compulsivamente, a centrarse en los bienes materiales, a consumir todo tipo de drogas y alcohol y a no ver más allá de su posición individual en su ámbito social con un carácter superficial, sino que el verdadero drama de esta nueva generación es la ignorancia. La burguesía no sólo ataca directamente a la conciencia de nuestros jóvenes, sino que los educa en la ignorancia. El propio sistema educativo es prueba de ello: llegado a niveles postobligatorios de la enseñanza, términos como socialismo, comunismo, anarquismo, izquierda y derecha, aparecen en los libros de textos de la noche a la mañana sin que en ningún momento de la vida escolar se haya explicado a que conceptos o realidades corresponden estos términos, dejando ese trabajo a los medios de comunicación, etc.
La ignorancia es, probablemente, el arma más eficaz que la burguesía emplea contra los jóvenes: la ignorancia deja a los jóvenes, futuros trabajadores, listos para ser manipulados fácilmente y con pocas probabilidades de que entre ellos florezca el espíritu crítico hacia el sistema. Por otro lado, como hemos analizado anteriormente, los jóvenes, por jugar el papel de "carne de cañón" frente a las agresiones del capital, mantienen casi de manera inconsciente una actitud de disconformidad natural ante lo establecido. Es decir, son víctimas directas de la manipulación y la labor de alienación que la burguesía emplea contra ellos, y es cierto que no paran de sucumbir ante los planes del capital, pero también sienten de manera involuntaria, a la vez que lógica, un asco directo hacia las representaciones del Estado burgués; pese a las "posibilidades" y "comodidades" que el capitalismo les promete y los valores que se les han inculcado, se encuentran en un entorno hostil que genera el comportamiento que vemos a diario: pasan de las elecciones, odian a la policía y a cualquier otra figura que represente autoridad, critican la represión y no comparten la mayoría de las leyes establecidas aun sin conocerlas siquiera; odian a políticos y banqueros y les repugnan las instituciones burocráticas. De esta disconformidad también sale perjudicado el movimiento obrero organizado, pues la juventud se echa para atrás con todo lo que huela a política u organización, sea del color que sea.
De esta ambigüedad también sale beneficiada la burguesía, pues es lo que lleva a los jóvenes a encerrarse en su individualismo, desentenderse y limitarse a preocuparse de su propio beneficio para al menos "vivir a gusto", mientras que a los más jóvenes les lleva en los peores casos a evadirse mediante las drogas, a delinquir, a la marginalidad... la burguesía ha sabido aprovecharse de todas las situaciones.
La juventud no consciente.
La juventud, en este mar de contradicciones, agresiones, explotación, manipulación y confusionismo, sin saber cuál es su verdadero enemigo y sin conocer la salida de su difícil posición, llegada la relativa madurez y sin saber qué hacer, termina gritando: ¡LIBERTAD!
La libertad representa la condición de quien no es un esclavo, pero la libertad es un concepto que no escapa de la manipulación burguesa, y por lo tanto también es motivo de confusión: la libertad es prometida por la burguesía que afirma garantizarla a través la "democracia", mientras que el movimiento obrero pretende ésta mediante la Dictadura del Proletariado. Que las clases antagónicas procuren la libertad parece una incoherencia y, de hecho, un obrero, aun siendo explotado, aun siendo objetivo de las agresiones del capital y aún siendo consciente de quién lo está explotando, éste defenderá sin muchos titubeos las posiciones burguesas, pues en la teoría, gracias a la manipulación mediática, el criterio general es de democracia=libertad, y la palabra dictadura poco tiene que hacer frente a la palabra democracia, sin importar las concepciones. Sin embargo, el obrero en la práctica conoce que la democracia no le está proporcionando esa libertad prometida, sino que, por el contrario, le tiene cada vez más asfixiado. He aquí el confusionismo que encierra el concepto de libertad. La contradicción que presenta la teoría burguesa frente a su praxis genera desconcierto en el obrero si éste se para a analizarlo, pero por otra parte parece un sinsentido que el problema de la no-libertad que acarrea la democracia burguesa pueda solucionarse mediante una dictadura, como pretende el movimiento comunista. Estas contradicciones internas florecen porque el obrero carece de conciencia y además es víctima de la ignorancia, pues este confusionismo está diseñado adrede por la burguesía, ya que así es más fácil que el obrero defienda en primera instancia la democracia burguesa.
Los jóvenes gritan libertad porque se sienten presos del sistema y de su propia ignorancia, pero el hecho de que no sepan solucionar la contradicción teórico-práctica de la libertad que les vende el capitalismo, y de que les parezca prácticamente un chiste que se llegue a la libertad a través de una dictadura, éstos se agarran al concepto simplista y pseudoanarquista de "hacer lo que nos dé la gana", sin límites y sin leyes; entienden que su liberación les traerá la felicidad. No obstante, la dialéctica hegeliana nos muestra rápidamente como esta afirmación no es para nada real:
Tesis: deseamos la libertad absoluta para que, sin sujeción a leyes ni normas de ninguna clase, podamos hacer lo que queramos. Eso nos traerá la felicidad.
Antítesis: descubrimos que algunas reglas, como la de no robarnos o no matarnos unos a otros son beneficiosas para nuestra tranquilidad. Pues si alguien, haciendo uso de su libertad más absoluta, apareciera en nuestra casa y matara a un familiar nuestro, eso no nos haría feliz.
Síntesis: finalmente consideramos que normas como las contrarias a la violencia o al robo nos hacen más felices y sin embargo eso no coarta nuestra libertad, que reside en elegir acatar dichas normas, en seguirlas libremente.
Podemos deducir fácilmente que la libertad no es algo que se pueda conseguir a nivel individual, pues vivimos en sociedad, puesto que es única posibilidad que el ser humano tiene de desarrollarse en todos sus aspectos y en su máxima plenitud, y estamos sujetos a leyes colectivas. Al igual que la libertad no consiste en que el hombre consiga la independencia con respecto a las leyes naturales y sociales, sino en el control de éstas. Así, pues, ya no es difícil reconocer que si las leyes sociales y económicas están dictadas por las oligarquías burguesas y los monopolios, y el resultado de sus "democracias" y "libertades" es nuestra creciente y cada vez más intensa explotación, es imposible que nosotros como clase dominada alcancemos la libertad y consecuentemente nuestra felicidad en estas condiciones, con lo que ahora sí se ve claro lo necesario de encarnar una lucha entre clases en la que la clase obrera establezca su dictadura, la dictadura de los oprimidos sobre los opresores y así obtener el poder del Estado y de la economía para ejercer y controlar las leyes de acuerdo con los intereses de los trabajadores y entonces ser realmente libres.
La juventud consciente y la organización de la juventud:
Afortunadamente, no estamos con el terreno baldío: el contacto con la realidad que nos rodea hace imposible que, por mucho que la burguesía inyecte sobredosis de su ideología, juegue a la manipulación y eduque en la ignorancia, muchos jóvenes despierten y tomen consciencia del papel social e histórico que están desarrollando y cual le corresponde desarrollar. Existe un sector de nuestra juventud con conciencia de clase y que lucha contra la ignorancia, que se siente identificada y vinculada a los intereses de la clase trabajadora, y que, además, está dispuesta a organizarse, contagiar a sus semejantes y encaminar su lucha hacia el socialismo.
Es ahora cuando entra en juego el Partido Comunista: es el Partido, el instrumento formado por los elementos más avanzados de la clase obrero a nivel de conciencia, el encargado de unir, organizar y dirigir a la clase obrera en su lucha por su emancipación. Por lo que le corresponde también la labor de adosar a su movimiento la lucha juvenil y darle a ésta un sentido político en consonancia con la lucha de la clase trabajadora. A la vez, ha de esclarecer ante la juventud el análisis marxista de la realidad y de cada uno de los acontecimientos que se van sucediendo y orientar a la juventud consciente en cuanto la labor organizativa. Asimismo, el Partido tiene también que luchar contra el revisionismo y el oportunismo que irrumpe constante e inevitablemente en las filas del movimiento obrero, pues son estas posturas pequeño-burguesas las que más confunden y desconciertan a la juventud, arrastrándola hacia una lucha reformista que despolitiza a las masas y no muestra más estrategia que la cómoda opción de votar cada 4 años en las urnas burguesas, eliminando así todo signo revolucionario y de organización leninista que pudiera surgir, prometiendo a su vez el futuro socialista mediante análisis y estrategias acientíficas y antimarxistas que no sobrepasan el objetivo de limar los aspectos más ásperos de la explotación capitalista, dejando intacto sus cimientos y defendiendo incluso los intereses de la burguesía.
El papel de la juventud no se limita sólo a la suma de fuerzas con el conjunto de la clase obrera en su camino hacia el socialismo. No. A los jóvenes, como bien expuso Lenin, les corresponde la verdadera tarea de crear la sociedad comunista: la victoria de los trabajadores en la lucha de clases supone que los obreros se hacen con el poder político y los medios de producción, pero éstos, educados en la sociedad capitalista, no podrán hacer más que organizar un régimen social nuevo donde quedan suprimidas las relaciones de explotación entre los hombres, y que les permita además salvaguardar y conservar este poder. Pero la edificación de la sociedad comunista le corresponde a las nuevas generaciones que comienzan a trabajar ya en las nuevas condiciones. Y para esto es necesario que la juventud aprenda, que aprenda la esencia y los principios del comunismo y del internacionalismo proletario, y no sólo en la teoría, sino también en la práctica. La juventud tiene que empezar a aprender desde ya, ésta no es una tarea que la juventud adquirirá en un futuro socialista, es una tarea que está pendiente en el momento actual y que es necesario que se realice paralelamente a la lucha de clases.
En este sentido el Partido tiene mucho que decir, pues no sólo tiene que orientar a la juventud en el ámbito de la lucha política y en el carácter organizativo, sino que tiene que preocuparse de la formación de los jóvenes en el marxismo-leninismo y en los principios esenciales del comunismo y del internacionalismo proletario. Además, es importantísimo construir un impetuoso movimiento de jóvenes comunistas que abarque todos los sectores de la juventud y que, aunque trabaje de manera autónoma en lo organizativo, esté estrechamente vinculada al Partido.
La importancia de la creación de una organización juvenil comunista, formada por los jóvenes conscientes, es porque es la única manera de llegar a toda la juventud y avivar el espíritu de lucha entre ellos. Al igual que el Partido está formado por los trabajadores más conscientes de la sociedad y toman contacto con el resto de trabajadores allí donde éstos están, que es en los centros de trabajo, la organización juvenil está formada por los jóvenes más conscientes y toman contacto con el resto de los jóvenes allí donde éstos se encuentran, bien sea en los institutos, universidades, discotecas, cafeterías, centros de ocio, o donde quiera que sea que se encuentren o se organicen, que puede ser también en consejos escolares, sindicato de estudiantes, asociaciones juveniles y también en el trabajo. Por eso es fundamental que el Partido impulse también la organización juvenil como si del propio Partido se tratara, pues es la única vía que tiene el Partido de tomar contacto con el conjunto de la juventud y, no sólo de despertarles la conciencia y sumar su lucha a la lucha de clases, sino de empezar cuanto antes la labor de la enseñanza y la formación ideológica en los fundamentos del comunismo.
La organización de jóvenes comunistas se debe dedicar a concienciar a la juventud en general, a animarlos a que expresen su disconformidad con cualquier aspecto de la sociedad y a mostrarles una vía de lucha organizada y eficaz, y activar así la lucha juvenil en todos los sectores de la juventud. Ha de llegar al seno de los sindicatos estudiantiles y de otras organizaciones juveniles que representen una vía reivindicativa (ya sean plataformas ecologistas, feministas, antirracistas, contra el paro juvenil, asociaciones culturales, etc.). Los jóvenes comunistas tienen que exponer un discurso marxista-leninista que llegue al resto de la juventud; se trata de abrirle los ojos a aquellos que siguen siendo víctimas de la manipulación, alienación y dominación burguesa sobre sus conciencias. Es necesario aportarles una visión del mundo diferente a la que ellos perciben, una visión desde el punto de vista de clase y a partir del análisis marxista de la concepción materialista de historia. Hay que rebatir esos principios que la burguesía pregona de egoísmo, avaricia e individualidad con argumentos de solidaridad, honradez y optimismo.
Un punto fundamental en la organización de jóvenes comunistas es que hay que transmitir confianza. Que la organización de los jóvenes esté formada por los jóvenes más avanzados de la juventud no quiere decir que ésta sea un organización de cuadros. No. La organización ha de ser un movimiento en el que CUALQUIER joven debe encontrarse a gusto y cómodo en ella, sentirse identificado con ella y poder formar parte de ella si lo desea. Está claro que para construir un verdadero movimiento juvenil de éstas características es imprescindible contar con jóvenes que representen cuadros bien formados, dirigentes que consigan estrechar fuertes lazos con otros jóvenes, pero la organización es una organización que tiene agrupar el mayor número de fuerzas posibles, y para ello han de tener cabida todos los jóvenes de cualquier sector juvenil, así como organizaciones enteras que quieran hermanarse o integrarse con el fin de intensificar la lucha juvenil en todos sus aspectos. Es ésta la manera de llegar al máximo número de jóvenes y de abarcar todos los sectores de la juventud.
La organización de jóvenes comunistas como cantera del Partido Comunista.
Por otra parte, la organización de jóvenes comunistas desempeña también el papel de escuela. Ha de funcionar como un centro de educación política e ideológica, no sólo para ejercer su trabajo de concienciación, sino porque necesita continuamente formar nuevos cuadros para ampliar sus posibilidades de lucha en cada vez más aspectos de la lucha juvenil. Esto hace que la organización de jóvenes comunistas se convierta también en la cantera más fiable del Partido Comunista, pues es el propio Partido el que debe velar también por la formación juvenil.
El trabajo del Partido con la juventud en materia de formación y de organización es prioritario, pues no sólo le permite ampliar su área de acción, sino que así garantiza el refuerzo y la continuidad del Partido. Por lo tanto, la construcción de una organización juvenil es una tarea prioritaria y necesaria para el Partido.
A su vez, visto que la organización juvenil es una cantera segura de la que se nutrirá el Partido, éste debe saber andar sus pasos en cuanto a la ampliación del mismo se refiere; El Partido debe saber cuándo, cómo y dónde colocar a estos jóvenes y nuevos militantes: una de las lacras más voraces que puede existir en el seno de los partidos comunistas y que acaba destruyéndolos desde su interior es la desconfianza. El control político es un requisito indispensable para la supervivencia del Partido, y de hecho debe existir una comisión dedicada, pero si se constituye una Comisión de Control Político ha de desaparecer la desconfianza dentro del Partido, pues la convivencia se haría imposible y el trabajo del Partido tampoco sería fructífero en la medida que debería serlo. Los militantes veteranos han de acoger a los militantes nuevos y a los más jóvenes con la más absoluta empatía y no con recelo, pues ya existe una comisión dedicada a apartar los elementos turbios, vacilantes, inestables y peligrosos para la integridad del Partido. De esta manera, en un ambiente de confianza política, los nuevos militantes tenderán también su confianza hacia los más veteranos, consiguiendo que el trabajo conjunto se realice de manera armoniosa, fluida y sin tapujos, asegurando el buen funcionamiento de la organización y un buen resultado del trabajo.
Por eso no hay que reparar infundadamente en integrar a los jóvenes en el Partido a todos los niveles, pues cuanto antes éstos se eduquen en la disciplina del Partido y se acostumbren y comprometan a realizar las tareas y funciones del Partido desde la base hasta la dirección, tanto mejor.
Así, pues, comprobado que la organización juvenil es absolutamente necesaria para el avance de la lucha de clases, y que es pieza clave para la victoria de la clase trabajadora, la burguesía, evidentemente, tiene que evitar a toda costa que la juventud se organice y se vincule al Partido Comunista y a la clase trabajadora. La burguesía mantiene vigente en todo momento y de manera permanente una lucha por desviar a la juventud del camino revolucionario, y emplea para ello todos sus recursos. Es aquí cuando el Partido y la organización juvenil tienen que demostrar su eficacia ante tal cuidadosa maniobra y esforzarse al máximo de sus posibilidades para concienciar a la juventud y organizarla, encuadrarla en la organización juvenil comunista y demostrarle cual es el verdadero papel que tiene que cumplir en lucha de clases.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]